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Punto y Aparte por Mascayeta

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Harry se sintió un poco fuera de lugar cuando arribó a la casa de Ron. Llevaban una relación cordial por Ginny, pero no era mucho lo que hablaban y menos el tiempo que dedicaban a compartir como en los años de escuela, bien rezaba el dicho muggle que solo en ocasiones especiales es que la familia se reunía, y al ser cuñados, Navidad y Año Nuevo eran los días de encuentro. Algo muy distinto a lo que veía con Draco.

Por Hermione conocía de los negocios de su amigo con el rubio, sin embargo, una cosa es escucharlo y otra ver la forma como compartían, así como aceptar que Malfoy logró descubrir y potencializar las fortalezas del pelirrojo,  las cuales quedaron opacadas por los hechos que se dieron en la segunda guerra mágica donde Ron siempre fue su sombra.

—Potter ¿estás de acuerdo? —la pregunta lo regresó a la conversación de la cual no había estado pendiente—. No contestes, por lo visto lo que tiene que ver con Albus poco o nada te interesa.

—No afirmes lo que no sabes Draco —repuso altanero, claro que le interesaba su hijo, pero los celos por ver a su amigo y ex-enemigo tan cómodos juntos le hicieron perder algunos detalles—. Hablas de una profecía, sin embargo no veo por qué asumes que se trata de Scorpius y Albus.

Era claro que Harry no había escuchado o entendido las pruebas de las cuales hablaron, por eso de nuevo le explicaron la necesidad de separarlos de manera preventiva, pero ante todo, de alejarlo de la profesora Rowle y confirmar las sospechas que tenían sobre la mentira que representaba. Por tal motivo, él se convertía en el único capaz de hallar la información de la relación entre esa mujer y la supuesta fallecida Delphini Ryddle.

—La idea no es hacerte creer en lo que no quieres aceptar Harry —explicó Ron pasándole una copa de lo que identificó como whisky—, pero negar que la profecía habla de lo que han vivido nuestros hijos es claro indicio de que esto nos compete a los tres.

—«Del odio surgido del amor rechazado, la sangre pura del rey recuperará la magia en su trono, pero ten cuidado con la llama que surge de lo prohibido... por eso debes destruir al hijo del que sobrevivió» —leyó Potter con algo de sorna el papel que Draco le entregó, fijándose en el espacio en blanco que había entre el tercer y cuarto verso les señaló—. ¿Notaron que no está completa?

Ron y Draco se aproximaron para percatarse de lo que habían ignorado, para Harry en los años que llevaba ejerciendo como Auror había aprendido que en el mundo mágico lo que no se veía era más peligroso que lo que se mostraba, y aunque a regañadientes tuvo que aceptar que el peligro estaba presente, les enfatizó al pelirrojo y al rubio que bien podría tratarse de James o de Albus.

—Potter nuestros hijos son pareja, no te hagas el desentendido en una verdad que fue evidente desde el primer año —la tranquilidad con que se expresó Draco sorprendió al aludido, el Malfoy que conoció en Hogwarts estaría histérico por la situación, sin embargo, quien tenía en frente con sus gestos no demostró desagrado o reprobación—. Por ahora es claro que Hermione dio vía libre para el traslado de colegio de mi hijo, con la propuesta de intercambio entre estudiantes de las Escuelas Mágicas del mundo, pronto sus amigos irán a acompañarlo, el problema radica es que en menos de dos años debemos saber lo que falta de en esa profecía y realmente que significa.

Los tres magos asumieron la tarea autoimpuesta junto con el juramento de no compartir la información con sus hijos y parejas, al despedirse Ronald detuvo al que antes fue su mejor amigo.

—Lamento mucho el comportamiento de Rose, sé que para Hermione la propuesta que hizo al consejo de padres significa la agachar la cabeza por los errores que cometió —el ojiverde asintió sin saber muy bien que decir, por eso cuando sintió el abrazo de Weasley comprendió que su amistad seguía intacta, simplemente que debía avanzar acorde con las circunstancias—. Malfoy es un buen hombre, creo que es momento de darte la oportunidad de reconocernos a él y a mi.

