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Invierno. Primavera. por NNK

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Notas del capitulo:

Les advierto que los personajes le pertenecen a J.K.Rowling y que yo solo los ocupo para dejar fluir mi imaginación. Espero les guste.

 

Capítulo V

 

Remus bajó del avión siguiendo a la multitud, paso sus dedos por sus ojos, restregándose para mejorar cualquier síntoma de sueño que sufría su cuerpo. Camino hacia la cabina donde estaba el equipaje de su vuelo, para después ir a registrar su entrada al área de migraciones. Salió del lugar con su mochila en la espada y tirando de su maleta.

Al salir fuera del aeropuerto, busco al hombre que vendría a buscarlo para llevarlo a Whittier, Alaska, como había confirmado tantas veces a través de cartas mucho antes de viajar. Se sorprendió al encontrar al hombre junto a los chicos del avión, abrió sus ojos al igual que ellos, vio a su compañero de asiento sonreír alegremente, mientras sus otros dos compañeros le observaban extrañados.

— ¿Señor Lupin?—nombró  al reconocer al chico a través de una foto enviada por él.

—Si—afirmo, parándose en frente del hombre, mientras sonreía nervioso ante la mirada de los chicos del avión.

—Genial. Por favor síganme al auto— pidió amable, dejando a los chicos atrás para que le siguieran al estacionamiento.

Sirius vio como su hermano Regulus y su mejor amigo James seguían al hombre, camino atrás de ellos, al lado de Remus, quien miraba todo entusiasmado. Sus ojos marrones estaban opacos, lucían nostálgicos. Se sentó justo a Remus en el auto solo para seguir mirando a Remus de perfil, su cutis era atractivo y su aspecto inocente e infantil. Remus simplemente ignoró la mirada penetrante de Sirius, observando por la ventana, mientras escuchaba como el hombre hablaba con uno de los amigos de su compañero de avión.

—Debido a que el avión se retrasó un poco, no podrán cruzar la montaña hasta mañana, pero les dejaré quedarse en mi cabaña por esta noche, espero no les moleste y puedan disfrutar sus vacaciones con la misma alegría—animó el hombre con una sonrisa a los cuatro chicos.

—Entendemos no se preocupe, de todos modos, somos nosotros quien debemos agradecerles por esperarnos—dijo Regulus por todos, esperando que el chico desconocido hablara, pero este solo asintió con la cabeza, nervioso.

Remus prefirió seguir callado al sentir un nudo en su garganta, sus ojos se enrojecieron, llamando la atención de Sirius, quien le miró preocupado. Sonrió a Remus, viendo como poco a poco su cara se ponía roja, se atrevió a arrastrar su mano a la del chico, este se giró sorprendido, pero no retiró el contacto.

Remus notó como la cara de Sirius se contraía por la sorpresa, lo vio sonreír mientras mordía su labio con nerviosismo. Apretó su mano con suavidad, soltando sus manos a llegar a la cabaña dicha por el hombre. Cada uno de los chicos se bajó del auto para perderse en el terreno.

Remus se dirigió a la cabaña y dejó su mochila y bolso en el rincón de la habitación. No le agradaba la idea de compartir cuarto, pero no tenía otra opción al menos por esta noche. Sacó su cámara de la mochila y se fue a recorrer el bosque antes del anochecer.

—Chico, no te entretengas mucho, se oscurece en veinte minutos—exclamó, viendo como Remus simplemente le ignoraba.

Remus entro en el bosque, respirando el olor a tierra mojada, observo el blanco de la nieve en la rama de los árboles. Ese color que poco a poco se volvía opaco, debido a la oscuridad que lentamente se hacía presente. Vio como una lechuza le miraba ladeando la cabeza curiosa. Remus sacó su cámara y la enfocó hacia el animal, sacando una foto que provocó que la lechuza se alzara en la rama para luego de unos segundos, volver a posarse en la misma.

La lechuza vio como Remus se concentraba en el extraño aparato, ignorando por completo que estaba siendo rodeado por más amigas suyas. Remus volvió a levantar la cámara y sacó una nueva foto provocando que los animales alzaran el vuelo en contra de él.

Sirius salió preocupado fuera de la cabaña, ya era de noche y ese chico nuevo había desaparecido, observo las estrellas, angustiado por la localización de su compañero de avión. Giró su cabeza cuando escucho un grito, vio como Remus venía corriendo, mientras una bandada de pájaros venía detrás de ella, Remus se tropezó volando unos centímetros en el aire antes de caerse de bruces al suelo.

Sirius vio como las lechuzas daban la vuelta en el vuelo y se dirigían al bosque nuevamente. ¿Por qué Remus venía corriendo así? Remus se sentó en el piso, quejándose al apoyar su pie derecho al intentar apoyarse. Sirius se acercó a Remus al ver que él, no podía apoyar su pie derecho correctamente, pasó el brazo de Remus por su cuello, para ayudarlo a levantarse, vio como la ropa de Remus estaba llena de tierra y sus pantalones estaban rotos.

