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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

Aquí vengo con un nuevo capítulo.

En este se contara un poco sobre Harusaku.

Tengo que decirle, de todos los capítulos, este fue el más largo jajaja.

Harusaku Akari, el heredero de la familia Akari.

El verdadero villano de la novela “Dame un poco de tu amor Carol”. El mismo que volvió un infierno muchas cosas en la historia, la mente maestra detrás de la traición que llevo a cabo Carol. El peor y más odiado personaje.

Si lo pensaba un poco, Harusaku en realidad hizo un excelente papel como el malo de la historia, ya que no solo logro todos sus viles objetivos, sino que también fue odiado por la audiencia, lo cual podía significar un logro para un villano que su único objetivo es ser odiado. Debido a los prejuicios que ya traía consigo, Hikari jamás le dio una oportunidad al que era su hermano mayor, porque estaba definido el hecho de que sin importar lo que hiciera, todo venía con maldad incluida.

Harusaku en realidad fue un niño abandonado.

Ciertamente era el hermano mayor de Hikari, pero la realidad es que ellos no compartían el mismo padre. Harusaku en realidad venía siendo el hermano menor del padre de Hikari, por ese mismo motivo es que ese hombre jamás le dio una muestra de afecto a ese niño. Por parte de su madre jamás llegó a mirarlo, ella solo tenía interés en el beneficio que obtenía de las cosas y en sus lujos, por eso mismo es que tampoco se interesó por su segundo hijo. Nadie le prestaba atención, fue ignorado hasta que tuvo tres años

Para un niño con falta de amor, el recibir una muestra de afecto por primera vez hizo que no dudara en dedicarle toda su vida a esa persona que mostró cariño por él. Su abuelo, que en realidad vendría a ser su padre, fue la primera persona que mostró afecto por él, prestándole su debida atención, lo que nunca quiso darse cuenta Harusaku es que él solo estaba siendo un títere para aquel despreciable hombre. Por eso el padre de Hikari lo odiaba más que amarlo, aunque todos pensaran que se trataba de su primer hijo.

La primera vez que él conoció a su hermano pequeño fue cuando tenía cuatro años. Todos lo reconocían como el heredero de la casa Akari, pero al pequeño niño le había llamado la atención la mención sobre un hermano menor. No podía preguntarle a la madre o padre ausente y sentía que enojaría a su abuelo si lo mencionaba, porque todos hablaban de él como si se tratara de una plaga. Al final decidió conocerlo por su cuenta.

Así es como tomó la decisión de ir a ese apartó y abandonado palacio donde descubrió se encontraba. Le costó colarse, ya que tenía que entrar sin que los sirvientes se dieran cuenta que andaba por ese lugar. Descubrió el motivo por el que los sirvientes no lo dejaban acercarse a ese palacio, cuando logro acceder, vio como uno de ellos trataba mal a un niño que se veía como él, la única diferencia era el color de su cabello. Harusaku no tuvo el valor de salir a proteger a su pequeño hermano.

Solo cuando se marcharon del lugar los sirvientes, entro en la sucia habitación, mirando como aquel niño estaba sucio y lleno de la comida que debía de consumir para tener energías. Harusaku sintió algo de lástima, porque una parte de él sabía lo que se sentía ser abandonado, ayudo a recoger lo poco que se podía salvar de aquella comida. Detuvo su acción de golpe cuando sintió una intensa mirada, descubriendo que se trataba del otro niño. Al mirarlo mejor, notó que se encontraba algo desnutrido.

Se sobresaltó aun más cuando el niño le sonrió por tan amable gesto.

-¡Yo…! –dijo en un principio eufórico -. Yo traeré comida para ti la próxima vez.

El niño le sonrió sin darle una respuesta, por supuesto que no le daría ninguna respuesta, el niño no sabía ni siquiera hablar.

Al final de aquel día se hizo una promesa que no dudo en cumplir, cada que podía se escapaba hacia aquel palacio y le llevaba algo de comer a aquel niño que parecía un animal, tal vez porque no hablaba, pero a través de sus gestos no dudaba en mostrarle su agradecimiento. Recordaba que en una de esas ocasiones, el niño le lamió la mano como gesto cariñoso. Harusaku se sintió bien, porque sentía que estaba siendo necesitado, algo que no había sentido antes con nadie más, ni siquiera su abuelo.

Tristemente aquel cuento tuvo que llegar a su final.

