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Demons por RLangdon

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Rodeó la antigua cabaña con simulada premura, una inexistente. Necesitaba mantener las apariencias, aun si prácticamente estaban varados en medio de la nada. Aun no tenía la absoluta certeza de que no hubiera algún citadino por las cercanías.


Estaba cerca, Naruto tenía que estar cerca. No era ni remotamente posible que consiguiera desplazarse más de cincuenta metros sin ayuda. Por supuesto que no, y eso Orochimaru lo sabía a la perfección. El Rivotril tendría que estar surtiendo efecto todavía a esas horas.


Se relamió los labios al pensar en la imprudencia que acababa de presentarse. Ni siquiera comprendía cómo o por qué Naruto pudo levantarse esa mañana. La noche anterior había recurrido a uno de los sedantes más potentes con la finalidad de que durmiese hasta muy tarde. Sin embargo, la situación cambiaba de rumbo. Para bien o para mal, el chico ya estaba consciente de al menos un cuarenta por ciento de sus intenciones para con él.


Se detuvo a observar detenidamente la cabaña anexa más cercana. Había sospechado inevitablemente de aquel sujeto desde la primera vez que lo vio allí. Tan serio y distante. En un comienzo incluso había llegado a pensar que se trataría de algún citadino, mas ahora no podía estar tan convencido de ello.


Fuera ese quizá el único obstáculo que le impedía llevar a cabo sus experimentos tranquilamente. La presencia de aquel hombre de desgarbada cabellera platinada le infundía un vago temor de que sus planes se frustraran por completo. Fue por eso que durante las mañanas reducía progresivamente la dosis, de modo que Naruto estuviera consciente de lo que pasaba en el entorno.


Claramente existían efectos secundarios, pérdida de memoria, alucinaciones, desorientación, migrañas, nada de verdadera relevancia. Al menos había bastado para que Naruto olvidara el incidente acaecido semanas atrás.


"Extrañamente Naruto se veía más lúcido y alegre que de costumbre. Seguía argumentando que Jiraiya volvería por él, que no podía esperar a ese momento. Simples y llanas nimiedades de un adolescente que alberga vanas esperanzas. Orochimaru contuvo una amarga sonrisa cuando lo vio comer los panqueques de la mesa. 


Desafortunadamente Naruto solo había tomado dos, y ello equivalía a la mitad de la dosis suministrada diariamente, una no letal, pero lo suficientemente fuerte para dejarlo a la deriva de un torbellino de espejismos que, muy seguramente, no sería capaz de vincular a nada, salvo a pesadillas... tal vez.


Todo se complicó al caer la noche. Orochimaru sabía que después de la cena, Naruto no podría moverse un ápice de su recámara...error.


El medicamento escaseaba debido a un fallo en la caducidad. El efecto de los sedantes se veía reducido a la mitad y lo último que necesitaba era levantar sospechas al internarse de nueva cuenta en la ciudad para adquirir fármacos de cualquier índole. Pocos conocían su identidad autentica y no el sustituto que había estado usando los últimos diez años, desde la muerte del viejo entrometido. Sarutobi Hiruzen había sido un camarada que se volvió en su contra cuando descubrió sus propósitos de experimentar con niños y adolescentes sobre una amplia gama de trastornos y enfermedades. El buscaba curas, si, pero también necesitaba crear varias mutaciones en los genes de los enfermos para poder diversificar, y clasificar debidamente cada virus o afectación nerviosa que padecieran. Aunque para ello, (y al ser sus primeras experimentos de ese tipo), la mayoría...morían.


Él mismo le dio muerte a Hiruzen. Ocurrió poco antes de que Konoha fuera deshabitada en su totalidad. Fue la última muerte que precedió a varias decenas más. De ahí que tomara la resolución de fabricar por si mismo algunos calmantes con las hierbas a su disposición. Konoha poseía una extensa vegetación mortífera si se sabía buscar en las zonas adecuadas.


Lo que le inquietó de sobremanera sucedió al regresar cerca de la madrugada, convencido de que Naruto seguiría durmiendo. Mas al entrar nuevamente a la cabaña y reparar en la puerta entreabierta de la planta alta, aceptó su error.


Naruto había salido, y no solo eso. Cuando Orochimaru ingresó a la habitación que tenía designada como oficina, le resultó perturbadoramente sencillo saber qué ejemplar se había llevado Naruto consigo. Pero no fue necesario buscarlo. Kakashi Hatake se tomó la molestia de presentarse en ese instante, terminando de corroborar sus sospechas en torno a las intenciones del peliplata. Estaba ahí por Naruto..."


