Capitulo 8
Amigo fiel y un cerrojo sin poner.
La sonrisa enmarcada sobre el rostro de Anthony comenzó a ser demasiado notoria, tanto que había despertado la curiosidad de uno de sus amigos, el único lo suficientemente cercano, un muchacho de piel bronceada y cabello oscuro…. Edward Volkov.
Una de las pocas personas que le toleraba solo se mantenía en silencio mientras el Jóven Amo realizaba sus actividades, desde hacer que despidieran sin razón a los docentes del Instituto Jefferson, hasta vigilar para que nadie se diera cuenta del sexo entre clases practicado por Anthony y alguna chica ocasional.
Edward observaba desde las sombras por así decirlo, siempre al tanto de todo y apoyándole a cada paso.
Así Anthony continúo paseándose por todos lados y siendo incluso menos desagradable con el resto de sus compañeros, pues Anthony solía ser muy despectivo, prejuicioso y descortés. Demasiada felicidad tenía que venir de algún lado, o de alguien…. Edward no era tonto, menos ciego como para no darse cuenta de que Anthony trataba de evitar el tema de su nuevo hermano, lo hacía con tal elegancia que nadie se percataba de aquellos momentos.
Una de muchas tardes decidió visitar la casa de los Worthington, notando en el recorrido entre el enorme jardín y la entrada de la mansión que las rosas estaban floreciendo por montón, cosa bastante anormal dado a qué esos jardines siempre estaban secos.
Dado que en todos sus años de conocer esa casa nunca vio una temporada así de colorida.
Las personas en la enorme casa se notaban más alegres y eso causó más curiosidad, los padres de Anthony no estaban y la mucama Meena le indico dónde se hallaba el jóven Amo. Edward no tenía tantos lujos y riquezas como ese pretencioso adolescente, solo una familia de clase algo alta y un gran intelecto. Para ser sinceros siempre fue comparado con esa clase de personas, gente como Anthony… Y tener que estar a la par le resultaba cansado, pero tener que ser sus amigo le daba más estatus, algo de ventaja, una que era retocada con hipocresía y silencio. Siempre estoico y siempre sereno, sin mostrar muchas emociones, sin emitir muchas opiniones. Si tan solo sus propios padres le dejarán de pisar el cuello el podría florecer tanto o más que las rosas de aquel enorme jardín.
Los pasos ligeros se acercaron a la puerta de madera, tocó un par de veces pero nadie respondió. Edward solo giró el picaporte sin pensarlo y al abrir la puerta una imagen perturbadora apareció.
Un pequeño chico, delgado y rubio se encontraba montando a su amigo, gemía quedamente… Y se meneaba sobre el miembro de el otro como si estuviera bailando delicadamente. Parecía un hada apresada, como si le hubieran arrancado las alas, el al.a y un trozo de su corazón.
Anthony le daba fieras estocadas y el niño solo cubría su boca como podía, uno era demasiado alto y grande, el otro delgado, brillante como el sol y sometido.
Edward se quedó inmóvil, ya había visto el sexo descontrolado de Anthony con sus compañeras, no le sorprendía en nada, pero esto era distinto. Demasiado retorcido y aún en lo retorcido…. Hermoso. Ese chico fuera quien fuera no debía permanecer más en esa casa.
Anthony destruía todo lo que tocaba, hasta lo que deseaba proteger terminaba por quemarlo el mismo.
El orgasmo de aquellos adolescentes fue presenciado aún sin emitir sonido alguno o moverse de la entrada, Edward observo con detalle el rostro de Day y el de Anthony… Ambos parecían una obra de arte bizarra, delicada, divina y brillante por si misma. Aquellos cuerpos de distinto tamaño encajaban de una manera casi poética.
-Edward!- dijo sorprendido luego de percatarse que la puerta se abrió, no le puso bien el seguro como creía.
-Tony… Yo… Vine a dejar tu tarea y a jugar videojuegos como siempre- hablo el otro jóven recomponiendose con una maestría que parecía indiferencia a la situación.
Anthony inexplicablemente baja la guardia y se levantó de la cama aún manchado con el semen de Day y los demás líquidos corporales, sabía que Edward era una persona en dónde poner su confianza. Confiado de la indiferencia mostrada se acercó a Edward mientras se cubría su desnudez con una bata de baño negra.
-Deja la tarea sobre mi escritorio, baja al vestíbulo y espérame ahí- pronunció secamente, casi sonando como una amenaza sutil.
Edward miró de reojo el cuerpo del muchacho en la cama, aún cansado y con semen drenandose de sus músculos. Estaba seguro que ese pequeño niño era el hermano nuevo.
Cómo es que las cosas cambiaron de pasar las tardes y noches con chicas voluptuosas a tomar descaradamente a un niño? Edward dialogaba consigo mismo tratando de no darle importancia a los asuntos de Anthony pero no lo lograba evitar…
Ese niño era muy pequeño como para ser de la edad de ellos, tendría unos 14 años aproximadamente, su belleza era evidente y la relación entre esos dos era muy clara. Bueno, daba igual… Al final de cuentas Anthony tomaba lo que quería, siempre era así.
