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Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

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Cuando Deidara despertó en su habitación tenía la mente algo confundida. Desde hace unos tres días estaba seguro de que había algo que no encajaba muy bien en su cabeza, como si algo allí estuviera fragmentado, incompleto... pero a medida que fueron pasando los segundos, y así como en los otros días, noto que estaba en su cama, en su habitación, con todas sus cosas, y despertando por unos ruidos en el pasillo, decidió que eso no podía ser porque no había nada inusual en la escena. Se repitió por enésima vez que no había nada raro y bostezo.

 

La puerta se abrió.

 

- Adivina quién es el mejor creando sustancias - Un más que enérgico Sasori ingresó en su habitación con una sonrisa satisfecha.

 

La verdad es que su repentina aparición no le había sorprendido ni un pelo, últimamente tenían la manía de entrar en la habitación del otro sin invitación, era más por la flojera de tener que tocar que otra cosa. Hasta el momento no habían encontrado al otro en paños menores, ocupado en el baño o bajando la tensión manualmente, gracias a Dios. Pero lo cierto es que a estas alturas vergüenza era lo último que se tenían.

 

Deidara se reincorporó con lentitud y se tallo un ojo, una sonrisa perezosa se formó en su cara.

 

- Mmm ¿Tú? - Supuso en broma luego de pensarlo - ¿Estás seguro?

 

- Por supuesto que yo, ¿Quien más podría ser?

 

- ¿Ya lograste hacer el antídoto que querías? - Pregunto a su vez, aunque las ojeras y la sonrisa de satisfacción en el rostro del pelirrojo se lo confirmaron - Suertudo.

 

Sasori suspiró complacido.

 

- Es lo mejor que me ha pasado este año.

 

- Oye, lo mejor que te ha pasado este año es tenerme a mí de compañero, no te confundas - Se rió por esa broma mañanera y Sasori igual. Entonces se levantó para asearse.

 

Entró a su pequeño baño con toda la pereza que alguien a la siete de la mañana podía tener. Se vio en el espejo y se quedó mirándose muy fijo, había algo en su apariencia que estaba extraño, solo que no sabía que era exactamente. Pero todo estaba bien, es decir, tenía los ojos un poco hinchados, el cabello alborotado de un lado y una expresión somnolienta, nada extraño para alguien recién levantado de la cama...

 

Sin embargo...

 

"¿Eh?" Descubrió que era lo que tenía raro cuando alzó un mechón de pelo rubio y vio que estaba excesivamente corto y recto. Arrugó un poco la cara con confusión "¿Y esto?"

 

- Pensé que era al revés - Comentó Sasori afuera del baño, por lo cerca que sonaba parecía que estaba recostado en su puerta.

 

La voz del Akasuna llamó su atención y dejó caer el cabello para bufar.

 

- Ya quisieras.

 

- Cree lo que quieras, pero si te envenenan no cuentes con que te daré de la obra de arte que cree.

 

- Sasori, lo único que no tienes venenoso es la sangre - Se mofo, terminando de cepillarse los dientes y guardando el cepillo en su lugar - Si estuviera envenenado contigo me terminaría de morir.

 

- Muy chistoso.

 

- ¿Que misión tenemos hoy? - Quiso saber, echándose agua en la cara - Dime que no es nada fuera del país o te juro que haré drama.

 

- Dei, tú haces drama sin importar que misión nos den.

 

- Eso no es cierto.

 

- Hiciste drama cuando nos enviaron a dos kilómetros de aquí - Le recordó, cruzándose de brazos sin cambiar de lugar.

 

- Porque era un desperdicio ¿Gastar mi chakra en algo que puede resolver Pain desde aquí con los ojos cerrados? - Rodó los ojos con fastidio - Es ridículo.

 

- Te quejaste también cuando nos enviaron al otro pueblo.

 

- Zetsu llegaría más rápido que Hidan a las Bahamas por robarle un dólar a Kakuzu.

 

Aún sin darse por vencido, recargo la cabeza en la puerta y alzó las cejas.

 

- ¿Y qué tiene que ver qué él llegue primero?

 

- Que no tiene sentido que nos envíen tan cerca, es absurdo - Alzó las manos con ese toque de drama que no se lo quitaba nadie - Así no provoca hacer nada, ser criminales buscados nos limita pero tampoco es como que necesitemos un dispositivo rastreador. Deberíamos poder conocer, ver otras cosas...

 

- Pero si hiciste un drama cuando nos mandaron fuera del país - Le cortó Sasori incrédulo, aún recordaba las quejas que dió por más de tres días - ¿No que querías conocer?

 

El rubio hizo un sonidito de queja.

 

- Aha, pero tampoco es para que me manden al culo del mundo.

 

- Eres... - Suspiró ¿Cuándo iba a entender que era imposible ganarle discutiendo cuando se empeñaba en algo? - Olvídalo, no hay caso contigo.

 

Su tono resignado le causó gracia, y una vez acomodado su cabello en su media coleta alta, más una nueva muda de ropa, salió de su habitación acompañado de un pelirrojo que aún se quejaba de su comportamiento.

 

- Eres demasiado exagerado, Deidara - Negaba con la cabeza y suspiraba.

 

- Tú eres demasiado viejo y yo no te digo nada.

 

Sasori le miró achicando los ojos y moviendo la cabeza a un lado como diciendo ¿What?

 

- Pero si lo viejo no lo puedo evitar.

 

- Eso - Apuntó el rubio sonriendo - Pues lo dramático yo tampoco.

 

Aún se estaba burlando de los ojos en blanco que puso su compañero tras esa respuesta tan tonta cuando llegaron para desayunar, la mesa estaba algo sola. Zetsu no se veía por ningún lado, al igual que Konan, pero creía haber escuchado que está recuperándose por una batalla imprevista. Kisame estaba de misión aún, y Hidan estaba en uno de esos momentos en los que le ofrecía como ofrenda el ayunar a ese dios extraño de la homosexualidad al que siempre le rezaba, así que tampoco estaba.

 

En la mesa sólo estaban él, Sasori, Kakuzu...

 

Y Pain.

 

Un pequeño mareo le hizo pestañear varias veces. Entrar en el comedor por alguna razón le había perturbado, tanto a nivel mental como físico. ¿Pero porque? No faltaba nadie hasta donde podía ver.

 

Aunque su turbación podía deberse a que estaba ligeramente incómodo con la presencia de Pain.

 

¿El motivo?

 

Pues...

 

 

        

 

  

 

                   //Flashback//

 

 

 

 

 

 

Hace tres días Deidara se despertó por primera vez con ese sentimiento de confusión, como si no tuviera la más mínima idea de que rayos hacia ahí, es decir, ni se acordaba de cómo había llegado a la cama. Pero luego de convencerse de que estaba en Akatsuki y que de seguro en alguna misión se había cansado y llegado directo a dormir, se levantó y fue a entrenar un rato. Tal vez solo su compañero le había traído cuando estaba más dormido que despierto, y no sería la primera vez.

 

El área de entrenamiento estaba relativamente sola salvó por Hidan que estaba, como cosa rara, recitando versos raros en una esquina que chorreaba sangre de un extraño símbolo en la pared.

 

- ¿Nunca te cansas de decir tonterías? - Le preguntó burlonamente el artista pasándole por un lado en lo que buscaba unos shuriken para lanzarlos.

 

Hidan abrió los ojos y los entrecerró con una cara de malas pulgas.

 

- ¡Síguete riendo! Eres igual a Kakuzu, el tampoco respeta mi religión ¡Pero ya verán! los que no son creyentes de su poder Jashin los castiga en el más terrible de los infiernos.

 

Deidara echo los ojos a un lado, había escuchado tantas veces los supuestos castigos apocalípticos de Jashin que casi se los sabía de memoria. Lo único que le faltaba era rezarlos.

