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Doce Perdidos (MiloXCamus Yaoi Lemon) CaMilo por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Hola mis terrones de azúcar, vamos a iniciar con ese adorable especial. 

Espero que les guste, verán terrones de azúcar, algunos terrones que me entere que su cumpleaños ya había pasado, y pues no tuvimos oportunidad de celebrar, así que actualizare algunos fic's en su honor.

Vamos iniciar, aprovechar que Julio lo tengo bastante desocupado, solo dos cumpleaños que celebrar en su mero día, pero los fines los tomare para los terrones faltantes. 

Prometo que el próximo año, sera en su mero dia especial

Sin mas continuemos.

La primera actualización en honor a GanymedeNohel, espero que te guste terrón de azúcar.

-No, a mí no me culpes- Socarronamente aquella voz hace burla de las palabras que esta Diosa trasmite con sumo pesar –Ellos terminaron así por tu culpa, aceptaron defenderte, dar su vida por ti, para que al final desafiaran a cualquier Dios que quisiera destruirte-

-Se… Que ellos han vivido tantas desgracias por mi culpa…- Las lágrimas de la peli morada caen por sus rosadas mejillas, su lamentó por de nuevo ser quien no ha podido proteger a aquellos que dieron todo por ella –Por eso… Yo…-

-Por eso ¡¡¡AL ESTAR SIENDO JUZGADOS ANTE LOS DIOSES DEL OLIMPO, TE ATREVISTE A INTERVENIR DE UNA FORMA TAN POCO DECOROSA, PARA SALVARLOS!!!- Una carcajada se desata en aquel lugar -¿Y de qué sirvió?-

Aquellas palabras con el único motivo de hacerla sentí mal, hacerle ver que cometió un terrible error, si bien… Por una vez en esta vida, arriesgo todo, por los caballeros dorados que estaban siendo juzgados.

Y que pronto sus almas quedarían condenadas en un montículo, de donde no podrían salir jamás, ni tender descanso…

Entendió en lo que se metía, que sin duda los Dioses buscarían una venganza hacia su persona y debería aceptarla…

Sin embargo, no pensaría que enviarían a este… Supuesto Dios… Para no solo condenarla, si no… Destruir lo que ella creo para sus caballeros dorados.

Una vida, que merecían… Una donde las guerras santas no existen, el recuerdo es lo único que queda de su historia.

De Dioses, seres fantásticos, que se volvieron leyenda, apenas si conectada con su realidad.

Se culpa ahora, porque… No pudo proteger lo que creo para ellos, deseaba con su corazón entero, que con esta nueva vida, esta oportunidad que se merecían vivir como humanos normales.

Sin luchas, ni entrenamiento fatigador, sin tener que pensar en la muerte como el único destino.

Pensar en lograr metas más tranquilas, enamorarse, formar una familia…

Conocía los anhelos de aquellos hombres, quería que se volvieran realidad, ya que por su causa, debieron dejar esos deseos, de compartir una vida con la persona que aman.

Se los debía… Así lo creía…

Aun a costa de una reprimenda de los Dioses, que ahora está pagando…

Solo quería ser la Diosa que sus caballeros merecían, aquella que debió cumplir su deber de no solo proteger la tierra y a los habitantes de esta, si no también… A aquellos que lo dieron todo por ella.

-Sirvió, porque ellos… Pueden tener una vida normal…- Sus palabras salen tan difíciles en este momento, pues aquello que había creado para sus caballeros, fue manipulado por este Dios, que según es quien la castigaría por su pecado.

-Ja, ja, ja, a, claro… Una vida normal…- Las burlas se manifiestan, pues ese ha asegurado que sufran también en la nueva vida que Atena les otorgo.

-Tu misión es solo castigar mi crimen… Déjalos fuera de esto…- Su rostro aun quería mantenerse firme, pero… Debía expresar su molestia… El hecho de haber arruinado esta oportunidad a sus caballeros, no lo toleraría, sin embargo no tenía forma alguna de hacerle frente en este momento.

Salvo por una cosa… Lo único que pudo hacer antes de que esto se volviera realidad, antes de que este Dios, moviera los hilo del nuevo destino… El cual creo para ellos.

