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Demons por RLangdon

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Naruto se había quedado completamente inmóvil ante el atrevimiento de aquel apuesto joven. Estaba confundido, sin animarse a seguir el lascivo gesto que le exigía inmediata correspondencia.
 
Lentamente empezó a ceder, pensando en lo que sucedería si llegaba a poner resistencia. Lo cierto era que no había visto a Orochimaru al llegar, y además la conducta extraña del amigo de Jiraiya, lo hacía meditar dos veces antes de querer pedir su ayuda.
 
¿Por qué?
 
No lo sabía, no entendía a que se debía esa desconfianza de su parte.
 
-Ah, ¡no…!- exclamó al ser arrojado boca abajo sobre la cama. El colchón pronto cedió bajo el peso de ambos, y algunos resortes tintinearon entre sí cuando el muchacho de oscura y vacía mirada se acomodó mejor sobre el cuerpo de Naruto, sujetándole las muñecas tras la espalda con una sola mano y empleando la otra para ladearle el rostro, forzándolo a que lo mirara.
 
-He esperado demasiado- farfulló. Naruto se removió incómodo, tratando de liberarse de su agarre, molesto por el despotismo del muchacho pero al mismo tiempo, sintiéndose intimidado. Era un cúmulo de emociones que no era capaz de controlar. Temía, pero a la vez no tenía la fuerza de voluntad para quitárselo de encima. Al cabo de unos segundos, dejó de forcejear, los músculos de su cuerpo se relajaron completamente, induciéndolo a un estado de tranquilidad.
 
Hundió la mejilla entre las sábanas, aun sabiéndose sometido por Itachi.
 
Naruto no comprendía el por qué su cuerpo no le obedecía, se sentía extrañamente desorientado pero no en peligro, no como aquella vez en que descubrió al joven y su cuerpo se había paralizado por el miedo. Tampoco sentía deseos de gritar, simplemente cerró los ojos y disfrutó del suave ascenso de los fríos labios de Itachi sobre su nuca. Una y otra vez, Itachi lo besó en esa zona, como si tratara de tranquilizarlo, de hacerle saber que no le haría daño a pesar de su actitud desenfadada y altiva.
 
Pronto, Naruto pudo mover nuevamente las muñecas, Itachi lo había soltado para tomarlo esta vez del abdomen, alzando un poco sus caderas.
 
-Te deseo- susurró con inhóspita sensualidad, haciendo estremecer a Naruto por el significado de aquellas simples palabras. –Y se que tú a mi.
 
-Y…Yo- Naruto contuvo el aliento al ser despojado con suma destreza de sus pantalones. La mano del joven se coló por su ropa interior, y Naruto arqueó completamente la espalda al sentir la palma cerrarse sobre su hombría. Los movimientos suaves lo hicieron estremecer ante el contacto. Itachi había comenzado a besarle el cuello al tiempo que lo masturbaba lentamente, como si gozara con su desesperación. Naruto cerró los ojos y se concentró en las múltiples sensaciones en su bajo vientre, gemidos quedos y entrecortados escapaban de su garganta a cada segundo. Y lo peor de todo era que…lo estaba disfrutando.
 
Le gustaba ese fuerte cosquilleo que experimentaba por los expertos movimientos del muchacho. Naruto no recordaba haber sentido nada similar antes. Se mordió los labios y descendió su mano hasta posarla sobre la de Itachi, quien, satisfecho y con media sonrisa surcando sus labios, acató el silente pedido y aceleró los movimientos de su mano, subiéndola y bajándola a un ritmo irregular, provocando que Naruto se arqueara una y otra vez, tratando en vano de acallar sus propios gemidos.
 
-Ya….no puedo- su cuerpo cedió ante el súbito orgasmo, haciéndolo caer de bruces sobre el colchón, con su respiración agitada y la sensación de humedad en dos zonas diferentes de su cuerpo. Los besos de Itachi le quemaban la piel pero habían sido tan placenteros, tan llenos de lujuria.
 
De prisa, Naruto trató de incorporarse, más sin embargo, el muchacho de oscuro mirar lo tomó firmemente del tobillo y tiró hacia atrás de él. Naruto se dio la vuelta, incorporándose sobre sus codos.
 