El pelinegro nuevamente afirmó con la cabeza para despedirse con un abrazo y salir rumbo a su hogar. Harry percibió en su pecho la adrenalina que perdió con el final de la segunda guerra mágica, una sonrisa se formó en sus labios y se mantuvo durante todo el día, el brillo en los ojos del "niño que sobrevivió" no pasó desapercibido por Ginny que reencontró la imagen del chico que la enamoró en la adolescencia, por eso aunque no le contara de su conversación, agradeció que estuviesen otra vez juntos él y Ron.

Después de ese encuentro vinieron otros, los días se convirtieron en meses y pronto pasaron los dos años que faltaban para la graduación del grupo de Albus Severus Potter Weasley y su prometida Rose Granger-Weasley. 

De aquella niña caprichosa y buscapleitos no quedaba sino el recuerdo, uno que se hablaba por los que la conocieron en esa época adjudicando la variación en su comportamiento a la partida de Scorpius, de allí que la leyenda en los corredores era que Malfoy —como buen mortífago— embrujó a la hija de la ministra para que se actuara de esa forma cuando ella lo rechazó como pareja.

Por su parte Asp seguía la rutina soportando los estúpidos comentarios sobre el hijo de Draco Malfoy, en especial en días como ese que la profesora Rowle parecía energúmena gritando porque no fueron capaces de hacer un simple hechizo de defensa y nombrando a voz en cuello que extrañaba a su mejor estudiante, el rubio de ojos grises que él también añoraba y con el cual había perdido comunicación desde que comenzaron el séptimo año. Lo poco que podía enterarse era por su tío Ron en las visitas que le hacían con Harry en el mundo muggle.

Suspiró pensando si su relación con Scorpius terminaría como la de sus familiares, la Ministra y Weasley se separaron en buenos términos, podría afirmar que se la llevaban mejor ahora que cada uno mantenía su espacio personal compartiendo como buenos amigos y camaradas, tanto que en la pasada cena de Navidad tanto Hermione como Ron presentaron a sus actuales parejas generando un ambiente tenso para la abuela Molly mientras ellos departían alegremente. 

De repente, la manera como los libros fueron colocados sobre la mesa le obligaron a mirar a la pelirroja que besó sus labios para pasar a indicarle lo que tenían programado para ese día. Los EXTASIS se acercaban y no iba a perder el primer lugar ni en las casas ni en el colegio, había vaticinado Rose con alegría al inicio de su año escolar, algo que parecía estar logrando por el imbatible promedio.

Albus la escuchó parlotear, su mirada recorrió con lentitud el rostro maquillado de su prima, las curvas que poco se dejaban ver debajo del uniforme, para finalmente detenerse en la mano encima de la suya que apretaba con suavidad, definitivamente no sentía nada por Rose, pero tampoco supo como librarse de la encerrona que sus madres les hicieron avisando públicamente su compromiso y que se casarían un año después de su graduación de Hogwarts.

—Amor espero nos acompañes al aeropuerto, estoy esperando con ansias ver los regalos que trae Hugo.

—¿No va a terminar el curso en Koldovstoretz? —preguntó por fin interesado en la conversación.

—No comprendí bien a mi madre, pero Hugo ya concluyó el año escolar, así que lleva tres meses dando vueltas por toda Europa dándose la gran vida con sus amiguitos —el tono de fastidio fue detectado de inmediato por el ojiverde que vislumbró una grieta en la máscara que mantenía engañados a los que la veían como una dulce y mansa oveja—. Mi hermanito vuelve a terminar su preparación aquí en Hogwarts, justo a tiempo para competir con mi recuerdo una vez me gradúe, y volver a ser un segundón.

Potter sonrió de medio lado por la manera despectiva como Rose se expresaba del menor de sus primos, no obstante, optó por disimular y sacar la información que necesitaba.

La lechuza que voló por encima de su cabeza y dejó caer un sobre perlado en sus manos ni siquiera le dejó empezar el interrogatorio que maquinó en segundos. Su corazón latió con rapidez, sabía muy bien quien era el emisario, se levantó excusándose en que era la respuesta a un regalo sorpresa que le tenía, por lo que la chica sonrió permitiéndole marcharse. 

Lejos de su karma abrió la carta que llevaba las palabras que desde hacía meses quería escuchar. No obstante, su alegría demoró unos pocos segundos al leer la frase con que cerraba la misiva. Soltó el papel cuando este comenzó a quemarse como todas las cartas que Malfoy le enviaba, sintió miedo viendo que se consumía en lo que las letras doradas iban desapareciendo.

«Necesitamos vernos. Tu amigo S.M.»


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