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Corre corre corre corazón por Elisa Minjares

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Notas del fanfic:

El ritmo de este fic esta inspirado por el primer ending the Kekkan Sensen. Para los que no lo conocen es el meme donde estan el monton de personajes bailando en un escenario con cortinas rojas detrás de ellos.

Agregué un buen de referencias a mi este fic más que nada para mí. Son chistes y referencias que más que nada yo entendería. Pero bueno, no creo que solo yo vaya a entender todas estas referencias así que, el que me adivine 7 de las 10 referencias que escribí se gana un fic de regalo de la pareja que quieran, no tiene que ser de SS. Si adivinas los 10 pues... te doy mi discord y hablamos, supongo (no se que ofrecer).

(Las menciones de John Wick y de Final Fantasy no cuentan)

Era viernes por la noche y Shun estaba aburrido en su cuarto mirando videos en su teléfono. En esta ocasión, gameplay de un nuevo videojuego de terror, la historia de este era interesante pero el gameplayer parecía exagerar bastante sus gritos. Sorprendentemente, a pesar de todos sus gritos, Shun aún tenía una canción de ABBA en su cabeza.

Dame dame dame un hombre después de la medianoche

“Como sea,” pensó. “no es como si pudiera salir de la casa a esta hora.” Miró a su librero y pasó los ojos por los libros que había, pero para su mala suerte, no había alguno que se le antojara leer. “Tal vez debería irme a dormir temprano?” fue entonces cuando le llegó un mensaje. Era de Seiya.

 

-Hola! Que haces?

-Nada, estoy aqui nada mas viendo videos

-ah! Perfecto!! Que dices si salimos por ahi tu y yo ;)

-Mi hermano esta en la casa

-No necesitas salir por la puerta principal  

El sonido de una piedra contra la ventana se escuchó poco después de recibir aquel último mensaje.

“No puede ser!” pensó mientras se le iluminaba el rostro. Se levantó rápidamente de su cama y se asomó por la ventana. Cuatro pisos abajo estaba Seiya con su motocicleta y una escalera extensible en la mano.

Le apuntó a su teléfono.

 

-Ponte tu chamarra

 

Rápidamente, abrió la puerta de su cuarto y se asomó a la sala. El ángulo no le permitía ver claramente, pero a lo que podía deducir, Ikki se había quedado dormido viendo una película. Le había mencionado que había tenido una semana muy cansada debido a las tareas y los trámites de la universidad.  Con esto comprobado, agarró su cartera, su chamarra especial y se volvió a asomar afuera.

Seiya acomodó la escalera y le hizo una seña de “listo”, el otro muchacho asintió, sentía la emoción en la sangre pensando en lo que iba a hacer. Con mucho cuidado, bajo las escaleras. Una vez que terminó de bajar, abrazó y besó a Seiya. Lo había visto apenas en la tarde antes de regresar a casa de la preparatoria, pero, aun así, lo había salvado de una noche aburrida y estaba tan enamorado que en esa pequeña ventana de tiempo lo había extrañado. Aún más considerando que su hermano le había dicho “no quiero que salgas con ese pendejo.”

—¿De dónde sacaste la escalera?

—Saori me la prestó.

—Debí imaginármelo, pero ¿cómo la trajiste?— y señalo la vespa de color rojo brillante sobre la cual se transportaba. 

—La magia del amor.— bromeó y Shun se rio.

—Como sea ¿A dónde vamos?

—Primero vámonos de aquí, que no quiero que nos atrapen cuando apenas acabas de salir.

—¡Ah! Cierto, cierto.— dicho y hecho, ambos empezaron a empujar la vespa para sacarla del callejón del departamento.

 

Llegaron a la plaza del centro y se dirigieron corriendo al centro de juegos. Era un buen lugar para comenzar su cita. Seiya se acercó con Aioria para que les cambiara el dinero por fichas de juego. Él los miró un momento y les preguntó:

—¿Ikki saben que están aquí?

