Naruto estaba metido en la ducha bajo la corriente de agua fría, sintiendo como inundaba cada fibra de su cuerpo y encontrando rápido alivio a pesar del shock inicial, intentaba más que nada bajar la temperatura que apenas despertar amenazaba con calcinarle, no hace falta decir que buscaba también ver reducido su miembro a su tamaño habitual, mientras pedía internamente que ese día mejorara de alguna manera, estaba convencido de que no se podían alinear los astros solo para perjudicarle a él durante todo el día.
Ciertamente no había peor forma de despertar que aquella de la cual había sido víctima esa misma mañana, pensaba él y no es que el rubio tuviera muy buen despertar de por sí, el odiaba despertar temprano, aunque esa mañana casi que lo había agradecido.
Cuando hubo calmado sus bajos instintos, se vistió con desgano pues nada le apetecía menos que ir a una misión de cinco días única y exclusivamente con el dueño de sus rompecabezas mentales.
Una vez vestido se miró al espejo, ahí estaba aquel chico de cabello color sol algo largo y totalmente alborotado y esos increíbles ojos tintados de cielo acompañados de su piel canela, todo el conjunto de unos años para acá tenía muchas fanáticas en la aldea, normal si tomamos en cuenta que a la par que Sasuke había sufrido un cambio físico bastante notable, ligeramente más alto que el moreno rozando el metro 80 de altura, con un cuerpo muy varonil, espalda ancha, brazos marcados, lo que toda chica podría pedir de regalo.
Finalmente se dispuso salir de su casa, sabía que era inevitable ver al moreno y no se sentía de ánimos, pero el futuro siguiente Hokage no podía decirle que no a una misión de tal importancia.
Iba sumido en sus propios pensamientos mientras caminaba resignado hacia la oficina del Hokage. Daba una y mil vueltas al mismo tema, esas “pesadillas” (así las llamaba el) que últimamente fastidiaban sus noches y no le permitían descansar adecuadamente, obligándolo a pararse de la cama más temprano de lo habitual y eso ya le parecía inadmisible. Además, había otro gran problema y como siempre tenía nombre y unos penetrantes ojos negros que de vez en cuando se teñían en rojo sangre.
Resulta que desde que comenzó a despertar de esa manera tan abrupta y peculiarmente subida de tono hacia exactamente una semana, pues el rubio se las había arreglado para no ver a Sasuke en lo que iba de ella, el que siempre está pegado al uchiha como lapa y no lo dejaba solo a sol ni a sombra, convenientemente ahora se inventaba excusas a sí mismo para auto convencerse de que realmente no podía acudir a su encuentro, ¡a ninguno! Ni a los entrenamientos que eran cada dos días, ni a la habitual comida diaria que hacían juntos, no había ido a importunar al moreno solo porque “son mejores amigos” que era una de sus actividades favoritas. ¡Nada! lo había evitado por completo, ni siquiera se atrevió a darle la cara cuando Sasuke toco su puerta el segundo día de entrenamiento al cual falto auto imponiéndose una rara y contagiosa enfermedad, que podía o no portar.
-------FLASHBACK-------
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Un furioso joven de cabello azabache y aura asesina, golpeaba con fuerza la puerta de un próximamente difunto Naruto, los golpes eran cada vez más seguidos y con más fuerza, eran perceptibles sus ganas de matar a quien se ocultaba tras la madera.
- ¡Naruto! ¡abre! - Gritaba con enojo mientras daba más golpes indiscriminados a la puerta, de seguir así la partiría en dos. - ¡sé que estás ahí, hasta acá puedo oler la peste del remen instantáneo!
