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Punto y Aparte por Mascayeta

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Rose caminó hasta uno de los límites de Hogwarts donde pudiese desaparecer sin problema, las protecciones de la casa de Severus Snape le dieron la bienvenida permitiéndole llegar hasta el mago que pronto la llenaría de gloria, pero que en los últimos días parecía sumergido en la depresión propia de no obtener los resultados esperados en sus acciones.

No obstante, confiaba en que todo se solucionaría, y por ende, debía conocer como sería la estrategia de Rabastan para el día siguiente. Hasta el momento lo único que sabía es que estarían en Malfoy Manor y nada más, pero no comprendía como entraban los campeones del Torneo en esa situación.

Observó con desprecio al elfo doméstico que le informó donde se encontraba Lestrange y desapareció de inmediato, fue a la biblioteca encontrándose a un hombre que en nada se parecía al arrogante mortífago que le contacto años atrás por medio de la hija de Bellatrix Lestrange y Tom Riddle. Ahora con la botella de Whisky de Fuego por debajo de la mitad, y un vaso al lado que fue consumido con rapidez, sintió rabia por el descontrol del mayor.

—No lances juicios a priori muchachita —espetó sin darle la cara—, no pasé en Azkaban tantos años para derrotarme por un simple capricho de dos estúpidos niños mimados.

—Por lo mismo pongo en duda que emborracharte sirva para solucionar que sigues sin entrar a la casa del señor Malfoy.

—Rose, el plan con Augurey falló, así que ni probé con tu madre, ella es una sangre sucia, la casa terminaría matándola —respondió el mago sirviendo una cantidad del licor.

—Presiona a Scorpius, te aseguró que hablará tan pronto vea a su padre en el estado que ahora se encuentra.

—Draco dijo que se suicidaría si utilizo a su hijo para abrir la casa, si él muere, despídete de despertar tu herencia.

Los Malfoy eran tan dramáticos, Rose por eso los odiaba, no comprendía como su padre y hermano orbitaban alrededor de los platinados actuando como si fueran de la realeza. Regresó la atención a Rabastan, optó por preguntarle cual sería la estrategia para la noche siguiente, lo único que sabía era que la prueba se realizaría en dos fases.

Lestrange comenzó a explicar en qué consistía el cierre del Torneo de los Tres Magos, el que no muriese Potter en la jornada anterior resultó siendo una ventaja para los planes. Ambos eran conscientes que Scorpius aceptó participar en el matrimonio para salvar a su padre, pero al no tener noticias de Draco, en esa semana prácticamente evadió e ignoró a la pelirroja en cada una de las oportunidades que tuvo para compartir con ella y que los vieran juntos.

—Ese muchacho siente repulsión por ti, se suponía que en estos días debían al menos retomar el vínculo de amistad, pero no veo que te esfuerces mucho por lograrlo.

La joven bruja torció la boca en una mueca de hastío, nunca le gustó Scorpius, gozaba de la atención del muchacho y disfrutaba como le daba todo lo que le pidiera, sin embargo, después de lo ocurrido en quinto año, se dio cuenta que el “utilizarlo” a su favor, era la forma de apartarlo de su primo Albus. Si el pelinegro no tenía tiempo para compartir con Malfoy, ella en vacaciones podía demostrarle que era la mejor opción para compartir su vida, por tal motivo, en esos meses siempre aprovechaba para ser la perfecta ama de casa, y la dulce e inocente joven que requería de la protección de alguien fuerte como Potter.

No obstante, las cosas se salieron de control, cuando Malfoy y Albus terminaron con su relación de amistad, este último se dio cuenta que estaba enamorado de Scorpius, fue cuando ella se desesperó buscando cualquier método para que el ojiverde la tomara en cuenta.

Rabastan al ver que no obtuvo respuesta, continuó con lo que necesitaba la bruja saber para al menos actuara de manera correcta y que su plan no se estropeara, como buena Gryffindor, ella era impulsiva y cualquier error significaba desperdiciar la oportunidad que de traer la magia ancestral de nuevo al mundo. Miró el viejo reloj, había citado a Delphini a medianoche para intentar una incursión en la manor, faltaba más o menos una hora, así que podría hablar sin tapujos.

Mientras el hombre comenzaba a explicarle lo que ocurriría, Augurey llegó por cocina donde quería comer algo antes de hablar con Lestrange, el elfo feliz le sirvió de todo lo que pidió, mientras comía la bruja le peguntó por el señor de la casa, la criatura agachó la cabeza para no demostrar su disgusto por la visita que tenía el señor Lestrange, con desprecio habló de la mujer pelirroja que se creía la dueña y señora de la casa, así como una dama cuando en su aroma se notaba que hace mucho dejó de serlo.

