---Unos días después---
El nuevo caballero de Aries se encuentra dando un tranquilo paseo por el área de entrenamiento del santuario, recordando un poco los días no tan lejanos, cuando al llegar aquí junto a su maestro, comenzó a llevarlo allí, para que pudiera supervisar la resistencia física del menor.
Y a la vez, conocer a nuevos aspirantes, que si bien algunos se acercaban a Kiki en esa época por ser el alumno y a la vez hijo del caballero de Aries.
Otros tenían cierta envidia de que un niño como él fuera el alumno de un caballero de elite, ya que no lo veían como la gran cosa.
Aunque Kiki les callaba la boca, con sus técnicas de telequinesia, sus habilidades y resistencia física, sin duda el entrenamiento de Mu fue muy efectivo.
La mayor respuesta a esto, es que ahora sea el nuevo Aries, el caballero de oro de la primera casa, todo ese camino que debió recorrer, gracias a ello, obtuvo una buena recompensa, pero la gano por sí mismo.
No solo por ser hijo de dos caballeros dorados y nieto de los mandamases, si no que demostró su valía y poder, ese cosmos que a su corta edad mostraba a gran escala, solo debió aprender a manejarlo a la perfección, cosa que hizo y aún se mantiene en constante entrenamiento para nunca bajar el nivel que posee, solo aumentarlo.
Es algo que el Lemuriano peli naranja recuerda con ciertas emociones de conflicto, pero a la vez sonríe, negando con su cabeza, cuando no se creía digno y solo mirarse ahora le demostraba que sí lo era y siempre lo será.
Aunque, pronto deberá estar pensar en tener un alumno, mas eso es algo que nadie se lo ha exigido, sin embargo lo mantiene en su mente presente.
Tal vez ver los entrenamientos de la nueva generación de aspirantes, le dé alguna buena idea de si alguien es ideal para eso.
Después de todo Kiki es solo dos años mayor a cuando Mu lo encontró, cuido, crio y tomo como alumno, así que piensa que podría estar listo.
Aunque primero debería resolver las circensitas en su corazón, ya que acostumbrarse a ser el nuevo Aries ha sido más fácil, aprendió todo muy bien de su mamá.
Su sola presencia apreciada por algunos, lo hacía un blanco de miradas de asombro para algunos de los aspirantes, intentando en cierta forma lucirse para que sean tomados en cuenta ante el Lemuriano, pero esté solo sonríe y le da gracia en cierta forma.
No era muy diferentes a cuando quería llamar la atención de sus padres.
-Solo soy un poco mayor que ellos, no deberían estar tratando de impresionarme- Dice estas palabras con cierta calma, estando algo alejado de ese punto, pero teniendo una buena vista.
Sus deberás estaban ya completos, merecía distraer un poco, ya que en la tarde estaría yendo un momento en Jamir, para asistir al pelilila en una reparación muy importante, pues la armadura de Escorpio se había dañado gravemente en la última misión de Milo.
Provocando que el octavo guardián, este descansado un poco en su templo, ya que la misión que cumplió, por poco le costaba la vida, sin duda una peligrosa amenaza debía representar esto.
Lo cual puso algo tenso al patriarca, y de igual forma al viejo maestro, pues que un enemigo el cual no detectaron desde un inicio tuviera la capacidad de herir a este grado a un dorado es alarmante.
Pero obviamente estarían primero analizando la situación, pidiendo desde luego a Milo y Camus, ya que este último en ningún momento se ha separó de su amado esposo desde que regreso, cuidándolo y ayudándolo en todo lo que podía, poco le importo el también haber regresado de una misión, su prioridad es también cuidar de su amada familia.
No dirían nada obviamente a pedido de los mandamases, pero estarían atentos. Esto significaría que un nuevo enemigo podría ser que estuviera acercándose.
No se comerían la cabeza pensando en ello todo el tiempo, pero tendrían sus precauciones, en todos los sentidos posibles.
Aun así, es un secreto en el santuario por el momento, pero si descubren algo de suma importancia, seria revelado a los dorados, para que estuvieran con la guardia en alto y sobre todo evitar que se cometan errores innecesarios.
Volviendo a quien sus cabellos anaranjados ondean un poco por la suave brisa, un suspiro sale de sus labios, teniendo algunos pensamientos que le hace latir su corazón, cerrando sus ojos para lograr concentrarse solo en lo que imagina.
