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SCAR por Walid

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Cuando el cuentakilómetros les avisó que ya habían caminado los cuatro kilómetros, se bajaron y preguntaron por el área de boxeo.


- Es la cancha de ahí- dijo un entrenador.


Entraron en el ring y un entrenador, bastante más fornido que JungKook se les acercó.


- ¿Vante Tittensor?- preguntó.


- Encantado, soy Seith, seré tu entrenador personal estos días, me alegro conocerte.


- Encantado- dijo el chico.


- Como sé que tu chico va a venir con nosotros, he traído a mi ayudante, ella es Keyla, hemos pensado que os enseñaremos ejercicios y luego los practicaréis entre vosotros.


- ¿Tendré que pegarle?- preguntó Vante, espantado.


- ¡Oh, no! ¡Pero sí tendrás que ser muy rápido! ¡Si no has sudado antes, lo harás ahora!


- Odio sudar.


Tanto JungKook como Vante se pusieron los guantes y esperaron las órdenes.


- Vamos a crear una "coreografía"- dijo Keyla- vamos a intentar golpearos, tenéis que esquivarlo, tratar de golpearlo, nosotros os vamos a intentar golpear y vosotros vais a tener que frenarlo. Y así vuelta a empezar.


- Menudo lío.


Al final, aquel deporte no resultó ser tan lioso como parecía, se agachaban, se levantaban, interceptaban toques, trataban de atacar y volvían a empezar.


- Ahora entre vosotros- dijo Seith.


JungKook y Vante se pusieron frente a frente.


- ¡Vamos, moveros!


Estaban sudorosos, agotados, pero se movían. JungKook movió su mano hacia la cara de Vante, protegida por el casco reglamentario y éste agachó la cabeza. Vante movió su puño y JungKook le interceptó.


- ¡Otra vez! ¡Más rápido!- dijo Keyla.


Vante estaba apenas sin aire, pero trataba de continuar.


- ¡Levanta más las piernas! ¡Muy bien!


- ¡No puedo más!- dijo Vante y se agachó en el suelo.


JungKook le había cogido en brazos antes de que las rodillas del chico dieran contra el suelo y, muy despacio, le sentó.


- ¡Te traeré agua!


- No suelo hacer deporte- admitió Vante- hace años lo hacía, pero ya no...


- Lo has hecho bastante bien- dijo Seith- id a la ducha de vuestra habitación y bajad a comer.


Cuando llegaron a la intimidad de la habitación que les tenían asignadas, Vante besó a JungKook.


- Gracias por acompañarme en este camino, de verdad, ahora que lo pienso, me hubiera sentido muy miserable sin ti.


- No me voy a separar de ti, lo dije y lo mantengo.


El fotógrafo le abrazó con fuerza.


- Huelo fatal- dijo JungKook.


- No te voy a quitar la razón, pero quiero abrazarte- dijo y el chico soltó una carcajada.


- Vamos, ve a bañarte tú primero.


- ¡Ven conmigo!


Se dieron una ducha juntos y, mientras JungKook secaba el baño y tendía las toallas, Vante arreglaba la habitación, la ropa y el armario.


- Me gusta verte la cara sin maquillaje.


- Sólo llevo las cejas- admitió- con la cantidad de ejercicio que estoy haciendo... voy a volver a tener culo a este paso...


- Mi amor... nunca has dejado de tener culo- dijo y Vante rio con ganas.


- ¡Me llegas a ver en mi época de modelo y te mueres de verdad!


Y, sin poderse resistir, JungKook le dio un leve azote mientras le ayudaba a recoger la ropa.


A la hora de comer, la pareja se sentó en una mesa para dos, muy cerca de una chica que comía sola mientras miraba a las personas que estaban acompañadas con gesto de soslayo.


- Después de la comida tienes que hacer yoga- dijo JungKook- no esperes que yo lo haga, pero puedo mirarte- añadió y el chico rio.


- En realidad, puedo hacerlo en la habitación- dijo el chico- pero luego tengo que ir a spinning y me da mucha pereza... aunque lo que me preocupa es la clase de natación.


