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SCAR por Walid

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El fotógrafo, por su parte, se sentía observado por el menor y se sentía encantado. Hacía mucho tiempo que nadie le miraba de aquella manera. JungKook no le miraba con lascivia, le miraba con respeto... con amor. Y eso era lo que a Vante le inspiraba tranquilidad y lo que le gustaba de aquella mirada.


Pasaron las horas entre sesiones y cambios de ropa por parte de JungKook. Se saltaron la hora de la comida para terminar una sesión.


Mientras Vante pedía algo de comida, le pasaba otro modelo a JungKook.


- Nos quedan cuatro sesiones cortas y una larga- dijo- terminaremos una corta ahora y después de comer nos pondremos con la larga.


JungKook se cambió y, cuando terminaron, llegaron las pizzas que habían ordenado.


- Me muero de hambre- dijo JungKook, cogiendo un trozo de pepperoni.


- ¡No te comas todos los pepperoni! ¡Luego me dejas sin ellos!


Sonrió y se metió en el baño para ponerse la ropa con la que había venido. Cuando salió, Vante estaba agachado cogiendo unas servilletas que se le habían caído y, desde aquella postura, JungKook podía ver el trasero redondo del chico.


- ¡JungKook! ¿Vas a... salir?


El chico se había girado y había pillado a JungKook mirándole desde atrás.


- ¡Te ayudo!- dijo, haciendo como que nada había pasado.


Vante le miró y sonrió.


- ¿Dónde compraste esos pantalones?- preguntó JungKook, curioso, sin poder contenerse.


- En una tienda online de mujer- confesó- supongo que te habrás dado cuenta, pero llevo cosas de mujer a menudo.


- Y te quedan mejor que a ellas- observó y Vante sonrió.


- Creo que hoy llevo todo de mujer- dijo Vante y sonrió- la camisa también la compré en la misma tienda online. Los mocasines sí son de hombre, admitió, de mi época de modelo. Los calcetines... ¿tienen género?- preguntó- y mi ropa interior, sí, también es de mujer, de Victoria's Secret.


JungKook le miró y sintió que la boca se le secaba. Necesitaba ver al chico desnudo con lencería de Victoria's Secret.


- Eres demasiado sexy- opinó JungKook y se apoyó en el respaldo de la silla, mirándole- y me gusta saber que te has puesto así por mi- dijo- y me gustaría que supieras como aceleras todo en mi cuando eres así.


Vante le miró se había quedado sin palabras. No obstante, JungKook abrió las cajas de pizzas y sacó una porción.


- Deberíamos comer.


- Sí.


Tras la comida, ambos querían descansar un rato, estar quince minutos sentados en el sofá, pero no podían. Tenían que adelantar trabajo.


Así pues, se pusieron con la sesión de fotos para una revista de moda que había contactado con Wings porque quería a JungKook. El chico tenía que ponerse toda su colección y Vante sabía que aquella sesión no la terminarían aquella noche.


- Son las doce- dijo JungKook- no puedo más.


Vante se acercó a la pizarra blanca donde tenían apuntadas las sesiones programadas.


- Habrá que reprogramar, cariño- dijo- ¿El viernes tienes algo que hacer?


- Tengo dos entrevistas a primera hora.


- ¿A qué hora las terminas?


- A las once.


- Te quiero a las doce como muy tarde aquí- dijo- pasaremos las dos últimas sesiones del jueves al viernes por la mañana- explicó- mañana, miércoles terminaremos la sesión de hoy y las tres cortas. Eso nos llevará toda la mañana. Por lo que el trabajo del miércoles en la tarde lo tendremos que hacer el jueves en la mañana. Y la sesión asignada para el jueves en la maña, la haremos por la tarde. Esto es un desastre- se lamentó- además, el viernes en la tarde tengo cita con mi terapeuta, si veo que hay mucho trabajo...


- Ni hablar- le contradijo JungKook- el trabajo es importante, pero tu salud lo es más.


- Ya perdimos el lunes y por eso estamos así...


- Pero el sábado y el domingo no tenemos nada programado.


- El sábado yo tengo que retocar y enviar a las revistas todas las fotos que te he hecho. No puedo perder el sábado.


- Lo sacaremos adelante- prometió JungKook.


