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Demons por RLangdon

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Inquieto, picoteó los vegetales, sin atreverse a probarlos. La verdad era que no tenía mucho apetito esta vez, habían pasado dos días desde el incidente en el cultivo y tenía miedo de comprobar que todo había sido real.


En el fondo seguía esperando que solo se tratara de un sueño. Al menos el tiempo se estaba acortando, lentamente pero transcurría, solo era cuestión de esperar a que Jiraiya volviera por él.

-Te noto algo incomodo- comentó Orochimaru, llevándose una cucharada de sopa a los labios. Naruto apretó más la cuchara, aun ensimismado y nervioso de decir lo que le había ocurrido. Quizá el amigo de Jiraiya ya lo supiera, pero sino, solo estaría estropeando su única posibilidad de escapar de una vez del centro psiquiátrico, era un tema que había estado evadiendo y no quería atormentarse al pensar en su retorno en caso de que Orochimaru se arrepintiera de tener viviendo a un asesino bajo su techo. Solo necesitaba autocontrol, nada más. Kyuubi no le haría daño, esta vez se aseguraría de controlarse, de no perder el conocimiento nunca más, debía estar más atento que nunca y sobretodo evitar ingerir píldoras de cualquier tipo.

-Lo siento, no tengo hambre- hizo una rápida reverencia y apartó el plato, apenado consigo mismo por ser tan obvio. Lo mejor sería mantenerse distraído, aun podía entretenerse cerca del cultivo, solo debía permanecer cerca de la casa. –Saldré a caminar un poco- anunció al hallarse junto a la puerta. Los labios de Orochimaru delinearon una mueca extraña que Naruto atribuyó a una sonrisa.

-Ten cuidado y no te alejes demasiado.

Naruto asintió y salió de la casa, más tranquilo de saber que llevaba dos días en el mismo estado. No había vuelto a alterarse, tampoco experimentó ansiedad como cuando le administraban todos esos medicamentos. Realmente se sentía bien, exceptuando lo del cuervo, estaba mejor que nunca. El aire se respiraba fresco ahí, la comida era deliciosa y la vista impresionante. Incluso le habían asignado su propia recámara en el cobertizo. Pero sin duda alguna, lo mejor era poder moverse a su antojo, ser libre físicamente y en pensamientos. Sin que nadie le recriminara nada ni amenazara con los impulsos eléctricos en caso de no obedecer determinadas reglas que, él consideraba innecesarias.

Era ridículo tener que adaptarse a un horario como el del hospital psiquiátrico. Tenías que despertar muy temprano por las mañanas, asearte, tomarte los medicamentos y salir a los fríos jardines por al menos dos horas antes del desayuno, posteriormente subseguían mas medicamentos, alguna conversación con uno de los psicólogos y de vuelta a la habitación hasta que los talleres estuvieran listos para impartir las clases.

También manejaban un poco de política y religión, pero Naruto no estaba interesado en nada de ello. Él prefería no tener que preocuparse por temas como esos, pero ahí dentro no tenía más opciones. Era como estar encerrado en una prisión, puede que incluso peor.

La brisa matutina se le antojó reconfortante al impactar contra su rostro. Naruto quiso ir mas allá de los altos cipreses laterales que se interponían en el cultivo. Hasta ese momento no había ido mas allá de unos cuantos metros. Siguió avanzando horizontalmente, sin ganas de entrar en el cultivo de maíz, quería encontrar el final del plantío, alguna brecha que le permitiera disfrutar mejor el paisaje rural que se le ofrecía.

Sin embargo y al cabo de unos minutos, se dio cuenta que la franja seguía y seguía indeterminadamente. Cuando se cansó de caminar, se sentó sobre una gran roca varada cerca de uno de los arboles. Tomó una de las ramas sueltas y comenzó a dibujar en la tierra, trazando garabatos sin sentido, era una manía que había tomado de las tantas terapias impartidas. Naruto recordaba nítidamente los dibujos en tinta que solían presentarle mediante algunos carteles, tenía que interpretarlos, darles algún significado, absolutamente todo era anotado o grabado en un fonógrafo, cualquier palabra que saliera de su boca quedaba registrada en dicho aparato.

