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Punto y Aparte por Mascayeta

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Albus sintió como alguien le retiraba de encima de Scorpius y de inmediato se vio con la varita de Rick Snyde en su garganta.
 
–Déjalo, acaba de salvarme la vida —pronunció un poco jadeante Malfoy aceptando la mano de Murk  para levantarse.
 
La mirada incrédula del nuevo amigo del rubio fue desviada cuando esté le llamó para que le acompañara a su habitación, al mismo tiempo dio la orden a Zachary de avisar al profesor de su inasistencia por haber sido requerido en Dirección.
 
El joven castaño acató el mandato saliendo del lugar, Albus trató de aproximarse, pero la imponente figura de Snyde lo detuvo ocultando a Scorpius detrás de él, alzó las manos en nuestra de rendición, el rubio caminó lo más erguido que pudo para evitar mostrar lo débil que se hallaba, Albus mordió su lengua para no gritar cuando el ojigris trastabilló y el imbécil a su lado le agarró de la cintura para abandonar el lugar sin voltear. 
 
Potter se quedó sin saber cómo reaccionar, fueron segundos en los que tomó la decisión de donde debía dirigirse, luego vería como lidiar con su familia.
 
El camino a su habitación se hizo eterno para Scorpius, aunque la ayuda del nieto de uno de los mortífagos más fieles a Voldemort fue de gran utilidad, al verlo hincado ante él quitando sus zapatos le dio vergüenza solicitándole que lo dejase sólo, sobre todo porque no quería otro problema y de seguro se lo ganaría si Snyde  era encontrado  por McGonagall.
 
—Gracias, pero yo puedo hacerlo —dijo Malfoy deteniendo las manos que comenzaban a desvestirlo.
—Me dejarías si fuera Potter —respondió el castaño sujetándolo de los brazos—. No soy estúpido y sé que te besaba cuando llegamos ¿no fue suficiente la burla de Rose?
—Te aprecio Rick, pero no te pases de listo conmigo —respondió el rubio enfrentando a su ayudante—. El lazo que tengo con Albus supera lo que pude sentir por su prima,, puedes creer lo que quieras igual me tiene sin cuidado. 
 
El chico lo observó por un instante comprendiendo que Scorpius no dimensionó el significado de su afirmación.
 
—Bien, tal vez son celos porque quiero protegerte, así que —dijo sentándolo en la cama—, compórtate como un rey y déjate atender 
 
Un chasquido salió de la  boca del ojigris en lo que obedecía al castaño, quien comenzó a quitarle el uniforme de una manera que le hizo sentir incómodo, al menos cuando iba a despojarlo de su camisa la puerta fue abierta por McGonagall y la señora Pomfrey.
 
—Bien hecho señor Snyde, de aquí en adelante nos haremos responsables —habló Minerva solicitando al chico que se retirara—. El joven Malfoy necesita descanso.
 
Rick miró como la diestra enfermera  empezaba a valorar a su paciente,  con un gesto  amable se despidió para salir de la alcoba, la expresión que cambió en el corredor al ver a Albus con Zachary Murk.
 
Agarrándolo de la túnica hizo lo que su corazón le dictaba, el ojiverde se mantuvo impávido ante la amenaza de su rival.
 
—Cree lo que quieras, yo solo le presté los primeros auxilios, o ¿Querías que muriera?
—No te pases de listo Potter, ustedes ya no son amigos, ese privilegio lo perdiste el día que se dio cuenta lo zorra que era tu prima.
 
Albus se liberó para con una sonrisa responder a la afirmación de quien —por lo visto— era su rival por el corazón Scorpius.
 
—En algo tienes razón Snyde, él no es mi amigo —el chico apretó los puños al escuchar la misma frase que minutos atrás le dijo Malfoy—. Nuestro lazo va más allá de cualquier relación que pueda tener contigo o con otra persona, pero me alegra saber que te tiene a su lado.
 
Ambos dieron vuelta al escuchar sus nombres, Draco les saludó pidiéndoles una explicación  por el estado de salud de su hijo, Albus tomó la vocería narrando lo sucedido, tanto Murk como Snyde quedaron sorprendidos de ver como en la historia su aporte tomaba más importancia de la que realmente tuvo, pero la felicitación del señor Malfoy fue suficiente para sentirse orgullosos de ser amigos de Scorpius.
 
—No tenías porque mentir.
—No lo hice, solo le di el valor a sus acciones de todos estos meses, igual los tres lo queremos a nuestra manera.
—Me comienzas a caer bien Potter —exclamo Murk pasando su brazo por los hombros del pelinegro—, esto demuestra porque eres un Slytherin.
 
A pesar del bufido, Rick le extendió su mano, la cual fue estrechada por Albus confirmando que su prioridad era el bienestar de Scorpius, muy a su pesar también implicaba tomar partido en esa tonta pelea entre el rubio y Rose, y sin proponérselo ya lo había hecho.
 
Algo que comprobó en el triste espectáculo que la pelirroja daba llorando en los brazos de su madre mientras Hermione lo regañaba por no querer entender que Scorpius se comportaba como un acosador y su niña era la víctima.
 
Toda paciencia tiene un límite y el de Albus se acercaba peligrosamente a este, más cuando la única persona que podía validar su versión era Harry y no lo hacía porque él mismo le pidió no intervenir.
 
—Mi hija rechazó a Scorpius ¿es una razón para hacerle esto?  —al levantar la manga del uniforme de  Rose, vieron marcas de  cortes de un hechizo que conocían bastante bien.
 
La pelirroja sonrió por la cara de estupor de Asp, nunca aceptaría lo que ella hizo antes 
 
—Soy tu prima —sollozó la joven limpiándose las falsas lágrimas—, me defendí de todos sus abusos.
—¡Tu misma te heriste Rose! —gritó  ofendido el ojiverde—,  Scorpius se cansó de tus engaños, eso no es razón para querer matarlo.
—¡Nadie muere por beber la poción de la desesperación Albus!
—¿Cómo sabes que fue eso lo que bebió? —cuestionó Ron que se mantenía al margen de la discusión—, y de paso dime de dónde sacaste ésta pulsera.
 
Hermione observó a su hija, cuando le preguntó por la joya dijo que su padre se la había regalado.
 
—Señorita Granger tiene razón al decir que nadie muere por esa pócima —interrumpió Draco con la soberbia que lo caracterizaba—, pero el pánico ocasionó un paro respiratorio que Albus atendió de manera correcta.
 
Ronald le ofreció una disculpa a Malfoy que la aceptó contando que su hijo estaba fuera de peligro, la camaradería que demostraban sacó de quicio a Hermione que no comprendía como su esposo parecía no importarle la ofensa que le hicieron a Rose.
 
McGonagall informó del castigo que tendrían la señorita Wood y Granger, sin poder defender a su hija, la Ministra se despidió ignorando a Ron que exhaló sabiendo que el único que sufriría con esa suspensión sería Hugo, y no se equivocó, porque el niño fue llamado por su madre  obligándolo a marcharse con ellos.
 
—Me las pagarás Albus.
—Espero tu ataque con ansias Rose Granger.


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