 

- Que bien, aunque no puedo imaginarme un infierno más horrible que tener que aguantarte.

 

- ¡Ja! ¡Mira quién lo dice! - Le apuntó acusadoramente - El más insoportable de todo Akatsuki se queja de mi ¡Me muero de risa!

 

- Por lo menos yo no voy fastidiando a todo el mundo con basura religiosa - Detuvo sus intenciones de entrenar para poner las manos en las caderas. Detestaba que le dijeran insoportable, vale, que él había empezado, pero para ser justos Hidan siempre se metía con él sin que le provocara.

 

- Pues no - Sacudió la cabeza y agitó los brazos - Lo haces con tus estúpidas explosiones ruidosas que no dejan a nadie dormir, jamás apuntas bien esas porquerías y... ¡Carajo, que casi me arrancas la cabeza el otro día!

 

Deidara le miró con la mayor de las tranquilidades.

 

- ¿Y?

 

- ¿¡Y!? - Reiteró incrédulo - ¡Que pudiste decapitarme! ¿¡Tienes idea lo mucho que eso duele!?

 

- No te ibas a morir de todas formas. Además - Añadió al ver que el seguidor de Jashin ya estaba a punto de lanzarle sus usuales maldiciones - Mi especialidad son las explosiones, con ellas es que trabajo. Tú, por otra parte, hablas hasta por los codos de tu Dios solo por capricho.

 

- ¡Jashin me dió mi inmortalidad, tengo que alabarlo!

 

- Pues hazlo en silencio - Y con una sonrisa maliciosa se giró para continuar con lo suyo, sabía que a su espalda Hidan le estaba gritando un montón de idioteces de índole celestial, pero no le prestó la mayor de las atenciones. "¿Umm?" Tuvo un extraña sensación de hormigueo en la cabeza, el haberse quedado en silencio e ignorado al otro con cara neutral le había recordado a alguien, solo que no supo a quién.

 

El de cabello blanco experimentó una tremenda ola de indignación al ver que Deidara ya no mostraba interés ni para insultarle. Una vena salto en su cien, palpitando a la vez que se levantaba de su sitio.

 

- ¡Oe, enano! ¿¡Me estás escuchando!?

 

Solo para molestarlo, el rubio pasó de contestarle. Estaba hasta silbando y todo.

 

- ¡Haré que Jashin-sama te castigue! ¡Ya verás! ¡Se te va a caer el pelo! ¡Te voy a sacrificar en un altar como ofrenda a Jashin para advertir a todos los infieles! - Y se plantó frente a él con la guadaña en alto, solo que al alzarla estando enojado no cálculo bien el peso y se terminó yendo de espaldas y cayendo de culo frente a un rubio que no encontró motivo alguno para no reírse como Dios manda - ¡Cierra la boca, infeliz! - Chilló sacudiéndose en versión chibi, su enojo era tal que le salía humo de las orejas - ¡Ayúdame a levantarme!

 

- ¿Oh? ¿Porque no se lo pides a Jashin-sama? - Pronunció el nombre con excesiva burla, disfrutando del berrinche que estaba haciendo el otro.

 

Hidan, sin embargo, no encontró la ofensa divertida, y como no podía matar a más compañeros, se limitó a estirar la pierna en un barrido provocando que Deidara también se cayese.

 

- ¡Cabrón! - Aún en el suelo, el rubio se reincorporó un poco para poder golpearlo.

 

Estaba a punto de conectar su puño contra su cara cuando un sonido les detuvo en seco, o más bien una presencia. Pain había tenido intenciones de ir a entrenar (En la segunda base no tenía un sitio para entrenar propio) pero se detuvo en seco cuando divisó la figura del rubio semi tirado en el suelo, casi encima del de cabellos blancos y con ambas manos sujetándole la camisa, al tiempo que el otro tenía la mano libre posada en su cuello. Claro que Pain no sabía que si Hidan tenía la mano ahí era para tratar de ahorcarlo y que Deidara había tenido la mano en alto para reventarle la cara, pero la bajó cuando le vio llegar para no meterse en líos.

 

Hidan pegó un tremendo retroceso de puro susto. La última vez ese hombre casi lo mata, prefería pasar vergüenza y arrastrarse como gusano con sal antes de tener que probar los límites de su inmortalidad en manos de ese tipo.

 

Sin embargo la reacción de Pain fue diferente. Vio la escena, la analizó, saco sus propias conclusiones, frunció el ceño y apretó los puños como si quisiera destruir algo, y luego de un minuto que se sintió extenso, solo se fue de allí.

 

Desde ese entonces Hidan había tomado un poco más de distancia con él, algo al rubio le decía que tenía miedo de ser torturado o despedazado por el Rinnegan, pero aunque no le molestaba tener lejos al seguidor de Jashin, se quedó con la curiosidad de porque Pain no había hecho una escena.

 

Aunque...

 

"Solo dame tiempo..."

 

Entendía perfectamente que el pelinaranja quisiera mantener su distancia hasta que pudiera controlarse, eso le parecía fantástico. Era un buen comienzo de su parte, el único problema es que estando rodeado de tantos sujetos excéntricos le era casi imposible no meterse en situaciones que se vieran terribles.

 

Como aquella vez que...

 

- Eh ¿Qué haces? - Curioso como él era se acercó al mercenario del grupo que en ese momento se encontraba inspeccionando las enredaderas negras que le salían del brazo.

 

Kakuzu le hecho una ojeada para alzar el brazo.

 

- Tengo que dejarlas libres de vez en cuando, si las mantengo encerradas por más de unos días se entrelazan y luego no sirven para pelear.

 

Observar como esos ratos tentáculos finos salían de su piel le generó un estremecimiento.

 

- Se ve desagradable - Fue imperativo ser directo, pero logró que el otro soltara una breve risa.

 

- Nadie dijo nunca que la inmortalidad fuera agradable. Para todos, sin importar como la consigan, hay un precio muy alto que casi nunca nadie quiere pagar. Yo tengo que aguantar esto - Las líneas negras se deslizaron en el aire unos segundos antes de volver a su lugar - Un costo bastante alto, si me lo preguntas. Pero le venía perfecto para continuar con mi trabajo - Entonces, y casi como si de una broma se tratase, su compañero pasó por allí, y Kakuzu sonrió con ganas - Tú eliges, rubio. Puedes robar corazones y pagar este precio para hacerte invencible... o puedes lamerle las bolas a un Dios de pacotilla y volverte un inmortal incompetente que no es capaz de rearmarse así mismo cada vez que lo despedazan.

 

Ante esa tan mala indirecta y las carcajadas para nada disimuladas de ese par, Hidan comenzó a sacudir los brazos como quien sufre una convulsión.

 

- ¡Desgraciados! ¡Los voy a maldecir, se los juro! ¡A ti más que a cualquiera! - Apuntó con su arma al de coleta que alzó una ceja - ¡Me tienes harto!

 

- Ya cállate.

 

- No, así no - Se dirigió Kakuzu hacia el con un tono de sabiduría que encajaba bien con su edad. Entonces le habló algo bajo - Si lo mandas a callar solo harás que siga hablando, tienes que ofenderle para que se vaya.

 

Deidara se vio intrigado y se sentó a un lado.

 

- ¿Cómo?

 

- Así, mira.

 

- ¡Dejen de ignorarme, imbéciles! - Hidan estaba que se sulfuraba el solo al ver que no solo no le estaban prestando un ápice de atención sino que también hablaban entre ellos - ¡Ya me cansaron! ¡Nadie respeta mi religión, nadie me respeta a mí! ¡La mayor de las desgracias caerá sobre ustedes! ¡Van a arrepentirse del día que dudaron del poder de mi Dios!

 

- A tu Dios me lo paso por el culo.

