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SCAR por Walid

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Londres era bonito, pero ruidoso y ajetreado en comparación con Newport.


- Echo de menos los castillos- dijo JungKook, paseando por los parques.


- Creo que no podría vivir aquí, no sé si es porque estoy demasiado acostumbrado a Newport, en realidad no lo sé. Pero creo que me agobia el ritmo de esta ciudad.


- No eres el único. Recuerdo cuando llegué a Newport por primera vez, pensé que no iba a durar, ahora no imagino nada mejor.


Aquella noche, cuando volvieron a la habitación, Vante se sentó y se llevó las manos a la cara.


- ¿Estás bien?- preguntó JungKook.


- Sólo es... un altibajo... no te preocupes...


No lloraba, pero parecía muy triste, se quedó despierto hasta altas horas de la madrugada, viendo colecciones de ropa y redes sociales de colegas suyos del gremio. JungKook se despertaba cada media hora, para ver que el chico estuviera bien.


- ¿Te molesta la luz?


- No, para nada...


- Es que... creo que no puedo tenerla apagada...


- No te preocupes. Si no la puedes apagar, la tendremos encendida hasta que puedas volver a estar con la luz apagada- respondió.


- Deberías dormir- dijo Vante.


- Tú también- replicó JungKook.


Vante no contestó, sólo volvió a centrarse en la galería de arte online que estaba viendo. Volvía a tener aquella sensación de miedo e inseguridad. Aquella conocida sensación de que, si apagaba las luces y se quedaba dormido, pasaría algo muy malo.


- Si necesitas hablar o quieres que veamos alguna serie o alguna película juntos...- empezó JungKook.


El fotógrafo le sonrió y le dio un beso en la mano.


- No te preocupes por mí.


- No me pidas cosas imposibles.


Vante sonrió y besó los labios de JungKook, un mero roce de labios. Se apartó de él y miró a su espalda, con miedo, como si alguien estuviera allí.


- ¿Todo bien?


- Todo bien- respondió y le dio la espalda, cogió la mano de JungKook y la puso sobre su cintura- me gusta cuando me abrazas.


JungKook le abrazó y, con cierto temor, vio como los ojos de Vante viajaban de un lado a otro de la pared de la habitación, como si buscara algo o a alguien. Se mordió el labio inferior y sólo pudo decir aquello que sentía que era verdad.


- Estoy y estaré contigo. No estás solo.


Notó como el cuerpecito de Vante se relajaba en sus brazos, no obstante, el propio Vante no se sentía del todo relajado, sabía que sus demonios y fantasmas del pasado estaban volviendo, aquellos que sólo existían en su imaginación y que se dedicaban a desquiciar su mente. No quería volver a estar como hace años, cuando no podía tener las luces apagadas, cuando sentía que siempre había alguien vigilándole, incluso dentro de su propia casa. No quería que JungKook conociera a esa persona. Empezó a marearse, se sentó y se tapó la cara. Al momento, sintió a JungKook a su lado, como siempre, ayudándole.


- Tranquilo, respira... sólo es ansiedad...


- Está volviendo...


- Parará...


- Eso no lo sabes...


- Sí lo sé- dijo, con convicción- me dijiste que hace años te pasó y pudiste superarlo, si hace años lo superaste, volverás a hacerlo. Eres la persona más fuerte que conozco.


Y con aquello se echó a llorar, no se sentía fuerte, no se sentía esa persona de la cual JungKook hablaba pero no dijo nada, simplemente lloró toda su angustia, todo su miedo mientras su novio le abrazaba hasta que, pasadas las horas, se quedó dormido. JungKook no se durmió, no se fiaba de que el chico estuviera bien, así pues, le colocó bien en la cama y apenas se permitió cerrar un momento los ojos para luego abrirlos a los minutos.


Sobre las cinco de la mañana, cuando Vante llevaba casi dos horas dormido, comenzó a notar como el chico movía los pies, las manos, su respiración se agitaba y balbuceaba cosas sin sentido... o quizás con algo de sentido...


- JungKook... ayúdame... que no me toque...


- Vante... Vante, mi amor... despierta... estás soñando...


- JungKook...


- Vante...


En el momento en el que Vante despertó, gritó y JungKook le abrazó.


- Tranquilo... tranquilo... despierta... muévete un poco...


Mientras movía los brazos y las piernas, comenzó a llorar.


- Me estabas pidiendo ayuda... me decías "que no me toque".


- No me gustó nada lo que pasó en el aeropuerto- admitió, llorando- demasiada gente desconocida a mi alrededor.


