Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

- ¿Sabes? - Aventuró la figura número dos con un coqueto pestañeo - Si nos dejaras espiarte de nuevo esta clase de confusiones no pasarían.

 

Deidara, sin dejar de caminar, se fijó en ella con una cara de circunstancias.

 

- Ni loco.

 

- Vamos, pajarito. No seas malo.

 

- No.

 

- Pero es que... - Ya estaba comenzando a hacer uno de sus típicos pucheros cuando el rubio le dió una sonrisa malvada.

 

- Dos, ¿Sabes contar?

 

Esos ojos azules se entrecerraron con extrañeza.

 

- ¿Si?

 

- Entonces no cuentes con eso.

 

La número tres que por allí andaba soltó una amplia carcajada divertida mientras que la uno sonrió de lado. Ambas estaban detrás de él ¿Porque? Pues porque a pesar de haberles dicho como cinco veces que tenía que irse a comer (Estaba que se desmayaba del hambre) ellas insistieron en que querían escoltarlo un trayecto hacia el pueblo, solo por si le daba una baja de azúcar y alguien quería aprovecharse de su inocencia. Le pareció de lo más ridículo pero lo dejó estar sin indagar demasiado, lo único que el rubio no sabía era que, detrás de esa excusa, el verdadero motivo es que andaban aburridas, y aparte de seguirlo no tenían nada mejor que hacer.

 

La pasaron bien, sin embargo. Se encargaron de mantenerlo entretenido en lo que compraba comida en los puestos de un mercado a las afueras de un pueblo. Le hubiera gustado llevarse materiales para cocinar algo, pero no tenía en donde hacerlo y hacer una fogata a estas alturas le parecía muy tedioso, de modo que se conformó con comprar algo ya preparado. No tenía ni idea de los gustos de Itachi, pero estaba seguro que no podía despreciar arroz bien preparado. Para él escogió carne, una sopa, y muchas otras cosas en menor escala que le gustaba comer. Aparte también compro unos dulces para aguantar hasta llegar a la cabaña, porque realmente tenía hambre.

 

Ya teniendo todo listo y con algo de azúcar llenando su pancita semi vacía, camino de regreso a su hogar provisorio con unas bolsas en cada mano y una sonrisa por la compañía de sus raros amigos.

 

- Pero ya, hablo enserio - Decía luego de reírse de un chiste particularmente malo de la número dos - No pueden volver a ponerse así cuando la apuesta acabe.

 

- No te molestes - Le advirtió la figura uno con un chasquido sarcástico - Hacer que esos dos se controlen es una pérdida de tiempo.

 

- Nada de eso. Entiendo que no les guste la idea, pero recuerden que es mi decisión y tienen que respetarla. Da igual que dos de ustedes pierdan, no pueden desquitarse conmigo - Observó con dureza a la tres que miró hacia otro lado - Ni tampoco andarse muriendo en los barrancos - Y le echo una ojeada a la figura dos que sonrió nervioso.

 

- Está bien.

 

- Lo intentaremos, rubio.

 

- Ni mucho menos envolverse en intenciones asesinas - Dijo en voz alta, con toda la intención de la figura uno escuchase, porque pasando por alto su anterior comentario, la de ojos grises también debía recordar que sus congéneres no fueron los únicos que exageraron con sus reacciones.

 

- Si, si. Ya se - Mascullo echando los ojos a un lado. "Estuve tan cerca, maldición" no paraba de decirse, ya hasta había comprado los posters Itadei para colocarlos en su habitación. Pero los guardaría por el momento, así cuando ganase los usaría para tapizar toda su casa. Porque si, aún no había perdido la esperanza. Algo muy profundo estaba pasando entre esos dos y estaba seguro de que aún tenía muchas posibilidades. Le gustara a los otros o no "Se van a morir del coraje esos dos cuando gane" Río internamente con malicia.

 

Ignorante de los sueños y aspiraciones malvadas de una figura recelosa, se despidió de ellas con una sacudida de mano y se devolvió de nuevo a la cabaña. Tenía todavía un largo recorrido por delante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Caminando a un ritmo constante gracias a la mejoría de su estado mental, Deidara logró reducir el tiempo a media hora, estaba de buen humor gracias a la visita de los dioses y a las horas de sueño largo, aunque ya estando cerca de llegar a su destino la única duda que realmente tenía y le preocupaba un poco era si fue buena idea haber traído su comida intacta, porque podía ser que el Uchiha quisiera comer solo.

 

De acuerdo, habían compartido un momento muy importante, pero sabía de sobra que eso no tenía que significar apego emocional. No conocía tanto al Uchiha como para saber si ese hecho cambiaba en algo su forma de verlo, o si cambiaría el trato entre ellos. Lo único que de verdad sabía es que sería muy vergonzoso llegar con intenciones de comer juntos y que terminase cada quien por su lado.

 

Estaba llegando a la puerta cuando un mechón de cabello se le fue hacia al frente, tapándole parte del ojo visible. Extrañado, dejo la compras en una pequeña roca y se llevó la mano atrás, comprobando que, efectivamente, ya no tenía nada que le amarrase el cabello.

 

"Así te ves más apetecible" le susurró de pronto una voz profunda y divertida en su mente, antes de desaparecer con una risita malévola.

 

Rodó los ojos y reprimió una sonrisa. Estúpida figura conspiradora.

 

Estaba tratando de maniobrar el que hacer con ese desastre de hebras rubias cuando otra voz diferente le sobresaltó.

 

- No intentaras cortarlo de nuevo, ¿O sí?

 

- ¿Qué? - Itachi estaba allí, recostado con cuidado en el marco de la puerta. Aún tenía puesto el pantalón que le había presta, seguía sin camisa aunque se había puesto los zapatos. Su usual rostro impasible le puso algo nervioso, pero se las arregló para negar con la cabeza - No, solo que no tengo con que sujetarlo.

 

Bajo la mano y dejo que todo el cabello cayera con ella. Itachi ladeó un poco la cabeza al notar lo diferente que se veía sin su típico peinado. Se veía más... atractivo. Apetecible, incluso.

 

- Te queda bien así - Comentó con su voz neutra.

 

- Ehhh... Gracias - "Bueno, al menos ya no se reserva los comentarios" Eso debía ser buena señal, ¿No?. Intentando que la intriga del momento no sacara lo peor de si, alzó una bolsa - Compre algo de comida en el pueblo. No sé qué te guste comer a ti, pero esto no está tan mal, puedes servirte - Más se apresuró a explicar -: Solo si quieres, claro.

 

- Mmmm.

 

Itachi extendió una mano y Dei hizo lo mismo, entregándole la comida que aún seguía caliente. Incluso el azabache tuvo que admitir que olía muy bien, tenía unos gustos bastante específicos pero al parecer Deidara se las había arreglado para traer algo bueno, hasta le había traído un poco de té, siempre le gustó tomarlo en sus viajes. Su rostro satisfecho le dió buen presentimiento al más bajo, pero no su silencio. No dijo "Gracias", ni "buenos días" ni tampoco un "Hola, desperté hace poco después de haber dormido toda la noche contigo" Aunque era imposible que eso pasara.

 

Cuando el silencio se extendió un poco más, ya había perdido toda esperanza. "Idiota" Se riño, ¿Cómo realmente pudo pensar que habría alguna diferencia? Al fin y al cabo fue él mismo el que decidió traerlo de vuelta tal como era, así que tampoco es que estaba muy sorprendido.

 

Notando que de verdad no tenía pienso de decir nada, el rubio se dió la vuelta y tomo la otra bolsa que contenía su propia comida. La miró disimuladamente con algo de decepción, fue tonto pensar que realmente algo sería diferente. Itachi seguía siendo un Uchiha, después de todo. Resignado, tomó asiento frente a la roca.

 

- ... - No pensaba decir algo realmente, pero como no quería ser maleducado, murmuró -: Disfruta la comida.