 

La boca del religioso se abrió con indignación, para después abandonar el lugar con un montón de venas en la frente y hecho una furia.

 

Riéndose brevemente uno al lado del otro fue que les encontró su líder, da la casualidad de la vida que iba pasando y encontró a ese par conversando feliz de la vida, o al menos así lo vio el. Y para completar el cuadro, Deidara tenía una mano encima del brazo del otro, lo que no se figuró Pain es que el inocente rubio solo quería ver la abertura por dónde se filtraban las enredaderas.

 

De nuevo lo mismo, miró, se quedó quieto, y luego se fue. La diferencia es que esta vez ambos pudieron jurar que escucharon un jarrón quebrarse a lo lejos.

 

También hubo otra vez que...

 

- Danna...

 

- No.

 

- Danna... - Lo intentó de nuevo, está vez algo más insistente, pero su compañero se mostró inmutable.

 

- No, Dei.

 

- Vamos - Alargó la frase en lo que le empujaba un poco - Dime qué es lo que tomas para verte joven.

 

- No.

 

Y sin ceder al tema se acostó en el césped. Estaban afuera de la base llevando algo de brisa cuando al artista se le ocurrió preguntarle a su compañero que era lo que tomaba para verse tan joven, porque entre haber sido mordido por arañas radioactivas, hacer un pacto con Satán o que fuera un vampiro en cubierto, ninguna teoría se le acercaba. Lo máximo que llegó a revelarle era que tomaba algo regularmente, pero para Deidara bien que podía ser semen de orangután hasta que no se lo especificara.

 

- ¡Oh, vamos! - Se lanzó al suelo junto a él, estaba haciendo unos involuntarios pucheros que al pelirrojo se le antojaron adorables - No le voy a decir a nadie.

 

- Eso lo sé - Le regaló una sonrisa de confianza - Pero prefiero que se mantenga en secreto.

 

- ¿Me lo dirías si te digo que no te hablaré hasta que me lo cuentes?

 

- Yo encontraría la forma de que me hablaras de nuevo - La manera tan poco delicada de soltarle eso le tiñó un poco las mejillas de rojo - Así que no.

 

- ¿Ni aunque te explotase?

 

- Ya me he acostumbrado.

 

- ¿Y si te castigo?

 

- Tú no podrías castigarme ni aunque lo intentaras - Eso era mentira, puesto que Sasori sentía que el peor castigo que podía sufrir era tener que estar lejos de él otra vez. Pero como no le veía intenciones de irse por ese lado, se quedó tranquilo.

 

Sin embargo, su compañero no pensó eso, porque se le vino a la cabeza una idea tan revolucionaria que no pudo evitar no ponerla a prueba.

 

- ¿No me dirás? - Inquirió entonces, y al conseguir una firme negativa, se encogió de hombros - Como quieras.

 

Sasori se creyó por un segundo que eso era verdad, y estuvo a punto de levantarse para animarlo un poco por no poderle complacerlo cuando una inmensa ola catastrófica del ataque más temido de todos los tiempos cayó sobre él.

 

¿Ósea? Cosquillas.

 

Usando toda la fuerza que tenía se afincó lo más que pudo para hacer reír a su compañero de la manera más infantil posible, moviendo sus dedos por todo su torso, era divertido porque no solo este Sasori era bastante sensible, sino porque en su dimensión jamás le podría haber hecho eso, es decir, el sujeto era de madera. Dificultaba que sintiera algo alguna vez. Estaba tan distraído vengándose por su falta de colaboración que no se fijó que terminó sentado en su pelvis en lo que Sasori reía escandalosamente, y que alguien miraba la escena con sendos goteros en la cabeza y un potente tic azotándole la ceja derecha.

 

Es que tenía que ser una broma, el destino se tenía que estar burlando de él. Se empeñaba como un profesional para tratar de controlarse y lo primero que tenía que ver cada vez que salía de su dormitorio era a ese rubio fastidioso en poses de lo más comprometedoras con todos los miembros de la organización. De acuerdo, que se había portado fatal ¿Pero tenían que restregárselo tan horrible?

 

Deidara no pilló que Pain estuviera ahí al momento, lo hizo cuando escucho el potente golpe al concreto y más adelante el tremendo agujero que dejó en la pared en un intento por mitigar su ira.

 

 

 

 

 

           

             //Fin del flashback//

 

 

 

 

 

 

Momentos como ese abundaban, si no era que hablaba con Hidan y terminaban por equivocación demasiado juntos era con Sasori en algún momento privado. Hasta con Zetsu le encontró una vez, estaba revisando por casualidad la línea divisoria que tenía entre su parte clara y oscura y desde el ángulo que vio su líder bien que se podían haber estado examinando las lenguas. Resultaba demasiado irónico y es especial que todo eso pasara tan rápido y en tan poco tiempo.

 

Deidara estaba seguro que Pain llegaría a su límite de tolerancia tarde o temprano, solamente esperaba que la bomba no fuera demasiado grande. Ya había sido difícil llegar a una segunda base como para buscar una tercera.

 

Obviando ese ligero rastro de incomodidad latente, se sirvió una buena cantidad de comida porque hambre era lo que le sobraba, lo único malo del equipo es que para mantener fuerzas todos estaban obligados a comer de todo, lo único que ellos podían elegir era la cantidad, pero siempre tenían que servirse algo. A él no le molestaba, era bajito pero comía como nadie, su rápido metabolismo era lo que le mantenía delgado y lo agradecía, así podía comer de todo.

 

Todos comieron en un silencio relativamente cómodo, hasta que el artista escucho a Sasori hacer una mueca.

 

- ¿Qué pasa? - Le preguntó con la boca algo llena.

 

- Me serví demasiado puré - Su cara contrayéndose con profundo desagrado - Joder...

 

- Dámelo a mí - Ofreció al mismo tiempo que le extendía al plato.

 

- ¿Tú quieres?

 

- Estoy bien con lo que tengo, pero da lástima verte mirar algo tan sabroso con esa cara - La comida nunca se desprecia, eso siempre le decía uno de sus padres, aunque no recordaba cual - Es casi doloroso.

 

- Es puré solamente.

 

- Y es buenísimo.

 

- Es desagradable - Hizo de nuevo esa mueca.

 

- No, no lo es. Ahora sólo cállate y dámela para que dejes de quejarte.

 

- No.

 

Esa respuesta no había venido de ninguno de los dos. Pain, que hasta ese momento comía en silencio, alzó el rostro y los fulminó a ambos. El hilo que delimitaba su lado pacifista con el que deseaba ver el mundo en llamas estaba ardiendo en rojo, y si no se había parado de esa silla era porque su voluntad era de lo más jodida.

 

- Sasori, aprende a comer todo lo que te sirvas. No eres un crío ni mucho menos.

 

"Como que a alguien sí que le faltó rezarle al Dios de la homosexualidad hoy" Pensó el blondo arqueando disimuladamente una ceja.

 

- Se supone que debo comer aunque sea un poco y eso hice - Contestó el Akasuna sin entender - El resto se lo puede comer Dei.

 

El rubio estuvo de acuerdo.

 

- Yo no tengo problema.

 

El gesto del pelinaranja se aseveró tanto que incluso Kakuzu alzó un poco las cejas antes de mirar hacia otro lado, él no pensaba meterse en ese embrollo. Ni loco.

 

- Te lo comes - Ordenó, entonces miró al rubio - Deidara, aquí buena comida es lo que más hay, no tienes por qué andar mendigando por sobras.

 

¿What?

 

- No estoy mendigando nada.

 

- Entonces deja que Sasori cumpla con lo que tiene que hacer. Eres su compañero, no su puta niñera.

