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Bullying por RLangdon

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Apenas atravesó el umbral de la puerta cuando unos brazos fuertes lo sujetaron de los hombros, devolviendolo de un golpe sordo y estrellandolo contra la pizarra. Su espalda recibió toda la potencia del primer puñetazo, haciendo que su cuerpo se doblara por inercia a causa del dolor.

No se quejó, permaneció largos segundos sujetándose el estomago, tratando de recuperar el aire que de forma imprevista y violenta le había sido arrebatado. En cuestión de segundos, el maletín tocó el suelo.

Tratando de recuperarlo, Naruto alargó el brazo.

-Ah, ah, ah. Llegas tarde y encima no cumples con tu presentación diaria.

Con la mandibula tensa, Naruto llevó ambas manos a las ajenas que lo habían asido fuertemente del cabello de la nuca.

-Presentate.

Ladeó el rostro, encontrandose con las miradas expectantes y divertidas de sus compañeros de curso. Quien lo tenía sujeto era Kiba Inuzuka, un chico dos años mayor que había repetido consecutivamente el año debido a sus bajas notas.

-Por favor- susurró, sintiendo sus pies resbalarse en el linoleo. Kiba era al menos diez centimetros más alto, no era robusto pero poseía la fuerza suficiente para hacerle un daño considerable si no hacía lo que se le estipulaba.

-Presentate- la orden fue más clara esta vez, y fue acompañada de un abucheo generalizado. Lentamente, Naruto dejó de sostener las callosas manos del castaño y se permitió quedar de frente al resto de la clase. No importaba cuantas veces se resistiera, siempre lo forzaban a doblegarse, y si se resistía, las cosas solo empeoraban.

-Soy un marica- musitó en un susurro ahogado a causa del llanto retenido.

-¡¿Lo oyeron?!- se mofó Kiba, enseñando sus afilados colmillos mientras sacudía de lado a lado los mechones dorados que habían permanecido ocultos bajo la gorra. -Yo no oí nada. Repitelo y añade lo que te dije la última vez.

Naruto tensó los hombros, sus ojos dejaron de observar aquellas sonrisas maliciosas para fijarse en sus desgastados converse en un intento por evadirse, por transportarse a un lugar ajeno.

-Soy un marica- habló, más fuerte esta vez, hasta que Kiba intensificó el agarre y le asestó un puñetazo que hizo crujir una de sus costillas derechas.

-Más fuerte- exigió el Inuzuka, enderezandolo al tirar de los cabellos hacia atras.

-¡Soy un marica!- gimoteó un adolorido Naruto. -¡Soy marica y me gustan los penes!

La clase entera prorrumpió en sonoras carcajadas que fueron amortiguadas por el sonido del timbre.

Naruto se vio por fin libre de la sujeción, recuperó el maletin, e inmediatamente despues, se colocó el gorro para ir a sentarse.

-Perdedor- vociferó Ino Yananaka a sus espaldas, vertiendo sobre sus hombros el contenido de su vaso desechable. Naruto se estremeció de forma inevitable, tiritó y agachó la cabeza hacia la paleta de su pupitre que rezaba: me acuesto con los profesores para no reprobar el semestre.

"¿Por qué...?" Se lamentó en silencio, cubriendo la sarta de insultos con algunos libros. "¿Por qué me odian tanto?"

**

-¿Cuál es la unidad fisiologica y genetica de todo ser vivo?

El silencio inundó el aula tras el cuestionamiento. Los estudiantes de último año se habían distraido mediante banales y superficiales peroratas, cuyo tópico principal derivaba en la fiesta de graduación que tendría lugar dentro de escasos meses.

Algunos jovenes intercambiaron miradas complices de no tener idea de lo que se estaba hablando, y entretanto, el profesor de biología suspiró, se ajustó la bata blanca y deambuló entre las hileras de pupitres hasta detenerse en uno en especifico.

-¿Sasuke kun?

El interpelado dejó de garabatear en el cuadernillo, alzó la mirada hacia su interlocutor, viendose reflejado en aquellas profundas y lacivas irises color ambar.

-La celula- respondió, neutral ante el escrutinio ajeno.

-Como de costumbre, superas mis expectativas- relamiendose los labios con ansias, Orochimaru se dirigió de vuelta a la pizarra.