Su abuelo descubrió sus escapadas a aquel palacio. Harusaku jamás lo admitiría, pero en el fondo le tenía un tremendo pavor a su abuelo, más aun cuando lo hizo presenciar el asesinato de una persona. Cuando Harusaku tenía siete años, haciendo que Hikari tuviera seis, su abuelo piso por primera vez luego de mucho tiempo ese abandonado palacio. Lo pillo mientras Harusaku ayudaba a comer a Hikari como si se tratara de un pequeño animal, el ruido que hizo el bastó al golpear con el suelo tensó sus hombros.

-Harusaku.

Se giró para ver a su abuelo ahí parado, con ese aire aterrador.

Creyó que le iba a pegar, pero no lo hizo, su abuelo no arremetió contra él ante la desobediencia. Harusaku tuvo que observar como el mayor golpeaba a Hikari sin piedad, al punto de provocar que quedara inconsciente. Aunque quiso ayudarlo, Harusaku estaba consciente de que si lo defendía, solo empeoraría la situación para su hermano menor, por eso mismo no le quedo de otra que solo observar en silencio.

Cuando su abuelo terminó con el castigo, se acercó a Harusaku.

-Será mejor que no te atrevas a mostrar debilidad.

Le sostuvo por el mentón con fuerza al momento en que dijo aquello, dejando las marcas de sus dedos sobre su piel, con eso Harusaku pudo sentir el frío del anillo que llevaba en sus arrugados dedos.

Aquello no estaba siendo una advertencia, en todo el sentido de la palabra se trató de una amenaza. Su abuelo sin piedad lo amenazó, aquello declaraba que si se volvía a acercar a Hikari, entonces el que terminaría pagando los platos rotos no sería él. Su abuelo soltó su mentón y camino a las afueras de la habitación, Harusaku miró a Hikari tirado y golpeado, quería ayudarlo, a la persona que mostró que lo necesitaba, pero no pudo hacerlo, no se atrevió a volverse la causa de que el otro saliera lastimado.

Ese día Harusaku tomó la decisión de no volver a aquel lugar.

Borraría de sus recuerdos y de sus sentimientos cualquier afecto que pudiera tener hacia Hikari, esa sería la única forma en que podría mantenerlo a salvo, para un niño de su edad, esa fue la única solución que se le ocurrió para protegerlo. Si se mantenía alejado, Hikari estaría a salvo. Harusaku creyó eso durante mucho tiempo, lo que jamás se espero es lo que sucedió muchos años después. La sorpresa fue inmensa aquel día que volvió a ver a su hermano pequeño al que había decidido abandonar.

Hikari estaba vivo, no solo eso, había cambiado lo suficiente para no necesitar de su protección. Su hermano pequeño ya no lo necesitaba, podía protegerse por su cuenta, no solo eso, parecía odiarlo. Por supuesto que llegaría a odiarlo si lo abandono sin siquiera pensarlo dos veces. Si había una cosa de la que Harusaku se arrepentiría al morir, era precisamente esa. Harusaku se arrepentía de haber tomado la decisión de abandonar a su propio hermano menor, aquel que fue el único que le mostró un honesto afecto, porque con el tiempo se dio cuenta que su abuelo solo lo veía como una marioneta, pero su necesidad de ser aceptado lo llevo a ignorar por completo aquel hecho.

Como cualquier humano, Harusaku también anhelaba amor.

.

.

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Harusaku le hizo la vida imposible a Hikari.

Al momento en que “su padre” trajo a la casa principal a Hikari, Harusaku sabía perfectamente la clase de cosas que buscaría hacer su abuelo para deshacerse de la plaga. Así que de nuevo, lo único que se le ocurrió fueron actos demasiado exagerados. Si él se volvía la persona que arremetía contra Hikari, entonces su abuelo se mantendría al marguen, él podría controlar su fuerza o sus acciones, pero estaba seguro que su abuelo no mostraría piedad, por eso decidió tomar ese papel, el de ser el hermano que odia a su hermano pequeño y le hace la vida imposible.

Lo que Harusaku jamás se espero es que Hikari a través de actos indirectos lo obligara a aceptar que solo se trataba de un títere para su abuelo. Solo había que notar la forma diferente en que lo trataba a él y a Louis, la diferencia de afecto se veía a la distancia. A pesar de saber eso, decidió quedarse en su lugar de títere, ya que no conocía nada más que eso. La única muestra de amor que Harusaku conocía eran actos despiadados y crueles, donde se forzaba sus sentimientos, nada más, por eso jamás podría mostrar un verdadero afecto por alguien más.