Riddle no le gustó la presencia de Rose, esto le confirmaba la sospecha que desde hace días venía dándole vueltas en al cabeza. Al principio de todo el plan, normalmente se reunían los tres, aunque últimamente esa sensación de quedar por fuera de los planes se le estaba haciendo una constante.

Agradeció al elfo, preguntando si el invitado especial había comido, este negó exponiendo su preocupación por el estado de salud del sangre pura. Augurey ordenó que lo alimentara y aplicara los hechizos de sanación necesarios, que para evitar cualquier rechazo le mencionara que mañana en la noche se verían con Scorpius y que debía lucir bien.

Subió dirigiéndose a la estancia donde estarían reunidos sus supuestos socios, en los años de espía en Hogwarts aprendió a esconder su magia y hacer el mínimo de ruido, la carcajada de Rose seguida de la pregunta de cómo haría para que ella estuviese presente en el ritual, le extrañó, más cuando escuchó con claridad su nombre.

—Delphini se cree demasiado inteligente, le diste la orden de estar con mi madre, si le digo que me acompañe, te aseguro que no se moverá del lugar que le asignaste, es peor que una mascota.

—Querida Rose no sé porque sigues desconfiando de mis acciones —respondió con fingida molestia Rabastan—. Para despertar a Morgen hay que dar un sacrificio de magia, ella sabe lo necesario para asistir sin oponerse.

—¿Sacrificio de magia?

Lestrange explicó con lujo de detalles el papel que ella, Malfoy y Ronald Weasley desempeñarían en la prueba de los Tres Magos, Delphi Riddle tuvo que contenerse para no entrar y atacar a las dos víboras que se encontraban en la sala, era una completa estúpida. Sin embargo, se contuvo para no darle la razón a pelirroja.

Respiró profundo para pensar con claridad en lo que haría, la respuesta la encontró en el sótano de la misma casa, Draco Malfoy lucía un poco mejor de los crucios que sin duda Lestrange le aplicó para sacarle la información.

El elfo la miró y agachó la cabeza, la bruja se quitó la cinta con que amarraba su cabello y se la entregó a la criatura que la vio con sorpresa.

—Fui quien te compró, me debes lealtad, por eso ahora sabes que eres libre.

—Ama Riddle…yo…no tengo a donde ir.

—Ve a Hogwarts y busca a Hermione Granger, cuéntale que ella sabe qué hacer.

Una última reverencia y el ser desapareció. Delphini liberó a su primo de las molestas ataduras, por el físico se parecía a Scorpius, pero en la mirada se notaba que había vivido una guerra que le endureció mucho más de lo que creía, la máscara fría se mostró con altivez, ella sonrió explicándole el motivo de su visita.

—…tu eliges primito, si quieres vivir, debemos entrar a Malfoy Manor.

—Necesito a Scorpius, de lo contrario esto seguirá siendo una pérdida de tiempo.

La bruja asintió, tomándolo de la mano desaparecieron del lugar.

En Hogwarts a pesar de ser cerca de media noche el ambiente festivo era agradable para las comitivas y los estudiantes de los años superiores, dos días más y el año escolar daría por finalizado, los de séptimo tendrían la ceremonia de graduación rodeados de sus padres y personas cercanas, una gran cena que siempre ofrecía el colegio, y luego una nueva vida en el mundo mágico.

Scorpius ajeno a lo que ocurría en los pisos inferiores, observaba el lago desde la Torre de Astronomía, era su sitio preferido, el reloj, la escalera en caracol, y sobre todo, la paz que allí se respiraba.

—En sexto grado este era mi lugar favorito hasta que tuve que enfrentarme a la realidad de asesinar a Dumbledore.

El joven Malfoy volteó tan rápido su cabeza que creyó por un momento escuchar el cuello traquear, caminando hacía él estaba su padre, corrió a abrazarlo sin importarle que lo viese llorar.

—Hijo es necesario que me oigas, no tenemos mucho tiempo, hay que ir a la mansión, debes levantar las barreras.

Scorpius notó la figura de Delphini aproximarse con delicadeza, no comprendía mucho, pero si Draco le decía que debían permitir la entrada a la casa de familiar lo haría. No había tiempo que perder.

A las seis de la mañana Rabastan fue despertado por la voz de Delphini avisándole que por fin habían logrado entrar a la mansión de los Malfoy, el mago con rapidez se levantó para arreglarse e ir al lugar que por años había deseado regresar, tanto así, que asumió su ausencia la noche anterior por la sorpresa que acababa de darle.

