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Demons por RLangdon

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Nuevamente estaba cansado, sentía su cuerpo dolorido pero al mismo tiempo una sensación de relajación se extendía por todo su ser. Y es que a pesar de todo, Naruto no podía negarlo. Aquello representaba un buen método para aliviar la tensión acumulada en el transcurso de esos días. Según la cuenta que llevaba, faltaban escasos días para que Jiraiya viniera por él. Estaba ansioso por volver a verlo, pero al mismo tiempo comenzaba a adaptarse a ese sitio.
 
No, no era precisamente el lugar el que lo reconfortaba de algún modo, sino ellos.
 
Lo contempló atentamente cuando la puerta lateral se abrió y una nube de vapor acompañó a la delgada pero musculosa silueta de su… ¿Sensei?, ¿amante?
 
Ni siquiera sabía de qué forma llamarlo. Lo cierto era que había dejado de poner resistencia a sus infalibles métodos se seducción. Necesitaba más que nunca a alguien a su lado, se sentía demasiado solo en aquel lugar, no tenía amigos, no habían más casas en los alrededores, y tampoco pensaba exponerse a buscar por temor a toparse con algún espejismo similar al que vio varios días antes. Tenía que ser un espejismo, su imaginación sin duda le había hecho una mala jugada cuando conoció a Hiruzen. Según palabras de Kakashi, no conocía a ningun individuo con dicho nombre, además, no podía preguntárselo directamente a Orochimaru, ya se había alterado una vez cuando se lo dijo, actuó tan extraño que Naruto había asimilado su conducta como alguna clase de advertencia silente. No debía indagar más de lo debido.
 
Y no lo haría. Estaba bien así, casi lo conseguía, algunos días mas y sería libre definitivamente. Libre al fin.
 
Alzó la muñeca frente a su rostro, abriéndola y cerrándola. Su cuerpo desnudo se estremeció por la corriente de aire proveniente del cuarto de baño pero no le dio importancia. Se sentía inquieto al corroborar que las marcas en sus muñecas no estaban más. Ningun vestigio de ellas yacían en su cuerpo, las únicas marcas perceptibles ahora eran las de ellos. Ni huellas de ataduras ni moretones.
 
La pregunta que se hacía a diario consistía en si realmente aquellas huellas habían estado en su cuerpo alguna vez. Tendía a dudar de sí mismo más que antes. Pero si algo había aprendido al permanecer esos meses aislado en una institución psiquiátrica, fue a no decir lo que verdaderamente veía. No se confiaría nunca más en nadie, ni siquiera había pensado decírselo a Jiraiya. Lo que él veía y sentía tenía que quedarse solo en él. Nadie más podía saberlo o de lo contrario, volvería a ese frío lugar. A esas estrechas paredes blancas que lo mantenían cautivo.
 
No, nunca regresaría ahí. Sin importar cuántas dudas tuviera sobre sí mismo. Prefería reservarselas.
 
-Luces cansado, ¿ha sido por mi?
 
Naruto alzó lentamente la mirada hasta su interlocutor. Su cuerpo todavía estaba húmedo, vio como de sus pectorales descendían diminutas gotas de agua. Llevaba una toalla en las caderas y con otra más pequeña se acicalaba el enmarañado cabello grisáceo. Naruto se cubrió con las sábanas al sentir el pudor apoderarse de él rápidamente.
 
No entendía qué era lo que le atraía tanto de Kakashi pero era complicado deslindarse de ese sentimiento tan extraño que lo embargaba cada vez que se encontraba cerca. Tampoco podía compararlo con Itachi, y la situación lo confundía en demasía. Nunca su actuar había sido tan contrariado hasta ese momento.
 
O al menos que recordara.
 
-Ya debería irme- anunció para convencerse a sí mismo de ello.
 
Esbozando una sonrisa apenas perceptible, Kakashi se acercó a él, tomándolo del mentón. Naruto contuvo la respiración cuando el rostro de su Sensei se halló a escasos centímetros de distancia. Ya había tenido la oportunidad de verlo anteriormente sin su máscara y le parecía indescriptiblemente hermoso. Era un hombre atractivo, maduro.
 
Y aunque ansiaba preguntarle por aquella delgada cicatriz en su ojo izquierdo que abarcaba hasta su mejilla, no se atrevía. Aun no se sentía en confianza para interrogarlo, sobre todo por las respuestas tan confusas que él le daba y que, seguramente lo hacía con el afán de evadirse de ellas. Seguro no le gustaban los cuestionamientos personales.
 
Extrañamente lo comprendía. Él tampoco se sentiría muy cómodo si algún desconocido quisiera indagar sobre su pasado. Ni él mismo estaba al tanto de varias cosas.
 
El rostro circunspecto se mantuvo inmóvil, mirándolo fijo, como analizando su expresión de desconcierto en ese momento.
 
-Yo…- de a poco, Naruto ladeó el rostro, viéndose incapaz de seguir sosteniendo el fuerte contacto visual con el joven.
 
-¿Filosofía, arte o historia?- inquirió el peliplata con seriedad.
 
-¿Ah?
 
