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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, antes que nada... Tengo que decir que para mi si mal no recuerdo, este es uno de los capítulos más fuertes... 

Así que espero que lean teniendo presente ese hecho.

Disfruten su lectura.

Hikari no tenía cadenas, pero estar en esa casa le hacía sentir como si las tuviera.

Estar en aquella casa le era incomodo, principalmente por su abuelo y Harusaku, a los cuales se esforzaba por evitar. Además estaba ese maestro que parecía vigilarlo todo el tiempo, suponía que para pasar un informe a su padre. Agregado a todo eso, estaba el hecho de que si ponía un pie afuera de la propiedad, su padre hacia acto de presencia. Aun recordaba cuando quiso salir al pueblo para poder despejarse de toda la situación por la que estaba pasando, su padre apareció y lo siguió en todo momento, esta demás decir que no logro su objetivo de relajarse.

¿Qué es lo que buscaba su padre con tenerlo cerca y prepararlo?

No quería conocer la respuesta, porque sentía que solo iba a odiarla. Estaba comenzando a perder los estribos, en muchos sentidos, de paso, tenía días sin ver a Natyh. ¿Dónde demonios se metía el estúpido espíritu cuando más lo necesitaba? Por lo menos se consolaba con Vitky, quien atendía todas sus necesidades y le traía algún postre para poder aliviar su estrés. No valía la pena el dinero que estaba recibiendo si a cambio absorbía todo ese estrés.

Repentinamente un ruido produjo que dejara de estar dentro de su cabeza. Se levantó de su asiento para ir a asomarse a la puerta, notando que la servidumbre parecía moverse de un lado a otro con sus tareas, lo cual le pareció raro, nunca antes los había visto tan apurados y alterados. Ni siquiera cuando recibían visitas importantes actuaban de aquella forma ansiosa. Hikari llevó su mirada a Vitky, quien sin necesidad de oír la orden, asintió con la cabeza y salió de la habitación.

A los pocos minutos regreso.

-Tal parece que alguien llegara hoy.

-¿Alguien? ¿Quién es tan importante para que anden tan alterados?

Vio en Vitky algo de duda sobre lo que diría.

-Según lo que pudo escuchar… -inició con duda -. Viene su primo.

Hikari se quedó un rato pensando sobre a qué primo se estaba refiriendo, pero más que eso, se concentró en el hecho de que Vitky parecía algo alterado, normalmente siempre andaba con aires tranquilos, pero en esta ocasión parecía fuera de sí.

-Tú… Pareces querer decir algo más.

Vio a Vitky suspirar antes de dignarse a contestar.

-El que viene es Louis Akari.

Hikari mostró una expresión de sorpresa al oír ese nombre. Recordaba que se trataba de su primo, aunque en realidad vendría siendo su tío. Ese chico, vagamente recordaba que lo mencionaban un poco en la novela, pero no profundizaron mucho sobre él. Volvió a mirar a su sirviente al notar que aún seguía con el mismo comportamiento.

-¿Hay algo más? –preguntó al fin.

De nuevo vio duda en la expresión ajena.

-Yo… -dijo Vitky con una pausa -. Antes de ser vendido… yo conocía a Louis.

Allí lo recordó finalmente, en la novela lo mencionaban, Louis era el que precisamente lo decía, sobre su amigo de la infancia que no pudo ver más nunca. Con ese recuerdo, trajo otro aún más interesante. El motivo por el que la familia de Vitky fue a la ruina se debió precisamente a Louis, aunque no fue este quien directamente la destruyo, sino su abuelo.

Louis siempre se refirió a Vitky con cariño y precisamente por eso es que su abuelo movió los hilos detrás del telón para que la familia de Vitky se viera arruinada. ¿Cuál era el motivo de destruir toda una familia? Pues la respuesta estaba ahí mismo. Hikari se levantó de su asiento al poco tiempo, teniendo su mirada en Vitky, acercándose a este y colocando una mano sobre su hombre.

-Aunque sean amigos de la infancia –inició Hikari -. Ahora mismo tú me perteneces.

Fue lo único que dijo para girarse y caminar con dirección a la puerta.

Había tomado la decisión de salir de su cuarto para dar una caminata, aunque tenía un rumbo fijo. Al estar afuera pudo escuchar el sonido de un carruaje detenerse, al parecer el invitado especial había llegado. Hikari se detuvo cuando estuvo en una ventana que daba hacia el frente del palacio, donde se encontraba detenido el carruaje, bajandose Louis y su madre.

