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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

En este capítulo tendremos un poco de limón... Y del acido. 

Ok no, lo único que advierto es que se revela uno de los traumas de Hikari... Uno que yo considero fuerte... *cry*

Espero lo disfruten.

Después de aquel festival, paso más de un año.

Tal cual como le prometieron al pueblo, se esforzaron por mejorar la situación en la que se encontraban, logrando dar con la raíz del problema. Al parecer un noble se estaba aprovechando del hecho de que Mahiru no confirmara el resultado final de los proyectos que mandaba a ejecutar. Se robaba todo el capital para tal fin y de paso culpaba a Mahiru sobre la mala situación que estaban pasando. Evidentemente aquel hombre fue castigado, pero no con la muerte, sino más bien con trabajo manual, tristemente ese hombre no logro cumplir con su condena.

Cuando trataron de averiguar la persona que lo convenció de hacer tal cosa contra el pueblo, el hombre fue encontrado muerte. Lo catalogaron como suicidio ya que había ingerido veneno, pero Hikari sabía que eso no fue un suicidio, alguien lo había matado para cubrir sus huellas, con eso sus sospechas de que la persona que se encontraba en contra de Mahiru estaba cerca fueron cada vez más grandes.

Para ventajas de todos, Mahiru comenzó a involucrarse más con cuestiones relacionadas al pueblo. Al principio se veían reacios, pero con el tiempo comenzaron a aceptarlo, aunque lo que Hikari no tenía presente es que empezaron a aceptar a Mahiru fue debido a él. Había que ser un gran idiota para no darse cuenta de que Mahiru actuaba diferente cuando se encontraba cerca Hikari, hasta la misma princesa, así que no paso mucho tiempo para que Hikari fuese conocido por todo el pueblo, le llamaban un santo, porque gracias a él las cosas habían comenzado a funcionar.

Por ese tipo de cosas es que Hikari iba poco al pueblo, porque comenzó a notar que todos lo trataban diferente, así como con su esposo y su hermana, al igual que su sirviente y primo, Hikari no sabía muy bien cómo reaccionar ante tanta muestra de afecto. Estaba acostumbrado a las heridas y maltratos, pero no al amor. Hikari trataba de apaciguar un poco sus sentimientos, recordándose constantemente de que él solo estaba allí temporalmente, todas esas muestras de cariño que le daba todo el mundo, pronto serían dirigidos al personaje principal.

Las cosas estaban marchando bien y el cumpleaños del rey estaba a la vuelta de la esquina. En esta ocasión su cumpleaños sería celebrado de manera diferente, harían un festival en honor a su nacimiento. Por ese motivo, Hikari se encontraba en el pueblo, junto a su sirviente y Louis, en esta ocasión la princesa no pudo asistir con él debido a que habían comenzado sus clases particulares. Todo estaba cambiando, de forma lenta, pero estaba sucediendo. Hikari miraba en un puesto las cosas que vendían.

-¿Qué está buscando excelencia?

El hombre del puesto preguntaba en un tono agradable.

-Hm…Aun no sé… ¿Qué puede regalarle a Mahiru?

Hikari llevó su mirada a sus acompañantes.

-¿Le preguntaste a Mahiru si quería algo en específico?

-Lo hice…

-¿Qué contesto?

Ahora el que pregunto fue Vitky, Hikari desvió un poco la mirada por un momento. Aunque estaban conversando solo ellos tres, los demás estaban atentos de la conversación.

- ¡Mahiru me dijo que era un secreto! ¡Que tenía que averiguarlo por mi cuenta!

Hikari no pudo evitar agitar sus brazos en frustración, le había preguntado lo que quería de cumpleaños y el otro simplemente le soltó aquello. ¿Cómo iba a saber lo que quería que le diera de regalo?

Tristemente solo Hikari no se percataba de lo que deseaba Mahiru, porque todos sin excepción se daban cuenta de la verdad, quizás solo los principales no se percataban de aquello, porque Hikari no estaba siendo el único despistado con el asunto. Por supuesto que todos sabían que sin importar lo que le diera Hikari, Mahiru lo iba a aceptar y estaría contento con ello, había que ser idiota para no notarlo. Hasta Louis y Vitky se habían dado cuenta de ello, pero no les tocaba a ellos abrirle los ojos al otro chico.

