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Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

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Dicen que volver al lugar del trauma es una buena terapia para comenzar a superar los miedos. Deidara no es que sintiera miedo, solo algo de incomodidad y bastante vergüenza personal después de ese incidente, no obstante, tenía que admitir que su líder había tenido razón en algo: El si quería bañarse en el lago.

 

Era una suerte que supiera en donde quedaba.

 

Así que con Sasori ocupado revolucionando uno de sus nuevos antídotos (El sujeto estaba de lo más emocionado por lo que estaba consiguiendo) y como a él no le llamaba mucho la atención mezclar sustancias raras, le dejo para que trabajase y recorrió el camino que hizo con su líder hasta que llegó al lago.

 

Se quitó la ropa hasta quedar en ropa interior, la puso a un costado y se metió el agua. Porque no, no se iba a bañar desnudo, nunca le había gustado eso. Decía que era mucho más práctico en una emergencia irte con la ropa interior mojada que tener que pelear con el miedo de quedar en pelotas en plena batalla porque por el apuro se le olvidó ponerse los calzones.

 

Se soltó el cabello estando sumergido para sentirse algo más libre. Le gustaba la sensación del agua entrando en su cuero cabelludo mientras lo hacía, sus hebras abriéndose como un pavo real de color oro. Era visible incluso a varios metros de distancia y no es para menos. A diferencia de otras personas, su rubio era uno brillante y llamativo, la única vez que vio un cabello así fue cuando capturó al Ichibi, y tampoco es que pudo verlo muy bien si su dueño estaba muy ocupado dándole puñetazos en la cara por haber secuestrado a su amigo.

 

Salió a tomar aire, y un mechón de cabello grueso se le aplastó en la cara. La visión a medias le dió risa, y se sumergió unos segundos de nuevo para acomodarlo.

 

Sostuvo la punta de su larga melena con algo de duda, estaba algo excesivo el tamaño que tenía. Siempre le había gustado tenerlo largo, y el mechón al frente le tapaba la visibilidad de su ojo entrenado para evitar el genjutsu, pero no estaba seguro de si era práctico todo ese cabello extra. Le llegaba hasta la línea del trasero en estos días, así que era bastante largo. Además, era algo triste que siempre tuviera que recogerlo, porque cuando no lo hacía le confundían con una chica y eso era más humillante aún. Había una sola mujer en Akatsuki y estaba seguro que no era él.

 

Lo pensó durante un buen rato en lo que nadaba para distraerse, yendo hasta el fondo y luego saliendo. Flotando y haciendo círculos. Hace mucho que no nadaba un rato en un lago, este no era muy cristalino que digamos porque no podía ver el fondo, y por la cercanía al mar supuso que también era bastante profundo, pero era de agua dulce y se conformaba. Al final de la hora se sostuvo un mechón que le acariciaba la espalda baja, y no lo soltó ni siquiera cuando salió del agua, sentándose en la orilla.

 

"A lo mejor y es hora de un cambio" Pensó mirándolo unos segundos.

 

Metiendo la mano en la bolsa donde había dejado sus cosas, saco un kunai, lo probó y como era de esperarse, estaba filoso. Justo como todas las armas de un ninja deberían estar.

 

Decidido, tomo la mitad derecha de su cabello primero, la estiró con su mano izquierda, y escogiendo un largo que le llegaría más o menos hasta la mitad del cuello, llevó el kunai hasta la marca mental que ya había hecho.

 

Echo la cabeza hacia un lado, presionando el arma contra el cabello...

 

Unos dedos le sujetaron con fuerza la muñeca. Un pequeño mechoncito de pelo cayó al suelo, pero nada más.

 

Deidara alzó la vista y allí estaba: Itachi.

 

- ¿Que estás haciendo? - Demandante como siempre sonaba, esos distintivos ojos rojos se le quedaron viendo fijo.

 

Se quedó unos segundos sin responder, quizás recordando que el sujeto le había dicho que no podía tenerlo cerca, pero ya fuera porque esa última conversación le había dejado pensativo o porque lo admitiese o no, extrañaba un poco a ese idiota, el rubio le miró con obviedad.

 

- Me cortaba el cabello.

 

- ¿Porque?

 

- Pues... - Titubeó - No es muy cómodo para pelear, sería mejor si lo tuviera corto.

 

- ¿Tú quieres cortarlo? - La pregunta le sorprendió un poco, pero el rubio terminó por encogerse de hombros.

 

- No lo sé. No me gusta hacer muchas de las cosas que me ordenan aquí, e igual las hago. Una cosa más no haría diferencia.

 

- Mmm...

 

Itachi soltó su muñeca, hermético como siempre era. Lo único diferente a lo que esperaba está vez, es que no se marchó, se sentó a su lado de pronto con las piernas extendidas, y le extendió la mano abierta hacia él. Cuando el rubio entendió que le estaba pidiendo el Kunai, se lo entrego sin entender. Él debía tener sus propias armas, y de seguro mucho mejores ¿Para que querría usar las suyas?

 

La respuesta vino a él cuando le vio soltarse la coleta baja, sujetarse las puntas y afincar el arma justo en medio del cabello.

 

- ¡No! - Exclamó algo alto, sujetándolo igual que él le había sujetado antes - ¿Que haces?

 

Itachi estaba muy tranquilo, le miró de reojo.

 

- Tú lo has dicho, el cabello largo no es muy práctico. Pensaba cortarlo también.

 

- Pero.. no puedes... - ¿Estaba loco? Aparte de los ojos, no había ser humano que no envidiara ese cabello, era oscuro como el carbón y muy liso ¡Y todo natural! Era parte importante del encanto Uchiha, y aunque su insoportable hermanito no lo llevara así como el suyo, si que se le veía bien el corte desprolijo y algo largo que tenía.

 

Era un mocoso indiferente e insufrible, pero tenía que admitir que también era guapo. "Malditos Uchiha y su atractivo genético" Gruñó para si mismo.

