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Delirio por M M

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Notas del capitulo:

Holiii ya volví jejej disfruten

Capitulo 2
Antes de….

Hace unos cinco meses…
La vida marcaba el camino de Day de una manera que ni el mismo conseguía explicarse, su joven madre era mesera de un fino restaurant, con solo la secundaria no podía conseguir algo mejor para que tuviesen una vida más o menos confortable, porque ser madre soltera no es nada fácil. Aun que vivieran una rutina de lo más sencilla, la humildad que caracterizaban a él y a su adorada madre les daba fuerza y valentía para enfrentar cada adversidad... hasta que algo cambió. Su madre sonreía más, se maquillaba un tanto más, incluso tarareaba al bañarse, algo estaba iluminando sus días pesados de hasta tres turnos continuos, pero ¿Qué era aquello tan poderoso e increíble capas de hacerla tan rebosante de alegría? Day moría de la curiosidad y a la vez agradecía al cielo por darle esa sonrisa tan maravillosa a la única persona en su vida que tenía. Pronto la respuesta fue a caer sobre él como una maldición disfrazada de “buenas nuevas”, con la cálida y rebosante noticia de que tendría de nuevo una familia completa, ya no serían solo mamá y él…ya no. Podría tener un hogar sin tantas preocupaciones económicas que aun que era lo único que le nublaba la felicidad estaba bien, siempre se las habían arreglado para no dejar de comer ni un solo día así fuese solo pan y agua. Quien sabría lo que escondía las puertas de esa lujosa mansión, un mar de secretos, de mentiras…
Day comprendía a la perfección que su madre merecía ser feliz. Que ese ser tan bondadoso y dulce que cargo con él 9 meses estaba por volver a unirse en matrimonio con uno de los hombres más poderosos de todo el mundo. La razón de las sonrisas bobas de su mamá y  de los sonrojos de adolescente tontamente ilusionada entro por el marco de la humilde morada en donde antes solía vivir Day, en donde en realidad paso el 90% de su vida. Un hombre varonil, fuerte, de semblante calmado y mirada azabache, extendía su mano para estrecharla con el chico de mirada marina. La calma solo era un fondo incómodo para todos los presentes, el silencio atiborraba la casa hasta hacerla desbordarse de nerviosismo y pena. 
-Es un placer conocerte Day, Mi nombre es Frederick Worthington, Susan me ha hablado maravillas de ti-la voz tosca y gruesa del señor le asusto por unos mili segundos, que llamar a su madre por su nombre de pila en la primera oración solo hacía sobre notar aun más lo pretencioso que era el Señor Worthington. Sí, Day ya había notado una primera falla en el cuento de hadas.
-Ho…Hola-solo pudo articular de su delicada boquita rosada. Las manos le sudaban a chorros y pensar en saludar a ese hombre tan grande le daba pena, ¿Y si le daba asco por tenerlas húmedas y le decía a su adorada madre que siempre no se casaba con ella? ¿Cargaría con ese peso en su conciencia? Day pensaba demasiado las cosas, cosas que innecesarias y hasta ridículas sonaban, le preocupaban en demasía. 
-Eres algo pequeño, ¿Tienes 14 años verdad?-sonrió el señor dejando ver su blanquecina sonrisa,
-Al parecer serás él bebe de la familia, mi hijo tiene cuatro años más que tú…lo conocerás pasado mañana-agrega calmado.