 

"Auch" El comentario en si no le molestó en absoluto, sino más bien el presentimiento de que quería hacerle enojar, tal vez tratar hacerle sentir tan frustrado como él, y aunque en cierta parte lo entendía, no tenía razón alguna para para dejarse pisotear solo porque la paciencia de su líder era más corta que un bonsái. Así que orgulloso de no mostrar ni un ápice de emoción, se encogió de hombros y asintió una vez.

 

- Sí, señor - Y procedió a seguir comiendo como si nada. Sentía la mirada púrpura intrigada sobre él, pero la ignoró.

 

- Vaya... - Se impresionó Kakuzu unos segundos después, sabía que estaba sonriendo aún sin la venda le cubría - Ya veía yo el comedor destruido en pedazos.

 

- Es bueno saber que me tienen buena fe - Dijo Dei con una media sonrisa.

 

- Es la primera vez que no te veo comportarte como un crío, no me culpes por sorprenderme.

 

- Que te digo, la gente cambia.

 

Esa declaración pareció interesarle al de cabello negro, pues se reclinó mejor en su silla con interés.

 

- Vas a tener que darme el dato, a ver si también cojo algo de paciencia para variar. Fastidia tener que estar destruyendo al imbécil de mi compañero todos los días.

 

- No tiene mucha ciencia - Le restó importancia con un encogimiento de hombros - Solo no te agobies por cosas sin importancia.

 

Sasori, a su lado, le dió un ligero empujoncito juguetón. Inconsciente de que ese acto más las palabras del rubio habían dejado que Pain dejase de comer y se quedara quieto. Demasiado, en realidad. Una especie de ácido y furioso burbujeo estaba comenzando a atosigarlo.

 

- Tu eres el que siempre se queja por todo, no lo olvides.

 

- A veces, no siempre - Sonrió el blondo, y su tranquilidad le dió al mercenario de los cinco corazones mucha intriga.

 

- ¿Y entonces como es que consigues calmar todo el carácter que te corre por ese cuerpo?

 

La respuesta para él fue sencilla.

 

- Simple: No me altero si no me interesa.

 

La silla de Pain estuvo a un paso de irse directo al suelo cuando el hombre le empujó hacia atrás, levantándose de la mesa con tanta violencia que todos pensaron por un segundo que atacarían la base de nuevo, o que quizás lo haría el mismo. El vaso de jugo incluso se quebró en mil pedazos, pero a eso nadie le prestó atención, solo a la ira desmedida que el jefe tenía ahora.

 

Todos se quedaron expectantes.

 

- Se acabó el desayuno - Ladró iracundo - Todos fuera.

 

- Pero si yo apenas... - Trato de decir Kakuzu, pero una mirada le cerró la boca - Bien.

 

Cuando Pain les cerró la puerta del comedor en la caras, Deidara no pudo evitar pensar que si alguien había amanecido del lado equivocado de la cama, seguramente era su líder. A lo mejor y se había pasado con eso último, pero es que él no era el único frustrado por la situación.

 

El hombre inmortal fue uno de los que, a pesar de su carácter crudo y frío, se quedó mirando la puerta cerrada con los ojos entrecerrados.

 

- ¿Y a él que le pasó?

 

Buena pregunta, porque a diferencia de su compañero, Sasori también se hacía la misma pregunta, aunque ya tenía una leve sospecha de lo que podía ser.

 

 

 

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

Luego de pensar y darle vueltas al asunto por más de tres horas de combate, pensando en cómo supuestamente Pain se esforzaba por mantenerse lejos a la vez quería estar cerca, como no reaccionaba con ira frente a él pero destrozaba muros a sus espaldas, pues no podía llegar a otra conclusión más que:

 

- Listo, a Pain se le terminaron de cruzar los cables - Determinó el rubio una vez terminado de entrenar.

 

Sasori, sentado a unos metros recogiendo sus cosas, sonrió apenas. Su humor también andaba algo delicado y se notaba por la manera en que entrenaba, hoy prácticamente había quería destrozar con sus marionetas casi todo, así que para un hombre que le encantaba preservar en madera hasta el contorno de su cordón umbilical, pues vaya que era mala señal.

 

- Es algo más que eso y tú lo sabes - Chasqueo la lengua y comenzó a ajustarse unas vendas en las muñecas con fuerza.

 

A Deidara le resultaba absurdo todo el asunto.

 

- Lo único que se es que tú estás loco por no gustarte el puré de papa, y Pain lo es más por no habérmelo dejado comer.

 

Sasori río de buen agrado, pero una vez terminado su tarea, se acercó a él y le tomo del hombro con más seriedad ahora.

 

- Hablo enserio, Dei.

 

- ¿Sobre qué? - Ladeó la cabeza - ¿No me saldrás con la tontería de que Pain está celoso, o si?

 

La mirada que le dió en respuesta fue más que suficiente.

 

- Es ridículo.

 

- Es evidente - Respondió él - Sobre todo porque desde hace tiempo que parece molestarle mi existencia, en especial cuando te tengo cerca.

 

- A lo mejor y es que quiere saber tu truco para mantenerte guapo y joven, en vista de que ya tiene sus años y se enoja tanto... - Dejo la frase a medias con un tonito burlón - Capaz y solo quiere mantener su físico.

 

- Eso no tiene sentido.

 

- Claro que sí, el enojo trae arrugas ¿Nunca lo has escuchado?

 

Sasori rodó los ojos y se alejó un poco para recoger un pergamino con su compañero detrás suyo.

 

- No deberías dejar que esto te fastidie el día - Recomendó el rubio. No era idiota, si entendía que los sentimientos de su jefe estaban revolucionados por unos celos terribles, pero no quería admitirle eso a Sasori tan abiertamente, preocuparlo demás era innecesario.

 

- Mi día se fastidia cada vez que me despierto y descubro que estoy en esta estúpida organización - Su frustración era evidente a kilómetros, y a Deidara le pareció bien que al menos compartieran el mismo sentimiento - Después se me pasa.

 

- Pues si tú sola existencia ya es suficiente para ponerte de mal humor entonces no le agregues más motivos - Suspiró - No tiene importancia, además no creo que los celos de Pain, si es que los tiene, sean enserio.

 

- Pues deberías creerlo. Tú y yo sabemos que ese tipo siente algo por ti.

 

"Sentir..." La palabra se repitió un par de veces en su mente, como si fueran importantes de alguna manera, pero las ignoró, sintiendo como eso le estaba dando una especie de punzada de dolor en la cabeza.

 

- Tener celos viene de la mano con tener algo - Aclaró con notoriedad una vez ya recuperado - Y no tiene sentido porque no le pertenezco.

 

 - Pues a lo mejor y el cree que si, o quizás solo te ve como un juguete y te quiere para él - Resopló como si algo le molestase - Si fuera tú le diría que te dejase en paz de una vez. Es fastidioso.

 

"¿Que rayos?" Volteándolo a la ver, Deidara se cruzó de brazos con una sonrisa divertida.

 

- ¿Acaso tú estás celoso?

 

- ¿Qué? No.

 

- ¿Seguro? - Le tentó, disfrutando internamente de la cara de tranquilidad que Sasori trataba de poner en vano.

 

- ¿Tendría que? - Soltó en respuesta, casi como un adolescente haciendo berrinche y retándolo.

 

No podía dejarlo pasar.

 

- Ah, no lo sé. Aparte de lo amargado y bruto que puede ser a veces, la verdad es que Pain no está nada mal.

 

Hasta donde estaba pudo escucharle rechinar los dientes.

 

- Que bien.

 

- Puede que hasta lo piense enserio.

 

- Maravilloso.

 

Suspirando como si no tuviera remedio, llegó hasta donde estaba su maniático compañero y se sentó junto a él. Allí, una vez lado a lado, recostó la cabeza en su hombro. Respiro hondo con gusto, Sasori olía mucho a arena y sol, quizás por eso le agradaba, así solía oler su aldea en sus mejores años, rodeada de grandes montañas con arena blanca oculta en los lugares más inesperados. En un lugar así había nacido él, o al menos eso le habían dicho.