 

A su espalda escucho un sonido raro, como un curioso y bajo "¿Mmm?"

 

- ¿No entrarás?

 

- No - Así sería aún peor, comiendo cada quien en una esquina y en silencio. Ugh... - Me quedare a vigilar el perímetro.

 

Paso un segundo más de silencio, Deidara creyó por un momento que el azabache podía decirle algo, pero cuando los pasos se alejaron un segundo después, confirmo que se había quedado solo.

 

"Típico carácter Uchiha" Casi termina de botar su sopa por escuchar otra voz, algo más suave y efusiva, en su cabeza "Te lo advertí hace tiempo, pajarito. No llegarás a ningún lado con ese insensible. Deberías haberme hecho caso"

 

"No empieces" le advirtió seriamente, suficiente tenía con su propia desesperanza como para que encima vinieran a sermonearlo.

 

Una de dos, o la figura no la estaba captando o su regaño era más importante que mantener su tranquilidad.

 

Le apostaba a lo segundo.

 

"¿Porque? Sabes que estoy diciendo la verdad. Es un arrogante, egocéntrico y egoísta sin sentimien..."

 

"¿No que habían prometido no espiar?" La corto con el ceño fruncido, no necesitaba que le recordara todos los defectos que ese hombre tenía y que deliberadamente había decidido no cambiar.

 

"Encontramos una pequeña falla en nuestra orden, dijimos que no te podíamos ver cuándo tuvieses un momento especial, pero nunca especificamos que significaba eso. No te preocupes, cumpliremos con nuestra palabra, solo nos asomaremos de vez en cuando para evitar confusiones"

 

"Más les vale, porque a como se pongan de mirones, me auto explotare de nuevo y me burlare en sus caras desde el infierno" Advirtió el rubio.

 

"Estás molesto, lo entiendo" Era increíble cómo podía imaginársela asintiendo con los ojitos cerrados "Pero eso no es mi culpa, es del Uchiha. Es un necio que no piensa en nadie más que en si mis..."

 

Deidara, que ya había comenzado a abrir su comida mientras de fondo escuchaba los augurios llenos de negatividad de la figura dos, quedó algo extrañado cuando una sombra bastante conocida le tapó la luz, haciendo que mirase hacia arriba con curiosidad.

 

- ¿Que pa...? ¡Eh! - Exclamó de pronto al ser tomado por la muñeca y tirado hacia arriba. La bolsa fue recogida limpiamente con rapidez y llevada adentro junto con él. Deidara se quedó algo mudo al notar que técnicamente le estaba llevando de la mano, pero luego sacudió la cabeza - ¡Oye! Te dije que yo vigilaria el... - Sus quejas murieron poco a poco al ver el panorama que había adentro - ... perímetro.

 

"Pero..." ¡Okeey! Esa sí que era una visión sorprendente.

 

El Uchiha había colocado de manera organizada toda la comida que le había traído sobre la cama, como cuando se ordenan los platos en una manta de picnic, y procedió a hacer lo mismo con la suya, sacando todo de la bolsa y poniéndolo todo junto bajo la atenta mirada de un rubio que no tenía ni idea de qué hacer.

 

"Él quiere que... nosotros..."

 

- Tu...

 

- Siéntate - Le dijo, y el artista rodó los ojos ante ese tono de indiscusion. Cuando no un Uchiha dando órdenes.

 

"Y cuando no yo obedeciéndolas" pensó aún más avergonzado al sentarse en la cama, con la espalda recostada a la pared. Tenía un pequeño sonrojo en la cara cuando su acompañante le insto a que tomase un plato.

 

"¿Me decías"? Dijo algo burlón en su mente, y un gruñido de disgusto a modo de berrinche fue lo único que escucho como respuesta.

 

A pesar de su mini victoria, se sentía confundido.

 

- ¿Para qué hiciste eso? Pensé que comerías solo.

 

- Es justo eso, Deidara. Lo pensaste, pero no es así - Y entonces le miró con algo de gracia - Así como pensaste en comer conmigo pero no te atreviste a decirlo.

 

"Verga"

 

- ¡Yo nunca...!

 

El portador del Sharingan cortó sus argumentos con una mirada penetrante.

 

- ¿No tienes hambre? Deberías aprovechar el momento, ya después podemos volver a nuestra rutina habitual si quieres.

 

Pudo replicar, pero su estómago vacío no pudo estar más de acuerdo con esa idea.

 

- Vale... - Aceptó al final, tomando un poco de carne, mientras que el Uchiha hizo lo mismo con su arroz. Le resultó extrañamente divertido que el azabache se quedara esperando a que él se llevara el primer bocado a la boca para luego hacer lo mismo. Se sintió muy bien comer algo sabroso, más no pudo evitar preguntar -: ¿Cuál es nuestra rutina habitual?

 

Itachi no lo pensó demasiado.

 

- Esa en la que finges detestarme hasta que te lo crees, mientras yo finjo que no me doy cuenta.

 

- Yo no te detesto - Afirmó Deidara con vehemencia en lo que comía un poco más - Yo te odio, es diferente.

 

- Cierto - Pareció por un segundo que quería sonreír - Olvidaba tu eterno odio y resentimiento hacia mi clan.

 

- No odio a tu clan - Fue de lo más importante para él especificar ese punto - Te odio a ti, que no es lo mismo. Tu clan no me jugó chueco para meterme en Akatsuki, tú sí.

 

- Ya veo - Aún sin dejar de comer lo suyo, le echo una mirada de reojo que estaba llena de una diversión interrogante - Sin embargo, tengo una duda ¿En qué parte de ese odio entra la lógica decisión de revivirme?

 

Touche.

 

O en la versión menos sofisticada: ¡En tu cara, malnacido!

 

- Aún lo estoy pensando - Respondió entre dientes, ocultándose lo mejor que pudo en la comida.

 

Itachi asintió con tranquilidad.

 

- Avísame cuando termines.

 

Honestamente para este punto al rubio le costaba seriamente decidirse si ese tono de superioridad le gustaba o lo detestaba. Porque si, a veces esa voz ronca le provocaba satisfactorios escalofríos, pero también le daban los más horribles ataques de coraje que jamás había tenido. Aún sin poder decidirse con exactitud, decidió volvió a hablar, a pesar de no tener como rebatirlo tenía que aprovechar que el otro andaba conversador. Cosa que según Kisame, sucedía muy poco.

 

Y si, quería saber de una vez por todas que iba a pasar de ahora en adelante.

 

Torció la boca.

 

- Yo pensé que nuestra rutina típica era esa en donde yo te fastidio y tú actúas como si nada te importase.

 

- ¿Cuando he dicho que me fastidias? - Inquirió a su vez, arrugando un poco las cejas.

 

- Eso se entiende.

 

- Te equivocas de nuevo, Deidara - Utilizando de nuevo ese tonito de sabiduría.

 

- Dijiste que era insoportable - Atacó entonces, victorioso de por lo menos haberle ganado una. O eso pensó, porque el sorprendido terminó siendo él cuando el otro respondió con un casual pero desafiante:

 

- ¿Y he dicho que eso no me guste?

 

¿Whaaaaaaaat?

 

"¿Acaba de...?" Se atragantó, ¿Realmente había dicho eso? Deidara abrió la boca y la cerró, luego la abrió y la cerró otra vez. ¿Qué demonios? ¿Eso fue un cumplido, un halago o una indirecta? ¿Acaso seguía drogado aún? No se veía para nada como el día anterior pero... Tenía que serlo, ese hombre de seguro seguía drogado.

 

- Pero yo pensé...

 

- Lo pensaste - Interrumpió el azabache con gesto filosófico - Pero de nuevo, no fue así.

 

El comentario le hizo poner los ojos en blanco.

