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UNMEI NO TOBIRA por Raziel Soul

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Hacía dos semanas lo había descubierto, el cómo poder utilizar la puerta del destino para regresar a todos a su sitio, pero era menester esperar unos días más, o mejor dicho semanas, en las cuales decidieron disfrutar un poco de su estancia ahí. Por su parte Suwada-sama estaba feliz al lado de Sayuri, y si bien él hubiese querido quedarse con ella ambos sabían que él debía regresar a su tiempo, era sumamente importante que lo hiciera por la seguridad del mundo entero, por lo que ella decidió irse con él, cuando se lo mencionó a Hoshi la menor se sintió muy triste, aunque intentaba ocultarlo, claro que siendo gemelas no era fácil, pues la mayor podía sentir como su hermana sufría por su decisión, no obstante también tenía derecho a decidir sobre su felicidad, además, de una u otra forma siempre estaría junto a ella. En el templo varios se sorprendieron por la aparición de Maki, Chizuru por su parte se llevó una muy fuerte reprimenda además de una sanción que le prohibía ingresar a cualquier lugar sagrado por un par de meses, claro que eso era muy poco para lo que hizo, pues si bien tuvo un excelente resultado, podría haber invocado un monstruo, demonio o dios de la destrucción que aniquilase a todos y a todo. Por otro lado, la felicidad que trajo consigo el saber que la mayor de las hermanas estaba de vuelta hizo que no pidiesen la expulsión de la menor de manera definitiva.


Con respecto a los demás nadie de las miko o sacerdotes supieron una palabra, eso debía mantenerse en total secreto si no querían terminar ambas hermanas relegadas de sus actividades espirituales por mas de una generación.


Por lo pronto decidieron que Chizuru pasaría su “exilio” junto a los demás en la mansión prestada por Yagami, el cual no estaba demasiado feliz puesto eso implicaba tener un acercamiento constante con sus hermanos y recibir dinero del clan, el cual le pertenecía por derecho, pero del que no había querido saber nada, claro que con un salario de músico indie, por muy bueno que fuese, no iba a mantener a 11 personas, bueno, 7, pues los otros 3 aportaban también, sin mencionar a las miko que fueron con ellos. Agradecía que al menos el sitio era lo suficientemente grande para no tener que dormir todos apretujados en una sola habitación, sumado a que compartir el cuarto con el gato idiota no le molestaba en absoluto, aunque debían ser bastante sigilosos, cosa que además de ser casi imposible era demasiado excitante.


-Kyo-san… ¿por qué tienes los labios tan lastimados? – pregunta Maki con toda intención de avergonzarle pues sabe a qué se debe, ya que el morderlos para no gemir alto era la razón de esas heridas


- Yo… es que – Kusanagi traga saliva intentando hallar una excusa


- Se le resecan demasiado por las fechas, es una pequeña debilidad de nuestra familia – comenta Yuuhi al entrar a la cocina por un vaso de agua, el par aquel estaba preparando unos nigiris para la cena, ante la respuesta del otro Kusanagi, Kagura solo atina resoplar con algo de frustración disimulada.


- Si, eso – el moreno nota como su antepasado le guiña un ojo antes de salir de ahí con un par de manzanas después de saciar su sed.


- Vas a quedar ciego si sigues mirando la televisión tan cerca – la mano de Iori toma de los tobillos a Natsuki y le jala para separarle de la pantalla


- ¡Es que es la primera vez que veo algo así! ¡Es tan genial! – Yagami rueda los ojos con fastidio, ¿cómo era posible que ese idiota se comportara tan infantil? sí, tenía 16 años, pero debía madurar rápido


- ¡Hey déjalo! – Yuu se para haciéndole frente a Iori quien deja caer a Yasakani de bruces pues terminó por dejarle colgado cabeza abajo – ¡qué haces idiota! – un empujón por parte de Kusanagi al pelirrojo


- Salvándole la vista a tu noviecita, si lo dejas acercarse demasiado a ese aparato terminará como un topo, y no creo que en tu época ya existieran los anteojos


- ¿Anteojos? – pregunta el moreno ladeando la cabeza


- Eso prueba mi punto – dice Yagami triunfante alzando un poco los brazos con las palmas mirando hacia arriba