Luego de una media hora bajo por las escaleras con rapidez un ya arreglado Anthony, tan impecable que ni se notaba lo que había ocurrido anteriormente. Edward sabía que mencionar el tema no tendría sentido así que solo se limito a conversar de cualquier cosa trivial.
Alcabo de unas horas el otro jóven de retiró de la mansión no sin antes ser abordado por la fría mirada de Anthony, pensandolo bien no podía darse el lujo de recalcar su superioridad.
-Edward… A mi hermano no te lo eh presentado?- sonrió descaradamente.
-No en realidad- dijo apenas con una pisca de interés, -Pero puedo decirte que si deseas la candidatura a la presidencia estudiantil te recomiendo que tus actividades personales se mantengan solo en estas paredes- Edward le dió la espalda estoicamente aún con algo de intriga.
-Para ello te tengo a ti… Tu podrás ponerme en el puesto que deseo, claro… A no ser que tengas alguna objeción-metiendo ambas manos a sus pantalones en pose territorial y sobre notando su dominante escencia masculina le hizo detener sus pasos al fiel amigo.
-Tony como podría tener una opinión de esto? Será que me ves como un rival ahora que también de lo que pasa en tu habitación?- sonrió levemente molestando a Anthony.
-Eres listo, se que no me fallaras si así te lo ordeno…- se acercó un poco a su amigo y sus miradas se cruzaron.
-Su nombre cuál es?- soltó de la nada Edward, la curiosidad interna habló.
-Es mi hermano y su nombre es irrelevante para la candidatura que necesito… No intentarás saber más de lo que ya viste verdad?-Edward bajo la mirada sabiendo de ante mano lo que le convenía.
-No me concierne tu relación con él, solo no me des más trabajo que solucionar Tony, eres bastante molesto cuando quieres- dijo en un tono relajado.
El jóven Amo le miro altivamente y sonrió con descaro, Edward no le daría problemas y eso era una ventaja al tener cuartadas para poder quedarse más tiempo con Day. Pero su lado dominante le invitaba a marcar aún así lo que le pertenecía, después de todo Edward también vió a Day desnudo y en pleno sexo... Imagen que él solo quería conservar para si mismo. Anthony se controló a si mismo y prefirió tener calma.
-Te veo mañana en la escuela- dijo por último antes de retirarse por completo Edward. El atractivo adolescente se mofaba en el interior al recordar la cara descompuesta de su amigo cuando los vio mientras hacía el amor con Day.
Edward se fue de la mansión, entre molesto y confundido, las cosas ahora se centrarían en el hermano menor. Eso estaba bien mientras todo se mantuviera estable... Pero eso era posible con el carácter de Tony?
Una vez dentro de su habitación cerró el cerrojo y caminó hacia el cuerpo ya aseado de Day, aún desnudo pero listo para que lo devorara de nuevo.
-Mm? Mamá?- musitó el chico adormiladodo entre las sábanas.
-Se largó con mi padre a quien sabe dónde…-acaricio con delicadeza la fina cara de Day y le besó en los labios.
-Porqué me besas?- dijo el chico algo incómodo, pues aunque con los días ya no oponía resistencia al sexo y hasta lo disfrutaba, lo cual le causaba aún rechazo e incomodidad, si no se dejaba hacer su madre lo sabría y su matrimonio estaría deshecho... No debía decir nada, no podía.
-No me dejas besarte?- tomando en brazos acurrucó al chico en su pecho, -Yo puedo cuidarte mejor que nadie… Puedo cuidarte mejor que ella- las palabras de Anthony le llenaron de una calidez anormal.
-Aun no me gusta que me hagas todo esto…-Day habló en un hilo de somnolencia, los brazos de su hermano ya no eran del todo desagradables... En ocasiones.
-Solo es un abrazo…- dijo con un suave beso en su frente.
-Sigues diciendo eso y aún así me haces decir que soy tu mascota…-El seño fruncido de Day le dió ternura.
-No soy un mal Amo no es así? Solo no me hagas enfadar mocoso…- dijo cambiando las posiciones entre ambos, que estando sobre Day y descubriendo la desnudez del menor aprisionó ambas manos.
-No soy tu mascota… Soy tu hermano-dijo con dolor, la verdad de nuevo le golpeaba en la cara. Anthony odiaba que no tuvieran otra relación más que esa y todo porque Day y la sociedad lo venían mal.
-Eres mi hermano si…- decía Anthony mientras lo besaba amablemente.
-Soy tu hermano…-respondio a los besos el menor sin siquiera notarlo.
-No me hagas enojar… Day no arruines nuestro amor- decía cambiando de velocidad los besos, tornándose apasionados.
-Tengo miedo… Tony espera- Day trato de parar los besos dándose cuenta que también estaba cediendo.
-Yo cuidaré mejor de ti… Solo dame tu corazón-sujeto con sus dos manos el rostro del menor, ambas miradas se hicieron cómplices de una forma ardiente.
Esta pasividad de parte de Day comenzó hace unos días al notar que si le trataba bien él cooperaba y hasta lo disfrutaba… O eso era lo que parecía.
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