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UNMEI NO TOBIRA por Raziel Soul

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Notas del capitulo:

Este cap no tiene mucho yaoi y aunque está centrado en una pareja Hetero es menester para los siguientes  caps :)

El té verde caía de manera tranquila dentro del vasito de la sacerdotisa, la pequeña Hoshi miraba de vez en cuando los cadáveres de aquellas 8 personas, sus ojos blancos y las bocas abiertas, uno que otro espasmo en algunas partes del cuerpo, después posaba sus ojos en su maestra, tan calmada como si nada hubiese pasado.


- Tranquila van a estar bien – dice Maki con gesto divertido al ver el rostro de la menor lleno de preocupación – solo arreglé un par de cosas en sus cabecitas para que pudiesen hablar como nosotros y no usando su idioma antiguo, es menester que nos comuniquemos bien para saber cómo resolver esto – da un sorbo al té de forma elegante y toma una de esas pastitas de mantequilla que tanto le gustaban.


- Pero… entonces ¿por qué ha dormido a Chizuru-sama y los otros dos jóvenes? – refiriéndose a Iori y Kyo


- Porque mi hermana es una revoltosa al igual que esos dos, solo quería tener un rato de paz – comenta como si nada, la menor suda una gota, cuando la mayor de las Kagura sonreía de esa manera tierna después de hacer una travesura daba algo de mal rollo; de pronto se escuchan sonidos provenientes del montón de cuerpos – ya lo ves, ya van a despertar, y verás que ni siquiera un dolor de cabeza van a tener


- Pero ¿qué ha pasado? – pregunta Chizuru mirando a su alrededor, los demás también comenzaban a moverse


- ¿Qué fue todo eso? – la voz del más pequeño hace voltear a la sacerdotisa pues ahora puede entenderle completamente


- ¿Suwada estás bien? – Mitoko removía a su compañero, este también despierta.


 


Poco a poco todos se ponen de pie, aún bastante confundidos por estar así, y ahí. Maki se levanta y comienza a explicarles la situación, esta vez entienden perfectamente sin necesidad de dibujos o mímica – la cual a decir verdad no sirvió la primera vez – Chizuru se retrae un poco al sentir todas las miradas sobre ella cuando se hace mención acerca del uso de la puerta del destino, Yata-sama iba a reprenderla, pero Tomoe le detiene, es menester escuchar a la sacerdotisa hasta el final antes de hacer cualquier juicio a priori. La miko como desde un principio iba y venía, el cuarto donde estaban había quedado vedado para alguien más que no fuese ella “órdenes de Chizuru-sama” dijo cuando le preguntaron sobre las razones. Fuera de la habitación se escuchaban voces de otras miko y monjes, pero al ser mandato de la sacerdotisa principal no podían desobedecerla pese a la curiosidad que esto les provocaba. Cuando todo el asunto fue explicado y las dudas zanjeadas el silencio reinó nuevamente en el lugar.


 


-Lo que hiciste hace un momento fue para que pudiésemos hablar tu lengua ¿cierto? – La voz del más antiguo Yasakani era firme, imponía respeto. Maki asintió


- Eres digna descendiente de mi clan – comenta Suwada-san con dejo de suficiencia – lástima que no puedo decir lo mismo de ambas – mira a Chizuru con disgusto


- No eres nadie para decir esas cosas – La voz de Yagami se hizo presente


- ¿Qué estás diciendo? ¡Insolente traidor! – Yata-sama iba a levantarse, pero Okuma le detuvo


- ¡Iori no es un traidor! Él…


- KYO – Chizuru le reprende, habían quedado en no revelar nada, la mano de Yagami en el hombro del castaño le hace asentir, aunque con molestia