-¿Qué tal si le hace un bordado a su majestad?

A esas alturas, a Hikari le parecía normal el hecho de que todos en el pueblo se inmiscuyeran en su conversación.

-Bordado…

Hikari se quedó en silencio bajando por un momento la mirada.

-No, no. Imposible, Hikari no puede hacer eso.

-Su majestad se sentirá ofendido si le hace un bordado.

Louis y Vitky soltaron aquello, negando la idea que sugirió una chica del pueblo. Si había algo para lo que Hikari era malo es para ese tipo de trabajo manual, ambos lo sabían y por eso no dudaron en decir su opinión.

-¡Ustedes…! ¡En vez de quejarse deberían ayudarme a tener alguna idea!

En ocasiones, Vitky y Louis podían ver esa clase de expresión infantil en el otro chico, siempre se veía tan serio y como un adulto, así que disfrutaban cuando el otro actuaba un poco infantil.

-Entiendo, entiendo. Sigamos viendo para ver si encontramos algo –dijo Louis con una risa -. La operación para conseguir un regalo para Mahiru ha iniciado.

-¡Sí!

Todos a excepción de Hikari levantaron la mano soltando aquello luego de las palabras de Louis. A veces le parecía que los demás eran entrometidos, pero sabía que no lo estaban haciendo en mal plan, así que a Hikari no le quedaba más que aceptarlo. Suspiro un poco, antes de también levantar la mano como los demás.

-¡Consigamos el mejor regalo!

-¡Sí!

Luego de aquello los tres hombres iniciaron su recorrido por el pueblo.

Desde que finalmente las cosas habían comenzado a funcionar, muchas cosas comenzaron a cambiar en el pueblo. Las cosechas se estaban dando bien, el desempleo que comenzaba a crecer, estaba reduciéndose, porque Mahiru se encargó de crear trabajos para esas personas sin empleos, también habían aumentado los establecimientos de salud. Asimismo se tenía como proyecto montar una escuela, aunque eso todavía se encontraba en discusión. El reino de Merk no era uno tan grande, pero por primera vez en mucho tiempo se encontraba unificado.

Aun después de haber buscado todo el día, Hikari terminó volviendo con las manos vacías, ya que ningún regalo le convencía y en mitad de su búsqueda, se preguntó si debía darle un regalo a su esposo. Los regalos traían consigo una infinidad de sentimientos y recuerdos, por eso mismo, si le daba algo a Mahiru… ¿No significaba que iba a dejar un recuerdo en el otro para cuando se marchara? Por muy cruel que sonara, Hikari no quería dejar nada atrás para cuando partiera.

¿A dónde iría? Aun no lo tenía claro.

Todo estaba servido en bandeja de oro para cuando Carol apareciera, así que su tiempo en ese lugar pronto se vería terminado. Pronto tendría que dejar aquel agradable lugar, aunque se tratara de convencer que eso no le afectaba, muy en el fondo sentía una opresión en su pecho. Se había acostumbrado tanto a ese sitio tan cálido que estaba teniendo dudas, las cuales no debían existir. Su cometido había sido salvar a Mahiru, traer de regreso a aquel agradable personaje que fue en un principio, finalmente lo estaba logrando y se sentía mal de que las cosas fueran bien.

Se encontraba de cierta forma contrariado por la clase de cosas que estaba sintiendo. Suspiro con pesadez mientras se encontraba sentado en el borde de aquella gran cama. Mirar esta y recordar el hecho de que pronto tendría que partir hacia que se sintiera horrible, una parte de él quería seguir estando ahí aun cuando sabía que no podía. Agitó su cabeza, para comenzar a quitarse la ropa, tenía que ponerse una más cómoda para poder ir a dormir. En mitad de su tarea se detuvo cuando notó que Mahiru entraba al cuarto.

-Has llegado temprano hoy.

-Bueno, no puedo descuidarte.

Hikari no pudo evitar dejar escapar una risa ante el comentario que le dijo Mahiru. Su esposo se acercó a él, le rodeo con uno de sus brazos en la cintura y se inclinó a dejar un beso en su mejilla. La verdad es que ellos dos no habían avanzado para nada en cuando a la intimidad que debía tener una pareja casada como lo eran. Ambos parecían tener un cierto miedo de traspasar esa línea invisible que se encontraba entre los dos, como si eso llegara a marcar algo en su relación lo cual ninguno de los dos se sentía capaz de enfrentar. Pasar más allá significaba algo mucho más profundo de lo que podía creerse.

