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MEMORIAS - Drarry por Sydez_

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Notas del capitulo:

Gracias por sus lecturas. ?

 
Y antes de que pudiera despedirse todo se desvaneció, como una ilusion. Frotó sus ojos al despertar y cubrió mejor el cuerpo se Draco antes de ir a la torre para tomar la varita, tenía un problema resuelto y por quien menos lo esperaba, ahora tenía que devolverle el favor.
 
...
 
Tras una larga exploración encontró la varita, era un diseño simple pero elegante, claramente tenía la esencia de Draco.
 
Sin darse cuenta estaba sonriendo, era una sonrisa un poco boba, así que negó con la cabeza y guardó la varita en su pantalón para bajar al comedor.
 
Esta mañana había menos alumnos, ya iban a ser vacaciones así que era lógico. Se sentó casi al fondo del comedor y empezó a desayunar tranquilo hasta que llegó un señor de mediana edad y le hizo compañía.
 
— ¿Ministro?
 
Preguntó Harry ante el Ministro de Magia Rufus Scrimgeour, a quien saludó cordialmente y se sentó a su lado.
 
— Vengo por asuntos importantes y tengo muy poco tiempo, Dumbledore te dejó algo en su testamento.
 
Colocó su maletín en la mesa y lo abrió sacando cuidadosamente una snitch y se la entregó envuelta en un pañuelo.
 
— "Para Harry Potter, la snitch que atrapó en su primer juego de Quidditch".
 
Se apresuró a leer y después dobló el pergamino y le miró tocando su hombro.
 
— Eso es todo, tengo prisa y aún me falta ir a la madriguera para entregarle lo suyo a la señorita Hermione y al joven Ron, así que nos vemos pronto.
 
El ministro volvió a ponerse de pie y ambos se despidieron, Harry regresó su vista a aquella herencia tan rara, estaba confundido por aquello y suspiró, la dejó sobre la mesa, después la llevaría a su habitación.
 
Siguió con su desayuno cuando notó como la profesora McGonagall llegaba corriendo, fue con un grupo de chicos que estaban al inicio de la mesa y ellos corrieron dispuestos a salir, así hizo con los demás grupos hasta llegar con un solitario Harry. 
 
— Andando, no hay tiempo de preguntas, todas tus cosas están ya en el tren, anda, anda.
 
Lo tomó del brazo y llevó casi arrastras, debía ser una situación muy alarmante puesto que la mayoria ya había evacuado.
 
— Espere, ¿Y Malfoy?
 
Dijo con tono preocupado y ella solo le empujó para que saliera del castillo y se dirigiera con los demás para irse a resguardar.
 
— Fue uno de los primeros que evacuamos, anda ya, corre.
 
Harry hizo caso de mala gana y salió del castillo, un grupo de personas conocidas los estaba recibiendo para subir al expreso, debía ser algo grave así que subió y después subieron miembros de la Orden del Fénix y cerraron la cabina en la que iba.
 
Todo estaba pasando tan rápido, primero la ayuda de quien menos espero, una rara herencia y ahora los evacuaban sin decirles el motivo.
 
— ¿Qué pasa?
 
Preguntó un poco irritado, no le gustaban mucho las intrigas y ser uno del grupo "vulnerable" y sin respuestas lo ponía aún peor.
 
— Verás Harry... teníamos un infiltrado entre los mortifagos pero lo han descubierto justo después de decirnos que tenían previsto un ataque a la escuela justo esta noche... Vienen por ti.
 
Habló uno de los aurores que había sido enviado para protegerlo, Harry sólo hizo una mueca y miró hacia la ventana, el expreso comenzaba a andar.
 
— ¿Y dónde se supone que vaya? No creó que la madriguera sea segura.
 
Dijo con casi un hilo de voz y pronto el auror se levantó un poco para dar un par de palmadas en su hombro.
 
— Tranquilo, la casa de Sirius será tu refugio, Privet Drive ya no es segura.
 
Él asintió un poco aliviado pues no tendría que estar con sus tíos y menos con su odioso primo.
 
— Pero, ¿Y Malfoy?
 
Se giró de momento tras recordarlo una vez más y apretó sus puños esperando por una respuesta.
 
— ¿Malfoy...?
 
Su cara tenía una rara expresión de confusión, lo cual le irritó un poco a Harry.
 
— Draco Malfoy, el hijo de Lucius Malfoy, ¿dónde está él? ¡Dijeron que lo habían evacuado!
 
El azabache se levantó de pronto y sus palmas golpearon con un poco de fuerza la pequeña mesa que les dividía.
 
— Shh, tranquilo Harry, seguro está con McGonagall.
 
Había colocado su dedo índice en sus propios labios para callarlo y después le hizo una seña con ambas manos para que tomara nuevamente lugar.
 
— ¿Y dónde está la profesora?
 
No queria exhaltarse mucho y se sentó esperando a que le respondiera.
 
— Ella se quedó en el castillo, ¿no te lo dijo? Se quedó para protegerlo junto a los demás profesores, aquí solo van alumnos.
 
Harry dió un nuevo golpe y después subió sus manos a su cabeza cubriendo esta y respirando hondo, había algo que no le dejaba en paz y no sabía que era.
 
— No te preocupes tanto, después de Dumbledore, ella es alguien bastante fuerte que puede defender al chico, tranquilo.
 
El auror miraba a todos lados tratando de calmar a Harry mientras tocaba su hombro, no quería generar pánico en los demás pasajeros.
 
— En cuanto el castillo esté libre todo regresará a la normalidad, bueno, al menos si quien-tu-sabes no regresa.
 
Rió de forma nerviosa y se levantó tomando un maletín y propinandole una última palmada en el hombro al chico.
 
— Tonks, Lupin, Moody y varios aurores más vamos a estar contigo en la casa de Sirius así que tranquilo, no pasará nada más.
 
El chico giró a verlo y ambos asintieron con la cabeza antes de que el auror se retirara, todo parecía en orden pero había algo que aún no lograba convencer a Harry.
 
Las horas pasaron y el expreso llegó como de costumbre a Londres donde fue escoltado por otros autores hasta el que fue el cuartel de la orden del Fénix, todo se veía igual, quizá un poco más sucio.
 
Justo cuando estaba por entrar, una muy animada Tonks salió de la cocina con un bebé en brazos y fue con Harry para darle un pequeño abrazo.
 
— Te estábamos esperando, pasa, la cena se va a enfriar.
 
Quienes lo habían llevado se despidieron haciendo un ademán con la mano y justo después su ex profesor de defensa contra las artes oscuras apareció detrás de ellas.
 
— Profesor Lupin.
 
Sonrió emocionado por su visita y la de su hermosa familia, quizá su día no terminaría tan mal después de todo.
 
— Pasa Harry, debes estar cansado, te pondremos al tanto después de la cena.
 
La voz de aquel hombre era serena, le causaba paz, una que rara vez lograba sentir.
 
Harry asintió y se sentó a la mesa otros aurores entraron y tomaron la cena, fue una comida amena y llena de bromas por parte de Tonks quien buscaba hacerlo reír a él y a su bebé.
 
Al finalizar esta, los aurores solo repitieron la información que le habían dado en el tren más un dato nuevo.
 
— Voldemort no atacó el castillo, debe estar buscándote justo ahora.
 
Aquellas palabras fueron la clave para sentirse aún más tranquilo y feliz, no porque su gran enemigo lo estuviera buscando, si no que Draco no corría peligro alguno.

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