-¡Ah…!- inmediatamente después se dejó caer de espaldas, el sonido de su propio gemido hizo eco por varios segundos, aturdiéndolo. Naruto se aferró de las gruesas sábanas, sintiendo los dedos del muchacho penetrándolo a fondo, dilatándolo. Y extrañamente, no dolía, le incomodaba hasta cierto punto pero su propio cuerpo lo delataba, sus pequeños gemidos cargados de placer lo dejaban totalmente al descubierto.
 
Tenía dos alternativas. Sucumbir a las sensaciones y disfrutarlo, u oponerse y atenerse a las consecuencias.
 
¿Qué era peor?
 
La mente de Naruto quedó en blanco cuando los movimientos dentro de su cuerpo se volvieron más bruscos y rápidos. Sus pestañas se empañaron de lágrimas sin que pudiera evitarlo, la vorágine de emociones se hacía cada vez más intensa. Naruto solo respondía a los estímulos, dejándose arrastrar a los límites de lo prohibido, de lo indecoroso y placentero. Separó más las piernas y sintió a Itachi acomodarse entre ellas.
 
Naruto solo atinó a abrir los labios, no pudo articular palabra cuando Itachi lo penetró de una sola vez. Su espalda se arqueó con fuerza. Tensó la mandíbula pero el dolor solo fue imaginario.
 
Sus caderas se movían al mismo compás impuesto por Itachi, la gruesa erección lo desgarraba lentamente, abriéndose pasó entre sus paredes internas, rozándolas, humedeciéndolas con el líquido pre seminal.
 
Naruto mantenía la mirada fija en el techo, pero pronto el hermoso rostro del joven entró en su campo de visión. Itachi lo sujetó con ambas manos de la espalda, ayudándolo a incorporarse a medias, sin dejar de moverse en ningún momento.
 
Besó los urgidos labios de Naruto, primero despacio, rozándolos una y otra vez con los suyos, hasta que fue Naruto quien lo alentó a proseguir, seduciéndolo con la mirada, dándole la aprobación a que continuara profanando su cuerpo.
 
Lo embistió con fuerza, sintiendo como los brazos de Naruto se aferraban firmemente a su cuello. Itachi rodeó la cintura del rubio con ambos brazos y disminuyó progresivamente las penetraciones, volviéndolas cada vez más lentas y profundas, hundiéndose hasta el fondo de las estrechas y cálidas paredes, ahogando sus propios jadeos en la boca de Naruto, quien, fuertemente ruborizado, movía las caderas despacio, acoplándose al nuevo ritmo, sintiendo el éxtasis recorrer cada fibra de su ser, envolviéndolo en un mar de sensaciones, haciéndolo clamar por más.
 
Gimió fuertemente cuando Itachi salió de él para penetrarlo nuevamente de golpe, repitiendo el mismo procedimiento una y otra vez. Sin poderlo prever, Naruto se corrió entre ambos por segunda ocasión. Su piel ardía constantemente y podía sentir el miembro de Itachi palpitar en su interior entre cada firme embestida.
 
Naruto se mordió los labios con desmedida fuerza cuando Itachi eyaculó dentro de él. Su cuerpo se abandonó al cansancio, sus pupilas se habían dilatado levemente a causa del orgasmo y su pecho subía y bajaba con rapidez.
 
Con un firme movimiento circular, Itachi salió de él. Se agachó lentamente hasta que los ojos azules quedaron a escasos centímetros de los propios. Con suavidad y paciencia, se deshizo de la última prenda de Naruto y se dispuso a besar sus hombros, disfrutando del estremecimiento y los espasmos tardíos que recién se presentaban en el rubio.
 
Naruto abrió un poco más los ojos, acarició la espalda de Itachi para corroborar que aquello no se tratara de un sueño, de alguna falsa ilusión. Sin embargo la suave piel del muchacho le demostró lo contrario. Convencido de la verdad, Naruto se relajó completamente, observó la larga y oscura cabellera de Itachi, comparándolo con el fino plumaje de un cuervo. Con ese último y llano pensamiento, se quedó profundamente dormido.
 
Bostezó largamente y estiró los brazos para espabilarse. Su cuerpo resintió cada movimiento al intentar ponerse de pie. Naruto se frotó los párpados con ambas manos y reparó en que estaba desnudo, su ropa rezagada en el suelo de madera del desván. Rápidamente recordó los acontecimientos de la noche anterior, el cómo había cedido ante los encantos del arrebatador joven de piel lozana.
 
