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Demons por RLangdon

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La tenue luminiscencia se acrecentaba a medida que Naruto empujaba suavemente la puerta, empleando apenas las yemas de los dedos, los cuales previamente había apoyado sobre la superficie de madera. El ligero rechinido de los goznes cesó una vez que la abertura fue lo suficientemente amplia para permitirle a Naruto entrar mientras miraba por última vez a sus espaldas.
 
Por suerte, Orochimaru no se encontraba en casa, había partido desde el amanecer. Era la oportunidad perfecta para averiguar algo al respecto, lo que fuera.
 
Cerró la puerta a sus espaldas para así evitar levantar sospechas en caso de que el científico regresara antes de lo previsto. De cualquier forma ya estaba todo dispuesto. Seguramente a esas horas Kakashi aun estaría esperándolo para enseñarle una nueva lección de historia o geografía. No importaba, lo único de lo que Naruto estaba totalmente seguro era de que no podía confiar en nadie a su alrededor. Tendría que averiguar por sus propios medios quién era el peligro inminente, si Kakashi o…Itachi.
 
Se dirigió al polvoriento librero y paseó la mirada por los gruesos volúmenes acomodados por orden alfabético. Naruto infló los mofletes al dar por sentado que no encontraría nada de utilidad ahí.
 
Fue hasta uno de los muebles laterales y se posicionó en cuclillas para revisar una a una las oxidadas gavetas. Estaba harto de esperar, harto de que la respuesta a sus dudas no llegara. Ese día se cumplía el plazo de su estadía en ese lugar y, pese a las palabras pesimistas de Itachi, Naruto estaba convencido de que el viejo iría por él. Se lo había prometido y Jiraiya no era una persona que rompiera promesas porque si.
 
Si consiguió sacarlo de aquella horrible institución a base de engaños, bien podía terminar lo que había empezado. Iría por él y lo llevaría, tal como se lo aseguró, a un lugar mejor, más cómodo y adecuado para que Naruto pudiera establecerse de nuevo. Rehacer su vida iniciando desde cero, olvidando lo que su mente se rehusaba a recordar, no importaba si para ello tenía que forjarse una nueva identidad, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de alejarse de esa sensación de agobio que día a día lo atormentaba.
 
Al menos Kyuubi no había aparecido. Eso lo aliviaba muchísimo, el simple hecho de saber que había logrado controlarse durante esas semanas ahí, representaba para él una oportunidad valiosa, una esperanza ligada a un nuevo comienzo.
 
-Debe haber algo- musitó, sintiendo el nerviosismo golpear contra su garganta. Temía que el amigo de Jiraiya volviera pronto y lo descubriera hurgando entre sus cosas. Ya se lo había advertido dos veces consecutivas, pero era necesario investigar. Si nadie le daba respuestas, él mismo las buscaría.
 
Lamentablemente Naruto no era paciente. Rápidamente se desesperó y lo que comenzó como una minuciosa investigación terminó en cajones rezagados por doquier, libros abiertos en distintas páginas y…un objeto extraño junto a un viejo diario.
 
Naruto se puso de pie y fijó su mirada en ambos artículos que yacían aun sobre el librero. Tomó primero el viejo periódico y después de sacudirlo un poco para retirar el exceso de polvo, se dispuso a leer a toda prisa.
 
Para su infortunio aquello no señalaba nada importante. Eran noticias ocurridas tres años atrás, según especificaba la fecha. Las primicias apuntaban a varios niños y adolescentes desaparecidos en las proximidades del bosque de… ¿Konohagakure?
 
Naruto chasqueó la lengua y entrecerró los ojos. Aquel nombre lo había escuchado en algún lado pero aunque intentó forzar a su memoria, solo consiguió desesperarse aun más. Las ansias ascendían en su organismo como espuma. No entendía nada y sabía que estaba lejos de hacerlo. Necesitaba alguien que lo instruyera, que le dijera qué significaba aquello.
 
Aferró el grisáceo papel al rememorar lo dicho por Orochimaru. Se rehusaba a creerlo, aun si Itachi no quería decirle nada, él no podía considerarlo un criminal, secuestrador, asesino o lo que fuera.
 