Si, estaba cabreado hasta las moléculas y no era ninguna sorpresa, el atesoraba la puntualidad, y el quedarse esperando le ponía fatal, por otro lado, el rubio acostumbraba pasarse esos protocolos sociales por el arco del triunfo, era una habitual actitud del Uzumaki. Acostumbraba hacerlo esperar 10 o 15 minutos, la gran mayoría de las veces con la excusa de quedarse dormido cosa que el moreno no dudaba… y otras solo para fastidiar ¿pero dejarlo plantado? ¿! dos veces!? ¡eso jamás! Todos eran capaces de notar lo mucho que Naruto apreciaba su tiempo con el uchiha y nunca dejaba pasar una oportunidad de hacer cualquier cosa con él, hasta simplemente sentarse a contemplar el techo, ya le parecía tiempo de calidad entre mejores amigos. //si claro, mejores amigos… como no7-7//
Y ahora le había dado al idiota, por dejarlo plantado, en los entrenamientos, en las comidas, en las siempre “casuales” caminatas de regreso al barrio Uchiha a las cuales el moreno se oponía rotundamente alegando que ya estaba grandecito como para perderse, hasta en la reunión para asignar misiones, básicamente lo había plantado en todo. Nadie le hacía eso a Sasuke Uchiha y seguía con vida, menos si ese alguien era el que durante años se había empeñado en crear aquellas ridículas rutinas y le incluía sin pedir ni opinión ni consentimiento y que solo dios sabe cómo el moreno terminaba aceptando e incluyendo en su día a día.
- ¡Zopenco! ¡no me iré hasta que me des la cara y pueda aniquilarte! – gritaba el portador del sharingan de nueva cuenta.
Para esto, del otro lado de la puerta que mantenía con vida al blondo se podía observar una escena cuanto menos peculiar. Un Naruto el cual saltaba de un lado a otro aterrado con las manos en la cabeza y visible desesperación en la cara, que seguramente estaba a punto de llorar. Toda una escena digna de comedia.
/* ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? */ repetía una y otra vez en su asustada mente, todo lo que implicara darle la cara a Sasuke solo podía significar dolor /*me matara seguro ¡deberás! */ hora del plan B.
- Sasuke…yo… no me… siento muy… bien- trato de sonar lo más enfermo, convaleciente e indispuesto que sus nulos dotes actorales le permitieran, claro que esto no bastaría para sofocar las malignas intenciones del ojinegro.
- ¡me importa un bledo! ¡sal aquí y muere como un hombre! – no le iba a dar tregua ni oportunidad alguna, o el salía por voluntad propia o lo sacaba.
- Tienes que… irte… la abuela Tsunade… dijo que era… peligroso lo que tengo… muy contagioso… no quiero enfermarte… - la voz de Naruto se escuchaba cada vez más afectada y notablemente sofocada, hasta parecía que realmente se sentía mal. Pero no, el cambio en su respiración se debía únicamente a que apresurado arrinconaba todo mueble a su alcance contra la puerta que parecía derretirse a las manos del uchiha.
- Hn… - Sasuke se pensó apenas por un par de segundos el creerle o no a Naruto y aunque en su interior surgió un sentimiento de incertidumbre y una pizca de preocupación por el Uzumaki, no iba a decir nada y para ser sinceros nada más faltaba que encima de plantarlo 40 veces también le contagiara quien sabe que virus. – más te vale que te presentes el lunes… ¡para que pueda matarte! – gruño lo último acompañado de un azote final cargado de frustración en la puerta, luego se fue.
Entonces Naruto sintió que el universo le daba una nueva oportunidad de vida, se dejó caer lentamente, resbalando por la pared que tenía a sus espaldas, ahora solo tenía que inventar excusas para lo que le restaba de vida y ¡listo!
- Estuvo cercas ¡deberás!
-------FIN DEL FLASHBACK-------
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Sin siquiera darse cuenta había llegado hasta su destino, estaba justo frente la puerta de la oficina hokage, entonces en Naruto surgieron sentimientos a los que no estaba nada acostumbrado. Primero el miedo, miedo a Sasuke y ese maldito temperamento que el moreno se cargaba, luego nervios, esto debido a que después de esos horribles sueños se sentía genuinamente culpable y estaba seguro de que ni siquiera sería capaz de mirar al uchiha a los ojos, también estaba emocionado, hacía mucho que no tenían una misión importante y aunque era sencilla era de rango S o eso le habían dicho y por ultimo algo que no supo distinguir, era sin duda la mayor cantidad de tiempo que había pasado nunca sin ver al pelinegro y ahora era el rencuentro, eso le ocasionaba muchas dudas pero ciertamente también felicidad a pesar de la inminente amenaza de muerte.
