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Demons por RLangdon

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-...aruto...Naruto- se vio inmerso en una absoluta oscuridad que lentamente se desvanecía. Sentía el cuerpo rígido y los sentidos adormilados, tenía ganas de gritar. Pero... ¿a quién?

¿Quién estaría dispuesto a salvarlo de ese lugar tan frío y lejano en el cual se encontraba? ¿A quién le importaría sacarlo de ahí?

-¡Naruto!

Y entonces lo supo. Cuando la voz se volvió más nítida, más coherente y firme. La reconoció enseguida. Itachi.

Sus pupilas se contrajeron nuevamente. Un dolor punzante de cabeza lo hizo vacilar al intentar enfocar el blanquecino techo. Todo a su alrededor daba vueltas, todo giraba una y otra vez, como un remolino sin fin. Un sabor amargo le subió por la garganta, quemándola. Su cuerpo se agitó al intentar levantarse con apoyo de ambas manos. No resultó, cayó estrepitosamente sobre el linóleo. Apenas consiguió incorporarse un poco sobre los codos para devolver una sustancia semiamarillenta y espesa. Y su cuerpo colapsó de nuevo.

-¿Itachi?- preguntó, un tanto dudoso cuando los brazos lo sujetaron por la espalda para ayudarle a incorporarse, solo lo suficiente para quedar sentado frente a un gran recipiente.

La mano continuó acariciándole la espalda, instándole a devolver una vez el poco alimento que conservaba en el estomago. Con la excepción de que no se trataba de comida, sino de aquel mismo líquido amarillento y espeso. Naruto respiró con dificultad, cerró los ojos. Estaba mareado, desorientado, hueco...

-Ya todo está bien. Ahora bebe un poco- cual autómata, Naruto asintió, separó los labios, sintiendo el borde de cristal del vaso entre ellos. El líquido lo refrescó de inmediato, una sensación gratificante que alivió su irritada garganta y terminó por eliminar cualquier vestigio de amargura dentro de su boca. Jadeó al terminar de beber. La cabeza seguía doliéndole un poco, la luz de la habitación lastimaba sus retinas pero, poco a poco logró acostumbrarse a la luminosidad del sitio.

-¿Itachi?- volvió a preguntar, girándose despacio para mirar al individuo que estaba a sus espaldas, conteniéndolo.

-Si, Naruto- el rostro de Itachi entró en su campo de visión, tan irreal, tan utópico y a la vez tan tangible. Era él, realmente se trataba de Itachi.

Gruesas lágrimas bajaron por sus mejillas al sentir las cálidas manos del muchacho sobre ellas, forzándolo a que lo mirara. Pero Naruto no quería hacerlo, no se sentía capaz de sostenerle la mirada, algo estaba mal. Había hecho algo malo, pero no lograba recordarlo. Sin embargo la presencia de Itachi avivaba en demasía la sensación de culpabilidad, remordimiento, tristeza.

-Itachi...- sollozó, abrazándolo con fuerza y recargando el mentón sobre el hombro del aludido, el cual rápidamente se impregnó del líquido salino proveniente de los ojos de Naruto.

Definitivamente era él. No se trataba de un sueño o alguna laguna mental. Absolutamente no era un espejismo, ni una alucinación efímera. Sus sentidos se lo reafirmaban así. Podía percibir la fragancia de Itachi, así como sus brazos lo rodeaban para corresponder el afectuoso gesto. Lo había escuchado hablar y también lo vio. Pero...a pesar de todo no podía evitar dudar un poco. Sentía que un deja vú estaba suscitándose. Era como estar atrapado en un suceso determinado, sin posibilidad de escape. Entre más descubría, más retrocedía, hasta llegar nuevamente al punto de partida, donde tenía que comenzar de nuevo a desvelar información, secretos, acciones pasadas.