- ¿Puedo preguntarte algo?- preguntó y Vante lloró y asintió.


- Me dijiste que te habían tocado la espalda... ¿fue algo más?


- Vas a pensar que soy un idiota...


- O quizás llamaré a Niall para que los demande- dijo muy serio.


- Hubo un hombre que me tocó la espalda, sí... pero no sé si fue ese hombre, o quizás otra persona diferente, que se pegó totalmente a mi espalda- dijo y lloró- puso una mano en mi cintura y puso el micrófono en la boca. ¡Sé que no lo hizo como algo sexual!- dijo y lloró- ¡lo hizo para que no me moviera y me fuera y contestara a sus estúpidas preguntas! ¿Pero no era capaz de respetar el espacio personal? Los guardias le apartaron, pero...


- Hablaré con Niall... no voy a permitir esto una segunda vez- dijo JungKook, furioso- no voy a tolerar que te hagan esta clase de cosas.


El chico volvió a llorar pero se sentía más tranquilo, quizás también se debiera a que empezaba a ser de día y ya no sentía tanto miedo. Finalmente, pasadas las siete de la mañana, se quedó profundamente dormido. JungKook se encargó de pedir desayuno a domicilio para los dos, aunque no despertó al chico, dejó que durmiera.


- ¿Esos son aguacates?- preguntó y miró la comida de JungKook.


JungKook sonrió y le besó.


- Sé que te gustan, tienes tu desayuno en la nevera, ¿te lo traigo?


- ¿La doctora no dijo que dejaras de mimarme?


- Bueno... no creo poder dejar de hacerlo... eres muy mimable.


El chico sonrió y se apoyó en el pecho de JungKook.


- Estás preocupado- dijo Vante, entrelazando sus dedos con los de JungKook- te noto tenso.


- No me gusta verte así.


- No estoy mal...


- No estás bien y tengo la impresión de que es mi culpa.


- Tarde o temprano pasaría, además, me haces muy feliz.


JungKook se levantó y le llevó el desayuno a la cama. Aquel día, volvió a prepararle otro baño relajante de espuma, pasearon por parques y, después de comer, volvieron al hotel. Vante se sentía muy cansado y, cuando llegó, se duchó y se quedó dormido. Momento que JungKook aprovechó para llamar a la doctora Prescott.


- Prescott, me ha dicho mi secretaria que Vante tiene problemas.


- Se ha levantado gritando- dijo JungKook, bajando la voz. Estaba escondido en el baño y no quería molestar a Vante- me dijo que eso le pasó hace mucho tiempo...


- ¿Ha estado bajo un estrés muy fuerte?


JungKook le contó lo referente al aeropuerto y la doctora Prescott suspiró.


- Se ha visto rodeado de desconocidos... su cuerpo ha reaccionado de la peor manera...


- Quiero que volvamos a Newport, pero no quiere.


- Él sabe que tienes una oportunidad y...


- ¡No la quiero!- dijo- no, si es a costa de su salud.


- ¿Sabes qué va a hacer cuando volváis?


- Nos vamos a ir de viaje juntos al pantano, él y yo, sin teléfonos, sin ordenadores, sin trabajo. Solos él y yo. Y el pantano.


- Lo más probable es que se recupere en ese viaje, pero le daré cita para después.


El chico asintió y, tras colgar, se fue a cuidar de su pequeño, le acarició el pelo y le abrazó. El cuerpo de Vante reaccionó ante aquel acto y se relajó ¿o quizás fueron imaginaciones de JungKook?


Aquella noche, Vante se quedó en la cama, no le apetecía levantarse, tampoco arreglarse y JungKook no pudo menos que consentirle. A la mañana siguiente, JungKook se levantó y empezó a buscar información sobre como adelantar los vuelos a Newport, el estado de ánimo de Vante estaba empeorando por momentos, no quería someterle al estrés de la Fashion Week.


- ¿Qué miras?- preguntó el chico.


- El recargo de adelantar el vuelo a Newport.


- Ya te dije que estoy bien. Sólo necesito descansar un poco más y ya está. Esta tarde estaré bien.


El chico se quedó dormido y apenas comió, JungKook se sentía muy alarmado. Cuando sonó el despertador que indicaba que en tres horas tenían que estar en el desfile, Vante se despertó y se duchó.


- ¿Seguro que quieres ir?


- Sí. Es una oportunidad para ti.


- No pienses en que sea una oportunidad para mí, piensa en tu salud, ¿te encuentras bien para ir?