Al parecer el nuevo Aries había estado un tanto curioso y atento hacia las atenciones que cierto aprendiz de Libra le dedica, algunas visitas presentadas en el primer templo, conversaciones que duraban algunas horas, chistes por parte de Genbu que a veces no eran del todo graciosos, pero para el Lemuriano sí que lo son.
Tal vez no teniendo acercamientos tan atrevidos, pues obvio son dos adolescentes en cierta forma tímidos en ciertas condiciones, pero al menos se están tratando como buenos amigos bastante rápido.
No todos los amores son iguales, a veces en unos se necesita más tiempo para ir madurando, en otros casos no inician con una amistad, sino con un cierto desagrado, admiración, dependiendo de cada quien.
En este caso, su atracción tan rápida de amistad, sin duda logra recordar a cierto castaño de ojos verdes, cuando a la edad de trece años, conoció a su amado borreguito y desde entonces, no ha podido sacarlo de su corazón y ninguna gana tiene de eso.
Sin duda, algunas hermosas historias se repiten, claro con otros protagonistas, en un tiempo diferente y con sus propias dificultades.
Tantas cosas así piensa Kiki, pero necesita aclararlas, hasta para él siente que estos sentimientos nuevos están siendo muy rápidos, sin embargo, no ha sido capaz de pedir algún concejo a su mamá, pues le da cierta vergüenza aun.
Y claro que decir algo a su padre, esta componente fuera de discusión, si tan solo pensar en cómo se comportó cuando Genbu llego, sin duda demostrando que el discípulo de Libra, no es del total agrado de Virgo.
Un pequeño conflicto, que tarde que temprano se tendrá que hablar, pero aún es pronto.
O bueno, eso se piensa…
Estando sumergido en sus pensamientos, aun sin moverse de su lugar, con los ojos cerrados como Shaka le enseño para concentrarse y poder encontrar una respuesta de cualquier dificultad que se presente.
Puede ocasionarle estar un poco distraído, pues asuntos del corazón a veces esto ocasionan, ya que no percibió a tiempo el cosmos que se aproxima a él, no de forma amenazadora, sino algo sorpresiva.
Solo por una simple razón.
El recién llegado, estando detrás del Lemuriano, rápidamente extiende una delicada flor, una crisantemo de un precioso color naranja, para con un tono de voz suave dedicarle unas cuantas palabras.
-¿Qué estás haciendo aquí?- Curioso ante las acciones del Lemuriano.
-¿Genbu?- Se gira de inmediato, sí que se siente bastante avergonzado al no percatarse del singular cosmos de este joven, pero estaba tan absorto en pensamiento que van directamente hacia el recién llegado, que lo tomo en guardia baja y con un sonrojo en sus mejillas, que lo hace lucir bastante adorable.
-Ja, ja, ja, creo que estabas muy concentrado en algo- Se acerca aun con su mano extendida, para darle le pequeño presenté al peli naranja -¿En qué pensabas?- Le sonríe con un tenue sonrojo, mirando al Aries directamente a los orbes violetas.
Sorprendiéndose por el pequeño detalle, sonríe tímidamente, tomando con cierta torpeza la flor, que la recodaba bastante bien, no era la primera vez que notaba un ejemplar de estos, aunque su significado se le olvido un poco.
Aun así no deja de ser un detalle precioso, que hace revolotear su corazón.
-Solo miraba a los pequeños aspirantes a caballeros entrenar- Rápidamente reacciona a esto y claramente no le va a dejar en claro que pensaba en él, es mejor que cambie su objetivo de atención, el cual no era del todo mentira.
-¿Planes tener un alumno?- Curioso, posicionándose a la par del joven que viste la armadura dorada.
-Puede ser- Le responde con cierta duda, sujetando con delicadeza la flor, admirándola un poco –Pero, no sé si este preparado para tal responsabilidad- Dudas que claramente crecen en ese pequeño, al tener este título.
-Yo opino que tienes la capacidad de hacerlo- Le sonríe tranquilo, mirándolo a los ojos, para darle todo tipo de ánimo –Además, tienes buenas bases en ese aspecto ¿No?-
-Ha, ha, ha- Asiente con cierta gracia, le da curiosidad como este joven le logra sacar risas de repente cuando las cosas están algo tensas -¿Lo dices porque yo igual fui un aprendiz de mi mamá primero, ates de ser reconocido como su hijo?- Desde luego este tema se dio tan natural una sola vez en que la situación lo amerito de hablar.
