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Invierno. Primavera. por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre los personajes pertenecen a J.K Rowling, yo solo los ocupo para dejar fluir mi imaginación.

 

Capitulo XX

 

Sirius observo desde la puerta de la habitación de Remus, viendo cómo daba vueltas por el cuarto, pensando en las palabras que le diría a su padre, quien se encontraba en el primer piso de la pensión junto a Lily. Había llegado el día en que su vida cambiaría para siempre y se sentía muy nervioso, sabía lo que quería, pero no sabía cómo explicarlo de la manera más clara posible.

 Se acercó al chico para que no terminará haciendo un hoyo en la habitación, rozó sus manos, provocando que la mirada ansiosa de Remus se enfrentará a la suya. Sonrió, los ojos de Remus estaban rojos de aguantar las ganas de llorar, mientras luchaba por mantenerse tranquilo. Su corazón se aceleró cuando lo vio sonreír de forma sincera, sus ojos brillaron igualmente y eso le gusto.

Sirius acunó la cara de Remus en sus manos y le beso transmitiendo esa confianza que el menor necesitaba. El castaño se dejó llevar profundizando el beso, agradeciendo esos sentimientos que el mayor le ofrecía. Sirius le abrazo, observando a Regulus, quien les miraba emocionado desde la puerta.

Remus se separó, sonriendo al ver a Regulus en la puerta. Estaba nervioso de hablar con su padre, pero tenía que hacerlo, lo necesitaba y él merecía una explicación a su cambio de vida tan repentino. Dejó atrás a los hermanos Black, bajo las escaleras, viendo como James entretenía a Lily y su padre en el living. Se detuvo en la puerta, James se giró a mirarlo y el silencio reino en la estancia, vio la mirada aliviada de su padre al verle sano y salvo. Suspiro, sonriendo.

James le hizo una seña a Lily para que ambos pudieran dejar a solas a Lyall y Remus, este asintió con la cabeza, cuando los vio subir las escaleras para esperar arriba junto a los hermanos Black.  Se sorprendió cuando su padre le abrazo, causando que se quedara quieto y dudara unos segundos antes de corresponder el gesto. Lyall se apartó con una sonrisa, por la mirada de su hijo, supo que era algo importante para él.

—Hijo ¿Qué sucede?—preguntó con una sonrisa alegre.

—Podemos hablar afuera, es algo importante —pidió Remus. Lyall se sorprendió, pero solo asintió.

Remus camino hacia la puerta principal de la casa, se puso su abrigo al igual que su padre. Remus se despidió de la mano con una sonrisa alegre, saliendo de la casa junto a Lyall. Ambos caminaron en silencio por las calles del pueblo, respetando el ambiente impuesto por ambos.

—Perdón por haber escapado de aquella manera—comentó Remus. Lyall le miró atento, pero sin dejar de caminar. —Pero, no me voy a volver a casa.

—No espero que lo hagas—comentó con una sonrisa, Remus le miró atento y asustado—digo, no vine a buscarte, vine a conversar contigo, para ayudar a tu madre a comprender que estas emprendiendo tu propio camino—confesó sincero, sorprendiendo a Remus.—Yo solo quiero saber ¿Por qué no hablaste en vez de solo desaparecer?

—No me atreví a romper el corazón de mi madre, quería aprender a valerme por mi mismo y a pesar de que es poco tiempo, no me arrepiento de la decisión que he tomado. Quería comunicarme con ustedes, pero no me sentía preparado—habló sincero con una sonrisa.

—Sirius es un chico muy amable, aunque parece un poco salvaje—comentó a Remus con una sonrisa—Deberías ser más sincero con él, le correspondes. No debes limitarte a expresarle su cariño—murmuró con una sonrisa—Me alegra que estés sano y salvo, ¿Me acompañas a la estación del tren?

— ¿Ya te vas?—consultó Remus algo apenado. Lyall asintió.

—Tu madre se preocupará si sigo más tiempo aquí y ya es hora de dejarte ir, solo recuerda que no importa lo que pase, tu casa siempre será tu casa—comentó con una sonrisa. — Y cuida al chico, es buena persona. Déjame aquí—ordenó a su hijo.

Remus se detuvo, viendo como su padre entraba a la estación y se subía al tren que lo esperaba. Observo en silencio como la nieve poco a poco comenzaba a desaparecer dejando florecer las flores de los árboles. Desde que había conocido a Sirius en el avión había sentido que su vida iba a cambiar para bien, luego de los sucesos ocurridos la última semana, solo sabía que quería quedarse a su lado para siempre.

Toda su vida había sido como la estación de invierno, melancólico como un día nublado, cuando ya estás muy cansado y solo quieres dormir en tu cama para olvidarte de todo, a veces era como cuando ves llover a través de la ventana, otras cuando solo quieres salir y saltar por los charcos de agua sin importar cuando mojado puedes quedar, disfrutando de esa alegría momentánea que te regala la emoción.

Pero desde que Sirius llego, era como la estación de primavera. Tranquila, como cuando una familia va a un día de campo, esperanzadora, como cuando te sientas en la banca del parque a ver como las flores se abren lentamente al recibir la luz del sol paciente, al igual que los árboles al esperar el brote de la última de sus hojas, cariñoso, de igual manera que cuando la luz del sol toca tu cuerpo y sin producirte ni calor o frío.

Sonrió al encontrarlo camino a casa, se acercó y lo abrazo, sorprendiéndolo.

— ¿Y tu padre?—preguntó preocupado.

—Ha vuelto a casa y yo me quedé—comunicó con una sonrisa. —Te quiero.

Sirius sonrió al escuchar aquello y corrió detrás de Remus, cuando le dejo atrás. Definitivamente iba a quedarse con ese chico para siempre.

Notas finales:

Gracias a todos por seguir este fanfic, espero les haya gustado esta historia.


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