 

- ¿Porque no? - Preguntó el Uchiha, aún sin moverse de posición.

 

Tenía que ser sincero.

 

- Porque te queda bien como está.

 

Allí finalmente después de esas palabras fue cuando el portador del Sharingan se movió, bajó el Kunai desde donde lo tenía y se lo entrego tranquilamente en su mano.

 

- Ya - Sonaba serio, pero Dei podía jurar que bajo la capa sonreía - Somos dos entonces.

 

Persistió un silencio en el que el artista no dijo nada, más luego se le prendió el foco, y la confusión dió paso a algo más conmovido "¿No quiere que me corte el cabello? ¿Cree que se me ve bien?" Y más increíble aún: "¿Le... gusta?"

 

"No seas idiota" se regañó mentalmente, el que aceptara responderle un par de preguntas no significaba que dejaría que le ilusionase.

 

Frunció el ceño.

 

- ¿Qué haces tú aquí, Uchiha?

 

- Vengo a meditar - Dijo simplemente - Es bueno hacerlo a veces, moldea el carácter ¿Y tú?

 

- Yo me estaba bañando.

 

Lo había dicho casual, así como para continuar con la conversación, pero entonces cayó en un detalle... Estaba prácticamente desnudo.

 

¡Joder! Qué vergüenza, ¿Cómo no había reaccionado a ese detalle antes, estaba apenas con ropa y tenía el Uchiha en frente, con su cuerpo perfecto de Dios griego mientras que el suyo apenas y superaba el promedio, o al menos eso pensaba él.

 

- Y me voy a seguir bañando - Soltó rápidamente, levantándose apresurado - Nos vemos.

 

Entro de nuevo en el agua, resguardándose en la profundidad. Incluso usó un par de rocas para taparse un poco, hasta se volvió a poner el mechón frente a la cara. No podía verlo, pero por el silencio que vino los siguientes minutos supuso que se había ido. Vale, que podía estar exagerando un poco, pero para empezar él era, según su criterio, demasiado delgado. Su cuerpo no tenía la contextura reacia que le gustaría tener, en realidad, tenía unas que otras curvas que secretamente le gustaban, pero que le hacían ver algo delicado,  y además tenía el cabello mojado. ¿Que tenía que ver? Pues que así le llegaba a la mitad del trasero y se debía ver demasiado afeminado.

 

Se hundió hasta dejar solo los ojos visibles, soltando el aire y haciendo burbujas como un niño resignado. Se había salvado por muy poco.

 

O no.

 

El agua se movió a su al rededor, y estuvo a punto de sufrir un soponcio brutal cuando visualizo al Uchiha entrar al agua también.

 

En ropa interior.

 

Itachi Uchiha en ropa interior.

 

"Diosito, libérame de pensamientos impuros" pensó mientras ladeaba la cabeza y se quedaba atontado como idiota.

 

Ahora entendía porque a todo el mundo le volvían loco los Uchiha, porque si, su cuerpo no era exagerado, pero era algo robusto y bien equilibrado, tenía un abdomen plano y algo marcado además de una altura considerable. Los tonos oscuros en su cabello y ojos combinado con lo blanco de su piel, le daba esa pinta del chico malo que quieres que te quite la virginidad a la media noche y a escondidas de tus padres. Supuso que no estaba tan trabajado como su jefe puesto que su mejor arma eran sus ojos, sin embargo, todo de él estaba tan perfectamente complementado que parecía ridículo.

 

Necesitó de toda su fuerza de voluntad para mirarlo a los ojos. Aunque tampoco es que eso fuera una buena idea.

 

- ¿Qué haces? - Exclamó aún descolocado.

 

- Bañarme - Contestó como si nada. Su pelo pegándose a su rostro luego de zambullirse unos segundos. El cabello, a ser posible, se le veía aún más negro después de mojarse.

 

A Deidara le salió una vena en la frente.

 

- Ya se, me refiero a ¿Porque no lo haces en la base?.

 

- No me gusta.

 

- ¿Bañarte? - No se pudo reservar la broma.

 

- La base - Aclaró el Uchiha aunque no era necesario. Pero algo en su tono misterioso hizo al rubio sentir curiosidad.

 

- ¿Porque no?

 

Era posible que ninguno se diera cuenta, pero a medida que hablaban, flotaban cada vez más cerca. A lo mejor fuera la corriente o netamente es que lo hacían sin proponérselo.

 

Itachi lucia mínimamente sorprendido a la vez que divertido.

 

- ¿No te diste cuenta?

 

- ¿De qué?

 

- El símbolo frente a la entrada ¿No lo viste? - Podía sonar a que le estuviese regañando por ser tan distraído, pero no era así.

 

- Si no se te olvida - Deidara rodó los ojos - Cuando llegue por primera vez me estaba muriendo, y de hecho si me morí.

 

El recuerdo de ese momento hizo a Uchiha perder algo de su típica cara de póker, pero se recuperó rápidamente con un suspiro.

 

- Es de mi clan.

 

Tenía que estarle jodiendo.

 

- ¿Va enserio? ¿La base pertenece al clan Uchiha?

 

- Si - Sonrió apenas - O al menos lo hacía.

 

- Y no te gusta porque... - Se quedó a medias para que él terminara la frase, pero luego con un golpe mental en la frente, se dió que la pregunta era de lo más estúpida, en especial si tenía en cuenta con quién estaba hablando - Lo siento - Sintió la necesidad de decir, a pesar de que el otro seguía inconmovible.

 

- No lo hagas, yo no lo hago.

 

- Eso no es cierto - Más un segundo después se mordió la lengua. Tuvo que recordarse de nuevo que debía aprender a no meterse en sus asuntos.

 

- Es posible.