Tomo aire buscando calma a todas esas emociones que se acumulaban dentro suyo y con decisión abrió la puerta entrando en la habitación, frente suyo Hatake Kakashi el del sharingan Hokage de la aldea de la hoja, a su lado Obito Uchiha quien era su guardaespaldas/asistente personal, también se encontraba un claramente enfadado Sasuke quien ni siquiera le dirigió la mirada, de echo al verle entrar desvió su vista lo más lejos del rubio posible.
- Disculpe la tardanza Kakashi-sensei – pidió Naruto mientras con sus ojos buscaba a su amigo.
- ¿Naruto? - cuestiono el Hatake algo confuso, pero pronto retomo entereza- no, de echo llegas a tiempo - algo completamente inusual, solía llegar hasta con horas de retraso.
- Bien ya que están aquí les daré los detalles para que puedan partir…
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La reunión había parecido durar una eternidad, tanto el hokage como su sombra pudieron percatarse de que había sucedido algo entre los dos amigos, no se hablaban, no se dirigían la mirada, no hubo un solo comentario por parte de ninguno, ni un alago de Naruto de lo bueno que era o de lo bien que lo harían, que eran los mejores, nada de lo que solía acostumbrar, a eso había que sumarle el ambiente pesado y frio que inundaba la habitación, era fácil darse cuenta que estaban peleados pero no como era costumbre, siempre que había riñas entre ellos ambos creían tener la razón y ni uno ni el otro daba su brazo a torcer pero esta vez Naruto se miraba arrepentido, no parecía ser serio ellos siempre estaban peleando y habitualmente lo arreglaban por sus propios medios pero era notorio que había algo que afectaba al rubio más de lo normal.
Salieron de inmediato en busca de sus equipajes, provisiones y armas, tan pronto Kakashi termino de darles los detalles de la misión que era simple, pero de alta importancia, serian guardaespaldas del señor feudal del fuego, lo acompañarían a la tierra del viento, aunque era solo una escolta de rutina, no era cualquier persona a la que debían proteger así que había que tomárselo muy en serio.
Cuarenta minutos después esperaba el moreno en la puerta suroeste a un rubio atolondrado que como siempre había empacado demás y llegaba tarde, comenzaba a parecerse al Naruto al que estaba tan acostumbrado, a lo lejos se divisaba la cabellera del blondo correr rápidamente hacia él.
Una vez estuvo a su lado no le dio tiempo de hablar ni de que le explicara nada.
- ¡Vamos! – Ordeno el uchiha quien había sido nombrado líder en esa misión, tan pronto termino de pronunciar corrió en dirección a la morada del señor feudal.
Naruto se quedó observando cómo se alejaba aquel cuerpo en la distancia, se sentía mal, sabía que las cosas no estaban bien y ese nivel de frialdad que ahora ostentaba Sasuke no hacía más que cortarle cual navajas, aunque el moreno siempre fuera frio él estaba convencido de que estando juntos el ojinegro cambiaba su actitud, que con él era más abierto, menos encerrado en sí mismo y hasta más platicador. Cualidades que no parecía haber empacado en esa misión. Sabía que era su culpa y que tenía que explicarle las cosas a Sasuke, pero… ¿qué iba a explicarle? que en sus sueños en repetidas ocasiones hacían cosas que ni siquiera quería nombrar y que además siempre se despertaba sudado y con una erección, claro que no, esa no era una opción.
- Tengo que arreglar esto ¡encontrare la manera! ¡deberás! – dijo en voz alta mientras seguía los pasos de su compañero.
Tenía 5 días para en contentar al uchiha y Naruto era muy bueno haciendo eso, ya que el siempre terminaba disculpándose por sus tontas peleas y haciendo algo “sumamente estúpido y vergonzoso” según Sasuke, para enmendarlo.
Continuara….