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Punto y Aparte por Mascayeta

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El dolor de cabeza regresó de inmediato, Albus lanzó un grito que alertó a Delphini e hizo que Scorpius regresara sobre sus pasos, el ojiverde yacía en el piso con las manos en la cabeza y comenzaba a sangrar profusamente por la nariz y uno de sus oídos. Algo dentro de él luchaba por salir, por entender la situación en la que estaba inmerso, y por lo visto, a costa de su propio bienestar.

—¿Qué le hiciste maldito?

La acusación surgió de Rose que llegó junto con otros estudiantes que habían terminado su cena y se dirigían a las salas comunes, Scorpius a prudente distancia negó con la cabeza, no quería problemas, no le convenian en el cargo que ocupaba, si lo encontraban culpable simplemente lo sacarían de las evaluaciones y no podría averiguar más sobre la profecía y quien estaba detrás de todo ese teatro, ya que, a su parecer, Delphini no tenía suficiente sensatez para idear un plan de semejante magnitud.

No obstante, la oportunidad que le brindó a la profesora no fue desaprovechada por la mujer, porque ella también se quejó y apoyó la acusación de la pelirroja irguiéndose con dificultad para entre jadeos acusar a Malfoy de atacarla cuando se dio cuenta de que el joven hablaba con un hombre de túnica y con la cara cubierta por una máscara.

Los pocos que habían escuchado esa descripción de sus padres de inmediato susurraron la palabra “mortífago”, para nadie era un secreto las leyendas sobre el nacimiento de Scorpius y que su supuesto padre fue uno de los que atentó contra la vida de Albus Dumbledore en la Torre de Astronomía.

La expresión de satisfacción en el rostro de la hija de Bellatrix hizo que el rubio temiera más que por su empleo, por su vida, asumió que la intención de la mujer era llevarlo a Azkaban acusado de quien sabe que locura.

Sin dejar la representación, Delphini se limpió el rostro para tratar de volver a hablar, pero un nuevo alarido de dolor de Albus y la llegada de McGonagall al lado de Neville Longbottom evitó que Augurey continuara la mentira, como bien dijo la directora, la prioridad era la salud de Potter y no los chismes que se estaban levantando.

Los estudiantes vieron al Slytherin ser trasladado a la enfermería por los docentes, seguido de Rose y sus amigos y más atrás Scorpius, a prudente distancia Hugo, Rick y Zachary se mantuvieron atentos a cualquier nuevo comentario de la mujer que sonreía satisfecha por el daño causado, por lo visto la idea era cercar a Malfoy al punto que tuviese que optar por la ayuda de los antiguos seguidores del señor Tenebroso, una estrategia que según sabían, utilizaron con Harry tiempo atrás, y precisamente a él y a Draco era a quienes debían informar de la situación. Al querer hacerlo, la Ministra indicó a McGonagall que los dos padres se notificaron, así una hora después ambos hombres escuchaban el reporte por parte de la enfermera y del médico particular de los Malfoy.

Aunque la explicación no satisfizo a Harry por completo, tampoco podía decir que se equivocaban, los muggle y los magos tenían una fisiología diferente y eso tal vez provocó que Albus rechazara las gotas para la migraña, haciendo que su cuerpo presentara los síntomas de una intoxicación.

—¿Desde cuándo consume esa medicina?

—No lo sé —contestó el Auror al rubio que le observaba con la misma soberbia que le acompañó en sus años de escuela—. Después del regreso de Hugo no es mucho lo que hablamos, y más cuando le reclamé por...

Potter interrumpió el relato porque le daba vergüenza aceptar en voz alta lo despectivo que Albus fue con Scorpius.

—Lo que tengas que decir ya lo sé, Hugo ha sido más incondicional con mi hijo que su supuesto “mejor amigo”.