-¿En dónde estoy?- se aventuró a preguntar, apartándose un poco y limpiando sus ojos con el antebrazo. Estaba asustado y su mente ausente no le ayudaba en lo más mínimo a esclarecer lo que sucedía.

-Conmigo- contestó Itachi, dulcificando suavemente el gesto. Naruto lo miró confundido y ensimismado, como si tratara de ver a través de él, como si se tratara de un objeto o un simple fantasma que terminaría por desvanecerse. -Eso es lo que importa.

Naruto asintió con la cabeza, sin estar del todo conforme con la respuesta. Quería saber más, necesitaba esclarecer todas sus dudas, pero, al mismo tiempo, le aterraba enterarse de la verdad, le atemorizaba el hecho de pensar que no sería capaz de soportar aquella realidad que tanto lo abrumaba.

-Iré a buscar algo en la cocina- carraspeó Shisui desde el resquicio de la puerta. Naruto alternó la mirada en su dirección, tensándose rápidamente ante la presencia de un segundo individuo. Pero la sensación de incomodidad se aminoró cuando Shisui abandonó el cuarto.

-¿Quién es él?- quiso saber, sus ojos recorrían atentamente la faz indiferente del muchacho. Este esbozó una sonrisa ladina, volvió a tomarlo del brazo para atraerlo en su dirección, ansiando tener contacto con él, uno más firme y duradero. Naruto permaneció inmóvil entre sus brazos, sus ojos tintineaban en incertidumbre. El velo de la amnesia seguía nublándole el juicio, si tan solo supiera qué hacía en ese lugar.

-Es un amigo- su voz franca, firme. -Escucha, Naruto-kun...- el rubio se removió un poco, temiendo lo que iba a decir Itachi a continuación. -Aquí estaremos a salvo unos meses. Nos quedaremos por tiempo indefinido pero no será más de un año. Después podemos marcharnos de vuelta a la ciudad, cuando todo se haya...

-¿Interrumpo?- tosió Kakashi al entrar. Su expresión denotaba arrogancia, duda, ambas dirigidas única y exclusivamente al moreno que yacía sentado junto a Naruto, tomándo a este en brazos y susurrándole al oído. Como si...

"Quisiera persuadirlo de algo"

Itachi entornó la mirada con molestia, su semblante rápidamente se transformó, evidenciando fastidio y apatía por el recién llegado.

-¿Kakashi Sensei?- Itachi estaba por hacer un comentario cuando Naruto se tambaleó en su lugar, tratando de levantarse con cierta torpeza de por medio. Cuando lo consiguió, se acercó de manera pausada al joven. Por unos segundos, su voz se había quebrado, ya fuera por la tristeza o el miedo. Itachi aun desconocía esa cuestión pero se aseguraría de desvelarla pronto.

Por toda respuesta, Kakashi sonrió. La cicatriz que enmarcaba parte de su rostro lo hacía verse vulnerable, sin embargo Itachi sabía que no era así. La breve conversación que habían mantenido, le había corroborado lo contrario. Por ello aun desconfiaba de él.

-¿Qué...?- los ojos de Itachi se abrieron en completo asombro y escepticismo al ver el cuerpo inerte que yacía apoyado contra uno de los muros inferiores. Había sangre por doquier, en las paredes, en el suelo, en una de las puertas laterales. Su corazón se detuvo por una fracción de segundo al descender un poco más la mirada hacia su izquierda, donde se encontraba Naruto cabizbajo, abrazando sus rodillas y meciéndose con ligereza, su mirada ausente y sus facciones tensas. Su atavío salpicado de sangre. Itachi lo comprendió al instante, pero le resultó complicado reconocer la identidad del cadáver al aproximarse con cautela en su dirección. Sabía de quien se trataba, y la descripción firme en su memoria le ayudó a vincular las escasas pruebas infalibles. El cabello largo y antes oscuro, ahora se perdía entre la densa capa del fluido carmesí. Sin embargo fue suficiente para que Itachi lo acreditara por quien era en realidad, desechando inmediatamente la idea de que se tratara de alguien más.