- No te burles idiota… - comenta Yuu molesto


- Oye… es mi… ¿nieto? No lo insultes – Natsuki se levanta sacudiéndose un poco – además, no me ha pasado nada, mira, estoy bien – le sonríe – anda, ven veamos Saruka Caputa


- Kādokyaputā Sakura… - le corrige Iori – ¡ESO ES PARA NIÑAS! – toma a Yasakani de la camiseta sacudiéndolo con desesperación, el pobre niño parecía de gelatina pues cada extremidad se movía sin que pareciera tener articulación alguna, le deja caer al piso al notar a Kusanagi intentar levantarse para irse contra él, los ojos en espiral de Natsu preocupan a Yuu que le abraza intentando despertarle – al menos deberían ver Cowboy Bebop par de… - la voz de Yagami se va perdiendo por los pasillos de la casa


- ¿Todo bien? – Chizuru llega con sus “abuelas” habían salido a andar un rato en motocicleta, quería compartir con ellas uno de sus pasatiempos favoritos


- ¡Natsuki! – Tsuki se acerca para, junto con el castaño, intentar traerle de vuelta mientras le cuenta lo que sucedió, al escuchar eso Tomoe y Chizuru ríen levemente


- Ese tal Yagami es interesante


- Si… - Kagura se limpia una lagrimita por la risa – ven vamos a tomar un baño, el sol me hizo sudar bastante – ambas se van al onsen pues están seguras que la otra Yata no va a querer despegarse de su prometido hasta verle bien.


- ¡La cena está lista! – anuncian Kyo, Hoshi y Maki saliendo con varias charolas de nigiri, algunas verduras salteadas y bastante ramen, claro que ellos no eran los cocineros oficiales, cada día se turnaban entre todos para las labores de la casa.


- No me digan, aquellos tres están…


- En el dojo – responde Natsuki ya recuperado, intenta robar un nigiri pero recibe un manazo por parte de Maki


- Espera a los demás – le reprende


- Yo iré por ellos, seguro Sayuri está ahí también – Hoshi camina hacia la puerta, los demás asienten, aprovecharían el tiempo para preparar los utensilios de la cena.


 


Tal como lo dijo la miko su hermana estaba ahí, asistiendo a los tres hombres pero cuidando en especial a su “prometido”, desde que ellos encontraron ese lugar para entrenar era menester que les verían ahí la mayor parte del día, al principio intentaron “obligar” a sus descendientes a practicar con ellos, pero estos se negaron, sus vidas giraban en torno a otras cuestiones, y era normal, no tuvieron que experimentar una vida llena de privaciones y dificultades como ellos, no es que no supieran valorar los obstáculos que los menores habían tenido que afrontar pese a sus edades, pero en definitiva la época a la que pertenecían era devastadora. Precisamente aquello era lo que mas le preocupaba a Suwada-sama, no deseaba que Sayuri padeciera de privaciones, pero la chica le dijo que estando a su lado sería capaz de dar la vida si era necesario, dichas palabras fueron las que le ayudaron a tomar su decisión de llevarla con él.