Al momento en que se decidió el compromiso de Hikari, estuvo de acuerdo y no debido a las cosas que le dijo a Hikari cuando su abuelo le anunció que se comprometería con el rey de Merk. A esas alturas Harusaku estaba seguro que Hikari no era ningún idiota y que ese compromiso solo le daría un paso a su libertad, de aquella espantosa familia. Había que ser un idiota para no ser consciente de eso, sobretodo Harusaku, que le tocó ver el peor lado de la familia debido a que se volvería el heredero. Honestamente, cuando vio a Hikari marcharse, se sintió aliviado, por lo menos su hermano menor tuvo el valor de salir de aquella prisión de oro.

¿Cuándo tendría el valor para liberarse de aquellas cadenas?

La diferencia entre los hermanos estaba siendo abismal.

Hikari decidió cambiar, irse de ese infierno para poder ver el cielo azul, pero él tomó la decisión de quedarse, por miedo a lo que podría esperarle más allá. Al final, Harusaku todo el tiempo fue un gran cobarde, por eso manejaba todo desde las sombras, también explicaba un poco el motivo de su amor/obsesión con Carol. La chica fue la primera que le enseño un nuevo tipo de amor, por eso deseo tenerlo todo para él, pero al ser un cobarde, solo obtuvo lo que anhelaba a través de juegos sucios. Se convirtió en aquello que toda su vida odio, su abuelo.

El tiempo siguió pasando y él continuo en el mismo lugar, solo cumpliendo las expectativas de personas que no se lo merecían, siendo el perfecto heredero. De alguna forma se sentía vacío, rodeado de todas esas personas que eran más falsas que las promesas del rey al pueblo. En un punto, Harusaku comenzó a hacerse preguntas que no debía, porque preguntarse sobre el motivo que lo mantenía ahí o el por qué debía ser el heredero de los Akari, evidentemente no podía pensar, ya que él se trataba de una simple marioneta y nada más.

La nublada mente que comenzó a atormentarlo, tuvo un momento de lucidez.

Al momento en que volvió a observar a Hikari, su mente pareció más clara que el agua. Harusaku no supo si aquello que sintió fue alivio o felicidad, porque su hermano menor por lo menos había logrado ir a la luz, aquel pequeño niño que no sabía ni siquiera hablar, se logró convertir en un gran hombre que logro todo lo que se propuso. Estuvo tan atento de su hermano pequeño, que dejó de lado la mujer que se supone le iba a enseñar a amar, su mirada paso de ella, la heroína principal.

Harusaku se dio cuenta de la mirada de su abuelo y sin necesidad de que cruzaran palabras, sabía que si no actuaba, su abuelo lo haría. Prefirió seguir siendo el malo del cuento, por eso se acercó a los otros dos y de nuevo mostró ese comportamiento, de desprecio y odio. Pudo ver a Hikari salir huyendo y aquello le causo algo de risa, porque normalmente él sería el cobarde, dejó de reírse internamente cuando sintió una mirada, al girarse se percató de que se trataba de su abuelo.

Soltó un comentario despectivo, pero no iba dirigido a su hermano, si no a su abuelo. Al final la fiesta tuvo que seguir y él le tocó continuar con su papel de anfitrión.

Harusaku estaba consciente de las cosas que podría hacer su abuelo, por eso mismo se propuso a que no permitiría que tocara a Hikari. Por lo menos se encargaría de proteger a su hermano pequeño, aun si eso significaba ganarse su odio, no importaba que lo odiara o despreciara mientras se encontrara en perfectas condiciones. No deseaba que el mismo escenario se repitiera y Hikari pagara sus platos rotos, si alguien se iba a echar la culpa, sería él, sin arrepentirse o tener miedo.

En el fondo, de una forma inentendible, Harusaku quería a su hermano.

.

.

.

El evento de la caza finalmente comenzó.

La familia Akari había arreglado a través de piedras mágicas para que la sección del bosque prohibido más cercana al pueblo pudiera ser usada para realizar la casa, porque el reino de Perk no tenía mucho terreno para que el juego de cazar fuese más emocionante, por eso tomaron la decisión de habilitar parte del bosque prohibido. Además, aprovechando, podrían cazar un par de bestias y reducir un poco la cantidad, así lograrían reducir los ataques de las bestias y tener alimento para el invierno.

Todos se encontraban en la zona llana en las afueras del pueblo y cerca del bosque prohibido. Habían varias carpas con sus respectivos escudos que señalaban el reino al que pertenecían cada una de ellas, también se encontraban algunas sin escudo o bandera, la cual las ocupaban los nobles de los diferentes reinos. Todos se estaban preparando y las damas se encontraban en las mesas a las afueras de las carpas bebiendo té, ellas solo estaban ahí para mirar y esperar que todo terminara para poder presenciar al ganador entregando el premio a su enamorada. Aquello era una tradición muy conocida.