-¡Louis!

La verdad es que le daba asco escuchar ese tono dulce en su abuelo.

-¡Abuelo!

El niño de su misma edad que acababa de llegar corrió a los brazos de su abuelo para darle un abrazo. Cualquiera que los viera podría creerse todo el teatro de la familia amorosa, pero Hikari que conocía la novela sabía lo que realmente pasaba y podía recordar muy bien el hecho de que Louis muere a manos de Harusaku dentro de un par de años, cuando este se da cuenta de la asquerosa verdad.

Su abuelo al separarse llevo ambas manos al rostro ajeno, para sostenerlo mientras tenía una sonrisa sobre sus labios. Le parecía curioso como ambos tenían la misma edad y aun así, el otro se veía más infantil, aunque… ¿Cómo no actuar mimadamente? Si vivía en una gran mentira. Si tenía que comparar, Louis era como la inocente y estúpida cenicienta, que creía que en su madrastra malvada existía algo de nobleza.

Ese niño tenía la pureza e inocencia la cual debían tener todos los niños de ese hogar. Hikari entendió un poco el motivo que llevo a Harusaku a matarlo dentro de un par de años, aunque veía a Louis como una pobre víctima, ciega de todo lo que realmente sucedía. Llevó su mirada a su sirviente luego de presenciar aquella escena tan fuera de lugar en aquella casa.

-Vitky… -le llamó para tener su atención -. ¿Qué harías si te dijera que dentro de unos años Louis morirá?

La pregunta le sorprendió, pero no se trataba de la primera vez que ese chico le hacía semejantes preguntas extrañas. Se quedó un momento pensativo… ¿Qué es lo que quería hacer?

-Aunque ahora mismo no quiero, ni puedo verlo… Tampoco deseo su muerte.

Hikari sonrió, satisfecho por la respuesta que estaba escuchando.

-Muy bien.

Se giró para seguir mirando por la ventana un poco más, aunque al poco tiempo decidió volver a iniciar su caminar.

» Lo he decidido –dijo con una pausa -. Pongamos al inocente y puro ángel de nuestro lado.

Aunque Vitky no entendió, asintió con la cabeza.

Hikari lo había decidido, que buscaría la forma en que Louis terminara apoyándolo a él, si lo tenía de su lado solo podía suceder dos cosas. La primera es que su abuelo terminaría arrancándole su cabeza y la segunda, tendría inmunidad sobre su abuelo. En esa guerra en que se encontraba Hikari, este no iba a dudar en utilizar cualquier método, hasta el más atroz. Movería cada pieza de ese juego de ajedrez para que el que diera un jaque mate fuese él.

Solo necesitaba tomar a la reina del rey de ese castillo.

.

.

.

Louis Akari.

Un chico que fue criado en otro palacio, bastante lejos de la casa principal, vivía con su madre, quien lo consentía y le daba todo su amor. Ambos tenían el apoyo del que manejaba los hilos en la sombra, así desde que Louis fue joven no había nadie que fuese en contra de él. Solo necesitaba pedir algo y sería complacido, nada se le negaba, nada se le impedía. Si así lo deseaba Louis podría obtener el mundo entero.

Una sola decisión de ese chico y fácilmente comenzaría una guerra. Lo peor de todo no es que tenía tal poder, es que en realidad, no era consciente de ese hecho. Louis no sabía de la clase de posición en la que se encontraba, a sus ojos, su familia era tan normal como cualquier otra, no solo eso, su amado abuelo era alguien amoroso, tristemente se encontraba equivocado con respecto a ese pensamiento.

El pobre chico ni siquiera se daba cuenta que en el fondo su propia madre lo despreciaba, ya que ella nunca deseo tenerlo. ¿Quién iba a querer el hijo de alguien que abuso de ella? Nadie. Aun así, seguía a su lado, fingiendo ser la amorosa madre porque así se encargó ese aterrador hombre. La burbuja en la que encerró a Louis sería una que no permitiría que nadie rompiera, porque a ojos del viejo, Louis debía mantenerse así tal cual era, puro e inocente, como si se tratara de una presencia divina.

Louis se encontraba en el jardín bebiendo té con su abuelo, de verdad que siempre pensó que los sirvientes exageraban con la cantidad de aperitivos que colocaban para solo dos personas, pero aun así prefería no comentar nada. Siempre se preguntaba en dónde se encontraban los demás integrantes de la familia, pero su abuelo siempre tenía una excusa para decirle. Dejó la taza sobre la mesa soltando un suspiro.

