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Punto y Aparte por Mascayeta

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Notas del capitulo:

El final de una linda historia, gracias a todos los que la leyeron por este año.

 

La ceremonia de graduación de los de séptimo año fue grandiosa, en medio de ella se entregaron los premios a los Campeones del Torneo de los Tres Magos, quedando por la dificultad de los hechizos, la estrategia empleada y el valor demostrado Aimme en primer lugar, Poliakov en segundo, y Albus en tercero. 

Todos estuvieron de acuerdo con la decisión, y más cuando supieron que el chico de Hogwarts tuvo que pasar por una especie de secuestro donde un exmortífago quiso asesinarlo.

Los señores Malfoy y Weasley hicieron entrega de los premios junto con los otros patrocinadores, el discurso fue dado por la ministra Granger que se mostraba recuperada de la extraña enfermedad que la aquejó, y que por la forma como los periodistas ataron cabos, dieron por sobreentendido que quien trató de acabar con la vida de Albus Potter era quien produjo el malestar en la ilustre líder política.

Cuando llegó el momento de entregar los diplomas, el último nombre pronunciado fue el de Rose Granger-Weasley provocando diversos murmullos en el público, nadie sabía qué sucedió con exactitud, pero la muerte de la joven era un comentario forzado entre los estudiantes. 

El micrófono fue empleado por el joven Hugo Weasley, miró el pergamino y con tranquilidad habló de su hermana. El discurso sentido del menor de los Potter sobre la vida, lo bueno y lo malo de la pelirroja, llenó el lugar de un atmosfera de reflexión.

—...para terminar, quiero que piensen que Rose es el ejemplo de lo que una obsesión puede causarnos, todos nacemos con la misma oportunidad de realizar y alcanzar la felicidad, el triunfo radica en cómo jugamos nuestras cartas.

El aplauso del gran salón, junto al abrazo de McGonagall al pelirrojo, indicó que era momento de —al mejor estilo muggle— lanzar los birretes, una generación más del ancestral colegio Hogwarts acababa de graduarse.

Los días siguientes fueron de cambios para las tres familias, Harry Potter y Ginny Weasley accedieron entre regañadientes a la relación de Lily con Rick Snyde. El joven Snyde fue sincero con los padres de su novia, aceptó que en un momento creyó estar enamorado de Scorpius, y que darse cuenta que su magia se complementaba con la de un Potter fue una sorpresa incluso para él, pero bien explicó como en los sangre pura, ese era un indicio de que el amor sería para siempre, que esperaría pacientemente que terminara los estudios básicos y la educación superior, sin entorpecer lo que Lily decidiera.

Una decisión que demostró que cualquier reclamo que los Potter hablaran no iba a ser tenida en cuenta, además, como bien lo dijo Harry, lo principal era que su “bebé” fuese feliz.

Para los Granger-Weasley las cosas fueron un poco más difíciles, Hermione tuvo que dar cuenta de todo lo acontecido con Rabastan y su propia hija con una Veritaserum, cuando llegó el momento de hablar de la Inefable Augurey Rowle, repitió lo que Ron le dijo, que desapareció en medio del ritual porque ella, al ser concebida con magia oscura ya que quedó evidenciado que su verdadera identidad era la de Delphini Riddle, esta la había cobrado como recompensa por no poder culminar el ceremonial.

Las heridas y el distanciamiento con Hugo se solucionaron desde el comienzo del Torneo de los Tres Magos, así que su hijo volvió a casa, recibía las visitas de Zachary y tenían largas conversaciones que demostraban que la magia era sabía en elegir las parejas. 

Esa noche en particular, celebraban el cumpleaños de Hermione, después de la cena los seis amigos salieron al Londres muggle con el permiso de sus padres, Draco se despidió al igual que los Potter, quedando Ron y la castaña arreglando el desorden.

—¿Deseas una taza de café? —preguntó Granger cuando todo estuvo organizado. El pelirrojo aceptó, una vez servidas el silencio entre ambos se hizo cómodo.

—Cuando los veo a ellos noto que la esa magia que los envuelve nunca estuvo presente entre nosotros —dijo la ministra con una triste sonrisa—. Somos amigos, pero no destinados.

—Siempre te voy a querer Hermione, por lo que significas en mi vida, no me imagino mis días sin tu presencia y tus regaños.

Una sonrisa resignada brotó de los labios de la castaña, acomodándose acarició la mejilla de su exmarido, ambos lo sabían, la forma como se dieron las cosas no fue la más adecuada, pero el divorcio y el tiempo separados les permitió notar que su relación se convirtió en algo como «amigos con derecho a roce», pero que hacía mucho tiempo la pasión y el deseo de estar juntos como pareja se acabó.

