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DRAGONES por yukihime200

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Notas del capitulo:

Holi :D

No hay notas de la autora porque no tengo nada que decir xD

16. Ciudad de Bestias: Parte 1

 

El invierno había hecho su aparición. Las temperaturas bajaron y el viento frío recorría las calles congelando las manos y los rostros de las personas, arrastrando consigo el molesto olor a tierra mojada y moho, todo lo contrario al cálido verano. Río odiaba el invierno, los recuerdos pasaban delante de sus ojos como una mala película todos los años, recordándole todo lo que siempre se esforzaba en olvidar.

Su ánimo se veía mermado cuando aparte de sufrir con las bajas temperaturas las lluvias hacían su aparición, mojando los cristales de las casas o tiendas y resonando de manera ruidosa en los techos de las personas. Evitaba todo lo que podía salir a mojarse en los entrenamientos y prefería quedarse en su cuarto, aislado de todo el mundo mientras veía por la ventana como las grietas en las calles formaban pequeños riachuelos desembocando en diminutas lagunas, que salpicaban sus gotas con furia a los bordes inferiores de los pantalones de quienes las pisaran.

Miraba con hastío a las criaturas inocentes que jugaban divertidos bajo la mirada de sus padres, disfrutando del choque de los goterones en sus rostros o cabello. Nunca podría entenderlos.

Los esposos se aparecían turnándose por su cuarto preguntando por él, invitándolo a estar con ellos relajados mientras veían a la estación hacer su trabajo. Siempre los rechazaba con excusas tontas, que si hoy no tenía ánimo, que si no podía interponerse entre los recién casados, con sonrisas falsas mientras bromeaba y desviaba el tema. Con el tiempo ellos dos se acostumbraron a su rechazo pero no les molestaba.

Leon nunca le preguntó. Asumió que sus amigos le habían hablado sobre eso o era que solamente el mayor nunca hacía nada si Río no lo proponía primero, había excepciones, pero esas eran de otros temas.

Pasaba su tiempo en la biblioteca cuando se aburría de estar en su cuarto, leyendo cosas que no le interesaban para nada pero que no podía evitar porque no tenía nada más que hacer. A veces se acurrucaba junto al delta en su oficina, con chocolate caliente que se tomaba la atribución de servirse solo y una gruesa manta que se ponía sobre los hombros mientras se hincaba en la silla.

Sus días eran aburridos, pero no podía pedirle a su cerebro que elevara su ánimo, así no funcionaban las cosas. Ya lo había intentado muchas veces.

Ya sería el octavo mes ahí.

Fue una suerte enorme que Leon se apareciera en su puerta golpeando un par de veces para llamar su atención.

—Ha llegado una petición. ¿Quieres venir?

—¿No es una orden del gobierno?

—No. Esta vez es directa de la Ciudad de Bestias —la confusión era notoria en el rostro del más joven, siempre pensó que ese lugar era como una simple cárcel para aquellos que caían en la locura.

Dándole una respuesta afirmativa a su delta se cambió por la ropa más cómoda y abrigadora con la que los ricachones le habían llenado el clóset. Leon colocó una bufanda de color negro en su cuello; Río se envolvió con su olor.

Lo siguió hasta la entrada en silencio, sin ánimo aquel día para iniciar una conversación o cruzar una broma con Zack. El beta era uno de los cuatro hombres que irían con ellos a la ciudad, junto a él se encontraba el alfa pelirrubio bajo las órdenes de Cassandra ¿cuál era su nombre? Ah, sí, Alan. También estaba uno de los alfas con los que entrenaba a diario empleado por Leon, y Louen, quién le dio un amistoso saludo.

Emprendieron el viaje en el gran carruaje que el dragón solía utilizar siempre. El pelirrojo procuraba ignorar a todo el mundo dado que el horripilante golpeteo constante de las gotas en el techo lo irritaban en demasía. Prefirió cerrar los ojos y fingir que dormía mientras sentía el camino más largo de lo que recordaba.

 

***

Era tal cual lo recordaba de la única vez que había puesto un pie ahí.