Tal vez ahora no lo recordarán del todo, pero lo harán… De a poco lo harían…

Fue imprudente haberles hecho esto sin su consentimiento, fue solo un impulso de agradecerles y salvarlos.

Por lo cual borro todo, sus recuerdos debían estar desde cero, como los de un bebe recién nacido, para que con sus experiencias puedan generar su nueva personalidad y sonrisas.

El resultado había sido todo perfecto, correcto… Parecía que estarían destinados a un mundo normal, sin preocuparse por guerras, vidas de humanos comunes y corrientes.

Algo que se les negó por tanto, generaciones de dorados, de plata y bronce que tuvieron aquel sufrimiento, en donde no pudo redimirse con ellos.

Ahora sí, lo había hecho, con el uso de su poder divino, un trabajo fácil para alguien como ella…

Pero que siempre temió hacer…

No lo negara, su egoísmo en un principio fue el que dirigió sus acciones, de a poco conviviendo con humanos, fue como se dio cuenta, de aquellas emociones, del sacrificio que todos habían hecho por ella, les dejo esta oportunidad, y otro la manipulo.

Viendo la vida de sus más recientes fallecidos caballeros en un infierno… Ya que estaban alejados de quienes querían y amaban…

Tardo un poco… Necesitaba que alguien encontrará alguna de las pistas que dejo… Era la última oportunidad, la esperanza que debían tener, si algo salía mal.

Siendo una vida en donde Dioses estaban involucrados, cualquier cosa podría salir mal.

-Solo el castigo que estas recibiendo es suficiente para ti, a veces no existe la necesidad de acabar con un Dios, que como sea reencarnara en unos doscientos años, el sufrimiento es mejor si te hago ver tu propia creación, destruyendo a quienes deseaste proteger esta vez- Solo puede dejar escuchar sus carcajadas, cuanta burla le dedica a esa mujer –Ni siquiera eres capaz de proteger a esos imbéciles que tanto te cuidaron, ¡¡¡¿DE QUE ERES DIOSA?!!! No me hagas reír-

No respondió, se queda sin decir palabra alguna, con la mirada baja, sus lágrimas cayendo…

Tenía razón, nunca se supo cuidar por sí misma, debió ser mejor… Procurar que al final de cada guerra, darles la oportunidad de una vida diferente…

Sabe que está sola de nuevo, en medio se esa oscuridad, en la que debe pasar el castigo recibido…

Reconoce que en algún punto sus fieles caballeros que aún permanecen con vida en el mundo donde se encuentra, irán por ella…

¿Cuántas vidas se perderán en esta ocasión?

¿A cuántas podrá salvar antes de ser castigadas?

¿Qué hará ahora?

No podía de nuevo condenar a esos jóvenes dorados que dieron tanto por ella.

-Todo depende de ti Milo…- Sus palabras salen de una forma susurrante, su mirada baja…

Aún queda tanto por descubrir… Ellos, deberán saber la verdad ahora…

Y si eso pasara… Se enfrentarían a una toma de decisión importante, de la cual… Ellos por primera vez tendrán la opción de escoger… Y nadie más lo hará.

---Día sábado---

De por sí, cuando este joven Milo, era un caballero dorado, su templo no era precisamente el más ordenado, pero al menos no había cucarachas como en el del cangrejo dorado.

Por lo cual… esta habitación de adolescente no sería la acepción…

Mas había estado buscando con desesperación por días aquella gema que se suponía encuentro y que le devolvió sus preciados recuerdos, volviéndolo loco por un instante, sus amigos no recuerdan nada de la vida de caballeros dorados.

Pero así como la pequeña piedra roja que sin duda, al momento de volver a tener en sus manos, sabía de dónde provenía…

Sería imposible olvidar, una parte de su armadura.

-¿Por qué estamos atrapados aquí?- Pegunta el peli cerúleo a la pequeña gema, dedicándole una mirada angustiada, con un suspiro de desesperación…

Sentado en el suelo de su habitación, aun con la pijama puesta.