Hoshi le dijo a su hermana que la cena estaba lista y esta se lo comunicó a los otros tres, como era de esperarse devoraron la comida, afortunadamente para los demás ya tenían calculadas las cantidades de lo que debían preparar para que nadie se quedase con hambre, después de la cena, como “ritual familiar” los miembros que aún no se duchaban iban al onsen para una charla grupal, e incluso para ponerse de acuerdo de lo que harían al otro día. Casi a las diez de la noche los mayores estaban ya durmiendo, pues terminaban rendidos de sus entrenamientos, las sacerdotisas compartían habitación junto con las miko, por lo que tenían el cuarto principal, les gustaba charlar, especialmente sobre los romances de sus joyas y espadas, los cuales eran totalmente diferentes, como si se hubiesen invertido los papeles. Kyo se tumbó en el futon quedándose dormido casi de inmediato, la nochecita anterior junto a la acumulación del cansancio por ordenar el reguero de 13 personas lo agotaron totalmente. Yuuhi por su parte se puso a jugar un poco con la consola que le prestó su “nieto”, aquel aparato era bastante divertido, y el juego por demás interesante, aunque aun eso de los zombis no lo entendía muy bien los sustos que se llevaba al interactuar en la mansión con el policía eran estimulantes, fue hasta media noche que decidió alcanzar a Natsu en la habitación, apenas le dio un beso y su cabeza tocó la almohada quedó profundamente dormido, los ojos azules del menor quedaron al descubierto al despertarse, con gran habilidad se escabulle fuera de la cama sin despertar a su pareja, abre y cierra la puerta sin hacer el mínimo sonido, sus pies descalzos se deslizan por el tatami, la puerta principal se cierra a sus espaldas, respira profundamente y comienza a andar hacia el dojo. Era un tanto tímido en cuestión de entrenamiento, pero al igual que Mitoko-sama, no podía pasar un día sin ejercitar. Enciende una pequeña lamparita de aceite, así alumbraría el sitio, pero no tanto como para llamar la atención de quienes estaban en la casa principal, sumado a que gracias a los árboles se camuflajeaba un poco, pero no totalmente, mucho menos para un perspicaz pelirrojo que cuando sintió algo moverse por la casa se levantó y desde una de las ventanas del segundo piso vislumbra la lucecilla proveniente del dojo.


Era obvio que se sentía en la obligación de salir de la casa, casi con la misma cautela de su congénere, sus pies descalzos pisan la tierra fría, para después internarse entre la hierba, en realidad la sensación era sumamente agradable, se abre paso con delicadeza para no llamar la atención, sabe que detrás de la casa, cerca de una pequeña aralia en flor, existe un pequeño hueco por donde poder espiar sin ser detectado. Se acomoda en cuclillas, sonríe de lado con algo de burla al notar quién era, se arrepiente de haberse preocupado, lo que le extraña es no ver al guardaespaldas de ese debilucho, el cual aun siendo su antepasado no le ha demostrado merecer ni un mínimo de respeto.


 


-Por eso Orochi pudo poseerte – farfulle negando al ver las patadas y golpes que el otro hacia como calentamiento – “esto es una pérdida de tiempo” – piensa para sí, estaba a punto de dar media vuelta para ir al lado del gato idiota cuando siente surgir un enorme poder, con rapidez regresa su mirada hacia el interior del cuarto, Natsuki estaba sentado en posición de loto, un aura comienza a rodearle, era su energía que parecía tan salvaje que deseaba arder fuera de su propio cuerpo, de un solo movimiento se pone de pie comenzando una serie de ataques contra un enemigo imaginario, su cuerpo, aunque delgado y sin mucho músculo, se nota firme y poderoso.


 


Iori no puede evitar tragar saliva al ver tal despliegue de poder, más aún porque aunque no lo sabe, está casi seguro que se está conteniendo debido al tan reducido espacio donde se encuentra, da un paso hacia atrás haciendo rodar una piedrecilla, no hizo casi nada de ruido, simplemente rozó otra piedra en su camino pero Yasakani apenas escuchar ese sonido volteó directamente al hueco tras el que se escondía su descendiente, jamás podría olvidar aquella mirada, no era de odio, pero pudo notar un poder sin igual emanar de esos iris, claro que no por demasiado tiempo pues apenas logró escapar ileso de la feroz llamarada que le lanzara el chiquillo.


- ¿¡Quieres matarme o qué¡? – pregunta Iori respirando de forma agitada


- Ay… ¡lo siento! – el menor suda una gotita al darse cuenta que destrozó media pared al pensar que era un intruso, rasca su nuca de forma avergonzada – yo lo arreglo – de nuevo esa cara algo boba, al menos para Yagami, el cual ahora entendía cómo es que ese sujeto logró derrotar a tres de los antiguos Hakkeshu sin ayuda de nadie.


- No importa… no debí venir a espiar, pero escuché ruidos en la casa – esas palabras sorprenden al otro


- ¿Enserio me escuchaste? Vaya, debes tener una excelente audición, ni siquiera Tomoe puede escuchar la mayoría de las veces – le tiende la mano a su “nieto” para ayudarle a levantarse, pero la rechaza


- Pues sí, te escuché…


- Lo siento, es que no me gusta entrenar cuando alguien me ve… - se encoge de hombros – manías supongo… ¿no te hice daño?