-¿Qué sucede Louis?

El tono dulce de su abuelo le hizo sentir algo tímido.

-No, no es nada… Solo que me preguntaba… -al final se arrepintió -. No… Creo que es algo bueno pasar el tiempo contigo abuelo.

El hombre mayor se levantó de su asiento y fue a donde él se encontraba sentado, colocando una rodilla en el suelo y tomando con delicadeza la mano de su nieto. Al sostenerla entre sus arrugadas manos, dejó un beso sobre estas.

-Yo también adoro el tiempo que pasamos juntos.

La verdad es que Louis nunca llegó a entender esos gestos de parte de su abuelo, al inicio los consideraba normal ya que todo el tiempo lo hacía, pero una parte de él no se sentía cómodo con ellos. Su abuelo se levantó, no sin deslizar una mano por su brazo de forma pausada, tocando un poco por dentro de la manga de su camisa, aunque apartó su mano al poco tiempo. Louis sintió como toda su piel se estremeció, pero no en un buen sentido.

-Creo que volveré a mi cuarto.

Se levantó de su asiento, pero Louis sabía que no podía solo irse de aquella forma, no sin despedirse correctamente de su abuelo. Tuvo que acercarse y darle un beso en la mejilla a su abuelo, pero eso no es lo que realmente le preocupaba, sino que todo el tiempo que lo hacía, tenía que sentarse en su regazo o apegar su cuerpo a su abuelo. Al principio lo veía algo normal, pero algo dentro de él estaba cambiando.

Caminó a su habitación, donde dejó escapar un largo suspiro rascando su nuca, no creía que su abuelo fuese capaz de hacerle algo, este siempre le mostraba una sonrisa y lo consentía en todos sus caprichos. Louis no pudo evitar revolver un poco su cabello planteado brillante, de toda la familia, él era quien lo tenía más amarillo-plateado que cualquier otro integrante. Caminó dentro de la habitación, notando una carta en su escritorio.

Se acercó a tomarlo, notando que no tenía remitente, al principio pensó que se trataba de una mala broma, pero algo le impulso a abrirla y leer su contenido. No comprendió para nada lo que estaba escrito allí, porque solo tenía una corta frase en su interior, nada más.

Finge que comes el postre.

Aquello era lo único que estaba escrito, así que Louis no entendía para nada lo que significaba. Suspiro para guardar en su gaveta esa carta sin sentido, luego fue a su cama y se tiró sobre ella, había tenido un largo viaje, así que deseaba descansar un poco, no paso mucho tiempo para que se quedara dormido sin siquiera cambiarse de ropa.

A las horas, sonó su puerta y Louis se despertó, la verdad es que tenía un sueño ligero. Se miró en el espejo antes de abrir la puerta, acomodando cualquier cosa que se viera poco decente. Al abrir la puerta se encontró con un sirviente, suponía que le venía a dar alguna información y no estuvo tan equivocado.

-El señor desea cenar con usted.

-Iré de inmediato.

Louis contesto para cerrar la puerta luego de ver como asentía con la cabeza en respuesta. Decidió tomar un baño rápido y cambiarse de ropa, prepararse para la cena con su abuelo, quien siempre le pedía que estuviera bien vestido, con las ropas que le enviaba de regalo todo el tiempo y él no tenía problema en complacerlo. Antes de salir del cuarto llevó su mirada en dirección de aquella gaveta donde estaba aquel papel que encontró temprano en su escritorio.

Al poco tiempo, tomó la decisión de emprender su camino al comedor, donde se encontraba todo listo para la comida, como siempre, solo estaban ellos dos, ni siquiera su madre hacia acto de presencia. La cena paso sin problema, recibiendo halagos y otras cosas de parte de su abuelo, cuando llego el momento de consumir el postre, Louis se quedó un poco pensativo, recordando aquel trozo de papel donde le decía que no comiera ese postre.

Terminó por hacer lo que ese misterioso papel le indicó, fingiendo lo mejor que podía que se comía el postre que le ofrecía su abuelo. Este sonrió complacido antes de levantarse de su asiento y colocarse a un lado de Louis, colocando ambas manos sobre los hombros del más joven. Louis dirigió su mirada a su abuelo, la verdad es que esos toques que hacia su abuelo estaban comenzando a incomodarlo.

