Capitulo IX
Sirius se quedó en las escaleras nervioso, habían pasado tres días y no había podido acercarse a Remus nuevamente, pensó que iba a tener un mejor trato luego de su conversación en el muelle, pero Remus no ha vuelto a hablar del tema. Otra vez estaba solo, mientras que James y Regulus habían ido a dar una vuelta al pueblo, observo a Remus, quien estaba sentado en el living, viendo televisión. Realmente quería entrar en la vida de ese chico y saber por qué razón un hombre joven dejaría su casa para siempre.
Se acercó y se sentó en la mesa sin dejar de mirarle, Remus tenía un perfil muy bonito, llevaba casi veinticuatro horas aguantándose las ganas de besarlo, quería interrumpirlo y decirle que lo tomara en cuenta de una vez, pero no estaba seguro de aquello, luego de recordar que a Remus, él no le caía bien. Pero ya no aguantaba la desesperación, debía encontrar la forma en la que ese chico le dirigiera nuevamente la palabra.
Suspiró, llevando sus manos a su cabeza, necesitaba pensar en una solución rápida a su problema. Su mirada se concentró en la cámara de Remus, ¿Y si ocasionaba un cortocircuito para quemar la cámara? Pero, ¿Cómo tener la certeza de que la cámara se quemaría? Observo hacia la cocina y sonrió malvadamente. Era un genio.
Se levanto y fue a la cocina, tomó el termo eléctrico, lo llenó de agua y finalmente lo conecto el termo a la corriente. Espero alrededor de unos diez segundos, sonriendo victorioso cuando se cortó la luz. Escucho el grito de Remus, su plan estaba saliendo a la perfección.
— ¡Noo!—exclamó Remus, levantándose de su asiento.
Sirius desconecto el termo cuando sintió los pasos de Remus dirigirse fuera de la casa, Contó hasta diez antes de acordarse de la cámara, corrió a ella para desconectarla, pero ya fue tarde, la luz volvió causando que la cámara se encendiera en el acto, regresó por el termo y volteó su contenido, viendo como el humo negro se adueñaba de la cámara. Algo le decía que lo que acababa de pasar, había sido la peor broma del mundo.
— ¡Sirius!—exclamó James entrando a la casa, al escuchar una explosión.—¿Estás bien? ¿Dónde está el chico que venía con nosotros?
—Se llama Remus, James y estoy bien, solo se cortó la luz y creo que la cámara de Remus se volvió inservible—comentó preocupado. ¿Por qué tenía ese estúpido presentimiento de que había hecho algo malo?
Remus entró a la casa nuevamente, miró a Sirius y James, quienes le miraron preocupados. Concentró su mirada en la mesa, viendo como su cámara humeaba. Su rostro se afligió al ver que lo único que había conservado de sus padres, estaba completamente arruinado. Camino y comprobó que realmente su cámara no funcionaba para nada. Aún no podía creer que había perdido la única conexión que tenía con sus padres.
— ¿Remus estás bien?—preguntó Sirius al ver su expresión.
—Sí, debí desconectarla antes de ir a dar la luz, pero no lo recordé. No te preocupes—habló, intentando dar una sonrisa que se apagó en el acto.
— ¿Podríamos arreglarlo con magia?—consultó Regulus al entender la situación.
—Hablo en serio, no se preocupen, ya estaba vieja y tenía sus problemas—reiteró Remus con una sonrisa, que no convenció a nadie.
Sirius se sintió culpable cuando vio que Remus regresaba al sillón, encendía la televisión y se quedaba allí. James y Regulus le miraron con cara de pocos amigos, a ellos no podía mentirles, sabían perfectamente que él había causado esa angustia en Remus. Suspiró y se acerco al chico. Se sentó a su lado, observándolo de reojo.
—Remus ¿Estás seguro de que te encuentras bien?—preguntó Sirius, tomando su barbilla, para que se girara a mirarlo. Sus ojos estaban enrojecidos.
—Si ¿Por qué preguntas aquello?—preguntó en un susurró, que solo hizo sentir más culpable a Sirius.
—Es que tu mirada dice que la cámara era un objeto especial para ti ¿Te la regalo alguien importante?—preguntó Remus con una sonrisa.
—Mis padres, pero ya no importa—contestó con una sonrisa—Estoy mejor sin ellos.
— ¿Puedo saber que te trajo a decidir vivir a este lugar?—preguntó Sirius, sintiéndose un entrometido. Ahora sí que Remus iba a dejar de hablarle.
—No, no te conozco lo suficiente como para darte a conocer mis problemas—contestó frío, se arrepintió cuando vio que Sirius le sonreía, retirando su mirada. Él solo quería ser amable con él—Vi una máquina Muggle que tiene cámaras desechables ¿Quieres acompañarme a comprar una? Pero primero dime, ¿Por qué te llamó tanto la atención?
—Me encantaría acompañarte—habló entusiasmado. —Y sobre lo segundo, pues como lo explico para que no me tomes a mal—comentó, llamando la atención de Remus—El día que te vi en el avión, pensé que estabas escapando de casa, pero cuando pronunciaste que venías a vivir, entendí por qué estabas tan ansioso—reveló, llevando su mano a la nuca nervioso.
Remus se sorprendió al escuchar aquella idea, jamás pensó que un chico desconocido pudiera leerlo tan fácilmente. Sirius le miró curioso ¿Por qué Remus había tenido esa reacción? Él solo había dicho la impresión que le dio, la primera vez que le vio. Remus bajo la mirada mientras mordía su labio nervioso. No podía ser cierto, acaso realmente había huido de casa.
—Ve a buscar tu abrigo para qué vayamos a comprar la cámara—animó con una sonrisa.
Remus asintió y se fue a su cuarto a buscar su abrigo. Sirius escucho los pasos de Remus, mientras observaba como su hermano menor y mejor amigo le miraban con una sonrisa picara. Sirius los ignoró y fue por su chaqueta, al fin había logrado que Remus le diera la oportunidad de conocerse el uno al otro y no iba a desperdiciarla.
Hoy definitivamente, iba a conocer un poco más de Remus Lupin.