» Me dijeron que fuiste al pueblo.

-Bueno, gracias a que alguien no me dijo lo que quiere de regalo, tengo que buscarlo por mi cuenta.

Ahora el que rió fue Mahiru, separándose para ir a sentarse en el borde de la cama. Sin necesidad de que el otro hiciera algo, Hikari se sentó a su lado, bastante cerca. El silencio reino en la habitación y lo único que hicieron en ese instante fue tomarse de las manos, parecía algo completamente natural a esas alturas que sus manos se encontraran. No dijeron nada por un largo rato, solo estuvieron con sus manos conectadas, por lo menos hasta que Hikari se inclinó, dejando descansar su cabeza en el hombro de Mahiru. Ni Mahiru ni Hikari querían darse cuenta de la realidad, de lo que verdaderamente estaban sintiendo, porque había que ser idiota para no percatarse de ello.

Lo que ambos estaban teniendo era un amor platónico.

.

.

.

El día de la fiesta de cumpleaños terminó por llegar.

Todo se encontraba adornado, no había ningún lugar en el palacio o en el pueblo que no se encontrara arreglado con la temática de aquel cumpleaños. Mahiru cumpliría dieciocho años, así que pronto la novela principal daría inicio, la llegada de Carol estaba a la vuelta de la esquina. Aunque aun había cosas sin resolver, decidieron pausarlas por un momento para celebrar, porque luego de tanto, merecían un incentivo para poder continuar. Desde temprano se escuchaba la música y los gritos celebrando el gran día que todos esperaron.

Hikari suspiro un momento.

Se encontraba listo para la ocasión, como compañero del rey tenía que ir presentable para la celebración. Aun si iba al pueblo, tendría que vestir adecuadamente, ya que se trataba de un efecto oficial. Honestamente Hikari no se acostumbraría por completo a aquella ropa ceremonial que tenía que llevar, demasiada ropa encima para su gusto. Llevaba una camisa de algodón de la más fina, encima un chaleco con detalles en dorado, una chaqueta con gemelos en los puños. Agregado a todo eso, llevaba una capa que cubría uno de sus hombros por completo, con detalles en dorado y cadenas, además del escudo del reino de Merk. Su cabello estaba perfectamente acomodado, más aquella tiara que denotaba que era el compañero del rey.

También llevaba guantes que solo cubrían sus dedos, pantalones y botas altas. Cualquier que lo viera en ese momento podría darse cuenta que formaba parte de la realeza. Suspiro un poco mientras se volvía a ver en el espejo delante de él, cada vez que se veía de esa forma, recordaba que aquel no sería nunca su lugar. Dejó de divagar al momento en que las miradas de las sirvientas se fueron a la puerta, ya que Mahiru había llegado a la habitación. Se veía incluso más majestuoso de lo que él podía verse.

La mayor diferencia que podía notar es que la capa caía por su espalda en vez de cubrir un hombro. Al verlo notaba que aquel hombre era un rey, a veces solía recordarlo como si no fuese consciente de ese hecho. Al poco tiempo pudo notar a la princesa asomarse desde la espalda de su hermano mayor. Le regaló una sonrisa antes de ponerse por delante de su hermano y dar una pequeña vuelta. Llevaba un vestido color rosa pastel con encaje que cubría sus hombros y brazos, la falda también era esponjosa y con hermosos detalles, digno de una princesa.

-Se ven realmente muy bien.

Fue lo que dijo Hikari cuando se levantó de su asiento.

-¿Qué estás diciendo? ¡Hikari también se ve hermoso!

La princesa no se quedó atrás, ella también pensaba que Hikari se veía bien, por su parte Mahiru se aclaró un poco la garganta, al parecer, Hikari no fue el único que se quedó embobado con la apariencia de su compañero.

-Sí… Te vez bien.

Finalmente Mahiru se atrevió a decir.

-¡Vayamos a la fiesta!

La princesa fue la que saco a los otros dos de su propia burbuja, porque podrían durar allí toda la noche si fuese por los otros dos. Tanto Hikari como Mahiru suspiraron, antes de que Mahiru ofreciera su brazo a Hikari, el cual correspondió al gesto.