 

Lo que si era posible es que el Uchiha estuviera de buen humor, porque era la primera vez desde el día de su muerte que no le amenazaba hablando de ese tema. Deidara no pudo evitar aprovechar ese momento.

 

- ¿Porque los Uchiha tenían una base tan lejos de Konoha? - Preguntó un momento más tarde - ¿Era secreta?

 

- Algo parecido. La utilizaban como punto de comunicación entre mi pueblo y los Uchiha que estuvieran fuera del país durante las misiones.

 

- ¿Para eso no están los halcones o los animales de invocación?

 

- Bueno... - Dijo el azabache, su tono ligero pero cuidadoso - Cuando planificas hacer un golpe de estado contra tu propia aldea, es necesario encontrar otra manera de comunicarse en secreto.

 

- Ah...

 

El ambiente se había puesto un poco tenso, Deidara aún no sabía manejar eso de hablar sobre los Uchiha y la masacre de su clan. No es que no entendiera ni mucho menos, pero aún no sentía que pudiese hablar con él de algo tan personal de nuevo.

 

Suspirando, cambió el tema.

 

- ¿Sabes? Aprecio tu opinión, pero creo que esta vez no la tomaré en cuenta.

 

- ¿Mmm? - Le observó interrogante - ¿Sobre qué?

 

- El cabello - Se lo apuntó con el dedo - A ti te queda bien, tu entiendes, genes presumidos Uchiha y todo ese rollo - Sacudió una mano para tratar de no ofenderse más de lo que ya estaba por ese hecho - Pero a mí no me aplica.

 

Ante la ceja alzada del azabache y su expresión expectante, terminó por poner los ojos en blanco.

 

- Parezco de todo menos un chico con el cabello así - Admitió de mala gana.

 

- ¿Qué? - Casi se rió.

 

- Que me veo como una chica - Puntualizó ahora, sus mejillas sonrojándose un poco.

 

- Eso es ridículo.

 

- ¿Conoces a otros hombres con el cabello así de largo? - Al recibir solo silencio como respuesta, bufó - Pues allí está.

 

De pronto el blondo pudo visualizar toda la escena con sus dos ojos. Así que fue capaz de ver en HD como el Uchiha apartaba ese mechón que siempre le tapaba la cara hacia atrás, pasándolo por su oreja.

 

- No te ves como una chica - Murmuró él por lo bajo.

 

- ... ¿Y cómo me veo?

 

"¿En qué momento se acercó tanto?" No paraba de pensar, apenas y tenían una mano extendida de separación.

 

- Como un chico.

 

- ¿Un chico muy afeminado? - Trato de bromear, pero era difícil cuando ese bendito pulgar volvía a delinear su labio inferior.

 

Que jodida manía de tentarlo.

 

- No.

 

- Estás mintiendo.

 

- Tu sabes que no.

 

- No, no lo sé - Quería sonar fuerte y lo logro, aunque temblaba un poco - Tus ojos son los que ven a través de las mentiras, no los míos.

 

- Ah, pero creo recordar que a ti te importa una mierda lo que vean los míos - Comentó mientras se acercaba más a él, ahora sus narices se rozaban.

 

- Lo hace.

 

- ¿Seguro?

 

Contestar esa pregunta hubiera sido más fácil si el Uchiha no le fuera besado de pronto. No podía mentir, le gustaba esa manera que tenía que besarlo intensamente, con sus manos entre su espalda y su cabello, metiendo los dedos entre las hebras mojadas, sosteniéndolo con suavidad pero firmeza. Era casi hipnotizante la manera en que le hacía sentir sin tener que agregarle ningún tinte sexual.

 

Aunque lo cierto es que si había uno por allí. Porque en el agua y con tan poca ropa las cosas se sentían mucho más interesantes. Sobre todo en lo que cierta parte suya comenzaba a tocarse con otra dureza externa, solo que eso fue lo que hizo que reaccionara.

 

"¿Que estoy haciendo?" Se echó hacia atrás.

 

- ¿Porque siempre haces eso? - Se quejó comenzando a molestarse.

 

- ¿El qué?

 

- Esto - Hizo un gesto con las manos a ellos dos - Estar aquí, hablarme, besarme... aun cuando dijiste que no volverías acercarte a mí.

 

Itachi soltó un largo suspiro.

 

- Si fuera algo sencillo de hacer, créeme que lo haría, pero no lo es. Ni siquiera para mí - Uso dos dedos para levantar su barbilla y que le mirase a los ojos - ¿Es fácil para ti?

 

Eso depende, ¿Fue fácil sellar a Kaguya?

 

- No - Dijo sincero, porque era la verdad y aparte de eso de nada servía mentir, él de seguro ya sabía lo que diría.

 

- ¿Entiendes ahora?

 

- Podría - La amargura era notable - Pero resulta jodido hacerlo cuando a diferencia de ti, yo soy el que más sale perdiendo con esto.

 

- ¿Crees que yo no estoy perdiendo? - Cuestionó algo incrédulo.

 

Deidara cerró los ojos y se apartó, tomando algo de distancia. Había algo estancado en su mente y fue casi imposible dejarlo ir. Era algo doloroso, triste incluso. Y ni sabía que lo tenía allí dentro hasta que comenzó a hablar.

 

- Si, pero no es igual. Tú estarás las siguientes semanas pensando en la redención, tu mente de seguro estará ocupada en eso así que tampoco es como que perderás el sueño por mí. Tú lo vas a superar, incluso ni siquiera tendrás que hacerlo porque ya no estarás aquí. En cambio yo... - Vaciló un poco, sintiendo como una piedra caía directo a su estómago - Yo te veré morir... y a diferencia de ti, no podré traerte de vuelta... ¿Quieres que hagamos una comparación simple? Intenta comparar a quien le tocará la parte más difícil si continúas por este camino y luego solo te vas.

 

- Oye...

 

Apartarse de esa mano que quería consolarlo fue casi físicamente doloroso.

