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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

Tal parece que la felicidad esta a la vuelta de la esquina... 

Todo esta regreando a su lugar <3

¡Disfruten!

-¿Qué? ¿¡Por qué!?

La voz aguda de Carol se dejaba escuchar por toda la sala del trono.

Luego de haber resuelto todo el problema con el emperador y la federación, estos habían terminado de acceder al reino y actualmente se estaban quedando en el palacio, por ello el que se encontraba en el trono era el emperador y no Mahiru, este se encontraba parado a su lado. En ese momento todos estaban reunidos en ese salón, viendo a la acusada que se encontraba esposada y arrodillada en aquella alfombra de color azul.

-Joven señorita –dijo el emperador -. Mientras se estaba consiguiendo las pruebas de traición del ministro del reino de Merk, se descubrió que usted estuvo incolucrada.

-¡No! ¡Eso…!

Carol miró en dirección de Mahiru, quien simplemente paso de ella.

No, el hecho de que la ignorara no le afecto, lo que verdaderamente le aterro fue mirar directamente al emperador y darse cuenta que ese hombre tenía esa misma mirada penetrante que antes le mostró Mahiru cuando estaba dejando las cosas claras. Ella recordaba que en la novela se mencionó a ese emperador, un hombre que subió al poder luego de haber acabado con gran parte de su propia familia, los cuales estaban malogrando al imperio. Esas personas solo se preocuaban por ellos mismo y por eso mismo el actual emperador fue el líder de la rebelión. No solo logro hacer suyo todo lo relacionado a la familia real, sino que unifico a todos los reinos.

Ese emperador era admirado y alabado por muchas personas, ya que trajo la gloria perdida al imperio que estuvo a punto de desaparecer por completo. Lo que todo el mundo no sabía es que en realidad, el espíritu que le dio su bendición fue Natyh y que en sus tiempos de juventud, tenía el cabello tan negro como la noche. Por suerte sus ojos fueron de color marrón y pudo ocultar su cabello en aquel tiempo donde eliminaron a la mayoría de personas de cabello negro, porque lo asociaban a haber sido bendecidos por el espíritu de la oscuridad. Ese pensamiento no estaba alejado de la realidad, aunque todo en realidad fue una simple casualidad. El emperador para encontrarse en ese preciso tiempo siendo alabado y venerado tuvo que pasar por una gran cantidad de cosas desagradables.

-No solo te has aliado con ese hombre volviéndote su complice, sino que has atentado contra la familia real del reino Merk.

Después de una investigación, se descubrió que las desapariciones que tuvo Hikari se debió a la magia y no a lo que en un principio Hikari creyó. Con aquella noticia se sintió en extremo aliviado, porque la novela no lo estaba repeliendo, sino que fue la magia de Carol la que causo todo ese desastre. Hikari miraba a Carol desde su asiento, junto a los de la federación, no podía creer que en ese preciso momento estuviera viendo a la protagonista de la historia ser juzgada, algo que jamás paso en la novela. Le daba un poco de lastima la chica, pero no podía hacer nada, las personas tenían que ser castigados por sus pecados.

-¡Eso no…! –dijo ella pasando saliva -. ¡Eso no es mi culpa!

El emperador enarco una ceja.

-Bien, entonces aclarenos el asunto.

El hombre hizo un gesto con la mano para permitirle hablar. Todos conocían que a pesar de ser un hombre cruel, tendía a ser compasivo en los momentos más extraños. Sin excepción, todos merecían una segunda oportunidad, ese era el pensamiento del emperador.

Carol se mordió el labio con frustración.

-¡No es mi culpa! –volvió a gritar, antes de girar su mirada en dirección de Hikari -. ¡Todo es su culpa! ¡Él ha robado mi lugar y ha estado engañando a todos! ¡La culpa la tiene ese hombre!

El emperador suspiro, llevando una mano a su entrecejo. Se levantó de su asiento y camino hacia la chica, quien creyó que le habían creído, pero cuando lo tuvo cerca y miró esos fríos ojos marrones, algo dentro de ella tembló de miedo.