-Ve a descansar, seguro estarás cansado.

Asintió con la cabeza a las palabras de su abuelo y se retiró a su habitación.

Al llegar y cambiarse por su pijama, descubrió que había otra carta semejante a la anterior. La abrió notando que otra vez solo había una corta frase escrito sobre el papel.

Hasta el último momento finge estar dormido.

Realmente que no entendía nada de eso, sentía que le estaban jugando una mala broma. Suspiro, tirando de nuevo dentro de la gaveta aquella carta, resignado, decidió irse a dormir, tenía que recuperarse del viaje que tuvo que hacer para llegar a la casa principal de la familia para poder ver a su abuelo. Siempre le emocionaba ver a su amado abuelo, quien lo consentía todo el tiempo, además de demostrarle su amor.

Al poco tiempo se quedó dormido, a pesar de tener el sueño ligero, fácilmente se quedaba dormido. Normalmente dormía corrido, siempre que venía a la casa principal dormía como un tronco hasta la mañana siguiente y Louis creyó que en esa ocasión sucedería lo mismo, pero estuvo enormemente equivocado. Louis se despertó cuando escuchó la puerta de su cuarto abrirse, iba a abrir los ojos, pero en eso recordó el contenido de la carta.

Finge dormir

Louis decidió aplicar aquello que se le señalo en el escrito.

Fingió dormir mientras sentía como la persona que abrió la puerta la cerraba y caminaba a donde se encontraba la cama. Estuvo un rato preguntándose lo que iba a hacer, porque no creía que se tratase de su madre, ella hace tiempo que dejó de dormir con él. Aun con los ojos cerrados, sintió como apartaban las cobijas, porque comenzó a sentir frio, pero eso dejó de preocuparse al sentir algo mucho más aterrador.

Sintió una mano recorrer su pecho y para cuando vino a notarlo, pudo saber que le levantaron la camisa. No solo eso, comenzó a escuchar unos jadeos no muy lejos de él mientras esa mano tocaba sin descanso. La piel se le erizo debido al toque insistente, pero se congelo al sentir que esa mano bajaba a…

Quiso abrir los ojos, pero algo lo detenía de hacerlo. Tenía miedo, un gran miedo de no poder ver lo que estaba sucediendo, pero que al dejarse llevar por sus sentidos se daba una idea y le desagradaba. De pronto escuchó el ruido de un cinturón, el cual no pertenecía a él ya que no tenía puesto ninguno, la otra persona seguramente se había abierto el pantalón. Podía apreciar un sonido pegajoso unido a esos jadeos que comenzaron a sonar diferentes, pero Louis no los reconoció.

Sentir cerca la respiración de aquel desconocido le hizo aumentar su miedo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué le pasaba eso? Que recordaba no había hecho nada para merecer semejante cosa. Louis se esforzó para no abrir los ojos y gritar, ya no podía soportar más todo aquello, sentía asco, deseaba irse a limpiar las zonas donde estaban tocando, aunque tendría que darse un baño completo.

-¡Louis!

Aunque hubiese preferido no hacerlo, Louis reconoció esa voz.

También sintió algo caliente en su vientre. Más y más pavor estaba sintiendo y cuando pudo sentir como parecía que el otro se movía, no pudo resistir más y abrió un poco los ojos. Como estaba oscuro le costó un poco detallar a la otra parte, pero logro hacerlo. No le dio oportunidad de reaccionar porque de inmediato volvió a cerrar los ojos y fingir que dormía.

Sintió algo húmedo que supuso se trataba de unas toallas, también sintió el toque ajeno mientras lo limpiaba. Al acabar pudo darse cuenta que lo volvió a vestir y lo arropo como si nada hubiese pasado. Lo peor no fue eso, sino lo que sucedió al final. Louis pudo sentir como hacían presión sobre sus labios lo habían besado.

Al poco tiempo escuchó la puerta cerrarse y no pudo aguantar más. Despertó de golpe y se dirigió al baño, tratando de evitar hacer mucho ruido para que no se dieran cuenta. Cuando llegó al baño termino vomitando, no sería extraña su reacción luego de descubrir semejante atrocidad. Se sentía asqueroso en ese preciso instante, así que antes de cualquier otra cosa, abrió la ducha y se metió a esta, quitándose en el proceso su ropa.