**


Trató una y otra vez de mantener su respiración estable, todo en vano. Seguía agitándose cada cierto tiempo al rememorar la situación... Lo que Kakashi le había relatado. Y mientras más transcurría el tiempo, su mente comenzaba a aclararse. Ya no estaba desconcertado, pero se sentía terriblemente vulnerable. Solo había servido como conejillo de indias para un médico mas, uno peor que el resto. Orochimaru no era amigo de Jiraiya, sino enemigo. Pretendía acercarse a él pero sus fines eran diferentes a los de Jiraiya.


Sollozó bajo las mantas, deseando que pronto llegara la ayuda que había solicitado Kakashi. Demorarían al menos una hora más, y Naruto sentía que las manecillas del reloj no avanzaban normalmente. Para nada pensaba dormir, no sabiendo que Orochimaru estaría buscándolo, no tardaría en presentarse ahí y entonces...


-Deja de temblar- el suave susurro lo reconfortó unos instantes. Apenas los suficientes para darse cuenta de que, efectivamente, estaba temblando a causa de los escalofríos de su pasado incierto ¿Quién era él?, ¿Qué hacía en ese lugar?, y lo más importante ¿Qué pensaba hacer al respecto?


-Kakashi Sensei- de a poco, se incorporó del sofá. El aludido lo miró expectante, apartándose de la ventana unos pasos. Impaciente de que sus colegas se presentaran, pero al mismo tiempo dudoso del destino incierto que le esperaba a Naruto. Jamás dejaría que nadie lo lastimara, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de mantenerlo a salvo. Y había sido tan ingenuo que, ni la idea de pedir disculpas por su ignorancia, era suficiente para alivianar la pesada carga que implicaba el no haber reaccionado a tiempo. Tantas señales y no las notó.


-Naruto, yo...


-Si era verdad...- lo interrumpió Naruto, apartando la mirada, incapaz de sostenérsela al reparar en sus propias acciones. Kakashi merecía a alguien mejor, él no merecía estar con nadie. El debía estar solo, porque era peligroso, porque su identidad parecía desvanecerse a cada segundo. Pronto no sería más que una sombra pérdida en la inmensidad de la oscuridad. Pero ¿Qué importaba?, él había causado mucho daño, al igual que Orochimaru. –Lo del diario- musitó, recordando vagamente las imágenes de niños desaparecidos. Las cifras daban vueltas en su cabeza, mareándolo, aturdiéndolo. Y entonces, un temor más fuerte se apoderó de él.


¿Y si Orochimaru escapaba de nuevo?, ¿Qué pasaría si no lograban encontrarlo luego?, ¿volvería a matar?


"Tengo que detenerlo"


**


-¿Y bien?- inquirió Itachi, sosteniéndose con dificultad las rodillas. Shisui agachó la mirada, terminando con ese gesto de disipar el ánimo del otro.


-Ya analizaron gran parte de la zona urbana y no hay rastro siquiera. Nadie conoce o sabe quién es Orochimaru. Intenté con la fotografía de Naruto pero no ha habido resultados.


Itachi suspiró con pesadez. Ya habían entregado panfletos, adherido cartelones y exhibido un sinnúmero de anuncios vía internet. El esfuerzo no valía nada. Porque aquel canalla era indudablemente astuto. Un ser sin escrúpulos que había orillado a su hermano menor al suicidio.


Lo hirió una vez. Y la herida seguía intacta. Ahora que estaba con Naruto, había encontrado una razón más para no darse por vencido. Decidió deliberadamente deshacerse de los pensamientos pesimistas que lo rodeaban.


Y solo por eso, no iba a dejar que lo hiriera de nuevo. Naruto no tenía porque estar pasando por todo ese alboroto. Ya había sufrido demasiado. Cerró los ojos, y trató de concentrarse en un lugar más factible en el que, el falso médico, pudiera encontrarse. Analizó probabilidades, descartó los sitios que ya habían buscado.


El único lugar congruente que no encajaba con sus conjeturas era...


"Ya analizaron gran parte de la zona urbana"


¡La zona rural!


-Voy a...


**


-...Encontrarlo- tajó Naruto, dándose ánimos para abandonar la seguridad de la casa. Si Orochimaru creía que había escapado, era más que probable que él también lo hiciera, por temor a que lo encontraran a él.


