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Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

Realmente no tengo comentarios personales para este capitulo, solo les aconsejo que se agarren bien de lo primero que tengan a la mano, porque esto sera muy fuerte.

AMO ver el mundo arder OwO

Estaba decaído.

No había otra palabra para describirlo.

Sasori se había dado cuenta casi a los diez minutos de salir de su estado de ánimo, pero no encontraba el motivo o la manera de hacerlo sentir mejor, pues como su mejor táctica siempre era hacerlo reír, se quedaba sin ideas cuando sus bromas no parecían tener el menor efecto en él. Tenía algo fruncido el entrecejo, confundido ante la incipiente tristeza que mostraba su compañero. Deidara podría haberse tomado su tiempo para dar una buena excusa, pero no sé sentía de humor para fingir estar bien, peor aún, ni el mismo sabía que cara poner. Sabía que se sentía vacío, desolado, pero también como si fuera una muy mala persona. Acaba de dejar al Uchiha con la idea de que volvería cuando no era cierto, justo unas horas después de darle nombre a algo que ni ellos sabían que tenían. De tan solo imaginarse su cara cuando se enterase que se había escapado...

Ni siquiera le había dado un último beso.

No es que fuera sentimental, es solo que... si ya no le iba a volver a ver por lo menos habría querido hacer eso una vez más.

"Me va a detestar..." Pensaba de forma decaída, con los ojos fijos en el piso que se movía a una velocidad estándar gracias a su ave de arcilla.

- ¿Estás nervioso? - Se atrevió a preguntar su compañero media hora después, no quería rendirse tan fácil.

- No, solo estoy planificando una estrategia - Sin ánimo para invertir una mejor mentira, simplemente le siguió la corriente - Dicen que ese Jinchuriki tiene una defensa perfecta, pienso en como traspasarla.

- No te rompas tanto la cabeza - Le previno en tono sabio - Los contenedores son huesos duros de roer, pero eres un buen ninja. Podrás con él.

- Lo dices porque eres mi maestro - Si, lo dijo en ese tonito de lamento como cuando te sientes feo y no cuenta que tu madre te de halagos.

Sasori ahogo una risita tranquila antes de darle esa mirada suave y acogedora que solo reservaba para él.

- No es verdad. Tiene mucho que ver, sí. Pero eso no quita que eres grandioso, tienes buenos ataques y aunque tus explosiones me den dolor de cabeza, son letales. Nadie aparte de ti podría manejarlas de esa manera.

- ¿Lo dices para subirme el ego? - Cuestionó a modo de juego, a pesar de que uso parte del flequillo para esconder que le había gustado el halago - Porque está funcionando.

- Que no se te suba a la cabeza, aún sigues siendo un cabezón sin remedio - Muy resuelto soltó junto con una sonrisa maliciosa, luego suspiró - Lo harás magnífico, ya verás.

- ¿Tanto como tú?

Aunque había sido dicho como una broma, no hubo rastro alguno de chiste en esos ojos gris plomo cuando se detuvieron en él.

- Mucho más que yo.

"Idiota" Escondió la sonrisa que esas palabras le habían provocado, no tanto porque le dijese que lo haría mejor que él, sino porque por muy rara que estuvieran las cosas hasta hace poco, seguían siendo compañeros artísticos, y además Sasori seguían siendo su maestro en muchos aspectos. Tener su reconocimiento es algo que desde hace mucho quería escuchar, desde las épocas de su primera vida. Era como un anhelo casi infantil que había tenido, y ahora finalmente se le cumplía.

Al menos podría decir que se fue llevándose el reconocimiento de su maestro con él, que es más de lo que podía decir de cuando escapó de su aldea.

Ese pensamiento, inevitablemente, le puso más decaído aún.