- Mis pecados pasados ya los he expiado… - comenta tomando la responsabilidad de la traición – y puedo verte a los ojos sin sentir vergüenza, pero tu estas juzgando a una chica que tuvo que soportar ver a su hermana ser asesinada frente a sus ojos, y después de eso llevar sobre sus hombros toda la responsabilidad que por tanto tiempo compartieron ambas, tú crees que por ser el primero de los Yata tienes el derecho de calificar sus actos como buenos o malos, pero no la conoces, ella, como tú, tuvo el coraje y el poder para encerrar a la serpiente, si hizo lo que hizo fue porque se sentía sola, por lo que sé no tuviste un gemelo, jamás sabrás que se siente que te quiten una parte de lo que eres… - todos se quedaron en silencio ante las palabras del pelirrojo, Kyo sostenía su mano por lo bajo, Tomoe se aferró a la mano de Tsuki, sus ojos nublados, solo de pensar que alguien se atreviese a arrebatarle a su hermana hacía que su corazón se quisiera romper, ahora entendía lo que hizo la menor de las Kagura. Quien agradecía internamente las palabras de la joya, definitivamente nunca creyó que él abogase por ella, no es que Yagami fuese malo, lo sabía de sobra, sencillamente no convivieron tanto como para ser los mejores amigos, pero ahora entendía que el corazón del ojiazul era más grande de lo que ella hubiese podido imaginar.


-Ahora lo más importante es saber cómo podemos regresar a nuestros respectivos mundos…


- Eras, niñato, eras – corrige Mitoko al pelirrojo más joven – y tu ¿Cuántos años tienes? – pregunta pues el chiquillo tiene una carita muy infantil


- 16 – responde Natsuki – ¿qué tiene que ver mi edad?


- Para su información sin él no hubiésemos logrado resguardar el sello de Orochi, asesinó a varios de los Hakkeshu él solo – comenta Yuuhi con suficiencia, totalmente orgulloso del menor, como lo estaban las chicas Yata quienes asintieron emocionadas ante lo que decía su amigo


- Como siempre los de tu clan son unos metomentodo Okuma – una palmada en la espalda por parte de Suwada a su compañero al que casi manda de bruces


- Tch, lo que digas viejo – comenta Kusanagi-sama retomando la posición


- Como sea – Mitoko vuelve a hablar – ahora estamos aquí y no podemos sencillamente quedarnos sentados sin hacer nada mientras las señoritas sacerdotisas buscan una respuesta a este problema – se levanta sacudiendo sus ropas, totalmente diferentes a las utilizadas por sus descendientes – yo iré a dar una vuelta a este mundo, al fin de cuentas ahora puedo hablar su lengua


- ¿QUÉ? – Maki se sorprende – usted no puede…


- Tiene razón – Kusanagi-sama también se levanta siguiéndole – este es asunto de los Yata, nosotros solo estorbaríamos en sus estudios – dice divertido


- ¡Ustedes no se queden ahí! ¡vayan tras ellos! – exige Chizuru a Kyo e Iori quienes se levantan rápidamente para intentar regresarles


- No suena mal… - Yuuhi mira a Natsuki y le tiende la mano – ¿quieres conocer un poco la ciudad? – el menor asiente tomando su mano con firmeza y salen tras los otros cuatro.


 


El clan Yata se queda estático ahí adentro, cuando las chicas intentaron salir un hombre les cerró el paso, Suwada no aceptaría una baja más, en algo acertó su amigo, ese error lo cometió una de su clan y por tanto todos debían ayudar a resolverlo, no es necesario mencionar que gracias a eso Chizuru no fue demasiado popular a ojos de Tomoe y Tsuki, sin embargo sentir el apoyo de Maki era lo único que necesitaba para poner todo su empeño en la lectura de los manuscritos, además, al tener ahí a quienes seguramente conocían mejor los caracteres le hizo sentir con más confianza para encontrar una respuesta rápida. Mientras que por las calles de la ciudad 6 personas causaban sensación, un par de gemelos y un par de enormes sujetos de casi dos metros de estatura, quienes por los rasgos podrían ser los padres de esos gemelos, que no eran otros que Iori y Natsuki, Yuuhi y Kyo. Además, todo indicaba que iban o venían de una convención pues cuatro de ellos vestían con ropas bastante extrañas, pero excelentes para un cosplay.


- ¡Alto! – Yagami se paró frente a los mayores – si quieren dar un paseo por la ciudad lo haremos… no es como si me importase detenerlos, pero si no quieren llamar demasiado la atención les cambiaremos esas ropas viejas


- ¡Esto me lo acaba de hacer mi esposa! – comenta Kusanagi-sama


- ¡Me refiero a esta época vejete!


- No le llames vejete a mi amigo ¡traidor!