Obviamente aquella preciada preciosa de color rojo, no le daría la respuesta, pero al menos le devolvió sus recuerdos…

Podía hacer algo, ayudar a sus demás amigos a recuperar los suyos…

-Sabes, creo que en lo que queda del santuario, lograremos encontrar una respuesta…- Recargándose en la base de su cama, mirando al frente, con el cabello desordenado bajando por sus hombros, sus ojos turquesa reflejan una tristeza insoportable.

-¿Por qué fui tan estúpido en rechazar a Camus?- Aun se lamenta algo que no hizo a conciencia -¿Qué fue lo que paso entre todos nosotros a los siete años?- No se puede explicar del todo.

El Aioria de este mundo, como el peli cerúleo con sus recuerdos lo ha llamado ahora, apenas si le explico un poco… Pero el tema parecía causar dolor en el castaño.

Y por alguna razón, Milo también sentía confusión al estar hablando de aquello, como si de alguna forma… Su mente o corazón, pudiera aun sentir lo que su antigua alma o personalidad vivió.

Bastante inexplicable su sentir… Pero, ahora se siente por completo él mismo...

Solo que tiene muchas dudas y nadie le dará respuesta, no existe ninguna persona que le confiese lo que ha ocurrido.

Por qué nadie en esta dimensión se los dirá… No recuerdan…

-Atena… ¿Qué significa esto?- Las memorias de lo ya vivido, viene… Observando sus brazos y en si su cuerpo –El dolor cuando morimos en el muro de los lamento, se sintió… Y puedo recordarlo, pero… Mi mano sujetaba la mano de Camus lo se… Lo recuerdo perfectamente…- Una sonrisa se dibuja, por pensar en aquel momento tan precioso.

Podría quedarse horas pensando, y distrayendo su mente de tantos temas diferentes que un orden en si no lleva, es su forma de ser y personalidad que se refleja.

Algo que está sumamente fuera de lugar de su actitud anterior.

Por eso, la semana escolar que le restaba, la paso más confundido cada día, pero sobrevivió y ahora en este fin, debe ir, para descubrir algo que le dé una mayor pista.

-Sé que en ese lugar, abra algo… Lo puedo presentir- Sonríe triunfante, para seguir mirando el único objeto que sabe que le pertenece.

Incluso sabiendo que en este lugar es “Suyo” por así decirlo, una habitación para un joven de su edad.

Lo sentía un lugar ajeno a toda costa, pero no por eso, deja de disfrutar curioso cada cosa.

Incluso ya había roto las cuerdas de la guitarra al intentar tocarlas con fuerza, conocer lo que es el internet, videojuegos.

No pensar en tener que entrenar, aunque de la tarea no se salvaba, ya que el hombre que dice ser su padre, lo obligaba hacerla, cada que lo veía distraerse con los aparatos electrónicos.

Es la parte que disfruta de esta vida, el que no tiene esa responsabilidad de antes, donde no debe preocuparse por una Diosa…

En donde… Tiene un padre, una persona que se preocupa solo por él…

Le parecía tan raro y a la vez genial, fascinante, y se había acostumbrado algo a ese trato.

Si bien, ambos parecían tener una personalidad similar, algo en el mayor le hacía cuestionarse si…

¿De verdad tiene ese derecho de disfrutar una vida así?

Él es Milo, a secas es su nombre y aquí tiene un apellido que le indica que pertenece a una familia.

Un padre, y alguna vez una madre que lo amo…

De repente una alarma suena, su celular le indica algo, que apenas está intentando acostumbrarse a ese aparato.

Alarmándolo repentinamente, pero con mayor confianza, tomándolo entre sus manos y tocando la pantalla, como le mostró el castaño, que ahora si le cree un poco más.

-¿Qué es un recordatorio?- Confundido, por lo que la pantalla deja ver –Milo- Leyendo el mensaje que Aioria dejo –Como sé que no recordaras en lo más mínimo, recuerda que a las nueve de la mañana te espero en las ruinas, no tardes, tendremos muy poco tiempo, antes de que cierra a medio día- Y ese es el memo que dijo su amigo.

Ladeando su cabeza, pensativo ante la hora de la mañana debe ser.