Lo ayudó a caminar de vuelta a la cabaña, entraron al cuarto y lo sentó encima de su saco de dormir. Remus se quejó, omitiendo un pequeño quejido cuando Sirius le retiró la zapatilla junto al calcetín. Sirius observo el pie derecho de Remus con atención, mientras lo movía con cuidado, para finalmente ir al otro extremo de la habitación y sacar un botiquín de emergencia.

—Eres bastante valiente, yo con un pie doblado estaría llorando o quejándome, al menos—hizo saber Sirius con una sonrisa.

—Este dolor no es nada, comparado al que estoy acostumbrado—comentó con una sonrisa, que llamó la atención de Sirius—Además ¿Cómo supiste que me doble el pie?—preguntó para qué Sirius no tuviera tiempo a pensar lo dicho por él.

—Mi madre me obligó a hacer un taller de primeros auxilios, para salvar a mi hermano por si le ocurría algo—comentó con desinterés. Remus le miró sin entender.

—Vaya se notó casi automáticamente que no te llevas muy bien con ella—comentó con una sonrisa, que hizo sonrojar a Sirius. — ¿Qué edad tienes, que hablas de tu madre de esa manera?

—Tengo veinte años y no es que no ame a mi madre, es solo que tenemos una relación complicada—comentó, viendo a Remus, quien le miraba con atención.

—Entiendo, perdón por preguntar, no quise incomodarte—habló Remus bajando la mirada.

—Tranquilo, no me molesta. Ahora quédate quieto para poder envolver el pie—pidió con una sonrisa.

Remus guardó silencio al ver que Sirius comenzaba a vendar su pie con cuidado, tratando de moverlo lo menos posible. Levantó su mirada para ver la cara de concentración de Sirius, sus ojos grises brillaban cuando se cruzaban con su mirada, desvió su vista cuando sintió sus mejillas arder. Solo volvió a dirigirle la mirada cuando guardo las cosas en el botiquín.

—Remus ¿No?—llamó, viendo como el chico asentía. —Es mejor que te quedes aquí en la cabaña por hoy—aconsejo con una sonrisa—Así que para asegurarme, me quedaré a tu lado. Si quieres puedes dormir, tus ojeras se notan mucho, pronto te convertirás en un mapache.

—Ojalá, solo pudiera transformarme en un mapache, todo sería más fácil—dijo en un susurró.

Remus se sonrojó mientras bajaba su mirada y se acostó en el saco de dormir, suspirando aliviado. Sirius llevó sus manos a su pecho, su corazón se aceleró al ver la cara relajada y serena que Remus tenía al dormir,

Remus bajó del avión siguiendo a la multitud, paso sus dedos por sus ojos, restregándose para mejorar cualquier síntoma de sueño que sufría su cuerpo. Camino hacia la cabina donde estaba el equipaje de su vuelo, para después ir a registrar su entrada al área de migraciones. Salió del lugar con su mochila en la espada y tirando de su maleta.

Al salir fuera del aeropuerto, busco al hombre que vendría a buscarlo para llevarlo a Whittier, Alaska, como había confirmado tantas veces a través de cartas mucho antes de viajar. Se sorprendió al encontrar al hombre junto a los chicos del avión, abrió sus ojos al igual que ellos, vio a su compañero de asiento sonreír alegremente, mientras sus otros dos compañeros le observaban extrañados.

— ¿Señor Lupin?—nombró  al reconocer al chico a través de una foto enviada por él.

—Si—afirmo, parándose en frente del hombre, mientras sonreía nervioso ante la mirada de los chicos del avión.

—Genial. Por favor síganme al auto— pidió amable, dejando a los chicos atrás para que le siguieran al estacionamiento.

Sirius vio como su hermano Regulus y su mejor amigo James seguían al hombre, camino atrás de ellos, al lado de Remus, quien miraba todo entusiasmado. Sus ojos marrones estaban opacos, lucían nostálgicos. Se sentó justo a Remus en el auto solo para seguir mirando a Remus de perfil, su cutis era atractivo y su aspecto inocente e infantil. Remus simplemente ignoró la mirada penetrante de Sirius, observando por la ventana, mientras escuchaba como el hombre hablaba con uno de los amigos de su compañero de avión.

—Debido a que el avión se retrasó un poco, no podrán cruzar la montaña hasta mañana, pero les dejaré quedarse en mi cabaña por esta noche, espero no les moleste y puedan disfrutar sus vacaciones con la misma alegría—animó el hombre con una sonrisa a los cuatro chicos.

—Entendemos no se preocupe, de todos modos, somos nosotros quien debemos agradecerles por esperarnos—dijo Regulus por todos, esperando que el chico desconocido hablara, pero este solo asintió con la cabeza, nervioso.

Remus prefirió seguir callado al sentir un nudo en su garganta, sus ojos se enrojecieron, llamando la atención de Sirius, quien le miró preocupado. Sonrió a Remus, viendo como poco a poco su cara se ponía roja, se atrevió a arrastrar su mano a la del chico, este se giró sorprendido, pero no retiró el contacto.