Aquella semana los chicos trabajaron a contrarreloj. Cada vez se notaba más en ambos el estrés. Cumplían el horario marcado por Vante a base de saltarse comidas y descansos. El miércoles sólo desayunaron y después merendaron sobre las cinco de la tarde un café con galletas del Starbucks. Llegaron a sus casas sobre la una de la mañana, cenaron juntos un sándwich frío en casa de Vante y se acostaron, quedándose dormidos en el acto. A la mañana siguiente, el despertador sonó a las seis, habían dormido menos de cinco horas, pero tenían que ponerse en pie. JungKook subió a su casa, se duchó, se vistió y, cuando bajó al piso de Vante el chico estaba terminando de echarse algo de brillo de labios. Últimamente no se arreglaba tanto debido al estrés. El jueves desayunaron en el estudio mientras arreglaban los decorados y, al igual que el día anterior, sólo comieron galletas y café sobre las cinco de la tarde. Sin embargo, aquella noche, pasaron por un puesto de comida rápida turca y pidieron algo para cenar.


- Como siga comiendo así voy a perder la figura- se quejó Vante, dándole el último mordisco a su shawarma.


- Yo te vería estupendo aunque pesaras cien kilos- dijo JungKook en el momento en el que Vante cogía una patata frita.


- Y yo te lo agradezco. Pero, a partir de hoy, se acabaron las pizzas y los shawarma para cenar. Sobre todo si cenamos a las dos de la madrugada y tenemos que dormir a las dos y diez. ¡Todo esto se irá a mi trasero!


- No me hagas pensar en tu trasero...


- ¡Es enorme! ¡Lo sé!- dijo enfadado, no necesito que nadie me lo recuerde.


- Tienes el mejor trasero que he visto en mi vida- le dijo- me gusta su forma... y sobre todo, como se ve con los pantalones cortos del otro día.


El fotógrafo le miró.


- Lo tendré en cuenta.


Vante llevó los platos a la cocina y allí miró su trasero. Siempre le había parecido que era grande, nunca algo digno de admirar.


Fue a la habitación y JungKook ya se había quedado dormido, le tapó bien, le dio un beso en la frente, se metió en la cama y apagó la luz. Al momento, se quedó dormido.


Al día siguiente, o más bien a las horas, el despertador sonó y ambos querían morirse.


- Es el último día, mi amor. Mañana descansaremos- prometió JungKook.


Así pues, con aquel pensamiento, se levantaron de la cama, se ducharon, se vistieron y salieron. JungKook fue con Vante al estudio a adelantar trabajo y luego se fue a dos entrevistas. Mientras tanto, Vante editó las sesiones hechas el martes y el miércoles y mandó el trabajo a las respectivas revistas. Era fácil editar para él. Conocía bien los rasgos de JungKook, por lo que no necesitaba hacer demasiados retoques, sólo añadir luminosidad y, en algunas, jugar un poco con los blancos y negros.


Iba a empezar a trabajar con las fotos del día anterior, cuando JungKook llegó.


- Hola, ¿qué tal con las revistas?


- Bien, un poco de lo mismo. ¿Tú cómo vas?


- He editado las fotos del martes y el miércoles. Ya las he enviado a la editorial. Para el sábado sólo me queda las del jueves y viernes.


- ¡Lo vamos a lograr!


JungKook y Vante eran rápidos juntos y ambos lo sabían. Así pues, a la hora de comer, ya habían terminado todo el trabajo de la semana.


- ¡No me lo puedo creer!- dijo Vante y abrazó al chico.


- ¡Te invito a comer!- dijo JungKook- ¿A qué hora tienes tu cita con la doctora?


- A las cinco- respondió.


- ¡Nos da tiempo!


Fueron a comer a Anderson's y, por primera vez en la semana, comieron. Pidieron comida sana, pero lo que más les gustó fue poder comer tranquilamente.


A las dos de la tarde habían terminado de comer y fueron al estudio, recogieron todo y fueron a casa. Vante aprovechó el tiempo que tenía para editar las fotos y, a las cuatro y media, se encontró que sólo le faltaban las fotos hechas aquel día. No obstante, tenía cita con su terapeuta y no podía llegar tarde.


Cuando llegó, aún estaba el paciente anterior dentro de la consulta. Así que se sentó a esperar y diez minutos después, salió la doctora.


- Vante Tittensor.


El chico levantó la cabeza y entró en la consulta.


- Hola, Vante, ¿cómo has estado desde la última consulta?