—¡Por supuesto que mi hermano sabe que estamos aquí!— Dijeron ambos de forma nerviosa. No es que Aioria fuera chismoso, pero la desaprobación hacia “el burro” como él le decía era bien conocida.

—Como sea, no es mi problema.— dijo y les dio las fichas. —¿Veo que están usando sus chamarras?— comentó.

—Si, muchas gracias por ellas Aioria.— le agradeció Seiya. Caminaron al área de regalos y mientras iban agarrados de las manos, Seiya le preguntó. —¿Qué regalo quieres? ¡Te lo consigo!— Aioria suspiró y rodó los ojos.

“No me pagan lo suficiente para esto.” pensó.

Las chamarras en cuestión eran especiales. Habían sido ideas de Seiya y hechas por Aioria cuando aún trabaja en el local donde las hacían a pedido. Eran chamarras estilo universitarias personalizadas. La de Seiya era de color rojo con acentos blancos en el cuello,  las mangas, los bolsillos y en la cadera con una P alada en el pecho. La de Shun era color rosa con acentos blancos, cuello de piel sintética y una A en el pecho. Las iniciales no venían de sus nombres, obviamente. Provenían de sus estrellas guardianas.

En una ocasión estaban aburridos y mientras estaban en internet se encontraron con un sitio que afirmaba decirte cual era tu constelación guardiana. Resulta que la de Seiya era la constelación de Pegaso y la de Shun era la de la Princesa Andrómeda. Con eso en mente, decidieron hacerse sus chamarras. 

—¿Qué se antoja de esos regalos?

—¡El pegaso blanco de ahí arriba!— sonrió de forma coqueta.

—¡Ah, ya veo ya veo!— le contestó Seiya tronándose los dedos en preparación. Listo para cumplirle los caprichos a su adorado.

 

—¡Tú puedes Seiya!— lo alentó mientras su novio se preparaba para lanzar la pelota que tenía en las manos con la esperanza de acertar al centro y así obtener los mayores boletos posibles. 

Con toda su fuerza, lanzó la bola y cayó en uno de los hoyos superiores, lo cual no era un mal resultado, pero no era el ideal. Lanzó una pelota, luego otra, otra y otra.

—Seiya…— le llamó.

—No, Shun. ¡Esto es entre el blanco del centro y yo!— Le respondió de forma determinada.

—¡No pienso perder aquí! ¡No contra un hoyo tan poco profundo como ese! —

—¡Seiya! ¡Tú puedes hacerlo, confió en ti!

“¡No lo puedo defraudar ahora!” pensó mientras lanzaba la pelota que traía en las manos. —¡Lo hice! — dijo.

—¡Lo hiciste!— y recibió un beso en los labios.

 

—¿A dónde quieres ir ahora?— preguntó Seiya. 

—¡Vamos al cine!— Shun apuntó al teatro que estaba a unos metros de donde se encontraban, estrujando su peluche de pegaso gordo.

—¡Espectacular idea! ¿Qué película quieres ver?

—Escoge tú, ya me regalaste un muñeco.

—¿Seguro?

—Mientras no escojas una demasiado violenta estaré bien.

—¿Como John Wick?

—John Wick fue divertida, pero me canse de ver tantos disparos.

—Está bien, está bien.— así, ambos bien decididos, fueron camino al cine.

Entraron para ver qué funciones había ¡cuando Shun vio lo peor que pudo haber visto! ¡A Ikki!

Sin perder ni un segundo, tomó a su novio de la chamarra y los escondió detrás de un enorme cartón de promoción. 

—¿Qué fue eso?

—¡Mi hermano está ahí!

—¿¡Qué!? ¿Es en serio? ¡Pero tu dijiste que se había quedado dormido viendo una película en la sala!

—¡Ha de haber salido sin que me diera cuenta!

—¡Déjame ver!— se asomó fuera del cartón y efectivamente ¡Ikki estaba haciendo fila para comprar boletos! Más interesante aún, no estaba solo. —¡Hijo de puta! ¿Es quien creo que es?

—¿A quién viste?

—¡Pandora está con él!

