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Una Segunda Oportunidad por Lucifer_2118

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El toque de queda aún no había comenzado, así que nadie se extraño al ver que Sirius Black caminaba por los pasillos del castillo; aunque más que caminar casi corría por ellos.

Sirius sentía su sangre caliente y su pulso acelerado debido a su paso apresurado. Su respiración agitada y su corazón bombeaba de manera muy exagerada.

Mientras "Caminaba" trataba de despejar su mente, muchas imágenes muy desagradables le atacaba. Unas imágenes donde Severus y su hermano torturaban a Muggles por pura diversión.

"Debe de ser algún error de James" se repetía una y otra vez, no podía aceptarlo, las dos personas que más amaba no podían estar metidos en una secta de asesinos.

No había dejado de caminar así que de un momento a otro sintió la frescura de la noche en toda su cara, había dejado la reconfortante temperatura del castillo y ahora se encontraba rumbo al bosque prohibido. No se detuvo y cuando ya estaba rodeado de los grandes árboles del bosque, tomó la decisión de tomar su forma animaga; y así lo hizo, se transformó en un perro negro de gran tamaño y corrió todo lo que pudo en las grandes espesuras del bosque, tratando así de aligerar su angustia.

 

Por otro lado los otros tres merodeadores se habían quedado  aun debatiendo el tema que tan mal había puesto al heredero Black.

-Aún pienso que es un error tuyo -Le rebatía el Licántropo

-Siempre piensas lo mejor de todos Lunático -Le respondía James -Pero en esto sí que no, ese maldito si es uno de ellos

-Pero James...

-No me importa lo que digas, yo demostraré que es verdad -Sentenció

-¿Y cómo piensas hacerlo? -Lo cuestionó el otro

-Ya veré qué se me ocurre

-Pobre Sirius -De repente la voz de Peter los distrajo -Se debe de sentir de la pata que te digan esas cosas de tu hermano

-Solo exagera, ya se le pasara -Respondió James

-No es exagerar James, Sirius se debe de sentir muy contrariado por tus estúpidas suposiciones, las cuales muy probablemente están mal ya que tú odio irracional hacia Snape te hace ver cosas donde no las hay. Y no quiero que digas más porque en serio me harás enojar

James se quedo con la boca abierta pues había estado por contestar a los ataques de su amigo pero al ser regañado de esa manera mejor optó por callar.

-Iré a buscarlo y te sugirió que no toques de nuevo este tema James -Remus buscó el Mapa del merodeador y cuando ya lo tuvo en sus manos salió de la habitación dejando un aturdido Potter

Buscar a Sirius no le fue muy difícil gracias al mapa, primero lo busco en el lugar más cercano, el cual era la sala de los menesteres, pero al ver que el chico no se encontraba allí decidió ir por los jardines. Y cuando se dio cuenta que muy probable se había adentro al bosque; decidió regresar a la sala común de Gryffindor, estaba muy consciente que Sirius no regresaría esa noche.

 

El enfrentamiento con Bristol a Severus no le había sentado nada bien, el ya muy familiar dolor de cabeza que le daba cuando se sentía en u situación de estrés ya no era ese pequeño piquete que solo le hacía sentir incómodo en esta ocasión sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento.

Tal vez el dolor había empeorado por forzar tanto su cabeza a pensar, se había pasado las últimas dos horas pensando en cómo era posible que ese maldito de Bristol supiese todo con respecto a su participación en el bando de El Señor Tenebroso. No había forma de desentrañar tal enigma, pues el en ningún momento de su otra vida había llegado a conocer o siquiera escuchar de cualquier mago con semejante nombre.

En su vida pasada no había ni rastro de algún Joshua Bristol y eso lo tenía muy mal.

En su desesperación se había encerrado en su laboratorio, caminando de arriba a bajo en el estrecho lugar; tratando así de mantener su cuerpo de alguna manera activo, no sabía porque pero sentía que si se quedaba quieto iba a desaparecer. Era algo absurdo pero el miedo que sentía no desaparecía así que mejor se tranquilizaba caminando.

Su palpitante cerebro no le daba tregua así que decidió que sería mejor dar un paseo por el castillo, recibir en su rostro la frescura de los jardines, pero antes de dejar su laboratorio tomo una pequeña navaja y unos cuántas botellas de cristal, por si en el camino se encontraba algún ingrediente que le fuese útil; estaba muy consciente que su caminata no se basaría solamente en los terrenos seguros del colegio.

Salió con paso lento y pronto se sintió un poco mejor, quizás los vapores de las pociones no habían sido la mejor opción para pasar su ataque de pánico. La frescura de la noche le brindaron un poco de paz, esa sensación le hizo ver que realmente estaba vivo y que todo lo que estaba pasando no era un sueño. Ya hace meses que había dejado de pensar de esa manera pero el enfrentamiento con él Ravenclaw le había hecho plantearse seriamente su realidad.

Aún no había dado con la explicación a su aparente viaje en el tiempo así que la opción de estar en algún mal sueño aún no había sido descartada por completo, así que su angustia era entendible.