 

- Genial. Agregaré "insoportable sabelotodo" a la lista de motivos por los cuales te odio.

 

- Creí que ese ya estaba anotado - Comentó con una pequeña sonrisa.

 

- No - Era mentira, por supuesto. Su inexplicable inteligencia era uno de los principales motivos por el que le detestaba - Pero ahora cuenta con que allí estará.

 

- ¿En dónde? - Preguntó como si nada - ¿En la lista en donde pones todos los motivos por los cuales quisieras odiarme pero ya no puedes?

 

Si lo que había buscado conversando era sinceridad sin tapujos pues entonces debía de sentirse feliz, porque jamás en ninguna de sus cortas vidas había visto a ese sujeto mostrar tan poco filtro como ahora.

 

- No me fastidies con eso, sabes que siempre te he odiado.

 

- Me odiabas antes - Puntualizó, dándole en parte la razón, pero al rubio le llamó la atención el repetido énfasis en el tiempo pasado - Es diferente ahora.

 

- Solo en tus sueños, Uchiha.

 

El trozo de carne que se iba a llevar a la boca quedó súbitamente suspendido en el aire cuando una mano le tomo con firmeza de la barbilla y le giró la cara. En frente, y a solo unos pocos centímetros se encontró cara a cara con unos ojos mortalmente serios. Aún algo estupefacto, Dei frunció el entrecejo con lentitud.

 

- ¿Que...?

 

- ¿No te había dicho que me llamases por mi nombre? - Sus palabras salieron mitad pregunta y mitad regañó, desubicando enormemente al de ojos claros.

 

- Y eso hice - Y vaya que lo había hecho, ni siquiera llevaba la cuenta de cuántas veces lo hizo. La verdad, si pudiera regresar el tiempo le gustaría no haberlo hecho para no tener que soportar la vergüenza del recuerdo, pero al parecer Itachi tenía otras ideas.

 

- Sigue haciéndolo.

 

No sabía si lo más loco era que se lo estuviera pidiendo en ese tono tan provocador o que netamente le estuviera pidiendo algo similar.

 

- ¿Ha? Oye - Su ceño frunciéndose cada vez más - Una cosa es por la desesperación del momento y otra muy distinta es...

 

- Deidara, te lo diré así - El gesto de confianza fue más que encantador - O me llamas por mi nombre, o la siguiente vez que te dirijas a mí por mi apellido, me aseguraré de ponerte en una posición en la que no te quede de otra que hacerlo - Así, tan tranquilo, y ¡Jesús! ¿Era necesario decir lo mucho que esas palabras le encantaron a su ser masoquista?

 

Su orgullo versión chibi le dió un justo tablazo a la lujuria a modo de venganza y luego le entrecerró los ojos, aún seguía resentido por lo de la última vez.

 

Deidara carraspeó.

 

- No podrías.

 

- ¿Seguro?

 

Tirando de su mandíbula al frente le robó un beso. Fue gentil y tentador al principio, de esos que solo por la lentitud te desesperan a un punto crítico por el simple hecho de que te hacen querer más, y fue justamente eso lo que terminó recibiendo, algo que se volvió más feroz y apasionado, finalizándolo con una seductora mordida en su labio inferior. Las defensas de Deidara quedaron tan destruidas que apenas pudo molestarse cuando el Uchiha le regaló una mirada algo divertida.

 

- ¿Quieres seguir intentándolo?

 

"¿Y sería taaan malo hacerlo?" Su inner estaba que se le abría de piernas y suplicaba que lo percutasen, y ¿Porque no? El igual, deseaba con demasiadas ganas probar lo que podría pasarle si le seguía llamando por su apellido. A su mente incluso llegaba la fantasía de decírselo en la cara a modo de desafío y sufriendo luego las placenteras consecuencias. Su nivel de excitación podía dispararse en cualquier momento, y realmente había comenzado a a alegrarse cuando creyó que era todo. Pero como era típico en él...

 

- Dilo - De nuevo ese tono que parecía orden aunque no lo era realmente.

 

- ¿El qué?

 

La mirada de elocuencia fue suficiente para él.

 

Decisión difícil ¿Hacerse el fuerte a riesgo de ser sensualmente castigado o... dejar su orgullo de lado y decir su nombre?

 

"¡Escoge el manoseo!" Súbitamente grito emocionada la voz de la figura número uno en su mente. Más no le dió tiempo de gritarle por su interrupción pues así como vino se fue. Al parecer las muy desgraciadas habían encontrado la estrategia ideal para meterle cizaña sin considerarse que lo espiaban. Aparecer con los ojos cerrados y luego marcharse no se podía considerar que estaban violando su privacidad, no tan exactamente al menos.

 

- Eres tan insufrible - Suspiró sin ganas, aunque resultaba divertido que fuera él quien lo dijera ahora y no al revés - ¿No puedes dejármelo pasar esta vez?

 

- ... - La mirada paso de ser firme a ser curiosa, esos ojos negros ahora se veían mucho más suaves - ¿Porque se te hace tan difícil?

 

- ¿El qué? ¿Decir tu nombre? - Especuló, e Itachi asintió - No lo sé, quizás...

 

- ¿Quizás...?

 

Con una exagerada exhalación digna de su dramático ser, desvío la mirada antes de responder.

 

- Quizás... si me permito dejarte ganar sin darte pelea puede que entonces eso signifique que no... te... - Puso los ojos en blanco y bufó - odie... tanto - Terminó con mucha dificultad, dándole cierta gracia al Uchiha.

 

- Deidara, tú no me odias - Ahora no sonaba insoportablemente sabio, solo parecía aclarar un punto que era obvio.

 

- Tu mismo dijiste que lo hacía - Apuntó con notoriedad.

 

- Lo hacías, tú lo has dicho. Pero dejaste de hacerlo hace un rato, me figure que ya te habías dado cuenta.

 

- ¿Desde cuándo? - Cuestionó sin entender. En sus cálculos no estaba el dejar de lado su odio, mucho menos el que ya lo hubiera hecho.

 

- El día que moriste - Respondió con parsimonia - Cuando te dije que me alejaría de ti, tu reacción no fue de alegría, que sería lo más lógico. Ni de molestia hacia mí, que también estaría justificado. Ni siquiera fue de desprecio, o temor, o cólera. No, tu reacción fue de tristeza, porque lo quisieras admitir o no, no querías tenerme lejos.

 

- En ningún...

 

- Así como yo tampoco.

 

¡No, espera! ¡Eso sin dudas había sido lo más sorprendente que había escuchado hasta ahora! Y se quedó totalmente sin nada que decir a eso.

 

- Ahora come, te hacen falta energías - Y continuó comiendo como si nada, dejándolo aún más desubicado y sorprendido.

 

Es decir, ¿Que rayos estaba pasando?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaba todo listo.

 

Ambos hombres estaban descansados, limpios y con el estómago lleno. El Uchiha no había logrado encontrar una camisa, de modo que Deidara tuvo que prestarle una capa de Akatsuki para que usara encima. No le hizo ningún comentario al respecto, pero cuando el viento soplaba fuerte podía ver la imagen de ese hombre con su torso desnudo y la capa negra otorgándole un toque sensual distintivo.

 

"Calma, pueblo" Se dió una cachetada a todos los órganos de su ser, procurando que no hicieran un golpe de estado y se revelasen contra su cabeza, que era la única que seguía tranquila. Bueno, decentemente tranquila al menos.

 

Apenas habían comenzado el viaje de regreso a la base, como siempre, Deidara en su ave y el Uchiha a pie. No habían compartido muchas palabras después de que el de ojos oscuros le soltara aquella tremenda revelación, pues no había mucho que pudiera decirle.

 

Justo ahora, sin embargo, si había algo que quería proponerle.

 

- ¿No quieres subir?

