" Hola Naruto:
Desde el primer día en que te vi siempre estuviste solo. La gente pasaba alrededor de ti como si no existieras. Hablaban a tus espaldas y te veían como si fueras una amenaza. Todos los adultos sabían lo que había pasado contigo, con el Kyuubi y la maldición sellada dentro de ti, y por eso te trataban tan mal. Pero tú nunca dejaste que esto te afectara -o al menos nunca lo demostraste-. Con el tiempo fuiste creciendo y si bien era cierto que molestabas a la mayoría de las personas -Sakura principalmente- con tus intentos de ser genial y con tus travesuras, he de admitir que pudiste hacer lo que yo nunca logré: muchos amigos. Todos comenzaron a apreciarte, ya no solo dependías del cariño de Iruka-sensei o de Hinata. Ahora todos te miran. Incluso yo.
Al principio te trataba con la misma indiferencia que los demás, poco me importaba conocerte. Aunque si me molestó, no me preguntes porqué, los comentarios que el primer día Sakura hizo de ti. Te defendí y tu ni siquiera te enteraste... Una vez que comenzamos a trabajar en equipo con Kakashi-sensei, pude conocerte mejor y llegué a una conclusión: comprendí que tu dolor era parecido al mío. Ambos estamos solos, sin un padre o madre del cual podamos apoyarnos. Pero a diferencia de mí, tú has sabido ocultar tu tristeza detrás de esa mascara de optimismo y alegría que jamás te quitas. Y que contagia a los demás.
He de confesarte que lo que más admiro de ti es tu determinación. Tienes un sueño y estás haciendo hasta lo imposible por cumplirlo. Incluso has entrenado constantemente con Jiraiya para superarte y poder convertirte en Hokage y así ser el protector de todas las personas que viven en la aldea, sin importar lo mal o bien que te hayan tratado. Estoy seguro que en poco tiempo conseguirás incluso superar mi nivel -aunque no lo permitiré como podrás darte cuenta en unos días. -
Es por eso que me voy. Yo también tengo un sueño, Naruto, y es el matar a esa persona; la única responsable de que mi alma se haya podrido a causa de la venganza por haberme arrebatado todo lo que tenía. Y estoy seguro de que, si me quedo a tu lado, tú como Sakura se ofrecerán a ayudarme y eso es lo que menos quiero. Mi deseo es más grande de lo que cualquiera de los dos se pueda imaginar... Con un dolor profundo, que jamás te podría expresar en persona, me marcho de la aldea para reunirme con Orochimaru y poder obtener el poder que siempre he deseado.
A ti, de entre todos, te escribo para despedirme porque, aunque nunca lo demostré, tengo un sentimiento especial por ti...
Se despide de ti, Sasuke Uchiha.”
Sasuke se aproximó con sigilo a la ventana del cuarto de Naruto. Acababa de dejar a Sakura inconsciente y sabía que no corría peligro de que alguien tratará de detener sus planes. Naruto, como bien lo sabía, era un campeón al dormir profundamente. Ni siquiera el ruido de un terremoto podría despertarlo. El chico no sabía exactamente que lo había impulsado a escribir esa estúpida carta, ni siquiera sabía el porque estaba en su habitación. Pero quería verlo una vez más antes de marcharse. Pasó largo rato observando, y estuvo a punto de reírse, pero se abstuvo para no ser descubierto.
Recordaba que, desde que se había unido al equipo 7, su despliegue de alegría era cada vez más común. Se reprochaba a sí mismo, porque el ser débil o blando no coincidía con el concepto de "vengador" que él siempre quiso aparentar. Pero convivir con Naruto lo estaba cambiando. Tanta alegría y espontaneidad era difícil pasarla por alto. Lo contempló con nuevos ojos y una ternura inmensa apareció pronto en su corazón. Al dormir, su compañero tenía el aspecto de un niño pequeño e inocente. Y eso bastó para que quisiera acercarse y alborotar un poco más su cabello, en una caricia despreocupada. Aunque un momento después la retiró con brusquedad, como si hubiera tocado algo hirviendo. Y literalmente así fue.