- Nos preocuparemos de eso en su debido momento.


Así pues, tras la hora de comer, Vante se fue a la habitación a hacer sendos ejercicios de yoga que consistían en estirar y flexionar su cuerpo, bajo la atenta mirada de JungKook. Para la clase de spinning, el chico no se cambió, llevaba unas mayas, una camiseta ancha y larga, que era de JungKook, y sus deportivas.


El spinning era duro, pedaleaban sentados, de pie, movían su cuerpo hacia un lado, hacia el otro. Y, lo que era peor, alternaban. Estaba dejando de sentir su cuerpo cuando el profesor les dijo que pararan.


Tras aquella tortuosa clase, venía la clase de natación y no sabía nada.


- ¿Vante Tittensor?


- Soy yo.


- Bien, empieza por quince largos.


- No sé nadar- dijo el chico- yo no sabía... lo siento...


JungKook se adelantó pero también recordó las palabras de la doctora Prescott "no soluciones sus problemas".


- Recuerda que no pasa nada- le dijo.


Vante le miró, tomó aire y asintió.


- No sabía nada del programa hasta esta mañana, no sabía que la natación estaba incluida...


- No pasa nada, podemos enseñarte- dijo el entrenador- a ver, ¿algo que debamos tener en cuenta a la hora de enseñarte? ¿Prefieres que lo hable con tu terapeuta?


- No quiero que nadie me toque- respondió, inmediatamente.


- Bien, no habrá problema. Has venido con él, ¿verdad?- preguntó y Vante asintió- ¿él puede tocarte?- preguntó y Vante asintió- ¿sabrías cómo enseñarle a nadar?


- ¡Claro, enseñé a nadar a mis primos!


- Yo estaré cerca de vosotros, os daré las pautas por si veo algo, pero será él quien sea tu soporte, ¿qué tal?- preguntó y Vante asintió y sonrió.


- ¡Muchas gracias!


- No ha sido nada.


Cuando Vante se dirigió a la piscina, parecía más tranquilo.


- ¿Cómo te sientes?


- Extrañamente tonto- admitió- pensé que sería un drama, pero no lo ha sido...


- ¡Pues así con todo!- dijo- ahora mete ese hermoso y sexy trasero en la piscina- añadió en voz muy baja.


El chico sonrió, se metió y se agarró al bordillo. JungKook entró tras él y se acercó a su pequeño cuerpo. En verdad no era tan pequeño, pero en comparación con el suyo propio sí lo era.


- Bien JungKook, extiende un brazo, tienes que sujetar a Vante del estómago con una mano y sujetar su espalda con la otra, ¿entendido?


- Creo que sí. Sí.


JungKook cogió el cuerpo del chico e, inmediatamente, Vante se abrazó al cuerpo de JungKook con brazos y piernas, haciendo que el entrenador riera.


- No se supone que es eso lo que tienes que hacer.


- Odio nadar... odio mojarme el pelo.


- Tienes el gorrito.


- Lo odio, me queda fatal. Y el bañador es horrible- se quejó.


- Ah, mi chico presumido... pero hasta con ese gorro y ese bañador estás estupendo. Vamos suéltate.


- Un piropo barato para que me suelte...- masculló y tanto JungKook como el entrenador rieron.


- Impúlsate hacia arriba y ponte en posición de nadar, trata de estirar el cuerpo.


Vante asintió, se impulsó hacia arriba, pero en el momento en el que se puso en posición, levantó el culo, hundió la cabeza y sus piernas se fueron hacia la superficie. Sintió las fuertes manos de JungKook en su cuerpo, elevándole y sacándole a la superficie.


- Te tengo.


- No ha sido...


- Ha sido patético.


- Todo tiene su proceso- dijo el entrenador- y es fundamental que eso también lo entiendas. Otra vez.


Vante volvió a intentarlo pero esta vez le dio una patada a JungKook, trató de salir a la superficie y tragó agua. Cuando JungKook le sacó, empezó a toser.


- Respira...


- Lo... siento...- dijo, tosiendo. Tosió hasta que escupió el agua que había tragado.