 

- ¿Qué cosa? - La mirada de indiferencia se giró hacia él, pero en el momento que lo hizo dejo de ser tan fría. Cuando salieron al mundo exterior le había visto transformarse de nuevo en el Itachi Uchiha que conocía, más cuando esos ojos le miraban, no veía a un sanguinario, si no a un hombre bastante serio pero con algo de vulnerabilidad al fondo.

 

Al parecer, habían algunas cosas que si serían diferentes. Por ello tuvo más confianza para seguir hablando.

 

- Al ave - Contestó Dei - ¿No quieres subir? Llegaríamos mucho más rápido.

 

- Estoy bien así.

 

Solo motivado por sus ganas de fastidiarlo como siempre hacia, el rubio se sentó con la piernas cruzadas y le soltó una sonrisa.

 

- ¿Le tienes miedo a las alturas? - Usando ese tonito burlón. Desde donde estaba pudo ver que el azabache le rodó los ojos, aunque tenía alzada ligeramente la comisura de su boca.

 

- No.

 

- Nos ahorraríamos un día de viaje.

 

- Si tú preocupación es la rapidez, entonces puedes volar alto - Se encogió de hombros y le echo una ojeada - Te seguiré de cerca.

 

- ¿Seguro que podrías? Porque recuerda que todavía estás medio muerto - Era una suposición tonta y lo sabía, desde el minuto en que ese hombre abrió los ojos ya era capaz de dominar el mundo, estuviese herido o no. Además sus lesiones eran apenas menores y quitando el efecto del suero no había nada que evitase que siguiera manteniendo su reputación de invencible - No quiero tener que cargar con tu cuerpo inconsciente otra vez.

 

- Deidara - La frialdad murió por completo en el minuto que alzó la mirada para sonreír un poco - Si lo que quieres es que suba a ese pájaro contigo, solo dilo.

 

- Si lo que no quieres es admitir que no me puedes seguir el ritmo, solo dilo - Contraatacó en un tono igual, solo que de mofa.

 

- ¿Crees que no podría seguirte el ritmo?

 

El rubio abandonó su pose para caer acostado de espaldas, mirando las nubes. No tenía intenciones de que la conversación se fuera a temas aburridos como la velocidad, ni mucho menos quería recibir un sermón. Tal vez fuera la terquedad, pero algo en él creía que tenía posibilidades de ganarle en rapidez.

 

- ¿Porque los Uchiha son tan aburridos? - Se preguntó a sí mismo en vez de responder, pero el oído de Itachi que todo lo escuchaba, le oyó.

 

- ¿Conoces a otro Uchiha aparte de mí? - El cuestionamiento fue más a modo de broma que otra cosa, pero le logró poner nervioso.

 

- Ammm... - Técnicamente lo que le estaba preguntando no entraba en el trato de no mencionar a las criaturas, pero era jodido pensarlo. Ósea ¿Decir o no decir que había intercambiado uno que otro par de palabras con su hermanito antes de intentar matarlo? O mejor ¿Que había sido trasladado a su mundo después de morir y que ya sabía que él sujeto de la máscara no era Madara sino alguien más del clan Uchiha, supuestamente casi exterminado, haciéndose pasar por él por alguna extraña razón? - No.

 

Ni de coña.

 

- Ya veo.

 

- Pero como el único que conozco eres tú, y aburres. Entonces me figuro que todos son aburridos - Hizo una pausa para suspirar - Y arrogantes, deberías aceptar que iríamos más rápido volando.

 

Más allá de cualquier respuesta que de seguro habría sido muy buena, el azabache le observó con una chispa petulante brillando en sus ojos, antes de salir disparado hacia el bosque. Deidara soltó un "¿¡Que rayos!?" Y voló a toda velocidad hacia donde se había ido. Podía verlo delante, pero así como vino se fue. Un chequeo rápido le certifico que seguía al frente, solo que demasiado adelante como para poder verlo. Sus posibilidades de ganarle murieron cuando por más que le siguió lo más rápido que pudo, terminó deteniéndose exactamente un minuto después en el claro dónde se detuvo, recostado sobre una rama y una expresión como si hubiese estado esperando que un anciano terminase de orinar.

 

- Si seguimos tu lógica - Dijo sin jadear ni inmutarse - Entonces tú deberías subirte a mi espalda. Así quizás llegaríamos más rápido.

 

"Ah, qué imbécil presumido" Estuvo muy cerca de hacer un puchero, pero se contuvo y lo reemplazó por su mal carácter habitual.

 

- Ya lo entendí, sabelotodo - Reanudando el ritmo anterior solo que un poco más rápido (Si, por la molestia) dijo -: No tan aburrido entonces.

 

Itachi sonrió pero no dijo nada.

 

Faltando menos de un par de horas para llegar, las nubes bajaron un poco, y a riesgo de verse infantil, Deidara subió en altura para poder atravesarlas. Le gustaba hacer esa pequeña travesura cuando Sasori andaba demasiado ocupado en su arte deficiente como para hacerle caso, volando en medio de las nubes y fingiendo que podía sentir su textura, aunque sí que se olían diferente, como a humedad. "Lloverá pronto" pensó. Se echó de espaldas y dejó que el ave le guiase, de todas formas sabía a donde ir, darles una parte de su conciencia a sus creaciones fue una de sus mejores inversiones, justo después de aplicar su chakra en ellos, por supuesto.

 

- ¿Descansando ya?

 

- Mmmmmm... - No se sorprendió esta vez de encontrarlo a su lado porque le había oído venir, de modo que solo abrió un ojo con algo pereza - Más o menos ¿Ya te cansaste de presumir?

 

- No estaba presumiendo. Tú asumiste algo, yo solo te demostré que no tenías razón.

 

En momentos como ese era que Deidara pensaba que si tuviera el mínimo control sobre su continua ira podría permitirse dar respuestas tan elegantes. Pero no, lo suyo era más de brincar por impulso. Ya nada se le podía hacer.

 

- Si, al parecer me pasa seguido - Su voz no pudo ser más amarga. Entonces alzó una ceja - ¿Y qué haces aquí arriba de todas formas?

 

- Te estaba llamando para que tomáramos un descanso en la próxima cueva, pero no escuchabas.

 

- Ah sí - Sasori también tendía a quejarse de su sordera cuando volaba muy alto - Estaba algo distraído.

 

- Y puedo ver porque - Mirando hacia abajo. Deidara echo un ojo también y presenció la vista, todo se veía muy pintoresco y hermoso desde esa distancia.

 

El Uchiha tenía razón en algo, puede que muchas veces se la pasara mirando el cielo, pero la verdadera razón de porque le gustaba volar era porque tenía su encanto el ver las cosas desde una perspectiva distinta. Le hacía sentir como si fuera... libre.

 

- Yo no estoy cansado - Le avisó, aunque eso era evidente pues se la había pasado sentado - Podemos parar, o puedes quedarte aquí arriba si quieres, yo iré a pie.

 

- No hace falta, es mejor llegar antes. Tenemos muchos días fuera de la base - Se detuvo, luego le miró de reojo - Solo espero que no te moleste la compañía.

 

- No, claro que... ¿Qué?

 

Como recién reaccionando, ladeó la cabeza y miró confundido a un azabache que también tomaba asiento, solo que más atrás, llegando a la base de la cola.

 

La visión de él sentado tan tranquilamente encima de su arte le resultó algo artístico en si. Si juntaba los opacos rayos del sol sobre su cabello negro, la sutil visión de su abdomen al descubierto por la brisa que tiraba a un lado la tela de la capa, esa expresión casi de conocimiento celestial y el distintivo resplandor del Sharingan, creaban una imagen digna de una pintura. Él no era pintor pero... "Un segundo" Su cabeza detuvo sus pensamientos de repente "¿Desde cuándo saco el Sharingan?" Esos ojos nunca le habían dado mucha confianza.

 

- ¿Sucede algo? - Inquirió Itachi al notar esa mirada sospechosa sobre él.