Tomó la empuja y comenzó a estregar su cuerpo como si no hubiese un mañana, restrego hasta que la piel se puso roja de la irritación. No importaba cuánto trato de limpiar, la sensación no se le borraba de la piel. La desesperación comenzaba a invadir su cuerpo por completo, quería eliminar aquel toque de su piel, borrar todo lo que había sucedido hace solo unos escasos minutos.

Su abuelo.

Su amado abuelo.

Ese hombre.

Esa bestia.

El hombre que él consideraba que lo amaba. Con solo recordarlo Louis paso de nuevo a vomitar, sentía nauseas, pero lo que más sentía era asco. Ahora comprendía un poco aquellos toques que lo incomodaban, no era extraño que se sintiera así luego de lo que acababa de experimentar. Su propio abuelo había hecho eso mientras lo tocaba, no solo eso, había gemido su nombre al momento de llegar al clímax.

Solo recordarlo hacia que su cuerpo temblara ligeramente.

Deseaba que el agua se llevara esa horrible sensación que tenía sobre su piel. Entendía finalmente el motivo de que cuando visitaba a su abuelo siempre dormía corrido mientras que en su hogar no podía pegar el ojo, claro que dormiría como tronco si lo drogaba para que no se despertara. Louis deseaba arrancarse cada parte que fue profanada, borrar el toque de aquella persona que se suponía era su familia, su propia familia.

Mientras sentía como el agua lo mojaba y quería morirse, recordó las cartas y salió del baño a buscarlas, ignorando que mojó todo el piso. Al mirarlas, llegó rápidamente a la conclusión de que alguien sabía lo que acaba de pasar, alguien más sabía sobre lo que su abuelo… las náuseas volvían a él cada vez que trataba de recordarlo.

Tenía que averiguarlo, la persona que conocía aquello y así conseguir una forma de detenerlo. Louis tomó esa decisión en aquella noche donde no pudo volver a dormir en aquella cama, no después de lo sucedido. Al final terminó durmiendo en el baño, donde restregaba su piel cada vez que recordaba la sensación de aquellos dedos, además de vomitar.

Quería borrar por completo lo que acaba de descubrir y llegó a destruirlo.

.

.

.

Al final Louis siguió viendo a su abuelo.

Si dejaba de verlo repentinamente, levantaría sus sospechas y es lo que menos deseaba, si podía hacer semejante cosa, no dudaba en lo que podía hacer si descubría que él también lo sabía. Aunque el asco seguía palpado sobre su piel, mientras trataba de descubrir el remitente de esas cartas, le tocó pasar más de una noche reviviendo una y otra vez la misma experiencia, porque se negó a volver a ser drogado.

-¿Acaso pasa algo malo?

Louis se tensó al momento en que su abuelo llevo una mano a su mejilla.

-Yo… -dijo desviando la mirada -. Creo que no me siento bien.

-¿De verdad? ¿Debería llamar a un médico?

Quería apartar esa mano que fingía, que lo tocaba a consciencia, buscando algo más que un simple toque, pero no podía hacerlo.

-No… Creo que solo durmiendo un poco se me pasara.

Entonces llego el momento de despedirse. Ya lo único que sentía Louis con esas acciones era simple y llanamente asco. Se fue corriendo de ese lugar luego de que se despidiera del hombre mayor, dirigiéndose directamente al baño de su habitación, donde tomó un poco de jabón y se lo metió a la boca. Por supuesto que eso iba a causar que vomitara y es que no podía evitar el buscar limpiar su boca de todo lo que ese hombre le obligaba hacer.

Al salir del baño se percató que había otra carta, así que la abrió rápidamente. En esta ocasión tenía una hora y un lugar, Louis supuso que el momento de descubrir al remitente había llegado. Decidió ir a aquel sitió, estando pendiente de que nadie notara que no se encontraba en cama descansando, no deseaba que le dijeran a su abuelo sobre lo que estaba por hacer, ya que no sabía lo que podría suceder si se enteraba. Louis por primera vez sintió miedo de encontrarse en la casa principal de su propia familia.

Terminó llegando a un palacio que parecía abandonado, creyó al principio de que se trataba de una broma, pero aun así continuó su camino. A lo poco de recorrer aquellos horribles pasillos, logro dar con un sitio donde se encontraba una mesa con té y postres.  Miró a su alrededor ya que no había nadie sentado en la mesa. De nuevo pensó que se trataba de una mala broma e iba a regresar, pero se encontró con alguien cuando se giró.

