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Delirio por M M

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, gracias por su lectura disfruten!

Capitulo 4
Agujas y el rosal

Era obvio que las cosas no volverían a la normalidad, por primera vez en si vida Day se había enamorado a primera vista, el compromiso de su madre paso por unos instantes a segundo plano.  Como podría lidiar con tantas nuevas personas en su pequeño mundo?… Ahh era agobiante, Day no podía concentrarse en las clases y la Profesora Miranda se la pasaba regañandole, Lizzie solo lo miraba con cierta lastima pero seguía de tras de él tratando de que no le fuese peor. Pronto muy pronto se casarían y estaría atrapado en aquella nueva familia… Era muy tarde para expresarle a su madre lo que sentía? No era posible por el momento dado a qué Susan no llegaba a la casa por las noches y su maternidad empezó a ser cuestionada por los vecinos y los padres de sus compañeros de clase que de percataban de la ausencia de la joven y rubia mujer en las juntas de la escuela.

Tanta  pomposidad lleno la agenda de Susan y dejó por un momento el hecho de que tenía responsabilidades con la única persona que la amaba más que nada en el mundo.
Era cierto que ella era descuidada y algo mimada, pero no era mala mujer ni mala madre al menos no antes. Esa misma noche ya con la boda al día siguiente, Susan hizo lo que Day no se atrevía a hacer.
-Day hijo….podemos hablar un momento?- mencionó con amabilidad su madre. Day levanto la mirada mientras seguía remendando su uniforme escolar que estaba tan desgastado por ser adquirido de segunda mano. 
-Si mamá, dime- sonrió animado.
-Hijo mañana es mi boda y tú sabes que eh soñado con este momento, el momento en el que te daría una familia completa, un padre que te cuide y que vea por nosotros…- dijo mientras acariciaba la cabeza castaña con hebras doradas de su hijo.
-Mamá sabes que te amo y que quiero que seas feliz…pero…-comento algo nervioso, -Desde hace días eh sentido miedo por lo que está pasando y lo que pasará-.
Susan frunció el seño.
-Miedo?- pregunto preocupada.
-Bueno es más bien preocupación…todo esto está pasando muy rápido, me cuesta hacerme a la idea y no estoy seguro de que esto vaya a funcionar-dijo con mirada cansada el muchacho.
-Pero Day hijo esto es lo que tanto queríamos, una familia, un futuro sin tener que preocuparnos porque comer mañana o si tendremos para pagar el arrendamiento de la casa… Esta es nuestra oportunidad!- abrazo a su niño besando su coronilla.
-Mamá yo solo quiero que seas feliz, pero me preocupa si él será bueno para ti, si podremos seguir juntos como hasta ahora y…- decía el chico pero fue interrumpido por Susan.
-No no no, Escucha Day no quiero que seas negativo, las cosas saldrán bien y Frederick es un buen hombre que me respeta y será un buen padre para ti- besó de nuevo a su hijo, -Ya tendrán tiempo para conocerse, te prometo que todo saldrá bien!-abrazo con fuerza a Day pero no notó la mirada triste de su hijo y la aguja que había en las jóvenes manos del mucho.
-Ah!!- grito Susan adolorida.
-Mamá!! Estás bien? Perdón es que estaba cosiendo mi uniforme y…-trato de ver si ella estaba bien pero la mujer lo alejó molesta.
-Mira bien lo que haces Day!! Mañana es mi boda!! Si me dejas una marca que me haga ver fea te castigare!-grito con las cejas fruncidas y la sonrisa chueca.
-Tienes que remendar esa cosa ahorita?! Uff cuando nos mudemos a la mansión cambiarás de escuela y gracias a Dios no tendré que verte más con esas miserias de uniforme- Susan solo miraba su antebrazo buscando si quedó alguna marca o algo de sangre, cosa que la hizo ver mal a los ojos de Day. 
-Qué? Pero amo mi escuela, mamá no quiero cambiar de escuela, estoy bien dónde estoy, además fue un accidente- miro con suplica a su madre.
-Day esto lo hago por nosotros, merecemos lo mejor… no estar aquí más-mirando con desprecio el pequeño hogar que ellos habían vivido por tantos años, Day la miró lastimosamente y Susan recompuso en su expresión dándose cuenta de que Day estaba triste. Sí, ella aún era madre por sobre todas las cosas y aquel puerto con gesto triste era su más querido sueño… Verdad?
-Hijo, mi bebé, quiero lo mejor para ti, es muy difícil para mí verte usar ese uniforme desgastado, quiero darte lo mejor y que nunca te falte nada… entiende que esto puede cambiar nuestras vidas- acariciando al muchacho, besó sus manos blancas y suaves, la dulzura de madre que tanto amaba lo miraba con cariño.