Vante lo consideró, no se encontraba nada bien para ir, se sentía cansado, contrariado y triste. Pero entendía que era una oportunidad para JungKook y, solo por él, iba a aparentar estar bien. Además, no iban a ser pasarelas atesadas de gente. No obstante, cuando llegaron, la prensa que estaba allí comenzó a perseguirlos.


- JungKook, aquí- dijo un señor- no os hemos visto en los desfiles, ¿todo bien?


- Todo perfecto, gracias.


- ¿Habéis escogido algunas firmas?- preguntó otro fotógrafo.


- Hemos estado cansados y con mucho trabajo- resolvió Vante- hemos aprovechado este viaje para visitar Londres, pasear y venir a algunas pasarelas.


- ¿Entonces estáis de viaje de novios?


- De negocios- dijo JungKook- ¿alguna pregunta referente a mi carrera o la suya?


- Sabemos que Vante es un enamorado de Gucci, ¿Cuál es la pasarela que más esperas?- preguntó una mujer.


- Burberry- respondió con amabilidad.


- ¿Es tu primera pasarela de Burberry?- preguntó, a su vez.


- Sí, estoy bastante emocionado, visto mucho de esa marca.


- Te hemos visto en muchas fotos con ropa de esa marca, ¿esperas conseguir un contrato con ellos?- volvió a preguntar.


- Al menos, una colaboración- respondió.


- Esperemos que tengas suerte- dijo la mujer- mañana es la pasarela de Burberry, te veré allí.


JungKook y Vante caminaron hacia el interior del recinto y, una vez se sentaron, las luces de las cámaras de los paparazzi no hacían más que cegarles.


- ¿En serio quieres quedarte?- le susurró.


- Sí, y ahora más- replicó Vante- es posible que esa mujer te ayude a conseguir un contrato con Burberry.


JungKook apretó los labios y le mandó un mensaje a Niall explicándole la situación de cómo estaban y preguntándole si podía hacer algo. Al poco, recibió una respuesta de Niall "los guardias están con vosotros, lo único que podéis hacer es decirles que os acompañen a todos sitios, incluida la pasarela". JungKook leyó aquello y resopló, lo que le hacía falta a Vante era tranquilidad, no tener a cuatro desconocidos pegados a su espalda. Guardó el móvil y vio que Vante le miraba.


- ¿Todo bien?


- Sí.


- Sé que no.


JungKook le abrazó, Vante puso una mano en la pierna del chico y comenzó a jugar con el roto del pantalón.


- ¿Te diviertes? ¡Esos son mis pantalones!


El chico rio y se apoyó en su hombro hasta que empezó la pasarela, cuando lo hizo, ambos se sentaron rectos y miraron muy serios pero también entusiasmados. Los modelos desfilaban con ropas de Pretty Green, Peaceful Hooligan, Baracuta y MA. Strum. Entre desfile y desfile, se levantaban, iban al baño, paseaban por la zona, incluso fueron al bar a tomar unos refrescos.


- ¿Qué te ha parecido el desfile de Baracuta?


- No es mi estilo- respondió Vante- pero te he visto con prendas de esa marca. Te quedan muy bien, luces muy sexy.


El modelo fue a beber de su refresco y se sonrojó.


- ¿He sonrojado al gran modelo Jeon JungKook?


- Ah... si supieras todo lo que provocas en mi...


Y, si no fuera porque estaban en un sitio demasiado expuestos, le hubiera besado, no obstante, puso su mano sobre la del modelo y le guiñó un ojo. Se tomaron de la mano y volvieron a la pasarela, donde iban a asistir al desfile de Pretty Green, último de aquel día.


- Me encantan los tejidos- comentó Vante- desde luego han sabido dar armonía a la colección.


- Considero que es muy difícil dar armonía a la colección con dibujos tan estampados, pero han sabido llevarlos.


Cuando la colección acabó, tanto JungKook como Vante se levantaron a aplaudir y, camino a la salida, sintieron que no había tantos paparazzi encima de ellos. JungKook, que no quería que su precioso novio se sintiera agobiado, ya había llamado al taxi y éste ya estaba allí.


- ¿Lo han pasado bien?


- Muy bien- respondió Vante- ¿Y si salimos a cenar por fuera?- preguntó. JungKook le miró pero no contestó- ¡Vamos! ¡Lo pasaremos bien! ¡Me apetece hacer cosas de pareja contigo!


Y, como siempre que Vante le pedía algo, no pudo menos que consentirle.


- Bien, pues señor conductor, llévenos al restaurante más romántico que conozca- pidió JungKook y Vante rio- esa clase de restaurantes románticos que aparecen en las películas y al que solo van las parejas.