Recorrieron el camino a pie dejando atrás el transporte en la entrada del lugar. El líder a cargo de la misión les había dicho que esta vez no sería necesario dentro. Río se tomó su tiempo para curiosear. Algunas casas de piedra estaban en ruinas y se caían a pedazos dejando ver el interior, era obvio que ya nadie vivía ahí. Tarros de basura fétida se encontraban volteados y el líquido que fluía de ellas llamaba a las moscas y otros bichos desagradables. Su rostro no lo demostró, pero las náuseas que revolvieron su estómago le parecían terriblemente familiares.

Todo se encontraba igual. El panorama se repetía en cada destruido hogar, y en una de las esquinas creyó ver una gran mancha de sangre seca, de seguro era de alguna de las bestias que derrotaron hace tiempo, o puede que incluso fueron por batallas entre ellos.

El pensamiento inicial del chico era erróneo. Creía que sería más de lo mismo mientras se adentraban, pero había olvidado por qué ese lugar era llamado ciudad. Si los habitantes de Achira rondaban las cuatrocientas mil personas ese lugar no lo hacía nada de mal. Esas casas en ruinas no eran nada más que el inicio y la zona marginada. Casi podría decir que se sentía como en casa.

Llegando a la zona centro se presentaban frente a él las murallas para entrar a la ciudad. Había mantenido la vista tanto tiempo en cosas sin importancia que no vio algo tan obvio.

Se sintió como si estuviera a punto de ingresar a una fortaleza, con esa puerta enrejada gigante que se abría y cerraba con un mecanismo antiguo de engranajes y un par de guardias armados apostados a cada lado cuidando la entrada. Ellos le dejaron libre tránsito a Leon dado que ya era conocido en el lugar, y los sujetos que le daban la bienvenida lo miraban como a un ídolo.

Adentro las cosas eran totalmente distintas. Las casas se veían de un material similar al concreto, las calles estaban limpias con un farol metálico a determinada distancia uno de otro que en la noche iluminaban con seguridad. Desde las puertas de las casas observó como algunas mujeres y niños los miraban con curiosidad. Ahora entendía bien el nombre. Todos allí eran bestias, pero Río notó que la racionalidad alumbraba sus ojos.

Panteras, leones, lobos, toros. Todo tipo de humanoides habitaban ahí, era impresionante, algo que solo había visto en los televisores de las tiendas. Pero como bien le dijeron una vez, humanos ocupaban algunas viviendas o caminaban a su lado en las calles como si nada.

Llegaron hasta una posada algo antigua, donde un sujeto mayor con rostro y gestos en extremo halagadores les dio la bienvenida. El menor despreciaba un poco ese tipo de personas.

Fueron guiados de inmediato a través de la taberna del primer piso hacia arriba para entrar todos a una sala para invitados. Tomaron asiento en los sillones de tela roja mientras esperaban que el nervioso hombre dejara de mirar hacia todos lados como si fuera perseguido y hablara con ellos.

—Señor Nova. Sé que su familia no hace ningún movimiento si no es una orden directa del gobierno de Achira, pero estamos ante una situación que ya no podemos controlar y nadie ha venido en nuestra ayuda —el beta comenzó a arrodillarse de manera lenta, como si sus articulaciones no pudieran soportar la acción—. Señor Nova. Hay un sujeto que está causando problemas en la ciudad, pero como él no ha perdido la razón los subyugadores no harán nada. Le imploro, en el nombre de esta ciudad, por favor ayúdenos.

A Río no podía importarle menos ayudar a ese hombrecito desesperado, pero sabía que aceptarían la petición de todas formas, no tenía que ser un genio para saber que Leon iba a ponerse en marcha aún si el viejo no se lo imploraba. Con solo haber leído la carta ya estaba decidido.

La cara rechoncha del tipo se relajó al recibir la positiva del jefe, y luego de explicarle que todos los gastos de comida y estadía correrían por su cuenta los guio por el largo pasillo del segundo piso hasta las tres habitaciones dobles que cada pareja compartiría.

El pelirrojo miró con atención. No era nada de lujo como se había acostumbrado a la mansión de Leon, pero seguía siendo mejor que la pobre pieza en la que solía vivir en su mundo. La lluvia, que no se había detenido en todo el día, golpeaba con fuerza la ventana descuadrada y entraba por la rendija lateral que esta dejaba. La cama de dos plazas tenía un pobre cobertor delgado que de seguro no abrigaba nada y un pobre velador a su lado de madera que ya estaba a punto de apolillarse. Al menos la cama tenía un colchón. El olor a humedad le molestaba la nariz.