Se dio cuenta de que el chico tenía fiebre. Miró bien su rostro y al instante se paralizó. Una corriente eléctrica le recorrió toda la espalda. Su rostro estaba ruborizado y tenía la boca ligeramente abierta, tratando de respirar mejor. Un sentimiento de ansiedad se apoderó de su pecho. Un beso. Quizá Naruto ni se diera cuenta. Comenzó a inclinarse, pero se detuvo abruptamente. ¿En qué diablos estaba pensando? Pero, aunque su mente le decía una cosa, su corazón le dictaba otra. Se acercó, deteniéndose solo a unos centímetros de sus labios. Sintió su aliento cálido, su morena piel lisa y tersa, que contrastaba con la suya pálida y descolorida. Lo beso suavemente, y trató de retirase con cuidado pero una mano se lo impidió...
- ¿Sa...Sasuke? - Preguntó el chico mientras lo miraba con los ojos entrecerrados. - ¿Por qué me besaste?
- Na...Naruto... Yo... - Tratando de zafarse del agarre, y con las mejillas rojas, le pareció al chico rubio la imagen más linda que hubiera visto jamás.
- Sh... no hables... -Naruto se levantó de la cama sin soltar su mano, y se acercó peligrosamente hacía Sasuke. - Acércate otra vez - susurró.
Y como si su cuerpo decidiera por el mismo, Sasuke se inclinó otra vez para besar con algo de vergüenza a su compañero. Naruto lo notó y sonriendo con malicia, tomó su rostro con ambas manos y profundizó el beso. Al principio el movimiento fue un poco torpe e ingenuo, pero una vez tomada la confianza, parecían dos náufragos con sed. Abrían y cerraban sus labios, uno contra el otro. Parecía un combate en donde solo uno podría ganar.
Cuando el aumento de la temperatura fue consciente para Sasuke, se dio cuenta de que se hallaba prácticamente acorralando a Naruto sobre su cama. Ambos estaban sin su camisa y notó que sus bermudas estaban desabrochadas. Se ruborizó por completo y se bajó de la cama, tratando de dar excusas tontas y sin sentido. Pero Naruto no contestó.
Entonces se dio cuenta de que se había quedado dormido. Al parecer la fiebre había aumentado. Con cuidado le puso su pijama nuevamente y corrió hacia su mochila para buscar alguna medicina. Cuando regresó, notó que Naruto seguía igual. "Tal vez sea lo mejor" pensó. Se acercó a darle las pastillas y nuevamente una mano lo detuvo.
- Gracias... Sasuke... -le dijo con una sonrisa.
- De nada... - Se soltó del agarre, aunque de inmediato se arrepintió.
-Yo... - Naruto estaba entre la vigilia y el sueño. - Te amo... - El rostro de Sasuke se volvió a ruborizar con más fuerza. Sintió por primera vez el latido de su propio corazón y solo pudo asentir con la cabeza. Después de unos minutos el chico se había vuelto a dormir.
- Yo también te amo, Naruto. - Susurró mientras salía por la ventana y se dirigía a las afueras de Konoha, donde los "Cuatro del sonido", el equipo elite de Orochimaru, lo estarían esperando.
Continúo su camino por aquellas calles tan conocidas y metió sus manos dentro de los bolsillos, como para ocultarle al mundo el dolor que sentía en esos momentos. Sintió algo duro dentro y se dio cuenta de que era la carta que había escrito a su amigo. Recordó entonces todos los momentos maravillosos que vivieron juntos, y esas últimas palabras que le había dirigido esa noche. Naruto lo amaba y él también le correspondía. ¿Por qué no quedarse a su lado y vivir una maravillosa vida juntos? Bueno, porque la venganza es un sentimiento mucho más fuerte que el amor. Nuestro estúpido orgullo siempre va a estar por encima de la humildad y el perdón. Y Sasuke lo sabía.
Con un suspiro que fue llevado por el viento, el chico decidió que no volvería hasta haber cumplido su propósito. Y si era su destino, volvería a estar a su lado y esa vez sería para siempre. Una voz conocida lo sacó de sus pensamientos:
-Te estábamos esperando, Amo Sasuke. –