 

- Olvídalo - Giró el rostro - Iré a nadar un rato y luego me iré.

 

Se alejó de allí nadando, y al no sentirse seguido respiro tranquilo. Tenía que darle algo de crédito al Uchiha, él era el único que siempre respetaba cuando se quería ir.

 

Dió la vuelta alrededor de unas rocas para no tener que verlo, pero en una de esas veces que se sumergió, vio una pequeña entrada al fondo. Curioso, se acercó hasta ella y entró un poco, dándose cuenta de que adentro había un espacio considerable en donde podía respirar. Era una cueva submarina.

 

Entró en ella algo emocionado, siempre le habían encantado este tipo de cuevas.

 

Itachi, desde su lugar, estaba considerando si marcharse o no. Ya de por si había sido una estupidez meterse al agua con excusa de darse un baño que ya se había dado hace menos de una hora. Pero es que se le dificultaba no seguir a ese rubio escandaloso a donde quiera que fuese, y eso que él era experto en situaciones difíciles.

 

Y hablando de él ¿Dónde estaba?

 

Rodeo el lago pero no lo encontró, y sabía que no se había ido porque sus cosas seguían allí, además de que hacía mucho ruido al nadar, lo había certificado cuando le vio entrar al lago por primera vez, y él como perfecto acosador se le había quedado mirando, ¿Que podía hacer? Le entraba lo impulsivo cuando tenía a ese rubio cerca, y eso ya era raro para un Uchiha; Un breve chequeo del área con sus ojos le hizo saber que el rubio estaba prácticamente a su lado, pero no le veía. Entonces frunció el ceño ¿Se habría ahogado?

 

Por otra parte, para Deidara la cueva era hermosa. Era oscura pero el reflejo del sol en el agua le hacía tener algo luz natural. Le resultaba mágico que cosas como esas existieran, y más aún que estuviera allí, justo en un sitio que conocía y que además estaba lo suficientemente lejos de la base.

 

Se sentó en una pequeña roca y disfrutó de la sensación de las gotas filtrándose por el agua y cayendo en su rostro.

 

"Podría ser un buen escondite"

 

El Uchiha entró.

 

"Claro" pensó sarcástico "Si fuera secreto"

 

- ¿Qué haces aquí? - Preguntó al mismo tiempo que entraba y observaba un segundo el lugar. Por el breve repaso que le dió, supo que no la encontraba tan genial como él.

 

Se encogió de hombros.

 

- La encontré y me gustó.

 

- Es una cueva.

 

- Me gustan - Entonces sonrió nostálgico, sus palabras abandonando su boca antes de procesarlo - Planee mi escape de la aldea desde muy pequeño, y siempre solía pensar que cuando me fuera, tendría mi escondite en un lugar como este - Sonrió con algo de nostalgia - Claro que no pensé que me convertiría en criminal ni que terminaría en Akatsuki, pero supongo que uno no siempre planea todo.

 

"¿De dónde salió eso?" Se suponía que la relación con el Uchiha sería profesional, no tenía que contarle toda su vida y mucho menos después de acabar de decirle que le dolería más que lo que creía si se iba.

 

Pero a Itachi no le molestó, al contrario, miró el techo de la cueva para después mirarlo a él.

 

- ¿Porque?

 

- ¿Porque qué?

 

- ¿Porque querías irte desde tan joven?

 

Difícil pregunta.

 

"Bueno, si tiene tanto interés..."

 

- Era un niño solo - Un solitario y pequeño rubio de ojitos tristes llegó a su mente y sacudió su cabeza - Y no encajaba en mi aldea, era muy... impulsivo para mi edad. Por lo general me metía en problemas y creaba desastres.

 

- ¿Desastres? - Se interesó el azabache.

 

- Peleas - Aclaró está vez - Solía creer que podía vencer a cualquiera, así que me lleve varias palizas.

 

- ¿Te querías ir porque te maltrataban?

 

- Nah, eso lo podía aguantar - Se había roto casi todos los huesos antes de cumplir trece, pero ninguna herida le dolió más que las palabras de su propio maestro - Me dijeron que no estaba listo para subir de nivel, aunque yo sabía que sí. Me aguante un rato, cosa que hasta yo mismo creo que fue sorprendente, pero sabía que tenía mucho más que dar.

 

- ¿Lo comprobaste?

 

Una sonrisa satisfecha apareció en su rostro cuando recordó la sensación del chakra entrando en su arcilla por primera vez.

 

- Vaya que sí. Me costó robar una técnica prohibida, ser tachado como criminal de rango S y terminar en Akatsuki, pero no me quejo.

 

- Has logrado mucho - Le reconoció el otro, aunque le resultó más sorprendente el que un Uchiha halagara a alguien que no fuera él mismo - Aunque sigues siendo insoportable - Rodó los ojos, eso sí era más creíble.

 

Alzó el mentón y sonrió con cierta burla.

 

- A mucha honra.

 

Definitivo, le gustaba esa cueva, vendría allí más seguido de ahora en adelante. A ver si entre eso y ocultando mejor su chakra lograba huir de toda la locura que era su vida de vez en cuando.

 

En vista de que ninguno agregó nada más, miró al más alto y soltó:

 

- Yo me quedaré un rato más, puedes irte.

 

Pero no se movió.

 

Y no se movería, porque tenía una idea diferente.

 

- Hagamos un trato - El negro fue reemplazado para volverse esos ojos rojos carmesí que relucieron de pronto en la oscuridad.

 

Deidara tragó saliva, así como con su líder, ver esos ojos nunca le daba buena espina.

 

- ¿Qué clase de trato?

 

- Yo responderé a tus preguntas siempre y cuando tú contestes las mías.

 

- Pensé que habíamos quedado en que no te involucrarías más conmigo - Apuntó el rubio, pero el Uchiha no tuvo reacción alguna. Dejó correr un par de segundos y volvió a insistir.