No tenía idea para qué habían entrado en realidad, aún quedaba mucho día por delante, aunque el clima le daba ganas de quedarse todo el tiempo en la cama.

Se terminaron reuniendo todos otra vez en el comedor de la taberna y planear bien su siguiente movimiento mientras comían. Las voces estridentes que gritaban y celebraban cualquier cosa ahí lo distraían e irritaban casi tanto como la lluvia, su humor era cada vez peor.

—Nuestro objetivo es Oliver Kennal —la voz de Leon atrajo su atención para darse cuenta que la comida y bebidas ya estaban dispuestas en la mesa—. Un alfa lobuno. Según el informe entregado por el dueño ya ha asesinado a cinco omegas. Todos los cuerpos han sido abandonados en callejones.

—¿Por qué el escuadrón de subyugación no ha tomado cartas en el asunto? —Louen tenía su rostro serio, su ceño fruncido, casi enfadado. Realizó la pregunta que rondaba también en la cabeza del transmigrado.

—Por órdenes del gobierno todo tipo de acción represiva se realiza solo cuando alfas u omegas pierden la razón, o una revuelta ocurre en Achira u otras ciudades con personas aún normales. Cualquier problema que sea por otro motivo en la Ciudad de bestias es problema de los mismos ciudadanos —los cuatro soldados apretaron sus puños sobre la mesa frustrados con las crueles reglas.

—Solo tenemos que eliminarlo ¿no? ¿Por qué no salen a buscar información? —Río se masajeaba la cabeza por culpa del creciente dolor y posterior se levantó de la mesa al ver los platos ya vacíos— Necesito descansar. Los ayudaré todo lo que pueda mañana.

Los cuatro sujetos asintieron serios a su orden mientras lo veían retirarse a él y Leon a sus aposentos.

—¿Estás bien? —el pelinegro le preguntó preocupado al verlo caer sobre su estómago en el colchón.

—Sí. Tranquilo, solo necesito dormir. La lluvia suele ponerme de mal humor —Leon le sonrió de manera gentil. Casi nunca lo escuchaba quejarse de manera seria. Se tendió junto a él en la amplia cama y lo pegó a su cuerpo. Río se relajó de manera instantánea al sentir como el aroma a naranjas de su alfa opacaba casi por completo el olor húmedo que producía el agua.

***

Los cuatro soldados terminaron aprovechando el día tal como les dijo su entrenador. Con el dibujo del alfa buscado en mano preguntaron a muchas de las personas que veían pasar. Muchos los ignoraban o corrían despavoridos ante su sola mención. Otros no tenían ni idea de quién era.

En los puestos de feriantes que siempre tenían un poco de información al ser más conversadores, descubrieron que los asesinatos habían empezado a ocurrir hace unos cinco meses aproximados. El perpetrador se tomaba su tiempo para conocer a su próxima víctima antes de dar el golpe, un mes para prepararse. En estos días se cumpliría el sexto, debían apresurarse u otro omega caería.

Recorrieron por separado los callejones en los que habían sido encontrados los cuerpos intentando encontrar pistas, pero lo único que hallaron fueron las manchas de sangre que nadie se había atrevido a limpiar y que ahora quedaban como un horrible recuerdo en el piso.

¿Por qué no podían encontrar nada? La noche se hacía presente, por fin la lluvia se detuvo, y las madres comenzaban a encerrar a sus crías en sus hogares. Muchas veces pudieron escuchar resonar el ‘click’ de las cerraduras mientras pasaban vigilando.

Bajo las deslumbrantes luces de los faroles que habían sido instalados para la comodidad de los citadinos, los guardias armados que deberían hacer sus labores se juntaban para turnarse y dormir o simplemente jugar cartas aburridos mientras bebían. Los soldados miraban con desaprobación aquellas acciones.

El sonido de un tarro metálico de basura chocando con el suelo al ser volteado resonó fuerte en la noche. Desde la lejanía los tres muchachos pudieron notar la figura bípeda cargando algo. No perdieron el tiempo y fueron tras él a toda velocidad, pero el animal tenía más experiencia en el entorno y los perdió con facilidad.

