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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

Aquí vengo con el segundo capítulo de esta historia.

Recuerden que no es una historia toda rosa </3

Espero la disfruten

Desde su llegada a esa tierra, había transcurrido todo un año.

Ahora mismo se encontraba en su treceavo cumpleaños. Tal cual como acordó con Natyh, solo se concentró en mejorar sus habilidades, por suerte para él logro intercambiar cosas del palacio donde vivía por armas. Aunque eran de mala calidad, le servían por el momento. Decidió comprar un cuchillo, una espada y un arco y flecha, el cuchillo para pelea cuerpo a cuerpo, la espada para defenderse de cualquier cosa y el arco para poder atacar al enemigo desde la distancia. También comenzó a hacer ejercicio para fortalecer sus músculos, tenía que decir que los primeros días terminaba desmayado debido al esfuerzo, pero se fue acostumbrando al punto en que podía correr por todo el palacio sin cansarse.

Aun cuando Hikari se dedicó a mejorar sus habilidades físicas, no dejó atrás la parte mental, así que cualquier libro que encontraba, no dudaba en leerlo, en busca de información y otras cosas. Tristemente, Hikari no encontró ningún libro sobre magia, así que en ese aspecto, Natyh lo ayudó con lo básico. Mientras más se esforzaba, más se asombraba de lo rápido que aprendía todo lo que hacía.

No sabía si esa era una habilidad de ese Hikari, pero sin importar que hiciera, todo lo aprendía en un momento, no solo eso, lograba recordar a la perfección cada libro que leía. Ciertamente, Hikari siempre tuvo una buena memoria desde que tenía uso de razón, pero jamás creyó que en ese mundo le serviría. Además de todo eso, él y Natyh descubrieron que al parecer sus habilidades y las del Hikari de allí de alguna forma se fusionaron, convirtiéndolo a él en una especie de talentoso.

Hikari aprendió a utilizar la oscuridad, que era su magia al haber recibido la bendición de Natyh. También mejoró bastante con el arco y flecha, con la espada y la pelea cuerpo a cuerpo pasó lo mismo, Hikari podía cazar bestias más grandes que él gracias a esa habilidad trampa que al parecer poseía. Agradeció que por lo menos fueran compasivos con él dándole una buena habilidad, aunque nunca espero que fuese tan buena.

Las clases en ese mundo se dividían en cuatro: principiante, intermedio, avanzado y maestro. Gracias a Natyh, Hikari podía ver el nivel en el que se encontraba, debido a que se dedicó todo un año a eso, ahora mismo se encontraba en el nivel intermedio para ambas cosas, la magia y la fuerza (pelea cuerpo a cuerpo y con un arma). Para suerte de él, mejorar tan rápido le ayudo a conseguir dinero, ya que cazaba los animales y los vendía,  igual que tomaba trabajos para obtener cosas del bosque prohibido.

Hikari estaba volviendo de haber vendido la carne de un animal del bosque, moviendo un poco la bolsa donde tenía el dinero que recibió por su venta. No era mucho dinero, pero le ayudaba a mantenerse y comprar comida para sobrevivir adecuadamente, además, por su trabajo se había hecho una pequeña fama. Al parecer en ese lugar no les parecia extraño que un niño trabajara, mientras llevara a cabo el trabajo con éxito, no les importaba si el que lo hacía se trataba de un mocoso.

De pronto escuchó un ruido que hizo detener su paso.

Cuando se giró a ver, pudo observar no muy lejos de él a unos hombres, según lo que pudo apreciar, estaban rodeando a unos niños. Además de eso, pudo notar que los niños estaban encadenados, se encontraban en el mismo estado en que él estuvo cuando llego como Hikari. No pudo evitar sentir algo de lastima por aquellos niños, pero decidió primero observar un poco la situación.

-¿Creyeron que iban a poder escapar?

Aquello lo soltó uno de los robustos hombres, antes de escupir a los niños encadenados.