- En absoluto, no soy un debilucho co… “como tú” – detiene esa frase justo antes de terminarla, ahora sabía de sobra que ese sujeto no era para nada débil – puedo hacer mis cosas solo


- Entiendo, perdona – le sigue


- ¿No vas a entrenar más? – Yasakani niega – me has descubierto y el dojo está roto… ya hice demasiado desastre por hoy, seguro mañana Yuuhi va a regañarme


- Pues si te regaña rómpele la nariz, después de lo que vi estoy seguro que podrías vencerle sin problemas


- No quiero vencerlo… quiero cuidarlo y amarlo todos los días, ¿cómo para qué iba a pegarle? – comenta de forma inocente, tales palabras hacen que el corazón de Yagami se estruja con fuerza al recordar cuando Kyo le contó el como Yuuhi terminó con la vida de su amante sin dudarlo ni un segundo. Un nudo se formó en su garganta, deseaba contarle todo, que se salvasen Tsuki, el bebé que se formaba en su vientre, Natsuki e incluso el propio Yuuhi aunque le desagradase. – “Debemos decirles” – en su mente se forma la charla con las hermanas Kagura de unos días antes.


- “¡No podemos! ¡Entiéndelo por favor!”


- “¡Es egoísta no decirles solo para que nosotros podamos vivir!” – golpeaba con la palma de su mano sobre el kotatsu, se encontraban solos mientras las miko llevaron a los demás a dar un recorrido por las cercanías


- “Si fuesen solo nuestras vidas no me importaría – por primera vez Maki le observa molesta – ¿acaso no lo entiendes? ¡Es más egoísta pensar solo en nuestros clanes, allá afuera existen millones de personas, familias completas a las que no tenemos derecho de arrebatarles su existencia!”


- “Es más egoísta sacrificar al mundo entero por la vida de unos cuantos… aunque esos cuantos sean nuestra familia” – la voz de Kyo sonaba apagada, pero tenía razón


- “A todos nos duele Iori… yo… quisiera que todos ellos fuesen felices toda su vida” – Chizuru tenía la cabeza agachada intentando contener las lágrimas


- Oye… ¿entras? – pregunta su abuelo, el encontrarse con esa genuina sonrisa hace que su vista se nuble, le da la espalda de inmediato, ¿cómo ver la felicidad en esos ojos cuando sabía lo que pasaría en un par de años?


- Tengo algo que hacer, tu vete a dormir, maldito destructor de hogares


- Lo… - iba a disculparse nota al otro alejarse, no entendía porque una sombra de tristeza le rodeaba. Solo termina por hacerle caso subiendo a su habitación para acurrucarse en brazos de su amado Yuuhi.


 


***************


 


13 de marzo de 1998, Shibuya 10 am


 


- ¿Y me puedes decir qué diablos hacemos aquí? – Yuuhi llevaba las manos dentro de los bolsillos con un andar desenfadado, definitivamente tenía algo de la petulancia de su descendiente, pero elevado a la décima potencia, o al menos era así con Yagami


- Si no querías venir te hubieses quedado en la casa – Iori se sorprende al escuchar tal respuesta del amasijo de bondad que solía ser Yata-sama – pero también me gustaría saber por qué nos has traído a un sitio con tanta gente


- Pues porque solo tenemos un día para hacer nuestras compras – dice como si nada, olvidándose que ellos no tenían la menor idea de lo que pasaba, o al menos Suwada-sama


- ¿Compras? – Kusanagi alza una ceja – espera – se detiene en seco los otros dos hacen lo mismo para voltear a verle – esto tiene algo que ver con ese… amm… ¿día blanco?


 


Como siempre Yuu se enteraba de esas cosas por Natsuki, el cual había escuchado sobre eso de boca de Sayuri-san y Kagura-sama, ambas le explicaron lo que conllevaba el día blanco con respecto al 14 de febrero, era el día en que los hombres les daban un obsequio a la chica a la cual querían agradecer el chocolate dado en febrero como un símbolo de corresponder sus sentimientos, y si bien el menor no era una chica si que estaba nervioso por saber si su pareja le daría aunque fuese algo pequeño, tal vez una de esas estatuillas que solía tallar en madera, o una corona de girasoles, amaba los girasoles porque a Kusanagi le fascinaban, y porque eran iguales al escudo del clan del sol.