—¿Pandora? ¿Pandora, la chica rica que siempre se junta conmigo para las tareas de inglés?

—¡¡¡Ella misma!!!!

—¡Déjame ver!— pero una mano lo interrumpió.

—¡No! ¡Si Ikki te ve aquí conmigo nadie vuelve a saber nada de mí!

—Demonios, sí es cierto.— Seiya sacó su teléfono, rápido les tomó una foto y se la mostró a su novio. —¡Wow! es verdad que es ella. ¿Cómo es posible?

—No tengo idea, tu hermano será guapo, pero tiene un temperamento del demonio que es mejor no meterse con él, es una maravilla que yo siga vivo.

—Es el poder del amor.— Shun lo molesto. Seiya le hizo una cara de molesto y le dio un pico en los labios.

—Ahora vámonos de aquí, hay que encontrar otra cosa que hacer.— se iba a ir por otro lado cuando sintió que lo agarraron del brazo.

—¡Espera Seiya, esta es una perfecta oportunidad para saber qué están haciendo!

—¿¡Qué!? Ahorita es cuando deberíamos irnos.

—¡Confía en mí!

 

—¡Cuñado! ¡No esperaba encontrármelo aquí!— dijo Seiya mientras se acercaba a hablar con Ikki. Quien pareció bufar para que no se acercara más. Cosa que hizo. Era mejor no tentar aún más la suerte de lo que se necesitaba. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo está Shun?

—¿Acaso tienes ganas de morir?

—No, no, para nada.— dijo retrocediendo. —¿Es que no esperaba encontrarte aquí, viniste con él?

—No creo que sea de tu incumbencia, burro alado.

“Y dale con eso del burro alado. Bueno, mínimo no es burro cornudo.” pensó mientras se arrepentía en lo más profundo de su ser haberle ido a hablar a su cuñado. —¡No, no, no, no lo es! Pero ya sabes...— hizo como que le iba a dar un golpe en hombro, pero se arrepintió al recibir su mirada quema hombres. —¿No esperaba verte por aquí?

—¿Ah sí? Pues yo tampoco. Dime ¿qué estás haciendo aquí?

—Ah, vine con mi hermana a ver una película, ella ahorita entro al baño, en un momento sale.

—Ah, ya veo.— pareció aliviarse. 

“¡Funcionó! ¡Eso funcionó! ¡No puedo creerlo! ¡Amor! ¡Eres un genio!” 

—Ikki.— lo llamó una voz. —Ya conseguí los boletos...— era Pandora. —¡Seiya! ¿también vienes a ver una película?— preguntó mientras abrazaba el brazo de Ikki. 

—¡Pandora! ¿Cómo estás? ¿Vienen juntos?

—Sí, vamos a ver esa del gato, El muchacho de los ojos tristes.

—Oh, esa donde vive solo y necesita amor.— “Objetivo logrado.” —He escuchado que es muy buena.

—Sí, por eso la vamos a ver.— Ikki miró para otro lado, su expresión avergonzada. —Bueno, deberíamos irnos, todavía nos queda comprar las palomitas.

—¡Diviértanse!— les dijo mientras se iban caminando. Cuando vio que estaban formados esperando sus botanas rápidamente entró a los baños y tocó la puerta de uno. Le abrieron la puerta y entró antes de que alguien lo viera. 

—¡Está en una cita con Pandora!

—¡¡Lo sabía!! ¿Descubriste algo más?

—Que van a ver la película del Muchacho de los Ojos Tristes.

—El que vive solo y necesita amor!— Acompleto Shun.

—¡Ese mismo! ¡Eres un genio!— Y lo beso.

—¡BURRO ALADO!— Se escuchó amenazadoramente. —Sé que estás aquí.—

—¡Se cago! ¡Se cago! ¡Se cago!— le susurro a Shun, a quien estaba sacudiendo, mientras él desesperadamente estaba esperando que lo dejara hablar.

—¡Finge que estás en el baño!!— asintió, sus ojos llenos de terror. Shun se sentó encima del excusado, estrujando al pobre peluche, y Seiya encima de la tapa. —Háblale.