-¿Alguien sería tan amable de decirme cuales son las bases nitrogenadas del ADN?- silencio sepulcral. Orochimaru aspiró aire con decepción. -¿Sasuke kun?

El Uchiha entornó los ojos con tedio antes de responder.

-Adenina, Timina, Guamina, Citosina.

-Brillante- aplaudió Orochimaru. -Tal como tu hermano.

Irritado por la mención, Sasuke quiso disimular al mirar por la ventana. Orochimaru había sido profesor de Itachi años atras y lo cierto era que su imagen viperina le inspiraba repudio, además, como si no fuera suficiente, se había convertido en su alumno "favorito" por mero capricho del mentado biologo obsesionado con las serpientes.

-¿Es...?- de un momento a otro, una figura difusa ocupó su campo de visión. Más allá de la cancha de basquetball, el mismo chico que hubo visto horas antes caminaba inseguro y con las palmas fijas a la pared, avanzando despacio y con sigilo, manteniendo su identidad oculta bajo las gafas de sol y el gorro oscuro. Sasuke lo vio deslizarse a tientas por la pared hasta llegar a una de las salientes, de la cual se asió con firmeza mientras aspiraba grandes bocanadas de aire.

¿Estaría enfermo?

Sin darse cuenta de lo que hacía, Sasuke se puso de pie. Oyó la pregunta lejana de Orochimaru y ni siquiera se tomó la molestia de excusarse para salir corriendo del aula rumbo al lugar previamente divisado.

Le tomó cerca de dos minutos bajar las escaleras y atravesar el patio, pero, para cuando quiso darse cuenta, el chico no estaba mas allí.

-Mierda- jadeó agitado, sosteniendose las rodillas en tanto miraba a todas direcciones con la vaga esperanza de verlo.
**

El receso no representaba para él ningun alivio, y en cambio, la llegada del almuerzo era tanto peor que estar en clases, soportando todo tipo de insultos hacia su persona.

Naruto no tenía padres, era huerfano de nacimiento y el único apoyo economico le era proporcionado por un profesor de primaria y un hombre que lo había apadrinado cuando todavía se encontraba en el orfanato. Sin embargo, ninguno de los dos estaban en la ciudad. Hacía meses que cada uno se había marchado por diferentes motivos. O quizá no querían verlo más, tal vez pensaron que era una carga y decidieron dejarlo a su suerte. Cualquiera que fuera la razón, Naruto la aceptaba, porque no le quedaba mas remedio, y porque sufriría más haciendose falsas esperanzas al suponer que regresarían.

-Apartate, estorbo- un empujón en el pecho lo obligó a abandonar su lugar en la fila. La cafetería se hallaba atestada de alumnos, y Naruto no tuvo mas remedio que volver a formarse. Por nada del mundo se enfrentaría (ni fisíca, verbal o visualmente) con Neji Hyuga, otro de sus victimarios que tanto disfrutaban con su desdicha.

Para cuando llegó a la barra de alimentos, solo quedaban tres platillos disponibles, gelatina y pasta con tomate. Dejando escapar un suspiro que semejó mas a un hipido, Naruto inspeccionó la comida y vertió un poco de cada cosa dentro de la charola.

-Oye, Naruto- el recién nombrado se giró en dirección del llamado. Chouji Akimichi, un joven rollizo y de mirada incisiva le instó a mirar en otra de las charolas del fondo. -¿Quieres?

Era ramen. Y Naruto no pensó un solo segundo en reafirmar su respuesta con un ademan.

-Ahí lo tienes.

Risas. Estruendosas y molestas risas, hirientes y repetitivas risas.

Naruto atinó a cerrar los ojos, los fideos resbalaron por su rostro, impregandolo de especias y morusas de carne de cerdo.

Debió haberlo sabido.

Tendría que haberlo imaginado. Pero no lo hizo. Una parte de él se aferraba a la añoranza de ser aceptado por ellos, de encajar por lo menos.

Todos lo señalaban, todos se reían del idiota.

Y el idiota se vio forzado a correr para abandonar el sitio, y es que las lágrimas amenazaban ya con salir de sus ojos. Como si no fuera suficiente humillación, como si mereciera hasta la última mofa de ellos.

Ya en el baño, y cerciorandose de no ser visto por nadie, Naruto rompió a llorar.


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