Y levantando su mirada un poco hacia la hora de su celular, noto que eran ya las ocho de la mañana, debería bajar, para comer algo… Y salir al camino… Tal vez pensar al aire libre le sea de mayor utilidad.

Cambio sus ropas, por una vestimenta que sin duda va con el… Unos pantalones oscuros, una playera roja y una chaqueta negra, algo bastante adecuado a su personalidad.

Incluso sintiéndose más guapo de lo que ya es, pero… Solo quisiera que uno se diera cuenta.

-Camus… Te juro que recuperaré tus memorias y… Después de eso… Ya no esto seguro, si quisiera volver a nuestra antigua vida…- Su mirada azulada… Parecía perder por un instante su brillo, pero reaccionando de inmediato, haciendo que a sonrisa se esfume -¿Qué estoy pensando? Debemos encontrar el ¿Por qué estamos aquí?-

Niega rápidamente con su cabeza, para acto seguido salir de su habitación, bajar esas escaleras y dirigirse hacia la cocina, que un delicioso aroma viene y le inunda las fosas nasales.

-Saca el jugo del refrigerador, sirve los vasos, que el tocino estará rápido- El hombre mayor que él, le da esas indicaciones bastante tranquilo, mientras la espalda es lo único que aprecia, al estar enfrenté de la estufa, preparando ese desayuno.

-Claro- Asintiendo, con una sonrisa, es agradable esta atención –Buenos días por cierto… Papá…- Le cuesta decirlo, pero debe hacerlo para no levantar sospechas.

Aioria le dijo que debía actuar lo más normal posible, pero…

No entendía, la razón por la que el castaño, le dijo que no debía ser tan abierto, sonriente y parlanchín con el hombre que está delante.

Recuerda bien que le pregunto la razón y aquel quien alguna vez porto Leo, le contestó.

---Flash Back---

-¿Por qué haría algo así?- Su mirada azul verdosa, se fija en el castaño indeciso –Es muy bueno conmigo y bromista, me agrada-

-Milo, tu otro yo…- Haciendo una mueca de incomodidad ante el tema –No se llevaba muy bien con el señor Kardia…- Un suspiro sale, con la mirada baja y algo preocupado.

-¿Por qué?- Su comprensión no alcanzaba a entender del todo –Se supone que es mi padre o lo es de mi otro yo, que en si soy yo, pero con otra personalidad, pero…-

-Solo puedo decir… Que es un tema, que no se si estés listo para escuchar, aunque no tengas el recuerdo…-

---Fin Flash Back---

Recordar esas palabras, lo hacen pensar seriamente sobre lo que sea ese tema, ¿Por qué un hijo sería capaz de ser así con su padre?

Si Kardia es muy bueno con él, aunque a veces parece estar molesto, le hace de comer, lo regaña, pero… Si siente cierta tensión en algunas ocasiones, pero no les presta mucha atención.

Después de todo, solo debe actuar como antes, pero no le sale nada bien.

Con los platos llenos, y los vasos igual, es como ambos empiezan a degustar lo que el mayor preparo.

Para Milo, es un deleite probar algo que ha hecho Kardia, antes el cocinaba o iba a los templos de sus compañeros a robarles comida, pero… Este sabor es tan agradable y le hace sentir una calidez muy distinta, algo nunca antes vivido.

-¡¡¡ESTA DELICIOSO!!!- Alza su voz, sonriente y sigue comiendo apresurado, con una amplia sonrisa, con sus ojitos brillantes.

-Solo es tocino…- Confundido por esas extrañas y espontáneas expresiones de felicidad…

Algo de nostalgia viene de a su mente… Cuando ese joven, era solo un niño y todos los días, podía ver esa inocente sonrisa e ilusión que durante años extraño.

-Bueno, es que cocinas realmente rico- Contesta, ya acabándose el alimento y bebiéndose el jugo lo más rápido posible –Debo irme… Así que, gracias por la comida-

-¿A dónde iras?- Su semblante burlesco, no puede evitar tener la procuración paternal severa que maneja.

-Con Aioria… Al… Santuario de Atena…- Pensaba que levantaría sospecha por estar interesado en algo que pudiera ser común o fuera de sí en este mundo, no lo sabe interpretar bien.