Se mantuvo en silencio por las siguientes dos horas de camino, en esta ocasión Sasori optó por dejarle quieto a ver si dándole un tiempo a solas lograba reorganizar sus pensamientos y tal vez compartirle algunas de sus inquietudes, porque no se tragaba el cuento de que era por la misión, había algo allí que no le estaba diciendo. Quería saber qué era, por supuesto, pero no insistiría; En cualquier otro momento Deidara se habría vuelto loco intentado rellenar ese silencio tan tedioso, en este, sin embargo, estaba más en plan pensativo. Esa conversación alumno/maestro le había dado una pequeña idea, ya que como sería la última vez que viese a Sasori, mal no estaría si le devolvía un poco de esas palabras de aliento.

Tampoco es que tenía en mente un discurso presidencial, solo algo lo suficientemente bueno como para hacerle saber que había disfrutado de su compañía.

No iba ni por la mitad de su despedida mental cuando un chillido de origen animal captó la atención de ambos. Era un halcón que surcaba el cielo. Deidara supuso que debía pertenecerle a alguna aldea, así que su sorpresa fue grande cuando el animal se detuvo en la rodilla que tenía doblada.

- ¿Y este? - Ladeó la cabeza en lo que le observaba, estaba erguido y se notaba que había sido entrenado.

La voz de Sasori, unos metros más abajo, también sonaba curiosa.

- Es un mensajero.

- Ya se lo que es - Rodó lo ojos, sacudiendo ligeramente la rodilla a ver si solo era que el animal estaba descansando cómo hacían los de su clase a veces, pero no. Se quedó muy firme en su sitio.

- No va de paso - Le hizo ver el pelirrojo - La carta debe ser para ti.

"¿De quién?" Esta sí no se la había esperado. Su marcha de Akatsuki había sido de todo menos sospechosa, no se imaginaba que alguien le mandase a traer de vuelta o tuviera dudas de él, por lo que el contenido del mensaje era de los más misterioso.

- Deberíamos parar a comer algo - Sugirió el Akasuna - Llevamos mucho tiempo caminando.

Deidara asintió.

- No me opongo. Pero ve tú, yo tengo que leer esto.

Su compañero no opuso mayor resistencia a la idea de ir solo por algo de comida, de hecho la mayoría de las veces le gustaba ir solo porque así garantizaba que llegaría a tiempo, y siempre y cuando le trajera algo que le gustase, Deidara le dejaba ser; Aterrizó en el suelo, levantando algo de tierra a su alrededor. Pudo bajar del ave pero prefirió no hacerlo, además tampoco quería espantar al halcón. No era el primer mensajero con el que se topaba, incluso a veces viajaban con él si iban a la misma dirección, más esta era la primera carta que era dirigida hacia él.

Tomó el papel de su pata, y casi al instante el mensajero se fue.

"¿No va esperar una respuesta?" Se extrañó, normalmente los mensajeros tendían a quedarse hasta que les diesen comida, agua y le atasen otro mensaje de vuelta. Si no se quedaba eso podía implicar que el animal no estaba cansado, y que su dueño tampoco estaba esperando una respuesta de su parte.

Intrigado, desdobló el papel.

 

"Deidara...

Hace muchos años perdí momentos muy valiosos junto a la persona que amaba por no saber decidir lo que realmente quería. Desde entonces nunca dejo nada sin acabar, porque entiendo mejor ahora el significado del tiempo. Podemos resistirnos a él, pelear con él, incluso desear tener más de él, pero lo único que no podemos hacer, es ganarle.

Olvidé esa lección cuando erróneamente creí que lo mejor para ambos era mantenerte lejos, tal vez no tenga sentido, pero entendí en esa habitación en la aldea de la lluvia que me importabas más de lo que yo pensaba, y cuando pase las noches en vela pensando que te perdería, comprendí que realmente significabas algo importante para mí. Ya no quiero que pienses que es porque te parecieras a Nagato o incluso a mí. Eras tú. Me había perdido por completo en ti, en tus ojos, en esa boca que no para de lanzarme insultos sobre lo tramposo que puedo llegar a ser, en tu esencia, en tu voz y en esa locura explosiva que está contigo a donde quiera que vayas; Haberte comparado, así fuese por un segundo, es un error que aprendí no volver a cometer.