-¿Te vas tan pronto?

Louis reconocía esa cabellera negra, la cual la vio únicamente cuando lo desterraron de la casa principal.

-¿Hikari?

La duda en su voz fue demasiado evidente. Hikari dejó escapar una risa.

-¿Podría ser alguien más?

Como respuesta le dio una pregunta.

-Eso…

-Sentémonos.

Louis lo siguió cuando el otro se sentó en aquella mesa perfectamente acomodada que había visto antes, al parecer, se encontraba ahí para ellos. Dudó, principalmente porque le aborrecía hablar sobre el asunto, pero Hikari esperó pacientemente a que el otro se atreviera a decir algo.

-¿Eso…?

-¿Lo que te hace el abuelo todas las noches?

Al oír esa pregunta se estremeció y no pudo seguir evitando la verdad.

-¿Por qué…?

Louis dejó escapar en un hilo de voz.

-No sé qué lo llevo a eso, pero lo que si te puedo decir es que… -dijo con una pausa dramática -. Antes sus ojos tú cumples todas las condiciones para ser su reina.

No se sintió para nada bien al oír semejante cosa.

-Yo no…

-Así no es como lo ve él.

Hikari le cortó antes de que terminara su oración.

Al ver la cara que tenía su acompañante, Hikari suspiro antes de levantarse de su asiento. Caminó a donde estaba el otro y para cuando Louis se vino a dar cuenta, Hikari había colocado una mano en el espaldar y su rodilla descansa entre sus piernas. Lo miraba con una sonrisa, una que parecía macabra a sus ojos.

-Louis… ¿Qué es lo que quieres hacer?

-Yo… No lo sé.

Hikari se acercó aún más a Louis y por muy raro que fuese, no le molestaba la cercanía, tal vez porque sabía que no venía con esa intención. La mejilla de Louis fue golpeada levemente por el dedo de Hikari.

-Si eso no es suficiente… -inició usando su dedo para abrir un poco la boca del otro chico -. Entonces supongo que tendré que hacerte ver más la realidad.

Louis no llego a entender aquello, aun así no le quito la mirada de encima cuando se apartó, volviendo a sentarse en la silla delante de él.

-¿De qué estás hablando?

-Ve al ala este del palacio sin que nadie sepa, a la habitación que se encuentra en el fondo. Allí podrás entender lo que digo.

Hikari se levantó de su asiento bajo la mirada del otro.

-¿Eso es… todo?

-Cuando vayas a ese lugar lo entenderás.

Luego de sonreír levemente, se giró y largo de ese lugar. Louis se quedó un poco allí, había muchas cosas que al parecer no terminaba de entender.

Aunque no estaba seguro, decidió hacer caso de las palabras que le señaló su primo, iría a aquel lugar a descubrir la verdad sobre todo. No podía quedarse el resto de su vida como un ignorante, sobre todo porque detestaba lo que estaba pasando. Louis se levantó de su asiento y también se marchó de ese sitio, sintió que era un desperdició no haber comido nada, pero parecía que todo lo que consumiera terminaría vomitándolo.

No fue sino hasta horas de la madrugada del siguiente día que Louis consiguió una oportunidad de poder dirigirse a ese lugar sin que nadie lo vigilara. Fue una hora después de que de nuevo se repitiera aquel acto desagradable, le tomó todo su valor poder reponerse para salir de la habitación. Caminó por los pasillos, intentando evitar ser visto por alguien. Cuando llegó al lugar, no pudo evitar pasar saliva, se sentía nervioso.

De casualidad o quizás no, la puerta de aquel cuarto se encontraba medianamente abierto. Se sobresaltó cuando escuchó un grito, creyendo que lo habían descubierto, pero no, porque el grito se repitió dentro de aquella habitación.

-¡No!

Ese tono agudo lo reconocía como el de su madre.

» ¡Basta!

-¡Cállate!

Louis pudo presenciar como la persona encima de su madre la golpeaba para callarla. Al principio no pudo notar bien quién era la otra parte, pero pronto la luna le hizo el favor de iluminarlo para que pudiera verlo. La ventana estaba abierta, así que la luz entró y Louis pudo observar perfectamente quién era aquella persona que se encontraba sobre su madre, tampoco le llevó mucho tiempo descubrir lo que estaba sucediendo en ese preciso instante.