-No- Le responde firme, sin dejar de verlo y dedicarle una sonrisa gentil –Lo digo porque en cierta forma, los hijos de los demás dorados y tu pequeña hermana te quieren mucho, te siguen bastante, además, a lo que puedo ver cuando los cuidas, les ayudas a su entrenamiento, sin siquiera tu tener ese deber, lo haces, creo que… Es algo natural en ti- Señala ese punto con decisión, frunciendo el ceño, pero estando atento a lo que diga su amigo.
Sonríe, negando con la cabeza, dedicando su vista a otro punto, sin duda recordando algunas historias que conoció con el pasar del tiempo –Puede ser, que sea algo natural en los Lemurianos-
-¿A si?- Curioso, pues todo lo que envuelve a Kiki, le causa un gran interés -¿Cómo sería eso?-
-Bueno…- Cierra sus ojos, dejando escapar un suspiro –Se perfectamente que así como mi mamá me crio y entreno para ser en algún punto de mi vida su sucesor, mi abuelo igual a él, y sé que el maestro de él… Así como una cadena de Lemurianos siendo criados por otros de la misma raza o no, ha influido en su educación y crianza, como si se tratase de una enorme jerarquía de lazos no sanguinos de maestros y aprendices que se crían y educan, para a la vez tratarse como padres e hijos- Esto último más lo revela como una ideología que aprendió por el trato que conocer por experiencia propia y palabras tanto de su madre y abuelo.
-Comprendo- Asiente atento a lo que ha dicho el Lemuriano, algo que sabe un tanto por las historias que Dohko le compartió para sus singulares concejos –Aun así, creo que en ti es algo que se te dará muy bien, además… Te verías muy lindo haciéndolo- Se le ha escapado esta última palabra, aunque con la aprobación de su corazón, haciendo sus pequeños movimientos que le cuesta del todo seguir los tips que le dio su maestro.
Genbu no es tan atrevido al nivel de Dohko, pero tampoco es tímido como otro Libra que se conoce y tardo mucho más en darse cuenta del amor de cierta joven.
Es un caso que se da desde luego, pues todos son diferentes, independiendo incluso de sus signos zodiacales que no quiere decir que se aparten en su totalidad de la regla establecida, pero si comparte algo.
Ese amor genuino de un Libra que solo es dedicado al Aries que ha robado su corazón, pues curioso que la mayoría de los poseedores de este signo siempre se enroman del primero del zodiaco.
La sorpresa grata que Kiki comenzó a experimentar ante este halago inocente, ser llamado “Lindo”, es algo que no esperaba, pues hasta el momento no le había dedicado palabras así de significativas, mas no debía demostrarse demasiado alarmado por esto.
-Gra… Gracias…- Es difícil dejar de sonrojarse por la presencia de este recién llegado, que se ha logrado acostumbrar a los entrenamientos del santuario y reglas, sin contar ahora sus palabras, con los acercamientos que si se ven algo obvias por el interés, pero como es usual en estos temas, la persona que es el objetivo, es más distraída que nada y no se da cuenta.
-De nada- Le responde algo hipnotizado por el precioso rostro del ahora Aries, aun no es capaz de tomar su mano de forma más allá a una amistad bien intencionada, pues no le ha dado nombre a sus sentimientos del todo bien, así que llevara las cosas con calma, pues el primer día sí que se apresuró y no debería estar haciendo esto.
Mas al tener conocimiento de las advertencias que Dohko le dio, su maestro le dejo en claro la postura que deberá tomar.
Si bien, le dio el visto bueno desde un inicio, le dedico sus amenazas que algún día se las dio al rubio Virgo.
Podía acercarse a Kiki como amigos, es una buena forma de iniciar una relación, no yendo directamente a pedirle ser pareja, cuando aún no se conocían tanto.
Tratarlo con respeto, hacer algunas bromas, podría darle algún tipo de detalle que no sea demasiado evidente.
Pero eso sí, en el caso que Genbu sintiera que el Lemuriano corresponde a sus sentimientos en su totalidad o le de pistas de esto, deberá ahora ser él quien hable con los padres de dicho adolecente.
Lo cual sería la venganza perfecta por parte de los mandases contra Shaka, ya que sentirá lo mismo que ellos sintieron cuando les “Arrebato” a Mu en cierta forma.