Tenían varias cicatrices, además de quemaduras, aparte de todo eso, pudo apreciar otras cosas que no quiso profundizar. Eran dos niños, una niña de cabello rubio y otro niño con el cabello del mismo color, solo que más grande que la chica. El hombre tiró de las caderas de la niña haciendo que se arrastrara por el suelo. Hikari había olvidado aquel pequeño asunto por dedicarse a otras cosas o más bien había decidido ignorarlo, en aquel lugar existía la esclavitud.

Lo más probable es que aquellos niños fuesen esclavos que serían ofertados en el mercado negro. Una cosa que recordaba de la novela es que mencionan sobre eso, como personas malas robaban niños nobles para convertirlos en esclavos en el mercado negro, sobre todo la raza pura como esos niños rubios. En ese mundo, las personas que nacían rubias las catalogaban como seres más cercanos a los espíritus, así que no sería extraño que su precio en el mercado negro fuese alto. Había muchas leyendas relacionadas a esas personas.

Dejó de divagar en su mente cuando pudo escuchar como el niño trato de detener que lastimaran a la niña, su acción no sirvió de nada cuando el hombre más robusto lo pateo en el estómago. Pudo ver como tosía con fuerza al igual que la pequeña niña lloraba con la poca fuerza que tenía.

-Realmente que son molestos, los pondré en su lugar…

El hombre rió, antes de golpear contra el suelo la cabeza de la niña, luego de eso la posición con sus piernas abiertas. Con la mano que tenía libre, fue a su cinturón el cual comenzó a quitar. El otro niño de inmediato volvió a moverse, pero como el hombre robusto no andaba solo,  el otro sujeto sostuvo al niño para evitar que hiciera algo, pegándolo al piso, pero sosteniendo su cabeza para que no se perdiera nada de lo que estaba pasando.

Aunque sonara cruel, aquello no tenía nada que ver con él.

Eso fue lo que pensó y estuvo dispuesto a girarse e ignorar lo que estaba pasando, pero el ruido del cinturón ser sacado del pantalón de un solo tirón hizo que se congelara en ese lugar. Ese sonido lo reconocía muy bien, igual que el sollozo silencioso que dejaba escapar la niña¸ Hikari podía reconocer ese sonido perfectamente. De pronto un sentimiento le invadió de golpe… la furia.

El niño gritaba mientras trataba de detener lo que sucedía, pero era completamente inútil. El hombre se posición para aplicar el “castigo”, sonrió de forma perversa, viendo como unos simples niños sufrían por lo que estaba pasando. Estaba listo, iba a hacerlo, pero no llego a finalizar su tarea, de pronto se vio aturdido debido a que recibió un fuerte golpe que le hizo sangrar.

-¿¡Qué!?

El hombre robusto grito para encarar al que lo había golpeado, viendo que se trataba de otro niño. Al darse cuenta que la otra parte no le iba a hacer nada, rió antes de levantarse, aquella pelea la tenía ganada.

» ¡Lárgate ahora! A menos que tú quieras formas parte de esto.

Hikari bajo la capa que cubría su rostro. Con la poción para cambiar su cabello, lo había vuelto blanco como la nieve, el hombre robusto al detallarlo, pudo apreciar que se vendería a un buen precio. Al parecer aquel iba a ser su día de suerte, más aun lo creyó cuando Hikari llevó su mano a el cinturón que sostenía su espada, se lo quito y lo tiró lejos de él, hizo lo mismo con el arco y flecha que llevaba. Se estaba desarmando por su propia voluntad, no solo eso, cuando terminó de quitarse las armas, paso a su ropa, la cual también comenzó a sacarse.