-Naruto, ¿Qué haces?- Kakashi corrió en su dirección, bloqueándole el paso. –No te arriesgues de esta manera. Falta poco para que lleguen...


-¿Y si él se va antes?- las pupilas azules dejaron entrever un deje de desesperación y miedo. Naruto sacudió ligeramente la cabeza cuando otro de los recuerdos lo abordó de manera inclemente. Se trataba de la lapida con la que se había golpeado la cabeza. Aquella vez en que casi descubrió la verdad, había leído uno de los tantos diarios que guardaba Orochimaru en la repisa. El periódico polvoriento que enmarcaba en la portada la fotografía de Hiruzen Sarutobi y un anuncio de desaparición repentina. De ahí había surgido aquella laguna mental. Cuando creyó verlo en medio del claro, en la cabaña. –Yo...no pienso volver a ese lugar- alzó la mirada, enfrentando esta vez la de Kakashi. Podía leer perfectamente lo que le decía sin necesidad de palabras "no lo hagas". –No voy a volver al hospital. Estoy harto de las medicaciones- sonrió, sin necesidad de forzar el gesto. Realmente le había sentado de maravilla conocer a alguien como Kakashi, también atesoraba los recuerdos junto a Itachi, aunque no pudiera despedirse de él. –Además...- su voz se quebró por unos instantes, provocando que Kakashi tensara aun más las facciones, presa de la incertidumbre y el dolo. –Yo maté a mis padres...


**


Habían situaciones predecibles y otras, difíciles de anticipar. No obstante, Orochimaru había aprendido a calibrar correctamente las estadísticas a su favor. Era demasiado tarde para que alguien intentara dormir, pero, demasiado pronto para que alguien despertara. La hora intermedia del amanecer y el anochecer. Las posibilidades de que Naruto consiguiera llegar a algún lado, aun con ayuda, eran casi nulas.


Tendría que esperar al amanecer, o, en el mejor de los casos, esperar por ayuda. De cualquier modo era imposible que saliera del bosque. Orochimaru sabía perfectamente su ubicación, pero no era un imbécil. Estaría en desventaja si pretendía buscarlo tan descaradamente hasta la cabaña aledaña.


Lo más prudente y lógico era esperar por su presa. Naruto volvería ahí. Ya fuera para obtener la información que nadie más le proporcionaría, o quizá...


El estrépito de la puerta al ser azotada no le sorprendió un ápice. Fuera cual fuera el motivo, Naruto iría hasta él acompañado. Pero estaba bien, a Orochimaru le gustaban las visitas, y más cuando no eran deseadas.


-Orochimaru- Naruto encendió la luz, apagó la lámpara en su mano y viró el rostro en todas direcciones. Nunca se lo perdonaría si se enteraba que había escapado. El silencio sepulcral le daba a entender que, en efecto, se había marchado. Detrás de él, Kakashi mantenía la boquilla del arma apuntando el suelo. Vio las intenciones de Naruto por subir las escaleras y de inmediato le bloqueó el paso, haciéndole una sutil seña con el brazo libre para que lo siguiera a él. No pensaba renunciar a su promesa de protegerlo, mas sin embargo respetaba la decisión de Naruto por enfrentar a quien lo mantuvo cautivo por varias semanas consecutivas, haciéndole creer una vil falacia y obnubilando su mente con la misma.


Dio un paso a la vez, oyendo el suave crujido proveniente de los escalones. Naruto afirmó el único objeto del que disponía en sus bolsillos. No quería implicar a Kakashi pero no le había dado más alternativas. De otro modo lo seguiría a sus espaldas y eso sería peor.


Desde su escondite, Orochimaru podía oírlos, deslizándose como roedores por los peldaños. Tan ingenuos que...era irónico.


Ahora se recriminaba por no haber terminado con la patética existencia del Uzumaki. Debió haberlo matado cuando le nombró a una de las pocas personas con vida que conocían su identidad. Por algún motivo en particular, Orochimaru no quería verse ligado a sus víctimas del pasado, y mucho menos a familiares de las mismas. Itachi Uchiha poseía una mirada retadora que había conseguido intimidarlo en determinado momento. Poseía la frialdad característica de su apellido, tan rencoroso y apático como su hermano menor.


Había sido un gusto enorme trabajar en él y su personalidad asocial. Pero era demasiado, tantos enigmas que solo podía equipararlo con Uzumaki. Los dos eran similares en ese aspecto, por eso se interesó en Naruto. Si Sasuke hubiera soportado otro poco, tal vez habrían congeniado de maravilla. Pero eso no importaba ya.