Aunque aquí estamos hablando un tanto más de la felicidad de Kiki, que sin duda es algo muy importante para su familia.
Por ahora, mantendrán las cosas tranquiliza, sí que fluyan como deben hacerlo… Enromarse es un proceso que toma tiempo, no siempre se debe adelantar en algunos detalles.
Además ambos son adolescentes, no tienen prisas, sin embargo estar al límite de la vida y muerte constantemente, puede que haga necesario el confesar sus sentimientos, por el modo de perder a quién aman.
Pero eso es algo que no deben tomar en cuenta del todo, por el momento las amenazas son mínimas, sin embargo lo ocurrido a Escorpio sin duda mantendrá alerta al patriarca y viejo maestro.
Olvidando un poco su timidez, que se formó por el cumplido inocente y que se quedaron en un silencio algo incómodo, pero no tanto para escapar de allí.
Hará un movimiento que es importante para dos adolescentes que sienten el latir del amor por primera vez.
-¿Te gustaría ir a pasear un rato por Rodorio?- Con su mayor confianza, el de piel morena le propone esto, mirándolo atento, para esperar su respuesta, temiendo que le dé una negativa por algún compromiso previo.
-Sí, estaría bien- Asiente con su actual sonrojo y una sonrisa, incapaz de ver esos ojos de una tonalidad azulada –No tengo nada que hacer, además en la tarde iré a Jamir-
Sin más y con esta afirmativa, ambos adolecentes se ponen en marcha de la dichosa caminata para llegar a ese pueblo tan cercano al santuario y de donde la mayoría de los habitantes admiran a dichos santos, por su protección innegable al lugar de civiles.
La flor que Kiki posee entre sus manos, será apreciada por esté, hasta el momento que se marchite, tratándola de forma cuidadosa, pues no quiera que se lastimará al ser expuesta a un clima diferente de donde proviene.
En un silencio van los dos chicos, hasta que Genbu rompe este ambiente con una idea que se le vino a la mente sin previo aviso, pero que podría dar un buen tema de conversación.
-Sabes, creo que eso convierte al maestro del patriarca en tu bisabuelo- Le dedica estas palabras, pues había notado la jerarquía de familia en que se encuentra el Lemuriano.
Sin duda perteneciendo a una muy importante, ya que se conocía por las historias que han pasado de boca a boca, que los Lemurianos que han portado alguna armadura de cualquier rango, ha demostrado ser dignos de usarlas, y conocidos también por como la mayoría que demuestran un gran aprecio hacia sus alumnos.
-¿Eh?- Claro que esto confunde a cualquiera, ya que el tema había quedado en segundo plano después del dichoso cumplido.
Nervioso, pues la cara del actual Aries se nota confusa, pues desde luego no entendió esto.
-Lo… Digo, porque el patriarca es tu abuelo, por ser el maestro del tuyo, al cual consideras tu mamá, entonces… El maestro de este seria tu bisabuelo, a lo que me dices él lo consideraba como una figura paterna… ¿No?- Ya pensando que había hecho una revoltura de situaciones, pero es lo que se le ocurrió.
Además, que sabía por buena fuente que ese antiguo Lemuriano también no estaba conforme con la relación que su maestro Dohko que mantuvo y mantiene con el peliverde.
Sin duda, es curiosa la relación y semejanza.
El dorado, al fin capta la idea, asintiendo con una ligera sonrisa, que es cubierta por su mano, para no dejar salir su risa.
-Tienes razón- Más cómodo y alegre en este punto, pues los nervios se fueron –Entonces al fin de cuentas tengo una familia bastante grande- Se acerca con timidez al otro, para no apartarse tanto de su lado, fue hecho por mera inercia.
-Eso bueno- En cierta forma su alegría se mantiene, pero… El sentimiento de soledad, porque él no conoció a su familia sanguínea como tal, también siendo un huérfano, y bueno con su maestro no exista ese tipo de confianza de llamarlo o considerarlo una figura como tal, sino solo como alguien de admiración y respeto –Sabes, aun me parece curioso cómo es que algunos caballeros dorados logaran tener hijos propios-
Desde luego, este hecho extraño a bastantes personas, pues fuera de dos parejas que en efecto están conformados por un hombre y una mujer, los demás que son del mismo género, sí que es algo que no se sabía si se podía.