No parecía ser esa clase de persona. Y en caso de que lo fuera, Itachi ya había tenido varias oportunidades para acabar con su vida o infringirle cualquier otro tipo de daño, ¿Por qué no lo hacía entonces?, ¿a que esperaba?
 
No.
 
Sacudió la cabeza y dejó el diario en su respectivo lugar. Itachi no era una mala persona. Tenía secretos pero… ¿realmente serían lo suficientemente oscuros?
 
Lo dudaba.
 
Así como dudaba de las intenciones de Kakashi. Su ahora Sensei no parecía ser una amenaza ni estar interesado en lastimarlo. Tampoco lo había hecho, sino todo lo contrario. Por otro lado…
 
Naruto contuvo el aliento al oír la puerta de la planta baja cerrarse. Reparó en el revoltijo a su alrededor y sintió su desenfrenado ritmo cardiaco, elevándose cual montaña rusa.
 
Sus hombros se tensaron rápidamente al igual que sus rígidos labios. Sus pies se negaban a moverse, estaba paralizado.
 
Hasta que ocurrió de nuevo.
 
-Ah…- Naruto cerró los ojos y se sujetó el brazo, experimentando otro pinchazo de dolor traspasarle la piel. Se dijo a sí mismo que no era nada, que, al igual que antes, el dolor pasaría pronto, no habrían marcas y si las había, se desvanecerían, todo quedaría en el olvido, al igual que su pasado.
 
Se dio la vuelta velozmente y una suave ráfaga sacudió su rubio cabello. Naruto se quedó estático, esperando que alguna presencia entrara por la puerta, sin embargo nadie lo hizo.
 
Pronto su cuerpo se relajó, su mano dejo de sujetar el otro brazo para caer libremente al costado de su cuerpo. Entonces pudo respirar tranquilamente, y al hacerlo, todo a su alrededor se volvió negro…
**
 
Sus párpados vibraron un par de veces. Naruto se sentó de golpe y lo primero que entró en su campo de visión fue el pálido rostro del hombre que debía cuidar de él desde su llegada ahí.
 
-Dos horas- comentó Orochimaru, desviando la mirada hacia el reloj de pared. –Empezaba a angustiarme.
 
Naruto se quitó la húmeda tela de la frente y un escalofrío lo recorrió entero al fijar la mirada en la escalinata junto al sofá donde él yacía recostado actualmente.
 
Lo había descubierto…
 
-¿Qué sucedió?- decidió irse por la tangente, simular lo más que le fuera posible. Además no era mentira que no recordara lo último que había pasado antes de perder el conocimiento.
 
-Te caíste de las escaleras. Eso paso- le aclaró Orochimaru, endureciendo un poco la mirada. Su semblante se tornó serio en cuestión de segundos pero a pesar de todo, parecía preocupado. Naruto se desconcertó ante ese hecho en particular pero no dijo nada y en cambio, se mordió los labios con frustración. -¿Se puede saber que estabas haciendo para terminar de esa manera?- siseó. –Cuando llegué, te encontré inconsciente al pie de las escaleras. Tuviste suerte de no abrirte la cabeza.
 
A pesar de la afirmación, Naruto pensaba lo opuesto. La suerte no estaba de su lado, definitivamente.
 
-En fin- suspiró el adulto de viperina mirada. –Dejemos las cosas así. Ve a comer y preséntate a la casa de Hatake. De ser posible explícale lo que sucedió.
 
-Pero…- Naruto bajó el dedo cuando Orochimaru comenzó a alejarse con rumbo a las escaleras. No entendía por qué no lo había reprendido por el tiradero de la recámara, y dudaba que no se hubiera dado cuenta. Además, ¿Por qué no mencionaba nada sobre Jiraiya?, ¿se habría olvidado que ese día iría por él?
 
-¿Si, Naruto-kun?
 
El aludido tragó pesado, temía irritarlo esta vez.
 
-Ero Sennin vendrá por mi hoy… ¿cierto?- preguntó lo último en voz apenas audible. Albergaba sus esperanzas en recibir una respuesta afirmativa para así desmentir lo dicho por Itachi.
 
-No te impacientes, Naruto-kun- masculló Orochimaru, reprimiendo un suspiro de indignación. –Aun queda una semana.
 