-Se encuentra en estado de shock- farfulló una segunda voz proveniente del cuarto de baño. Itachi se puso a la defensiva al contemplar al individuo que, portando un cuenco con agua, se dirigía zigzagueante hacia Naruto.

-No se acerque- le advirtió, dando un paso hacia el rubio, interponiéndose entre él y aquel desconocido que había hablado con tanta seguridad que, Itachi no pudo menos que dudar de él al instante, adjudicándolo con algún ayudante del supuesto médico.

Todo era verdad, su mente recién estaba asimilando los hechos. Ratificando sus sospechas antes inestables de que Naruto se encontrara en algún lugar, vivo, y a manos de Orochimaru.

La expresión altiva de Kakashi se desmoronó cuando un nuevo mareo lo hizo perder el equilibrio, dio traspiés hasta lograr sujetarse de la pared, su respiración se volvía entrecortada por momentos, pero estaba convencido de haber sacado todo el sedante, el problema ahora radicaba en la pérdida de sangre. Necesitaba descansar para reponerse pero no lo haría hasta saber quiénes eran los recién llegados. No eran oficiales pero si conocidos de Naruto puesto que el joven de ojos negros se había referido por su nombre, además de haberlo reconocido al momento. Probablemente se tratara de familiares pero...

Viró su fatigado rostro hacia el chico que acababa de sumirse en la inconsciencia, cerrando los ojos al tiempo que su espalda impactaba contra la madera.

-¡Naruto kun!- se alarmó Itachi, arrodillándose junto al rubio, mirando alarmado cada zona de su cuerpo, sin poder dilucidar si él también había sido herido por Orochimaru.

-¿Qué eres de Naruto?- todavía no lograba ubicar ninguna herida de gravedad cuando la lacónica voz del peliplateado lo distrajo momentáneamente de su labor. Asegurándose de que estuviera respirando adecuadamente, Itachi se apartó del chico, tomándolo esta vez en brazos, deslizando con suavidad y premura el cuerpo de Naruto y sujetándolo por debajo de las rodillas. Varios mechones rubios fueron apartados de la frente de Naruto ante la inminente fuerza de gravedad. Su cabeza ligeramente echa hacia atrás y su respiración sibilante. Itachi lo observó unos segundos. Abajo, oyó a Shisui devolver el estomago.

Mordiéndose el labio inferior y obviando una firme desconfianza en el sujeto, se dignó a responder.

-Eso no te incumbe...- no alcanzó a decir nada más al verse interrumpido por el peliplata, el cual se limitó a negar reiteradamente en ademan, restándole validez a lo dicho.

Le importaba, por supuesto que así era. Él tenía la responsabilidad de proteger a Naruto, pensaba ayudarlo, además, no había tenido oportunidad de expresarle lo que sentía. Hasta ese momento la situación los había superado en creces.

Recuperando la movilidad, Kakashi se encaminó a pasos cortos hacia Itachi. No era un enemigo, de eso estaba seguro, pero tampoco debía fiarse, no volvería a cometer ese error de nuevo.

-Te equivocas- masculló, posando la mirada en el cuerpo del rubio. Su semblante tan sereno y frágil le impedía dilucidar nuevamente en lo acontecido minutos antes. De no haber estado presente, tomaría por falacia el hecho del asesinato perpetrado por él. Sin embargo estaba justificado, lo había hecho en defensa propia. ¿Ellos lo creerían así?, ¿acusarían de asesino a Naruto aun después de estar enterados del secuestro?

-Lo llevaré al hospital- tajó Itachi, dando por finalizada la conversación. No podía seguir exponiéndose de esa manera, arriesgándose a que alguien más llegara.