Por eso tenía que irse con cuidado últimamente, en una de las sesiones le habían mostrado un dibujo similar a un zorro, las fauces abiertas y listo para atacar, así lo veía Naruto, ese era Kyuubi, pero nadie más lo entendía, ni siquiera Jiraiya llegaba a comprenderlo, ni él mismo lo hacía.

Dibujó el contorno de un ave, y hasta ese momento, Naruto se percató de estar haciendo al cuervo que anteriormente se había comido.

Dejó la rama a un lado y se levantó algo nervioso al rememorar lo sucedido. Miró en derredor una vez más, sin saber si ya tendría que regresar o podría permanecer otro poco ahí, alejado de cualquier cosa que pudiera hacerle daño o viceversa.

Cerró ambas manos alrededor de sus ojos al divisar lo que parecía ser una cabaña. Momentos después, una estela de humo ascendió al cielo, corroborando el hecho de que había alguien ahí.

Naruto no supo si emocionarse o preocuparse por la humareda, por fin tendría la oportunidad de conocer a más personas, quizá habrían chicos de su edad con los cuales relacionarse, le hacía mucha falta volver a integrarse socialmente, rodearse de amigos y pasar tiempo con ellos, tal vez así podría recuperarse mas rápido.

Sin pensarlo ni un segundo, corrió en esa dirección abriéndose paso entre algunas ramas y arbustos que le bloqueaban el paso.

Al llegar, tuvo que detenerse, para sujetarse las rodillas mientras intentaba regular su agitada respiración.

Naruto forzó una sonrisa y dio un paso hacia la portezuela de madera que, extrañamente, estaba entreabierta.

-¡Hola!- saludó a la nada, esperando ser oído en caso de que hubiera alguien dentro, no quería que lo tomaran por ladrón.

Lentamente recorrió con la mirada la tétrica cabaña, sumida en las penumbras, sus pies resonaban bajo algunas tablas sueltas que crujían con cada paso que daba. Reparó en la ausencia de cuadros y artículos personales pero no quiso adentrarse más y en cambio, empezó a retroceder, más que dispuesto a irse para alertar a Orochimaru sobre el incendio que fácilmente podía propagarse.

Dio un paso pero, una voz a sus espaldas, hizo que Naruto se frenara en seco.

- ¿Tú eres…?

-Naruto- respondió antes de darse vuelta. –Naruto Uzumaki- completó mas aliviado al observar al anciano que se acercaba lentamente hacia él, carraspeando de vez en cuando.

-¿Pariente de Orochimaru?, hace tiempo que no veía caras nuevas por aquí y menos de un muchachito tan simpático.

Naruto se mordió la lengua antes de hablar esta vez, desconocía el vínculo que pudiera tener ese anciano con Orochimaru pero lo apropiado sería seguirle la corriente hasta hablarlo con él a solas.

-Si, Orochimaru es mí…ah…tío- agregó inseguro. -¿Cuál es tu nombre, abuelo?- quiso saber, mirando fijamente los apagados ojos del anciano.

-Hiruzen- respondió seriamente. –Sarutobi Hiruzen, y no deberías estar rondando estos lugares tu solo, muchacho, podrías perderte o peor…

-¿Peor?- inquirió Naruto con un sutil pestañeo. Hasta ese momento no se le ocurrió pensar en las consecuencias de dejarse llevar por la aventura de explorar un lugar desconocido.

-Hay animales rastreros, nunca sabes que podrás encontrarte. Quizá una víbora o algún otro animal ponzoñoso.

Sarutobi Hiruzen parecía ser un anciano agradable, Naruto lo notó en el tono de amabilidad y la mirada compasiva que le dedicaba.

-Regresaré pronto a casa- afirmó estrechando su mano. –Solo quería averiguar sobre el humo que hay afuera, a un costado de su cabaña, pensé que había un incendio, es por eso que vine.

Y era cierto, al menos una parte de su interés había sido captado por la humareda.

El anciano lo meditó unos momentos antes de volver a hablar.

-¿De qué humo hablas?- cuestionó.