Tan pronto como piso la casa fue a la habitación donde ejecutaron el ritual que permitió el nacimiento de Delphini, ella junto a un grupo de supuestos Aurores le acompañaron en silencio.

En el museo de objetos oscuros Rabastan buscó el camafeo que le daría la gloria y el poder para gobernar los mundos mágicos con los dos seres que poseían la magia ancestral, el Alto Elfo y la sacerdotisa.

—Apresúrense, la copa de los Tres Magos debe ser preparada para que traiga los Campeones a este lugar.

Delphini asintió, el exmortífago comenzó a explicar su plan, un recorrido donde al final la existencia del hijo de Potter desencadenaría la ira necesaria para traer a la vida a Morgen.

Cuando todo estuvo listo los invitados de honor fueron llevados al sitio donde se realizaría la ceremonia, tan sólo quedaba esperar por la llegada de los sacrificios.

En Hogwarts Minerva no parecía complacida con la hora del combate, no comprendía porque en la noche, una explicación que le pareció estúpida fue dada justificando la presencia de mortífagos renegados que enviaron amenazas donde prometían un desenlace similar al del Torneo anterior.

El Profeta junto con los otros diarios avalaron la prudencia del Ministerio, y sembraron la cizaña de la ineficacia del jefe de Aurores, como lo escribió Rita Sketer «el puesto le quedó grande al Salvador del Mundo Mágico».

A la hora indicada los campeones llegaron al Lago Negro para empezar la prueba, en ese momento lideraba el chico de Durmstrang, con un empate en el segundo lugar de otros participantes.

Hermione Granger tomó la vocería para anunciar la competencia, Delphini la observó con calma, se le veía repuesta con más fuerza de lo que Rose y Lestrange hubiesen querido.

—Hoy los campeones deben mostrar sus capacidades de agilidad, estrategia, fortaleza y valor. Deben actuar guiados por su instinto mágico, y cuidarse de lo que encontraran en el lugar al que van a ir.

«En el centro del lago la copa de los Tres Magos los espera, deben tocarla para ir a donde encontraran su destino».

El cañón sonó y los tres jóvenes se lanzaron a las frías y oscuras aguas del Lago Negro, nadaron juntos a un ritmo uniforme, acordaron que trabajarían en equipo después de lo ocurrido en el laberinto, además, no sabían a donde los trasladaría la copa, y mucho menos que encontrarían.

Las sirenas los observaron manteniéndose a la expectativa si alguno deseaba desertar de la prueba, habían recibido la orden de no permitir que abandonara el lugar, si eso ocurría, ellas debían cobrar con la vida del participante.

Albus dio la señal y los tres cogieron el traslador, las vueltas obligatorias, el golpe al caer en lo que parecía una alfombra los recibió con fuerza.

No hubo tiempo de recuperarse, de inmediato Mikhail lanzó un Protego rodeándolos para desviar los hechizos que no reconocieron, un Lumus Maxima lanzado por Aimme iluminó lo que parecía la sala de una antigua mansión.

Albus pudo escuchar el movimiento de las túnicas y los pasos de los que debían tener un hechizo desilusionador, enfocándose lanzó el Revelio que mostró la dirección en la cual debían moverse.

El oscuro pasillo olía a humedad y el frio se colaba por las pocas rendijas que parecían respiraderos, la varita que los iluminaba comenzó a temblar en manos de Aimme que en la medida que avanzaba notó como los muros parecían acercarse hacía ellos, se detuvo haciendo que sus compañeros la secundaran, una ilusión óptica o un trampa mortal, era lo que pensaba, en ese instante debían actuar con estrategia y no mostrar el miedo que los embargaba.

Potter apuntó a los pies de cada uno de ellos lanzando un hechizo que evitaba escuchar sus pasos, los tres asintieron, la luz fue apagada y en silencio caminaron confiando en su magia que era lanzada como un sonar por turnos cada que llegaba con la información de lo que se encontraba al frente.

Una última descarga que tardó demasiado en volver, el viento sopló con suavidad señalando el fin del camino.

Al salir se hallaron con una realidad que no esperaban, en el centro de un circulo Ronald Weasley, Draco Malfoy y Delphini Riddle estaban sujetos con las varitas de sus captores en el cuello dispuestos a asesinar.

—¿Por qué estamos aquí?

—Sangre por magia, un juego de ilusiones.

Una respuesta sencilla y peligrosa, atacarlo equivalía a asesinar a alguno de los rehenes, en resumen, nada es lo que parece.


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