El momento de dirigirse a la fiesta principal de cumpleaños había llegado.

Caminaron al gran salón donde se encontraban todos reunidos, esperando al invitado de honor de esa noche. Al momento en que fueron anunciados, todos hicieron una reverencia, Hikari no se terminaría de acostumbrar a toda aquella atención que tenía cada vez que llegaban a algún lugar. No era extraño ese tipo de entrada, ya que se trataban de los gobernantes del reino de Merk, cualquier tendría ese tipo de reacción o expectativa. Ya Hikari era conocido en el mundo de la alta sociedad y había recibido varias invitaciones a las fiestas de té de las señoras, pero debido a otras cosas, no había tenido el placer de asistir.

La mayoría de mujeres nobles que conocía a Hikari se debía a que asistieron a un evento en el palacio o fueron al palacio por cualquier cosa. En ese momento, donde todos estaban conociendo oficialmente a la pareja de rey, pronto fue el tema de conversación de los pequeños grupos que estaban formados en la fiesta. Por su parte, le tocó saludar a todos junto a Mahiru, llevar a cabo todo el protocolo fue realmente estresante, él no estaba hecho para ese tipo de vida.

Para suerte de todos, no hubo ningún contratiempo en la fiesta, en realidad fue una entretenida y divertida fiesta, también el festival que se hizo en el pueblo, al cual también tuvieron que asistir. Su agenda esa noche estaba realmente apretada, aun así lograron cumplir con todo el cronograma que tenían que llevar a cabo. Fue a más de la media noche cuando ambos pudieron volver a su habitación sin problema alguno, se encontraban en extremos agotados por todas las cosas que tuvieron que hacer.

Ambos liberaron tensión cuando estuvieron a solas en la habitación. Mahiru aligero un poco el cuello de su camisa, suspirando, cambiando su mirada del techo a su compañero, quien estaba sentado a su lado. A pesar de todo lo que habían hecho, había una sola cosa que no hicieron y eso fue el que Hikari le diera su regalo de cumpleaños. Luego de pensarlo un poco, decidió preguntar después de tanto.

-Hikari… -dijo viendo como el otro lo miraba -. Aún falta tu regalo.

Pudo ver como el otro hizo una expresión contrariada.

-Bueno…

Mahiru inclinó un poco su cabeza, cruzándose de brazos.

-¿No conseguiste algo para darme?

Hikari tensó los hombros y con eso Mahiru certifico que tenía razón.

-¡No es mi culpa! Tú no me dijiste qué cosa querías…

Se defendió y dio su excusa ante el hecho de no tener nada para regalarle. En mitad de su puchero, pudo observar como Mahiru se rió, lo cual hizo que se enojara un poco más.

-¿De verdad no sabes lo que quiero?

-¿Cómo voy a saberlo? ¡No soy un adivino! –se quejó Hikari -. Mahiru… ¡Dime lo que quieres y me esforzaré en buscarlo!

Había colocado su mano en el pecho, mostrando seguridad en sus palabras, sin importar lo que Mahiru le pidiera, él se esforzaría en encontrarlo. No agregó más que eso, porque pudo ver como Mahiru se movió, arrodillándose frente a él y tomando su mano, dejando un beso en esta. De nuevo estaba haciendo aquel acto.

-Lo único que quiero… es a ti.

Todo en él se estremeció por completo.

Sabía lo que significaban aquellas palabras, más aun cuando detallo la clase de mirada que le estaba dedicando. Estuvo en silencio, debatiendo muchas cosas en su mente, había muchas cosas las cuales aclarar antes de hacer algo, pero otra mirada a Mahiru bastó para que Hikari tirara todo a la basura.

¡Él deseaba a ese hombre!                    

Tanto o más de lo que seguramente sentía Mahiru. Por primera vez Hikari fue en contra de su regla principal de no involucrarse de más con Mahiru, llevó sus manos al rostro ajeno y antes de poder pensar en otra cosa se inclinó y unió sus labios, en un beso que seguramente ambos querían desde hace un buen tiempo, porque la tensión sexual entre ambos era demasiado palpable. Para cuando se vino a dar cuenta, se encontraba contra la cama y con Mahiru encima de él.