Harusaku participaría en nombre de su familia y mientras se preparaba, pudo notar como Hikari también lo haría. No se le hizo extraño, en realidad las damas también podían participar, pero la mayoría rechazaba tales eventos salvajes, aun así, había una que otra que si participaba debido a que su familia no fue bendecido con un heredero varón. Pronto la mayoría subió a sus caballos y se pusieron en la línea de meta, escucharon un discurso de parte del rey quien también participaba debido a que aún no tenía un heredero. Al momento en que las trompetas sonaron, todos se pusieron en marcha, no podía permitirse perder por el honor de sus familias.

Debido a que Harusaku participo en la organización, sabia un par de cosas que otros no, por eso se dirigió directo a donde estarían las bestias más grandes, así regresaría como un triunfador tal cual como esperaba su abuelo. La cerca hecha con piedras mágicas marcaba el límite al que podían llegar todos los competidores. Harusaku logro cazar una gran bestia atravesándole su espada en su cuello, acabándola de un solo golpe, aunque uso flechas para lastimarlo antes de terminar.

Al notar que ya no se movía, decidió sacar de su cinturón la cuerda que usaría para atarlo y así llevarselo de regreso. No logro completar esa tarea, porque sintió un viento extraño y para cuando llegó a reaccionar su caballo ya se encontraba alterado, trato de tomar los rieles del caballo, pero este había comenzado a correr de manera desembocada. Cuando finalmente logró que se detuviera, este comenzó a moverse, provocando con eso que Harusaku diera contra el suelo.

Observó a su caballo irse corriendo, pero no duro mucho, porque al poco tiempo le escuchó gemir de dolor, una bestia lo habia atacado, terminando con su vida. Ante lo que presenció, Harusaku miró a su alrededor para darse cuenta que había pasado del límite que marcaban las piedras, se encontraba más a fondo en el bosque prohibido. Agregando más a su increíble suerte, la bestia que lo dejó sin caballo no fue una sola, se trataba de una manada de lobos salvajes. De inmediato se levantó para tratar de escapar de ese lugar, si se quedaba quieto, moriría, pero una sola persona no iba a lograr hacer mucho contra una manada de lobos.

Podía ser un increíble espadachín, pero no iba a lograr nada contra tantos lobos, además de que correr y mover su espada para detener los ataques de aquellas bestias lo estaba cansado. No ayudo que uno de ellos le mordiera uno de sus brazos y que agregado, no se conociera el bosque prohibido, lo que hacía que pudiera estar caminando en círculos sin darse cuenta. Cuando perdió su espada, Harusaku solo llegó a la conclusión que aquel sería su final, hasta ese día llegaría su vida. Tomó la decisión de rendirse.

Su sorpresa fue inmensa cuando escuchó un quejido de parte de los lobos, delante de él, montado en un caballo, se encontraba Hikari. Tenía muchas preguntas en su mente, tantas que no tendría un fin y fueron las causantes de que se quedara pasmado en su lugar mientras observaba a su hermano menor atacar a los lobos para abrirse paso y así llegar hasta donde se encontraba él.

-¡Deja de estar pasmado y súbete al caballo!

Para cuando Hikari gritó eso, se encontraba enfrente de él.

Harusaku pudo notar como más y más lobos salvajes comenzaban a aparecer, tenían que salir de ese lugar o morirían. Sin siquiera dudarlo, Harusaku se levantó del suelo para subirse al caballo de Hikari, al encontrarse encima, el otro no dudo en ponerse en marcha, aunque antes de eso, pudo observar como evocaba a su magia para poder abrirse paso nuevamente. Mientras el caballo corría a todo lo que daba, observaba como los lobos los estaban siguiendo de manera insistente.

Su mala suerte continuó durante más tiempo.

Cuando creyeron que se habían librado de los lobos, porque estos dejaron de perseguirlos, algo los golpeo más adelante, sacándolos del camino. Una bestia de gran tamaño los golpeo lo suficientemente fuerte como para mandar volando al caballo, tristemente se encontraban cerca de un acantilado. Si la bestia no los mataba, lo iba a hacer la caída. Aun así, pudo notar como Hikari se las ingenio de cierta manera.

» ¡Cuando te diga, saltas del caballo!

