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Punto y Aparte por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Regresa el Torneo de los Tres Magos, un anuncio para Albus que le hará descubrir el poder de Scorpius.

Una semana después de la bienvenida, Hugo junto con los demás estudiantes que participaron del intercambio en las diferentes escuelas de magia, se encontraba realizando las actividades para poder finalizar el año escolar de acuerdo con el plan de estudios de Hogwarts.

Por su parte, Rick y Zachary estaban próximos a presentar los EXTASIS según los lineamientos determinados por el Ministerio de Magia londinense como parte de la culminación de la etapa escolar básica, sin importar cual fuese la carrera a continuar por los egresados; está al igual que otras reformas en la escuela, fueron introducidas por la Ministra Granger buscando ampliar el horizonte laboral de quienes no creían poder acceder a cargos como Aurores y Medimagos, y vieron como en su futuro se daban nuevas oportunidades para ellos y sus familias a pesar de no provenir, en muchas ocasiones, de nobles apellidos.

Sin embargo, esa mañana a diferencia de las otras, se tenían dos anuncios de importancia para los estudiantes de quinto y séptimo año, la directora McGonagall se encontraba eufórica, lo cual era difícil de ver en ella, lo que aumentó las expectativas en los jóvenes de todas las casas.

El sonido del Himno de Hogwarts completó lo peculiar de la situación, Minerva les pidió guardar silencio y con calma explicó la razón de su alegría.

—Por tal motivo los exámenes se adelantarán, para que tanto los alumnos de sexto y séptimo año puedan participar en el Torneo.

Los murmullos retumbaron en el salón, nadie entendía como después de tantos años se quería realizar un torneo que provocó más de un muerto, el último fue ganado por Harry Potter ya hacía casi tres décadas, por eso los ojos de los integrantes de las diferentes casas se fijaron de inmediato en Albus.

—Antes de la última prueba tendremos el baile de graduación en el cual pueden participar todos los estudiantes del colegio.

La felicidad fue para los de primer año que comenzaron a hacer planes sobre a quienes apoyarían en las pruebas y como disfrutarían de la comida y las travesuras a los estudiantes que se graduaban, esto disminuyó la tensión en el grupo y permitió al ojiverde descansar de la atención que repentinamente fue devuelta a él por el comentario inoficioso de Rose.

El segundo aviso no fue tan espectacular como el primero, los exámenes comenzarían en menos de ocho días, y los evaluadores del Tribunal Mágico llegarían esa tarde para revisar los promedios de los de séptimo año de las cuatro casas teniendo una entrevista con cada uno de ellos para conocer sus expectativas, esto en parte causado por el intercambio que la ministra permitió con las escuelas de magia alrededor del mundo.

Al finalizar la orden de la Directora fue regresar a sus clases, pauta que Albus decidió evadir para marcharse a la Sala de Menesteres, un lugar que se convirtió en esos días en su refugio y la manera más fácil de aislarse de lo que ocurría en el resto de Hogwarts. No obstante, su sitio secreto parecía haber sido profanado por quien menos pensó hallar ese día.

Sentado en el cómodo diván se encontraba Scorpius Malfoy leyendo el libro de pociones que alguna vez perteneció a Severus Snape, y que por azares del destino, fue encontrado antes de un examen por Albus en el sitio donde sus padres lo escondieron el día que Ginny besó a Harry por primera vez, una historia que repetían a Lily que amaban escucharla.

Los que en un pasado fueron amigos se miraron sin ninguna emoción, después de un incómodo silencio fue Potter quien decidió dar por terminado el encuentro.

—Si deseas quedarte puedes hacerlo, yo voy a dormir —sentándose en la cama que se encontraba también en lo que parecía la habitación de Scorpius antes de viajar a Koldovstoretz.

—¿Vas a participar en el Torneo? —Malfoy hizo la pregunta acercándose al cuerpo que yacía sobre el lecho dándole la espalda.

—No lo sé —respondió Albus cambiando de posición para llevar la mano al bolsillo de su túnica y sacar un sobre con unas gotas que depositó directamente en su boca para de nuevo acostarse.

—¿Estás enfermo? —cuestionó el rubio tomando el frasco con un nombre de medicina muggle, el gruñido asumió que era una negación.