El rostro de Naruto se tornó en confusión por la súbita pregunta. Pero entonces recordó que no había estudiado nada ese día. Usualmente solía repasar las lecturas que Kakashi le encomendaba y después debía efectuar un resumen para posteriormente pasar a las preguntas. Sin embargo ese día había sido diferente. Desde que se despertó lo había sido.
 
Aún recordaba la expresión de dolo en Itachi cuando estuvieron juntos la noche anterior. Tan solo le había pedido nuevamente que le explicara la situación o no podría seguir frecuentándolo. No quería verse involucrado con un criminal, en caso de que lo fuera. Los primeros días, Naruto había intentado indagar despacio, iniciando con el comentario de Orochimaru en torno a tener conocimiento sobre él, le había mentido diciéndole que lo único que el amigo de Jiraiya le había pedido y dicho era, tener mucho cuidado de él.
 
Por supuesto Itachi se había mantenido neutral en todo momento. Evadiendo la pregunta, excusándose con que esos temas no eran de su incumbencia. Naruto se había decepcionado de aquella respuesta tan seca y escueta, misma que corroboraba la veracidad de las palabras de Orochimaru. No había querido creerlo pero si Itachi insistía en ocultarlo, era porque debía ser verdad.
 
Y le dolía. De algún modo se sentía herido de que Itachi no confiara en él cuando en cambio, Naruto le había demostrado interés. Con Kakashi era distinto porque el muchacho era mucho más abierto con él, bastante extrovertido, no parecía ocultar nada de gravedad.
 
-Historia- respondió, apartando la mirada cuando Kakashi procedió a desanudarse la toalla. –Ah, Sensei…- nombró, jugando con el borde del edredón.
 
-¿Sí?
 
-¿Hace mucho que conoce a Orochimaru-san?- quiso saber.
 
-Mmh- entrecerrando los ojos, Kakashi meditó su respuesta. –No realmente.
 
Naruto lo miró curioso, tratando de no pensar en lo sucedido con Itachi la noche anterior. Comenzaba a sentirse culpable.
 
-De cualquier manera, eso no es de tu incumbencia- contestó tajantemente, yendo hasta el ropero junto a la cama para tomar un cambio de ropa.
 
Los labios de Naruto se torcieron levemente en una mueca de disgusto. Había pensado que Kakashi sería más sincero con él de lo que había sido Itachi, pero nuevamente se equivocaba. Los dos ocultaban algo, cosas importantes que él necesitaba saber. Ya había permanecido mucho tiempo en la ignorancia.
 
-Auch- se quejó cuando una repentina punzada le atravesó la piel. Naruto apretó fuertemente los labios, contrayendo ligeramente el cuerpo.
 
-¿Estás bien?- ni bien terminó de abrocharse los pantalones, Kakashi fue hasta el extremo opuesto del colchón. Rápidamente Naruto asintió, relajó las facciones y se miró el hombro. Un diminuto punto rojizo era visible justo en la zona que le había producido dolor. –Parece que te pinchaste con algo- ratificó Kakashi, observando de cerca la piel irritada. Naruto se mordió los labios, en parte feliz de comprobar que esta vez no había imaginado aquello, su Sensei también podía verlo, no sería como las marcas anteriores que se habían desvanecido de su cuerpo. Más ahora se cuestionaba la razón de ese pinchazo, ni siquiera se había movido cuando lo sintió.
 
Ardía…
 
-Por hoy lo dejaremos así. Vístete y te llevaré de vuelta.
 
Sin objetar nada más, Naruto obedeció a lo dicho. Tomó sus prendas y se vistió velozmente.
 
-¡Ya llegué!- anunció en voz alta al entrar a la casa, esperando que Orochimaru lo escuchara. Sin embargo no obtuvo contestación alguna en respuesta. Naruto suspiró, a sabiendas de que no se encontraría. Seguía sin entender qué era lo que mantenía tanto tiempo al científico a las afueras de su casa. Usualmente Orochimaru salía desde temprano y regresaba muy noche, en ocasiones ni siquiera se percataba de su llegada. Era por ello que no había tenido ningun inconveniente en que Itachi entrara a la casa.
 
Naruto solo dejaba los pestillos de las ventanas abiertos, se recostaba y cuando lograba conciliar el sueño, él ya estaba ahí, junto a él, acariciándole el rostro, observándole con sus profundos ojos negros que adquirían matices escarlatas bajo los haces plateados de luna que se colaban por la abertura de los cristales.
 
Su corazón se alborotaba al tenerlo tan cerca, al saberlo junto a él. En esos momentos a Naruto no le importaba nada, se entregaba del mismo modo que lo hacía con Kakashi, sin reparos, sin dudas y sin cuestionamientos nimios entre ellos. Cedían a la pasión por varias horas. Entonces Itachi lo besaba con frenesí, asegurándole que no se iría de su lado.
 
Naruto tamborileó los dedos sobre la pared, pensando seriamente en salir a caminar o simplemente encerrarse en su recámara. No había muchas actividades que pudiera realizar ahí. Y sabía que, de permanecer más tiempo dentro mientras Orochimaru estaba ausente, terminaría sucumbiendo a la curiosidad de explorar el resto de las recámaras destinadas para las investigaciones del extraño hombre.
 