El hombre robusto sonrió satisfecho, acercándose a Hikari, llevando una mano a su cabello y tirando de este para poder ver mejor su cara. No tenía una inclinación por los niños, pero tenía que realizar una prueba de calidad del producto. El otro niño de cabello rubio veía la escena algo desconcertado de que alguien por su propia voluntad estuviera haciendo aquello. Hikari fue lanzado contra el suelo, sintiendo como el hombre más grande se posicionaba encima de él, no expresando nada cuando la lengua del otro hombre pasó por su piel.

Luego de pasar su lengua por la piel que estaba a la vista, se movió para que su parte baja quedara cerca de la cara de Hikari. El hombre se posición, llevando una mano al cabello ajeno para que no pudiera desviar su mirada en otra dirección. Con una sonrisa sobre su rostro se atrevió a volver a hablar.

» ¡Vamos! Espero que hagas un buen trabajo… -comento con una pausa -. Si te atreves a morderlo, te golpeare hasta la muerte.

La amenaza estuvo presente, pero aquello solo provoco que Hikari dejara escapar una risa por lo que estaba escuchando. Por supuesto que no, Hikari no era esa clase de salvaje que mordería la hombría de aquel sujeto, no, él hizo algo muy diferente. Cuando buscó forzarlo para que abriera la boca, fue el momento en que él actuó.

El hombre robusto comenzó a gritar, pero no precisamente gritos de placer. El niño rubio pudo ver al poco tiempo el tono rojizo correr por el suelo. Hikari se levantó del suelo, viendo como el sujeto que antes lo tiro al piso se retorcía de dolor, claro que iba a sufrir de dolor, si Hikari uso el cuchillo que guardaba dentro de su ropa y pasaba desapercibido para cortar cierta parte del cuerpo ajeno.

-Pensé que no era necesario que lo tuvieras.

Fue lo que soltó mientras sostenía el cuchillo, debido a la posición en la que antes se encontraba, tenía su cara algo cubierta de sangre. El hombre aunque quisiera no iba a poder hacer nada debido al dolor que seguramente sentía por la pérdida de su parte baja.

-¡Alco!

El otro sujeto que sostenía al niño grito, pero antes de poder reaccionar correctamente, Hikari se había movido rápidamente para quedar enfrente del hombre, sin ninguna duda en sus movimientos el cuchillo que antes uso lo paso por los ojos del desconocido. Otro grito de dolor fue soltado al aire, en esta ocasión el que se llenó un poco de sangre fue el niño rubio.

-No creo que necesites de tu vista…

Hikari rió, antes de limpiar su cuchillo con la ropa del hombre en el suelo que trataba de calmar el dolor que sentía en sus ojos por la cortada, seguramente los perdería, pero a Hikari no le importaba.

Al acabar de limpiar el cuchillo, caminó a donde se encontraba tirada la pequeña niña. Al acercarse, se pudo dar cuenta de algo, esa niña no le quedaba mucho tiempo, estaba sufriendo allí en el suelo. Se agacho, pero en eso escuchó el sonido de las cadenas, girándose en la dirección de la que vino, viendo al niño rubio.

-¡No la toques!

El niño intento ir a detenerlo, pero se enredó en las cadenas y fue a dar al suelo. Hikari solo dejó escapar un suspiro.

-No le queda mucho tiempo, mantenerla aquí es hacerla sufrir.

Hasta ahora lo notaba, puesto que mentalmente él tenía veinte, pero esos no eran niños, el chico rubio tendría seguramente la misma edad que él y la niña, seguramente rondaría por la edad de ocho o siete años. Le pareció un poco triste que una niña de tan poca edad no pudiera disfrutar de una larga vida. El niño se estremeció al oír aquellas palabras, al parecer también era consciente que la niña no iba a durar mucho.

» Dejemos que vaya a mejor vida…

Luego de soltar aquellas palabras se giró para sin más levantar su cuchillo y clavarlo justo en el pecho de la chica. Esta solo se estremeció un poco antes de que sus ojos terminaran de perder la poca vida que le quedaba. Al momento en que notó que ya la niña había muerto, llevo una mano a su rostro para cerrar sus ojos, lo mejor para ella en esa situación era acabar con su vida lo menos doloroso posible.