-Itachi- murmuró sintiendo su rostro enrojecer en vergüenza. ¿Cómo es que había permitido aquello?
 
-¡Naruto kun!
 
El aludido recogió rápidamente las prendas para proceder a vestirse. Primero se puso la camisa, seguida de la ropa interior. Sus pantalones estaban más alejados de la cama. Naruto corrió hacia ellos, reprimiendo una mueca de dolor al hacerlo. Se agachó para tomarlos, escuchando cada vez más cerca las pisadas de Orochimaru.
 
Torpemente logró ponérselos pero entonces vio algo más en su improvisada recámara, lo que parecía un objeto se volvió más nítido al acercarse. Naruto se puso de cuclillas y tomó entre sus dedos la delgada pluma negra. La hizo rodar entre sus dedos un par de veces, tratando de asimilar la situación, más no le dio tiempo de hacerlo cuando Orochimaru golpeó suavemente con el puño sobre el marco de la puerta.
 
-¿Puedo entrar?
 
Naruto miró en dirección de la ventana, recobró el aliento al ver que estaba cerrada. Itachi debió hacerlo antes de marcharse.
 
-Si- respondió aliviado, recorriendo la habitación con la mirada, inspeccionando que no hubiera nada fuera de lo común, alguna prenda olvidada u otra cosa.
 
Orochimaru entró con una sonrisa enmarcando su pálido rostro. Fijó la mirada en Naruto y se aproximó hacia él.
 
-Lamento la irrupción pero me resultó extraño que no bajaras a desayunar, ya es tarde.
 
-No quise preocuparlo, de verás- Naruto se rascó la nuca, apenado al reparar en la razon que lo había hecho quedarse dormido hasta tarde.
 
-¿Y?- curioso, Orochimaru alzó una ceja. -¿Llegaste a algún acuerdo con Kakashi?
 
Naruto asintió firmemente, bajó la mirada poco después, tratando de encubrir su propia vergüenza ante la simple mención del nombre.
 
-Prometió enseñarme, aunque…- se llevo el índice a la barbilla, pensativo. –No le pregunté el horario, supongo que será igual que ayer.
 
-Me parece excelente- siseó Orochimaru. Sus ojos ámbar brillaron. Naruto se sintió algo cohibido de preguntar.
 
-¿Conoce a alguien llamado Itachi Uchiha?
 
Rápidamente las facciones viperinas de Orochimaru se retrajeron en una mueca de incertidumbre. Naruto lo observó fijamente a los ojos, Orochimaru lo tomó con fuerza de los hombros, hincando las uñas sobre su camisa, lacerándolo.
 
-¡¿En donde lo viste?!, ¿Cuándo fue eso?- Naruto separó los labios, sin atreverse a pronunciar palabra. Orochimaru lo sacudía una y otra vez, exigiéndole una respuesta a cambio, parecía asustado, no, aterrado.
 
-El primer día que llegué- respondió, consternado por la reacción del hombre. En cuestión de segundos, Orochimaru relajó el gesto.
 
-Perdona mi comportamiento- masculló seriamente, apartándose de Naruto. Este asintió, temeroso y se tocó el hombro derecho, sintiendo una leve punzada de dolor. –No quise asustarte, es solo que...
 
-¿Qué?- preguntó Naruto cuando el silencio se instaló entre ellos.
 
-¿Estás seguro de que era él?, ¿te dijo su nombre?, ¿pudiste verlo de cerca?
 
Ante las múltiples interrogantes, Naruto solo atinó a asentir. Cada vez más y más confundido por la reacción de Orochimaru, un deje de temor se percibía en sus ambarinas pupilas. Nervioso, Naruto se rascó el talón con su otro pie.
 
-Es peligroso- tajó Orochimaru, aproximándose hacia la ventana para mirar a través de ella. Naruto lo imitó, contempló el sembradío amarillento, pronto se marchitaría. Asimiló lentamente las palabras de Orochimaru pero no tuvo tiempo de preguntar antes de que el mayor agregara. –Existen diversos rumores acerca de ese jovencito. Algunos lo adjudican como un criminal, los más escépticos dicen que pertenece a alguna secta.
 