- ¡Cállense los tres! – la voz de Natsuki les hace voltear, aún le estaba cambiando por lo que su “seriedad” con esos tonos de agudo a grave les hizo reír en lugar de intimidarles


- El chico tiene razón – dice Kyo sobándose la sien pues le estaba empezando a doler la cabeza – ustedes… dejen de tomar todo lo que decimos mal, somos sus descendientes, como quien dice familia, solo queremos enseñarles cómo se visten ahora, guardaremos sus ropas hasta el momento en que deban regresar… vamos – da la vuelta para empezar a andar nuevamente.


 


Los mayores se miran, miran a los otros suspirando pesadamente, pero al final de cuentas ese chico tenía razón, no podían ir como necios por la vida, y eran familia, eso era lo principal, si bien Yasakani aun pensaba que ese pelirrojo “moderno” era un traidor, no haría más comentarios de esa índole para llevar por lo menor una relación cordial el tiempo que estuviesen ahí. Van a casa de Kusanagi, toma algunas prendas suyas para Yuuhi, luego van a la mansión Yagami, este toma ropa de Yukari y se la pasa a Natsuki, a quienes no pudieron vestir con ropa de la familia fue a ese par de mastodontes, al menos hasta que Iori recordó que en las fotos su abuelo se veía de un tamaño parecido, subió al desván y efectivamente las ropas de ese hombre les sentaron bien a aquellos sujetos, al menos se vestirían con Yukatas más “modernas” mientras iban a Shibuya a comprarles algo de ropa. Todos entran a cambiarse al dojo.


- Mira Yuu, ¡me queda bien! – Natsuki da una pequeña vuelta para el otro el cual observa aquello sin perder detalle, Kyo no puede evitar fijarse también en el chiquillo, el pantalón de varios bolsillos, algo holgado, una camiseta de The Ramones y unas zapatillas de deporte – esto es muy cómodo – los castaños tragan saliva pues es una vista encantadora


- ¡Tu muévete! – Yagami jala de la oreja a su rival sacándolo del trance


- Te vez muy bien Natsu… - Yuuhi sonríe, el llevaba unos pantalones de mezclilla color negro, camiseta blanca de manga completa un poco holgada, chaleco largo estilo cárdigan, y unos botines con hebilla a los costados


- Tu también te ves muy bien – se miran a los ojos con cariño, Mitoko le da un codazo a Okuma y este sonríe divertido


- Todo indica que tendrán descendencia, así que déjalos en paz – comenta Kusanagi-sama a su amigo, para ellos no tenía nada de malo ese tipo de relaciones, tampoco para la familia de Yuu y Natsu.   


 


Los cuatro salen con las ropas que les fueron entregadas y comienzan su recorrido por la ciudad.


 


***********


 


Templo Kagura….


- Hoshi-san, despierta – la mano frente a la pequeña sacerdotisa hace que esta vuelva en sí. – deberías ir a dormir un rato, te ves muy cansada


- Lo siento Chizuru-san – dice avergonzada – pero no puedo dejarlas solas… es decir, quiero ayudarles un poco más.


- Tranquila, si de algo sirve que esos seis salieran de aquí es que no habrá tanto escándalo, porque no le dices a Sayuri-san que venga, sé que ella guardará el secreto como tu


- Si, tiene razón, tanto ella como yo les debemos mucho… iré a llamarla, gracias Chizuru-sama – hace una reverencia y sale de la habitación


- ¿Están seguras que esa chica… Sayuri, sea de confianza? – Tomoe solía ser algo desconfiada con todo mundo, pero eso le hizo bastante precavida


- Anda hermana, ellas saben lo que hacen


- No estoy muy seguro – dice Yata-sama en respuesta a las palabras de Tsuki


- Pues lo sabemos – la voz de Chizuru le hace alzar el rostro – y sé que cometí un enorme error y así como lo dijo Yagami-sama, usted no me conoce, aunque sea mi antepasado, no sabe nada de mí, pero le puedo asegurar que sabrá cuanta determinación tengo y…


- Buenas tardes – la puerta corrediza se abre, frente a ellos…


- Hoshi-san, te dijeron que fueses a acostarte – Maki sonríe divertida por las palabras de Tsuki-san