-Señorita… -dijo el emperador -. ¿Acaso esta consciente de que actualmente el hombre que esta insultado lo he reconocido como mi hijo e insultarlo significaba insultarme a mi?

Carol palideció ante aquellas palabras, porque no tenía noción de ellas.

-Eso no…

No pudo mantener la mirada y terminó bajándola. Se encontraba llena de pavor al sentir esa presencia tan cerca, más aun porque al momento en que le aclaro el asunto le dedico una mirada temible, como si la fuese a atravesar con solo observarla.

-Bien, si la señorita no tiene más nada que decir… -indicó el emperador volviendo al trono -. Se dictara su sentencia.

Al encontrarse sentado hizo un gesto con la mano, al poco tiempo se puso delante de Carol un hombre con un pergamino.

-La sentencia de la señorita Carol ha sido decidida –dijo en tono alto para que todos lo escucharan -. ¡La señorita será sentenciada al exilio!

Carol miró al hombre sorprendida, porque ella tenía presente que por lo que había hecho podría considerarse la condena de muerte, pero solo había sido desterrada. Luego dirigió una mirada hacia más atrás, creyendo que al final Mahiru había sido compasivo con ella, pero se quedó impactada cuando el chico volvió a desviar la mirada. Como si el emperador hubiese leído la mente de la chica, decidió hablar.

-Normalmente serías condenada a la guillotina, pero hemos sido considerados debido a la petición de la señorita Minsy.

Con aquellas palabras, Carol descubrió la verdad, no fue Mahiru quien la salvo al final, sino su prima. Minsy se encontraba en aquel salón junto a Jessy y cuando su nombre fue mencionado, no dude en ir a donde se encontraba arrodillada su prima y abrazarla.

-Carol… Todo estará bien, estaremos bien.

No podía creer que a pesar de lo mal que trato a esa mujer, ella siguiera apoyándola. Jessy se paro delante de ambos e hizo una reverencia al emperador. Ambas estaban presente, apoyándola a ella.

-Muchas gracias por tomar en cuenta nuestra opinión.

-Espero que hagan un buen trabajo.

-Sí, nosotras nos encargaremos de Carol.

Antes de que se diera el juicio de Carol, las dos muchachas hablaron con el emperador para pedir que no la condenaran a muerte, sino que la desterraran, a pesar de todo lo que sabían llevo a cabo Carol, las chicas creían que ella podría cambiar, por eso mismo pidieron que se le desterrara nada más. Las chicas se irían junto a su prima para que esta pudiera volver a sus sentidos, regresando a ser la Carol que conocían y amaban.

» Muchas gracias.

Nada más fue dicho y el juicio de Carol terminó.

Los carruajes para las chicas se encontraban listos para partir, así que luego de que se despidieran de las dos chicas, estas se marcharon junto a Carol hacia las afueras del imperio. Hikari de verdad que esperaba que Carol recapacitara y se dira cuenta que las personas importantes para ella se encontraron siempre a su lado. Aunque no se dio como en la novela, Hikari honestamente deseaba que Carol lograra encontrar su propia felicidad. Por su parte el emperador se quedó un poco más en la sala del trono, dejando escapar un suspiro cuando estuvo completamente solo. Desde hace rato, Natyh se le había quedado viendo fijamente.

-Logre mantener la calma, pero… -comento el emperador, dirigiendo su mirada a Natyh -. Es incomodo si sigues mirándome así.

Natyh se sorprendió de que alguien además de Hikari la notara, aun así decidió acercarse al emperador que seguía sentado.

» Sigues viéndote igual a como lo recuerdo, algodón negro…

Al momento de oír aquellas palabras, Natyh se estremeció. Por supuesto que ese sobrenombre le hizo sentir nostálgica, porque así siempre la llamo ese hombre, ella de verdad creyó que no podría volver a hablar con ese imponente hombre que gobernaba el imperio. Aun podía recordar lo pequeño y débil que fue la primera vez que se encontraron, de cierta manera, le recordó a su encuentro con Hikari.