 

- Eso depende, ¿A ti te sucede algo? - Y se fijó más visiblemente en los espirales negros que rodeaban su iris. No sé sentía amenazado, solo particularmente inquieto. Tenía un sentido oculto muy jodido para adivinar cuando se le venía encima una conversación difícil, y nunca se equivocaba.

 

No sé equivocó tampoco está vez, desde hace un rato el Uchiha se había enfocado en un solo tema, sorprendiéndose de no poder llegar a una conclusión por su cuenta, cosa que era extraño. Sin embargo, aunque era listo, también era humilde en muchos sentidos, sabía que si quería una respuesta concluyente, nada venía mejor que solo preguntar.

 

- Deidara.

 

- ¿Si?

 

Esa mirada llena de sospecha no le dió buena espina.

 

- ¿Cómo me reviviste?

 

"Ahhh carajo" Vale, había sido muy tonto de su parte asumir que no le iba a preguntar nunca, pero se había figurado que le daría un día o dos, algo para buscar una excusa decente.

 

Tendría que ingeniárselas.

 

- Creo haberte dicho que no eras el único con trucos bajo la manga.

 

- Lo recuerdo - Más no lucía para nada complacido - Pero eso no explica lo que hiciste.

 

- Lo sé - Tenía que ser sincero en ese punto al menos, pero también debía aclararle las cosas - Sé que todo suena muy loco, pero limítate a agradecerme y no me hagas muchas preguntas - No quería sonar brusco, solo serio para que lo entendiera.

 

Itachi alzó una ceja.

 

- Resulta difícil. En especial cuando también eliminaste de raíz mi enfermedad.

 

- ¿Te diste cuenta, eh? - Se sobresaltó un poco porque no esperaba que hablase tan abiertamente de ese punto, y el otro asintió con la cabeza.

 

- Hace un rato.

 

- ¿Cómo?

 

- Cuando aumente la velocidad - Entonces se llevó una mano al pecho, su gesto era pensativo y algo lejano - Hace casi un año y medio que no podía correr sin escupir sangre.

 

"Rayos..." ¿Tan enfermo había estado? ¿Cómo es que nadie se dió cuenta? "Al menos ya está mejor"

 

- Eso está bien - Sonrió un poquito, logrando un reacción parecida en su nuevo acompañante de vuelo.

 

- Mucho más que bien, de hecho. Sasuke logro hacerme un buen par de heridas, y tampoco tengo ninguna... - El Uchiha aseveró un poco la expresión de seriedad - Tú no eres ninja médico, Deidara.

 

El rubio suspiró.

 

- Lo sé.

 

- Eres el peor en esa área, en realidad.

 

- Ya se - Chasqueo la lengua rodando los ojos.

 

- Pase años intentando encontrar una cura - Comentó, captando su total atención - Me terminé resignando más temprano que tarde, porque no existía ninguna otra opción, así como tampoco se tenía conocimiento de una técnica de resucitación tan perfecta que supere a la del segundo Hokage.

 

"Edo Tensei" La resurrección del mundo impuro era una técnica que no deseaba volver a experimentar jamás.

 

Ante su silencio, el azabache se adelantó de nuevo.

 

- ¿Qué hiciste, Deidara?

 

Aquí se venía la parte que no le gustaba, pero tenía que.

 

- No puedo decírtelo, lo siento. Y es enserio - Se apresuró a especificar - Solo no me preguntes que hice o como lo hice. Aunque quisiera no puedo revelarte esa información, solo... confórmate con saber que te devolví a la vida en el mejor estado que pude - "Que pude negociar" Estuvo a punto de decir, se estaba poniendo más nervioso a medida que la conversación seguía y no lograba disuadirlo - Solo olvídalo y no lo comentes.

 

- No veo porque comentarlo - Dijo entonces como si nada, y Deidara entendió que le estaba dando su voto de silencio con eso - Pero fue impresionante el nivel de regeneración, casi imposible.

 

- Si nos vamos por ahí ya era imposible el simple hecho de que pudiera revivirte.

 

- Y aun así lo hiciste - Con algo más profundo de trasfondo, comentó -: Y solo.

 

"Ya estoy jodido..." Pensó con pesar al escuchar eso último.

 

- Sí - Sonrió de manera forzada - Lo hice.

 

El azabache le miró muy fijamente.

 

- Deidara...

 

- ¿Por favor? - Muy bien, ese era el último recurso que tenía, ahora que estaba dentro del cuadro de simpatía de este chico, no veía porque no usarlo a su favor, tratar de apelar ese lado humano que sabía que tenía últimamente con él. Funcionó, porque Al Uchiha se le abrieron un poco los ojos al escucharle - ¿Podrías no seguir preguntando, por favor? - Y más osadamente, le miró - Confía en mí.

 

Resultó arriesgado, pero tuvo buen resultado, el haber utilizado esa extraña nueva confianza que al parecer le tenía más la deuda de haberle revivido pareció disuadir lo suficiente al Uchiha para guardar silencio. Al menos por ahora.

 

- De acuerdo.

 

Eso alivio bastante el pobre corazoncito en crisis del artista.

 

- Gracias.

 

Creyó que se había librado de problemas y que estaba finalmente a salvo de cualquier conversación incómoda cuando finalmente pudo visualizar la base a la distancia. Su entusiasmo por llegar fue reemplazado rápidamente por algo más atragantado cuando recordó un pequeño detalle, o más bien un detalle monumental: Que se había escapado cuando le ordenaron seguir en cama. Que a Sasori de seguro se le había bajado la tensión cuando vio que se había fugado. Que Pain de seguro destruyó medio terreno en un ataque de ira cuando no lo encontró al llegar.

 

Que de seguro iban a darle el regaño y el castigo del año. O de su vida entera.

 

- Ay, joder... - No pudo evitar cerrar los ojos con dolor, capaz y amanecía muerto mañana. Esperaba que al menos le hicieran un funeral decente.

 

- ¿Qué sucede?

 

Recordando que no estaba solo, Deidara se fijó de reojo en un Itachi que sorprendentemente le miraba con algo de... ¿Preocupación? ¿Interés? Ambas le resultaban sorprendentes en él, la verdad.

 

- Puede... - Comenzó a decir con cautela - Que esté en problemas cuando llegue.

 

- ¿Porque?

 

- Es... una larga historia.

 

- ¿Con quién te metiste en problemas? - Insistió el Uchiha, negándose a dejar el asunto correr.

 

- Pues...

 

El ave piso el suelo justo para sentir como algo explotaba en pedazos adentro. El ataque fue tal que la tierra incluso se sacudió un poco. Reconocía esa energía de furia casi tan bien como así mismo, y sabiendo que tenía poco tiempo para explicarse antes de que se formara una escena, apenas se bajó, se dirigió al portador del Sharingan con una cara un poco ansiosa.

 

- Oye, tengo un par de problemas por resolver pero estaré bien. Solo déjame resolverlos por mi cuenta ¿Vale? - Esperaba alguna respuesta contradictoria con su cara de póker, pero un sutil roce en el dorso de su mano fue de lo más inesperado.

 

- Dei - Su voz bajando un poco para que solo le escuchara él - ¿Qué hiciste?

 

¿Era normal que se viera tan... extrañamente protector?

 

- Bueno...

 

- Bienvenidos - Saludo de pronto Konan, apareciendo entre montones de papeles. A Deidara casi le dió un infarto - Esperábamos noticas de ti hace días, Uchiha. Kisame informó que perdió tu rastro después de terminar su última misión.

 

- Tenía un asunto que resolver - Contestó a cambio, y Deidara fue testigo de cómo volvía a verse igual de apático e indiferente que siempre al fijarse en la mujer. Lo único diferente era que no se separó de él ni un centímetro.

 

Konan asintió con una apatía similar.