Desconcertado, Naruto señaló hacia afuera. Estaba seguro de que Hiruzen estaba al tanto de la humareda, incluso lo escuchó toser, ¿es que no se daba cuenta?

Ambos salieron tras unos segundos de silencio. Naruto rodeó la cabaña y su seguridad se vino abajo al no encontrar vestigio de humo por ningún lado, absolutamente nada, ni siquiera había trozos de hierba quemada o algún indicio de que el humo se hubiera consumido por sí solo. Tampoco encontró una fogata u alguna botella plástica que pudiera incendiarse, todo estaba en perfecto estado.

Sus pensamientos se desestabilizaron ante lo que tenía, o más bien, no tenía frente a sus ojos. Naruto se llevó ambas manos a la cabeza, tratando de reflexionar en lo ocurrido momentos antes de que llegara, quizá había alucinado, puede que imaginara el humo pero no tenía lógica porque estaba despierto y la cabaña estaba ahí.

-Yo…creo que me equivoqué- fue todo lo que atinó a decir cuando el anciano le pidió una explicación por el comentario. Naruto se despidió con una sutil sonrisa y se dirigió sin miramiento alguno hasta la casa de Orochimaru, pensando que lo prudente sería tomar una siesta y evitar salir por las tardes, cuando el sol afectaba su vista.

Ya en casa, no se sorprendió al no ver a Orochimaru, el amigo de Jiraiya solía ausentarse a menudo tanto por las mañanas como por las tardes, enfrascándose en todo tipo de actividades, desde recolectar plantas medicinales hasta buscar especies entre el sembradío para analizar. Naruto sabía que fácilmente soportaría los días que tenía por delante, solo tenía que enfrentarse al aburrimiento y a las malas jugadas que le hacía de vez en cuando su mente.

Inclusive llegó a cuestionarse si realmente había visto a aquel cuervo la primera vez.

Tal vez si que necesitaba tranquilizarse, al menos ahora tenía otro lugar al que acudir cuando quisiera. Sarutobi conocía a Orochimaru así que debía ser algún amigo suyo.

Subió lentamente los peldaños al reparar en la diminuta luz proveniente de la rendija de una de las puertas superiores.

Sabía que debía mantenerse alejado, que no le concernían esos asuntos y que su salud estaba en riesgo, pero por más que lo intentaba, Naruto no podía descartar la idea de echar un vistazo, por lo menos para saciar su enorme curiosidad hacia lo desconocido.

Quería saber qué clase de científico era Orochimaru, a qué dedicaba las incontables horas diarias en las que permanecía encerrado en esas recámaras. ¿Había encontrado la cura a algún virus?, ¿quizá descubierto alguna nueva especie animal o vegetal?

Eran demasiadas preguntas sin respuesta y tenía la ventaja de que Orochimaru no regresaría hasta más tarde, podría mirar rápidamente y después tomar una siesta como se había prometido a sí mismo.

Con mucha cautela, abrió una de las puertas, optando por la segunda en lugar de la primera o la tercera que era la que estaba iluminada.

Naruto entró despacio, cubriéndose el rostro con parte de su camisa, conteniendo la respiración lo más que le era posible.

El cuarto estaba oscuro y sumido en un perpetuo silencio. Palpó ansioso la pared hasta dar con el apagador, el cual oprimió velozmente.

Lejos de asombrarse, Naruto dejó escapar un respingo de decepción al dar por sentado que se trataba de una biblioteca.

Habían varios estantes repletos de libros con coloridas pastas y diversos grosores. Una mesa circular yacía en medio de la recámara, junto a una silla y una pequeña lámpara.

Naruto se paseó por la amplia habitación, ya sin cubrirse la nariz, estornudó un par de veces al deslizar su dedo sobre las superficies de los libros y levantar inconscientemente el polvo.

Había telarañas por doquier pero no quería que todo fuera en vano, se había arriesgado mucho al entrar ahí para salir con las manos vacías.

-Naruto…- la voz de Orochimaru lo hizo petrificarse. Tomó rápidamente uno de los libros, ocultándolo tras de su espalda, bajo la playera, pensando en leerlo más tarde para averiguar de qué iban los experimentos de un sujeto tan extraño como lo era el amigo de Jiraiya.