—Ah… si…— dijo con una voz débil mientras en su mente repetía “se cago!” una y otra vez. Ikki, camino lentamente hacia donde escuchó la voz. Ambos miraban atentamente sus pies, esperando a ver qué pasaría. Afortunadamente, la puerta estaba cerrada.

—Ni una sola palabra.

—¿Ni gestos ni miradas apasionadas?— pregunto sin poder morderse la lengua. La frase ameritó un golpe en la puerta que los dejó a ambos callados.

—Ni una sola palabra de lo que has visto o te castro.—

—¡Va, ya dijiste! No digo nada.— y así, tan lento como llegó se fue. 

—Ah, y antes de que se me olvide, agradécele a Seika la pluma de mi parte.—

—Lo hare...

Y pareció salir. 

—¡Aun no quiero salir!— dijo después de unos segundos.

—Yo tampoco.— le contestó Shun.

 

Cuando finalmente se armaron de valor para salir del baño, ambos salieron corriendo. Seiya tomó la mano de Shun y empezó a correr.

—¿Se te hace la mejor idea salir corriendo?

—¡No quiero que nos vea!

—¡Es más fácil que nos vea si corremos!— Y así nada más se detuvo. 

—¿Ay, si es cierto verdad?— Shun se rió y miró a sus alrededores esperando que su hermano no estuviera ahí con ellos. En su lugar, se encontró con sus amigos. —¡Hyoga, Shiryu!— Al escuchar sus nombres voltearon y se acercaron a saludarlos.

—Seiya, Shun, ¿qué están haciendo aquí? Ikki estaba por aquí.— les advirtió Shiryu. 

—Sí, lo sabemos, lo vimos en realidad… Y me amenazó.

—¿Pues si ya sabes cómo es para qué pararte junto al panal?— le dijo Hyoga. 

—No sabíamos que estaba aquí, Seiya me sacó a escondidas de mi casa.— al escuchar esto, sus amigos lo miraron con cara de “ya valiste verga, ni modo, diré unas palabras en tu funeral”.

—¿Cómo lo sacaste de su casa?— preguntó Hyoga.

—Saori me prestó una escalera.

—Ahí vas otra vez pidiéndole cosas a Saori, uno de estos días te va a decir que no.— le advirtió Shiryu.

—Como sea, ¿y ustedes qué hacen aquí?

—Como dijiste que ustedes iban a estar ocupados decidimos salir a divertirnos también.— contesto.

—Y era esto o jugar videojuegos en la casa del Shiryu.—

—Y ya pasamos el Final Fantasy XV.

—Ah, vaya.

—En fin, mejor los dejamos a que sigan con lo que estaban haciendo.— dijo Shiryu llevándose a Hyoga por los hombros.

—Diviértanse amigos.

—Gracias.— dijeron ambos. 

—¿Y ahora qué hacemos?— Preguntó Seiya.

 

—¡Mi punto es que no debieron haberlo hecho mujer en el remake!— se quejó Shun. —Su personaje vestía de rosa y representaba a una mujer en la versión original y aunque hacían comentarios de su apariencia de vez en cuando nunca se burlaron de él por eso! ¡Nunca lo hicieron menos por eso! Era mi personaje favorito y nunca me he vuelto a identificar tanto con un personaje que con él.— 

—Tu helado se está derritiendo.— le mencionó Seiya. Al notar esto, lamió la parte que estaba por escurrir a los dedos.  

—No solo es eso, la caricatura original era en 2D y sus transiciones de lugares normales a cielos estrellados eran obras de arte. Ahora que el remake está en 3D esas transiciones se notan más y se ven más realistas lo que hace que notes aún más el cambio y te saques de onda. En pocas palabras, es decepcionante.—

—Te entiendo. Se me hace ridículo que intenten hacer a la mentora la hermana. Esa idea ya era extraña en la original, ahora es raro y cliché al mismo tiempo. Como sea.— Terminó. —¿Qué tal tu helado?

—No esperaba que la combinación de mango con chocolate blanco supiera tan bien.