-Así es bebé, tendremos la cena de compromiso pasado mañana… ¿No es maravilloso Day?-La sonrisa de la rubia mujer le relajo, pero solo por instantes. ¿Cena de compromiso? ¿Tan rápido iban este par que ya hasta había fecha para ello y para quien sabe para cuantas cosas más? En ese caso… ¿Ya había fecha para la boda? ¿Era en serio? Todas esas preguntas le llenaron el estomago a Day de punzantes dolores. No era buena señal, Segunda falla del cuento de hadas.
Al día siguiente las cosas no pintaron mejor, la emoción de su madre por la cena era más que incomoda para Day, pero el solo verla con aquellos gestos le bastaba para dibujar la sonrisa forzada sobra sus suaves y rosados labios. Tenía miedo del futuro, tenía miedo por las cosas que fuesen a pasar, pero se repetía a si mismo que todo estaría bien, tratando de engañarse ante el sentimiento que evidenciaba la “mala espina” que lastimaba su estómago.
Susan iba de un lado a otro solo pensando en el conjunto que usaría para el día siguiente, al fin era su oportunidad de ser feliz, ¿Por qué no estaría emocionada? Pronto se casaría con un encantador hombre, que la llenaría de todos los lujos que se merecía, el típico cuento de hadas que toda niña sueña de pequeña, casarse con un príncipe azul y vivir para siempre en un castillo…patético. La cosa aquí era que… ¿Se había detenido a preguntarle a su único hijo que opinaba de su casamiento? ¿Se había tomado el tiempo como madre y padre para hablar con el puberto que dependía aun de ella para hablarlo como correspondía? La verdad es que solo había cruzado con Day una par de palabras y una muy ligera y amena conversación respecto a la nueva relación que tenía con un hombre guapo, rico y elegante.  Llamaríamos desconsiderada, despreocupada o solo una pobre mujer ilusionada por sentir amor de nuevo?
Como Day debía asistir a la escuela pública que quedaba a unas calles de su casa, solo le quedo apurarse para no llegar retrasado de nuevo mientras su madre faltaba a trabajar, como si el futuro ya estuviese asegurado…. ¿Qué más le quedaba con el tiempo en su total contra?
Al llegar a la escuela saludo a su única amiga, una muy simpática y regordeta chica, lizzie, con su peculiar manera de ser corrió a abrazarlo como era la sana costumbre de todas las mañanas. La mayoría de los chicos que asistían en aquella escuela solo le miraban raro, como si el fuese anormal, y dado a su extraña belleza era comúnmente confundido por una chica, cosas que ya resultaban bastante cotidianas a Day.
-Joven Shepard…Esta vez si me prestó algo de atención-habló a lo lejos una mujer que bien sonaba como caballo por sus escandalosos tacones, el sonido de sus muchas pulseras y el tono de voz como de persona mayor le indicaban claramente que se trataba de la Profesora Miranda, quien a sus manera siempre lo procuraba cual regañona y amorosa tía.
-Buenos Días Profesora…-saludó afable el muchacho.
-Bueno ¿Qué siguen haciendo ahí paradotes como estatuas? Vayan a sus clases que la campana sonó hace 22 segundos, ¡Andando!-Sonrió de verlos adormilados por entrar a clases, Lizzie aun haciendo muecas y Day solo bajando la mirada y formando una mueca tristonamente. Y mientras transcurría la clase lizzie aprovecho para platicar por notitas con Day, pasándolas con la máxima precaución por debajo de el pupitre hasta llegar al otro y viceversa.