Aunque el conocimiento de cómo sucedió, siendo un “Don” accidentado de la misma Diosa Atena, es lo que en efecto se dijo, pues es la verdad absoluta en todo caso, del poder lograr concebir un hijo.
-Ja, ja, ja, cuando supe que Anshin nacería, al principio me pareció curioso, pero me alegro tanto- Recuerda esa vez que en Virgo se hizo esa reunión para hablar del tema, que si bien, se asustó un tanto por los cosmos enfadados de sus abuelos, no por eso fue una día fácil de olvidar –La verdad aunque sea un tema complicado, creo que es bueno, digo… ¿Qué tan malo puede ser el amor, aunque se de en dos hombres, mujeres o igual un hombre y una mujer? El sentimiento es el mismo, con el poder más grande de lograr cualquier cosa- Sus palabras, siendo un derivado de las que alguna vez Mu le dedico para explicar distinta relaciones.
-Tienes razón- Asiente, mientras sigue su camino junto al ariano –Pero, me pregunto… Fuera de ellos ¿Alguna otra pareja ha podido tener hijos de forma biológica?-
-Pues… Solo sé que ellos pudieron, el señor Kanon tiene como pareja a el señor Sorrento, pero… Creo que no se puede en ese caso- Pensativo, ya en si no se había cuestionado ese punto.
Mirar el rostro del Lemuriano, le causa bastante gracia y que su corazón se desboque por contemplarlo y tener pensamientos bastante extraños, en donde no le molestaría algún día, cumplir diferentes cosas con él.
Si bien no es un tema que debería ser tratado en esta edad, pero lo que hablan sin duda lo amerita, aunque callara por ahora.
-Bueno, adoptar sin duda es una excelente opción ¿No?- Los temas van de los más fluidos posible, para no caer en silencios abrumadores, con un acercamiento más de parte ahora de él, para que la distancia no sea muy grande.
-Creo que sí, pero al momento y después de cinco años, no ha existido nada de eso entre los dos, aunque quieren mucho al pequeño Argus, va muy seguido a los territorios del Dios Poseidón- Habla desde sus pocos conocimientos de esa pareja.
-Ya veo, sin embargo creo que el tener un hijo biológico o no con quien ames, debe ser algo muy preciado y hermoso de vivir- Mira atento al otro, pensando una respuesta a un tema que queda algo abierto.
-Sí, es algo precioso- Sonrojándose, un tanto nervioso, pero entendió algo la indirecta, si es que existe.
La conversación entre los dos siguió algo pausada, disfrutando más la compañía uno del otro, pues es lo que se debe hacer ahora.
Aún se mantienen con cierta timidez, pero lograron hablar más ampliamente, aunque algunos temas se quedan en el tintero por la torpeza verbal de ambos.
Algo que con el tiempo se ira solucionando, pues sucede cuando conoces a alguien que te provoca sentimientos que aun intentas ponerle un nombre y saber cómo actual.
Además que el hecho de pensar en algo así, aún es muy pronto para ellos.
Una inda pareja de dos adolescentes, bueno son solo amigos, que van a caminar un rato, pasar el tiempo, tal vez comer un helado en Rodorio y solo conversar de temas triviales.
Nada que molesté a nadie, bueno salvo por el padre del actual Aries, que es alguien bastante protector con su familia.
Lo bueno es que no está aquí presente, pero si alguien que igual no le agrada esto por nada del mundo.
Y aunque sea solo un niño de cinco años, le duele en el alma ver así de feliz a Kiki a lado de otro, que lo hace feliz, le da una flor, cosa que él ha hecho desde que tiene uso de razón.
Le rompe de corazón a ese pequeño castaño, que solo frunce el ceño, deja escapar algunas pequeñas lágrimas, apretando sus puños, para sin pensarla digerirse al santuario, necesita saber algo importante.
Pues no se quedara de brazos cruzados sin hacer algo, aun a su corta edad, va a luchar por la atención del actual Aries, sin darle importancia que sea nueve años menor que quien quiere.
-Genbu… No alejaras a Kiki de mi…- Su puchero es evidente, su vocecita no es tan amenazadora, si no lastimera, pero su deseo en ese corazón es realmente fuerte, que podría hacerlo tomar malas decisiones.
Aunque es un pequeño, que sin duda cometerá errores a esta edad, en donde la conciencia y sensatez no es algo que caractericé del todo a los niños.