Decidió aventurarse solo un tramo esta vez. Salió de la casa y se quedó mirando por largo tiempo el marchito sembradío que se extendía a lo largo y ancho del camino. Ensimismado, volvió a mirarse el hombro. Se alzó la manga de la camisa y observó que el punto rojizo que le había producido tanto dolor, comenzaba a desvanecerse.
 
-Ero Sennin- murmuró a la nada, deseando que se encontrara ahí con él, y lo llevara lejos como había prometido, quizá a un lugar apartado donde pudiera ir a la escuela y hacer nuevos amigos.
 
Una fuerte ráfaga de aire le alborotó el cabello. Naruto observó las densas nubes grises cerniéndose sobre él. Pronto llovería.
 
-¿Es eso lo que deseas?- preguntó una voz a sus espaldas. Las pupilas azules se dilataron ligeramente al reconocer el frío tono de su interlocutor.
 
-¿Itachi?- se giró rápidamente. El muchacho yacía ahora vestido más informal que antes. No llevaba puesta la oscura túnica con estampados de nubes rojizas en ella. En cambio ahora vestía un pantalón oscuro y una playera azul marino. Naruto dudó en acercarse a él, oyó un fuerte graznido a la lejanía pero no le tomó importancia.
 
Dio dos pasos e Itachi lo miró indiferente. Naruto bajó la mirada al recordar la petición que le había hecho la noche anterior y de la cual se había arrepentido rápidamente. No comprendía qué era lo que sentía por Itachi pero suponía que debía ser algo fuerte para haberse sentido tan herido por la decisión del muchacho, quien firmemente le aseguró no le diría nada de su pasado y tampoco permitiría que lo cuestionara.
 
Naruto le había advertido que no podrían seguirse frecuentando de ser esa su decisión hermética.
 
-¿Quieres alejarte de aquí?, ¿Por qué no se lo has pedido entonces?
 
-No sé de que hablas- suspiró Naruto, rindiéndose a la confusión. Le dolía la cabeza cada vez que le hablaban como si él ya estuviera enterado del asunto. Kakashi había hecho lo mismo la primera semana, hasta que le pidió que dejara de hacerlo. No entendía por qué le preguntaba constantemente cual era su deseo. Se había sentido ofendido por eso, creyendo que se trataba de una clase de favores sexuales. Quería que Kakashi supiera que no lo hacía por eso. –Ero Sennin vendrá por mi pronto.
 
-No es verdad y lo sabes- tajó Itachi, permitiendo que sus rígidos labios esbozaran una sonrisa astuta. Naruto se petrificó por el comentario.
 
-Tú no lo conoces. El me lo prometió, vendrá.
 
-¿Podrías dejar de ser tan testarudo?, ¿hasta cuándo te darás cuenta, Naruto?
 
El aludido retrocedió, trastabillando con algunas ramas a medida que Itachi se acercaba a él con intenciones desconocidas.
 
-¿Darme cuenta de qué?- parpadeó al ser estrechado por los brazos de Itachi en un sobre protector abrazo.
 
-¿Por qué juegas conmigo?
 
Los ojos azules tintinearon ante la repentina pregunta.
 
-¿Por qué me hieres de este modo?- insistió Itachi, aspirando el aroma del cabello rubio. Naruto permaneció estático, analizando la interrogante.
 
-Yo no sé…- calló y se giró un poco para confrontar las brillantes orbes oscuras del mayor. Itachi sonrió con amargura, sin aflojar el agarre en la cintura de Naruto.
 
-No dejaras de verlo aunque te lo pida, ¿cierto?
 
-Es mi Sensei, tengo que verlo- respondió rápidamente, apartándose del abrazo, extrañado por la conducta del muchacho. –El me…me ayuda con los estudios, de verás.
 
No lo entendía pero era como si Itachi estuviera al tanto de todo, de lo que hacían él y Kakashi, aún cuando eso no fuera posible.
 
Naruto sintió una fuerte opresión en el pecho, sintió que sus latidos se debilitaban sin causa aparente. Profundamente aturdido, se llevo la mano al pecho.
 
-Dejaré que seas tú quien lo descubra- masculló Itachi, pasando de largo junto al chico.
 
Naruto tardó relativamente poco en girarse, estuvo convencido de ello. Sin embargo, lo que vio al darse la vuelta no fue a Itachi adentrándose en el cultivo, sino a un cuervo emprender el vuelo.
 
Se sentía mareado de repente. La temperatura había descendido en el ambiente. Y aún en su confusión, trató de escarbar entre las confusas palabras de Itachi.
 
Tensó la mandíbula, dándose cuenta de que se hacía tarde. Pronto debería volver a la casa. Y por primera vez tuvo la incertidumbre de si Itachi se presentaría o no.
 
Sin ser consciente de ello y guiado únicamente por el temor de no volverlo a ver, Naruto levantó la mirada al cielo.
 
-Desearía…
 

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