"Oye enano!! Tu mamá siempre si se va a casar? Ya no me dijiste nada anoche"
"Si se casará…pro no se…no estoy cómodo con esto"
"Pasa algo malo? Ya conociste al señor?"
"Lo conocí ayer, mamá lo trajo a la casa, pero no lose…algo no me cuadra…"

-Day, te notó muy interesado en otras cosas…-dijo de la nada la Profesora Miranda interrumpiendo su propia clase algo molesta. A esa mujer nada se le escapaba de las manos.
-No, no es nada profesora- sonrió de la forma más calmada que pudo pero las agudas narices de esa mujer olfateaban los “papelitos” y las futuras bromas de los alumnos que no prestaban atención en clase. Molesta por la interrupción dirigió sus entaconados pasos a los dos niños que e trataban de ocultar nerviosamente el papelito.
-¿Mnnh? ¿Con que nada?- dijo la profesora al observarlos detenidamente, parecía más como si tuviese rayos X y poderes psíquicos, deduciendo asertivamente las travesuras de sus alumnos.
-Esta bien muchachos, se los dejaré pasar por el momento, claro que después de clases tendrán que limpiar todo el salón…- su voz bastante amenazadora hizo a los chicos temblar las miradas de culpa y cierta molestia se reflejaron en los ojos cristalinos del niño.
-Si profesora…-sonrió Lizzie dejando que Day guardara silencio, no podía dejar que el niño se delatara, si lo hacía peor le iría con los exagerados castigos de la profesora Miranda. 
Las miradas inquisidoras que dejo por último la Profesora dejaron que ambos niños suspiraran de alivio, a pesar de haberse librado de ello Lizzie no dejaba de pensar en las cosas que Day le había mencionado, ¿Qué tal si los presentimientos del enano eran ciertos y él nuevo padrastro resultaba una mala persona? Ciertamente las cosas ya no serían más las mismas y muy probablemente Day cambiaría de colegio. Lizzie miró de reojo el perfil del “enano” al que tanto adoraba, la belleza de Day era imposible de ignorar y eso era causante incidentes anteriores, temía a sus adentros que ocurrieran de nuevo pero con personas más peligrosas. 
Al termino del día de clases se despidieron como de costumbre, Day tenía muchas cosas en su cabeza rondándole como molestos mosquitos, aquel señor mayor sería su padrastro, era demasiado para procesar ahora que  debía acudir a esa cena donde también conocería a su nuevo hermano. Pensándolo bien, tener un nuevo hermano no le resultaba tan malo, después de todo, Day adoraría tener los consejos de un hermano mayor y también disfrutar de la compañía de otro muchacho, Sí, Day se mantenía positivo a pesar de tener miedo de las nuevas situaciones a las que se enfrentaría. Llegando a su pequeña casa se dispuso a realizar sus deberes de la escuela, la Profesora Miranda se había encargado de dejarle bien en claro al muchacho sobre no distraerse tanto en sus tareas, Day tenía un talento especial para los estudios y había sido ayudado por la profesora para obtener una beca en una mejor escuela y así poder saltarse hasta la universidad de ser posible y más le valía a ese niño aprobar, de lo contrario tendría a la maestra sobre de él fastidiándole la existencia. 
Al día siguiente Day tenía que estar lo más presentable posible, su madre andaba con la cabeza por la luna pensando en como arreglarse lo más hermosa posible, idealizando la cena y balbuceando muchas cosas inaudibles, estaba claro que aquella cena de por sí era muy importante, pero Day no dejaba de sentir que todo lo que estaba ocurriendo no era más que un error mayúsculo, la cuestión era… ¿Cómo expresarle a su madre lo que su corazón sentía? 
-Day cariño, ¿Sabes donde dejé mi delineador azul?-preguntó Susan descolocando al chico de sus ideas.
-¿Eh? ¡Oh si! Lo vi en la mesita de noche de tu cama mamá- sonrió en gesto de amabilidad.
Susan notó la sonrisa grata de su hijo, pero la mirada azul llena de dudas, ¿Sería algo importante lo que el chico pensaba respecto a la prontitud del compromiso? Llegó a sentir que se precipitaba al tomar tan repentina decisión, darle un padre a Day técnicamente de un día para otro le resultaba incómodo de forma materna. Meter personas ajenas a su minúsculo circulo familiar era demasiado para el estilo de vida que llevaban, Susan sintió pesar en su corazón, y un sentimiento egoísta le hizo darse la vuelta de la habitación.
-Gracias mi niño, apresúrate a terminar de doblar la ropa limpia por favor-diciendo esto no le dirigió más la palabra hasta esa misma tarde, Day tenía miedo de reconocer que tenía miedo, redundante pero cierto… Dándole vueltas por la cabeza.
-Verte sonreír me hace feliz- menciono cariñosamente Day a su hermosa madre una vez que ya estaban listos para partir, el momento de la cena ya estaba ahí.
-Mi pequeño… - sonrió la mujer, -Te prometo que todo saldrá bien-.
Notas finales:

Porfis comenten así me ayudan a mejorar la experiencia para ustedes, gracias chicos!!


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