El resto de la noche la pasaron hablando de los planes que tenían, cuando fue el momento de retirarse Ron besó la frente de su amada Hermione, viajaría al día siguiente a empezar una nueva vida y a buscar su alma gemela o simplemente a disfrutar de la soltería.

Al llegar al aeropuerto, un enojado Draco Malfoy le esperaba con un maletín de mano y los pasabordo, debían estar tres horas antes en migración, pero el rubio —como siempre— llegó faltando cuatro.

El plan de viaje era sencillo, irían primero a París donde estarían revisando los objetos y reliquias en la propiedad Malfoy, una vez inventariado el contenido, entregarían al ministerio de los respectivos países todos lo que consideraran peligrosos, dejando para ellos los que les llamaran la atención. Ofrecerían sus servicios a los muggle como especialistas en cachivaches embrujados o mágicos, y aprovecharían a viajar por el mundo. Lo único claro, era que su siguiente destino, después de Francia, era Egipto, un sueño de Draco que, por más que sonara ilógico, no había podido cumplir.

El emporio Malfoy sería manejado por Scorpius y su pareja Albus Potter, con ayuda de Rick Snyde y Zachary Murk, era el momento de iniciar una nueva vida haciendo lo que quería.

En el avión Draco no pudo morderse la lengua y abstenerse de preguntar por la charla que su amigo debía sostener con Granger.

—Creo que piensa que tu eres mi pareja destinada.

—¡Por Merlín! —exclamó indignado el ojigris—, mi pareja destinada ni siquiera se tomó el tiempo de entender las señales, así que hace mucho dejé de pensar en eso, ahora soy un espíritu libre.

—Él fue un un gran imbécil, sé que es feliz, pero nunca como lo hubiese sido contigo —expresó Ron bebiendo del licor servido en primera clase del vuelo en que iban—. Algún día aparecerá quien te pondrá en cintura Dragón.

Draco apretó en anillo en su dedo símbolo de la supremacía Malfoy, ahora sólo esperaba que lo hecho por Rabastan a Scorpius no tuviese consecuencias, más cuando, al igual que en los Altos Elfos, la pareja de su hijo y Potter era como la del ancestro mágico.

—¡Hey! No te preocupes, si eso llega a ocurrir, tu hijo a demostrado ser inteligente, sé que sabrá cómo actuar.

Draco sonrió, agradecía al universo haber encontrado un amigo en la persona que más ofendió cuando joven, Ron era una buena persona. Alzando la copa, brindaron por lo que encontrarían en la travesía que iniciarían.

Lejos de allí, de regreso a Malfoy Manor, la joven pareja de Scopius y Albus se detuvo a contemplar la mansión.

Era extraño verla a medio destruir, otra vez, pero firme sobre los cimientos del legado mágico.

Albus abrazó a Scorpius pasándole parte de su magia para tranquilizarlo, no habían hablado de aquella noche, y ahora parecía que era tiempo de hacerlo.

Como bien lo determinaron el problema de verse envueltos en ese ritual, sólo sacó a la luz que los lazos entre ellos no eran casualidad, los tres destinos eran los escuderos del descendiente del Rey Fénix, y este sin duda le dio un regalo que a su debido tiempo comprobarán, pero sobre todo, les enseñó el respeto por ciertas tradiciones, y la solicitud a McGonagall de hacer la clase de Historia de la Magia más atractiva para los jóvenes.

Unos días después fueron a la tumba de Rose, una rosa amarilla fue colocada encima de la lápida que contenía las cenizas. 

—Descansa en paz prima —dijo Albus dejando a su futuro esposo a solas.

Scorpius se arrodilló frente al sitio donde yacían las cenizas de la chica que tanto significó para él desde los once años, no tenía rencor, además, comprendió que en parte él también era culpable de su proceder.

—Rose, donde estés, quiero que sepas que te agradezco me hayas permitido darme cuenta de mis sentimientos por Albus, si la madre magia algún día te permite volver a este mundo, como muggle o como bruja, espero que todos tus deseos se vuelvan realidad y te des cuenta que la verdadera felicidad no la da el dinero.

Se levantó y caminó a la zona de trasladores, un beso lo recibió junto al abrazo de quien siempre lo sujetará, porque era momento de ponerle final a esa historia, cerrando el capítulo para comenzar otro.

Esa visita y la despedida de Rose indicaba que era el momento de decir: Punto y aparte.

 


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