 

- ¿Tenemos un trato?

 

Ante su aparente interés por el tema y pocas ganas de responder sobre él porque tenía ese interés, Deidara asintió. Más no podía perder a estas alturas y si el Uchiha se iba a morir pronto al menos quería poder preguntarle lo máximo posible.

 

- Vale. Pero yo empiezo - Se apresuró a decir.

 

Su acompañante sonrió pero lo dejo pasar.

 

- Adelante.

 

- ¿Porque venganza?

 

- ... - Realmente no creía que fuera a contestar, pero se sorprendió muchísimo cuando lo hizo - Por mi hermano.

 

- ¿Sasuke?

 

El pequeño odio que sentía en su interior le certificó que seguía algo resentido con ese mocoso tramposo y altanero.

 

- Pienso todos los días por que llegue el momento en que nos enfrentemos.

 

- Oh... - Entonces una idea le llegó a la cabeza - ¿Por eso también piensas en la sangre? ¿Porque es tu hermano?

 

- En parte... también por la sangre de mi clan, en que antes ser un Uchiha representaba algo más que solo ojos poderosos y lágrimas de sangre. Solo que ya no queda nadie que recuerde eso.

 

- Por eso la soledad, la de tu clan y también la tuya propia - Supuso entonces, forzando un gesto pensativo para recordar lo último que le había mencionado - En lo solo que te has sentido y en lo que estarás hasta...

 

El Uchiha asintió.

 

- Mi muerte.

 

Diablos.

 

- Ahora que lo sabes... - Cambio ese gesto de oscuridad para uno más ameno al fijarse en el - ¿Porque traición?

 

¿Había sido muy iluso de su parte esperar que no se acordara? Pues sí, la verdad es que sí.

 

- Por mi aldea - Un corto flashback se reveló en su cabeza y se vio usando el uniforme distintivo del equipo explosivo junto a sus compañeros. El azul de sus ojos estaba lleno de ironía - Tu vida fue dura porque tenías un padre estricto, la mía lo fue porque no tenía a ninguno. Y cuando pasas tanto tiempo estando solo y de pronto alguien se interesa por ti, cuesta abandonar eso, aún si te impide lograr lo que más quieres. Y si - Sonrió a medias - A veces me pregunto si me han olvidado.

 

- ¿De ahí la superación y la fuerza?

 

- Más o menos, la superación fue lo que me hizo abandonarlos. La fuerza fue algo más que quise cuando te conocí a ti.

 

Eso, inevitablemente, hizo sonreír al portador del Sharingan.

 

- ¿Tanto herí tu orgullo?

 

- A ti te lo hirió el que dijera que eres igual a los demás, ¿Porque no habría de molestarme a mí que te parases allí con la confianza de que ibas a aplastarme como a cualquiera? Vale - Alzó ambas manos - Que era cierto, ¿Pero si te diste cuenta de que ni siquiera te detuviste a ver si tenía potencial?

 

Buen punto.

 

- Tienes razón - Cedió con una extraña nota suave en su voz - ¿Y la libertad?

 

Pudo casi reírse, porque no tenía ni puta idea de cómo responderle un "Ah, no. Pienso en la libertad solamente desde que me resucitaron en este mundo en el que me van a dar un pase de ida al paraíso y aparte sacarme de Akatsuki si dejo que tú o cualquiera de los otros dos me ponga mirando a Suna"

 

- ¿Deidara?

 

- ¿Qué? Ah, si - Con Itachi aparte del misterio y todo el asunto de los ojos, el verdadero problema era que siempre tenía que romperse la cabeza para evitar decirle la verdad sin tener que mentir - No es un secreto que no quería estar aquí. Aún no quiero, no pase por mucho para detenerme aquí trabajando para un fin que la verdad es que no termino de entender. Solamente quiero irme, hacer lo que tenga que hacer y luego... no sé - ¿Que haría una vez que fuera libre? Hasta ahora no lo había pensado - Seguiré haciendo arte, eso es seguro.

 

- Mmm...

 

Sabía lo que estaba haciendo, notaba que evitaba decirle algo. Pero como su respuesta había sido honesta, no tenía mucho que agregar.

 

- ¿Eso era todo lo que querías saber? - Preguntó algo nervioso Dei.

 

- Casi... - Entonces entrecerró los ojos. Al menor esa mirada no le dió muy buena espina - Exactamente ¿Que sucedió con Pain?

 

"¡Vuelve el perro arrepentido, con el rabo entre las patas!" Rodó los ojos en su mente ¿Que acaso no lo podía dejar estar? Mejor aún ¿Que acaso nadie podía dejarlo estar? Primero su compañero, luego la figura dos, después la tres, más atrás se viene Pain con Konan y ahora ¡La cereza del pastel! El Uchiha.

 

¿No podían sencillamente quedarse con la conversación profunda y emocional?

 

- ¿Exactamente? - Repitió como para confirmar.

 

- Sí.

 

¿Saben qué? A la verga.

 

- Me intentó seducir, me negué, nos peleamos y luego tuvimos un momento algo... intenso.

 

Itachi por poco y se le caen los ojos.

 

- ¿Qué?

 

- Que el...

 

- Me quedó todo claro - Dijo con esa frialdad apabullante - ¿Porque él querría hacer eso?

 

Pide y recibirás, hijo mío. Y si el Uchiha quería sinceridad...

 

- Porque le gusto.

 

- ¿A Pain? - Ahora sí que la cara de póker falleció y el azabache lo miro como si estuviese loco.

 

- Sí.

 

- Cuando me dijiste que te había besado creí que fue por lujuria momentánea, no por atracción.

 

- Pues déjame decirte que no solo hay atracción ahí, o al menos eso es lo que me ha dado a entender en estos días - Suspiró - Es complicado, más cuando está Sasori y...

 

- ¿Que tiene que ver Sasori? - Salto casi inmediatamente. Su ceño frunciéndose.