Se levantó para ir por las cosas que antes tiró, volviéndoselas a poner, los hombres mayores aún seguía retorciéndose en el suelo. Hikari llevó su mirada al niño y cuando estuvo de nuevo vestido correctamente, se acercó a este, el cual tembló ligeramente al tenerlo cerca. No le pareció extraño para nada la mirada llena de miedo que tuvo, aunque si le sorprendió cuando esa mirada cambio por una llena de enojo.

-No pienses… -inició para agacharse y tirar de las cadenas que tenía el otro niño -. Que te he salvado de gratis.

El niño se tensó al oír aquellas palabras.

» A partir de ahora tu vida me pertenece.

La tensión que originalmente tenían las cadenas se fue aligerando mientras más miraba al otro niño quien sostenía las cadenas que lo mantenían prisionero. No dio una respuesta y Hikari pasó a romper con magia las cadenas del otro chico.

No agrego más nada y se levantó comenzando a caminar lejos de aquel lugar. En sus acciones nunca arrastro al niño rubio o lo tironeo por todo el lugar, solo lo dejó allí libre de las cadenas que lo ataban. Camino sin mirar atrás, por lo menos hasta que sintió la mirada de Natyh, así que llevo su mirada al espíritu que lo acompañaba.

-¿Estás seguro de esto?

No llegó a contestarle cuando detuvo su andar para girarse hacia el camino que había recorrido, viendo allí al niño rubio.

Este se encontraba algo agitado, pero se encontraba allí parado a unos pasos de él. Ninguno de los dos dijo algo en ese preciso momento y luego de sonreír, Hikari se giró para continuar caminando siendo consciente de que el otro chico de su misma edad lo estaba siguiendo. No es como si él fuese a acosar al niño si tomaba la decisión de huir, la verdad es que le daba igual, solo dijo aquello por el calor del momento, pero ver que al final decidió seguirlo le saco una leve sonrisa.

Al parecer, había encontrado a su fiel sirviente.

.

.

.

Ya habían pasado un par de días desde aquel evento.

Tenía que decir que el otro niño hacia un buen trabajo, conocía muy bien las cuestiones sobre etiqueta, además de que sabía cocinar, así que Hikari podía esperar amanecer con un desayuno listo. No es como si le hubiese dado una orden de lo que tendría que hacer, el otro simplemente tomó la decisión de hacer esas tareas, Hikari solo se encargó de bañarlo y conseguirle un conjunto de ropa nueva, no podía trabajar con esos harapos que llevaba.

-Por cierto… -soltó mientras bebía una taza de té, aunque era más agua que té -. No he preguntado tu nombre.

-¡Hikari! ¡Ya lleva aquí una semana! ¿Ahora es que caes en cuenta?

Natyh le regaño y Hikari suspiro.

-Bueno, no lo había pensado hasta ahora.

El otro chico ya estaba acostumbrado de ver al que había catalogado como su señor hablando solo, aquella no se trató de la primera vez, al principio le sorprendió, pero Hikari le contó la verdad y él la aceptó sin preguntar demasiado.

-Yo… -dijo, teniendo la atención de su señor -. Mi nombre es Vitky Arai.

Hikari se quedó un instante pensativo sobre aquel nombre, porque ese nombre le sonaba de alguna parte. Cerró los ojos para relajarse, pegando su espalda al espaldar de la silla.

-¡Ah! –comento de pronto abriendo los ojos -. ¡Tú eres de una familia noble!

Finalmente lo recordó, el motivo del por qué ese nombre le sonaba, también se trataba de una familia noble, pero una caída. Debido a la mal administración que llevó el heredero, la familia había ido a la quiebra, ahora entendía la razón de que ese chico estuviera con esos esclavistas. Suspiro un poco, ahora tenía como sirviente a un antiguo noble, eso explica el que supiera tantas cosas.