Le escuchó gritarle cuando comenzaron a caer. De alguna forma Hikari se las ingenió para que el que recibiera el mayor golpe fuese el caballo, pero no fueron a dar contra el fondo. Al parecer, antes de comenzar a caer, Hikari notó un espacio sobresaliente en el acantilado que daba acceso a una cueva, contra ese suelo fue que golpeo el caballo, aunque debido a que no podía mover una masa tan grande, el golpe se dio demasiado a la orilla, causando que el suelo debajo de ellos se rompiera.

» ¡Salta!

Ante aquel grito, Harusaku obedeció, saltando del caballo hacia la cueva.

Hikari le siguió, aunque tristemente debido a tanto movimiento, el chico termino enredándose con el asiento del caballo. Para suerte de ambos, Harusaku logro reaccionar a tiempo, sacando el cuchillo que llevaba para cortar el asiento y de esa forma el caballo no se llevara consigo a Hikari. Pudieron escuchar como el caballo se quejaba de dolor mientras iba cayendo. Harusaku creyó que todo había terminado, pero antes de tan siquiera soltar algo más, fue empujado dentro de la cueva.

Mientras le silenciaban con una mano, pudo ver una sombra que fue detrás del caballo que llegó hasta el fondo del acantilado. Demasiadas cosas habían pasado en solo un par de minutos para su gusto, pero estaba agradecido de que ninguno de los dos muriera en el proceso. Hikari se apartó, recostándose de la rocosa cueva, dejando escapar un suspiro, al verlo allí, Harusaku se preguntó el motivo que lo llevo a salvarlo, no ganaba nada con haberlo hecho, más bien, consideraba que perdía.

Harusaku pasó saliva, dudando sobre lo que estaba a punto de preguntar.

-Hikari… ¿Por qué me salvaste?

El nombrado no le dio una respuesta.

No es como si Hikari quisiera quedarse en completo silencio, pero es que ni él comprendía lo que le motivo a salvar a Harusaku. Siempre creyó que se sentiría bien con ver morir al otro chico, después de todo se trataba del villano, pero al momento en que se dio cuenta de que se encontraba en peligro, algo se removió dentro de él y para cuando se vino a dar cuenta, ya se encontraba rescatándolo. Cuando notó que las cosas dejadas atrás pertenecían a Harusaku, un recuerdo bien guardado en la memoria del Hikari de ese mundo vino a él. Hikari se dio cuenta que en realidad Hikari nunca llegó a odiar a Harusaku, más bien, fue él en la última persona en la que pensó antes de dejar ese mundo.

Mientras se encontraba en silencio, pensaba en la novela, recordando que Harusaku comenzó a ser mucho más cruel luego de haberse enterado de la muerte de su hermano, así que junto a los recuerdos del Hikari de ese mundo, pudo darse cuenta que en realidad esos hermanos se querían. Él al haber sido hijo único, no llegaba a entender el amor entre hermanos. Todo aquello estaba siendo completamente confuso hasta para él mismo.

-Tú… -dijo Hikari luego de un rato en silencio -. ¿Tú realmente me odias?

Al que le toco ahora mantener el silencio fue Harusaku.

-Yo… -inició Harusaku -. Yo debo odiarte.

El silencio volvió a ser el protagonista de la conversación.

Con esas palabras, Hikari llegó a entender un poco el hecho de que en realidad Harusaku no lo odiaba como pensó en un principio, sino que se obligaba a odiarlo. El recuerdo de su abuelo golpeándolo mientras Harusaku lo veía como si fuese a él  a quien estuviesen golpeando vino a su mente. Esos hermanos idiotas que no supieron cómo lograr escapar de ese infierno en que fueron obligados a vivir. Hikari de alguna forma se sentía un idiota por haber juzgado a Harusaku sin haber pensado mejor la situación, aunque culpaba un poco a Hikari por no haberle mostrado esos recuerdos antes.

Hikari suspiró un poco, antes de moverse, yendo a donde estaba sentado Harusaku y sentarse a su lado, el otro solo lo observó en completo silencio. Ninguno de los dos sabía realmente qué decir, nunca se habían sentado a hablar correctamente como hermanos, así que no sabrían qué tipo de conversación iniciar o qué cosas preguntas. Aun cuando no tenían nada de lo que hablar, no se sentían incómodos con la presencia del otro chico.

-Yo… -comento Hikari -. Nunca te agradecí por haberme traído comida todas esas veces.

Harusaku se sorprendió de aquel agradecimiento antes de negar con la cabeza, no se creía merecedor de esas palabras.

-No…Yo al final hice lo mismo que los demás. Así que no merezco tus agradecimientos.

-Es cierto, me abandonaste –dijo Hikari -. Pero eras solo un niño… Yo también hubiese hecho lo mismo en tu lugar.