 

"Joder, ¿Porque a todos les molesta Sasori?" De seguro de haber estado allí presente la figura número dos le hubiera gritado una cosa de fangirl en plan de: Porque es la mejor opción, baby.

 

- A Sasori también le gusto - Informó, ante la ceja alzada del otro - Pain le tiene algo de ojeriza.

 

- Me lo imagino.

 

- Y eso es todo - Pensó que ya podría respirar tranquilo, pero el Uchiha, quien al parecer no sabía cómo funcionaba esto de preguntar por turnos, volvió a hablar, y se notaba que no estaba muy conforme con su respuesta.

 

- Dijiste que fue un momento intenso ¿A qué te referías?

 

- A algo que posiblemente ya te habrás imaginado.

 

- Quiero me lo digas tú.

 

Apretó los labios, intentó separarlos para responder pero... no pudo.

 

No podía decirlo, simplemente no le salía hacerlo. Es decir ¿Decirle que cosa? ¿Qué había pasado por un momento tan vulnerable? ¿Admitir que no había podido con algo frente al sujeto que deseaba vencer? Ni loco. Pudo haber perdido la dignidad, pero no el orgullo.

 

Una mano rozo su brazo con cuidado, antes de deslizarse lentamente hacia arriba y acariciar el lugar en donde antes las marcas habían estado.

 

- Puedo verlo - Mascullo, sus ojos examinándolo.

 

Deidara apenas podía respirar.

 

- ¿El qué?

 

- Miedo.

 

Sus ojos se desviaron a otro lado ¿Para qué negarlo? El Sharingan podía verlo casi todo. Era una suerte que no pudiera ver ese momento en vivo... aunque la verdad es que si podía, solo que siempre le había dejado claro que no lo hacía con él por su parecido con su hermano y bueno... Porque le atraía. Salió de las fantasías de sus pensamientos cuando la mano subió a su rostro. Itachi tenía una indescriptible expresión en su cara, casi lucía... afectado.

 

- Tenías miedo.

 

- ¿Es necesario que me lo restriegues? - Dijo algo borde, tratando de salvar lo poco que le quedaba - ¿Tú también quieres burlarte de mí?

 

- No.

 

- Bien, porque te...

 

- Lo que quiero ahora es salir de aquí y destrozar a Pain en pedazos.

 

Damt.

 

Eso fue fuerte hasta para él.

 

Podía preguntarle si hablaba enserio, pero en vista de que el Uchiha casi nunca bromeaba y menos con asuntos serios, no podía evitar preguntarse... ¿Porque?

 

- Pero no lo haré - Suspiró, la tensión desapareciendo a la vez que torcía la boca. La idea no le gustaba, se notaba.

 

- ¿Porque?

 

Esa sonrisa Made in Uchiha salió a la luz.

 

- Porque tú no querrías, eres demasiado terco y orgulloso. Jamás dejarías que alguien resolviera tus problemas por ti, mucho menos yo. Además, si tú no lo has hecho es porque algo te lo impide. El punto es... - Volvió acercarse a él, en esta ocasión muy cerca. Demasiado - ¿Qué es?

 

Deidara se limitó a quedarse callado.

 

- ¿Que te impide vengarte? - Continuó el azabache - ¿A ti, que eres una de las personas más orgullosas que existe?

 

- Es mi problema - No le estaba gustando el rumbo por el que iba eso.

 

- Entonces ¿Yo te traigo aquí por obligación y me odias a muerte, pero él te humilla y lo dejas así?

 

Bueno, que dicho así sonaba terrible. Pero tampoco es como si tuviera que darle explicaciones a Miss simpatía.

 

- He dicho que es mi problema - Replicó mordaz - Yo tengo mis propios motivos.

 

- ¿Y cuáles son? - Finalmente algo salió, era como una chispa auténtica de violencia que se había encendido allí - ¿Acaso él te gusta? ¿Por eso no puedes vengarte de él?

 

- ¿Y si fuera así que?

 

Se miraron, y casi podían salirle chispas de los ojos por el reto la mirada de cada uno.  Pero entonces Itachi se calmó pero fue una calma extraña, y súbitamente con una voz muy suave, cerró el espacio entre ellos con cuidado. Sus ojos advertían peligro aunque sus acciones parecían de lo más inocentes.

 

- ¿Podrías decirme?

 

- Ya te dije que no.

 

- ¿Que te pasó con Pain... - Tocó su frente - Aquí y... - Rozo con su dedo índice sobre su pecho, justo encima de su corazón - Aquí?

 

- Te dije... - Había comenzado a hablar, pero fue como si de repente el Sharingan se hubiera puesto más brillante, y se le quedó mirando, atraído por su forma. Su color llamativo lleno su mente, como si solo pudiera pensar en eso, y su boca se abrió sin que le diera permiso - No sé, todo me confunde bastante.

 

- ¿Que te confunde?

 

Tan rojo... Sus ojos eran tan rojos y hermosos...

 

"Arte..."

 

- El. Me confunde bastante todo lo que hace y también todo lo que me dice, me hace... dudar.

 

- ¿Porque? ¿Te gusta? - Presionó, y algo muy dentro de su cabeza le dijo que sus palabras se sentían algo pesadas, como si fueran una orden.

 

- No lo sé, me cuesta entender.

 

- Intenta entenderlo, Deidara ¿Sientes algo por Pain? - El pequeño rubio frunció el ceño pero no sabía que responder, ni siquiera de esa manera - ¿Y Sasori? ¿Sientes algo por él?

 

- Yo...

 

- ¿Sientes algo por mí?

 

Ya tenía resuelto que iba a responder que sí en el mismo momento en que la presión en su cabeza se volvió algo desagradable, como si más que querer hablar se sintiera obligado a hacerlo.

 

"¿Obligado?"

 

Y entonces cayó en cuenta.