- ¿Qué es el día blanco? – pregunta Yata al ser el único de los tres que no sabía ni una pizca, Sayuri no quiso mencionarlo pues, además de saber que era totalmente correspondida, no quería parecer una interesada si le decía algo acerca de esa “celebración”. Iori le explica, el gesto del mayor cambia dejándose entre ver un brillo de alegría en sus ojos, no solo porque le regalaría algo a su amada, sino porque presentía el por qué esta no quiso comentarle nada.  – bueno… manos a la obra – da un paso, pero se detiene haciendo que el pelirrojo se de contra él


- ¿Qué te pasa anciano? – pregunta sobándose la nariz, mira mal al castaño que iba detrás debido a que sonría con un dejo burlón


- No tengo dinero – comenta este bastante desilusionado, tampoco quería pedirle dinero a Yagami, no se sentiría a gusto


- Es verdad… debiste decirme antes, podría haberle hecho algo a Natsu… ¿por qué nos trajiste si sabes que no tenemos con qué comprar? – le mira con molestia, presintiendo que ese gesto “amable” no era más que una burla


- Tch no armen dramas… tu – señala a Kusanagi – quiero que le des algo a Natsuki que valga la pena, es mi antepasado y merece lo mejor, y tu – mira a Yata-sama – Sayuri se merece uno de los mejores anillos de compromiso si va a ser lo último que le recordará esta época, no les estoy dando ninguna limosna ni mucho menos, pero vamos a ir a comprarles un buen obsequio de día blanco que del efectivo me encargo yo, y no quiero orgullos idiotas ni machismos estúpidos. – comienza a andar, no voltea, sabe que esos sujetos le seguirán por el simple hecho que tenía razón.


 


**************


 


14 de Marzo… día blanco.


 


El ambiente era diferente desde la llegada de aquellos tres de su paseo privado el día anterior, si bien las chicas ya sabían, o al menos intuían a qué se debía, los demás no tenían la mínima idea, Mitoko-san y Okuma-sama estaban mirando un torneo de judo en la televisión, no había nada que les emocionase más que las peleas y aquel deporte era justo eso, Suwada estaba ahí, pero se notaba distraído, ni siquiera se comió su ración acostumbrada, sentía un nudo en el estómago nada más de pensar en declararse, puesto que Iori le pidió a Chizuru que le explicase esas cosas a su antepasado, porque, en palabras del mismo pelirrojo “no servía para hablar de cursilerías”. Así que Kagura le dijo cómo podía pedirle matrimonio a la miko, no debía hacerlo enfrente a ellos ni mucho menos, él decidiría el momento y lugar en que hacerlo, pero le aseguró que sería memorable si fuese el mismo día blanco.


-Esos sujetos acaparan la televisión – la voz de Kyo borra el silencio, estaban en el cuarto de esteras, Iori leía a Wittgenstein prestándole poca atención al otro, Kyo no se atrevía a mencionar nada sobre el día que era pues él no le dio nada a Iori en febrero, y no es como si se sintiese la mujer de la relación, pero bien pudo haber tomado ese día más del modo occidental “día del amor”.


- Tu has tenido la televisión toda tu vida, deja que la disfruten el tiempo que estén aquí – el castaño mira al pelirrojo, sonríe, tenía razón, no debía ser tan egoísta, sumado a que le encantaba como se veía con gafas, tan intelectual, y lo mejor es que no era solo apariencia, se acerca gateando y recuesta su cabeza en el muslo ajeno


- Rūtovu…ihi u…itogenshutain


- Ludwig Wittgenstein… - le corrige


- Lo siento, no se pronunciar el inglés correctamente


- Es alemán… - cambia la página, sonríe a medias sin que el otro lo note, Kusanagi le recordaba demasiado a un gato, mucho más en esos momentos que parecía buscar atención de su parte


- Bueno, alemán… ¿de qué se trata? – intentaba hacer conversación, con suma elegancia el pelirrojo aparta su libro dejándolo sobre el tatami, sus dedos largos comienzan a acariciar el cabello ajeno, le agradaba bastante