» Tú… ¿Quieres regresar con tu familia?

No obtuvo una respuesta a su pregunta. Hikari suspiro llevando una mano a su entrecejo, no había planeado algo como eso intencionalmente, al parecer los azares del destino eran más aterradores de lo que pensaba. Vitky miraba en silencio al otro chico, antes de decidirse a volver a hablar.

-La familia Arai ya no existe –inició sin emoción en su voz -. Y si aún existiera, tampoco quisiera regresar.

Obviamente nadie quisiera volver a una familia que no dudo en vender a su propia sangre. Hikari se levantó de su asiento dejado la taza que había estado sosteniendo.

-Está bien –dijo acercándose a Vitky -. A partir de ahora no permitiré que algo malo te pase, después de todo, tu vida está bajo mi cuidado.

Hikari estiró sus brazos en dirección de Vitky y lo atrapo en un leve abrazo. Él particularmente no era muy dado a ese tipo de contacto y también se daba cuenta que el otro tampoco, pero aun sí, ninguno de los dos se separó mientras se abrazaban. Al separarse, Vitky abrió la boca para decir algo.

-Usted mismo lo dijo… Mi vida le pertenece, así que haré lo que usted desee.

Sin poder evitarlo, Hikari llevo una mano al cabello ajeno, dándole una caricia.

-Buen chico.

Le regalo una sonrisa mientras hacía aquello, aunque Vitky no cambio mucho de expresión ante aquella acción. En lo poco que llevaban relacionándose, Hikari se percató de que Vitky no era muy expresivo en cuanto a lo que sentía, siempre tenía la misma expresión, suponía que las cosas que pasó lo llevaron a actuar de esa forma.

» Bien, preparémonos para salir.

-¿Vas a ir al bosque de nuevo?

Natyh se quejaba de nuevo, inflando sus mejillas.

-Claro que si –comento mirando a Vitky -. Tenemos que hacer que Vitky tenga un nivel decente. No tendré a un sirviente que no pueda hacer su trabajo.

Vitky asintió con la cabeza a las palabras ajenas.

-Haré lo que me órdenes.

Hikari sonrió ante aquellas palabras.

Luego de tanto tiempo, finalmente podía considerar que tenía un aliado en aquel lugar, porque Hikari tenía claro que con ninguna persona de su propia familia podía contar. Esas personas eran seres egoísta que solo buscaban el beneficio propio, había solo que mirar el estado del pueblo y las pocas leyes para darse cuenta de ello.

Tenía que prepararse para cuando llegara el momento crucial.

.

.

.

Se encontraba regresando de una de sus aventuras al bosque prohibido cuando se encontró con algo inesperado.

Vitky se había adelantado ese día para tener todo listo para cuando él volviera, además, ese día le llevo más tiempo regatear con el comerciante para que le diera el dinero adecuado por su mercancía. Esos hombres le habían enseñado muy buenas lecciones sobre el comercio, así que a estas alturas ya Hikari podía comerciar tranquilamente. Aunque nunca faltaba alguno que se quisiera aprovechar porque se trataba de un niño, en esas ocasiones Hikari solo usaba la fuerza para someterlo.

El demonio salvaje.

Así había sido apodado Hikari en el bajo mundo. A pesar de que se trataba de un niño, ya nadie lo consideraba de esa forma, lo llamaban demonio porque no dudaba en destruir a la otra parte de ser necesario y le incluyeron salvaje ya que a veces tendía a dejarse llevar, presionando más de la cuenta. Se podría decir que Hikari se hizo una reputación sin darse cuenta, un lobo vestido de oveja.

