Prólogo
Esa noche como todas las anteriores volvió a soñarlo. Estaba acostumbrado a despertar a mitad de la madrugada sintiéndose vacío. Miró el cuerpo que dormía profundamente a su lado, aquel cuerpo que no le ofrecía calidez porque ese cuerpo no era él.
Sigilosamente se levantó para dirigirse al baño, después de mojarse el rostro observó su demacrado reflejo. Llevaba seis meses sin dormir; hace seis meses su vida había vuelto a la normalidad.
Caminó por el departamento hasta llegar al estudio. Levi era el único culpable de su desgracia. Había preferido ser egoísta y aferrarse al pasado, rompiendo sus promesas.
Con dedos temblorosos sujetó el único recuerdo que conservaba de aquel joven, una fotografía donde ambos sonreían. Temiendo dañarla la acarició.
-Eren- susurró- Perdóname por dejarte ir
Capítulo 1
Dolorosa Sorpresa
Las luces anaranjadas iluminaban el centro de Tokio; la noche había llegado acompañada por una llovizna, provocando que el tráfico fluyera con lentitud.
Levi, en su motocicleta negra se desplazaba entre los vehículos, debía apresurarse, pronto darían las ocho y si no llegaban a tiempo al restaurante perderían la reservación que con dificultad habían conseguido. Petra lo abrazaba amorosamente. Decidido a ahorrar tiempo, optó doblar en la próxima esquina para dirigirse a otra calle que lo trasladaría a una avenida menos concurrida. Condujo rápidamente y antes de incorporarse a la avenida olvidó asegurarse de que ningún carro se aproximará.
El accidente sucedió en fracción de segundos. Un camión que circulaba a exceso de velocidad los embistió contra un poste; el golpe provocó que Petra saliera desprendida y aterrizara violentamente en el pavimento.
Ninguno pensó que en su sexto aniversario sufrirían ese terrible destino. Tenían planeado cenar en un reconocido restaurante para celebrar esa fecha tan importante, pero cenar sería algo pequeño comparado con la sorpresa que él tenía pensada. Habían conseguido construir una relación sólida, rara vez peleaban y al hacerlo sabían arreglar sus diferencias, a ojos ajenos eran una pareja casi perfecta, por esa razón tenía pensado pedirle matrimonio.
El sonido del metal chocando hizo eco por las calles. Levi vio a su novia muy lejos de él, rodeada por un charco de sangre, quiso levantarse, aún no era consciente que la motocicleta aplastaba su delgado cuerpo. La última escena que vio antes de desmayarse fue a varias personas intentando socorrerlos.
Los servicios de urgencias arribaron con prontitud, acordonaron la zona y comenzaron a estabilizar a las víctimas para trasladarlas al hospital más cercano. Al llegar a urgencias los médicos y enfermeras de la clínica se movilizaron rápidamente, cada segundo era fundamental.
El accidente dejó tres heridos, dos en estado grave y por desgracia el chofer del camión falleció. Levi resultó el menos lesionado, tras realizarle los estudios necesarios fue mandado al quirófano. Su antebrazo izquierdo se encontraba fracturado. En la operación le colocaron dos clavos que unirían los huesos y un tensador para ayudar a una buena soldadura.
Él y Petra se habían conocido en una pequeña cafetería donde ella trabajaba como mesera. Desde el primer momento que vio sus ojos color miel quedó cautivado. Comenzó a frecuentar el lugar hasta que un día reunió el valor necesario para hablarle, tal como había supuesto, era una chica agradable con un gran corazón. Después de esa primera charla se volvieron amigos y a los pocos meses iniciaron una relación llena de felicidad; ambos estaban profundamente enamorados.
Levi abrió los ojos y parpadeó varias veces tratando de aliviar la sensación de pesadez. Dejó escapar un leve quejido y con la vista recorrió el entorno para identificarlo; se sentía aturdido y confundido. Su desconcierto duró pocos segundos, los recuerdos del accidente llegaron de golpe ocasionándole ansiedad, necesitaba saber en qué estado se encontraba Petra, invadido por el miedo, su mente se inundó de preguntas y temió lo peor.
Una enfermera ingresó a la habitación y al verlo despierto le informó que iría a buscar al médico.
-Levi. Me alegro que despertaras. Soy Mike Zacharius, el doctor que te atendió - mencionó amable- Resultaste prácticamente ileso teniendo en cuenta la magnitud del accidente. Tienes lesiones graves, pero no ponen en riesgo tu vida. Con los cuidados pertinentes te recuperarás pronto.
El doctor le sonrió y procedió a examinarlo
-¿La chica?- tartamudeó. El dolor le dificultaba hablar
-Debes de olvidar eso por un instante. Lo mejor será que te centres en tu recuperación. Tuvimos que operarte el antebrazo porque presentaba una fractura, también tienes un esguince leve en tu cuello y dos de tus costillas se fisuraron levemente.
-Quiero verla ¿Puedo verla? -
Levi ignoró por completo las indicaciones médicas. No podía centrarse en otro tema, necesitaba saber qué había ocurrido con su novia.
-Por el momento es imposible. Estás en observación. Pediré que te trasladen a tu habitación –
-Es mi novia. Tengo derecho a saber sobre su estado- Reclamó
-Se encuentra delicada, pero viva- respondió con cierto nerviosismo- Iré a pedir tu traslado.
Suspiró, sabía que le estaban ocultando algo. Decidió tranquilizarse y pensar que solo tenía algunos raspones. Conservaba la esperanza de que pronto se irían a casa. El silencio del cuarto le permitió escuchar la plática del pasillo.
-¿Es el hombre del accidente?- preguntó una voz femenina
-Así es- respondió Mike- Se encuentra estable.
-No le has comentado sobre el estado de la chica ¿cierto?
-No. Es una noticia fuerte así que es mejor esperar a que recupere
Al oír esa conversación un escalofrío lo recorrió e involuntariamente revivió el horror sucedido horas atrás. Fue en aquella tarde lluviosa cuando su vida se desmoronó. Fue en aquella avenida donde la felicidad por la que tanto había luchado se transformó en miseria.