 

El contacto fue suficiente para tranquilizarlo, pero aun así Deidara le aclaro:

 

- Estoy jugando.

 

- Lo sé - Cerró los ojos y también ladeó la cabeza para recostarse en él. La escena era muy bonita, ellos dos recostados uno encima del otro, sus hombros pegados y sus espaldas descansando en la pared. Como en esas fotografías de parejas antiguas - Es solo que es confuso, tú mismo admitiste que algo te sucedía con él, y no es fácil tratar de competir con...

 

- ¿Un hombre desequilibrado con mal carácter? - Terminó por él tratando de hacerle sonreír. Funcionó - No es importante.

 

- ¿Ah no?

 

- No. Pero tienes razón en algo, tengo que hablar con él, si ya no va a tratar de hacer algo loco de nuevo, por lo menos hay que llevar la fiesta en paz.

 

- Es adorable que pienses que lo dejara así - Acarició el dorso de su mano, la sensación le dió algo de cosquillas.

 

- No digas eso.

 

- ¿El qué?

 

- Eso, que soy adorable. Di eso suficientes veces y me verás muerto en una semana, aquí nadie sobrevive siendo bueno - Y era verdad, ¿Cuántos miembros no había tenido Akatsuki antes de él? Y todos habían fallecido. Todos chicos y chicas ingenuos que creyeron que podían venir y ser amables. A lo mejor y él fue algo impulsivo y terco al llegar, pero no por eso siguió siendo un rayo de felicidad andante. Fue serio cuando tuvo y por eso sobrevivió tantos años en el grupo. En este mundo aplicaba lo mismo - Además no soy adorable - Hizo un puchero.

 

Sasori sonrió.

 

- Haz eso de nuevo mirándote a un espejo y entenderás de lo que hablo.

 

- Cállate - Gruñó.

 

Tras soltar una de sus escasas risitas, Sasori giro un poco la cabeza, lo suficiente como para verlo de frente. Quería ver con sus propios ojos ese hermoso color azul. No es que Deidara fuera débil o infantil, nada de eso. Pero todos podían ver en sus ojos una inocencia que ninguno de los demás tenían. Muchos no podían entender cómo que alguien que se esforzaba tanto en pararse derecho y fruncir los labios con malicia podía portar tanta luz en su mirada. Ninguno de los de Akatsuki le había sido indiferente, él personalmente escucho a varios elogiar su físico, en especial su rostro. Solo que no lo decían en voz alta, quizás para preservar su propia fachada.

 

Cierto, él era viejo y algo gruñón, pero no era inmune a la belleza que ese azul cristalino podía transmitirle. Deidara no lo sabía, pero cuando se quedaba muy quieto, con los ojos algo abiertos y el labio inferior un poco hacia afuera, parecía todo un niño maravillado con algo hermoso. Su manera de ladear la cabeza solo era signo de esa inocencia que él y todos habían perdido, pero que Deidara, a pesar de haber sufrido, aún conservaba.

 

- Eres perfecto - Susurró. Levantó una mano para rozar con su nudillo esas mejillas que yacían sonrojadas, y sonrió - ¿Lo sabías?

 

- Creí que era dramático - Mascullo mirando hacia otro lado.

 

- Lo eres - Certificó asintiendo -  Dramático, terco, necio, cabezota y hablador, pero perfecto igual.

 

Acercándose un poco más a sus labios, el artista dudó, tenía una muy pregunta importante fluyendo en su mente, pero al mismo tiempo también escucho otra cosa, como algo contradictorio. Fue como si sintiera una voz imaginaria en su cabeza que le gritase ¡Fuera, impulso de idiotez! Pero no fue suficiente.

 

- ¿Me quieres?

 

- ¿Qué? - Abrió los ojos sorprendido el pelirrojo.

 

- Nada - Rápidamente sacudió la cabeza ¿En qué coño había estado pensando? La pregunta se le había salido tan rápido que ni se detuvo a procesarla - Trataré de hablar con Pain, ¿De acuerdo?

 

Sasori asintió con cuidado, intentado también recuperarse de ese breve momento.

 

- Solo trata de que no te maten.

 

- Si sigues diciendo esas cosas voy a creerme que de verdad te preocupas por mí.

 

- Lo hago.

 

- A esta hora de la mañana no sé cuentan chistes, Sasori - Sacudió la cabeza.

 

Pero en vez de seguirle el juego como siempre hacia se giró por completo, le miró directo a los ojos y sostuvo su mano. Algo en la manera en que sostuvo su muñeca le hizo recordar algo, como una escena similar solo que con alguien que no podía recordar.

 

Dejo de pensar en ello cuando se besaron.

 

Ahora que lo pensaba, los labios de Sasori sabían justo a como olía, a arena rústica y mucho sol. No era desagradable, la verdad es que era muy cómodo y tranquilo, le generaba mucha tranquilidad, paz y algo también muy confortable, como un punto seguro y estable. Le gustaba sentirse de esa manera, y seguramente lo hubiera disfrutado más si el portazo no les hubiera sobresaltado.

 

- ¿Que mier...? - Exclamó Sasori volteando a la puerta.

 

Allí, con ropa de entrenar, el cabello revuelto y el Rinnegan casi en llamas estaba Pain. Sus nudillos estaban sujetando con tanta fuerza la puerta que no tenían color. "¡Muy bien, al carajo!" Su tolerancia estaba más que muerta y enterrada y a estas alturas del partido no se consideraba capaz de irse de nuevo, ningún muro destrozado le daría tranquilidad, y menos después de ver esa escena.

 

Deidara vio esos ojos púrpuras brillando en ira e inmediatamente escucho es su cabeza la palabra: PELIGRO.

 

- Sasori... - Comenzó incierto el rubio - ¿Porque no mejor vas a cambiarte y me esperas?

 

- ¿No prefieres que me quede? Porque no tengo ningún problema - Acentuó la última frase con claro desafío.

 

"Hombres" Casi pudo pensar el rubio con fastidio de no ser porque él era uno y no se comportaba de esa manera.

 

"Semes" Corrigió la figura número uno con el mismo tono antes de desaparecer de su escondite. Se había estado vacilando la escena de lo lindo hasta que llegó el cabeza de antorcha. Malditas sean él y sus hermanos por andar prometiendo no espiar los momentos más cruciales.

 

- Está bien así.

 

- ¿Seguro? Porque...

 

- Ha dicho que está bien así - Soltó Pain, respirando en cada frase. Como si estuviera conteniéndose de explotar.

 

Sasori quiso refutar, pero un apretón de manos y una tranquila sonrisa le aplacaron.

 

- No te preocupes danna, recogeré tus muñecas de juguete con mucho cuidado.

 

- ¡Ja! - Se mofo - Esas valen más que tú vida, así que mucho cuidado a no ser que quieras convertirte en una.

 

- Te diría que acepto la oferta - le saco la lengua en plan juguetón - Pero en vista de que moriré joven no tengo que preocuparme por las arrugas.

 

- Tonto - Negó el Akasuna.

 

- Idiota.

 

El pelirrojo abandonó la sala a paso firme, sin darse prisa ni bajar la cabeza cuando le pasó por un lado a su líder, quien le reto con la mirada ante la presencia de un Deidara que realmente esperaba que ese momento de machos dominantes terminara de una vez para pasar a lo importante; Una vez solos, parte de esa frustración paso directo al rubio.

 

- ¿Interrumpí tu diversión?

 

- ¿Para qué decirte que no? - Comentó como si nada aunque con toda la intención de molestarlo. Aún estaba resentido por cómo se había portado en el almuerzo y como su falta de paciencia siempre le orillaba a pelearse con él.