Remus notó como la cara de Sirius se contraía por la sorpresa, lo vio sonreír mientras mordía su labio con nerviosismo. Apretó su mano con suavidad, soltando sus manos a llegar a la cabaña dicha por el hombre. Cada uno de los chicos se bajó del auto para perderse en el terreno.

Remus se dirigió a la cabaña y dejó su mochila y bolso en el rincón de la habitación. No le agradaba la idea de compartir cuarto, pero no tenía otra opción al menos por esta noche. Sacó su cámara de la mochila y se fue a recorrer el bosque antes del anochecer.

—Chico, no te entretengas mucho, se oscurece en veinte minutos—exclamó, viendo como Remus simplemente le ignoraba.

Remus entro en el bosque, respirando el olor a tierra mojada, observo el blanco de la nieve en la rama de los árboles. Ese color que poco a poco se volvía opaco, debido a la oscuridad que lentamente se hacía presente. Vio como una lechuza le miraba ladeando la cabeza curiosa. Remus sacó su cámara y la enfocó hacia el animal, sacando una foto que provocó que la lechuza se alzara en la rama para luego de unos segundos, volver a posarse en la misma.

La lechuza vio como Remus se concentraba en el extraño aparato, ignorando por completo que estaba siendo rodeado por más amigas suyas. Remus volvió a levantar la cámara y sacó una nueva foto provocando que los animales alzaran el vuelo en contra de él.

Sirius salió preocupado fuera de la cabaña, ya era de noche y ese chico nuevo había desaparecido, observo las estrellas, angustiado por la localización de su compañero de avión. Giró su cabeza cuando escucho un grito, vio como Remus venía corriendo, mientras una bandada de pájaros venía detrás de ella, Remus se tropezó volando unos centímetros en el aire antes de caerse de bruces al suelo.

Sirius vio como las lechuzas daban la vuelta en el vuelo y se dirigían al bosque nuevamente. ¿Por qué Remus venía corriendo así? Remus se sentó en el piso, quejándose al apoyar su pie derecho al intentar apoyarse. Sirius se acercó a Remus al ver que él, no podía apoyar su pie derecho correctamente, pasó el brazo de Remus por su cuello, para ayudarlo a levantarse, vio como la ropa de Remus estaba llena de tierra y sus pantalones estaban rotos.

Lo ayudó a caminar de vuelta a la cabaña, entraron al cuarto y lo sentó encima de su saco de dormir. Remus se quejó, omitiendo un pequeño quejido cuando Sirius le retiró la zapatilla junto al calcetín. Sirius observo el pie derecho de Remus con atención, mientras lo movía con cuidado, para finalmente ir al otro extremo de la habitación y sacar un botiquín de emergencia.

—Eres bastante valiente, yo con un pie doblado estaría llorando o quejándome, al menos—hizo saber Sirius con una sonrisa.

—Este dolor no es nada, comparado al que estoy acostumbrado—comentó con una sonrisa, que llamó la atención de Sirius—Además ¿Cómo supiste que me doble el pie?—preguntó para qué Sirius no tuviera tiempo a pensar lo dicho por él.

—Mi madre me obligó a hacer un taller de primeros auxilios, para salvar a mi hermano por si le ocurría algo—comentó con desinterés. Remus le miró sin entender.

—Vaya se notó casi automáticamente que no te llevas muy bien con ella—comentó con una sonrisa, que hizo sonrojar a Sirius. — ¿Qué edad tienes, que hablas de tu madre de esa manera?

—Tengo veinte años y no es que no ame a mi madre, es solo que tenemos una relación complicada—comentó, viendo a Remus, quien le miraba con atención.

—Entiendo, perdón por preguntar, no quise incomodarte—habló Remus bajando la mirada.

—Tranquilo, no me molesta. Ahora quédate quieto para poder envolver el pie—pidió con una sonrisa.

Remus guardó silencio al ver que Sirius comenzaba a vendar su pie con cuidado, tratando de moverlo lo menos posible. Levantó su mirada para ver la cara de concentración de Sirius, sus ojos grises brillaban cuando se cruzaban con su mirada, desvió su vista cuando sintió sus mejillas arder. Solo volvió a dirigirle la mirada cuando guardo las cosas en el botiquín.

—Remus ¿No?—llamó, viendo como el chico asentía. —Es mejor que te quedes aquí en la cabaña por hoy—aconsejo con una sonrisa—Así que para asegurarme, me quedaré a tu lado. Si quieres puedes dormir, tus ojeras se notan mucho, pronto te convertirás en un mapache.

—Ojalá, solo pudiera transformarme en un mapache, todo sería más fácil—dijo en un susurró.

Remus se sonrojó mientras bajaba su mirada y se acostó en el saco de dormir, suspirando aliviado. Sirius llevó sus manos a su pecho, su corazón se aceleró al ver la cara relajada y serena que Remus tenía al dormir.

Notas finales:

Gracias a todos los que han estado apoyado esta historia. Nos vemos en la siguiente publicación.


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