-Has crecido bastante ¿no?

-Todo fue gracias a ti.

Natyh rió un poco, la última vez que pudo mostrar su verdadera forma fue en aquel tiempo donde ese hombre delante de él todavía era un niño. Por culpa de la inquisición, fue perdiendo sus poderes convirtiéndose en la niña que actualmente era. Había sido Natyh, quien con la poca fuerza que le quedó en aquel entonces, logro salvar a ese niño delante de ella, jamás se espero que terminara volviéndose emperador.

-Yo no hice nada realmente…

Por mucho que le doliera decir eso, se trataba de la verdad. El emperador negó con la cabeza levantándose de su asiento.

-Me salvaste la vida en la inquisición, si no lo hubieses hecho, el imperio fuese perecido… -señaló en tono tranquilo -. Siempre te has visto como una inútil, pero Natyh… Tú siempre ayudas en los momentos indicados.

Le estremeció oír las palabras del único protegido que tuvo, por lo menos hasta la llegada de Mahiru y Hikari. Ciertamente como decía el emperador, Natyh siempre se considero inútil, más aun cuando perdió su poder y no pudo salvar a todos sus seguidores. De alguna forma, oír las palabras del emperador le hicieron sentir dichosa.

-Sí, gracias… -la chica sonrió satisfecha, antes de desviar su mirada -. Lo siento, creo que me están llamando.

El emperador observó como el espíritu de la oscuridad se marcho de la sala del trono y dejó escapar un ligero suspiro cuando nuevamente se encontró completamente solo. Al poco tiempo dejó escapar una risa.

-Tú me salvaste y gracias a eso pude convertirme en emperador y salvar al imperio… -dijo el hombre más para sí mismo -. Y ahora lo has vuelto a hacer, has salvado a otra persona que seguro se convertirá en un increíble emperador…

-¿Señor?

El emperador se giró al oír que lo estaban llamando, viendo a un soldado.

-Guiame a mi habitación.

Sin dudar guió su mano al soldado quien de manera natural sostuvo la mano de su gobernante y lo guío a su habitación. Nadie más que ese soldado y quizás la federación, sabía que en realidad el emperador estaba quedándose ciego y sordo, lo cual en realidad no era extraño ya que a diferencia de otros emperadores, él ya llevaba bastante tiempo en el poder. Actualmente el emperador tenía casi noventa años, había vivido demasiado y el momento de partir estaba a la vuelta de la esquina. Siempre estuvo preocupado de la persona que dejaría como su sucesor, por eso se seguía esforzando como gobernante, porque nadie le pareció digno, aunque eso terminó al momento en que conoció al rey de Merk.

Desde la primera vez que lo vio, sabía que se convertiría en un increíble emperador, pero no lo tomó como su hijo hasta ahora debido a que sabía que una sombra lo estaba acosando y mientras siguiera así, no podría volverse un excelente emperador. Aunque cuando lo volvió a ver luego de tantos años, finalmente sintió que el momento había llegado. Podría dejar ese lugar con traquilidad, sabiendo que iba a quedar en buenas manos. Aunque tenía ese pensamiento, no fue sino hasta un par de años después que la noticia de la muerte del emperador llego a oído de todos.

Trayendo consigo a un nuevo emperador.

.

.

.

No fue sino tiempo después que finalmente atraparon a su tío.

El hombre era una rata escurridiza y logro que fuese dicifil de atrapar, aunque al final lograron hacerlo. Lo encontraron cerca de la frontera del reino, tal parecía que pensaba irse a otras tierras, por suerte fue atrapado a tiempo antes de que se escapara de sus manos, porque en otra jurisdicción sería difícil tocarlo. Aunque se supone que debía ir con el emperador, primero fue llevado al reino de Merk, porque al final, el que más sufrió debido a sus acciones fue ese reino. Lo encerraron en las celdas sin comida, solo le dieron agua para que no muriera antes de su juicio.

