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Una Segunda Oportunidad por Lucifer_2118

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Ya había transcurrido unas dos semanas desde que tenía su laboratorio privado de pociones. Había terminado con el pequeño encargo de  Slughorn, realizado unas cuantas pociones para su estado físico, su cuerpo ya no parecía un saco de huesos tenía un poco más de masa muscular y de paso, había resuelto el problema con su cabello grasiento por los vaporares de las pociones que creaba. Ahora lucia suave y reluciente
 
Su relación con Lily seguía tal cual, se encontraban en la biblioteca donde él le ayudaba un poco en los temas donde ella se confundía. Platicaban por unas cuantas horas hasta que terminaban sus deberes y él se iba a su sala común y ella se iba con sus amigas.
 
No había vuelto a tener ningún percance con los idiotas de Gryffindor y eso era algo extraño ya que el idiota de Potter cada que se lo topaba le dedicaba sus miradas más letales llenas de un odio muy profundo, en cambio él solo lo provocaba más al sonreír con gran altanería. Por otro lado Black actuaba normal, como un perro faldero tras cualquier buen trasero. Remus seguía igual, hablaban en la clase que compartían y ya después hacían como si ninguno de los dos existiese y el maldito de Peter no se atrevía ni a verlo
 
Ese día al terminar sus clases había optado por terminar un pequeño lote de pociones que había encargado un amigo de Slughorn. El profesor se había encargado de conseguirle magos interesados en sus pociones mejoradas llegando a un acuerdo entre ambos, Severus se quedaba con el 70% de las ganancias pues él se encargaba de mejorar y crear las posiciones y en ocasiones conseguir ingredientes muy costosos en el bosque prohibido.
 
Con esto en poco tiempo había podido reunir un poco de dinero el cual invertiría primero en mejorar su guardarropa y buscar unos cuantos libros para poder buscar algo relacionado con viajes en el tiempo
 
Aún se encontraba en su laboratorio cuando una gran Águila real muy conocida para él entró por la pequeña ventana de dicha habitación trayendo con sigo una carta, el animal tanto como su dueño imponían gran respeto. Se acercó al ave y tomó la carta el águila no espero respuesta y surco de nuevo los cielos del castillo.
 
Dentro de esta había una fina y pulcra caligrafía que decía: 
 
Te espero en la torre oeste a las 12:00 No se te ocurra faltar. 
 
M.
 
Severus soltó un pequeño suspiro. Estaba cansado pero aunque no lo quisiese tenía que encontrase con él rubio pues si lo invitaba solo lo haría enojar y no quería lidiar con él en ese estado. 
 
Realizó un tempus y verificó la hora.
 
-A penas son las 5:15 aún tengo tiempo de terminar. 
 
Siguió con su trabajo y cuando ya eran las 6:40 de la tarde y por fin había limpiado todos los calderos que había utilizado ese día, tomó sus cosas y salió rumbo al gran comedor, tomó  unas cuantas piezas de pan y regresó a su habitación, se cambió el uniforme que llevaba pues estaba sucio por las manchas de los ingredientes de sus pociones. Luego de estar limpio se tiro a su cama a descansar. 
 
Su mente se llenó de nuevo del tema al cual no le había hallado una solución. No había encontrado la mejor manera de comunicarse con Dumbledore pues sabía que su historia era disparatada. En el mundo mágico no se sabía de algún artefacto que te permitiera viajar por muchos años, lo único que se conocía era la existencia de los gira tiempos pero estos sólo permitían viajar horas o a lo mucho dos días y él había retrocedido más de 20 años al pasado.
 
Por otro lado llegó a la conclusión de que no tenía porque revelarle tanta información al viejo, solo le haría conocer lo necesario. Si eso haría, le escribiría una carta dándole unos cuantos detalles explícitos los cuales tendrían que convencer al director y utilizaría una lechuza de dominio público para su cometido y así no sospecharían de él. 
 
 
Feliz con su brillante idea verificó de nuevo la hora y se sorprendió un poco como había transcurrido el tiempo sin que él lo notara ya eran las 11:30 de la noche y si quería ser puntual tenía que salir ya. Tenía que evitar ser descubierto pues no quería ningún castigo. 
 
Camino por pasillos desiertos; a esa hora la mayoría debía de estar ya durmiendo pero aún así tenía que tener cuidado de toparse con Peeves pues si lo hacía ese idiota haría un gran escándalo. Cuando se encontraba a cerca de su destino le pareció escuchar el maullido de la gata de filch rápidamente se escondió tras una armadura, tenía que esperar que la gata se fuera y que no le pillará porque si no empezaría a maullar como loca y al poco tiempo aparecería el desquiciado celador. 
 