- Disculpe señorita Yata, mi nombre es Sayuri, un placer – si bien era completamente igual a su hermana su mirada era diferente, estaba llena de confianza y tenía un hermoso brillo en sus ojos – mi hermana me pidió que … - apenas dio unos pasos hacia el kotatsu cuando se quedó quieta


- Como le iba diciendo – Chizuru retoma la palabra, pero al levantar la vista se topó con el gesto serio de su Tataratataratatara y más tatara… abuelo, este fijaba sus ojos en la muchachita que tenía frente suyo, la cual tampoco dejaba de verle


- Les trajera… más té – la chica termina la frase que comenzase segundos antes, el rubor de esas mejillas es completamente notorio, se acercó y con total elegancia y educación les sirvió el té a cada uno, cuando inclinó la tetera sobre el vaso de Suwada, no pudo levantar el rostro, su corazón latía de manera acelerada, sin saber que eso mismo le ocurría al hombre cerca suyo.


 


Las cuatro sacerdotisas se dieron cuenta de ello, además el repentino cambio de humor de su pariente las dejo un tanto desconcertadas, pero ¿Quién eran ellas para juzgar a nadie? Después de un par de horas más el mismo Yata-sama les pidió que descansaran un poco, era menester, según dijo, estirar las piernas y dejar reposar el cerebro para no llenarlo de información que pudiesen confundirlo más adelante, ellas por su parte no dejarían pasar la oportunidad para desestresarse un poco, llevaron a las otras gemelas a su habitación para prestarles ropa, mientras se vestían el espejo llama a la espada y este le dice dónde están, además pidiéndole prestado algo de dinero porque no cree que puedan costear con lo que llevaban en esos momentos, lo que se estaban zampando sus primeros familiares. Cuando llegan al lugar todas se sorprenden por la cantidad de platos de ramen y demás órdenes que pidieron los hombres. Por su parte Yuuhi y Natsuki estaban en otra mesa compartiendo una malteada, algunas personas se les quedaban viendo con desaprobación, aunque otras pensaban que el pelirrojo era una chica bonita en compañía de su novio.


- ¿No deberías ir con Natsuki? – pregunta Kyo a Tsuki, esta le mira ladeando la cabeza sin entender – creí que… como le diste de comer en la boca – la sonrisa de la sacerdotisa es dulce y comprensiva


- Te diste cuenta que estamos comprometidos… - comenta como si nada, ante eso Iori y Maki se miran de reojo, Kyo asiente – bueno… estamos comprometidos para que nuestros clanes tengan herederos… pero, en el mundo no hay nadie más importante para Natsuki que Yuuhi y viceversa


- Y… ¿eso no te molesta? – pregunta Iori un tanto extrañado


- Claro que no, sé que Natsuki será un excelente esposo, yo …


- Solo quieres que sea feliz – la voz de Maki les hace voltear, nota a Tsuki asentir, ambas sonríen con un dejo de complicidad – quiero una hamburguesa – comenta la mayor de las Kagura para romper el silencio. Debajo de la mesa la mano de Kyo toma la de Iori con firmeza, sabe que las palabras de la sacerdotisa le han llegado al corazón, y también ha comprendido el significado de las mismas como todos ahí.


 


Cuatro horas después…


- ¡QUÉ! - Maki se tapa la boca ante lo que le dijo Sayuri-san


- Se que lo que haré está mal, pero… por favor Maki-san… enséñeme – pide poniendo la frente contra el tatami


- Por favor mujer no tienes que suplicarme – suspira – te ayudaré… la verdad es que debes estar consciente que tal vez tenga esposa e hijos además … ni siquiera…


- Lo sé… pero mi corazón no puede evitarlo – y Kagura comprendía muy bien ese tipo de sentimientos así que no pudo negarse a la petición que le hizo la muchacha de ojos color miel


 


Por su parte los demás miembros, hombres y mujeres, estaban descansando en su área correspondiente de las aguas termales, habían decidido no seguir en el templo rodeados de ojos curiosos, por lo que tomaron rumbo a una de tantas mansiones de los Yagami, la cual tenía su propio Onsen, todos disfrutaban de aquel relajante ambiente, a excepción de Maki, Sayuri y Natsuki, a él le daba algo de pena que le viesen desnudo, no era tan fuerte aun como todos los demás, así que pretextó cualquier cosa para no entrar pero sin que Yuu dejase de disfrutar la experiencia. Caminaba por los pasillos con sigilo, no estaba espiando en absoluto, sencillamente que su entrenamiento le hizo por demás silencioso como un gato, o un pequeño ratón. De pronto a su nariz llegó un sutil pero atrayente aroma al que siguió hasta su origen: la cocina de la mansión.