 

- ¿Ah sí? Yo solo ví que estaban a punto de comprometerse en matrimonio.

 

- ¿Sabes Pain? - Resopló rodando los ojos, estaba tan fastidiado que hasta tomo asiento - No todos vemos el sexo como algo solamente divertido, algunos les agregamos sentimiento. Practícalo alguna vez a ver si se te quitan las ganas de andar violando a la gente.

 

- Yo jamás te habría hecho eso y lo sabes - Acusó muy serio.

 

- Pues fíjate que no, no lo sé. No te conozco y yo te garantizo que tú no me conoces, así que no andes creyendo que supongo cosas de ti. Para mí eres cruel porque no me has demostrado mayor cosa que eso.

 

Pain se cruzó de brazos como si quisiera mantener las manos quietas.

 

- ¿Enserio? Porque yo creí que te había demostrado que podía ser al menos un poco diferente.

 

- ¿Eso? - Abrió los ojos un poco y luego hizo como si lo descartara - No fue importante.

 

- Parecía importarte bastante en ese momento.

 

Justo en el Kokoro.

 

Le tomo todo de sí para no verse tan golpeado como esa frase le había dejado, y se sintió bien por lograrlo.

 

- En ese momento era crédulo, débil y confiado. Pero te tome a pecho el consejo - Levantándose de su lugar comenzó a recoger las cosas de su compañero - Tu dijiste que no confiabas en ti mismo, y me parece bien, ahora estamos iguales.

 

- Esa es una buena elección - Asintió a regañadientes - Es lo más sabio que podrías hacer y eso te lo dejé en claro. Pero me parece que minimizaste mucho lo que dije, no solamente no deberías confiar en mí, sino en todos. Eso aplicaba a todo Akatsuki, sin excepción - Las paredes vibraron un poco como reaccionando ante el poder del líder - Pero al parecer tú no tienes problema en arriesgarte con Sasori, o con cualquier otro - Haciendo referencia a todos los momentos que había visto.

 

- Pain, te lo diré así: El que tú seas un sádico sin sentimientos y me quiera alejar de ti, no significa que me alejaré de todo el mundo porque a ti mejor te parezca.

 

¡Bum! Fue como si el pelinaranja hubiera reciente un codazo en los testículos. Aunque su cara fue más parecida a cuando tú sobrino de dos años te responde a gritos, es decir ¿Qué carajo?

 

El chico tenía agallas, eso era seguro.

 

- No tienes que alejarte de todo el mundo, Deidara - Dijo recuperándose.

 

- Déjame adivinar ¿Solo de Sasori?

 

- No exactamente, pero si deberías empezar por ahí.

 

- No haberlo puesto como mi compañero entonces - Se burló abiertamente.

 

- Ustedes hacen muy buen equipo, eso no fue una mala decisión. Pero eso no implica que entienda el cómo pasaste de eso a... - Se cortó, ya fuera porque le costara decirlo (Que sí, vamos) o porque la idea le irritase demasiado (Eso también) - Estar... con él - Casi escupió las palabras.

 

- Que te digo - Deidara se lo tomó con calma - Además de buen compañero también se interesa por mí, y eso es más de lo que le pedí.

 

Pain alzó ambas cejas y el lugar retumbó otro poco, casi gruñendo las siguientes palabras:

 

- ¿Y qué fue lo que le pediste?

 

Deidara entrecerró un poco los ojos y elevó la barbilla, si él quería fastidiarlo, no veía porque no hacer lo mismo.

 

- Ya tú lo dijiste, algo de... diversión - No había terminado de decir esa frase cuando su líder saltó con otra.

 

- No.

 

- ¿No qué? - Se extrañó el artista ante esa palabra tan repentina.

 

- Eso, Deidara. No. Tú y él, simplemente: No.

 

- ... - Se inclinó hacia el frente y se aseguró de decirlo muy claro - Sí.

 

Pain avanzó otro paso.

 

- No.

 

- Sí.

 

- No.

 

- ¿Cuál es tu maldito problema? - Se hartó finamente, definitivo que tratar de entender cómo funcionaba la mente de ese sujeto era más difícil y complicado que cazar a los nueve demonios por su cuenta. Joder, incluso hasta eso sería más fácil, porque al menos allí podía librarse con explosiones, aquí no podía ganar con eso y la peor parte es que ni sabía con qué exactamente podía hacerlo - Escucha, puedes creer lo que quieras, pero el punto es que quiero que me dejemos este asunto en paz - UF, fue relajante poder decirlo - Olvídate de mí, encuentra a alguien que disfrute tu sadomasoquismo y déjame hacer lo que me dé la gana.

 

- Si quieres que te deje solo está bien. Y recuerda que también puedes hacer lo que te dé la gana, Deidara. En eso tienes razón - Respiro hondo, pero era inútil pues casi se estaba hiperventilando - Pero no con Sasori.

 

- ¿Ah sí? ¿Y quién me lo va a impedir?

 

- Naturalmente... - Dijo el pelinaranja sonriendo con desafío - Yo.

 

- La única manera de que hagas eso es que me corras de Akatsuki, y fíjate que para variar mal no me harías.

 

- Sabes que ninguno de ustedes tiene permiso para irse hasta que se cumpla la misión.

 

- Fabuloso - Mascullo entre dientes, aunque eso ya lo sabía.

 

-... Pero te garantizo que a dónde te envíe estarás a más de ciento cincuenta kilómetros de distancia de Sasori, a ser posible más lejos.

 

Apretando los puños hasta que con sus propias uñas se sacó sangre, Deidara vio todo en negro y rojo, estaba sumamente cansado de ese sujeto y de su actitud hedonista, fetichista y malcriada. Si él quería darle en donde más le dolía y quitarle a su único amigo, perfecto.

 

Él podía hacer lo mismo.

 

- Eso no borrará el hecho de que me acosté con él.

 

Fue como un brutal choque de tres. Tuvo suerte de que ya se había esperado algo así, en un momento estaban casi dándose la espalda y al siguiente estaban enfrentados con un Kunai cada uno, Pain tenía encima uno de esos cabreos que te dan cuando se te comen el cuadrito sin letra del chocolate. Es resumen: Pura y dura traición.

 

Lo más entretenido del caso es que ni había tenido intenciones de usar fuerza física, pero cuando ese curioso sello brilló de nuevo en su muñeca y Deidara entendió que había tratado de empujarle usando sus ojos, se abalanzó hacia él y le dió una fuerte patada en el estómago "Por imbécil aprovechado" Se dijo a sí mismo, pero la verdad es que mentiría si no dijera que estaba un poquito prepotente pues sabía que el Rinnegan ya no funcionaba con él. Por lo que ambos terminaron en esa posición de pelea de nuevo, armados en intentando sacar batallando lo que parecía imposible que resolvieran hablando.

 

- ¿¡Porque!? - Vocifero encolerizado - ¿¡Porque lo hiciste!?

 

Esquivando una patada y devolviéndole un histérico puñetazo, Deidara gritó:

 

- ¿¡Hacer que!? - La quemadura que le dejo en el brazo tras esa explosión era una que le fuera ganado la muerte de no ser porque era él - ¿¡Haber estado con él!?

 

- ¡No, eso no! - Y procedió a lanzarle una lluvia de shurikens que tuvo que evitar mediante clones de arcilla.

 

- ¿¡Entonces que!?

 

Pain colapsó.

 

- ¿¡Porque te arrepentiste a último segundo en el lago!?

 

¡Alto al fuego mi gente!

 

- ¿Qué? - Deteniéndose un segundo, el menor ladeó la cabeza al punto de que casi la pega al suelo como uno de esos muñecos inflables que se van para todos los lados - ¿De qué rayos hablando?