—Lo sé, Aldebarán tiene todo un don para hacer helados. No es algo que esperarías de una persona tan cálida.

—Eso es cierto.— contestó Shun saludando a Aldebarán quien estaba atendiendo a otra joven pareja.

Siguieron disfrutando de sus helados hasta que escucharon un alboroto afuera de la heladería. Había gente corriendo desde el lado derecho de la ventana al izquierdo. Parecían estar bastante alarmados. Se empezó a escuchar más relajo y ambos se pararon de su mesa y se asomaron afuera. ¡El cine estaba incendiándose! 

Shun se quedó paralizado al ver eso. Había personas que estaban corriendo, huyendo del desastre que estaba sucediendo y otras quienes estaban tomando fotos y grabando con sus celulares lo que estaba pasando.

—¡Seiya!

—¡Shun!— Apuntó. Ikki estaba corriendo junto con Pandora. Solo tenía que voltear hacía donde ellos estaban e iban a ser descubiertos. Sin pensarlo mucho Seiya lo tomó de la muñeca y le pidió a Aldebarán salir por la puerta trasera. Él no tuvo problema con esto y los dejó salir. 

—Tengo que llamarle.— dijo Shun una vez que estaban en el área de empleados. 

—¿Qué le vas a decir?

—Había mucha gente con teléfonos, de seguro alguien ya subió algo.— Apenas había desbloqueado su teléfono cuando le llegó una llamada de Ikki. —¡Hermano!

—Ah, Shun, me alegra que contestaras tan rápido.

—¿Dónde estás?

—Estoy en la plaza del centro en una cita con Pandora. Hubo un accidente en el cine, pero ambos estamos bien.

—Ah… ya veo.— al decir esto dejó salir un suspiro.

—Regresaré al departamento en cuanto Pandora se sienta mejor.

—Bien.— miró a Seiya con ojos de pánico.—Aquí te espero.— y colgó.—Mi hermano va de camino al departamento. 

—¿¡Qué!? ¡Tenemos que regresarnos inmediatamente!

Y ambos salieron corriendo una vez más.

 

—¡No! ¡Esto no puede ser!— Dijo Seiya con lágrimas en los ojos. —Yo había dejado mi vespa aquí.— señalo al espacio vacío y se arrodillo en el asfalto. Dolor en su corazón. —No se puede tener nada aquí.

—¿No la habrás estacionado en algún otro lado?— pregunto a pesar de que él también estaba seguro de que ahí había estacionado la vespa.

—No… es aquí, lo sé porque me gusta estacionarme, siempre que pueda, cerca de este poste de luz.

—Seiya, entiendo tu dolor, pero tenemos que regresarme a mi apartamento antes de que regrese Ikki.

—Tienes razón amor… haré un reporte después de que superemos este incidente.— se limpió las lágrimas de los ojos. —Solo nos queda irnos en… ¡En camión!— y empezó a llorar.

 

-Me avisas cuando vayas llegando por favor

 

Le escribió Shun a su hermano, mientras consolaba a Seiya quien estaba todavía sufriendo por la situación con su vespa.

Esta había sido un regalo de cumpleaños de parte de Saori. Al parecer la había salvado en algún punto del año pasado de morir ahogada. En agradecimiento, decidió darle las gracias con la vespa ya que ella al escuchar las quejas y anécdotas de sus viajes en camión quedó horrorizada.

Las historias de Seiya no tenían nada de especial. Eran cosas normales a las cuales uno que viaja frecuentemente en camión está acostumbrado. Aunque Saori quedó horrorizada principalmente por aquellos que fumaban (aún más los que no tenían el descaro para fumar donde había niños), los que toqueteaban, los malos olores, los músicos y aparte, consideró que tener su propio vehículo le daría más libertad de ir a donde necesitara ir. También aprovechaba para hacer mandados y llevar a Seika a sus citas con Marín. No solo eso, le encantaba llevar a Shun de paseo en la vespa porque tenía que ir bien abrazado a él. Pero vaya suerte que le tocó y en qué día.