- Aun estoy sorprendida que trajeras todos los ingredientes que necesitábamos – comenta Maki divertida – ¿¡quién anda ahí!? – pregunta poniéndose en guardia


- Disculpa – la puerta corrediza se abre, el pelirrojo entra algo apenado


- No nos de esos sustos Natsuki-sama – dice Sayuri con alivio


- Natsuki… o Natsu… el sama me hace sentir viejo… - comenta con gesto lindo


- Dios… te pareces tanto a él – susurra Kagura refiriéndose a Iori, precisamente este último casi tenía la misma edad de Natsuki cuando fue su mizuage con él. – está bien, Natsuki-chan – le sonríe abiertamente


- Amm… ¿qué… qué es eso? Huele muy rico – señala la sustancia oscura que está en la estufa


- Chocolate – comenta Sayuri


- ¿Qué es chocolate? – vuelve a preguntar y Maki ríe bajito, no como burla


- Es cierto… ustedes aun no conocían el chocolate… di aahh – cuando Natsuki abre la boca le da un poco del dulce, los ojos del menor se iluminan


- ¡Qué rico! - dice emocionado como un infante, ambas mujeres sonríen dulcemente – y ¿por qué lo derriten? – comenta al ver que se fundía con el calor


- Pues… - Sayuri no sabía si decirle


- ¿Si te explicamos nos guardarás el secreto? – le pregunta el espejo, el asiente – bueno, estamos preparando los obsequios para san Valentín…


- ¿Qué es un Valentín? – dice pues quedó igual con la información


 


Maki comienza a explicarle el significado del catorce de febrero para los japoneses, el cómo las chicas preparan chocolates para los chicos que les gustan, y que era justamente lo que estaban haciendo, Sayuri tenía a alguien que le gustaba y deseaba hacérselo saber al prepararle ella misma el dulce que iba a regalarle en unos días, pero era menester que comenzaran a practicar lo más pronto posible, porque tal vez esa persona saldría de viaje a un sitio donde seguramente jamás podrían verse de nuevo.


-Y … ¿yo podría hacer un chocolate? O solo las chicas pueden hacerlo – pregunta mirando como decoraban unos ositos


- También puedes hacer uno… ¿se lo darás a tu novia? – pregunta Sayuri sonriendo


- No, se lo voy a dar a mi amado Yuu – dice como si nada, la chica le mira algo sorprendida


- ¡Perfecto! ¡Anda ven aquí, te enseñaré no solo a rellenar moldes, haremos un bonito cupcake de chocolate! – los tres comienzan a preparar su regalo para san Valentín.


 


Mientras tanto en la terraza, después de ese excelente baño de relajación, los 9 que se quedaron en las aguas termales bebían una cerveza.


- Cuando regresemos a nuestro tiempo voy a extrañar esta corona – dice Yasakani-sama dando un nuevo trago


- El licor que bebemos no se compara, así que disfruta que no pienso venir cada semana a comprar cartones – bromea Kusanagi-sama


 


Los demás ríen divertidos, a excepción de Yagami, por obvias razones, y Yata-sama, este último de hecho estuvo bastante callado todo el día, sus amigos lo tomaron como que estaba cansado, pero lo cierto era que no tenía nada que ver con su condición física, más bien sentimental, pese a que se veían más grandes estaban por cumplir 35 años, sus amigos tenían esposa e hijos, pero él se había enfocado tanto en la meditación, la fuerza espiritual y en cómo tener encerrada a esa serpiente del demonio, que no pensó mucho en armar una familia, mira a las chicas frente suyo, ahora comprendía que lo iba a hacer, eso le daba esperanzas, pero lo que le dejaba un poco inconforme es que seguramente no sería con la mujer que le había robado el alma, aquella chica, Sayuri, nada más verle hizo que su corazón palpitase lleno de vida como hacía mucho no pasaba. A su alrededor solo escuchaba las voces ajenas, las risas y los reclamos de unos con otros cuando las bromas no causaban gracia, pero parecían ecos apenas audibles. Se centró de nuevo en el aquí y ahora cuando la enérgica palmada de Okuma le sacó de sus pensamientos.


