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Juegos de seducción por RLangdon

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Naruto se retorció al sentir el húmedo músculo trepidando por su entrepierna. Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no gemir o jadear, pero toda determinación por reprimirse abandonó su cuerpo en tanto Kakashi introducía lentamente el miembro en su boca.
 
-N-No...- Naruto apretó los ojos y cerró sus manos en torno a las sábanas. Sentía un cosquilleo arremolinandose en su vientre. Quiso apartar de su memoria el hermoso rostro del apuesto joven de cabello plateado, aquella expresión varónil impregnada con un sutil toque seductor que lo incitaban a anhelar cada una de sus caricias. Había un brillo de perversión en su mirada, y Naruto tuvo que aspirar aire cuando lo vio succionar su hombría una y otra vez. La sensación era aturdidora, y antes de que pudiera darse cuenta de lo que proseguía, su orgasmo culminó en una eyaculación intermitente. Naruto llevo el cuerpo hacía atras, ligeros espasmos sacudieron su cuerpo en tanto trataba de recobrar el aliento.
 
-No ha estado tan mal- con la vista fija en el techo, Naruto adivinó la sonrisa autosuficiente de su Sensei. El mismo gesto atrayente que había contemplado en cada uno de sus encuentros, todos ellos consentidos por él, pese a su poca experticia en el ámbito sexual.
 
-Asi que tres minutos es tu límite- Kakashi se encargó de limpiar los residuos de semen que pendían de las comisuras de su boca. Se recostó junto a Naruto, experimentando una dicha demoledora al verlo extremadamente sonrojado y con la respiración agitada.
 
-Sensei...
 
-Eres idéntico a...- cerrando de manera abrupta los labios, Kakashi sacudió la cabeza. -Olvídalo.
 
Naruto lo miró intrigado, y se reprochó por décima ocasión el estar enamorandose en un juego cuyas reglas no lo permitían...
***
 
-Debes canalizar mejor el chakra.
 
Sudando copiosamente, Naruto extendió los brazos frente a él. Se había quitado la camisa momentos antes de situarse sobre la plataforma de madera que Yamato había creado con el firme próposito de que pudiera acatar los consejos de Kakashi.
 
-Bien...solo tengo que concentrarme, dattebayo- pero prestar atención en el entrenamiento figuraba un imposible cuando, de vez en cuando, bajaba la mirada para ver al atractivo y despreocupado Jounnin que leía cómodamente bajo la sombra de un grueso ciprés. Naruto sabía lo que aquel librillo naranja contenía, al menos ahora empezaba a asimilar las perversiones ocultas a tráves de la novela erótica que tanto fascinaba a su Sensei. Y si no se equivocaba, dichas prácticas serían llevadas a cabo al termino de su entrenamiento.
 
El problema radicaba en si sería lo suficientemente estúpido para seguir sucumbiendo ante las exigencias sexuales de su mentor que, a todas luces, estaba más encandilado por el sexo que por tener una relación seria.
 
-¿Naruto?
 
Levemente ruborizado, Naruto viró el rostro hacia la cascada. Al menos un centenar de clones se extendían a derecha e izquierda. Naruto no se inmutó cuando, despues de instruir a sus copias para que siguieran sus movimientos, cada intento resultó infructuoso. Estaba exhausto, tenía el cabello empapado y no era capaz de absorber debidamente las enseñanzas de Kakashi en esas condiciones.
 
-¡Hah!- anulando todo pensamiento distractor, Naruto instó a sus copias a continuar con el moldeado de chakra, bloqueando momentaneamente el flujo de la corriente de agua que descendía en picada.
 
De un segundo a otro, la visión de Naruto se tornó borrosa. Pudo oír claramente el silbido caracteristico de sus copias al desvanecerse, su cuerpo se tambaleó de adelante hacia atras y, en un momento dado, su cuerpo se precipitó en picada, como si de un simple muñeco de tratase.
 
Naruto tuvo tiempo de cerrar los ojos, había asimilado que se hundiría en el agua cuando la silueta se deslizó fugazmente en su dirección, asiendolo firmemente en sus marcados brazos mientras escudriñaba el semblante pálido y cansado.
 
-Es suficiente- sentenció Kakashi, y aunque su expresión fue de absoluta indiferencia, el tono de su voz delató preocupación. Naruto quiso replicar, pero sus parpados se cerraron pesadamente, arrastrandolo hacia la inconsciencia.
**
 
Cuando Naruto despertó, se sorprendió de no estar en su recamara. Conocía el entorno sobrio y gris que lo rodeaba, ya se había familiarizado con él en los ultimos días.
 
-Kakashi Sensei- susurró a la penumbra. Una punzada en la cabeza lo obligó a cerrar nuevamente los ojos. Esta vez se había propasado con el entrenamiento, no había rendido al máximo como antaño, pero el simple hecho de invocar y mantener a sus copias, exigía más energía y chakra del que Naruto pensaba.
 
-Has estado inconsciente por dos horas.
 