El silencioso proyectil se incrustó en la pared frontal, justo por encima del bulto de sábanas que yacían acomodadas sobre la única silla de la pieza. Orochimaru había tensado la mandíbula al escuchar el arma, e incluso temió haberse equivocado. Por un segundo intuyó que la policía había llegado ahí, y entonces estaría pérdido.


Sin embargo no pasó. Esperó paciente a que el individuo cruzara el umbral. Un movimiento metódico con el brazo fue suficiente para que la aguja traspasara la arteria carótida externa. Presionó con fuerza para vaciar el contenido de la jeringa. Dos segundos y el cuerpo se tambaleó de un lado al otro, perdiendo el equilibrio rápidamente.


Naruto gritó aterrado al ver como Kakashi se desplomaba en el suelo.


No volvió a moverse...


**


-¡¿Estás loco?!- exclamaba un angustiado Shisui, contemplando al conductor del vehículo que parecía no estar consciente de las leyes de tránsito. Salvo por el hecho de que si lo estaba. Y fuera tal vez la persona más racional y responsable que había conocido en su corta vida. Sin embargo a Itachi no parecía importarle nada mas, su única preocupación era llegar pronto. –Itachi, no hará la diferencia el que llegues hoy o mañana. Si Naruto esta...


La gélida mirada que le dirigió Itachi por una fracción de segundo, bastó para que Shisui se silenciara nuevamente. Había metido la pata al dar por sentada la muerte de Naruto pero tampoco quería que Itachi se ilusionara demasiado. Situaciones similares ocurrían diariamente. Al final Naruto solo sería un caso más. Aun si estaba vivo, tenían pruebas de que él había matado a Jiraiya. No le esperaba nada bueno a su regreso. Eso si es que aún vivía...


**


Se petrificó sin siquiera ser consciente de que sus reflejos se habían visto afectados por tan horrible escena. Kakashi estaba...


El...


-Me has traído muchos problemas, Naruto-kun- Orochimaru sonrió con altanería, posándose detrás de Naruto para inmovilizarlo de los brazos. Naruto ni siquiera forcejeó, se encontraba en shock, incapaz de asimilar lo sucedido. Todo había sido tan...rápido. –Sumaste una muerte mas a mi lista, harás que me sienta culpable- siseó, asomando su lengua bífida entre los labios, más divertido que mortificado. Le encantaba someter a sus pacientes rápido y sin necesidad de medicamento, pero Naruto era caso aparte. Uno perdido, irremediable. Al principio le pareció un buen ejemplar para indagar en el ámbito especulativo. Pero no había obtenido de él lo que quería, lo que...necesitaba saber.


Naruto, en ningún momento de su estadía en Konoha, presentó el mismo descontrol que Orochimaru había presenciado en la oficina de Jiraiya. Uso las mismas drogas, mismos sedantes, en diversas dosis para despertar aquella personalidad oculta, y a pesar de todo, no tuvo el éxito esperado. Naruto Uzumaki ya no le era de utilidad, sino todo lo contrario.


De pronto, Naruto se agitó. Un estertor le subió por la garganta. Hizo amago de vomitar pero nada salió de su boca. La imagen de Kakashi seguía tan nítida, y él seguía atrapado en el fatídico momento. Se estaba desmoronando, sentía que se hundía a pesar de estar tocando el suelo con los pies. Todo se volvía lejano, tan distante.


-Será rápido y el dolor mínimo. Deberías estar agradecido.


Naruto apretó la mandíbula, su cuerpo se tensaba, sus articulaciones se contraían deliberadamente a causa de la adrenalina. Apenas si pudo sentir el pinchazo y después, el ardor que acompañaba la sustancia que le traspasó la dermis del brazo derecho. Cuando Orochimaru lo soltó, Naruto ni siquiera sintió el golpe en el suelo, su mirada se tornaba vidriosa, las sienes le palpitaban, estaba siendo absorbido, se estaba...hundiendo en la oscuridad.


Orochimaru dejó caer la jeringa, dando por sentado su triunfo. Se dio la vuelta y un zarpazo de dolor lo mandó al suelo en cuestión de segundos. La sangre caliente le corría a borbotones de la nuca, deslizándose a través de la bata blanca, tiñéndola de carmesí al instante. Un destello de dolor lo cegó momentáneamente, y se repitió hasta que su mente se quedó en blanco, hasta que el débil gemido de dolo dejo de rasgar el aire. Hasta que ya no sintió nada y un último pensamiento acudió a su mente antes de que todo se tornara oscuro...