-Yo… Voy a continuar.

Hikari sabía a lo que se estaba refiriendo, deslizó su mano por la mejilla ajena un instante, antes de acercarse a su compañero.

-Está bien… Hazlo.

Con aquellas palabras se marcó el inicio del deseo desenfrenado.

Una a una las prendas que llevaban encima fueron quitadas, aunque en mitad del proceso, ambos dejaron escapar uno que otro chasquido, debido a lo difícil de quitar una que otra prenda. Sus bocas se entretuvieron en comerse, saboreando cada rincón que podían, aunque a mitad, la boca de Mahiru se entretuvo en el cuello desnudo de Hikari. Dejaron escapar un largo suspiro cuando finalmente los dos se encontraron tal cual como llegaron al mundo. Ninguno tuvo oportunidad de reaccionar a la mirada de su compañero, debido a que se encontraban haciendo lo mismo, comiéndose al otro con su mirada, no dejando ningún rincón sin mirar.

Cuando sus miradas se encontraron, volvieron a besarse, pero ya que no había prenda que quitar, sus manos se dedicaron a detallar con el tacto el cuerpo que antes se disfrutaron con la mirada. Hikari ahogó un gemido cuando sintió la mano ajena en su muslo, lo dejó escapar al momento en que Mahiru mordió el mismo lugar que tenía acostumbrado morder en su cuello. La marca de sus dientes seguía presente, porque si Hikari se descuidaba el otro tendía a morderlo allí. Siguió a Mahiru con la mirada y cada una de sus acciones, viendo como bajaba por todo su torso.

Nunca antes había experimentado el placer de que le tocaran de esa forma, en realidad, verlo en aquella posición, le trajo un cierto recuerdo que le hizo temblar levemente. Antes de darse cuenta, llevó sus manos al otro para detener sus acciones. Por supuesto que tendría miedo de lo que iba a suceder, porque aunque lo hubiese ocultado muy profundo en sus recuerdos, Hikari recordaba muy bien aquel día en el que fue violado.

En aquel entonces tendría apenas siete u ocho años de edad, simplemente era un niño abandonado. Un día su padre trajo a un amigo, no le pareció extraño, ya que cuando el hombre estaba borracho podía hacer una gran estupidez, Hikari estaba acostumbrado al descuido de parte de su padre. Lo que no se espero fue lo que sucedió esa noche en que ese amigo apareció. El departamento en el que vivían era pequeño, tendría si acaso dos habitaciones, su padre de inmediato se quedó dormido, luego de una gran borrachera si no se volvía agresivo se quedaba dormido.

Todo marchaba bien hasta ahí, Hikari creyó que se había liberado esa noche de ser golpeado por su padre, así que se fue a dormir a su habitación en paz. Su tranquilidad no duro mucho, en mitad de la noche se despertó de golpe, descubriendo consigo que tenía su camisa levantada y su pantalón abierto, además de la imponente presencia de un adulto encima de él. Su mirada se clavó en la parte baja del adulto, el miedo lo recorrió de golpe e hizo que actuara de inmediato.

Gritó que se detuviera pero no obtuvo respuesta. El miedo fue creciendo mucho más al darse cuenta de lo húmedo en su pecho, descubrió de mala manera que se debía a que ese sujeto estuvo lamiendo su pecho. El asco se unió junto con el miedo. Trato de zafarse de aquel hombre, comenzando a mover sus brazos y pierna para poder escapar, pero su fuerza era nula a comparación a la de un adulto. Aun así, logro rasguñar al hombre y verse momentáneamente libre, tiempo en que se dispuso a salir corriendo de ahí.

Su resistencia lo único que logro fue que el otro se sintiera más excitado, pudo descubrirlo por las cosas que balbuceo. Trato de gritar, pero pronto recibió un golpe que lo silencio, siendo la causa de que lograra volver a sostenerlo impidiéndole llegar a la puerta, lo lanzó contra la cama y le arranco toda la ropa de su parte baja. Aunque quisiera gritar, el hombre tenía una mano haciendo presión en su boca.

Lo inevitable terminó por suceder.