- Es momento de dormir, mañana debes obligar a esas chiquillas a regresarnos a casa, no podemos descuidar a Orochi – dice Kusanagi-sama antes de levantarse para dirigirse a la habitación que les dieron a ellos tres


- No somos chiquillas – reclaman las tres gemelas, pero no reciben una disculpa, solo los ven partir


- Yo iré a ver a Natsu, tal vez ya se fue a dormir


- Si ese es el caso déjalo dormir, si vas con él seguro lo desvelas – bromea Tomoe que recibe un codazo de Tsuki por su falta de discreción, los tesoros sudan una gota ante la liviandad con que Yata dice aquello


- Estoy cansado no es como pudiese hacer algo… buenas noches – se despide de todos, y en efecto cuando él llega Natsu estaba ya dentro del futón, al tiempo que siente a Yuu meterse a un lado suyo se voltea para abrazarle, los labios del mayor depositan un dulce beso en una de las mejillas bañadas de chispitas de fuego.


- Así que nuestras mega abuelitas ya se fueron también – los tres que quedaban voltean al escuchar la voz de Maki, asienten al unisonó – bien, porque necesito hablar con ustedes, tenemos un enorme problema – la seriedad de esas palabras les sorprende sobremanera, la explicación que siguió a continuación les dejó atónitos y sumamente preocupados sobre lo que les deparaba el destino.


 


*************


 


14 de febrero 1998


 


Han pasado 4 días desde que sucedió aquel incidente que trajo a los antepasados de los tres tesoros al presente, junto a la hermana asesinada del espejo. Todos, en especial los tesoros, estaban sorprendidos de no desaparecer aún de la faz de la tierra debido a todo el tiempo que había pasado, lo cual a su vez les daba esperanzas al saber que tal vez aun no era el tiempo indicado para que regresaran a sus respectivas realidades. Y pese a que el primer día toda la responsabilidad la relegaron a los Yata y Kagura, esta vez todos estaban inmersos en las lecturas, y cada resquicio que pudiese ayudar era puesta en la mesa para la revisión de los expertos. Continuaban en la mansión Yagami, las miko Hoshi y Sayuri ayudaban en todo lo que podían.


- ¡Tomemos un descanso por dios! – Kyo se tumba de espaldas en el tatami, le dolía la cabeza bastante después de leer y releer textos complejos que hablaban de conjuros y otras cosas que le estresaban


- Creo que el chico tiene razón – comenta Yata-sama poniéndose de pie – en dos horas volveremos a retomar la investigación, así que no se vayan lejos – dice con seriedad saliendo hacia el jardín trasero


- Este es el peor 14 de febrero que he tenido – Kusanagi frunce el ceño, más aún al notar que sus indirectas no surten efecto en ese hombre pelirrojo de gesto impasible


- ¡Feliz 14 Yuu! – los ojos azules de Yagami se desvían hacia aquella parejita, eran tan… melosos, tan desinhibidos en su forma de tratarse aun frente a los demás que le enojaban


- ¿Eh? ¿Pero de qué hablas Natsu? – pregunta el castaño cuando recibe de manos de su “amigo” aquel envoltorio al tiempo que el pequeño pelirrojo le explicaba – ¡que rico! ¿En verdad tu lo hiciste? – los ojos iluminados de ese Kusanagi del pasado son la gota que llena el vaso


- ¿Iori? ¿A dónde vas? – Kyo se levanta para ir tras el enojón aquel sin saber por qué se ha molestado de pronto.