Naruto cerró los ojos y apagó la luz, apoyando la espalda contra la pared poco después.

Escuchó el rechinido de los escalones y su respiración se aceleró a niveles inimaginables. Trató de tranquilizarse, recordándose que no sabía que había vuelto de su caminata y su preocupación se redujo mucho más al escuchar la puerta de al lado cerrarse.

Sigiloso, abrió la puerta para salir, asegurándose de girar la perilla para evitar hacer cualquier ruido al volver a cerrarla.

Bajar las escaleras fue el menor de sus problemas. Uno a uno y de puntillas los fue bajando hasta hallarse en la planta baja. Naruto agradeció que Orochimaru no hubiera cerrado la puerta y sin pensarlo dos veces, salió para aminorar un poco las sospechas en torno a su ausencia. Caminaría otro poco y después regresaría como si nada hubiera ocurrido.

Recordó a medio camino lo que había extraído, y se adentró unos pasos en el cultivo para evitar ser visto por alguien.

Había escogido un tomo delgado y polvoriento. Naruto hizo un mohín al limpiar con la manga de la camisa las primeras páginas. Había palabras indescifrables, dibujos extraños que se remontaban al pasado, jeroglíficos y una retahíla de frases que fue incapaz de comprender.

Pero justo a la mitad del libro, empezaban las traducciones, solo unas cuantas y que, Naruto dedujo, habría hecho Orochimaru, quizá con ayuda de alguien más.

Leyó en voz baja las frases traducidas que, a pesar de todo, no tenían ningun significado, al menos para él.

-Qué extraño- suspiró cerrando el libro, reparando en su idiotez por haber sacado ese libro a escondidas y que muy seguramente Orochimaru buscaría después, al menos notaría su ausencia en caso de que entrara a la recámara.

Dejó pasar unos minutos antes de dignarse a volver, temiendo que oscureciera y no pudiera regresar.

Empezó a cabecear sin darse cuenta, el agarre sobre el libro se aminoró y Naruto se detuvo por completo al oír perfectamente pasos a su derecha.

-¿Hola?- musitó nervioso, esperando que Hiruzen le respondiera, o tal vez Orochimaru había salido a buscarlo al ver prolongada su ausencia.

Al no escuchar respuesta alguna, decidió continuar, acelerando esta vez el ritmo de la caminata, sin llegar a correr pero manteniendo una velocidad mayor a la inicial.

Los mismos sonidos se repitieron a su costado, la hierba hundiéndose bajo los pasos de algún animal, pero aun si fuera eso, debía ser uno grande porque el sonido podía confundirse fácilmente con pisadas.

Naruto sintió su cuerpo temblar y optó por cerrar los ojos al dar por sentado que casi llegaba. Extrañamente la casa se visualizaba cada vez más lejana cuando se animaba a abrir un poco los ojos.

No quería gritar por temor a que el animal lo ubicara más fácilmente y le saltara encima. Por otro lado, sus cuerdas vocales parecían estar adheridas porque por más que Naruto lo intentaba, no salía una sola palabra de su boca.

-Detente.

Se cubrió la boca con ambas manos cuando el desconocido se planto delante de él.

-¿Quién es, qué quiere?- balbuceó, inhalando y exhalando deprisa. Definitivamente la voz no pertenecía a Orochimaru ni a Hiruzen.

Lentamente y al no obtener respuesta, Naruto alzó la mirada, encontrándose con un adulto joven de desgarbados cabellos platinados, trató de enfocar sus facciones, pero la máscara negra le impedía ver mas allá de medio rostro.

Una fina cicatriz recorría desde su ceja hasta debajo del ojo izquierdo. Naruto aspiró más hondo al sopesar el hecho de que no estaba en peligro cuando el individuo esbozó una sonrisa que se evidenció bajo los pliegues de la tela oscura.

-Kakashi Hatake- se presentó, extendiendo su mano hacia Naruto, quien, aliviado, la tomó enseguida.

-Me llamo Naruto Uzumaki y…- Naruto se tambaleó cuando el repentino mareo se apoderó de su cuerpo, lo último que supo fue que Kakashi lo había sujetado en brazos y le preguntaba cosas inentendibles.


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