A pesar de que ya llevaba días en el reino, Mahiru no había ido a ver a su tío. Algo dentro de él lo detenía a hacerlo, quizás porque sentía que si lo tenía delante, no podría contener su deseo de atravesarle una espada. Todo el tiempo confió en él, pero mientras más lo pensaba, más se daba cuenta que todas sus desgracias fueron culpa de su tío, había sido él quien engaño a sus padres para que lo encerraran, para luego volverse su salvador cuando lo sacara de ese infierno. Había estado bailando en la palda de su mano como el mejor títere de todos, si no hubiese sido por la llegada de Hikari, hubiese cometido locuras creyendo que era lo correcto.

Dejó de divagar en sus pensamientos cuando sintió a alguien sentarse a su lado, se trataba de Hikari. Lo miro un momento, de verdad que estaba aliviado y agradecido de que Hikari se cruzara en su vida, porque sin él no habría sido capaz de darse cuenta de todo eso. Su mano busco la de su compañero como costumbre, entrelazando sus dedos cuando se encontraban. Hikari le regaló una pequeña sonrisa, antes de hacer lo mismo de siempre, colocar su cabeza en el hombro ajeno. Nadie le creería que con ese simple gesto se salvo en más de una ocasión.

-Me siento tranquilo cuando estamos así…

No pudo evitar confesar, escuchando la risa ajena como respuesta.

-Yo también me siento igual… Estar así… Me hace sentir completo.

Mahiru dejó escapar un ligero suspiro.

-Sí, es eso mismo…

Como si Hikari le hubiese dicho la respuesta de una pregunta difícil, se sintió más relajado de lo que estaba antes. Podía quedarse de esa forma por el resto de su vida sin problema alguno.

-Por cierto…

Mahiru abrió los ojos porque en un punto los había cerrado.

-¿Qué sucede?

Pudo notar al otro un poco nervioso, tal vez le iba a dar una mala noticia. Saco de su mente cualquier mal pensamiento después de oír la respuesta.

-Tú sabes… Nosotros estamos casados… -Mahiru asintió en respuesta como si fuese lo más obvio -. Bueno… Nosotros no hemos tenido nuestra luna de miel…

Mahiru no pudo evitar reír ante la tierna reacción que tuvo Hikari al decir aquello.

-Entonces… ¿Quieres que tengamos nuestra luna de miel…?

-Bueno, si tu no quieres no tienes que aceptar…

-Hikari –el mencionado se giró a verlo y Mahiru apego sus frentes -. Por supuesto que quiero estar contigo.

-Yo no lo dije en ese sentido…

Hikari hizo un puchero, antes de sentir como la poca distancia que había entre sus labios se volvió nula. Por supuesto que correspondió al beso de Mahiru, desde hace tiempo que lo había estado esperando, porque con toda la conmoción, no habían podido dedicarse tiempo mutuamente. La mano libre de Mahiru fue a dar a la mejilla de Hikari y la de este sostuvo la ropa en el pecho ajeno.

-¡Realmente eres malo!

Mahiru se quejó luego de haberse separado del beso, porque Hikari le había mostrado una expresión a la cual no podía resistirse. Antes de darse cuenta ambos se encontraban entretenidos besándose, mientras sus manos iniciaban una danza para ir sacando cada una de las prendas que llevaban. Al momento en que se separaron para mirarse un poco, los dos estaban sobre la cama con toda la ropa tirada desordenadamente.

-Esta noche será solo de nosotros.

-Por supuesto que si.

Ambos rieron por las cosas que estaban diciendo, aun así volvieron a unir sus labios en un dulce beso que fue subiendo de nivel mientras más se besaban. Ese fue el principio de todo, porque no paso mucho tiempo para que comenzaran a tocarse mutuamente, los dos habían extraño a su compañero en todo ese tiempo que se encontraban separados.

Sin siquiera dudarlo, se dejaron llevar por la pasión toda la noche.

.

.

.

El amanecer de un nuevo día había llegado.