 

"Sharingan..."

 

Trato de cerrar los ojos o mirar hacia otro lado, pero el poder le retuvo en su sitio con rapidez, y por tratar de resistirse un calambre doloroso le traspaso el cerebro como un rayo, perforando detrás de sus ojos. Fue como recibir un latigazo en la cabeza, abriendo una grieta en su cráneo.

 

Su cráneo dolió, sus ojos se entrecerraron por el esfuerzo, y ante el sonido ahogado que salió de su boca, Itachi soltó el agarre con rapidez y desapareció sus ojos, dejando solo ese color negro como la noche qué se abría como si no pudiera creer que de verdad había terminado por hacer las cosas sin pensar.

 

- Deidara...

 

Estalló.

 

- ¿¡Porque siempre me hacen está mierda!? - Le gritó, su mano cubriendo uno de sus ojos. Su cabeza dolía - ¿¡Que acaso no saben usar los ojos para otra cosa que no sea ponerme por el piso!? ¡Conteste todas tus malditas preguntas! ¿¡Qué necesidad tenías de obligarme a responder!?

 

- Eso no era lo que quería hacer, te lo prometo.

 

Sonaba sincero, pero no le creyó.

 

- ¿Ah sí? - Entonces río, río porque no podía creer como enserio había pensado por un segundo que podía fiarse de un Uchiha - ¿¡Ya entiendes porque te odio!? ¡Eres igual a todos los demás! ¡Incluso peor! Podrías haberme seguido ignorando y todo hubiera estado fantástico ¿¡Pero meterte aquí y fingir que te importo siquiera un poco para luego hacerme esta basura!?

 

- No fue intencional.

 

- Claro... - Sonrió sin piedad alguna -  ¿Sabes qué? Tienes razón, soy insoportable, pero también soy patético. Y mucho más aún por creer que de verdad podía esperar algo diferente de ti.

 

Escucharle decir esas palabras con tanto rencor fue terrible, hasta doloroso. Saber que Deidara le había tenido al menos un mínimo de esperanza y que la había arruinado, fue... devastador.

 

- Dei...

 

- No.

 

El agarre en una de sus muñecas casi le sacó de quicio. Se zafó tan fuerte que se lastimo el mismo y no le dió ni una segunda mirada. Salió a la superficie con decisión y tomo de nuevo sus cosas. Se puso su ropa lo más rápido que pudo apenas logro secarse lo suficiente, ni siquiera se había recogido el cabello, pero quería abandonar ese lago. Solo le traía desgracias.

 

La presencia en su espalda le hizo molestar aún más.

 

- ¿Podrías por una vez escuchar lo que te digo?

 

- Que no, maldición.

 

Estaba esperando que hiciera algo, porque sabía que lo haría. Pero vaya que se quedó muy quieto cuando unos brazos rodearon su cintura abrazándolo desde atrás. El contacto le tomo tan por sorpresa que no supo que hacer, mucho menos cuando sintió su mandíbula recargarse en la curvatura de su cuello.

 

- No te alejes... - Respiró sobre su piel, estaba hablando muy bajo.

 

- ¿Uchiha?

 

El agarre se apretó un poco, trató de verle el rostro pero le tenía tan cerca que no se atrevió a moverse.

 

- Quítate.

 

- Trata de entenderlo.

 

- No quiero enten...

 

- Es la última vez que te veré - Susurro en su oído - Trata de entenderlo, solo esta vez.

 

¿Qué coño?

 

- ¿De qué hablas?

 

- Me voy.

 

- ¿A dónde? - Quería mostrarse firme, pero fuera una trampa o no, estuviera molesto o no, algo en su interior reaccionó ante el solo pensamiento de no tenerlo cerca.

 

- Tu sabes a dónde voy - "Dime qué no es a donde creo" Pero ni falta hacía, el tono de despedida lo decía todo - Enserio lamento haberme acercado de nuevo a ti y usar el Sharingan contigo. Solo quería saber si sentías algo por mí antes de irme, hubiera sido algo bueno en lo que pensar mañana.

 

De nuevo: ¿Qué coño?

 

- ¿Mañana? - Exclamó, es decir, ¿Tan pronto? - ¿Irás a pelear mañana?

 

- No exactamente. Mañana voy a partir, quizás llegue en tres días o menos.

 

- Espera... - La idea aún no terminaba de hacer mella en su cabeza - ¿Pero tú hermano no es muy joven aún?

 

- Tiene diecisiete y es fuerte, podrá hacerlo.

 

¡Ahora sí! ¿¡Pero qué coño!?

 

¡Hagan pausa mi gente! Hasta donde sabía, su llegada a Akatsuki había sido muchísimo antes de que Itachi Uchiha falleciera, incluso ya estaba muerto cuando eso sucedió, pero entre la información que tenía de las figuras y lo que el mismo Uchiha le había dicho, el ya sabía cómo terminaría eso y sería dentro de unos años. El punto era ¿Que había pasado aquí? Esa lógica en las fechas no era posible, a menos que...

 

A menos que no le hubiesen reclutado tan joven como creía. A menos que en este mundo hubieran sabido de su existencia como criminal un par de años tarde, por eso era más fuerte y listo, porque aparte de tener más experiencia en su alma, su mente de este mundo era mucho más madura.

 

¿Cómo no se dió cuenta antes? Se veía y se sentía mayor a la edad que creía tener, pero pensó que era por la reencarnación, no porque literalmente fuera más viejo.

 

Con eso en mente, lo siguiente que vino a su cabeza fue la preocupación. Entonces... él...

 

- ¿Enserio lo harás? - Preguntó algo agitado.

 

Itachi asintió.

 

- Pero... - No, no encontraba una excusa decente que equivaliera ni en un cinco por ciento a sus razones personales, y era jodido saberlo - ¿No podrías...?