-¡¿Qué?!- se exaltó Naruto. -¿Otra semana más?...pero...
 
-No hay una semana más. Me parece que estas algo confundido con la fecha. Prueba con el calendario.
 
No era posible. Lo había consultado toda la semana. Incluso esa mañana rectificó que se cumplieran las dos semanas restantes. Apretando los puños, Naruto corrió hacia la cocina.
 
Su cuerpo amenazó con desestabilizarse al corroborar el comentario de Orochimaru. Buscó alguna trampa, un detalle que le estuviera pasando desapercibido, pero…no encontró nada.
 
El calendario era el mismo de siempre. Tenía la misma rasgadura en la parte superior y una diminuta mancha de mostaza que él había impreso deliberadamente unos días atrás.
 
Quizá…si se había confundido.
 
La cabeza le daba vueltas, todo a su alrededor giraba, el tiempo no se detenía y él era incapaz de discernir qué era lo que estaba pasando.
 
Así que optó por obedecer esta vez, sin cuestionamientos y sin mediar palabra alguna, Naruto se sentó para tomar la merienda. Podía soportar una semana más. Sería sencillo, lo sería aún más si contaba con la compañía de Itachi y su Sensei. Ambos hacían más llevadera su estancia, los dos lo complacían a su manera. Pensó en lo pésimo que sería irse así nada más, sin despedirse. Lo cierto era que comenzaba a afectarle más su indecisión y futuro incierto que permanecer más tiempo en ese lugar.
 
Fácilmente podría sobrellevarlo, lo que no quería era terminar enamorándose de alguno de los dos…entonces en verdad dolería cuando tuviera que irse.
 
Naruto contempló los panqueques de su plato. Comió uno y envolvió el otro en una servilleta para llevárselo a su Sensei a modo de disculpa por el retraso. Con Itachi tendría tiempo para conversar esa noche, le pediría una vez más que le explicara lo que sabía, y si no resultaba…
 
Podría investigar una vez más.
 
-Llegas tarde- informó Kakashi en tono lacónico, sosteniendo en alto un pequeño artefacto que Naruto identificó de inmediato.
 
-Lo siento- se rascó la nuca con nerviosismo y esbozó una sutil sonrisa forzada. El perro junto a Kakashi abandonó su lugar para ir hacia Naruto y comenzar a olfatear sus pantalones. –Ah ¿Qué hace?
 
Kakashi arqueó una ceja cuando el perro ladró.
 
-¿Llevas comida contigo?
 
El rostro de Naruto dejó de reflejar duda ante el cuestionamiento. Rápidamente sacó el panecillo y se lo entregó al mayor mientras se balanceaba sobre sus talones.
 
-¿Y esto es…?- Kakashi miró atentamente el esponjoso pan en su mano.
 
-Lo preparo Orochimaru-san, y decidí traerle uno, están muy ricos.
 
-Me refiero a que…no, olvídalo- tajó Kakashi, restándole importancia con un ademan. El can siguió ladrando y el peliplata se vio obligado a trozar el pan para darle un poco. –Comenzaba a preocuparme.
 
Naruto pestañeó incrédulo por lo que acababa de escuchar, no creía que su tardanza repercutiera en eso, pero de cierta forma lo reconfortaba saber que posiblemente estuviera equivocado. Que en realidad solo estaba algo paranoico. No había peligro, ni amenazas, no había de que preocuparse.
 
-Gracias- murmuró, acortando la distancia con el apuesto joven que, confundido, le sostuvo la mirada. –Por preocuparte por mí- se puso de puntillas y a punto de besarlo, trastabilló inseguro.
 
-¿Estás bien?- preguntó Kakashi, acercándose hacia él. Naruto abrió desmesuradamente los ojos. Confundido, alargó la mano hasta el rostro de Kakashi, solo para palpar el rastro de sangre que brotaba de la cicatriz que recorría su ojo, y el cual, en un parpadeo, había desaparecido. –Tal vez deberías acostarte, te ves algo pálido.
 
-¿Cómo te hiciste esa cicatriz?- titubeó Naruto, negándose a moverse un solo centímetro. El semblante del mayor ensombreció repentinamente.
 

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