 

- Esperamos que sea el último. Pain no quedo muy conforme con tu ausencia, pero se alegrará de que ambos hayan vuelto.

 

"Dificulto qué alegría sea lo primero que sienta Pain cuando me vea" Pensó el artista con una gota resbalando por su nuca.

 

- Por cierto - Como si de pronto se acordase de algo, les miró a ambos por turnos - También ha declarado una reunión de equipo, parece que ya tenemos todos los recursos necesarios para comenzar con la cacería de los bijuu. Pero necesitamos afinar algunos detalles.

 

- ¿En dónde y cuándo? - Preguntó el Uchiha.

 

- Estuvo posponiendo la fecha para cuándo ustedes llegaran, y como ya están aquí, será ahora. Pain los quiere a todos reunidos en la sala trasera.

 

- Bien - Extrañamente, miró a Deidara un segundo como si quisiera que le siguiera, y el menor estaba a punto de hacerlo, pero...

 

- Excepto a ti, Deidara.

 

"Me lleva la que me..."

 

- Tu quédate aquí - Exigió la mujer en su usual actitud fría, aunque le estaba dando una mirada algo particular que le dió a entender que le iba a caer un buen sermón.

 

Estuvo a punto de abrir la boca solo para preguntar lo que ya sabía, pero para su sorpresa, fue Itachi quién hablo está vez.

 

- ¿Porque?

 

Si a Konan le resultó extraña su intervención, no dió muestras de ello.

 

- Pain quiere hablar con él.

 

- ¿Y no puede hacerlo en la reunión? ¿O después? - Si podía ganar algo de tiempo antes de morir mejor aún, pero la peliazul rechazo su idea sacudiendo la cabeza.

 

- La reunión la voy a dirigir yo. Pain me he encargó todo lo necesario para llevarla a cabo, él está al tanto del plan así que su presencia allá no es tan necesaria. Se quedará aquí afuera.

 

"Contigo" Fue lo que le faltó agregar, más sabía que no hacía falta. Sus ojos lo decían todo.

 

- Bien - Se resignó con los hombros caídos, ya no había de otra.

 

- Nosotros si debemos entrar, Uchiha - Y tras una mirada le instó a que la siguiera. Fue apenas un segundo, pero Deidara pudo jurar que el susodicho vaciló un poco - Debemos anunciar a los otros que la reunión comienza ahora.

 

El momento pasó, y ambos Akatsukis ya se estaban retirando hacia la dichosa reunión cuando otra persona que venía saliendo casi les tropieza. Itachi acrecentó su semblante frío, como quien se encuentra con una cucaracha en la bañera, y a Konan le dió absolutamente igual, solamente que ella si le habló.

 

- Sasori, tendremos la reunión justo ahora. Vuelve adentro.

 

- De acuerdo, solo iba a...

 

Los ojos color plomo se desviaron apenas unos centímetros, chocando inevitablemente con otros azules que no esperaba volver a ver. Los compañeros se vieron sin expresión alguna por unos milisegundos que resultaron eternos, hasta que la cara del pelirrojo se deformó hasta terminar en una expresión aliviada que rozaba también con la culpa, lo que le recordó a Deidara que seguía increíblemente molesto con él. Su expresión neutra se transformó en iracunda y le achicó los ojos antes de voltearle la cara.

 

La indirecta era obvia, pero el pelirrojo tenía otras ideas.

 

- Voy en un segundo - Le respondió a la mujer para luego comenzar a acercarse a Dei.

 

A Konan no le resultó gracioso.

 

- ¡Sasori! La reunión es prioridad y lo sabes.

 

- Iré en un segundo.

 

- Ella tiene razón. Deberías ocuparte de tus asuntos - Espeto Deidara al tenerlo a solo unos pasos de distancia. Sasori levantó una mano como si quisiera tocarlo, y el rubio sintió su entrecejo arrugarse - Que ni se te ocurra.

 

- Dei, yo...

 

- No tengo el más mínimo interés de hablar contigo, Sasori. Ahora no.

 

- Por lo menos deberías escuchar mi versión.

 

- ¿O qué? - Le retó furibundo - ¿Me vas a sedar de nuevo como si fuera un paciente psiquiátrico?

 

Apenas hubo terminado de decir eso, recordó que el Uchiha seguía escuchando. Una mirada rápida le advirtió que se veía algo molesto, incluso parecía que se había enfadado de verdad. Más no tuvo tiempo de verificarlo, pues otra persona apareció en escena.

 

Allí está a esa presencia que imposible de olvidar, y le hizo soltar en su mente un adolorido "Ayyyy... Mantenme"

 

- ¡Konan! - Exclamó el recién llegado con cara de no haber dormido en un mes - ¿Que hacen todos ustedes aquí? - Se fijó en el portador del Sharingan y torció la boca - Ah, regresaste, Uchiha - Su atención volvió a su mano derecha - Si ya estamos todos deberías llevarlos adentro para la reunión.

 

- Eso lo sé - Dijo ella, algo más enfadada ahora - Pero como dijiste algunos acaban de llegar, y otro parece que no quiere venir - Echándole una ojeada mal disimulada al pelirrojo.

 

- ¿Quien...?

 

Se detuvo, los ojos púrpuras tan distintivos del líder de Akatsuki no se fijaron en el pelirrojo que le estaba causando problemas a su mejor amiga. No. Sus ojos se detuvieron en Deidara. Primero lució sorprendido, como si hubiera olvidado que también estaba allí, luego... aliviado, como si no esperase verlo vivo. Más una vez superado el gusto inicial, lo único que quedó allí fue una frustración que comenzó a subir de nivel.

 

- Sasori - Ladró con fuerza - Entra a la base.

 

El pelirrojo trato de protestar.

 

- Señor...

 

- ¡Que entres a la base! Tú también, Uchiha. Vayan con Konan y estén atentos a la información, de eso dependerá el futuro de Akatsuki y sus cuellos - Su tono fue final y definitivo, aunque no estaba mirándolos a ellos.

 

Ninguno dijo nada al respecto. Y antes de quedarse solo, y por su molestia con su compañero, al único que Deidara miró fue a Itachi, quien tenía en su rostro una emoción indescriptible.

 

Trato de calmarse cuando solo quedaron ellos dos. Es decir, las cosas no podían ser tan malas ¿O sí? No podían regañarlo tan severamente ¿No?

 

- ¿Acaso perdiste la maldita cabeza, Deidara?

 

Al parecer sí.

 

- No - Mascullo.

 

- ¿Seguro? Porque eso es lo que me pareció a mí después de que te escapaste de la base tras recibir una orden directa de quedarte en cama. Maldición ¿Tienes idea de lo que te hubiera pasado si sufrías otro colapso estando solo? Apenas saliste vivo la última vez.

 

- Si sufrí otro colapso - Habló el artista con rapidez - Pero no tuve mayor problema con eso, el Uchiha me ayudó y ya estoy bien.

 

Si esperaba que Pain se calmase con eso, se equivocó, y en grande.

 

- ¿Y eso es todo? ¿Crees que con eso se resuelve el problema? Violaste una orden directa para evitar que te hicieras más daño ¡Te dije que te quedases en la cama! - Gritó, y la potencia de su grito hizo al rubio reaccionar igual.

 

- ¡Y fue la orden más estúpida que me has dado! Estaba perfectamente bien, ustedes estaban exagerándolo todo.

 

Pain se cruzó de brazos y alzó una ceja.

 

- ¿Perfectamente bien? Cuando te lleve a la enfermería y apenas tenías pulso, y al regresar Sasori reportó que cuando te levantaste de la cama ni siquiera podías caminar derecho.

 

- Estoy seguro que Sasori olvidó comentarte la parte en la que me hizo caer de cara - Respondió con un resentimiento que no sabía que tenía - Te garantizo que después de eso a cualquiera le costaría levantarse.