Sin importar qué, no se podía esperar que un niño pensara con demasiada profundidad sobre un asunto, porque no estaba capacitado, más bien, Harusaku se había matado la cabeza pensando en una forma de impedir que lastimaran al otro, siendo el abandono la mejor solución. Harusaku se sorprendió de escuchar aquellas palabras, saber que el otro hubiese hecho lo mismo le hizo sentir un poco aliviado.

-Yo… Realmente pienso que estoy orgulloso de todo lo que has logrado.

El que le toco sorprenderse fue Hikari.

-Yo no puedo decir lo mismo.

-¿Acaso no estas siendo demasiado severo?

-Soy el hermano pequeño problemático.

Ambos rieron ante aquel comentario, volviendo a quedar en silencio por un corto momento.

-Tu realmente has conseguir aquello que te hace crecer ¿no?

Hikari parpadeo un par de veces debido a lo que acababa de escuchar.

» Le quieres mucho… ¿No es cierto?

Sin necesidad de que Harusaku especificara, Hikari supo a lo que se estaba refiriendo. Miró al frente, el mismo lugar al que miraba su hermano.

-Sí, me hace querer ser mejor persona.

-Ya veo…

Harusaku pensaba que quizás todo ese tiempo lo único que sintió realmente fue envidia por su hermano pequeño, porque él si logro hacer y conseguir aquello que a él le faltaba. De nuevo volvieron a quedarse en silencio.

» Me gustaría haber encontrado algo así también.

Aquel murmuro por parte de Harusaku llegó a los oído de Hikari, sería imposible no escucharlo cuando esa cueva tenía eco. Hikari suspiro un momento antes de simplemente hacer lo que le vino en gana, tomó la mano de Harusaku, sobresaltando al chico por la acción, entonces la levanto un poco para que ambos pudieran verla.

-Si no has encontrado algo así, entonces úsame a mí en su lugar.

-Eso es…

Harusaku se veía desconfiado ante lo que acababa de decir.

-Somos hermanos, nacidos en una familia de demonios… Está bien que nos usemos el uno al otro como motivo para crecer como persona.

Al terminar de decir eso, escuchó la risa de Harusaku

» Harusaku, avances juntos y salgamos de ese profundo hueco en el que estamos. Yo te ayudaré a salir y tú me ayudaras a mí.

Por primera vez desde que se había vuelto Hikari, sentía que podía darle una sonrisa sincera a su hermano mayor. Harusaku lo miró un momento antes de soltar un ligero suspiro, se veía relajado, muy diferente a lo que mostraba todo el tiempo, más humano, más sensible.

-Sí… Hagamos eso.

Hikari sintió un ligero apretón en su mano, señal de que Harusaku lo había aceptado, así que le correspondía a él hacer lo mismo.

Se quedaron de esa forma tomados de las manos mientras conversaban sobre cosas que en realidad no venían al caso, pero eran detalles que marcaban lo que a ellos los definía como personas. Las cosas que le gustaban, las que odiaban, sus fortalezas, sus debilidades, decidieron por primera vez sincerarse y hablar como los hermanos que en realidad todo el tiempo fueron. Por primera vez desde que se relacionó con Harusaku sintió que de verdad estaban conectando como familia. En ese momento ambos hicieron lo que no pudieron hace tantos años atrás.

Apoyarse mutuamente para poder avanzar.

.

.

.

-¿Y? ¿Cómo se supone que vamos a salir de esta?

Harusaku preguntaba mirando hacia arriba en ese acantilado.

-Ha pasado un buen tiempo, debieron darse cuenta de nuestra ausencia.

-Supongo, pero estamos en medio de un acantilado, quién sabe dónde… ¿Podrán dar con nosotros?

-Bueno… Espero que Mahiru logre dar con nosotros.

Harusaku enarcó una ceja.

-O sea que para salir de aquí dependemos de ese hombre.

Hikari frunció el ceño al notar como el otro se cruzaba de brazos mientras dudaba de lo que acababa de decir.

-Bueno, no tenemos más opción, escalar es una mala idea porque será una caída segura y no tenemos nada para subir.

-¿No podemos usar de esa magia tuya para subir?

El que se cruzó de brazos fue Hikari.

-Si tienes tan buenas ideas… ¿Por qué no lo intentas tú? Adelante, te doy el paso.

Hikari hizo un gesto que hacía referencia a que le estaba dando paso para que implementara su increíble idea. La vena sobresaliente apareció en el rostro de ambos, aunque hubiesen aclarado muchas cosas, no significaba que todo el tiempo se iban a estar llevando bien, al fin y al cabo eran hermanos, sin importar cuánto pelearan, no significaba que el amor entre ambos se vería reducido.