- Pues, trata de su concepción del lenguaje que convierte a la lógica en la condición de posibilidad de, a la vez, el lenguaje con sentido, los hechos contingentes del mundo y el pensamiento humano. Esta estructura isomórfica a mundo, lenguaje y pensamiento cumple la misma función que las formas a priori de la sensibilidad, las categorías a priori del entendimiento y las ideas regulativas a priori de la razón Kantiana. Se dice que el Tractatus logico-philosophicus de Wittgenstein aplica una vuelta de rosca a la filosofía trascendental, determinando ahora que lo a priori es el lenguaje, que estructura al pensamiento y a la vez expresa la verdadera naturaleza de sus límites. La crítica kantiana se convierte así en crítica del lenguaje. Se le llamar el giro lingüístico de la filosofía de la segunda mitad del siglo XIX y del siglo XX. Aunque en él aún persiste la voluntad de preservar lo que trasciende a todo límite, o sea, una intención propiamente metafísica, mientras que en otros filósofos la filosofía se disuelve enteramente en análisis del lenguaje ordinario sin más y produce el hastío de no conducir a ninguna parte más que al hecho bruto de las convenciones sociales. – se aguanta la risa al ver el gesto confuso d¿de Kusanagi


- Ammm – se sonroja sintiéndose un total idiota al no saber qué decir – voy a tomar agua – hace el amago de levantarse, pero un jalón por parte de Yagami le hace caer de espaldas, siendo recibido por los fuertes brazos de ese pelirrojo, quedaron bastante cerca, podía notar esas pecas que tanto le gustaban


- No tienes porque sentirte mal… yo tampoco lo entiendo aún pero por eso me gusta leerlos, para poder entenderles, si a ti no te gusta no tienes porque frustrarte – que le hablase de esa manera amable era bastante inusual, por lo regular se la pasaban peleando, le hace quedar sentando mirándose frente a frente – lo cierto es que… yo me sentiría igual si me pusiera a… - toma algo que tenía guardado detrás suyo – jugar esto – los ojos de Kusanagi se abren con sorpresa


- ¡Castlevania: Symphony of the Night! ¿Cómo lo conseguiste? – pregunta emocionado, ese juego tenía tiempo queriendo conseguirlo y siempre lo encontraba agotado


- Feliz día blanco gato tonto – le toma del mentón atrayéndole para darle un buen beso, Kyo por su parte pasa sus brazos por el cuello ajeno correspondiendo el beso.


 


****************


 


Eran las 9 de la noche, la cena había sido preparada por Sayuri para anunciar su compromiso con Sawada-sama, todos la felicitaron, incluso Hoshi que aun no estaba muy convencida que su hermana terminara perdida en una época diferente, sin embargo, al ver tan feliz esa misma felicidad se le contagió. Si bien Kyo hubiese querido presumir su obsequio de “día blanco” sabía que a Yagami le molestaría ser el centro de atención y que esa noche era de la miko, si bien para él era muy especial su videojuego, no podía ponerse a la par de una propuesta de matrimonio. Fue Natsuki quien antes de irse a dormir le preguntó si Iori le había regalado algo, él asintió contándole sobre su obsequio, y pese a la sonrisa del menor un dejo de tristeza se asomó por esos ojitos azules. Quería decirle algo, que tal vez por no ser de la misma época Yuuhi no recordó que esa fecha era la contraparte del catorce de febrero, claro que el pelirrojo no le mencionó que se lo había recordado toda una semana antes. Y quizá había sido tanta su insistencia que fastidió a su Kusanagi, se despide del moreno dejándole ir con Iori y él entra al cuarto, alza una ceja, su “novio” estaba entretenido de nuevo con ese tonto juego de zombis y disparos, frunce el ceño haciendo morritos.