—Te ayudaré con el reporte para la policía.— lo consolaba sobándole la espalda. —Si vas ahora con la policía solo márcame y tenemos una video llamada, así mínimo me tienes ahí como apoyo moral.

—Saori me va a matar...

—No creo, ya van como cinco veces que la salvas de que se muera, no creo que vaya a querer arriesgarse a que no estés tú.

—Supongo que tienes razón.— su rostro aún estaba pálido. —¿Te ha contestado Ikki?

—No, aún no.— suspiró. —Solo espero que podamos llegar a tiempo.

—Eso espero, no quiero que me castren.

 

-Fui a dejar a Pandora a su casa

-Ya voy de regreso

Enviado hace 10 minutos.

 

—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!— dijo Seiya mientras corrían por la colonia para intentar llegar a casa antes de que Ikki los llegara a encontrar. 

—No hay que dejar que nos coma el diablo, amor.—añadió Shun jalándole la mano.

—¡Awww, amor! ¡¡YA ESTAMOS AQUÍ!! ¡¡¡LLEGAMOS!!! USA LA ESCALERA, LA ESCALERA.

—¿Dónde la dejaste?— Preguntó mirando por todos lados esperando encontrar un objeto largo y metálico. 

—¡¡Por ahí donde estás parado!! — Y señaló a sus pies.

—¡Seiya, no está! Tampoco está la escalera.

—¿Queé!? ¡¡¡No no no no no no!!! ¡¡No puede ser!! Saori me va a matar, tiene que estar por aquí!— y sacó el teléfono para usar la lamparita, pero fue en vano.

—No lo encuentro.

—Ya nada,— dijo Seiya. —tendrás que entrar por la puerta de enfrente.

—¡Pero si no traigo las llaves!— En ese momento, Seiya palideció y su ojo izquierdo empezó a hacer un pequeño tic. 

—Tienes algo con que burlar la cerradura.

—Ya valimos verga. Nos comió el diablo, amor.

—No, espera, aún no.— dijo, sus ojos iluminados con una idea.

 

Subió las escaleras tan rápido como pudo hasta llegar a la puerta de su departamento. Intentó abrir la puerta sin llaves por varios minutos y como esperaba, no pasó nada.  “Demonios, de verdad que está cerrado.” Camino hacia enfrente para asomarse por una de las ventanas si había llegado y lo alcanzó a ver subir por las escaleras.

—¿Shun? ¿Qué estás haciendo aquí afuera?

—¡Hermano!— “Espero que funcione.” —es que como no llegabas, me preocupe… estaba por ir a buscarte.

—Muchas gracias por preocuparte por mí, pero yo estoy bien, el camión fue el que se tardó en llegar, Pandora es la que trae carro y no iba a hacer que me trajera para acá, se veía bastante afectada.

—¿Pero ambos están bien?

—Sí, la alarma sonó a tiempo y pudimos salir sin problemas antes de que el fuego se propagara.

—Me alegra escuchar eso.— “Al menos realmente no les paso nada, me alegro.”

—Como sea, regresemos.— estaba a punto de abrir la puerta de la casa cuando un pensamiento le llegó. —¿Por cierto, cómo te enteraste tan rápido del fuego?

—El fuego...— “Oh mierda, ahora sí me cagué, no pensé en esto.” Grito mentalmente, y estaba a punto de asumir su derrota cuando: —Seiya me lo dijo.

—Ah...— y puso una cara de desagrado.

—No es lo que estás pensando, no vino a verme. Él estaba con Seika en la plaza y me dijo que se encontró contigo ahí. Quería asegurarse de que estuvieras bien y justo cuando te iba a marcar me entró tu llamada.— Ikki hizo una expresión un tanto difícil de comprender y abrió la puerta. Shun lo siguió pensando que se había metido en problemas.

—Hermano...

—Shun,— lo interrumpió. Tú sabes que Seiya no me agrada del todo. Sí, ha rescatado a Saori de morir como nueve veces que yo sepa y eso es muy noble de su parte, pero es tú novio, y como tu hermano mayor y la persona que se hace responsable por tí, nunca me va a caer bien por el simple hecho de que esté saliendo contigo.