-Ah sí, ¿y qué piensas decir al respecto?- la mirada de Kakashi se endureció, su expresión volvió a recobrar la gelidez de antaño. Sin embargo y pese a la inminente amenaza que representaba aquel individuo, Itachi no se sintió intimidado en lo más mínimo. Comprendía a lo que se refería, y, aunque irritado, sabía que tenía razón. Sería imprudente y estúpido llevar a Naruto a un hospital, a cualquier sitio de dominio público en realidad. Sobre todo ahora que la búsqueda se había intensificado. Y es que, en su afán por encontrar pronto a Naruto, había cometido uno de los errores más grandes que podía permitirse. Después de todo y a pesar de su condición, Naruto seguiría siendo señalado como un asesino, cuanto y más ahora.

Por tanto, llevarlo a un hospital estaba fuera de discusión. Y aquel hecho no hizo más que desesperar a Itachi, quien frustrado, bajó sutilmente la mirada hasta el rostro trigueño del chico en sus brazos. Parecía tan vulnerable de aquella manera. No podía exponerlo de ningun modo. Además, Naruto no querría...

-...volver al hospital.

Le tomó unos segundos percatarse que aquella nimia frase iba dirigida a él. Se había olvidado momentáneamente de la presencia de aquel sujeto a causa de sus propias dudas, temores e inseguridades en lo referente a Naruto.

Pidió explicaciones con una mirada silente que rayaba en lo calculador. Kakashi recuperó poco a poco la compostura. Seguía sintiéndose débil, mareado, pero de cualquier forma tampoco pensaba abandonar a Naruto.

-El me lo dijo- informó, desviando la mirada hacia el acompañante del muchacho de pronunciadas ojeras. A juzgar por la apariencia de ambos, casi podía asegurar que se trataban de familiares. A diferencia del porte sombrío del sujeto que cargaba a Naruto en brazos, el segundo muchacho se veía más accesible y conciliador, evidentemente ajeno a lo que estaba pasando. "Mejor así" pensó, sin ser capaz de dar un paso más. -Naruto no quiere regresar al hospital, e incluso estuvo dispuesto a arriesgarse para atrapar a Orochimaru. No quería dejarle marchar.

-¿Por qué?- Itachi reservó la retahíla de cuestionamientos y los redujo a uno solo, posiblemente el más importante de todas aquellas dudas que revoloteaban como mariposas en su mente. -¿Por qué Naruto se expondría de esa manera?- no tenía lógica alguna. Conocía a Naruto lo suficiente para afirmarlo.

-Porque...- Kakashi se sujetó el puente de la nariz, tratando de esclarecer un poco sus pensamientos. La mirada incipiente de Itachi seguía exigiéndole una respuesta inmediata. -A diferencia de ti, él sabía de lo que Orochimaru es capaz.

Los ojos ónix se entornaron en escepticismo.

-¿De qué era capaz?- lo retó Itachi, impacientándose por la falta de respuestas. Ansiaba marcharse cuanto antes. Kakashi simplemente se encogió de hombros, pensando en todo lo que Naruto le había relatado antes de que él tomara la firme determinación de acompañarlo. La visión que tuvo cerca de uno de los arboles en aquella helada noche que lo encontró inconsciente, los recortes de diarios que alertaban sobre la desaparición de niños y adolescentes, pruebas irrefutables sobre las acciones ilícitas que aquel hombre estaba llevando a cabo.

-De todo- afirmó. Los párpados de Itachi se entrecerraron ligeramente antes de que se diera media vuelta para alejarse. Pero apenas consiguió descender algunos peldaños cuando lo volvió escuchar hablar.

-¿Qué harás con Naruto?- los pasos de Kakashi se detuvieron apenas un par de escalones de diferencia de donde se encontraba Itachi. Shisui ya había llegado a la planta baja, sumido en un mutismo y apesadumbrado por lo que acababa de ver, refregando insistentemente sus manos sobre su rostro.

Itachi dudó en responder.

-Lo llevaré a un lugar seguro.