Más que rabia, Harry percibió el dolor de un padre, el mismo que sintió él cuando Albus le dijo que prefería no ser su hijo. Malfoy al no recibir ninguna respuesta, continuó con lo dicho por Scorpius en el breve encuentro que tuvieron.

—¿Un hechizo protector sin varita? —difícil de creer para un joven mago como el ojigris—. El Crucio sólo provoca esto en personas con un hechizo desmemorizante, no puedo darte la razón, y menos a tu hijo, nadie me asegura que solo trataba de protegerse de Delphini y no buscar venganza contra Albus.

—Ese es tu problema Potter, tomaste una posición y yo otra, como siempre —aseveró Draco cogiendo sus cosas y pidiéndole al medimago finiquitar la consulta—. Con los años tu terquedad se ha afianzado haciéndote más miope de lo que ya eres, te deseo buena noche.

—Agradezco tu ayuda, mañana investigaremos que sucedió —se despidió Harry con la intención de que el rubio cambiara de opinión, en los últimos años la cercanía de Ron con Draco lo habían apartado de su amigo, por eso quería entrar en esa dupla porque lo necesitaba, necesitaba volver a ser una persona autónoma y no la extensión del padre de familia en cada uno de los campos de su vida.

—No te preocupes, sé que en tu cargo debes estar más pendiente de estos episodios y más ahora que se comienzan los preparativos para el Torneo de Los Tres Magos.

La conversación se rompió en ese instante cuando las exigencias de Rose se oyeron al Minerva abrir la puerta para pasar a verificar que su estudiante no hubiese quedado con alguna secuela. Harry pudo ver de forma rápida como Hermione se quedó en el pasillo deteniendo el ataque de histeria de la chica, Draco se despidió y desapareció, el sentimiento de abandono que Harry tenía cuando volvía a la casa de los Dursley se hizo presente en su corazón, caminó hacia la puerta encontrándose con sus familiares, no le quedaba más que hacer.

Al llegar junto a la pelirroja, las lágrimas en los de su sobrina le demostraron que la preocupación por Albus era sincera, quizás ella si lo quería, pero optó por negar el ingreso argumentando que la señora Pomfrey restringió las visitas hasta que el chico recobrase el conocimiento.

Hermione lo apoyó a sabiendas que esa no era la verdad, su amigo le agradeció regresando a la enfermería, en su cabeza quedaba la duda de comprobar lo que Ronald suponía desde el día en el aeropuerto, por eso debía hablar con el medimago que llevó Draco, para mal de sus desgracias el rubio ya se había marchado dejándolo con la duda, pensó reunirse con él bien fuese en su casa o citarlo al Ministerio, algo que en la medida de lo posible evitaría.

Con resignación se sentó al lado de Albus hasta que la señora Pomfrey le ordenó irse a su casa, apretó los puños dándose cuenta que a pesar de los años, Voldemort seguía jodiéndole la vida, la diferencia es que esa pelea no era suya sino del chico que dormía intranquilo en la cama.

Al llegar a la casa en Grimmauld Place, Harry envió una lechuza a Ginny que se encontraba en Alemania como corresponsal de un campeonato ya ni sabía de qué, se metió a bañar, se recostó con un libro en las manos a esperar pacientemente la respuesta de la carta.

Esa misma noche Draco analizó lo dicho por el medimago, el dictamen tenía la prueba de que Albus recibió el Crucio que iba para Scorpius al colocar este la protección, pero también se encontró la prueba de un embrujo desmemorizante, lo cual resultaba peligroso para su hijo quien, además de haber utilizado magia en el colegio sin autorización,  se le podía acusar de un hechizo imperdonable.

Casi a medianoche tras meditarlo varias veces, envió un mensaje a Ron de que iba para su casa, sabía que Weasley lo recibiría por encima de cualquier cosa que estuviese haciendo, eso le provocó una sonrisa de satisfacción, en parte porque era una manera de sentirse con el poder que años atrás poseía, pero también porque por primera vez poseía un amigo tan incondicional como el pelirrojo.