 

- A qué no entiendo porque me detuviste si en el fondo lo querías - Tratando de recuperar el aliento, abandonó su pose de pelea - Te ví ¿De acuerdo? Todo te estaba gustando por mucho que digas que no. Te hablaba enserio cuando dije que podías irte cuando quisieras y tú mismo lo comprobaste. De acuerdo ¿Quieres escuchar que lo diga? Lo arruiné, lo jodi todo ¿Vale? Te dije que pierdo el control a veces pero te aseguro que si no lo noté a la primera no fue porque quisiera doblegarte, ni porque tenga "Costumbres sadomasoquistas" sino porque hasta ese último segundo no te ví ninguna intención de irte. Es decir ¿Para qué te permitirías quedarte conmigo hasta ese punto si realmente no quisieras hacerlo ni un poco? - Le preguntó retándole, y Dei noto que esa era una muy buena pregunta - Se notaba que querías y yo solo... - Apretó más los puños - Trate de hacer lo mejor para ti ¿Okey?

 

- ¿Okey? - Ironizó el rubio - ¡No es ningún puto okey! ¿¡Quien en su sano juicio se va a sentir cómodo con la cara contra una roca!?

 

Al líder se le desorbitaron los ojos.

 

- TÚ, ¿Que acaso no me oyes? Querías hacerlo y era evidente, era evidente aun cuando te deje ir, aun cuando te fuiste y no tenías ni la más remota idea de que hacer seguías queriéndolo. Si te deje ir fue porque tú lo querías. Y si yo fuera tan desgraciado como siempre me tratas de hacer ver, entonces no me habría importado dejarte allí, pero no lo hice.

 

- ¿¡Y si tanto respetas mis decisiones cual es el puto problema!?

 

- ¡Que creí que era porque te habías espantado! ¡Qué te habías arrepentido o que no estabas listo! Te quería dar más tiempo para controlarme y para que tú pudieras aclarar tus ideas, lo que no termino de entender es el por qué terminaste corriendo hacia Sasori cuando tú mismo me dijiste que no le amabas .

 

- ¡Es mi compañero, joder! - Alzó las manos y las agitó cual gallina salvaje en mal plan de vuelo - ¿A dónde más iría si no puedo poner un pie afuera de esta estúpida base sin que me des un pase de salida?

 

- Eso no justifica nada, sé que yo te intereso mucho más que él - Avanzó hasta quedar frente a frente, sus pechos rozando - Sé que yo te gustó mucho más de lo que te gusta él, lo que no entiendo es que si tú miedo era llegar más allá ¿¡Porque irte de allí y hacerme sentir mal por algo que aunque querías más conmigo terminaste haciendo con Sasori!? - Se alteró de nuevo.

 

¿Les ha pasado que abren la boca y la primera opción en su mente escapa antes que la procesen? ¿Se ubican? Bueno, fue más o menos así.

 

- ¡Coño, porque no quería tener mi primera vez al aire libre y mucho menos de esa manera!

 

Fue como si el pelinaranja se desinflara de repente. La ira le abandonó como cuando pinchas un globo con una aguja y solo quedó el pasmo en su lugar.

 

- ¿Eras virgen? - Netamente no se lo creía y mucho menos la corrección que le dijo el rubio en respuesta.

 

- No - Entonces bufó - Aún lo soy.

 

- ¿Pero tú y...?

 

- Lo dije para fastidiarte ¿Vale? - Soltó con un resoplido, sabía que no podía comentar nada del motivo por el cual había dudado ese día: La apuesta. Pero al menos podía decir la otra parte que también le había puesto indeciso - No he hecho nada con Sasori ¿Y quieres saber algo más? Te rechace porque soy cobarde, porque soy increíblemente patético y no pude lidiar con el hecho de que me quisieras borrar las letras del apellido frente a todo el mundo ninja y menos cuando nunca lo he hecho antes. Ni siquiera me diste un momento para procesarlo o para elegir si quería realmente hacerlo o no.

 

Se notaba que Pain aún no le creía por completo.

 

- Pero algo habrás hecho ¿No? - Dijo vacilando - Es decir ¿Qué es lo más lejos que...?

 

- El lago - Le cortó del tajo.

 

- Vaya...

 

Notando que ahora estaba más tranquilo, le soltó una maldición para que le dejase tranquilo y se dió la vuelta, guardando las últimas marionetas en sus pergaminos correspondientes y poniéndolos en una esquina. Ya se estaba yendo cuando esos brazos le rodearon la cintura.

 

Algo se quebró.

 

Su mente dió un vuelco, y no fue por el momento o por Pain, era lo mismo que había sentido en los últimos días, esa sensación de vacío... ¿Porque sentía que esto había pasado antes?

 

Lluvia... Olía a lluvia en algún lado pero no podía verla ni escucharla, solo captar el aroma a tierra mojada en alguna parte escondida de su mente. Esa turbación en su cabeza se hizo más notoria y comenzó a sentirse algo mal, era como si de pronto tuviera algo de malestar, solo que a nivel mental.

 

La voz de Pain le saco de sus pensamientos con un tono muy suave.

 

- De verdad lo siento.

 

- ¿Qué? ¿Ahora qué sabes ese detalle milagrosamente sientes lástima por mí? - Río amargamente apartándose, necesitaba respirar ¿Porque no podía respirar bien? - Eso es una porquería y lo sabes, debiste sentir algo de compasión antes sin tener que...

 

- Eso no tiene nada que ver, lo juro - Se apresuró a decir - Te lo dije antes y te lo digo ahora, indiferentemente de porque lo hice me siento culpable, y odio no poder tener la fuerza necesaria para dejarte tranquilo, es solo que... - Exhaló con frustración - Cuesta alejarse de ti, aún si tenerte cerca sea... doloroso.

 

- No diré que no me alegra - Comento algo ácido.

 

- Dei, yo... - La mano, esa mano que venía hacia él le hizo doler la cabeza, era como si la imagen se desdibujara para formar una igual pero a la vez diferente. Era una mano pero no la de Pain ¿Que le estaba pasando? ¿Porque se sentía tan mal? La cabeza le estaba vibrando de una forma terrible, como quien golpea un vidrio una y otra vez.

 

"Dei..."

 

- ¿Deidara? - Su tono era curioso al acercarse a él, pero apenas podía verlo ¿Se estaba quedando ciego?

 

- Pain... - Murmuró bajito mientras se ponía pálido.

 

Le invadió un mareo profundo, de esos que te obligan a agarrarte de algo y cerrar los ojos con fuerza antes de abrirlos totalmente desorientado. Puso una palma en la pared y se afincó allí, algo o alguien le apartó el cabello de la cara pero eso solo le puso mucho peor.

 

"Nunca lo cortes..."

 

Veía los ojos de Pain apenas, podía jurar que hasta estaba combinando los colores, ahora veía todo el panorama en rojo y negro. O quizás solo era en sus ojos, aunque no sabía porque.

 

"Ya somos dos, entonces"

 

Esa voz...

 

"¿Sientes algo por mí?"

 

¿Por quién?

 

"No te alejes..."

 

No quería hacerlo, quería acercarse al origen de esa voz y tenerla cerca, pero no entendía, no comprendía el por qué en cierta forma la necesitaba con él. Jamás había escuchado esa voz antes, jamás nadie le había dicho esas cosas, o al menos eso creía porque de algún lado tenían que salir esas voces, y él está seguro de no estar loco.

 

- Hey ¿Que sucede?

 

Alguien en el mundo real le estaba palmeando con suavidad el rostro, pero por más que parpadeó no pudo ver nada más.

 

- Todo m-me... da... vueltas - Sus rodillas cedieron de pronto, el cuerpo de su acompañante le atrapó justo a tiempo, es solo que ya ni siquiera podía ubicar con quién estaba. Apenas y podía entender que están recostado sobre el pecho de una persona.