Se quedó pegado en su lugar, como si la tierra le hubiese pegado sus pies al piso. No podía creer lo que estaba presenciando, si creyó que lo que le pasaba era horrible, es porque aún no conocía lo que pasaba en la habitación de su madre. Cada vez que intentaba gritar para quejarse como premió recibía un golpe. La cama se movía produciendo un chillido molesto, Louis tuvo que llevarse las manos a sus orejas.

Su abuelo… Su propio abuelo… él…

¿Desde cuándo había estado violando a su madre?

Louis estuvo allí hasta que el momento se terminó, escuchando los sollozos de su madre, que parecían débiles y no la culpaba. Tenía que moverse de ahí o su abuelo lo descubriría, aun así se quedó en su lugar.

-¿Por qué sigues viniendo…? –soltó en un hilo de voz la mujer -. ¿Acaso ya no te di lo que querías?

Louis no entendía las palabras de su madre.

-Sí –escuchó a su abuelo, quien se giró para sostener con una mano el rostro de su madre -. Pero aún no es el momento, así que tendrás que soportarlo.

La mujer dejó escapar una débil risa.

-¿Aun no te atreves a violar a tu propio hijo?

Aquello le impacto lo suficiente para que pasara desapercibido el momento en que su abuelo golpeo a su madre al punto de sacarla de la cama. Lo sobresalto fue el quejido de dolor que dejó escapar su madre, lo cual le hizo reaccionar finalmente, moviéndose de su lugar.

Louis se ocultó para que su abuelo no notara su presencia mientras salía de aquel cuarto. Cuando dejó de ver su espalda salió de su escondite, aun estando completamente en shock por lo que acaba de oír. Él… ¿Era el hijo de su abuelo? ¿Cómo era posible? Aunque al poco tiempo concluyó que si su madre pasaba por ese tipo de cosas, no sería para nada extraño. No supo en qué momento regreso al cuarto o cómo llego, solo pudo sentir la suavidad de las cobijas.

Por esa noche solo quería dormir para poder procesar toda esa información.

La burbuja de Louis se había rotó por completo.

.

.

.

Hikari soltó un suspiro mientras dejaba de lado el libro que estaba leyendo.

Desvió su mirada hacia Vitky, que parecía querer decirle algo, tal parecía que comenzaba a comprender mejor a su querido sirviente. Hizo un gesto con su mano para darle permiso de hablar, no podía seguir allí con la ansiedad ajena, no le permitía leer correctamente.

-Hikari… ¿Qué hiciste?

Una sonrisa se posó sobre sus labios al oír aquella pregunta.

-Lo único que hice fue reventar la burbuja.

Se encogió de hombros. Desde hace un tiempo que Louis se negaba a dejar su habitación, no había nada que su abuelo hiciera o trajera que le hiciera cambiar de idea. Llevaba días encerrado, tampoco había estado comiendo bien, su abuelo estaba preocupado, pero no deseaba perder lo que había construido con Louis y por eso no se atrevía a imponerse. Aunque que actuara de esa forma solo causaba que la que pagara lo platos rotos fuese su madre, pero eso es algo que desconocía el pobre chico.

Pudo apreciar de nuevo como se veía algo nervioso el otro chico, por lo cual suspiro. Se levantó de su asiento sin dejar de ver a Vitky.

» Bien, iré a verlo.

Sabía muy bien que no iba a poder entrar a la habitación por la puerta principal porque su abuelo había colocado guardias en esta, así decidió utilizar otros métodos para acceder a la habitación del otro chico.

No le llevo mucho esfuerzo acceder a aquel lugar. Entro en el cuarto, notando como este estaba hecho todo un lio, las cosas regadas y rotas por todas partes, aunque no logro divisar al joven, así que caminó en dirección del baño. Al empujar un poco pudo ver al chico dentro de la bañera,  completamente destrozado, realmente que Louis estaba siendo débil de mente si con enterarse de la verdad se comportaba de esa forma, aunque eso solo le convenía a él.

» Realmente te vez patético.

Fue lo que dijo, notando como el otro se sobresaltaba.

Hikari se acercó a donde estaba el otro, agachándose frente a la bañera para quedar a su altura. Llevo una mano a su rostro, se veía demacrado, seguramente por la falta de comida.

» ¿Has perdido tu motivación para vivir? ¿Quieres que te ayude a encontrar otra?