-Iré contigo- Itachi miró incrédulo por encima de su hombro. El peliplata se veía enfermo, débil, cansado. Sin embargo aun no estaba seguro de que no se tratara de una amenaza. No lo corroboraría hasta que Naruto despertara, mientras tanto no pensaba arriesgarse.

-¿Qué hacías con Naruto?, ¿Por qué no pediste ayuda si estabas enterado de su situación?- Itachi no pensaba admitir en voz alta que la segunda interrogante lo embargaba de cierto alivio. Si ese sujeto hubiera alertado a las autoridades, probablemente Naruto estaría encerrado en el pabellón. Pero, por otro lado, pudo morir, y eso sin lugar a dudas era mucho peor.

Kakashi inspiró profundo antes de sintetizar la información que Itachi le pedía. A partir de ese momento, Itachi había demostrado creerle al menos un cincuenta por ciento del relato, accediendo a que los acompañara. Además, sabía que no debía perderlo de vista, al menos no todavía. Ese hombre estaba enterado de muchas cosas y si estaba mintiendo, no dudaría un solo minuto en ir con la policía y dar su propia versión de los hechos, que si bien eran verídicos, hundirían aun mas a Naruto.

Inconcebible...

**

Naruto dejó de abrazarlo para secarse las lágrimas, por un segundo pudo observar un matiz de duda en los ojos de Kakashi, pero no se atrevía a preguntar. Sin embargo, al sentir los brazos de Itachi cerniéndose sobre su espalda, dándole calor y consuelo al mismo tiempo, decidió que era correcto hacerlo. Tenía que saber qué había sucedido o de lo contrario su mente eclipsaría una vez más.

-¿Qué ocurrió con...?- vaciló al sentir el agarre de Itachi volverse más firme, como si tratara de detenerlo, como si intentara evitar que concluyera con esa pregunta dañina que lo estaba carcomiendo por dentro. Naruto cerró los labios, perdiéndose en la figura desaliñada del joven de cabello plateado.

-Todo está bien ahora, Naruto- le aclaró Kakashi, apartando la mirada hacia el frente, incapaz de preguntarle sobre su relación con aquel muchacho. Era más que obvio para él lo que significaba, debían estar juntos. La cuestión era ¿desde cuándo?

De pronto sentía sus esperanzas desvanecerse ante él. Irónicamente la persona que lo había salvado aquella vez, la única que logró arrancarlo por completo de su perpetuo estado de depresión y culpa, era ahora quien volvía a adentrarlo en aquellas emociones negativas y frustrantes.

Un halo de tristeza de cernió sobre él, oscuro y hueco como su corazón. Vacío y carente de significado.

Naruto supo al instante lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo no saberlo si fue él quien desencadenó tal situación?

Un revoltijo en el estómago lo hizo caer de rodillas en el suelo. Su cuerpo se estremeció ante la repentina oleada de escalofríos. Estaba muriendo.

Tenía que estar muriendo para sentirse de esa forma tan nauseabunda.

-¡Na-Naruto!- Itachi se arrodilló detrás de él, sosteniéndolo de los brazos. Kakashi no tardó en acercarse, repeliendo sus pensamientos anteriores y centrándose únicamente en lo importante.

-Lo siento...- musitó Naruto, arrepentido de sus acciones, de no tener control sobre sí mismo, sobre sus emociones. No quería lastimar a ninguno, nunca había pretendido jugar con sus sentimientos y tampoco estuvo al tanto de haberlo hecho ya. Para él se trataba de un simple bucle más que terminaría por absorberlo hasta que no quedara nada de él. Hasta que su estadía en ese plano se redujera a la nada misma. Porque su mente estaba demasiado dañada.

-¿De qué hablas?, ¿Por... qué te disculpas?

-¡Shisui!

Itachi gritó a su amigo al dar por sentado que Naruto se desvanecería nuevamente. Kakashi silenció su propio llanto, acalló su dolor en lo más profundo de él, rogando porque Naruto pudiera recuperarse pronto. Después de todo...aun lo amaba.


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