 

- No estoy de acuerdo con todas las tácticas de mis subordinados, pero concuerdo en que tú compañero tenía la mejor intención posible para mantenerte de reposo, que era justo donde te tenías que quedar.

 

- ¡Me inyectó una maldita droga experimental que me dejó inconsistente! - Finalmente pudo desahogar su frustración interna. Sentía sus músculos tensos, sus bocas le gritaban para que explotase algo - ¿¡Qué clase de líder apoya esa mierda!?

 

- ¡No le estoy apoyando! - Contesto igualmente, respirando hondo y contando hasta diez para relajarse. Tampoco quería darle la impresión que no era - No me malentiendas, no estoy para nada de acuerdo con lo que hizo y ya le he puesto un castigo, en el estado en el que estabas habían mejores maneras para mantenerte en cama, eso es seguro. Pero eso no quita que lo mejor hubiera sido que te quedases descansando.

 

- ¡Ah, pues fabuloso! Gracias por el apoyo - Bufó sin gracia alguna - Por lo menos puedes aceptar que fue una mierda de idea, porque mucha gracia no te haría si te lo hubiesen hecho a ti.

 

- Tienes razón - Le concedió algo más tranquilo - Pero a mí no hubiesen tenido que drogarme porque a diferencia de ti, yo sí hubiera guardado el reposo correspondiente y no me mandaría de cabeza al vacío para nada.

 

- ¿¡Para nada!? - Reitero con incredulidad, eso no le ayudo a su ira - ¡Te traje a uno de tus mejores miembros con vida! ¡Deberías agradecerme, en vista de que el compañero que le asignaste es un inútil que no supo cómo seguirle el rastro y tuvo que pedirle ayuda a Konan!

 

El cómo le estaba haciendo Pain para no gritarle y mantenerse tranquilo era un total misterio.

 

- Y te lo agradezco. Pero como dices, la ayuda se la pidieron a Konan, no a ti.

 

Deidara inspiró hondo, como si el mismo fuera una bomba a punto de explotar. Tenía un temperamento muy volátil y sentía que podía desatarse si seguía así. Era una pérdida de tiempo el quedarse a esperar que entendieran sus motivos, pero como tampoco podía explicarle nada conciso, no podía hacer nada allí.

 

Deidara resopló con fastidio.

 

- ¿Sabes qué? Haz lo que quieras, castígame con más horas de entrenamiento o mándame de cabeza a la enfermería. De todas formas me da igual.

 

- ¿Te da igual? - Reitero el pelinaranja con sorna - ¿No te interesa ni un poco tu salud?

 

- Me interesa mucho más de lo que seguro te interesa a ti, que es cero. A ti no te importa nadie más que Konan y tú mismo, así que deja de fingir que estás enojado por eso cuando la verdad es que...

 

- ¿Crees enserio que me das igual? - Le interrumpió al tiro, sus ojos entrecerrándose con algo que no era del todo molestia, era más como... frustración - ¿De verdad?

 

- No vas a conseguir que te compre esa excusa, Pain.

 

Una mano se cerró alrededor de su muñeca y tiró de ella, ignorando totalmente sus quejas, llevándolo adentro a la última habitación del tercer piso, la más grande de todas. Era una zona muy amplia y pulcra, coronada por una cama inmensa coronada con cuatro postes que se le antojaba esponjosa y un escritorio lleno de lo que parecían ser documentos.

 

- ¡Oye! - Fue soltado casi al instante, más la única respuesta que recibió fue un dedo índice que apuntaba a los papeles - ¿Qué es eso?

 

- Revísalos.

 

- ¿Para qué?

 

- Por una vez en tu vida, Deidara - Suspiró pesadamente - Solo hazme caso.

 

"Pues ya que"

 

Lo hizo.

 

Y... se quedó sin nada que decir.

 

Sobre la mesa había una carpeta de grosor considerable que contenía información suya. Más que alarmarse por lo seguramente raro y acosador que eso se veía, noto que a lo lejos había otra con el nombre de Zetsu, así que supuso que todos tenían una. La única diferencia notable entre ambas es que mientras la de su compañero tenía respuestas usuales, la suya se veía hecha con más esmero, más emoción. En una nota particularmente grande habían escrito que su habilidad con la arcilla era impresionante, casi innata. Y que su utilidad en los asaltos era muy superior a un ataque promedio usado para invadir un pueblo. Había notas de su comportamiento, hizo un mini puchero cuando vio las palabras "Terco, imprudente, gritón" pero termino por sonreír a medias cuando justo debajo decía "Fuerte, gran potencial, único" Y no conformándose con ello, la última página era una investigación sobre alteraciones del genjutsu y todo lo referente a como deshacerlos sin causar dolor. Había una respuesta que tenía una tachadura justo debajo, y una anotación al lado que decía "Aplicación efectiva" Eso debió haber sido lo que utilizó en un primer momento para mantener los efectos secundarios a raya.

 

No tenía palabras ni para describirlo.

 

- Tú hiciste... - Trato de decir, pero tenía la garganta algo seca así que se detuvo.

 

Su líder se veía algo decaído, pero también en medio de esa rara tristeza había una preocupación muy dulce.

 

- ¿Aún crees que no me importas? - Susurró muy por lo bajo.

 

- Sinceramente no sé si unas notas signifiquen algo diferente a...

 

- ¿Notas? - Repitió, riendo sin la menor gracia  - Las notas no importan, me importabas tú. Me importas tú - Dió un paso en frente, y Dei retrocedió uno - Sé qué piensas que no me importas, que solo te fastidio o que me quiero aprovechar de ti, pero... ¿Te haces una idea de lo preocupado que estaba después del incidente? ¿Y el no saber cómo ayudarte?

 

- ¿Ayudarme?

 

- Sí. Trataba de expulsar el chakra de tu sistema nervioso, pero me daba demasiada guerra y aparte no tenía mucho conocimiento del tema... - Se veía molesto consigo mismo de solo pensarlo. Y así era - ¿Sabes lo jodido que fue para mí el no saber qué hacer? ¿Y después? ¿El creer que al menos estarías guardando reposo y volver aquí para enterarme que te habías escapado por un agujero en la pared?

 

Pain dió otro paso. Deidara hizo lo mismo en dirección contraria.

 

- No me escape por ningún agujero en la pared - Se cruzó de brazos.

 

- Da igual por dónde lo hiciste. El punto es que no estabas, te habías ido y ahora estabas solo y con altas posibilidades de sufrir un colapso mental, ¿Y yo? No podía dar con tu ubicación, tenías demasiado tiempo de ida cuando yo regresé, y no sé qué le habrás dicho a Konan - Le regalo una mirada amarga - Pero se negó a rastrearte, dijo que era una pérdida de tiempo porque igual regresarías, pero no soy idiota y ella no puede engañarme.

 

- ¿No te dijo nada? - Se impactó demasiado - ¿De verdad?

 

Pain negó.

 

- Guardo silencio incluso cuando le pedí respuestas. No sé en qué acuerdo llegaron ustedes dos, pero no me reveló nada y eso no ayudo a que me sintiera más tranquilo. Me la pasé estos días pensando que estabas muerto.

 

- Pero estoy bien.

 

- ¿Y crees que eso yo lo sabía? No, Deidara, te aseguro que no tenía idea de si estabas bien o no, lo máximo que pude hacer fue tener todo preparado por si llegabas a tiempo antes de... - Exhaló, pasándose las manos por el cabello - No estuvo bien que te fueras.

 

Lo sabía, si intentaba ser un poco más empático y se ponía en la posición de esos dos, aunque cuestionaba sus métodos (En especial los de Sasori) sabía que descansar habría sido una decisión sabía. No podía negarles eso, pero...

 

- Tenía que irme, Pain.