A la mañana siguiente el sol obligó a Harry a abrir los ojos regañándose por la incómoda posición en la que concilió el sueño; eran las siete de la mañana y por ningún lado había una respuesta de la madre de sus hijos.

A las ocho, después de reportarse en el Ministerio, se presentó en Hogwarts, la señora Pomfrey dio un reporte positivo de Albus, sin embargo, aún no despertaba, fue cuando Harry notó la presencia de Ron al lado de la cama de su hijo.

—Si estás aquí es porque Malfoy te dijo algo que yo no sé.

—Albus comenzó con el malestar el día que regresó Hugo —explicó Ronald sin corroborar lo dicho por el pelinegro—, si recuerdas esa noche en la cena su comportamiento no era lo más normal que digamos…

—¿Quién le lanzó el Crucio?

—Delphini atacó a Scorpius, este se protegió y el hechizo rebotó dándole a mi sobrino.

Respondió el pelirrojo confirmando lo dicho por Draco, para Harry en ese instante la salud de Albus lo mantenía en una actitud defensiva que indicaba que no le importaba nada que no fuese tenerlo sano y salvo.

—Sabes que sin pruebas no podemos hacer nada, además, Hermione confía de manera ciega en ese mujer.

Ron comprendía que actuar en contra de la supuesta profesora Augurey Rowle era separarse más de Hermione, aunque se divorciaron y él tuvo en esos dos años varios amoríos, ninguna relación le satisfacía porque en todas buscaba los detalles que le enamoraron de la castaña, en momentos así comprendía lo dicho por su padre de que los Weasley eran como los pingüinos, tenían un único amor.

—¿Pudiste comunicarte con Ginevra? —ese era un golpe bajo para Harry, pero su hermanita desde hacía unos meses parecía más interesada en viajar y conocer lo que no pudo de soltera que en estar pendiente de sus hijos.

El ojiverde negó con la cabeza, la voz de Albus atrajo la atención de los dos magos.

—Scorpius…cuidado —por lo visto era un mal sueño, el problema es que no sabían si un recuerdo a lo ocurrido la noche anterior, el grito y las convulsiones hicieron que la encargada corriera al lado del joven pidiendo que la colaboración de los exalumnos.

En cuestión de segundos Albus se despertó como si nada hubiese ocurrido, llevó una mano a la frente y pidió un vaso de agua.

—¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí?

—Tuviste un accidente anoche —el joven se sentó bebiendo del líquido que le suministraron, en su mente se encontraba con Scorpius la noche que se despidieron, luego una carta y su compromiso con Rose.

—Rose por qué no está aquí conmigo —era una exigencia lógica para quien por lo visto no recordaba sino lo vivido en la última semana—. Si es mi prometida, es lo mínimo que debe hacer.

Tanto Harry como Ron le explicaron las indicaciones médicas, Albus poco le importó las razones, la quería a su lado. Cuando la chica entró, la actitud de preocupación y la forma como narró que le negaron estar allí se convirtieron en un motivo de enojo para el Slytherin que solicitó a los mayores nunca más entrometerse en su relación.

—Y para que les quede claro, tan pronto finalicemos el año escolar vayan pensando en la boda —los ojos verdes de ambos Potter se cruzaron en una batalla que el menor ganó—. Fija la fecha Rose, un nuevo ataque puede no dejarme con vida.

—¿Estas seguro de que eso es lo que quieres?

La pregunta de su novia no le gustó para nada a Albus, por eso apartándola, se levantó para darle un ultimátum.

—Tienes hasta la final del Torneo de los Tres Magos, el día que me den el premio, quiero saber tu respuesta.

El silencio en el cubículo demostró al joven que se entendió su mensaje, tomó la túnica colgada a un lado de la cama y se marchó dispuesto a buscar el culpable de su enfermedad, el escriba Scorpius Malfoy.


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