El pelinegro no veía la necesidad de contarle de la migraña que parecía no abandonarlo desde el día que se vieron en el aeropuerto, tal vez porque esas son cosas que se relatan a un amigo y ellos ya no podían llamarse de esa manera, menos cuando Scorpius se había enamorado de él y prácticamente acosado antes de irse de Hogwarts. De pronto la línea de pensamientos fue interrumpida cuando las tibias manos del que le acompañaba se posaron en su frente, quiso retirarse de inmediato para no darle falsas esperanzas, pero el dolor de cabeza fue minimizándose al punto de desaparecer casi por completo, algo que parecía imposible desde hacía una semana.

Scorpius quería deshacer el hechizo que podía asegurar tenía su amigo, sin embargo, por el bien de ambos en ese momento las cosas debían seguir su curso normal y ese era mantenerse como desconocidos, cuando escuchó la respiración suave de Albus al quedarse dormido desordenó un poco más el rebelde cabello, no pudo resistir darle un beso en la frente y recordarle cuanto lo amaba a pesar de todos los desplantes.

—¿Y Rick? —como siempre Albus hablaba en sueños, el ojigris dejó escapar una risita que molestó al ojiverde haciéndole mascullar lo que presintió era un insulto—. ¿Nos amas igual a ambos?

—Jamás podrá ser igual —una suave caricia en su mejilla para rozar los labios con delicadeza para no despertarlo—. Descansa Albus, está noche volverás a odiarme por la labor que cumpliré en los EXTASIS.

Al abrir los ojos Potter sintió que había dormido por años, buscó la presencia del ojigris por la habitación en penumbra dándose cuenta que quizás había sido un sueño provocado por la medicina muggle, la cual, a diferencia de otras ocasiones, parecía haberle devuelto la salud por lo menos durante lo que descansó.

Arregló su uniforme dispuesto a ir a su habitación y cambiarse para la cena, prácticamente durmió todo el día, sin duda se excedió en la dosis y el resultado fue poder descansar sin la presencia de Rose y su séquito, el mismo que tan pronto lo vio aparecer por las escaleras se abalanzó sobre él desviando su camino ya que debía asistir al comedor donde explicarían la evaluación de los EXTASIS. Una reunión a la que deseó no haber acudido, aún con la duda de la presencia de Scorpius en la Sala de Menesteres, esperó que Hermione hablara de las bondades de los exámenes y presentase a los calificadores junto a quienes les servirían de escribas.

—…es por eso que a su excompañero Scorpius Malfoy lo verán en algunos de sus exámenes.

Tan pronto los chicos de Slytherin pudieron acercarse al rubio le dieron la bienvenida con alegría, parecía que ninguno estuviese sorprendido por la noticia, por lo visto el pasar tanto tiempo con los Gryffindor le había hecho perderse de la información.

La orden de comenzar a comer fue aprovechada por Scorpius para retirarse del salón sin notar la presencia que le seguía, Albus a prudente distancia caminó detrás de la pareja que avanzaba por el desierto corredor, la verdad es que le causó extrañeza ver a la profesora Augurey Rowle ir tras Malfoy moviéndose casi instintivamente.

Lejos del alcance de los ojos de los demás estudiantes, Scorpius se volteó enfrentándola.

—¿Qué deseas Delphini?

—Así que sabes quien soy —dijo la mujer con satisfacción mostrando su verdadera forma—, únicamente mi sangre podría reconocerme, o he de decir ¿el próximo líder de los magos oscuros? ¡Crucio!

Para Albus fue una sorpresa ver como en vez de retorcerse con dolor Scorpius parecía protegido por algo como un escudo, Rowle por segunda vez trató de atacar, escuchando un Venite que la desarmó de inmediato entregando la varita al ojigris.

Malfoy se aproximó mirándola con desdén.

—No eres oponente para mí, así que olvida tu tonta cruzada, ¿sabes que la profecía está incompleta?

La mujer abrió los ojos demostrándole que no tenía ni idea.

—Busca lo que dice y te darás cuenta que tu y yo nunca estaremos del mismo bando.

El rubio arrojó la varita lejos de la bruja para que no pudiese cogerla tan rápido, se giró para ir a descansar en la habitación que le fue asignada, el grito de Augurey le detuvo por un instante.

—Eres un imbécil Scorpius, esto lo único que hizo fue comprobar mi verdad. Cuídate porque tú tampoco conoces mi poder.

Notas finales:

Gracias por leer, nos vemos en el próximo capítulo.


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