El conductor sonrió y giró por una calle secundaria para llegar a otra calle principal, los dejó frente a un restaurante con cristaleras, había violinistas y todo estaba decorado con motivos referentes al amor.


- ¿No crees que esto es demasiado romántico?- preguntó Vante al ver el restaurante.


- Bueno, nos merecemos algo así- dijo y le besó.


JungKook abrió la puerta del restaurante y Vante entro primero, JungKook le tomó la mano y miraron encantados el lugar.


- ¿Te gusta?- preguntó JungKook. Vante sonrió y le abrazó.


- Tengan una buena noche, caballeros- dijo un camarero- ¿mesa privada?- preguntó, al reconocerles.


- Oh, no sabíamos que existían...- dijo JungKook- es la primera vez que venimos, pero sí, será relajante...


El camarero los llevó a un pequeño apartado en la planta alta, allí les dio unas pulseras y se sentaron en una mesa alejados de las miradas indiscretas.


- ¿Van a querer agua o vino?


- Agua- dijeron ambos.


Vante le miró y agradeció que el chico tampoco bebiera.


- Bien, les dejo la carta, vendré en un rato para tomarles nota...


- ¿Qué nos recomienda?- preguntó Vante.


- Oh, la lubina y la dorada es nuestra especialidad en pescado... en cuanto a carne, tenemos el solomillo... y si quieren verduras, ensalada césar.


- ¿Te apetece una ensalada césar para los dos?


- Sí, perfecto- respondió Vante- yo voy a querer la lubina.


- Yo el solomillo.


El camarero apuntó todo y, al momento, volvió con una botella de agua y dos copas. Cuando se fue, JungKook se sentó en el asiento tipo sofá donde estaba sentado Vante y, sin pararse a pensarlo, le besó.


- Lo siento, tenía muchas ganas- dijo- gracias por sacarme del hotel.


Vante se abalanzó a los labios del chico y le besó, habían sido días muy duros y JungKook no sólo se quedó a su lado, sino que demostró estar a la altura. Se quedaron así, besándose como dos quinceañeros, escondidos en aquella esquina hasta que unos pasos los hicieron separarse, era un camarero con la ensalada. JungKook puso su plato al lado del de Vante y se sentaron uno al lado del otro, abrazándose y besándose.


- ¿Ya se te ha pasado tu idea de irte antes de tiempo?- preguntó Vante.


- No te creas... sólo quiero que estés bien.


- No puedes protegerme de todo- dijo Vante, cortando la lechuga- unos días estaré bien y otros días no tanto... ya sabes- bajó la voz- problemas de la depresión y la ansiedad, unos días estoy muy arriba y otros no tanto...


JungKook le miró, era la primera vez que decía en voz alta algo sobre sus problemas.


- Lo entiendo y lo acepto, pero yo sólo quiero que estés bien y me da la impresión de que con todo esto, se ha empeorado. Yo puedo entender que tengas altibajos, pero no quiero que los tengas por algo que yo he ocasionado.


- Esto tarde o temprano hubiera pasado- dijo y le dio un mordisquito en la oreja- no te preocupes, sólo han sido unos días de altibajos, pero ya estoy bien.


Terminaron de comer y no pidieron postres.


- No sé porque no pedimos postre- dijo JungKook, con una sonrisa.


- Porque la última vez que estuvimos en un restaurante romántico y pedimos postres quise hacerte una mamada y ¡eso que aún no te he hecho ninguna!


JungKook soltó una carcajada, iban solos por la calle y se sentían muy seguros.


- ¿Paseamos? ¿Disfrutamos de la noche?


- ¡Claro!


Al final compraron unas tarrinas de helado en un puesto ambulante y se sentaron a comerlas en las puertas de un parque.


- Has recordado muy bien que el de fresa es mi favorito- dijo Vante.


- No olvidaré esa noche nunca.


- ¡Tenemos que volver a comer uno de esos helados de fresa!- dijo Vante- ¡ahora tengo antojo!


Ambos rieron y Vante tiró las tarrinas vacías a la basura.


- Después de mi accidente no pensé estar así con alguien- dijo- soy demasiado afortunado de tenerte a mi lado. Mi doctora siempre decía que tú eras esa persona que me ayudaría... ella tenía mucha fe en que tú me ayudarías.


- Nos queda un largo camino, pero lo recorreremos juntos.


- Juntos, eso suena muy bien.


Se abrazaron y comenzaron a caminar, iban a cerrar el parque y no podían estar allí. 


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