Day beso el piquete de Susan, y dejo el uniforme remendado a un lado, ella era todo lo que tenía… Y si ella era feliz él lo intentaría.
-Eres y siempre serás mi bebé- besó animadamente toda la carita del chico haciéndole reír.
El amor entre ellos dos era tan cálido, tan lindo como cuando Susan tuvo a Day por primera vez en sus brazos, Susan era una adolescente cuando quedó embarazada de él…las cosas de por sí eran difíciles, sin padres y sin nadie que la apoyara se hizo cargo sola de su pequeña creatura. Pasando de vivir prácticamente en la calle a poder rentar algo para ellos, con días muy difíciles y con hambre al irse a dormir, sin poder comprarle a su pequeño ni un solo juguete… Jugando entre ellos para evitar que Day se diera cuenta que no tenían los lujos de los demás niños normales, pero si mucho amor, más del que los demás tenían para si. Susan tuvo que hacer tantas cosas para que Day no sufriera como ella sufrió. Así un día pudo entrar de mesera al restaurant donde trabajó por años y así pudo por lo menos tener algo para ellos, tantas carencias y mucho amor era lo que los definía. Pero eso le pesaba mucho a ella, anhelaba tanto ser como las señoras que comían con sus amigas en las mesas del establecimiento, el verlas tan brillantes y bien vestidas le dolía el estómago. Está bien que no tenía mucho, pero se conformaba con las sonrisas de Day….y la calidez de su pequeño. Hasta que un día un hombre entró por la puerta y le sonrió, era atractivo si, de dinero como se podía ver al llegar en ese auto tan lujoso, la miró y ella a él y las cosas se dieron solas.
Frederick era su nombre y venía a menudo desde que la vió, pues Susan era hermosa y joven, rubia de ojos cristalinos…un saludo se convirtió en una conversación y una conversación en una cita y esa cita en la declaración de amor…
Susan sentía que todo mejoraba, incluso a él no le importaba el que ella tuviera un hijo dado a qué él tenía uno…almas solitarias que se encontraron cuando el destino así lo quiso.

Las campanas sonaron y los pétalos de rosas flotaban en el viento, palabras de aliento y sonrisas brillantes….el color blanco del vestido de novia y el revuelo de las palomas… Sí, una boda unió sus mundos y los de sus hijos. La ceremonia no duró mucho, tanta extravagancia y aroma a vino lleno aquél día de la boda en un recuerdo marcado por el amor.
La fiesta comenzó y la novia bailaba con el Señor Worthington, no había pareja más feliz en ese instante. A la llegada de todos los invitados a la fiesta, cierta persona bajo por las escaleras, en traje como su padre esperaba, no le emocionaba el matrimonio nuevo ni nada en lo que se relacionara con la nueva mujer de su padre.
Ese mismo día se había follado a una chica de su escuela y le daba igual si la volvía a ver o no. Anthony Worthington estaba aburrido de todas las cosas que hacía, perteneciendo a distintos equipos de deportes en la escuela y llenando lo monótono que era la rutina diaria. Que mierda de vida, que mierda que nada le llenaba. Con pasos ligeros y despreocupados no se molestó en presentarse a la fiesta que ocurría en el piso de abajo, solo se dirigió al jardín y prefirió tomar algo de aire. Pero un ruido entre los altos jardines le llamó la atención…
El jardín constaba de varias áreas entre ellas una que parecía un laberinto con secciones de rosales y otros tipos de plantas. Anthony pensó que era un animal o algo más, pero… Un gemido que sonó entre doloroso y placentero lo descolocó, una voz así de dulce e inocente tenía que ser *interesante*.

-Quien Eres?-dijo el joven de traje gris al ver a la creatura atorada entre los rosales de la mansión dónde se llevaba acabo la fiesta. Era hermoso, inhumano…irreal…las rosas parecían querer desnudarle tomándole por todas partes. La pose que tenía la creatura era más que erótica y las espinas enterrandose en su ropa y en su blanca piel parecieran suaves mordidas.