Cuando por fin la gata desapareció se relajó un poco y salió de su escondite y continuó con su camino al llegar al salón en desuso donde seguramente se encontraría Malfoy se detuvo un pequeño momento en la entrada de esté. Respiro profundamente y puso su expresión de póker, tomó la manija de la puerta y la giró, esta se abrió sin ningún percance y entró. Lucius se encontraba sentado en un gran sillón de cuero negro, daba la impresión de que él joven sentado ahí era el rey del colegio, en una de sus manos sostenía una copa de algún licor extranjero de gran calidad y la otra mano reposaba en el sillón. Severus en su otra vida hubiera quedado prendado de esa imagen, la apariencia de Lucius era sublime. 
 
 
El año anterior cuando su relación había comenzado el mayor le había llevado a ese lugar; lugar donde había dejado de ser virgen; donde había entregado su corazón y en su otra vida donde se lo habían destrozado. Sentía nostalgia al recordar esos momentos de su juventud pues estos le habían hecho cometer muchos errores irremediables. 
 
-Se te hizo tarde. 
 
-Tenía cosas que hacer.
 
El mayor tomó un poco del contenido de su copa luego la colocó en una pequeña mesa que se encontraba a su izquierda. 
 
Severus avanzó y colocó un hechizo, el que impedía que la puerta fuese abierta por fuera y luego uno de privacidad. 
 
-¿Ya te paso el enojo? -Pregunto Lucius
 
-No estoy enojado
 
-Entonces ¿Por qué no te acercas a mí?
 
-Lo nuestro se acabó no tengo porque acercarme a ti
 
-Sev...
 
-No Lucius
 
El mayor se puso de pie y tomó al chico de las caderas atrayendo su cuerpo hasta chocar con el propio
 
-Aún estás enfadado
 
-Ya te he dicho que no -Enfatizó el otro, quizo alejar al otro pero lo único que consiguió fue que su cuerpo fuera más aprisionado
 
-Severus ya te expliqué los motivos de por qué estoy con Narcissa -El rubio había empezado a besar el cuello del pocionista -En estos días has cambiado mucho ¿No te parece?
 
-Lucius por favor deja de esparcir tú saliva en todo mi cuello
 
El rubio no le presto atención al reclamo he hizo todo lo contrario siguió besando su delicado y pálido cuello y al ver que el de cabello azabache no se resistía en serio bajo sus manos hasta posarlas en su redondo trasero, apretó sus glúteos sin nada de delicadeza, el otro soltó un pequeño jadeo hace tanto que su cuerpo no había experimento dichas sensaciones.
 
Lucius al escuchar el pequeño gemido de Severus no desaprovechó la oportunidad de continuar y siguió tocando y besando toda porción de piel que aparecía. Le llevo hasta el sillón donde hace poco había estado sentado esperándole, se sentó primero y luego jalo al chico y lo coló sobre su regazo, Severus se estaba dejando llevar algo de lo cual después se arrepentiría.
 
Estando ambos en el sillón no separaron sus bocas y siguieron besándose por un buen tiempo después de unos minutos en dicha tarea, Lucius procedió a quitarle el jersey de color negro que llevaba Severus; cuándo el pecho de este estuvo expuesto el rubio procedió a llevar uno de sus pezones a la boca; lamió; mordió y succionó el pequeño botón de carne, Severus gemía presa de la excitación. Se había empezado a restregar contra la dura erección de su amante, su trasero anhelaba por ella y no quería esperar más. 
 
-Lu...Lucius date prisa -Clamó en medio de gemidos. 
 
El mayor no tardó en buscar su varita en la mesa de al lado cuando la tuvo en sus manos procedió a sujetar sus las caderas de su amante para que este le rodeara a él con sus piernas y así no separarían sus cuerpos por ningún motivo, ya estando de pie apuntó al sillón y susurró un hechizo el cual provocó que esté se convirtiera en una cama mediana luego se acercó a ella y dejó a Severus sobre esta.
 
Lucius se quedó observando la bella vista que le daba el pocionista, todo sonrojado, cabello revuelto y unas cuantas marcas de besos en su cuello. 
 