 


El ojiazul estaba por dar vuelta a una esquina de la mansión cuando se queda estático, se esconde, o eso pretendía cuando siente como alguien se estampa tras él, ve al castaño que está pronto a reclamarle algo, mas le tapa la boca enseguida, Kusanagi se remueve para que le suelte pero le hace mirar al frente, el chico de ojos avellana entiende quedándose callado cuando su rival le deja libre, como un par de cotillas se quedan atisbando aquella escena. La joven Sayuri estaba junto a Suwada-sama, el hombre la miraba de manera diferente de como veía a todos los demás, logran distinguir como la miko le da un chocolate al mayor para luego darse la vuelta y alejarse de ahí sin darle tiempo a nada, pero a los pocos segundos se dan cuenta del por qué, junto a Yata-sama llegan Natsuki y Yuuhi


- Par de idiotas – farfulle Yagami molesto de que interrumpiesen un momento tan importante para el mastodonte y la chica, sin embargo, la sorpresa les invade de nuevo al ver al mayor salir corriendo, sí que era hábil


- Pero ¡qué le han dicho! – grita Kyo caminando hacia ellos


- ¿Eh? – Natsuki ladea la cabeza – solo le expliqué qué significaba que te diesen un chocolate este día – asegura orgulloso


- ¿Y tú ya le diste algo a ese amargado? – Pregunta Yuuhi señalando con la barbilla hacia la dirección donde estaba Iori


- Él no es un amargado… aunque seas mi antepasado si vuelves a decir algo mal de él te tumbaré los dientes – el castaño da media vuelta, pero en su cabeza resonaba aquella pregunta, era verdad, él se estaba quejando de que era su peor san Valentín, pero tampoco fue como para darle algo a Iori, incluso el chiquillo aquel que días antes no sabía nada del asunto hizo algo por ese odioso de Yuuhi. Chasquea la boca llegando con su pelirrojo con el ceño fruncido, este alza una ceja


- ¿Te dijeron algo? Si es así se las ve…


- Lo siento – el abrazo del otro le hace callar – feliz san Valentín… pecoso – una leve sonrisa enmarca los labios del mayor


- Feliz san Valentín gato idiota… - toma su mano al separarse – anda, vamos a dar una vuelta por ahí, no quiero ser igual de inoportuno que esos tórtolos melosos – comenta con ironía mientras se alejan.


 


************


 


Después de los acontecimientos de la tarde, y de que Maki les regalase a todos los presentes un chocolate mientras que ella y Chizuru les explicaron las nuevas costumbres japonesas alrededor de esos menesteres, volvieron a sus investigaciones y como la noche anterior tomaron un pequeño baño en el onsen, esta vez nadie faltó, incluso Natsu decidió entrar con Yuuhi disfrutando de la compañía de los demás, para irse a acostar una hora después.  


-Hasta mañana hermana… - Hoshi se despide de Sayuri, esta última quería quedarse un poco más, aun se sentía sumamente nerviosa, pese a que lo “peor” había pasado ya, no tenía la suficiente valentía para mirar a ese hombre de nuevo a los ojos.


- Sayuri-san – sin embargo, ahí estaba, detrás de ella, podía sentir la mirada ajena


- Perdóneme… Yata-sama – dice ella haciendo una reverencia para enseguida caminar hacia dentro de la casa pues estaban en un balcón del segundo piso, una mano la toma del brazo para detener su camino


- ¿Te arrepientes de… ese chocolate? – pregunta él un tanto desanimado


- ¡No! – aclara ella rápidamente – es solo… su esposa… qué dirá… y usted debe regresar con ella…  y yo… - el hombre parpadea


- ¿Esposa? – pregunta frunciendo el ceño confuso – ¿de qué habla Sayuri-san? – nota como ella alza la mirada


- ¿No… tiene esposa? – ahora es ella la que pregunta, sus ojos abiertos con un toque de esperanza, nota al otro negar y sin poder contener su alegría le abraza, pero se aparta rápidamente – lo siento… es solo… yo… es que… - las manos ajenas rodean su cintura


- Casi te doblo la edad – la voz profunda del mayor le hace estremecer


- Madre dice que el amor no tiene edad… ni época – comenta ella sin apartar sus ojos de los orbes ajenos


 


Ninguno dice nada más, los labios de Yata-sama sellan los de Sayuri, los brazos de ella rodean el cuello del mayor, ninguno tenía idea que el amor de sus vidas ni siquiera pertenecía a su propio tiempo, pero ahora que lo habían encontrado no lo dejarían escapar, para ellos ese había sido el primer san Valentín de una vida juntos.


 


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