-Tú… ¿No deberías ser más lindo?

-¿Qué? ¡¿Acaso se te olvida que te dije que era el problemático?!

-¡Supongo que ese papel pega bien contigo!

-¡¿Ah?! ¡Pues yo no veo que tú cumplas muy bien tu papel de hermano mayor!

Sin dudar, ambos comenzaron con su discusión, así dudaron un buen rato.

-¡Disculpen!

Ante la repentina voz de un tercero, ambos se detuvieron y miraron hacia arriba en el acantilado.

» ¿Terminaron su discusión? Para poder iniciar el proceso de rescate.

Mahiru quien se encontraba arriba en el acantilado les gritaba aquello para que pudieran oírlo, llevaba un rato allí parado escuchando como los otros dos discutían. Por un momento pensó en su hermana pequeña y las pocas veces en las que peleaban por tener diferentes opiniones. Al momento en que ambos chicos asintieron con la cabeza, iniciaron el proceso de rescate, tal parecía que Mahiru no venía solo sino que estaba acompañado por otras personas, personas de otros reinos y un par de nobles, habían extendido la zona de las piedras mágicas para realizar la búsqueda.

Para suerte de todos, ninguno de los dos chicos se encontraba herido de gravedad, solo un par de rasguños, pero de resto se encontraban en buen estado. Todo el asunto de haberse perdido quedó completamente de lado cuando cada persona allí presente tuvo que presenciar una escena increíblemente cursi entre Hikari y Mahiru. La preocupación de Mahiru fue grande, al punto que si no encontraba a Hikari, iba a terminar de acabar lo que las bestias salvajes aún no habían destruido.

Harusaku se pudo dar cuenta que conversaron sobre algo, pero decidió no prestarle atención, más aun cuando se abrazaron por un largo rato. Ya horas antes Hikari le había confesado sobre lo que sentía hacia ese rey, por eso mismo es que paso de largo de aquel espectáculo. Mientras iba caminando al grupo de rescate, que decidieron darle un momento privado a la pareja, su mirada dio con una chica que no se movió de su lugar aun cuando los demás hicieron lo mismo. Sin poder evitarlo, se acercó a ella y le tocó en el hombre.

-Es mejor volver a una zona segura.

-Harusaku… -soltó la chica, notando como su expresión pasaba a una sonrisa -.  Harusaku yo…

-¡Señor Harusaku!

El mencionado dejó de ver a la chica cuando reconoció la voz que lo llamaba. Se trataba de uno de esos herederos que lo apoyaba. Esos chicos no eran precisamente buenos, pero no podía juzgarlos cuando él fue peor, así que solo suspiro un poco, tenía que comenzar a hacer las cosas bien o nada cambiaría. Solo esperaba que esas miradas de preocupación no fuesen falsas, rezaba porque fuese así.

-No tienen que poner esas caras, me encuentro bien.

-¿Bien? –dijo uno de ellos -. ¡Casi muere!

-Pues no lo he hecho y en eso es que debemos enfocarnos.

-¿Qué? ¿Está seguro?

Harusaku pudo darse cuenta de la mirada que hicieron y a quien estaban por acribillar en su defensa. Negó con la cabeza antes de iniciar su caminata, siendo seguido por aquel grupo.

- Sí, a partir de ahora se harán las cosas diferentes.

Fue lo único que dijo al grupo de herederos que se encontraban de su parte.

Harusaku pasó por completo de Carol sin siquiera darse cuenta y en realidad no fue extraño, ya que el chico estaba comenzando a tenerse amor propio, así que no caería tan fácil en un obsesivo amor. Más aun cuando la heroína principal había cambiado tanto, pero de ese hecho no estaba consciente nadie, quizás un poco Mahiru, pero de resto más nadie.

Se movieron de lugar, volviendo a donde estaban las carpas. Al llegar, Harusaku se dio cuenta que su abuelo ni siquiera se molestó en moverse de su lugar al haber desaparecido, pero eso no le sorprendió, desde siempre supo que aquel hombre no tenía corazón. Él había tomado la decisión de que haría las cosas diferentes y para eso primero tendría que vencer dos grandes murallas, primero a su padre y luego a su abuelo, pero no se iba a retractar, ya que sabía que tenía el apoyo de alguien que le importaba mucho.

-Ahora que todos han vuelto a salvo… -se escuchó anunciar de parte de su patético rey -. Podemos proseguir a la finalización del evento.

Todos aplaudieron, aunque no se notaban muy animados.