- ¿Ya respiras?


- Sí.


- Otra vez.


Así pasó el resto de la tarde, pero salió de ahí bastante contento, al menos podía flotar y moverse con ayuda de JungKook.


Tras la cena, se tumbaron en la cama y Vante se acurrucó en los brazos de JungKook a leer su libro favorito de Allan Poe. JungKook, por su parte, ojeaba una revista de moda pero tenía los ojos puestos en Vante.


- Te estoy viendo- dijo Vante- me estás mirando.


- ¿Cómo no hacerlo?- preguntó- echo de menos tus pijamas lenceros, pero hoy también estás muy sexy.


- Cuando me recupere, prometo ir a una tienda de lencería sexy y escoger algo bonito para ponérmelo para ti- dijo, emocionado.


- Estás empeñado en matarme.


- Me gusta que me mires.


JungKook le besó y acarició sus caderas.


- Me ha gustado nadar contigo hoy...


- Tú has nadado, yo me he ahogado y tú me has salvado.


El modelo rio y Vante se acurrucó, al poco, se quedó dormido, estaba agotado. Al día siguiente, JungKook despertó a Vante unos minutos antes de que la alarma sonara.


- ¿Es ya la hora?- preguntó.


- No, quedan cinco minutos, pero quería ser yo quien te despertara y no esa horrible sirena de despertador.


- ¿Por qué eres tan increíble?


Vante se volvió a acurrucar y JungKook sonrió.


- Arriba, precioso, tenemos que correr cuatro kilómetros.


Con un gruñido, Vante se levantó y el despertador sonó, lo apagó y se metió en la bañera. JungKook se quedó tendiendo la cama y, cuando Vante salió, entró en el baño.


Aquel día, las cosas fueron igual que tranquilas que el día anterior, con la única diferencia de que Vante se sentía cansado. Sabían porque hacían todo aquello, cuánto más cansado estuviera, menos ansiedad tendría y eso él lo agradecía. De hecho, estaba preocupado por el día siguiente, en ese momento su cuerpo empezaría a notar la ausencia de los neurolépticos. Aquella noche, apenas habló con JungKook, sólo se acurrucó en su regazo y no dijo nada, sólo le abrazó, esperando descansar y estar lo suficientemente listo al día siguiente para poder afrontar el día.


Sin embargo, a la mañana siguiente, todo fue bien, JungKook le despertó cinco minutos antes, se ducharon, tendieron la cama, se besaron, bajaron a desayunar y fueron a la sala de deporte. Allí Vante se esforzó mucho más que JungKook. Los cuatro kilómetros los hizo a paso acelerado y fue mucho más veloz que el modelo en el boxeo. Antes de la hora de comer, estaba agotado, pero feliz.


- Hoy te estás esforzando mucho, estoy muy orgulloso de ti- dijo y le besó el dorso de la mano.


Vante sonrió radiante. Tras la hora de la comida, el chico estiró su cuerpo, dándole la espalda a JungKook, no lo hacía para no verle, lo hacía porque sabía que el chico le estaba mirando y quería darle una buena visión de su trasero.


- Voy a tener que dejar de verte hacer eso- dijo JungKook.


- ¿Por qué?- preguntó y miró por encima de su hombro.


- No creo que sea muy lícito tocarme en este sitio.


Vante rio y movió su trasero.


- ¿Acabas de hacer twerking?


- Puede...- dijo volviendo a mover el trasero.


JungKook se puso de rodillas en la cama, se apoyó en el borde, se inclinó hacia abajo, Vante se estiró hacia arriba y, en aquella posición, se besaron.


La clase de spinning era la más aburrida para los chicos, pero amaban la natación, a pesar de que Vante aún no había aprendido. Era la clase en la que más juntos estaban, era cierto que cansaba bastante, pues no paraban de mover las piernas durante horas, dado que no hacían pie, pero también se divertían muchísimo.