La luz solar fue lo que causo que Mahiru terminara por despertarse esa mañana. Al levantarse y mirar a su lado, pudo ver a su compañero aun dormido, lo cual le sacó una sonrisa a la vez que le avergonzaba, ya que podía apreciar perfectamente cada marca dejaba la noche anterior. Tomó la cobija para cubrir un poco el cuerpo de Hikari, antes de levantarse y prepararse, tenía algo que hacer ese día, no podía seguir posponiéndolo.

Al salir de la habitación, se encontró con un soldado.

-Iré a las celdas.

El hombre asintió con la cabeza, aquello más que una orden era un aviso, que más tarde seguramente tendría que decirle a la persona que se quedo dentro de la habitación. Sin agregar más nada, emprendió camino hacia el lugar donde estaban las prisiones del reino de Merk. Le llevó un buen rato llegar, ya que estas estaban a las afueras del reino mismo, al llegar fue recibido por los soldados que custodiaban la prisión, quienes lo guiaron directamente con la celda de su tío.

Al llegar y verlo, pudo ver lo malogrado que se encontraba, porque se veía pequeño a comparación de lo que él recordaba. Además de estar sucio y apestar como un perro moribundo. Mahiru frunció el ceño y cuando la mirada de su tío se encontró con la suya, pudo ver una reacción común, su tío se puso agresivo tratando de atacarlo, pero por suerte, los barrotes de las celdas le impidieron alcanzarlo. Se veía increíblemente patético en ese lugar.

» Realmente, ahora me pregunto cómo pude confiar en ti.

Por supuesto que tuvo una reacción de parte de su tío.

-¡Ha! ¿Crees que has terminado conmigo? ¡No te creas la gran cosa!

Oirlo gritar solo le molestaba, porque lo hacia ver aun más miserable de lo que ya seguramente era. Decidió contenerse, por lo menos así fue al principio, porque después su tío concibió algo que le hizo perder los estribos.

» ¡Esto no ha terminado! Tanto tu como ese maldico mocoso… ¡A ambos los haré pagar con sangre!

Al oír que mencionaba a su compañero, Mahiru dejó de ser paciente.

Tomó la mano de su tio y la fracturo, antes de hacer que su tío se golpeara contra los barrotes. Pudo escuchar con perfecta claridad sus gritos de agonía, porque ese sitió tenia una excelente acústica. Si continuaba diciendo estupideces, seguramente le terminaría rompiendo más que solo la mano.

-No te atrevas a decir el nombre de Hikari de nuevo… -dijo completamente serio -. Si tan siquiera tratas de pensar en él, te arrancare miembro por miembro cada parte de tu cuerpo.

No bromeaba y con la mirada que le dedicaba, su tío se dio cuenta de ello. Esa mirada, precisamente esa mirada y ese trato es el que por tantos años trato de apaciguar y que no se dirigiera en su dirección, pero ahora tenía plena  atención sobre él. El tío de Mahiru sabía muy bien, todo el tiempo lo supo, que su sobrino podría condenarlo en cualquier momento si no se andaba con cuidado, el que le rompiera la mano lo demostraba. Para ese chico, había dejado de ser su tío o tan siquiera un humano.

» Ya he hablado sobre tu sentencia con el emperador…

Su tío se sorprendió, antes de volverse a acercar a los barrotes.

-¿¡Qué!? ¡¿Creen que podrán deshacerse de mi tan fácil?!

Mahiru dejó escapar una risa, no podía creer lo orgulloso que seguía mostrándose su tío en semejante situación desfavorable. Esa sonrisa hizo sentir más enojo en el mayor.

-Creo que tienes una idea equivocada –dijo Mahiru cruzándose de brazos -. No serás condenado a muerte.

-¿Qué?

Su tío parecía desconcertado, así que decidió continuar.

-Serás encerrado en ese precioso cuarto que tienes… -su tío era consciente de lo que estaba hablando -. Allí pasaras el resto de tu vida.

-¡Imposible! ¡Eso…!

-Si crees que con eso moriras pronto, estas equivocado… Pondremos un hechizo de restauración, así que no podras morir.