—Entonces...— Acaso era verdad lo que podía estar escuchando

—Lo odio tanto como a cualquier novio que tengas. Él me cae mal porque está bien de vez en cuando le sale lo pendejo y eso no me lo vas a negar, pero podría ser peor. No parece ser del tipo que te engañe y podrá ayudarte a que no te ahogues, por eso lo tolero. Tal vez me llegue a caer mejor, pero ese día no será hoy.— Y se dirigió hacia el pasillo entre los cuartos y los baños. —Ahora descansa, primero tomaré un baño y después me iré a dormir.—

Y así nomás, entro a su cuarto. 

Shun se quedó parado ahí por un momento. En pocas palabras su hermano le había dicho “Seiya no es tan malo y acepto eso”. Sonrió y entró a su cuarto. 

—¿Seiya? ¿Seiya?— susurró Shun desde su ventana. Temeroso de que su hermano lo pudiera escuchar. —No te veo ¿Sigues ahí?

De entre los arbustos apareció Seiya.

—Escuché que me llamabas.

—No esperaba que siguieras aquí, me alegra verte.— dijo sonriendo y estirando la mano.

—¡Vaya! ¿De la que nos escapamos verdad?

—Si, la verdad.— Shun sonrió. —Me gustaría que estuvieras aquí conmigo un momento, lo malo es que ya no tenemos escalera.

—Pfft, tu cuarto no esta tan alto!—

—Estoy en el 4to piso!—

—¿Acaso crees que eso me detendrá?— Miro a su alrededor. —Aquí hay una enredadera con madera, puedo escalar esto.—

—¡No! ¡Te puedes caer y romper la pierna!—

—No te alcance a besar antes de que subieras, saliste corriendo a la velocidad de la luz.—

—Aun así, Seiya, no lo hagas.

—Solo esta vez, a la siguiente ocultaré mejor la escalera— Shun río.

—Por supuesto que no te voy a dejar hacer eso.—

—Shun, lo que importa es que te amo, y me amas para siempre.— el corazón se le iluminó al ver a su novio reírse aún más por las pendejadas que estaba diciendo.

—Espérame un momento, no te muevas.— rápidamente ató las cobijas y las sábanas de su cama para crear una forma de subir digna de una película y los lanzó por afuera de la ventana.

—Pfft, Rapunzel, Rapunzel, deja caer tu cabello.— se burló Seiya. 

—Déjame en paz, no quiero que te lastimes.—

—Funciona para mí.— y empezó a trepar. Seiya estaba inesperadamente pesado, pero a pesar de eso, Shun mantuvo su mano firme para que no se resbalara. 

Cuando finalmente llegó a su ventana estaba suspirando con fuerza. Shun lo ayudó a entrar y ambos se pararon frente a la ventana y comenzaron a reírse en voz baja. Cuando se detuvieron, Seiya saco el pegaso gordo de su chamarra.

—Escóndelo para que no lo vea.

—No tienes que decírmelo dos veces.

Se miraron por unos momentos y Seiya apartó unos cabellos de la frente de su novio para poder ver bien sus grandes ojos verdes. 

—Demonios, debí traer serenata.— este comentario los hizo reír. —Te amo, Shun.

—¡Seiya!— y lo beso tiernamente. —Y yo a ti.— Se besaron un poco más cuando escucharon a Ikki caminando por afuera. No hicieron movimiento alguno hasta que escucharon cómo se cerró la puerta del baño. Inmediatamente el celular de Seiya empezó a vibrar, era Seika.

—Se ha de estar preguntando donde estoy, ya es tarde.—

—Lo es...— Ambos se besaron otra vez para despedirse y Shun le ayudó a bajar. Una vez abajo le lanzó un beso y lo atrapó con una sonrisa en la boca. 

“Vaya, que noche.” pensó mientras lo veía caminar desde su ventana. Al parecer sí le habían dado un hombre con quien pasar la medianoche.


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