Después de eso, Hikari arremetio contra él mismo. Para un niño que no recibió amor, solo queda una escapatoria ante semejante trauma. Aunque fue salvado de cometer un terrible acto, porque nuevamente su vecina le ayudo en su momento de desesperación. Además, Hikari solo vio a ese horrible hombre una sola vez, así que pudo sobrellevar la situación mejor. Pero a pesar de todo eso, el trauma seguía estando allí, por eso mismo al momento en que estos recuerdos vinieron a su mente, no pudo evitar ser invadido nuevamente por el miedo.

-¡No!

Detuvo de golpe a Mahiru mientras sus manos temblaban un poco, Mahiru se dio cuenta de aquello.

No hizo nada, se quedó completamente quieto en su lugar, mirando a Hikari. Cuando sintió que podía acercarse, se inclinó a Hikari y apartó un poco sus manos, aunque en realidad las sostuvo con una cierta delicadeza. Hikari reaccionó y levantando la mirada, al notar que se trataba de Mahiru, algo dentro de él se relajó al punto en que sin darse cuenta un par de lágrimas escaparon de sus ojos. Solo en momentos críticos es que Hikari llegaba a recordar lo roto que se encontraba debido a todo lo que tuvo que vivir.

Mahiru no dijo nada, solo sostuvo sus manos con firmeza, aunque al poco tiempo se inclinó a Hikari y dejó un par de besos por aquel recorrido que tenían sus lágrimas. Estaba siendo paciente con él, además de demostrarle a través de sus acciones que se encontraba ahí para él. Realmente que Hikari no quería darse cuenta de ese hecho, de lo que verdaderamente significaba ese hombre delante de él. A Hikari le llevó un par de minutos más lograr calmarse.

-Yo…

Mahiru negó con la cabeza, no buscaba una explicación.

-Soy yo el que está aquí.

Aprovechando que sostenía su mano, Mahiru la dirigió a su propio pecho, para que Hikari sintiera su corazón y con eso confirmara su presencia. Con ese gesto, Hikari terminó de relajarse, no podía olvidar el hecho de que a quien se estaba entregando era Mahiru y había sido por decisión propia, nadie lo estaba forzando a estar ahí. Suspiro para terminar de alejar cualquier tensión que aun pudiera tener sobre su cuerpo, luego movió un poco la mano en el pecho ajeno, antes de mirarlo por un segundo, eso fue suficiente para que sus labios se juntaran.

Durante un largo rato lo único que hicieron fue besarse, en donde disfrutaban de la boca de su compañero, de su sabor y demás cosas. Se separaron, sintiendo como su cuerpo se estremecía por ver a su compañero lamerse los labios. Mahiru volvió a recorrer el torso ajeno, en esta ocasión repartió un par de besos, hasta que terminó entre las piernas de Hikari, donde se atrevió a morder el muslo ajeno. Todo el tiempo Hikari lo estuvo siguiendo con la mirada, solo la apartaba cuando su cuerpo se estremecía por el contacto.

Abrió su boca y para cuando se vino a dar cuenta, estaba mordiendo su propia mano, ansioso por lo que iba a suceder. Mahiru dejó un par de marcar en sus piernas, antes de dedicarse al platillo principal. Hikari encorvó su espalda al momento en que sintió la humedad de la lengua ajena en su virilidad. Los gemidos comenzaron a inundar la habitación, además de uno que otro sonido lascivo. Hikari hubiese soportado lo que estaba sucediendo, de no ser porque Mahiru decidió aventurarse más de lo que ya se encontraba.

Levantó un poco las caderas de Hikari y para cuando este se percató, no solo su virilidad estaba siendo profanada. Si las cosas seguían así, terminaría volviéndose loco de placer, sentir la lengua de Mahiru en aquel lugar se sintió mejor de lo que pudo imaginarse. En un punto Hikari se encontró mordiendo su mano para silenciar un poco la cantidad de gemidos que dejaba salir por minuto. Finalmente pudo ver los ojos negros de Mahiru, pero con eso sintió como unos dedos se abrían paso en su interior.

Su mirada se desvió por un momento, notando el hecho de que Mahiru estaba ansioso también, así que fue inevitable para él el estirar su mano para alcanzar el miembro ajeno y comenzar a tocarlo con cierto descaro. Sus acciones quedaron en evidencia cuando sonrió de forma pícara al momento en que sus miradas se encontraron. Mahiru sacó sus dedos y se posiciono, ya no podía seguir esperando más tiempo.