Su tío soltó un grito ahogado, sabía lo que significaban aquellas palabras. Con un hechizo de restauración, sin importar lo que hiciera o si no comía, seguiría vivo, así que si lo encerraban en esa habitación con esa clase de hechizo, viviría el resto de su vida, su eternidad, encerrado en cuatro paredes donde nunca le entraría la luz. Al ser consciente de aquel hecho, comenzó a temblar desesperado, nadie querría pasar el resto de su vida encerrado en soledad. Mahiru se dio cuenta que su tio había captado el asunto, así que se inclinó para quedar más cerca.

» Es la condena perfecta para ti –agrego Mahiru -. Así sabras lo que sentí durante todos esos años que estuve encerrado por tu culpa.

Por haber convencido a sus padres, Mahiru duro encerrado en una habitación casi que por un siglo completo, por suerte terminó saliendo, que fue justo el momento en que acabo con gran parte de su propia familia y se convirtió en rey. A Mahiru le parecía justo que su tío experimentara lo mismo que él tuvo que pasar durante esos años de encierro, aunque a diferencia de él, su tío no volvería a salir más nunca. Se encargaría por el resto de su vida que esa condena fuese cumplida al pie de la letra.

Pronto el terror en la cara de su tío se transformo en ira y Mahiru solo disfrutaba de aquel teatro que estaba presenciando. Los insultos no se hicieron esperar y él solo tenía una sonrisa sobre sus labios. Finalmente la persona que había estado arruinando todo en su vida iba a desaparecer, así que se sentía satisfecho por cómo se habían dado las cosas. Suspiro cuando pudo ver como su tío se quedaba sin fuerzas para insultarlo, así que decidió que el momento de volver había llegado.

» A pesar de todo… Estoy agradecido con usted –dijo Mahiru antes de irse -. Porque gracias a lo que hizo, pude conocer a la persona que más amo.

Tal vez si las cosas se hubiesen dado diferente no habría tenido el placer de conocer a Hikari, así que de cierta forma estaba agradecido con su tío. Entendió perfectamente que le mostrara una expresión desconcertada, pero decidió no prestarle atención al asunto, por ahora se preocuparía por las cosas que sí valían la pena. Salió de aquella prisión, llevando una mirada al cielo mientras traían su caballo, al llegar al palacio le mandaría una carta al emperador, la sentencia de su tío podía llevarse a cabo, él ya había dicho todo lo que quería a ese despreciable hombre.

A partir de ese momento, su tío tendría el placer de conocer la desesperación y agonía.

.

.

.

La sentencia de su tío fue anuncida y con eso los días de paz llegaron.

Las cosas estaban comenzando a mejorar para todos. Harusaku había heredado el nombre de la familia, haciendo que su abuelo pagara por cada cosa que hizo mientras tuvo el control de la familia, no hubo nadie quien no fue castigado por el nuevo jefe de la familia, además de eso, tal parecía que se convirtió en la mano derecha de una joven dama, misma que al poco tiempo se convirtió en la reina de Perk, esa fue la primera vez en el imperio que una mujer subía al trono sin casarse. Desde que el inútil rey anterior fue desterrado del poder y subió al trono aquella valiente dama, con el apoyó de muchos, la mujer logro elevar el reino Perk que se encontraba en decadencia. Ese reino no fue el único que tuvo una ola de cambios, porque otros que se encontraban afectados por las bestian, también comenzaron a mejorar con el apoyó de los demás reinos.

La historia parecía acercarse a un final feliz, aunque eso solo era un pensamiento, ya que se estaba hablando de la realidad. Todo marchaba bien, aun cuando les tocó asistir a audencias con el emperador por haber sido reconocidos como sus hijos. El trabajo se volvió más pesado, pero se aligero un poco cuando ambos se desligaron de las tareas del reino Merk, pues su hermana pequeña Luly tomó el control del reino antes de su mayoría de edad, mismo momento en que fue coronada como reina, la segunda mujer que subió al trono en toda la historia del imperio.