En esta ocasión, decidió no ir por el camino de siempre sino tomar el principal, no supo que fue lo que le llevo a tener tan estúpida idea. Tal vez se debió a que se relajó debido a que tenía tiempo sin ver a la familia Akari y desde que el mayordomo y la sirvienta dejaron de aparecer, Hikari tuvo un tiempo de tranquilidad, haciendo lo que le viniera en gana. Iba caminando y justo antes de llegar a la puerta principal del palacio donde vivía, una voz llego a sus oídos.

-Pareces encontrarte en buen estado.

Hikari sintió como el ambiente se volvió frío y su cuerpo se paralizo en su lugar. Ni con el mayordomo o la sirvienta se sintió de aquella forma, como si el mismo miedo tuviera forma. Al parecer, aunque no era el Hikari original,  su cuerpo recordaba el miedo que sentía por ese hombre.

Se giró lentamente, sintiendo que no podía elevar la mirada para mirarlo cara a cara. El hielo impenetrable, así mismo es como apodaban a ese hombre que no dudaba en asesinar a su propia familia con tal de lograr sus objetivos. Hikari se sintió frustrado que ni aun con todo lo que había hecho lograba alejar ese miedo que corría por sus venas.

» ¿Acaso no sabes saludar correctamente?

Tenerlo cerca empeoro su situación.

-Señor, recuerde que no ha sido educado correctamente.

Al parecer su padre andaba en compañía, suponía que su mano derecha, un hombre sin corazón al igual que su propio padre. Para esos dos hombres, la piedad no se encontraba en su diccionario, ni la lastima.

-Hm… -soltó su padre -. Creí que encontraría algo emocionante luego de lo que oí.

Hikari se preguntó a lo que se refería su padre.

No fue necesario hacer la pregunta, porque pronto se enteró de lo que estaba hablando. Aquel hombre que se hacía llamar su padre lo tomó con brusquedad de su cabello, haciéndolo levantar la mirada. Esos ojos fríos que parecían penetrarlo mientras más lo observaban, más esa mano que sostenía con firmeza su negro cabello ya que el efecto de la poción se había terminado.

» ¿De verdad fuiste tú quien arruino las manos del mayordomo?

Hikari de verdad quiso mantenerle la mirada, pero le ardía el jalón de pelo. Se preguntó en ese momento la razón de que su padre, luego de tanto tiempo, viniera precisamente por eso. Ya había pasado todo un año desde que arruino las manos de ese desagradable viejo.

» Al parecer no.

Su padre soltó su cabello, pero Hikari no tuvo tiempo de relajarse, el hombre llevo la mano a su rostro y sin un poco de remordimiento lo estampo contra la puerta. Estaba seguro que si no fuese porque la puerta era de metal resistente, la hubiese roto por el golpe. Estaba seguro que ese golpe le pasaría factura después, aunque estuviera pensando en eso, también buscaba una manera de poder salvarse de esa.

Tal parecía que no tenía ni un minuto para relajarse en aquel lugar. Cuando leyó la historia al inicio creyó que todo aquello parecía tan bonito, todo el drama y los sucesos, pero ahora que los vivía, se podía dar cuenta de lo horrible que en realidad eran. En ese lugar literalmente era asesinar o ser asesinado.

Su padre con un sola mano, mientras apretaba sin delicadeza su rostro lo elevó un poco, provocando que sus pies no pudieran tocar el suelo. No lo podía permitir, morir de aquella forma sin haber logrado realmente lo que se propuso al inicio. Intentaba pensar, pero que su padre tuviera una mano sobre su cara le impedía respirar, su oxigeno se estaba reduciendo en esos segundos. Movía sus pies tratando de buscar una forma de liberarse, no iba a rendirse hasta el final, no dejaría que ese hombre fuese el que lo asesinara.

De pronto, su padre dejó ir su rostro y cayó al suelo. Hikari tosió con brusquedad cuando se vio liberado. El hombre que acompañaba a su padre miraba la situación un poco desconcertado, debido a que al parecer su señor sintió compasión de aquel niño, ya que lo había liberado. Su mano sostenía la muñeca de la mano que antes uso para tomar el rostro de su hijo, mirando a este un corto tiempo.

