Los alumnos habían llegado a Hogwarts desde una semana antes, tenía que ser precavido de que nadie lo viera o sería arriesgado y arruinaría por completo su plan.
Le costó unas horas llegar, era como el pasillo de Hogwarts a Hogsmeade pero sin tanto problema y más angosto. El señor Dumbledore le había colocado un par de provisiones que le sirvieron, en especial el agua ya que era agotador caminar tanto, su escoba se había quedado en su casa y estaba segura junto a Hedwig. Cuando al fin llegó al castillo notó que no había nadie, ni siquiera el señor Flitch que usualmente recorría la zona y era más que seguro que ya estuvieran en clases. Salió cerca de la que era la cocina y se colocó la capa invisible (la cual fue una de las cosas que empacó antes de huir) para salir por la puerta principal y pasar frente a la cabaña de Hagrid, la cual estaba vacía y tenía un mal presentimiento de esto, pasó saliva y se encaminó en el bosque prohibido, era totalmente distinto de día. Había caminos engañosos y miles de criaturas extrañas, estaba cansado de caminar pero debía hacer un esfuerzo más para lograrlo y más si deseaba salvarlo. Casi no había ido al bosque prohibido, más bien, había ido de noche y ahora mismo miles de voces trataban de confundirlo pero debía tratar de quedarse calmado o perdería la cabeza por completo. Unos minutos más tarde, escuchó una voz que lo heló por completo y que lastimosamente conocía a la perfección. — ¡Harry! Creí que no vendrías. Su voz tenía voz burlona, Harry se exaltó un poco al notar que lo podía ver bajo la capa, su respiración comenzó a ser fuerte y se quitó la capa dejándola a un lado. Había todo un grupo de mortífagos detrás de Voldemort, Hagrid entre ellos le hizo una señal para que se relajara aunque esto solo hizo que notará sus cadenas haciéndolo enojar más. Los padres de Draco estabas adelante de Hagrid, y a ellos no pudo mirar a los ojos y bajó la vista antes de juntar sus fuerzas y hablar. — Claro que tenía que venir, ¿Dónde está Draco? Muéstrame dónde está. Sus manos estaban en puño y no podía calmarse, sus hombros subían y bajaban más rápido de lo que Harry podía pensar, a lo lejos escuchó un suspiro por parte de Narcissa, seguro que estaría bastante confundida. — No estás en condiciones de hacer las preguntas, no sé quién te haz creído pero la verdad es que un ser razonable no fue una opción. Ahora varias risas sonaron por todo el bosque, resaltaba en especial la risa de Bellatrix y en un breve segundo para ver a Narcissa y Lucius quienes tenían ya el rostro pálido. — Solo... Solo déjame verlo y podrás hacer conmigo lo que desees. Dió un paso al frente aún con las manos en puños y en un movimiento firme sacó la varita de su bolsillo y apuntó a Voldemort, el cual rió nuevamente y negó con la cabeza. — ¡Expelliarmus! Sin pensarlo dos veces habló Harry en un intento de desarmarlo y tomar un poco de ventaja de la situación, pero al parecer Voldemort fue más rápido y lanzó un contrahechizo más efectivo que dejó a Potter con la varita a unos metros de él. — Ya me cansé de juegos, ¿Quieres saber algo antes de morir? Draco no volverá. Y tras decir estas palabras, con una maniobra elaborada, el peor hechicero de la historia mando una maldición al pelinegro sin dejarlo decir sus últimas palabras. — ¡Avada Kedavra! Todos se quedaron en silencio al ver como una luz verde iluminaba la mayor parte del bosque y un cuerpo inerte caía a sus pies, todo parecía tan irreal incluso para la mayor parte de los mortíferos que había ahí. Hagrid había dado un respingo alto aunque nadie le tomó importancia, sentía impotencia por no poder ayudarlo y unas lágrimas cayeron, poco le importó que también algunos mortifagos le miraran mal. — ¡La victoria es nuestra! Ahora no habrá quien nos pare... Cissy, por favor... El hechicero con una sonrisa le señaló el cuerpo de el menor y ella con algo de miedo camino hasta él, tenía un rostro angustiado que le provocó un vuelco en el corazón. Se arrodilló frente a él y con algo de temor se agachó hasta su pecho y trató de oír su corazón, era un poco difícil pero aún se lograba oír. — ¿Harry? Susurró bastante bajo, se diría que solo movió los labios pero su voz se combinó con el viento y logró llegar a los oídos del azabache. ~ En un fondo blanco, cálido, amplio y desconocido, se encontraba un Harry confundido pero relajado, había una voz en el fondo que le daba esa tranquilidad pero apenas se distinguía, esta poco a poco fue tomando claridad hasta llegar a él. — ¿Harry? ¿Qué haces aquí? Fue lo primero que escuchó y en su pecho algo se aceleró haciéndolo caminar hasta donde provenía la voz. — Draco... Alcanzó a susurrar y este comenzó apareció al fondo, se comenzó a acercar y llegó a él en poco tiempo. — ¿Qué haces aquí? No deberías estarlo... Su voz se oía preocupada, el orgullo que alguna vez tuvo ya no estaba más. — Ocurrió algo y no sé cómo decirlo. El pelinegro bajó la mirada, esperaba que su acompañante rompiera el hielo, aunque realmente no sabía como iba a explicarse. — Yo si puedo explicarlo y es bastante sencillo, te enamoraste. Una voz gruesa y familiar se escuchó justo detrás de ellos haciendo que girarán de inmediato a verlo, su única esperanza ahora.Amor Yaoi
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