 

Inmediatamente se echó hacia atrás cayendo sentado y se llevó las manos a la cabeza ¡Dolía! Algo allí le estaba causando estragos y sabía que no era nada suyo. Era similar a como si tuviera algo encajado en su cerebro y se estuviera esforzando por mantenerse allí, aunque algo misterioso le estuviera echando. Súbitamente, sintió algo frío entrar allí y juntarse con esa última energía, ese tranquilizante lo identificó como la habilidad curativa del Rinnegan, pero la primera presencia también era fuerte, y se negaba a salir de su lugar por mucho que las otras dos intentaran echarla de allí.

 

"Aún sigues siendo insoportable"

 

Se apretó la cabeza con los dedos y soltó un gemido ¿Que rayos le estaba haciendo Pain? ¿Porque estaba con Pain, verdad? La memoria le venía de a momentos antes de irse de nuevo.

 

- Deidara... - Apenas le escuchaba ¿Ahora también se quedaría sordo? - Genjutsu... mucho... - ¿Mucho qué? ¿Dolor, sufrimiento, agonía? - Poder.

 

"Arde..." Apenas podía pensar por su cuenta.

 

- Respira...

 

¿Qué cosa?

 

"Di mi nombre"

 

¿Cuál nombre? ¿Sasori? ¿Pain? ¿Las figuras? ¿Porque no podía adivinar cuál? ¿Porque no podía recordar nada en específico?

 

Las energía externas ganaron terreno tan rápido y tan de golpe que esa extraña presencia se desligó un poco de su mente, liberando allí entonces fragmentos de algo tan poderoso que se fue de bruces al suelo, jadeando y casi gritando ante las imágenes que veía y escuchaba.

 

El besando a un chico.

 

El chico preocupándose por él.

 

Sus cuerpos juntos, ambos en el lago casi sumergidos.

 

La lluvia cayendo por sus cuerpos...

 

Lágrimas inundando su rostro por la tristeza.

 

"Me voy"

 

"¡No te vayas!" Grito en su cerebro, como queriendo que de verdad el recuerdo pudiera escucharlo y hacerle caso, pero no era así. Todo era como una película en su cabeza, una en la que no podía participar, solo ver y sufrir.

 

"Jamás logré traer nada bueno... hasta que te traje a tí"

 

Estaba respirando demasiado rápido, lo sentía por lo agitado que estaba y porque el pecho le dolía por el esfuerzo, pero no entendía nada.

 

"Di mi nombre"

 

Su nombre...

 

"Di mi nombre"

 

¿Cuál era...?

 

"Di mi nombre"

 

Ahogo un gemido y se golpeó la cabeza, otras manos le detenían pero él no podía identificar nada. Otro par de extremidades le estaban tocando el rostro, ahora parecía que había otra persona pero no podía verla, no podía ver nada, solo oscuridad y mucha confusión.

 

"Gracias..."

 

- Algo le está haciendo daño - Escucho que decía una voz grave, sonaba genuinamente preocupada.

 

"Di mi nombre"

 

Otra voz se unió a la escena, tanteando su cuerpo en busca de algo, pero se equivocaba, todo el mal estaba en su cabeza.

 

- Dei... Hey, reacciona. Estas bien, todo está bien. Oye...

 

"Oye..."

 

Era como un globo en el medio de su cabeza que se inflaba cada vez más y más hasta que llegó a un punto crítico. Y cuando no pudo sentir más presión, explotó con fuerza, las dos energías sacaron casi a patadas a la otra que servía como si de una cúpula de protección se tratase, protegiendo su mente de ver algo, y la lluvia que olía se transformó en una lluvia torrencial de recuerdos que cayeron en su mente, en su memoria.

 

"Siempre tan terco, Dei..."

 

"No puede ser... " Este pensamiento fue suyo y solo suyo, porque no podía creerse que de verdad lo había olvidado.

 

"Gracias por convertirte en mi hogar"

 

Itachi...

 

¿Cómo lo había olvidado?

 

Itachi Uchiha, el hombre que lo había traído aquí, el hombre que le había dado los más indiferentes tratos y también las atenciones más importantes, el hombre que había dejado caer esa máscara de frialdad para poder despedirse de él, de darle un último beso, de...

 

Fue como si repentinamente estuviera dentro de una ilusión, solo que no podía ver, solo sentir. Luego supo que no veía era porque tenía los ojos cerrados, como si estuviera durmiendo o en un estado semi inconsciente. Alguien lo cargaba entre sus brazos mientras una capa que le venía algo grande evitaba que le cayera la lluvia encima. Olía a tierra húmeda y alguien tarareaba en su oído una canción, el sonido era tranquilo y suave.

 

Ese alguien suspiró.

 

- Tenías razón, Dei - Su voz afectada pero tranquila - Tu eres quien saldrá perdiendo al final, porque tú eres el que se quedara a vivir con ello.

 

"Itachi..." Quiso hablar pero no pudo, no podía hacerlo, su cuerpo estaba inerte, y entendió que no era por cansancio o heridas. Algo le había hecho sentir así: con mucho sueño.

 

- Pero descuida... ya no tendrás que hacerlo.

 

"¿Qué?"

 

- No me recordarás - Prometió en un tono solemne - Al menos solo lo importante, lo demás... - Hizo una pausa, y pudo jurar sentir unos labios en su frente - Lo demás ya no estará luego, y no tendrás que sufrir, te lo prometo.

 

"Espera..."

 

Aproximadamente dos minutos después, su cuerpo se deslizó con delicadeza hasta caer en algo suave, supuso que una cama.

 

- Todo estará bien - Susurró en su oído, y el solo escucharlo le hizo querer llorar.

 

"No te vayas" increíblemente logro abrir un poco los ojos, peleando contra la languidez para poder estirar una mano y sostenerle la capa con apenas un mínimo de fuerza. El estaba allí de espaldas, a punto de marcharse para siempre.

 

- I...ta...

 

- Shhh - Sin mucho esfuerzo soltó del agarre de su mano, pero aún la sostenía cuando con un giro sutil el Sharingan apareció de nuevo, y él supo que era para volverlo a noquear - Duerme.

 

Resistiendo como podía, dijo lo primero que se le vino a la mente.

 

- No te... he ven...cido aun...

 

- Dei, ya te lo dije antes. Tú ya me venciste.

 

No tenía fuerza alguna para refutar eso, para pelearle, para lograr distraerle, pero su mirada triste antes de cerrar de nuevo los ojos fue suficiente para hacer a Itachi hablar de nuevo.

 

Elevó su mano con cariño y la acomodó extendida sobre algo duro y firme. Identificó que era cuando debajo de sus dedos pudo sentir un corazón latir.

 

- Venciste justo aquí.

 

Cuando esta vez volvió a quedar totalmente dormido e incapaz de responder, fue testigo de cómo cada recuerdo que él consideraba valioso fue encerrado en un rincón profundo de su mente, resguardado celosamente por esa presencia que había hecho pasar por mala, cuando lo cierto es que lo único que estuvo haciendo fue protegerlo de recordar algo triste y que le haría sufrir, justo como ahora.

 

No sabía porque se había debilitado ese Genjutsu, o como él había sido capaz de deshacer junto con el Rinnegan (Porque si, identificó al final que la otra presencia era su propio chakra) una técnica ilusoria del mismísimo Itachi Uchiha, sabía que algo tenía que haber allí, pero sus teorías pasaron a segundo plano cuando sacó las cuentas de cuántos días habían pasado.

 

"Quizás llegue en tres días o menos"

 

Tres días...

 

Ahogo una exclamación de horror cuando entendió, que desecho o no ese Genjutsu, había pasado demasiado tiempo...

 

Itachi podría estar muerto a estas alturas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...


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