-Ja, ja.

Lo más raro en el mundo paso, su padre se rió.

No agregó más nada y se giró alejándose de su propio hijo, el hombre que lo acompañaba lo siguió sin dudar, dejando solo a Hikari. Ese hombre no comprendió para nada lo que sucedió, a sus ojos, su señor había dejado ir a su hijo, algo que jamás había pasado antes, ese hombre con corazón de hielo jamás dejaba escapar a sus presas, él mejor que nadie sabía eso. De pronto el hombre se detuvo de su andar, cuando estuvieron bastante lejos de aquel palacio.

Cuando estuvo al lado de su señor, sin decir nada, su mirada se fue a la muñeca del otro hombre, debido a que llevaba rato sosteniéndola. Cuando apartó la mirada se dio cuenta de la verdad, ese hombre no había dejado ir a su hijo, este se liberó del agarre de su padre. Allí entendió un poco la risa que dejó escapar antes de irse, al parecer, su señor había conseguido algo divertido con lo que entretenerse. Le vio levantar la muñeca que le sangraba un poco admirándola, aunque al poco tiempo dirigió su mirada a él.

» Prepara todo –dijo bajando su mano -. Lo traeremos a la casa principal.

-¡Señor! Su padre…

No terminó su frase cuando sintió un frió recorrer su cuerpo. Jamás había visto a su señor sonreír y allí estaba haciéndolo, con ese gesto comprendió que hablaba muy enserio con sus palabras.

» Entendido.

Hizo una reverencia y siguieron su camino.

Por otro lado, Hikari aun intentaba recuperar el aliento, observando como sus manos seguían temblando levemente. Realmente que odiaba lo que estaba viviendo, aun cuando había tenido otra oportunidad de vivir le sucedían ese tipo de cosas. ¿Acaso no podía vivir una vida normal y tranquila? ¿Qué clase de cosa había hecho para ser castigado de esa forma?

Hikari sin poder evitarlo llevo sus manos a su rostro para cubrirlo un poco. En esos momentos es cuando su peor lado salía a flote y solo tenía una cosa en su cabeza… Matar. Lo único que cruzaba por su mente insistentemente se trataba de esa palabra, la misma que durante tantos se esforzó en contener dentro de él. Si su vecina no hubiese estado ahí para él, Hikari fuese cometido la peor atrocidad de todas, la misma que en ese momento quería cometer contra esa familia.

-Hikari… -escuchó la voz de Natyh -.Tú estás roto.

Al oír aquellas palabras sobre sus labios se formó una sonrisa.

Hikari se incorporó, levantándose como si nada hubiese pasado. Por mucho que quisiera evitarlo, Natyh tenía toda la razón y él todo el tiempo fue consciente de ese hecho. Él todo el tiempo estuvo roto, desde el comienzo, desde que ninguno de sus padres le dio el amor que merecía. Desde que lo único que albergaba dentro de él eran emociones desagradables.

-¿Hikari?

La siguiente voz que escuchó fue la de Vitky.

Hikari caminó a donde se encontraba parado el otro chico y sin decir nada lo abrazo. Obviamente Vitky no se movió ni se inmuto por lo que estaba pasando, solo se quedó allí observando a su señor.

-Vitky… -dijo en un tono bajo -. No te conviertas en alguien como yo.

No entendió el significado detrás de ese comentario, aun así asintió con la cabeza.

Hikari se había dado cuenta de algo que nunca quiso tras lo que paso, él no quería darse cuenta que en el fondo se odiaba a sí mismo y despreciaba la clase de persona que se volvió, porque no era ningún santo que iba a salvar todo con el poder del amor.

¿Cómo salvarlo con un amor que nunca recibió? Imposible.

Notas finales:

Si te ha gustado deja tu comentario.

Gracias por leer


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