- Le conté a JungKook lo que me pasó- soltó.


La doctora Prescott le miró. No esperaba que el chico lo hubiera hecho, a decir verdad.


- Hablemos de ello, pues.


- Fue a principios de esta semana- dijo- yo estaba bastante mal... muy triste. No podía parar de llorar- dijo- él se preocupó mucho por mi- explicó- ese día no trabajamos y le conté todo lo que me había pasado. Las heridas... como abusó de mi... todo.


- ¿Él cómo se lo tomó?


- Conoce a mi agresor- dijo Vante- sabe quién es, ha trabajado con él- no pudo evitar temblar al pensar que JungKook podría haber acabado como él- sabe que es intocable.


- ¿Cómo te sentiste después de habérselo contado?


- Liberado- dijo- es una parte de mí que sé que ha marcado un antes y un después en mi vida y contárselo... que sea la única persona que lo sepa porque quiero que lo sepa y no por temas médicos, como usted... para mí ha sido muy importante.


- ¿Sientes que tu relación con él ha mejorado?- preguntó- ya sé que antes era muy buena. Pero pregunto si ahora es mejor.


Vante se quedó en silencio.


- Sigo teniendo miedo- admitió- yo sé que le gusto, él me lo ha dicho y él me gusta, doctora. Me gusta de verdad. Y es justo ese sentimiento el que, a veces, me obliga a apartarme de él. Más de una vez lo he pensado. Marcharme a otra parte, donde él no me encuentre- se secó las lágrimas que cayeron por su rostro- él jamás será feliz conmigo y yo me voy a seguir ilusionando y...


- Vante, quiero que hagas un ejercicio, ¿de acuerdo?- preguntó la doctora- un ejercicio que te va a ayudar con esos sentimientos encontrados que tienes ahora con JungKook- explicó- muéstrame tu agenda con él.


Vante sacó su móvil y le mostró el calendario.


- Mañana tengo que editar unas fotos suyas. Luego el lunes en la tarde tengo una sesión. Y luego, desde el miércoles en la tarde hasta el viernes en la mañana estaré con él, tenemos varias sesiones- explicó.


- ¿Y la semana siguiente?


- La semana siguiente él se va a reunir con Eileen el lunes y martes por el tema del consultorio. Miércoles tenemos sesión y jueves y viernes tiene entrevistas. La semana siguiente a ésta la tengo hasta arriba...


- Vale, pues necesito que, a partir de hoy, dejes de dormir con JungKook, dejes de salir con él a pasear, no salgas con él a comer, no subas a su piso, él no va a entrar al tuyo. Sólo os veréis en el estudio. Tampoco podéis ir juntos al trabajo, sólo os podéis encontrar allí.


- ¿Por qué?- preguntó, espantado.


- Necesito que lo hagas esta semana y la que viene. Sólo es un ejercicio- dijo- dile a JungKook que es un ejercicio que yo te he mandado a hacer para que colabore o, si quieres que le llame y se lo diga, puedo hacerlo.


- Pero... ¿por qué?


- Pasadas las dos semanas, el viernes, te mandaré un correo electrónico con tres preguntas. Necesito que las contestes de las forma más extensa posible en base a lo que habrás vivido éstas dos semanas y trataremos sobre ellas el lunes.


- Pero...


- ¿Confías en mí?


Asintió, claro que lo hacía, en esto siete años la mujer se había ganado esa confianza a pulso. Suspiró y, lo que quedó de sesión, continuaron hablando sobre los sentimientos dudosos de Vante.


- ¿Te planteas una relación con JungKook?- preguntó- ¿O te lo has planteado alguna vez?


- Si nada me hubiera pasado, si fuera el antiguo Vante... bueno, ya estaría con él.


- No me has respondido- dijo- ¿alguna vez te has planteado estar con él?


- Sí... pero siempre llego a la misma conclusión: yo no puedo ser una pareja normal- dijo.


- Haz el ejercicio que te he mandado- dijo la doctora Prescott- y hasta es posible que este punto lo resuelvas- dijo.


Y más abatido que nunca, Vante salió de la consulta.


Llegó a su casa, se cambió y, en otras circunstancias hubiera estado con JungKook, hubiera visto una película, hubieran escuchado jazz mientras uno leía y el otro trabajaba.


Suspiró y le llamó.


- Hola, precioso, ¿cómo ha ido la consulta?


