Capitulo XI
Sirius termino de lavar la ropa con la poca agua que salía en la regadera, por estas razones odiaba sus vacaciones muggle, se secó las manos viendo como Remus, le esperaba sentado en el sillón con los brazos cruzados, mientras veía las caricaturas que había dejado James antes de irse con su hermano menor. Sirius sonrió, su plan había funcionado, ahora tendría a Remus para él solo un buen rato, podría comenzar a conocerlo.
Remus se abrió paso hasta su abrigo, que estaba apoyado en una de las sillas del comedor, para tomar las fotografías para tener un nuevo álbum y así poder tener buenos recuerdos de Whittier, Alaska.
Remus salió de la pensión y comenzo a caminar por las calles de la ciudad, siguiendo e ignorando a Sirius. Sonrió, el paisaje blanco y el frío del lugar o hacían sentir relajado. Observo el edificio más alto del lugar, había leído de los libros que en aquel complejo vivía la mayoría de las personas de este pueblo y en poco tiempo, él también se uniría.
El camino se volvió completamente blanco producto de la nieve y con una vista al mar que mostraba una gran neblina, vio unos barcos a la lejanía que parecían manchas borrosas. Llegó al puerto, mientras seguía caminando por la arena de la playa a metros del lugar donde llegaba el agua. Se detuvo, observando el mar, sacó la cámara de su bolsillo para tomar fotografías del paisaje.
Sirius lo observo en silencio, le gustaba ver a Remus concentrado en sus fotografías, le había visto observarlas en la pensión. Sonrió, el cabello de Remus se movía con la brisa marina, pero a él no parecía importarle, se acercó a paso lento, haciendo el menor ruido posible, hasta que quedó a su lado, disfrutando del paisaje.
—Remus ¿Tienes familia?—preguntó Sirius. Remus le causaba curiosidad, no entendía por qué estaba aquí, solo. Quería conocerlo y quería ocupar cualquier método.
—Solo a mis padres—contestó, mientras observaba la foto que recién había sacado y sin prestarle atención a Sirius. Volvió a mirar por el lente de la cámara antes de sacar una segunda foto.
— ¿Y puedo saber por qué les dejaste?—preguntó Sirius curioso, temiendo sentirse un entrometido.
Sirius ladeo la cabeza al ver a Remus, dejar la cámara y observar el suelo, sus ojos castaños se volvieron opacos y brillosos, tratando de ocultar el hecho de querer llorar, le vio morderse el labio y finalmente suspirar para volver a tomar la cámara entre sus manos. Miró por el lente de la cámara y sacó una fotografía, causando que Sirius cerrara los ojos por culpa del flash.
Sirius abrió sus ojos y cambió su semblante a uno frustrado al ver que Remus se concentraba, nuevamente en la cámara con una sonrisa.
—Eres muy fotogénico—comentó sonriendo, cruzando su mirada con Sirius—Se te nota lo curioso en tu mirada—hizo saber Remus. Debía reconocer que Sirius era bastante guapo. ¿Por qué su corazón se había acelerado? Tendría que ver a un médico lo antes posible.
— ¿Salgo al menos guapo?—preguntó Sirius, acercándose a él, tratando de ver la foto. Remus ocultó la cámara en su pecho.
—Eres bastante feo—habló con una sonrisa. Jamás iba a admitir que le gustaba Sirius. Él había viajado al país para que se olvidaran de su presencia, no para enamorarse, sino para volverse un solitario.
—Mejor, saca fotos al puerto—ordenó frustrado. Tratar de llegar a Remus, era una misión imposible.
Remus sonrió al ver el semblante de Sirius y corrió hacia la orilla de la playa, se sacó las zapatillas y guardo la cámara para ir a mojarse los pies. Sirius la miró preocupado e histérico ¿Por qué se mojaba los pies? ¿Es que acaso el agua no estaba fría? Parece que Remus quería pillar una pulmonía. Si hacía eso, iba a ser que su pie se resintiera y demorara en sanar. Sonrió, al ver a Remus jugaba con el agua, importándole poco si se enfermaba o no, corrió a su lado cuando este se cayó, empapándose la ropa.
Se sorprendió cuando él le empujo para botarlo al agua. No supo en qué momento término arriba de Remus, no le interesaba que sus ropas estuvieran empapadas, pero algo le decía que había sido la batalla de cosquillas, que habían comenzado.
Remus sonrió al ver los ojos grises de Sirius brillar, cuando se encontró con los suyos, se sonrojó sintiendo como su corazón latía con fuerza, sintió miedo de que Sirius pudiera escucharlo. Sirius en cambio, se acercó a los labios de Remus, hipnotizado viendo como ella cerraba sus ojos, cerró los suyos y le beso. Sabían a chocolate y eran cálidos.
—Me gustas—susurró Sirius, haciendo sonrojar a Remus, quien miró al cielo.
—Sirius, volvamos a casa—contestó Remus, mirando el cielo. Quería reconocer que se sentía igual, pero no estaba preparado para decirlo.
Sirius lo observo un poco desilusionado ¿Qué tipo de respuesta era esa? Observo el cielo, que se cubría rápidamente de nubes negras. Al menos Remus tenía razón con que podría llover en cualquier momento. Se incorporó viendo que Remus se colocaba los zapatos, así que prefirió imitarlo para volver a casa lo antes posible.
Remus volteó a mirar a Sirius, viendo como este no quitaba su mirada del océano.
— ¿Qué sucede Remus?—preguntó Remus, estaba pensando seriamente en que el chico era igual de extraño que él.
—El océano actúa extraño y el aire caliente—murmuró Sirius—Vamos a casa, no quiero resfriarme—declaró, tomando la mano de Remus para dirigirlo a casa.
—También me gustas—pensó Remus, tomando la mano de Sirius.
Remus se dejó llevar por Sirius hasta la pensión. Sintiendo como su corazón latía con fuerza, tenía miedo de que se saliera de su pecho.