"Naruto perdía el control en situaciones que llevaban al extremo sus emociones"


**


-¡Itachi!...espera...¡Itachi!...- gritaba Shisui una y otra vez a medida que se adentraba en la maleza, cubriéndose el rostro con el antebrazo para evitar que las ramas le rasparan. La oscuridad apenas si le permitía distinguir las raíces a sus pies, la linterna se agitaba a cada paso zigzagueante. Itachi era tan impulsivo y precavido a la vez que, se arriesgaba de ese modo tan ridículo. Pero Shisui lo sabía, Itachi no quería mas apoyo de las autoridades porque Naruto sufriría las consecuencias de sus actos. Lo aislarían en alguna de las piezas alejadas del pabellón, quizá hasta le colocaran una camisa de fuerza. ¿Qué clase de vida podría tener un chico al estar encerrado todo el tiempo?, solo...


La pregunta se disipó al estrellarse metros más adelante con la espalda de Itachi. Este alzó más la linterna, apuntando directamente la luz hacia una cabaña aparentemente abandonada. Solo había un detalle.


**


-No, no, no... ¡déjame en paz!- sus extremidades temblaban, los tendones de su cuello se tensaban y comprimían de manera cadenciosa. Oía voces entremezclándose con sus propios pensamientos. Su respiración se hacía cada vez más agitada, entrecortada. Los efectos de la droga lo estaban afectando, dentro de su subconsciente luchaba contra sus acciones, su pasado, sus demonios...


El mismo...


Trataba de aferrar algo con sus manos pero la neblina de oscuridad no le permitía ver más allá de su propio sufrimiento. Esa horrible sensación de estar siendo manipulado, su mente guiada a límites insospechados, su psiquis fragmentándose.


Y cuando creyó ahogarse, cuando el aire por fin dejó de oxigenar sus pulmones, un líquido helado le empapó el rostro, devolviéndolo a la realidad. Ofuscado, Naruto abrió los ojos, cada recoveco de su cuerpo se estremecía a causa del frío. Sus dientes castañeaban. Y Naruto solo atinó a abrazarse a sí mismo, viendo su cordura cada vez más lejana al reparar en el sujeto que yacía arrodillado a su lado, comprimiendo una toalla sobre su cuello.


-¿Kakashi Sen...sei?- preguntó escéptico ante lo que sus ojos veían. El interpelado entornó la mirada y después la suavizó al saberse identificado.


Naruto se palpó mecánicamente la ropa, sintiendo la humedad recorrerle todo el cuerpo. Estaba seguro de que el líquido arrojado en su rostro no había llegado a abarcar su playera y mucho menos sus pantalones. Cuando bajó la mirada, pudo apreciar junto a él la pequeña navaja. El color de la plata era irreconocible bajo la gruesa capa de sangre espesa y coagulada. Los ojos de Naruto se abrieron desmesuradamente al virar el rostro en dirección al camino de sangre que se extendía hasta otro de los extremos de la pared.


De inmediato se cubrió la boca con ambas manos.


-Todo está bien ahora- jadeó Kakashi, tratando de normalizar su ritmo cardiaco. Sabía que tenía que apresurarse, acudir a un hospital antes de que se desangrara. Había perdido el conocimiento por varios minutos en los cuales se sintió sofocado. El veneno le impedía moverse libremente pero aun con todo, pudo arrastrarse fuera de la recámara para contemplar como Naruto perdía el control, incrustando una y otra vez la navaja sobre el cuerpo de Orochimaru, aun después de que dejó de retorcerse y el olor a sangre impregnó todo el lugar.


En su momento temió que Naruto también lo atacara, pero se arriesgó a acercarse cuando el chico cayó de bruces en el suelo. Kakashi había tomado la navaja para hacerse un corte preciso, pasados unos minutos pudo moverse para llenar un pequeño cuenco con agua fría.


-¿Cómo te...sientes?- articuló con dificultad. Naruto lo observaba con desconfianza.


"No de nuevo, por favor. No me olvides ahora..."


-¿Naruto?- la voz de Itachi traspasó el momentáneo silencio instalado entre ambos. Naruto se abrazó las rodillas y cerró los ojos.


-¡Oh por...!- exclamó Shisui al subir el último peldaño. Bajó enseguida las escaleras para devolver el estomago ante la escabrosa imagen que acababa de presenciar.


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