Se despojó de la túnica que llevaba, luego siguió la fina camisa de seda que hacia juego con su de mas vestimenta y dejó expuesto su torso, Severus se mordía el labio inferior en señal de impaciencia. Lucius se estaba tomando su tiempo adrede por haberlo hecho esperar más de dos semanas. Luego de su pequeña demostración se colocó sobre él y empezó a bajarle los pantalones para solo dejarlo en ropa interior, toco su miembro ya bien despierto y dejó salir una pequeña risa coqueta.
 
-Por más que quieras negarlo, tu cuerpo es tan honesto Sev.
 
-Cállate si no quieres quedarte sin descendencia -Amenazo el pocionista.
 
 
El mayor volvió a reír y bajo su rostro para poder besar y morder sus labios. En medio de los besos lo dejó completamente desnudo y de un momento a otro sintió la incomodidad del hechizo lubricante y dilatador.
 
-No olvides el anticonceptivo -Su voz apenas si fue un susurro pero el otro le escuchó muy bien.
 
-Nunca lo olvido -Fue su respuesta. 
 
De un momento a otro lo único que se escuchaba eran gemidos y el choque de dos cuerpos; respiraciones agitadas y la súplica de uno de ellos. Al cabo de unos 20 minutos todo había quedado en completo silencio. Las respiraciones ya se había calmado y solo estaban tirados en la cama desnudos llenos de los residuos de su faena. 
 
Luego del momento lleno de éxtasis Severus había empezado a sentir el remordimiento de sus actos pues sabía que Lucius no se quedaría satisfecho con solo un encuentro. Se levantó de la cama y buscó su varita en el desorden de ropa que había por el piso al encontrarla realizó un hechizo de limpieza en su cuerpo, eliminó todo rastro de fluidos corporales y procedió a vestirse.
 
Lucius solo lo observaba desde la cama, notaba que Severus estaba muy cambiado y no solo físicamente, su actitud era extraña, en la cama siempre se había avergonzado de su cuerpo pero en esta ocasión había estado más apasionado que en sus antiguos encuentros, no era que le molestara, para nada al contrario lo encontraba satisfactorio pero aún así era extraño.
 
Cuando ambos estaban ya cambiados y Severus estaba por irse Lucius lo detuvo.
 
 
-Aún no te vayas, necesito hablarte de unos temas de gran importancia para ti -Camino hasta donde se encontraba la copa que hace poco había estado utilizando, la lleno de nuevo de un buen licor y tomó un pequeño trago de ella esta vez se quedó de pie para poder conversar. 
 
- ¿Si? ¿Cuáles? -Pregunto por pura cortesía pues ya sabía de que quería hablar él mayor. 
 
-Ya sabes el muggle que te hace la vida imposible.
 
-Ese tema lo hablaremos cuando estemos los 3 -Fue su respuesta.
 
-No te estarás hechando para atrás ¿Verdad?
 
-Claro que no. Ya tomé una decisión con respecto a ese tema y no pienso dar marcha atrás. 
 
-También hay otro tema que quiero tratar, es uno muy importante donde saldrás beneficiado
 
-Se de que se trata y la respuesta es no -Esto estaba mal, muy mal. Lucius tenía que tardar mucho más en tratar de reclutarlo.
 
-No creo que sepas de que te hablo -Le dedicó una gélida mirada
 
-Te aseguró que si lo se -No quería tener tan pronto otro problema en el cual pensar
 
-A ver dime ¿De que te estoy hablando? -El rubio terminó su copa y le prestó toda la atención del mundo.
 
-De esa estúpida idea tuya de la supremacía de la sangre -Aún no quería y no debía tocar ese tema con Lucius pero al parecer no tenía de otra.
 
-Bueno eh de aceptar que me sorprende que lo sepas
 
-No quiero hablar más de este tema. Y si no quieres que te mande a la mierda de nuevo no lo vuelvas a mencionar. - Sentencio.
 
El mayor pareció entender pues solo se le acercó y le plantó un corto beso y después se marchó dejándolo hecho un lío. No podía entender como había caído de nuevo en las redes de su viejo amante a pesar de haberse propuesto no tener nada más con el. Se dejó caer en la cama y cubrió su rostro con uno de sus brazos.
 
-¿Como voy ha solucionar todo esto?. - Le preguntó a la nada. 
 
Cuando ya habían pasado unos cuantos minutos emprendió el camino de vuelta a su habitación. 
 
Pero lo que ninguno de los dos Slytherin notó es que no habían sido los únicos en esa habitación pues después de la salida de Severus la puerta de ese salón se volvió abrir pero no se vio que era lo que la había abierto, parecía como si  ese algo estuviese cubierto por alguna capa mágica que lo hacía invisible. 
 

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