- Me ha dicho que tengo que hacer un ejercicio... durante dos semanas y me tienes que ayudar.


- Sabes que te ayudaré en todo.


- Ella... me ha pedido que no te vea durante dos semanas- dijo.


- ¿Qué?


- Sí, me ha dicho que puedes llamarla para que te explique.


- Dame su teléfono.


Vante se lo dio y JungKook llamó. Aquella señora debería tener una muy buena razón para apartarle de su bebé.


- Consulta de la doctora Prescott, ¿en qué puedo ayudarle?


- Hola, buenas tardes. Eh... mi nombre es Jeon JungKook, llamo porque Vante Tittensor ha estado ahí y...


- Un momento, le voy a pasar con la doctora- dijo la secretaria.


JungKook se quedó sorprendido. Aquella señora sabía que él iba a llamar.


- Prescott- dijo la doctora.


- Me llamo Jeon JungKook.


- Sabía que llamarías. Vante siempre dice que eres muy protector con él.


- Él me ha dicho que usted le ha pedido que no me vea en dos semanas.


- Prácticamente lleváis una relación sin saberlo- dijo la doctora Prescott- es algo insano para él, dado su estado. Aunque, debo decir como profesional, que llevar una relación sin saberlo es insano en general.


- Yo quiero empezar una relación- admitió- estoy esperando a que él esté bien.


- No sabes si eso va a pasar- dijo la doctora.


- Se va a poner bien- dijo JungKook.


- No lo hará- rebatió la doctora- Vante nunca va a volver a ser TaeHyung. Aunque consigas meter entre rejas a las personas que le arruinaron la vida, aunque logres volver a conectar todos los puntos que Vante desconectó de TaeHyung. Hay heridas que no van a sanar.


- Él nunca...


- Él va a mejorar y va a superar lo que le ha pasado... pero las secuelas siempre estarán. Por decirlo de algún modo. Jamás llegarás a conocer a TaeHyung porque mucho me temo que Vante tiene razón. TaeHyung murió cuando le violaron. Y sé que es mi trabajo hacer que vuelva y trabajaré con él día y noche, incansablemente, pero tú eres lo único que tiene. Y por eso debes saberlo. TaeHyung no va a volver y si te has fijado en Vante, deberías amar a Vante porque es quien se quedará el resto de su vida.


JungKook se quedó en silencio, valorando sus palabras.


- Jamás conocí a TaeHyung- dijo- me estoy enamorando de Vante- admitió- de él, de sus mañas, de sus problemas... no me voy a separar de él.


- No quiero que te separes de él. Quiero que él te eche de menos a ti- aclaró- le has acostumbrado a que, ante cualquier cosa, tú estarás ahí.


- ¡Se lo merece! ¡No porque él lo haya pasado mal! ¡Sino porque es un chico increíble!


- Me alegra que así lo veas- suspiró- ahora él tiene que discernir lo que tú le aportas a su vida- dijo- Vante no siente como el resto, acuérdate, para él todo esto es nuevo, él tiene que discernir lo que siente por ti y, para eso, tiene que echarte de menos. Echarse de menos no es malo- añadió y JungKook suspiró.


- ¿Estará usted pendiente de él? A veces le dan crisis de ansiedad... él lo sabe llevar, pero...


- No te preocupes. Él sabe que si le pasa algo, puede llamarte.


Colgó y llamó a Vante.


- Hola, hermoso- dijo- he hablado con tu doctora.


- ¿La has convencido?- preguntó Vante.


- Me temo que no- dijo- me ha dicho que sólo serán dos semanas y que, si en algún momento te encuentras mal, puedes llamarme o venir a verme.


- No quiero dormir sin ti- dijo- y... hoy es sábado. ¡Los sábados escuchamos música en mi casa mientras yo trabajo y tú lees!


- Sólo serán dos semanas. Nos veremos en el trabajo.


- Nos veremos en el trabajo...


Ambos colgaron, sintiéndose mal.


Vante se puso a trabajar pero miraba al sofá a cada rato, echaba de menos a JungKook tumbado ahí, leyendo sus libros.


JungKook, por su parte, estaba en su casa, pensado en lo que la doctora le había dicho: Vante necesitaba discernir sus sentimientos. Es decir, el chico no sabía lo que sentía hacia él, pero le había dicho que le gustaba. Iban a ser dos semanas muy duras.


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