Había caminado lo suficiente y en ese instante se encontraba cerca del comienzo de bosque prohibido, dirigió su vista hasta la cabaña de el semi-gigante de Hadrid y comprobó que si se veían luces de la cabaña y que muy probablemente el guardabosque estaría en esos momentos o tomando alguna cerveza de márquenla o algún experimento con sus amadas criaturas fantásticas, no se quedó averiguarlo y siguió con su camino y sin más que su varita se adentró en los peligros del bosque prohibido.

Sintió que dentro de el bosque la temperatura descendía, no le afectó mucho y siguió caminando, tratando de concentrase en los sonidos de su alrededor y así no pensar en su problemas. Se escuchaban pequeños sonidos de maleza pisada de alguna criatura, el movimiento de las ramas de los árboles debido al viento que hacía, unos cuantos búhos ulular y uno que otro sonido que no pudo identificar.

Su cabeza había dejado de palpitar y ahora solo sentía una pequeña incomodidad, ya no sentía que explotaría debido al dolor. Se adentró un poco más al bosque,tomó el camino que normalmente tomaba en sus expediciones pasadas; pasó unas cuantas rocas de gran tamaño, después un gran roble que por algún motivo había caído o más bien parecía que algo o alguien lo había arrancado desde raíz. No tardó mucho en llegar a un pequeño riachuelo el cual estaba en un claro muy conveniente para él. Se agachó y se empezó a quitar los zapatos y luego el par de casetas, luego se subió los pantalones lo más que pudo y a continuación se sentó en una roca que estaba en la orilla del riachuelo; se acomodó lo mejor posible y introdujo los pies en la helada agua.

Por fin se sintió en paz.

 

Sirius había deambulado en su forma animal por mucho tiempo, se había cansado de correr y se había detenido en algún lugar con muy poca luz lunar, no sabía hasta donde había llegado a parar y le empezó a preocupar que se perdiera. Pero cuando reconoció una pequeña colina donde sus amigos y él jugaban en luna llena, se relajó completamente

De un momento a otro sus preocupaciones volvieron como un balde de agua fría, James había descubierto que las dos personas que más quería estaban del lado de un mago Oscuro.

Se había detenido cerca de la colina que tanto le gustaba a Remus en su versión lobo, no adoptó su forma humana pues eso sería un suicido en ese lugar, así que decidió emprender el camino de vuelta de forma muy lenta.

No quiso seguir pensando en su miseria así que trato de centrar su mente en la redacción que tenía que entregar la mañana siguiente, no detuvo su andar hasta que estuvo cerca del riachuelo que debía de pasar, visualizo la cristalina agua en constante movimiento, si tan solo esa misma agua se llevará todas su preocupaciones.

Cuando estuvo por meter una de sus patas al agua, su olfato capto un particular aroma; uno muy conocido para él, una mezcla de raíces secas con un toque de alguna clase de flor aromática, no estaba seguro pero podía tratarse de lavanda. Elevó sus orejas y olfateo el aire, sus ojos no veían más que árboles y piedras al rededor pero sabía que el dueño de dicho aroma no debía de estar muy lejos.

Su sentido del oído no captaba ningún sonido correspondiente a pisadas, solo percibía el sonido de los árboles al moverse sus ramas debido al viento, cruzó el riachuelo y empezó a olfatear el suelo; tratando así de captar algún rastro, a los pocos segundos lo logró y siguió esa escénica que le ponía los nervios de punta. No camino mucho para encontrar al dueño de dicho aroma, el Slytherin se encontraba sobre una roca mientras que sus pies los tenía metidos en el agua

Se echó entre unos matorrales para que su presencia no fuese revelada y se quedó observando lo que el otro hacia. Se percató de la palidez de su piel, de los centímetros que su cabello había crecido desde que el curso escolar comenzó; de el peso que había logrado subir; y que ahora ya no necesitaba de nadie para defenderse.

Al observarlo sus remordimientos le atacaron el doble y con gran angustia se preguntó:

¿Será por nuestra culpa que te has unido a ellos? ¿Por todo lo que te hemos hecho es que has llegado a este punto? O quizás simplemente piensas igual que ellos...

Sirius llegó a la conclusión de que no quería escuchar una respuesta.