-Bien mocoso, cuídate… Regresa ante de que anochezca y…- Alza la voz un poco, igual su mirada, pero no hubo falta completar su oración.

-No se me olvidara esta vez…- Sonríe confiado, antes de pasar por la foto de esa mujer que le dio la vida –Me voy, no vemos después mamá- Con lo cual, salió rápidamente por la puerta.

Se sentía extra decir estas palabras, pero… A la vez le hacían brotar un sentimiento tan ajeno, que jamás creyó tener, pero por primera vez, se siente perteneciente a una familia nuclear… Algo que no tuvo antes.

Kardia, solo se quedó mirando por donde su único hijo se ha ido, es nostálgico volver a verlo tan alegre y expresivo, lleno de energía… Como cuando era un mini bichito, el nombre de cariño que le decía.

Días que pensaba jamar volver a tener.

---Ruinas del Santuario de Atena---

Como es costumbre del Milo, o bueno su ahora personalidad… El llegar tarde es bastante común.

Obviamente con un Aioria ya molesto, esperándolo con el ceño fruncido, y cruzado de brazos.

-Es oficial… Prefiero al antiguo Milo, antes que a este tardío- Su cara de pocos amigos se puede ver a leguas, ya arto de la espera.

Se había ya sentando en una banca, mientras comía una barra de cereal, sin mucho ánimo… Ya hasta aburrido.

-Le hubiera puesto la alarma a las cinco de la mañana- Suspira, mirando las ruinas que están repletas de personas ajenas a esa ciudad, pensando seriamente, si encentaran algo importante que ayude a su amigo.

La parecía tan extraño… Que cuando Milo le mostro la piedra preciosa roja, como este la descubrió… No pudo verla…

Pero si sentía algo diferente, como si… Dentro de su ser, sintiera que algo necesita abrirse, conocer lo que está oculto… Sin saber cómo.

Obviamente esto es muy confuso, para un joven de quince años, que hace pocos días su mejor y único amigo actuaba normal y de repente… Una caída, el encuentro de una joya rara… Lo cambio…

Aun le parece fantástico, pero… Siente que debe creerle, por alguna razón lo sabe.

-Esto es muy… Estúpido, no sé ni porque lo estoy pensando… Es imposible que algo así ocurra- Cierra sus ojos, haciendo bolita la envoltura de lo que recién comió, para tirarlo en algún bote de basura cercano.

Pero antes necesitaba solo pensar en que hacer ahora…

Explicarse a sí mismo la situación tan poco probable.

Sin embargo… Antes podría haber presentido la llegada de alguna persona, que se acercará a su perímetro, pero ahora, como un joven normal… Le es muy difícil.

-¿Qué es imposible?- Una voz masculina, que le habla con cierta suavidad y cariño se presenta, dedicándole una gentil sonrisa, que ya antes había visto.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Vamos iniciar con este especial, que lo verán cada fin de semana, y no solo lo de los cumpleaños, si no que... También de los fic's que votaron, los incluiré en los fines de semana, para así tener mucho que leer todos los días. 

Espero que les guste y una felicitación atrasada al terrón de azúcar GanymedeNohel espero que te guste este pequeña detalle atrasado, disfrútalo y por esta razón pedía los cumpleaños, ahora un nuevo capitulo de este fic, que me doy cuenta que es uno de los que disfrutan mucho.

Bueno mis terrones de azúcar, mil gracias por apoyarme, estar conmigo, disfrutar cada capitulo y fic que he hecho en este tiempo con ustedes, la verdad me siento afortunada, y super feliz de tenerlos a cada uno de ustedes, me hacen inmensamente feliz, de verdad.

Los quiero a todos mis terrones de azúcar, son mega especiales, cada uno de ustedes me hacen muy felices.

Y espero que les guste el capitulo de hoy, ademas que siempre tratare de darles fic's de calidad, hechos con todo mi corazón. 

Bueno sin mas por el momento, cuídense mucho, hagan caso a las medidas de higiene, no se expongan de mas.

Los quiero mucho.

Ammu se va.


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