Luego de un tiempo, cuando se acostumbraron a aquel palacio del emperador, este finalmente dio su último aliento, con la muerte del antiguo emperador, subió al torno Mahiru como el nuevo emperador. Todos celebraron su ascenso con alegría y dicha, fue un día conmemorativo para el imperio. Aunque antes de volverse emperador, ambos se encargaron de que el orden fuese restablecido para el mundo de los espiritus, así que cuando Mahiru fue coronado, los falsos rumores sobre el espíritu de la oscuridad desaparecieron por completo.

Las cosas marchaban bien, tan bien que nadie se espero lo que sucedió poco después de la coronación.

Tuvieron que llevar a cabo todo el protocolo y saludar a todos, no solo el reino que lideraba el emperador, sino que tendrían que viajar a cada uno de los otros para presentarse a sus ciudadanos. Iba a tener una agenda realmente apretada, por eso tenían que aprovechar ese tiempo libre que les quedaba. Esa mismo razón fue el motivo por el cual, tanto Mahiru como Hikari se escaparon de la fiesta que se estaba dando en su honor, fueron directo al majestuoso jardín donde estaba una estatua de cada uno de los espiritus que gobernaba ese mundo. Aunque en realidad se trató de Mahiru arrastrando a Hikari fuera de la lujosa fiesta.

-¿A dónde vamos?

Hikari preguntaba, porque era incomodo andar con esa ropa.

-Estoy cansado de los saludos, descansemos un rato.

No pudo evitar reír, Mahiru había llegado a volverse más sincero. Se detuvieron en su andar, pero Mahiru no dejó ir su mano, se veía tan guapo en aquellas prendas que llevaba, un digno y completo gobernante.

» Además, también hay una cosa que quiero decirte…

-¿Decirme?

Pudo ver como el otro asentía, con sus mejillas algo enrojecidas.

-Bueno, sé que ha pasado un tiempo y que en realidad llevamos muchos años casados…

Mahiru no estaba errado, se habían casado cuando tenían diecisiete y dieciséis años, justo dos años antes de que diera comienzo la historia de la novela, actualmente se encontraban en sus veinte. Mahiru tenía veintitrés años y Hikari veintidós, siendo un total de siete años de matrimonio.

» Pero en aquel entonces fuiste tu quien lo propuso, así que deseo hacerlo correctamente.

-¿Correctamente?

Hikari seguía sin entender la situación, aunque al ver como soltaban su mano y el otro se arrodillaba delante de él, le forzó a entender la situación. Sus mejillas tomaron un tono rojizo, viendo como Mahiru buscaba en su chaqueta, no se podía creer lo que estaba a punto de presenciar.

-Hikari Akari –se agitó al oír su nombre -. A partir de este momento quieres convertirte en mi esposo, para amarte el resto de mi vida.

-¡Sí!

Ni dudo en contestar, permitiéndole a Mahiru que le colocara aquel anillo en su dedo. Hikari lo llevó a su pecho, sintiéndose dichoso de tener esa argolla.

-Yo… -Hikari miró a Mahiru, cuando este comenzó a hablar -. Yo realmente te amo, te amo demasiado.

Algo dentro de Hikari se estremeció por completo al oír aquellas palabras. Tomó la decisión de hacer lo mismo que Mahiru, apretó sus manos de manera fuerte para tener el valor que necesitaba.

-¡Mahiru, yo también te a…!

Todo se congelo.

Hikari no terminó su frase, porque de pronto desapareció por completo. Mahiru solo pudo mirar como el anillo que acababa de colocar junto a la corona que lo catalogaba como su compañero caían al suelo. El día de la coronación como emperador, también fue el día donde Hikari desapareció de la faz de la tierra, porque no importó cuánto lo busco o dónde lo busco, nunca logro encontrar a Hikari de nuevo, como la espuma simplemente desapareció sin dejar rastro.

Mahiru se convirtió en un increíble y venerado emperador, pero jamás volvió a desposar a alguien más. Las historias cuentan que no dejó de buscar a Hikari hasta el día de su muerte.

Notas finales:

¡Eso ha sido todo!

Nos vemos en el siguiente capítulo <3

Posdata: Disfruto separar a mis personajes de esa forma... No me odien xD


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