Severus había ya pasado unos cuantos minutos refrescando sus pies, despejando su mente para así poder aliviar su estrés. Se había sentado en lo único que realmente amaba, su madre; en la última carta donde le comunicaba que estaba mejorando. Y vaya que iba bien en la tarea de relajar su mente pero de un momento a otro se sintió incómodo, como si ya no se encontrará solo, desvío su mirada por los alrededores y no le pareció ver nada fuera de lo común pero sus instintos le gritaban que estaba siendo observado. Lentamente había tomado su varita y estaba a punto de ponerse en guardia cuando le pareció ver un par de pupilas plateadas, escondidas en unos matorrales, agudizó su vista y descubrió que era lo que lo hacía sentir incómodo o más bien "Quien"

No podía creer su mala suerte, de todos los lugares posibles se lo venía a encontrar en medio del bosque prohibido, menudo infortunio, se aclaró la garganta y dijo:

-¿Quien anda allí? -Severus sabía la identidad del animal pero por su conveniencia fingiría no saberlo    Sirius al escuchar la pregunta se le pararon todos los pelos de la espalda, había sido descubierto

-Lo que sea que esté escondido es mejor que salgas si no quieres que te asesine con un hechizo -Severus hizo salir unas cuantas chispas rojas de la punta de su varita

Sirius no sabia que hacer pues por un lado no quería que le viera y por otro quería hablar con el chico, de repente recordó que no se encontraba en su forma humana, sino más bien en su versión animal; lentamente salió de los matorrales

-Vaya un perro -La voz de Severus no demostraba asombro y mucho menos miedo -Si que eres grande eh

Sirius se sentó sobre sus dos patas traseras y dejó salir su lengua, quería acercarse al chico pero tenía que ser paciente

-Nunca había visto un perro como tú por estos lados -Severus no guardó su varita pero si adoptó una pose más relajada -Es muy raro

Sirius en respuesta le ladro

Severus elevó una de sus cejas, le parecía tan hilarante tener que fingir que no conocía su identidad -Bueno creo que mi paseo llego a su fin -Se levanto de donde había pasado la última media hora y se dispuso a buscar sus calcetas y zapatos para ponérselos de nuevo y mientras lo hacía vio como el perro se movía de lugar y se le acercaba

Sirius no se detuvo a pesar de que la varita le había empezado a apuntar, siguió con su marcha y cuando estuvo seguro que no sería atacado se restregó en una de las piernas del chico que tanto le gustaba. No le importaba que el primer contacto tan intimo con su personaba amada fuera en su versión animal, le bastaba tan solo sentir su temperatura; aunque el chico se había tensado debido a su acercamiento.

Severus no creía que el perro se atreviera a tanto pero vamos que se trataba de Sirius Black y pensar que no haría nada sería lo extraño. Dejó que él Gryffindor disfrutará su pequeño momento, hasta levanto su mano libre y le dio una suave caricia; fue un impulso y a pesar de que eso era debilidad dejó de pensar en ello y solo se centró en la textura del pelo que acariciaba.

Sirius por otro lado había empezado a mover la cola lleno de felicidad, no podía creer que Severus le estuviese acariciando la cabeza, su tacto se sentía de mil maravillas de repente sus angustiosos pensamientos se habían esfumado y ahora en su cabeza solo estaba el pensamiento de querer pasar el resto de su vida de esa forma, siendo acariciado por la persona que amaba.

Severus preso de un sentimiento que no quería afrontar y mucho menos nombrar, se sentó sobre la hierba y permitió que el perro colocará su gran cabeza en sus piernas; era muy posible que dentro de unas horas se arrepintiera de ese acto, pero en ese momento solo se dejó llevar.

La noche transcurría y Severus aún no había dejado de acariciar al animal; su mente lo había transportado a unos años atrás cuando apenas tenía unos 8 años.

-¡Mami!! ¡Mira!! Es un cachorrito -Un pequeño y delgado niño de una tez muy pálida casi enfermiza había señalado con mucho entusiasmo a un cachorrito que en ese momento había aparecido por la calle donde el pequeño caminaba -¡Es tan bonito mami!!

Eileen dejó mostrar una sonrisa llena de ternura en su demacrado rostro y contesto -Si mi amor es muy bonito igual a ti

El pequeño niño amplio más su sonrisa por el cumplido que su madre le había hecho -¿Podemos llevarlo con nosotros? -Preguntó con esperanza, jamás había tenido una mascota y por lo que había observado en su vecinos, algunos de ellos tenían un gatito o perrito así que el también quería uno

-No podemos amor -Dijo con gran aprensión la demacrada mujer -A papá no le gustan los animalitos -Eileen se agachó hasta la altura de su pequeño y le acarició las mejillas -Cuando tú ya estés grande podremos buscar algún cachorrito ¿Si?

El pequeño niño había hecho un puchero pero con las caricias de su madre y su promesa de que cuando será grande podría tener a un perrito se le pasó su desánimo

Así que ambos se habían tomado de la mano y habían seguido su camino.

Al salir de su ensueño Severus se movió y apartó la cabeza de Sirius de sus piernas, ya no podía seguir en ese lugar. Se termino de poner su zapatos y tomo camino hacia el castillo; no miro hacia tras pues estaba consiente que el perro negro le estaba observando.

Sirius solo se quedo unos minutos sentado en sus patas traseras, le había encantado el tiempo que había pasado con Severus y esos recuerdos le ayudarían a tomar las decisiones venideras.

Poco tiempo después el perro también empezó a caminar de vuelta al castillo,esperaba que Severus no se topará con su uniforme.

Notas finales:

Lo siento si es un poco corto :/

Gracias por leer 


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