» Como corresponde, se hará el anunció del ganador –prosiguió el rey de Perk -. ¡El ganador de la competencia ha sido el rey de Merk!

Aunque hubo contratiempos, Hikari no se sorprendió que tal cual como en la novela, Mahiru fuera el ganador de aquella competencia. Mahiru caminó hacia donde se encontraba el rey de Perk, pero rechazó el premió, haciendo un gesto para que el otro rey se acercara, le susurro algo al oído que nadie más escuchó. El rey de Perk se aclaró la garganta un momento. Hikari se quedó un poco confundido por lo que acababa de suceder.

» Tal parece que ha habido un error –dijo el rey un tanto apenado -. Se me acaba de informar que el que ha cazado la bestia más grande ha sido en realidad el consorte real del reino de Merk.

Eso sí que lo tomó por completo por sorpresa, ya que no se esperaba que las cosas cambiaran y fuese él, alguien quien en realidad no pertenecía a la novela como tal, quien ganara la competencia. Llevó su mirada a Mahiru tratando de encontrar una respuesta, aun así, caminó al podio donde estaba el rey de Perk esperando.

-¿Acaso se te olvida? Fuiste tú el que venció a la bestia antes de que salieras corriendo repentinamente.

Recordaba haber estado con Mahiru mientras se realizaba la caza. De pronto las memorias de ese momento le vinieron a la mente, en realidad Mahiru no se equivocaba, él había cazado esa vestía, pero terminó yéndose sin terminar de procesarla debido a que se dio cuenta de la situación con Harusaku. Tantas cosas pasaron que terminó por olvidarlo.

-¡Tenemos un ganador!

Al momento en que el rey gritó eso, todos aplaudieron.

Las damas miraban ansiosas todo lo que estaba pasando, porque eso es lo que realmente esperaban desde hace un par de horas atrás. Hikari miró un momento aquel premió que obtuvo, una estatua con forma de flor hecha de un material similar a la porcelana o el vidrio. Podía dársela a Mahiru, ya que se supone que él era su esposo, pero en ese momento, algo diferente vino a su mente. Allí delante de todos, rompió en dos pedazos el premió que recibió. Todos miraron desconcertados todo lo que estaba sucediendo.

Una mitad se la entregó a Mahiru, pero sin demasiado teatro, luego de haber hablado con Harusaku, Hikari comenzó a pensar en una completa locura. Él podía quedarse al lado de Mahiru, él deseaba quedarse junto a ese ex tirano, aun si eso iba en contra de lo que dictaba la novela original. Aquello ya no era una novela, se trataba de su realidad, así que de la misma forma que sucedió con Harusaku, Hikari decidió ser un poco egoísta. Sin necesidad de dramatismo, Mahiru acepto el pedazo del premio, sintiendo de cierta forma dichoso por recibirla luego de que su relación estuviera tensa.

Al acabar de entregar el pedazo a Mahiru, se giró para caminar en otra dirección, todos se quedaron mirando la situación que se estaba dando, creyendo que quizás el consorte tendría un amante, comenzaron a cuchichear sobre eso, pero Hikari se detuvo delante de Harusaku, sorprendiendo a este, ya que no se esperaba una situación como esa. Miró un momento a Hikari, antes de observar que le entregaba la otra mitad a él, aquello parecía una especie de juramento invisible entre los dos hermanos, una promesa secreta. Luego de todo lo que sucedió en aquella cueva, Harusaku sintió que con eso estaban pactando en piedra su promesa.

Aun con la expresión terrorífica de su abuelo, Harusaku simplemente hizo lo que le vino en gana por primera vez. Se agachó delante de Hikari, teniendo su trozo del premió cerca de su pecho, todos sabían lo que significaba lo que estaba haciendo Harusaku, arrodillarse delante de alguien de la realeza significaba que le estaban jurando lealtad. Hikari se sorprendió de aquel gesto de parte de su hermano, aun así, fue bien recibido, al punto en que Hikari también llegó a hacer una pequeña reverencia. Ambos se estaban jurando lealtad mutuamente, dejando palpado que a partir de ese momento, se tendrían plena confianza.

Después de eso, el festival por la paz transcurrió sin ningún otro contratiempo hasta su finalización.

Notas finales:

¿Qué tal les pareció? 

Originalmente pensaba hacer a Harusaku más malo, pero al final termino siendo un terrón de azucar, no pude odiarlo jaja.

Con esto, Harusaku deja de ser el villano de esta historia... Ahora ¿Quién será nuestros villanos? 

¡Averiguenlo en el siguiente capítulo! 


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