Louis no reacciono, por supuesto que no lo haría si se encontraba como un pez muerto. Hikari suspiro, tomándolo entre sus brazos para sacarlo de la bañera y llevarlo al cuarto, donde lo secó y vistió. Cuando se involucró se imaginó que algo como eso iba a pasar, por la forma en que Louis fue criado.

» Louis… Yo puedo darte una buena razón para vivir.

Sabía que el otro lo estaba escuchando, así que cuando terminó su tarea de vestirlo, se movió para así afincarse en la cama y estar encima del otro chico.  Se acercó igual que la última vez a Louis, quien parecía completamente ido, sus ojos solo reflejaban el inmenso vacío que sentía en ese instante.

» La persona que más querías cuando eras joven… -dijo Hikari con una pausa -. Yo la tengo.

Hikari se separó cuando notó un leve movimiento en Louis. Él mejor que nadie sabía lo especial que fue Vitky para Louis, antes de que su abuelo se interpusiera y arruinara a la familia de Vitky debido a que fue consciente de que su preciado tesoro estaba siendo robado.

» Vitky sigue vivo y ahora mismo me pertenece.

Al decir aquello, pudo observar como Louis se levanto por su propia cuenta. Él solo decidió observarlo mientras estaba sentado en la orilla de la cama.

-Do… dónde…

Su voz sonaba en un pequeño hilo de aliento.

Hikari se levantó sin quitar la sonrisa de sus labios, se agachó enfrente de Louis y llevó ambas manos a aquel rostro demacrado. Lo acarició un poco con cierta ternura, le daba un poco de lastima aquel pobre chico.

-Si quieres saberlo… -inició -. Entonces tendrás que dar algo a cambio.

-Qué…

-Tu vida, tus pensamientos, tus sentimientos… Todo. Louis, entrégame todo de ti a mí.

De todas formas, Louis consideraba que su vida ya no tenía algún valor, que equivocado estaba. Hikari pudo ver el momento en que el otro chico terminó de romperse, al instante en que sintió como las lágrimas ajenas caían por sus mejillas.

-Quiero verlo…

Fue lo único que dijo Louis.

Hikari no dudo en volver a moverse, pero en esta ocasión tomó entre sus brazos a su querido primo. Dudaba que pudiera caminar en su estado, así que lo llevo en brazos hasta el balcón.

-Allí lo tienes…

Luego de esas palabras, Hikari solo espero el momento en que Louis giró un poco su cabeza en la dirección que le indico. Estaba seguro que sus miradas se encontraron, porque Louis se movió un poco por su cuenta.

-Vitky…

Dejó escapar en un hilo de voz y Hikari supo que logro su objetivo.

Regresó a los adentros de la habitación, donde sentó en uno de los muebles a Louis.  Se agacho, consciente de que Louis le estaba mirando.

-Será mejor que dejes de estar encerrado, tienes un trabajo que hacer.

Louis se removió un poco, intentado asentir con su cabeza. Hikari volvió a llevar una mano a la mejilla de su primo.

»No tienes de qué preocuparte –le dijo con una sonrisa -. No permitiré que te haga algo… y tampoco dejaré que te alejen de lo que te importa.

Al acabar de decir eso, apartó su mano y se incorporó, no agregó más nada a la conversación y se marchó de la habitación de Louis. En el momento en que se encontró abajo, se halló bajo la mirada de su sirviente, quien le dedicaba de nuevo esa mirada nerviosa.

-¿Qué sucedió?

Vitky preguntó, consciente de que Hikari le dio permiso de hablar.

-Hice lo que me pediste… Le di una razón para seguir viviendo.

No comprendió las palabras de Hikari, aun así, antes de seguirlo, dirigió una mirada a aquel balcón donde antes miró a Louis. Esperaba que aquel chico mejorara, aunque su relación se quebró debido a lo que sucedió con su familia, no le deseaba ningún mal al otro chico.

Días más tarde, Louis salió de la habitación, actuando como si nada hubiese pasado. Volvió a ser el mismo joven inocente o por lo menos eso hizo creer a todo el mundo. Con la llegada de Louis, Hikari había cumplido con su objetivo, ahora mismo, tenía más aliados en aquella casa.  Con la ayuda de Louis podría lograr tener controlado a su abuelo.

Los engranajes del destino comenzaban a moverse, girando en la dirección contraria.

Notas finales:

¡Con esto hermos llegado al final del capítulo! 

Se ha unido alguien más al grupo de Hikari... ¿Qué pasara a partir de ahora?


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