*Deliciosa y Angelical forma humana…*


-Podrías ayudarme? Por favor, tropecé y me atoré con las espinas-hablo el chico de traje azúl atrapado peligrosamente entre las plantas.
Los ojos del joven Amo de aquella mansión recorrían el rostro del muchacho, tan fino, tan blanco y rosado de las mejillas… Mirada azúl como nada que él conociera….sus labios….sus labios eran tan malditamente deliciosos..rosas….húmedos… 
Se acercó al chico y lo jaló de un tirón.
-Gracias…Oh no! Se rasgo el traje, mamá se enojará-menciono Day al ver las rasgaduras, sabía que Susan odiaria verle tan desaliñado.
-Quien eres?-Dijo Anthony con la boca excesivamente húmeda.
-Mi nombre es Day, salí por algo de aire, pero me perdí y terminé atorado aquí, perdón por molestarte- sonrió el chico al joven más alto que él, Que a decir verdad era bastante atractivo, mirada grisácea y cabello rebelde, espalda ancha y fuerte musculatura. Day le fue amable y él le miro de forma que el chico no comprendió. Será que se enojó por ayudarle? Porque no le decía nada? "Así que se llama Day… Cómo Día en inglés" pensó el joven Amo.
-Gracias por tu ayuda, debo volver mi mamá debe estar preocupada-dio un solo paso cuando Anthony le detuvo en un abrazo desesperado, sus manos solas se movieron recorriendo el cuerpo del menor. Day se asustó, trato de safarse del agarre pero esté le cubrió la boca con su mano izquierda, el más alto obligó al niño al de ladear la cabeza exponiendo en tu totalidad su cuello. 
-Mnnh!!- se quejaba al tratar de librarse de ese abrazo que más que invasivo daba miedo.
-Shhh…Shhh- dijo al oído de Day.
Se acercó y aspiró su aroma con agresividad, Day empezó a sudar frío, a sentir su corazón galopante y la respiración de su pecho se descontroló.


                *Ahhhh delicioso…*
             *Dulce…. Embriagante…*
*Ahhh….quiero profanarte…*


Day intento deshacer el agarre fuerte del brazo de aquel sujeto, este tipo que era más alto que él por 20 centímetros, y tenía pánico que le fuera a lastimar, tal como otros lo habían intentado en el pasado. Anthony perdió la razón, acercó su boca al cuello del menor y comenzó a pasar su lengua por la blanca piel del chico… Saboreó por unos instantes…. Mordió el cuello del chico velozmente, encajando sus dientes lo más que pudo, Day no pudo evitar soltar un grito ahogado y derramar un par de lágrimas por el dolor. 
-Mnnh! Mmmm!!-.
-Shhh…shshshshhhh- repitió el joven Amo.
Regreso su vista al cuello del muchacho y continúo lambiando y chupando como si de un dulce se tratara, subió a su cuello y metió su lengua a la cavidad del oído, Day se quejó y continúo tratando de safar el agarre posesivo de aquel sujeto.
Mordió el lóbulo del chico y paseó su lengua por las comisuras de su oreja pequeña. Day sin querer emitió gemidos de incomodidad que sonaron con ciertos tintes de  placer…
Anthony tenía ya una potente erección dentro de sus pantalones, nada le había provocado tanto una erección como ese niño atrapado en sus brazos. Tenía que ser una broma, incluso para él era difícil de creer, Como es que un chiquillo podría hacer algo así a sus pantalones?  Él era el que elegía las mejores chicas para su disfrute, pero nada le llenaba, todas solo eran busto y nalgas grandes, huecas de la cabeza y demasiado complicadas. El joven Amo estaba aburrido del sexo por deporte y del deporte en sí…. 
Ohh pero está creatura no parecía humana… Y era demasiado deliciosa como para dejar que se fuera en el momento en el que logró liberarlo de las lascivas rosas. Un solo paso que dió Day fue suficiente para que su corazón sintiera pánico de que se alejara para siempre de su vista, su cuerpo se movió solo…. Sus manos se movieron solas y su miembro despertó tan pronto como le vio siendo manoseado por las espinas del rosal. Maldición, necesitaba más de esa creatura, dejarlo ir sería un error y ciertamente poseerlo la mejor idea.
Con ágiles manos desvestía al muchacho llevandolo a rastras entre los matorrales de esa área del jardín… Su miembro reventaría si no lo obtenía y su corazón se aferro a Day como aquellas espinas… Como si la vida se le fuera si no lo hacía.
Notas finales:

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