 

- ¿A riesgo de que? - Otro paso al frente - ¿Perder la cordura? - Uno más - ¿La razón? - Ese fue algo más audaz y el rubio tuvo que dar dos hacia atrás para igualarle. Pain hizo una mueca - ... ¿La vida?

 

- No lo entiendes... - "Y no lo vas a entender, menos si no puedo explicártelo" Suspiró - Tenía que correr el riesgo en ese momento.

 

- ¿Y no te importaba morir?

 

- ¿Te importaba a ti? - Cuestionó en cambio, aunque no supo porque.

 

- Más de lo que debería.

 

Un choque repentino en la parte de atrás de sus rodillas le obligó a mirar hacia atrás. Ya no tenía a donde más retroceder, y para rematar, lo que impedía que lo hiciera era nada más y nada menos que la cama.

 

Su cama.

 

La cama de Pain. Una en la que estaba más que seguro que su dueño quería que el la usase, pero no de la manera convencional. Sus intenciones de irse a otro lado fueron frustrados por la mano que se recargo conveniente contra uno de los cuatro postes.

 

- Deidara... - Comenzó él entonces - Sé que no hemos tenido una muy buena relación.

 

- No tenemos nada cercano a una relación - Atajó el artista sarcástico - A menos que el que discutamos como perros y gatos cuente como una.

 

- Y lo siento en verdad.

 

- ¿Va enserio? - Se extrañó, aunque la cara de seriedad no daba cabida a réplica.

 

- He tratado de ser menos imbécil los últimos días, y si no es suficiente entonces trataré de ser menos estricto contigo si tú haces un esfuerzo y me prometes no hacer tantas locuras. O por lo menos avisarme antes, así se a lo que atenerme.

 

- Mmmm... - Estuvo muy cerca de mandarlo al carajo y largarse, pero luego de unos días extenuantes, la pelea, el sedante, la resucitación, su introducción al mundo sexual, el Genjutsu, las figuras... Sentía que necesitaba algo de paz interior - Vale, haré lo que pueda. Pero no te garantizo que pueda advertirte todo el tiempo.

 

- ¿Porque?

 

- Mis mejores locuras son espontáneas - Su intención no había sido ser chistoso, pero igualmente le hizo reír.

 

- Eso lo puedo entender, pero siempre que tengas tiempo de sobra suficiente, avísame. Me vendría bien no sufrir tantos infartos.

 

Eso, inevitablemente, le resultó muy gracioso.

 

- De acuerdo, haré lo que pueda.

 

Pain esbozo una sonrisa amplia que resultó contagiosa, provocándole una más pequeña a él.

 

- Lo único que falta ahora es resolver un detalle.

 

- ¿Cuál detalle?

 

Unos dedos fuertes se ajustaron en sus caderas para luego aplicar presión y hacerlo caer hacia atrás. Con un "Omhp" de sobresalto terminó aplastado contra el colchón. Verificó que las sábanas sí que eran esponjosas cuando sus manos terminaron reposando en ellas, esperaba honestamente que se las sujetase como siempre, pero no, estaban libres. Una distintiva presión se asentó en su pelvis en el mismo segundo que su líder se recargo allí para acercarse.

 

- Me encantas - Admitió de pronto, muy cerca de su rostro. Deidara se sonrojo horriblemente ante esa confesión tan directa - Y eso es un problema.

 

- ¿Porque? - ¡Estúpida curiosidad! ¡Siempre poniéndose de primera!

 

- Por muchas razones... pero llegados a este punto... - Bajando la voz, sus ojos se fijaron en su boca - Realmente no me acuerdo de ninguno.

 

"Dios Santo"

 

Haciendo acopló de la fuerza de voluntad que sabía que tenía (Por algún lado) puso con rapidez una mano en el pecho de su líder como si fuera una barrera indestructible que le impidiera besarlo. Cuando la verdad es que el único motivo por el que Pain no quitó esa mano y le hizo suyo como tanto quería, es que jamás haría algo que él no quisiera, por mucho que a lo mejor le fuera confundido antes. Estaban separados por todo lo que daba la extremidad del rubio, y sin embargo seguían estando demasiado cerca.

 

- ¿Qué pasa? - Ladeó la cabeza - ¿Aún estás enojado?

 

Si estar enojado significaba sentir tanta tentación al punto de no poder respirar entonces sí.

 

- Algo.

 

- A pesar de todo hiciste un muy buen trabajo - El orgullo era notable y eso le hizo sentir bien - Tu lo dijiste, ni Kisame pudo contactar con el Uchiha a tiempo. Tú sí, no te preguntaré como, ya me estoy acostumbrando a tus locuras... - Fue inevitable no sonreír con eso, y por el hecho de que no iba a presionarlo con preguntas - Pero fuiste muy oportuno. Bien hecho, Dei.

 

El corazón le dió un pequeño saltó y su orgullo no pudo estar más de acuerdo.

 

- ¿Lo crees?

 

- Lo creo - Sonrió para apaciguar sus dudas - Pero también creo que sigues algo nervioso, ¿Porque?

 

Cierto, ¿Porque?

 

"¿Quizás..." Comenzó inciertamente en su cabeza " Quizás porque una parte desea esto desde hace más tiempo del que me gustaría admitir? ¿Quizás porque siento que tengo las prioridades divididas en... tres, para ser exacto? ¿Quizás porque cada vez que te miro me siento... tentado?"

 

- No puedo hacer esto ahora, Pain - Dijo finalmente, más resignado que nada  - Lo siento.

 

- ¿No quieres? - Una sonrisa divertida saliendo - ¿Seguro?

 

Tentando a toda su cordura existente, con su mano acarició toda la extensión de su brazo, como si quisiera persuadirle. Y vaya que estaba dándole resultados. Un suave cosquilleo recorría su piel mientras esos dedos le acariciaban. Estaba tan inmerso en ello que ni se dió cuenta que habían avanzado más allá de su hombro para tocar su clavícula, mientras que otra la otra mano retiraba con cuidado el brazo que tenía alzado. Hasta allí había llegado su barrera. Su brazo pudo caer inerte a la cama de no ser porque el pelinaranja la sostuvo al vuelo.

 

- Pain...

 

- Si de verdad no lo deseas... - Murmuró con los labios pegados a su muñeca - Entonces puedes irte, solo trata de no morirte de nuevo en el camino - Finalizó algo en broma mientras le daba algo de espacio.

 

Deidara no pudo perderse la oportunidad para hacer una también.

 

- ¿Solo así? Vaya... Las cosas contigo por lo general son más difíciles, ya me veía yo contra el muro.

 

- No es una mala idea - Ese tono juguetón tan característico suyo saliendo a la luz - Pero siempre podrás irte si no es lo que quieres, Deidara. Pero debes saber... que si es lo que yo quiero.

 

"Quien diga que la carne no es débil no conoce a este hombre" pensó con un estremecimiento. Deseaba enormemente quedarse, pero no podía simplemente ceder y ya, honestamente y para el punto de tensión en el que estaba su cuerpo bien que podía necesitar algo de cariño, pero necesitaba que su mente estuviera de acuerdo. Y también su corazón.

 

- Gracias - Soltó entonces, y Pain arrugó un poco las cejas.

 

- ¿Porque?

 

- Por entender.

 

- No hay de que - Dándole más espacio para que pudiera levantarse (Aunque muy a su pesar, esto del autocontrol y buen carácter no es que se le diera sin esfuerzo) se paró de la cama. Lo único que no se espero fue el abrazo repentino, con esa cabecita rubia que había empezado a adorar escondida en su cuello, y los brazos rodeando su torso - ¿Mmm?

 

- Gracias, Yahiko.

 

El pelinaranja suspiró feliz, siempre escuchar su nombre en boca de Deidara le ponía algo sentimental.

 

- Siempre a tu orden, Dei.

 

Cuando Deidara abandonó esa habitación, tenía una boba sonrisa en el rostro que nadie pudo quitarle.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).