Naruto se sobresaltó al reconocer la voz de Kakashi. Abrió un poco los párpados y lo vio avanzar por el umbral de la puerta, llevando consigo una bandeja con un pote de ramen humeante y soda de naranja.
 
-Admito que tampoco estaba enfocado- Kakashi colocó la bandeja sobre la mesita de junto. Llevaba puesta la máscara y por ello Naruto no pudo entrever su expresión sombría. -Era lógico que no soportarías más de cinco minutos con los clones.
 
-Ni siquiera pude frenar el flujo de la cascada- farfulló Naruto mientras tomaba asiento frente a la mesa. Se sentía extraño estando en casa de Kakashi sin que estuvieran teniendo sexo, pero aquello lejos de frustrarlo, lo llenó de una inconmesurable dicha. -Fue mi culpa por...
 
-La culpa recae directamente en el maestro, no en el aprendiz- lo interrumpió Kakashi tajantemente. Naruto atinó a pestañear. -He cometido demasiados errores a lo largo de mi vida- un fuerte exhalido inundó la estancia. Kakashi se mesó el cabello con las dos manos y quiso poner fin a aquella charla insípida que involucraba parte de su ponzoñoso pasado.
 
"Le fallé a Minato, a Obito y a Rin"- se recriminó con dureza. "No puedo fallarle a Naruto"- aunque no sabía con certeza de qué forma podría ocurrir aquello. Con el equipo siete disuelto, se había acumulado otro fallo a la larga lista de errores en su vida. Ello sin contar la muerte de su padre y el régimen equívoco que había proclamado hasta antes de perder a su propio equipo.
 
-De ahora en adelante, será Yamato quien te entrene.
 
Naruto dejó los palillos suspendidos a pocos centimetros de su boca. De pronto sintió que se atragantaba. Abrió velozmente la bebida y la enguyó en un par de tragos bajo la incipiente y analítica mirada de Kakashi.
 
-¿No piensa entrenarme más?- los formalismos habían vuelto. Naruto mantenía el entrecejo fruncido y libraba una batalla en su subconsciente.
 
La mirada grave se suavizó en el único ojo expuesto de Kakashi. Se acercó para alborotar los cabellos rubios de su alumno.
 
-No puedo entrenarte aunque quiera- y luego sonrió bajo la máscara. -Acabo de quebrantar una de las normas básicas de todo Shinobi.
 
-¡Al diablo con sus reglas, dattebayo!- Naruto se mordió los labios y se sintió confuso al notar sus musculos faciales tensos.
 
"No llores"- se dijo en un intento por contener las lágrimas. De algún modo pudo calmarse. De haber estado más atento (y menos dolido), habría reconocido la indirecta oculta de Kakashi.
 
-Me iré a dormir- dijo Naruto, sin mucha convicción en sus palabras. Kakashi lo tomó del brazo para impedirle marcharse.
 
-Últimamente haces que me distraiga de mis propios deberes como tu mentor- se aproximó con cautela hacia Naruto y lo sostuvo de las mejillas para evitar que el rubio le rehuyera la mirada. -No puedo concentrarme contigo cerca. No puedo pensar en otra cosa que no seas tú, y eso me molesta...
 
Naruto contuvo la respiración cuando, al tratar de retroceder, tropezó y cayó de espaldas sobre la cama, atrayendo a Kakashi consigo. Todavía no procesaba lo que había escuchado cuando el altivo Jounin se quito de improviso la máscara para besarlo en el cuello, dando asi claras muestras de querer intimar nuevamente con él. Sin embargo, Naruto titubeó esta vez.
 
-No quiero ser su juguete- no acabó de decir la frase cuando oyó el inconfundible sonido de la bragueta. Sabía lo que venía a continuación, pero no hizo intento alguno de frenarlo. En menos de dos minutos estaba sin ropa y a merced del más grande depravado de la aldea.
 
Kakashi no perdió oportunidad para acariciar cada tramo de piel expuesta. Acarició a su vez su propio miembro, de arriba hacia abajo, excitandose por la respiración entrecortada de su rubio amante.
 
¿Por qué no podía alejarse de él?, ¿Por qué Naruto constituía una fijación tan desmedida en su criterio como Shinobi?
 
Fuera como fuera, Kakashi no encontró la respuesta a sus incognitas.
 
Lentamente lo penetró, abriendose paso en las cálidas paredes internas que apresaron con fuerza su despierta hombría. Respirando contra la suave piel canela, Kakashi impulsó las caderas en un lento compás, se hundió en la deliciosa estrechez y retornó despacio hacia atras.
 
Naruto hincó firmemente las uñas en su espalda. Tenía el rostro contraído en una mueca de placer y dolor. Aunque esto último iba más allá del daño fisico, se trataba de un vago pero contundente temor a un futuro rechazo.
 
-Sensei...- gimió quedamente en tanto Kakashi lo penetraba una y otra vez, guiado por el éxtasis acaecido tras la mortificación del incidente en la cascada.
 

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