Los ojos azules vibraron al recordar la oscura y larga capa que portaba Itachi.
 
-¿Por qué dicen eso?, ¿Quién lo dice?- quiso saber, palpándose con lentitud el cuello, donde los besos de Itachi habían quedado grabados.
 
-Anteriormente esta zona era una aldea pero los habitantes se marcharon debido a ciertos sucesos inexplicables- Naruto lo escuchaba con suma atención, ignorando el suave gruñido de su estómago, tenía hambre pero la curiosidad le podía mas. –Todos ellos vinculados a ese joven Itachi Uchiha.
 
-¿Qué ocurrió?, ¿qué fue lo que él hizo?- Naruto sintió un nudo obstruyéndole la garganta, realmente no quería enterarse que había estado con un criminal. Itachi le había inspirado inicialmente miedo y desconfianza pero esos sentimientos quedaron a un lado la noche anterior en que estuvieron juntos, no podía haberse equivocado.
 
-No lo sé con exactitud- suspiró Orochimaru, pasando los pestillos a las ventanas. –Algunos chicos empezaron a desaparecer sin dejar rastro. Esto sucedió con la llegada de ese joven. Además, se cree que…el mató a sus padres.
 
-Pero él….- Naruto pestañeó asustado cuando escuchó la voz grave proveniente de la planta baja. Inconscientemente cerró los puños.
 
-¡¿Puedo pasar?!- preguntó el recién llegado. Orochimaru se apartó del vitral, sonrió y miró a Naruto de soslayo.
 
El rubio se sonrojó ligeramente sin poder evitarlo. Sentía como si Orochimaru pudiera ver a través de él, como si supiera lo que había pasado entre ellos, pero a la vez estaba consciente de que no era así.
 
-¡Adelante!- exclamó Orochimaru. Naruto esperó a que el hombre estuviera abajo, se acercó a la puerta para tratar de escuchar la conversación entre ellos. Ya no sabía en quien confiar. –Ah, Hatake, que grata sorpresa. Aprovecho para agradecerte por aceptar la solicitud de mi huésped. Prometo pagarte bien por ello.
 
-No es necesario- respondió la voz lacónica. Naruto arrugó ligeramente la nariz, suponiendo lo que aquel depravado estaría pensando. Seguramente en cobrarse de "otra" manera. –Precisamente a eso vine. Saldré esta tarde así que pensé que sería adecuado que Naruto repasara algunos de los temas de ayer. Claro, si no hay inconveniente.
 
-No lo creo, ¡Naruto-kun!
 
Naruto se ocultó detrás de la puerta, sintiendo los salvajes latidos contra su pecho. Lo último que quería en ese momento era ver a Kakashi, ¿y si se enteraba de lo que había hecho con Itachi?
 
Sus ojos ensombrecieron al recordar lo sucedido… ¿en realidad Itachi era esa clase de persona?
 
-¿Podrías bajar un momento?
 
Naruto no respondió y en cambio, se apresuró a bajar, conteniendo la vergüenza que le provocaba el simple hecho de mirar a los ojos de su Sensei.
 
Se dirigió hacia él, haciendo una leve reverencia a modo de agradecimiento, intentando no verse demasiado obvio, tampoco quería que Orochimaru sospechara el exceso de confianza entre ellos. Tenía que aparentar.
 
-Pequeño revoltoso- sonrió Kakashi, alborotándole el cabello. Naruto frunció los labios con enfado, aun más cuando Kakashi le pasó el brazo por encima de los hombros, incomodándolo. Posiblemente a propósito. -¿Nos vamos?
 
El rostro de Naruto enrojeció brutalmente al sentir la atrevida caricia descender por su espalda. Cerró los ojos y asintió forzadamente para no evidenciarse.
 
-Quería ducharme antes y aún no desayuno- murmuró antes de seguir a Kakashi rumbo a la salida. Quería hacer más tiempo, necesitaba borrar las marcas de su cuerpo, además, tenía mucha hambre.
 
-No veo ningun problema con que lo hagas en mi casa- comentó Kakashi, tomándolo de la mano. Naruto miró de reojo a Orochimaru, este asintió, otorgándole el permiso, aunque en el fondo Naruto sabía que no solo eso, acababa de entregarlo a él. Y se preguntaba si lo había hecho conscientemente.
 

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