-Yo… Ya no puedo más… -dijo apegando su frente a la de su compañero -. Quiero poseerte.

Todo su cuerpo se estremeció de lleno ante aquel deseo que fue revelado. Hikari le rodeó con sus brazos.

-Hazlo.

Fue lo único que dijo, antes de atrapar los labios de Mahiru.

Mientras se besaban, Mahiru entró en acción, tomando aquel dulce cuerpo que desde hace un tiempo quería hacer suyo. Fue lento al comienzo, siendo paciente para que Hikari se acostumbrara a la intromisión, cuando finalmente estuvo todo dentro, la paciencia terminó por perderse. El ritmo comenzó a aumentar y Hikari sentía como el otro no estaba siendo el único que llevo un ritmo algo desenfrenado, porque él también estaba moviendo sus caderas.

Lo único que acallaba sus gemidos eran sus labios, porque no podían detener el impulso de besarse. En mitad de todo eso, Hikari por primera vez dejó una marca sobre la piel de Mahiru, al día siguiente la espalda del rey iba a arder, porque Hikari se encontraba pasando sus uñas sin medir su fuerza. Mientras se movía, Hikari sentía que estaba llegando al clímax y en realidad no se equivocó, cuando Mahiru logro encontrar su punto más sensible, su cuerpo se tensó y se corrió, ensuciando su propio abdomen.

Ver reír a su compañero hizo que lo jalara de su cabello un poco, pero la cosa aún no había terminado, porque Mahiru seguía igual de excitado que al principio. Hikari se las ingenió para cambiar sus posiciones, ahora él se encontraba arriba y coloco sus manos en el pecho ajeno para comenzar a subir y bajar. Mahiru se estremeció ante semejante vista que tenía delante. Realmente, con tantos estímulos, Mahiru no pudo resistir mucho más. Por eso mismo, en una de esas en que Hikari bajo, este sintió como el otro llego al orgasmo, debido a la sensación que eso trajo, terminó volviendo a correrse. Ambos habían llegado al punto máximo de placer.

Sus respiraciones eran un completo desastre, pero eso no les impidió volver a besarse. Dejaron escapar un par de suspiro cuando terminaron con sus besos que parecían eternos. Con un solo pequeño gesto de parte de Mahiru, Hikari pudo darse cuenta de mucho, aun así, decidió esperar a que el otro lo dijera en voz alta, por eso solo se concentró en sacar la virilidad de su esposo de su interior.

-¿Vamos por un segunda ronda?

Hikari dejó escapar una risa, mientras jugaba con un par de sus dedos.

-Por supuesto, aún falta que yo te haga completamente mío.

El que rió ahora fue Mahiru, encogiéndose ligeramente de hombros.

La noche era joven para ambos chicos, así que simplemente decidieron entregarse a la pasión que durante tanto tiempo estuvo presente y que tomaron la decisión de ignorar. El cruzar esa línea significaba mucho más, porque con aquel acto estaban entregando algo mucho más grande que solo sus cuerpos. Por lo menos para Hikari significaba mucho, algo más allá que un simple deseo carnal, con aquel acto, con la presencia de Mahiru, Hikari no podía seguir ignorando aquello que se encontraba en su pecho.

Su corazón se agitaba con la presencia del otro hombre.

Esos dos años que habían estado juntos interactuando, en los buenos y malos momentos, todo eso estaba comenzando a pasar factura. Sin darse cuenta la confianza y el amor había comenzado a crecer en su interior, porque tanto Hikari como Mahiru tenían ese sentimiento que iba creciendo de poco a poco. Lo que todos los demás se habían dado cuenta era precisamente eso, había que ser bastante idiota para no reconocer que aquello que sucedía entre la pareja real era amor.

Hikari no pudo seguir negando eso.

Él había hecho algo que se prometió no sentir. No podía seguir rechazando semejante e indiscutible sentimiento.

Al final no le quedó más que admitir la derrota.

Desde lo profundo de su corazón, él se había enamorado de Mahiru.

Notas finales:

¡Finalmente han empezado a aceptar su amor! 

Pero con eso el momento de separación se encuentra a la vuelta de la esquina.

El siguiente capítulo aparecera nuestra heroina. ¿Qué sucedera con su llegada? ¡Sigan leyendo para saberlo!


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