 

Repentinamente le soltó, le dió un giro de 180 grados y le sostuvo firme frente a él. No había Sharingan en esos ojos, solo mucho negro y algo que parecía casi perdido.

 

- Aunque me odies, no lamento haberte traído aquí - Sonrió con tristeza - Tenerte aquí me recordó la razón por la que hago esto, pero también me recordaste a mi hogar, me recordaste la persona que solía ser y mi motivación para seguir. Aunque esto te lastimara, no me arrepiento de que estuvieses aquí. Soy egoísta... - Acarició su rostro con cariño - Soy cruel y egoísta y tienes razón al odiarme, jamás logré traer nada bueno... hasta que te traje a tí.

 

Deidara alzó una mano, ya fuera para golpearlo por decir tantas cosas absurdas o para abrazarlo por querer irse, pero el azabache la sostuvo, la miró y depósito un beso en su muñeca.

 

- Uchiha... - Se sonrojó terriblemente.

 

- Hazme un último favor.

 

- No - Fuera estúpido o no, quizás si se negaba, si tan solo se negaba, no se iría.

 

Jalo su muñeca al frente, haciéndole chocar contra su pecho, y tras ese empuje ambos cayeron al piso, el rubio encima del azabache. El último aún le sostenía la mano, y la otra la reposaba en su cintura. Deidara tenía la mano libre en su pecho y su corazón latía demasiado fuerte. Tenía la mente revuelta por la cercanía, más que todo porque allí, encima del Uchiha y con el entre sus piernas, había mucho que sentir.

 

- Hazme un favor, Deidara - Volvió a pedir con parsimonia.

 

- No.

 

La mano en su cintura le presionó hacia adelante, y cuando compartieron aliento, los ojos del portador del Sharingan se suavizaron.

 

- Solo esta vez - Y antes de que el rubio negara, le dió un corto beso - Por favor.

 

Eso logró desenfocarlo un poco ¿Acaso un Uchiha le daba pidiendo algo y encima le decía "por favor"? Eso casi hizo flaquear su decisión, pero su terquedad era mucha y terminó por negar con la cabeza.

 

Entonces comenzó a besarlo, beso a ese rubio problemático una y otra vez hasta que dejó de sentirlo tenso, hasta que estuvo seguro que jamás le había sentido tan tranquilo, hasta que consiguió que él mismo subiera las mano y la enredara en su cuello.

 

- Hazme un último favor, Dei - Luego le dió un beso en la frente - Me voy a ir de todas maneras.

 

Resignándose a que no había forma de esconderle sus pensamientos o de detener su decisión, asintió un poquito.

 

- ¿Cuál?

 

- Llámame por mi nombre.

 

"Santo domingo de..."

 

- No podría - Sacudió la cabeza, una sola vez había dicho su nombre en este mundo y fue a la figura tres, del resto jamás lo había hecho. En su mundo había abusado de la educación al hacerlo muy seguido, pero había pasado tanto tiempo que ya ni recordaba cómo era el hacerlo.

 

En vez de responderle, le abrazo y tiró de él hasta que se invirtieron los papeles, ahora él estaba debajo, y en su movimiento se habían acercado a la orilla del lago. Sus cuerpos estaban parcialmente sumergidos ahora, pero no le dieron importancia.

 

- Si puedes.

 

- ¿No es un suicidio faltarle el respeto a un Uchiha? - Sonrió, y él sonrió igual.

 

- Solo si no tienes permiso.

 

El cielo se tiñó de gris, un trueno bulloso traspaso el cielo, y para cuándo las gotas de lluvia cayeron con fuerza hacia la tierra u la minutos después, negro y rubio se fundían en un beso profundo y pasional. Estaban tan enredados que no se sabían quién estaba en dónde. Al azabache los labios de Deidara sabían a hogar, a tranquilidad, a dulzura incondicional, a todo eso que había perdido hace mucho tiempo...

 

A Deidara... ese beso solo sabía a despedida.

 

- Dei... - Jamás superaría ese escalofrío que solo él le hacía sentir cuando le llamaba por su apodo.

 

Beso sus labios, mordió su labio inferior hasta hacerle jadear, dejo besos húmedos desde la comisura de su boca hasta su cuello, y allí dejo una de sus típicas mordidas sensuales, antes de regresar por dónde vino y terminar de nuevo en su boca.

 

- Di mi nombre.

 

Negó, pero no consiguió desalentarle o molestarle, solo le miró con cierta ternura.

 

- Siempre tan terco, Dei...

 

Apretó los ojos con fuerza cuando un nudo se instaló en su garganta, finalmente había asimilado que nunca le vería de nuevo, que era la última vez que le buscaría, que le besaría, que estaría allí para él...

 

- Itachi... - Susurró quedito, pero aun así pudo escucharle.

 

Al abrir los ojos, vio lo único que sabía que jamás vería de nuevo: Un Uchiha total y completamente vulnerable.

 

- Gracias...

 

Creyó que iba a levantarse y abandonarlo, pero solo extendió el brazo para tomar un mechón rebelde de cabello. Sus ojos estaban extrañamente brillantes.

 

- Jamás lo cortes.

 

- No lo haré - Prometió él. Y cediendo al momento, se atrevió tomar su rostro entre sus manos - Tu tampoco lo hagas.

 

- Tengo que...

 

- Itachi - Interrumpió, algo más desesperado ahora - No te vayas.

 

- Dei.

 

Se inclinó sobre él, creyó que era para besarlo, pero pasó de sus labios y siguió su camino hasta detenerse en su oído.

 

- Gracias por convertirte en mi hogar.

 

Las gotas de lluvia cayendo en su rostro al igual que sus lágrimas fue lo último que sintió antes de que una profunda pesadez le obligara a cerrar los ojos, o tal vez fue ese misterioso brillo escarlata, pero fuera lo que fuese, terminó por dormirse allí, cayendo inmerso en los brazos de la oscuridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...


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