-Buenas noches – dice tendiendo el futon


- Descansa – contesta Yuuhi sin perder de vista su partida, sonríe internamente al ver lo enojado que estaba el otro, una media hora después apaga la consola, se acerca al bultito bajo la sabana – ¿estás despierto? – le remueve un poco, sabía que lo estaba – creo que no – susurra “triste” – bueno… no te voy a poder dar tu beso de san Valentín – ante eso Natsuki se sienta como si tuviese un resorte


- ¿Te acordaste? – pregunta emocionado


- Si… pero no tengo dinero para comprarte algo… ¿te conformarías con un beso? – retira un mechoncito de cabello de su frente


- Es lo único que pido – dice emocionado, en realidad el obsequio era lo de menos, solo quería saber si correspondía sus sentimientos, para Yuu seguro era tonto, pero para él era romántico y le parecía bastante lindo


- Eres tan dulce - acaricia su mejilla con el pulgar, delineando esas pequitas que desde que eran pequeños le habían atrapado, se inclina besándole de forma tranquila, saboreando esos labios como si fuese la primera vez – ¿me dejas cepillarte el cabello? – regularmente era Natsuki el que cepillaba el suyo así que le pareció aun más grande su “regalo”, asiente emocionado y va a por el cepillo, se arrodilla dándole la espalda  - por cierto… - algo frio toca su piel, baja la mirada, sus ojos se llenan de sorpresa, sus dedos tocan aquella joya, era un colgante, pero no uno cualquiera, era un pequeño girasol detrás del cual venían grabados los kanjis del sol y la luna


- N-no… no tenías que… - su voz se entrecorta


- Lo sé… pero tu nieto me amenazó – dice divertido abrazándole por la espalda, recarga su mejilla en el hombro ajeno, ambos miraban la pequeña joya – me dijo que siendo de su familia te merecías lo mejor… y tiene razón, quiero darte lo mejor Natsuki… daría mi vida por ti… - un par de gotitas caen sobre la mano que sostenía la flor – no llores – dice a su oído


- Se llora de felicidad también, lo sabes – comenta el pelirrojo y le mira, se acerca besándole.


 


Kusanagi corresponde el beso al tiempo que con su mano retira la cinta que sujetaba el cabello ajeno que al ser liberado despide un suave aroma a membrillo que tanto le gustaba, con cuidado baja el yukata ajeno, se entretiene besando sus hombros y cuello, mordisquea un poco la oreja de manera juguetona, el menor comienza a respirar de forma un tanto agitada, puede notarlo al estar tan cerca, además el ritmo cardiaco a aumentado también. Sus dedos recorren la parte de los brazos que ha quedado descubierta, yendo después al abdomen, ahora sube sin dejar de besarle, un gemido es reprimido cuando los pezones de Natsuki son estimulados por su amante, aquellas pequeñas elevaciones quedan totalmente endurecidas y erectas


 


- Si haces mucho ruido nos descubrirán – dice a su oído en un intimo susurro, la voz varonil del otro le excita aun más, busca sus labios nuevamente y Kusanagi aprovecha aquello para pellizcar sus tetillas, la mordida que le da el otro por acto reflejo en lugar de molestarle le alienta a seguir, los besos aumentan de intensidad.


 


Recuesta a su amante sobre el futon, el yukata apenas cubriendo de los codos hacia abajo, un poco los muslos, pero estos han quedado casi al descubierto en su totalidad, solo es cuestión de retirar la cinta que hace que la tela no se deslice por completo, pero no lo hará, la visión frente a sus ojos es hermosa, el cabello rojizo enmarcando su figura, las mejillas sonrojadas y aquellas manchitas que le dan un aire inocente y seductor a la vez.


 


- Eres tan bello – sus labios atrapan uno y otro pezón, los succiona, jala y muerde sin reparo obligándole a mantenerse lo más callado posible, una deliciosa tortura a la que su amante no se resiste.


 


La cadera de Yagami se levanta un poco al sentir una mano sobre su entrepierna, como buscando que el roce sea más notorio, Yuuhi se da cuenta y hace un poco de presión, el gemido que escapa de esos labios es por demás erótico, para nada escandaloso pero si lleno de placer, adoraba ese cuerpo, la piel blanca que contrastaba bellamente con el rojo de su cabello, y de ese vello que se entre ve cuando baja un poco los interiores que al poco tiempo quedan relegados por ahí, su mano derecha se dedica a estimularle mientras sus labios se recrean por todas partes, no le deja descansar ni un momento, no puede, le desea tanto como le ama.


