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Accidentalmente. por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 2.

 

Había pasado ya 4 días con el menor y al parecer se habían acoplado un poco, el niño era bastante ordenado y educado, había hecho un circulo con algunos de sus juguetes y se podía quedar horas ahí jugando completamente solo, hacía caso a cualquier cosa que le ordenaba y no era melindroso con los alimentos, lo que le preocupaba era como veía los botes de ramen, sentía que hasta baba le escurría por el antojo, pero no podía darle eso, no iba a deshonrar a sus padres que lo vigilaban desde el cielo.

Tal vez el único problema que aún tenían era que se despertaba llorando en las madrugadas gritando por su papá y eso lo había hecho desvelarse más de lo debido, ya que calmarlo era algo complicado y su poca interacción con niños lo hacía un negado en decir palabras de aliento que lo hicieran sentir mejor, al final el pobre se dormía llorando y él no podía conciliar el sueño por la culpa de no poder ser de ayuda.

Así que básicamente todo iba viento en popa, esa mañana había recibido el mensaje del abogado, como amenazó la última vez que lo visitó, indicando que ese mismo día llevaría los papeles para los bienes monetarios e inmuebles a los cuales tenía derecho por cuidar del mini Minato, lo cual no lo hacía particularmente feliz, se sentía aún extraño por esa situación y aun se preguntaba por qué su profesor no había dejado que algún familiar cuidara de Naruto, por donde lo vieras era demasiado extraño, además de que parecía que todo había sido un complot para que no se pudiera negar, ya que hasta con herencia lo había dejado.

 

-      Buenas tardes Sr. Hatake – el abogado entró y vio que el lugar se veía más decente que la última vez que había ido y el niño dentro de lo que cabía se veía bien – necesito que me ayude con un par de firmas.

 

Cuando se fue el abogado sentí como si un peso más se agregara a mi vida, era oficial ya era padre de Naruto bueno tutor legal, debía ir a su escuela para poder hacérselo saber a las maestras y bueno creo que debía de presentar mis respetos a la familia del niño, después de todo no podía separarlo de ellos y si necesitaba ayuda podría recurrir a ellos.

 

-      Naruto – los enormes zafiros azules que tenía aun lo impactaban y eso que llevaban varios días conviviendo - ¿cómo es tu familia?, ya sabes tíos, primos, abuelos – el pequeño me vio directo a los ojos como si no entendiera a que me refería y eso me asusto ¿acaso no tenía más familia?

-      Mis abus sólo me visitan una vez al mes y mi tío es raro – aliviado pensé que el niño no estaba solo en el mundo, pero solo 3 familiares más no era precisamente a lo que se llamara una gran familia, además de que no explicaba porque no podían ser ellos sus tutores.

-      Cuando pueda los iremos a visitar – la reacción de Naruto a mi decisión fue bastante confusa, su cara era un poema que no podía interpretar.

 

 

Sábado por la mañana, muy temprano para su gusto, pero debía de apurarse o no podría terminar la mudanza ese día, la ventaja es que solo debía llevar cosas como ropa y artículos personales, ya que el departamento de su maestro tenía todos los lujos que se necesitaban para una vida cómoda, lo había visitado un día antes y decidió que lo mejor era vender sus muebles, ya que no los iba a necesitar a donde iba.

Naruto se veía algo nervioso por llegar a su casa, tal vez no estaba listo para enfrentar las sombras del pasado, pero no podían vivir ahí todo les quedaba demasiado lejos la escuela del rubio, la universidad, básicamente su lejanía con toda civilización justificaba el costo tan bajo del alquiler, a diferencia de su profesor él aun no ganaba los millones.

Todas sus cosas entraron sin problemas en un taxi y se dirigieron a su nuevo lugar de residencia, conforme más se acercaban a la zona céntrica de la ciudad mejor se veían los inmuebles y obviamente todo cambiaba de perspectiva, su barrio no era feo, pero, en definitiva, las casas y departamentos no tenían esos acabados tan caros y lujosos.

Al llegar al complejo departamental sin importar cuanto lo viera se volvió a sorprender por cómo era, era un penhouse por piso y el elevador tenía una ranura especial donde ingresabas la llave y te llevaba a tu departamento exclusivamente, era imposible ingresar a otro sin la llave, esa tecnología solo la había visto en las películas y lo hacían sentir algo cohibido por saber cómo vivía la gente rica.

Al terminar de subir todas sus cosas sintió como su alma descansaba, había sido demasiado pesado y eso que el elevador había hecho casi todo el trabajo, volteó a ver el lugar y se dio cuenta de que Naruto no estaba a la vista, así que su alma salió de su cuerpo nuevamente ¿dónde lo había dejado?

 

-      NARUTO – grito de inmediato mientras lo buscaba entre las puertas de las habitaciones antes de correr al lobby para ver si lo había olvidado ahí.

-      ¿Dime? – la dulce voz hizo que le regresara el alma al cuerpo y al voltear el niño estaba parado tranquilo a la mitad de la sala.

-      No desaparezcas así, pensé que te habías perdido – lo abrazó por mero instinto, ya que de verdad pensó que en su primer día fuera de casa ya lo había perdido.

-      Perdón – el niño no supo cómo reaccionar, era la primera vez que alguien más aparte de su papá se preocupaba por él.

-      Bien, dejando el susto de lado, ¿qué quieres hacer primero, comer o desempacar o comer mientras desempacamos? – a Naruto le brillaron los ojos al pensar en comida, al parecer eso era lo que más amaba en el mundo.

-      ¿Podemos comer ramen? – esa era la pregunta que se había vuelto recurrente, de verdad que le había gustado ese platillo.

-      Bien, pero sólo porque estamos celebrando que nos terminamos de mudar, no debemos de comerlo seguido o nos hará daño – el rubio vio al amigo de su papá.

-      Pero cuando llegue a tu casa tenías miles de botes, como si lo comieras diario – Kakashi por fin entendió a lo que se referían las mujeres cuando decían que sus hijos eran ratas astutas.

-      Era en caso de que hubiera un ataque nuclear, esa comida puede durar años, a veces hay que estar preparado para todo – Naruto abrió los ojos imaginando al mayor sobreviviendo a un ataque zombi gracias a que había almacenado comida y pensó que su tutor era la persona más genial del mundo.

 

Al terminar de cenar el mayor le había preguntado a Naruto dónde dormía para empezar a meter sus cosas, pero el rubio parecía muy triste por esa pregunta.

 

-      Yo dormía con mi papá – el mayor no vio nada de malo en dormir con el menor hasta que pudiera dejar de gritar el nombre de su papá, así que le sonrió.

-      Entonces dormiremos juntos – el rubio llevaba pocos días viviendo con Kakashi, pero ya le había agarrado mucho cariño, el día del funeral de su papá solamente habían ido alumnos de la escuela y profesores que lo respetaban, pero no había ido nadie de la familia, por un momento pensó que se quedaría solo para siempre en esa enorme casa, pero el hombre de traje lo había llevado a un lugar inhóspito a conocer a la persona más increíble del mundo.

-      ¡Si!

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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