El jueves, Vante comenzó a sentirse más agitado después de la comida, sentía presión en el pecho, por ello se esforzó muchísimo haciendo spinning y pidió ver a un doctor. Aquella tarde, en lugar de piscina y yoga, tuvo sesión de boxeo y le mandaron a correr otros cuatro kilómetros. Era la hora de cenar, todo el mundo estaba recogiendo, pero él no había terminado de correr. Estaba sudoroso y parecía cansado. JungKook iba a su lado, corriendo en silencio, mirando al frente.


Cuando el entrenador tocó el silbato, JungKook cogió en brazos al chico.


- Pesas- dijo el entrenador- cinco sesiones de diez y terminaréis- aseguró.


Vante cogió aire y comenzó a levantar pesas, pero las dejó en su sitio.


- ¿Algún problema?- preguntó el entrenador.


- ¿Puedo ponerme en aquella colchoneta de allí?- preguntó y señaló la de enfrente.


- Claro.


Vante se sentó y sonrió encantado al ver el perfecto cuerpo de JungKook sudar y contraerse por el deporte. Se sentía cansado, sí, pero ver a ese hombre, su hombre, le ayudaba.


Terminó de hacer las pesas y se quedó allí, agotado.


- ¿Cómo te encuentras?- preguntó la doctora Prescott.


- ¡Hola!


- Me han dicho que hoy te has levantado agitado...


- Ahora estoy mejor... solo quiero dormir.


- Cena y acuéstate. Estaré de guardia, si necesitas algo.


- Gracias.


Vante se dio una ducha junto a JungKook y ambos bajaron al comedor que estaba casi en penumbra. Aquella noche, el chico apenas cenó y, cuando llegó a la habitación se le veía agitado. JungKook se alarmó, aunque no quiso dejárselo ver.


- ¿Te apetece hablar?- preguntó- hace tiempo que sólo hablamos de trabajo... podríamos hablar de nosotros... y de esa estupenda casa que nos compraremos.


Vante le miró y sonrió, se acurrucó en sus brazos y JungKook le mostró su teléfono móvil.


- Descargué esta aplicación de casas hace poco.


- ¿En serio?- preguntó Vante.


- Sí, me apetecía fantasear un poco... pero vi esto...


Le mostró una urbanización privada en Newport, muy a las afueras de Newport, estaba cerca del pantano y lejos de la ciudad y del ruido. Era una vivienda unifamiliar de una sola planta, individual, con una explanada de bosque, con una piscina, porche y garaje.


- Debe ser nueva- dijo- no recuerdo esta clase de viviendas cuando llegué.


- Yo tampoco- corroboró Vante, leyendo la descripción de la casa.


- No es de las más grandes- dijo el chico- pero mira, este es el salón con su comedor y la cocina, todo diáfano.


- Me encanta el concepto de la isla en medio de la cocina, parece espaciosa- opinó Vante.


- Tiene cuatro habitaciones y dos baños- explicó JungKook- la habitación principal, que tiene baño con hidromasaje y tiene...


- ¡Un vestidor! ¡Siempre he querido un vestidor! ¡Es enorme!- dijo, al ver las fotos del vestidor y la profundidad que tenía.


- Y esta habitación es tan grande que podrás tener un tocador más grande, donde toda tu colección de...


- ¡Charlotte Tilbury!


- ¡Eso! ¡Charlotte Tilbury!- exclamó y Vante soltó una carcajada y se acomodó aún más en el pecho del chico.


- Luego tiene esta habitación, que podríamos convertirla en la habitación de invitados. Tiene su propio armario empotrado, así que ahí irían a parar los abrigos, trajes y zapatos que no nos pongamos a menudo. He pensado que en la habitación más pequeña podemos poner nuestro propio gimnasio, con alguna máquina para correr, hacer pesas... y este cuarto...- dijo y le mostró la foto- es el más amplio, da al pantano y al campo, ahí puedes poner tu despacho. ¿Te imaginas trabajar ahí todos los días?


Al ver que el chico no contestaba, le miró, se había quedado dormido sobre su pecho. Sonrió y besó su frente. Se tumbó y dejó al chico encima de él.


- Lo estamos consiguiendo mi amor. Y yo estoy muy orgulloso de ti.


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