 


-Yuu… - farfulle su nombre moviendo un poco más su cadera contra la mano que le masturba, los dedos de sus pies se contraen cuando siente el orgasmo recorrerle por completo, el semen cae sobre su abdomen que es limpiado casi de inmediato por una lengua cálida que recolecta cada gotita de esa blanca esencia, para después subir a los labios ajenos y compartir un beso lúbrico al tiempo que se acomoda entre las piernas que se han separado para darle espacio.


 


El menor suelta un jadeito al notar como su amante se empuja un poco, aun recuerda esa primera vez, Yuuhi tenía su edad y el acababa de cumplir 14 años, había dolido bastante pero poco a poco fue acostumbrándose, ahora podía recibirle sin que tardase tanto en entrar, la molestia de un principio cambiaba en poco tiempo a placer, uno indescriptible aunado a la felicidad de sentirse suyo y saber que el otro solo le pertenecía a él, sin importar que pronto contraería matrimonio, eso solo era parte de una obligación social y por darle herederos a su clan, lo que ellos tenían era algo profundo y eterno.


 


- Yuu… - repite su nombre al notar como el mayor aumenta el ritmo, sus dedos se aferran a esa espalda que termina rasguñando un poco, los gemidos son sosegados por los besos al tiempo que el futon se recorría un poco por el movimiento, siente como se erecta de nuevo y comienza a masturbarse


- Te amo Natsu… - susurra Kusanagi a su oído mientras sus caderas se mueven con intensidad, el menor tapa su boca para no gemir fuerte al sentir como llega hasta el fondo, no puede resistir por más tiempo el placer que su amante le da, se contrae atrapando al castaño en su interior, se corre por segunda vez sintiendo el semen ajeno golpearle por dentro, trata de cobijar un poco más de tiempo el falo de su pareja pero este resbala al ponerse flácido, los besos le entretienen mientras tanto.


- Te amo Yuuhi – respiraba agitado


- Feliz san Valentín – murmura el moreno escuchando casi al instante una risita divertida


- Ese fue hace un mes…


- Lo que sea… no me importa el día, yo te amo todo el maldito año – comenta con un rubor en sus mejillas por haberse equivocado


- Yo quiero que me ames cada maldito segundo – el pelirrojo le atrae para besarle nuevamente, ahora sería él quien no le dejaría dormir.


 


****************


15 de Marzo de 1998, 10 am…


 


El silencio reinaba en toda la mansión, Okuma, Mitoko, Suwada y Sayuri-san habían salido desde temprano a dar un paseo, Hoshi no quiso acompañarlos pues haría mal tercio ya que tanto Yasakani-san como Kusanagi-san se ponían a conversar de batallas y de cuanto deseaban ver a sus familias, mientras que los otros dos iban hablando entre ellos.


-Que calma… - comenta Chizuru


- Es obvio, con todo el relajito de ayer – Tomoe da un largo sorbo a su café – me he hecho adicta a esto, pero seguro que no podría mantenerme si no lo tomara


- ¿Deberíamos decirles que escuchamos todo? – Hoshi tenía unas ojeras algo marcadas


- No creo que no lo sepan… son unos desconsiderados


- En mi época ese tipo de cosas no se celebra… pero no puedo evitar sentir algo de envidia… - comenta la chica Yata – no pude darle chocolate a nadie, y nadie me dio nada ayer – dice con lagrimitas en los ojos – los chicos son los que reciben toda la atención


- Si… pero míralas, ellas están rozagantes y felices… - Chizuru alza una ceja al ver a Maki y Tsuki charlar animosamente mientras tomaban un té verde


- ¿Al ser las prometidas no deberían ser las más afectadas? – la miko las mira también, las tres sudan una gotita pues el aura que las rodea es casi divina.


 


Lo que ellas no podían comprender es que si bien muchas veces llegaron a sentir celos, amaban tanto a aquel par de pelirrojos que lo único que deseaban era verles felices, Natsuki siempre lo había sido desde que nació, y aunque más adelante sufriría las tres pérdidas más desgarradoras de su vida, al menos habría experimentado el sentirse amado por dos personas que eran capaces de morir por él, e Iori, quien sufrió desde pequeño, podría disfrutar del amor de otras dos personas que también darían su vida por no verle llorar como cuando era niño; ya sea estando a su lado, o lejos de él Maki no permitiría que volviesen a lastimarle.


 


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