Frustrados buscaron frenéticos por entre los callejones cercanos. Lo encontraron junto a una gran cantidad de cajas sucias y goteantes a causa del aguacero anterior. La escena era grotesca, inclinado sobre la chica pantera inconsciente, con su hocico abierto de par en par dejando escurrir la baba sobre ella como si fuera un platillo delicioso.

El sonido de las armas siendo desenfundadas lo alertaron y soltó a la mujer con brusquedad logrando que golpeara su cabeza en el suelo y produjera un sonido perturbador. No perdió el tiempo para darse a la fuga mientras Zack socorría a la chica y los restantes iban por él.

Se sintieron peor al ver que realmente ninguno de los sujetos que debería actuar protegiendo a la gente lo hizo, y el lobo desapareció delante de sus narices.

Al menos la chica no había muerto, y llevándola en brazos regresaron su camino a la posada, esperando que al día siguiente la testigo pudiera darles alguna pista del sospechoso. Turnándose entre todos cuidaron de la chica y se relevaban para dormir unas horas, necesitaban estar descansados para iniciar la búsqueda otra vez.

***

Esa mañana no había lluvia, solo frío. Río sintió que al menos el mundo estaba un cincuenta por ciento a su favor ese día.

Despegándose de la comodidad que le ofrecía el cuerpo de su alfa se dirigió al diminuto baño personal que tenía cada pieza. No era lo más cómodo y brillante del mundo, pero al menos el lugar estaba limpio, eso lo complacía un poco. Se aseó lo mejor que pudo y esperó a que Leon hiciera lo mismo. Ambos se sorprendieron al descubrir que sus soldados tenían una invitada en la habitación de Zack.

El beta se colocó firme ante su jefe para proceder a explicarle bajo la seria mirada de los tres restantes.

—Buen trabajo. Al menos tenemos una pista —las palabras fueron breves, y su vista no estaba dirigida a ellos sino a la chica que yacía en la amplia cama, pero los muchachos se sintieron contentos en sus corazones al recibir un elogio por su buen desempeño.

—Adam —el alfa le dirigió de inmediato la mirada a Río al escuchar su nombre salir de sus labios—. ¿Por qué no te quedas con ella? No podemos esperar todo el día a que despierte para poder saber algo. Mientras la vigilas nosotros volveremos a la escena para investigar —. Nadie cuestionó la orden de ¿la esposa del jefe?, e hicieron caso de inmediato.

Aún era temprano y las calles no estaban muy transitadas, eso ayudaría un poco a que nadie interfiriera con la búsqueda. Louen sugirió separarse para cubrir más terreno mientras señalaba todos los puntos por donde siguieron al lobo anoche. Todos los jóvenes le dieron la razón, pero Leon estaba reacio a dejar ir a Río.

—Todo estará bien, Leon. Es de día, nada malo sucederá —le dio un fuerte apretón de manos para infundirle un poco de tranquilidad.

Se perdió por entre los callejones buscando encontrar cualquier cosa que le llevara al alfa, pero no podía encontrar ni siquiera un rastro de sus feromonas. Como si fuera un perro intentó hacer uso de su nariz para rastrearlo. Supuso que el olor húmedo del ambiente y la suciedad de las calles cubrían su aroma. El sujeto era bastante astuto.

Lo suficiente como para aparecer de improviso detrás de él sin que lo notara.

El fuerte golpe en su nuca le hizo compadecer un poco este cuerpo, ya era la segunda vez que alguien trataba de partirle el cráneo de esa manera.

Antes de caer en la inconsciencia Río pensó que nunca más le llevaría la contraria a la intuición de su alfa.

Notas finales:

Quiero decir que probablemente este pueda ser el último capítulo del mes (aunque a estas alturas deberían aprender a no creerme mucho) porque se me vienen encima las pruebas finales del semestres y seguidito los exámenes, so, no tengo mucho tiempo (ahora me arranqué un rato del trabajo compartido que estoy haciendo).

 

Eso. Espero que les esté gustando esta historia (no sean tímidos (¬u¬) jajá).

 

 

 

Gracias por leer ~~


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