Sé que no tuve mis mejores momentos contigo. La verdad, es que tengo un pésimo carácter, soy difícil de tratar, no reacciono bien la mayoría de las veces y por mucho que me esfuerce tengo una manera extraña de resolver las cosas que por lo general termina más perjudicando que arreglando. Lo siento, no lo hago a propósito. Jamás he tenido mucha paciencia y supongo que nunca la tendré, solo puedo intentar todos los días no ser tan desastroso como la gente cree que soy. Me imagino que sabrás de lo que hablo.

Me lamento por todas y cada una de las veces que mi carácter saco lo peor de mí, en especial contigo. Porque me ha costado, pero he entendido que si eres tan arisco conmigo a veces es porque yo mismo me lo he buscado. Aunque de vez en cuando me gusta creer que he logrado sacar en tí algo más aparte de ese desprecio que decías tenerme.

Tenías razón aquella vez, no te conozco muy bien. No tanto como me gustaría. Me conozco a mí, sin embargo, y por ello se lo importante que eres para mí, aún si tú no me ves de la misma manera, ya sea por mi forma de ser, los errores que he cometido, o por otras personas...

No creas que soy idiota, así como noté el interés que tenía Sasori en ti, también se me hizo fácil ver esa duda en tu rostro cada vez que aparecía el Uchiha. No mentiré, es un bastardo con suerte, a mí me costó muchísimo que me mirases así. Y aun cuando lo hiciste, seguí teniendo la duda de si eso era suficiente como para que no necesitases de nadie más; Tuve varias de esas dudas, y por ello también escogí alejarme un tiempo. Pensé que si me concentraba en eso podría dejarte ir... pero creo que jamás podré hacerlo del todo, ni aunque me dijeras en la cara que no sientes nada de interés por mí; Decías que era sadomasoquista, que me gustaba dominar y hacer sufrir, pero resultó que fui yo al que no le importó soportar el dolor, todo con tal de estar una última vez contigo.

El motivo es muy simple, y aunque me hubiera gustado decírtelo en persona, me conformo con que al menos lo sepas por mí.

Estoy irremediablemente enamorado de ti.

Y aún si no tengo esperanza alguna de que el sentimiento sea mutuo, esperaré tu regreso. Descuida, también soy listo, sé que me va a costar bastante poder superarte, y tú sabes porqué ¿Recuerdas la feria, no? A diferencia de cualquier otra persona tú y tu cabecita loca lograron lo que nadie más pudo lograr en mí: Hacerme sentir humano. Y eso es algo que jamás voy a poder pagarte.

Sinceramente no sé qué decidirás, o si ya lo has hecho y no me he dado cuenta, cosa que es bastante probable. Mi egocentrismo a veces impide que vea las cosas más obvias, o tal vez solo soy demasiado terco. Pero te hago saber que sea lo sea que elijas, recuerda que siempre estaré allí para hacerte molestar, para hacerte trampa y para desaparecer mis ojos como símbolo de que, hasta donde lleguen mis días, serás el ancla que me recuerde lo maravilloso que el mundo algún día fue, y como espero que algún día sea.

Y si tú estás en él, entonces no tengo nada más que pedir.

 

Yahiko"

 

"Maldición..." Deidara estaba muy quieto, tenía entre sus manos ese papel en donde un hombre que había considerado enérgico y arrogante había dejado una buena parte de sí mismo. Tenía varios pensamientos revoloteando en su cabeza, pero ninguno salía a la superficie. Estaba literalmente sin palabras, con los ojos abiertos de la impresión y el pulso zumbando con fuerza en su oído. De haberse podido ver en un espejo estaba seguro que vería su rostro contorsionado una mueca de lo más conmovida, combinada quizás con un par sentimientos de simpatía que le hacían querer abrazarse a la carta como quien apachurra un peluche.

La comisura de su labio tiró traicioneramente hacia arriba al mismo tiempo que entrecerraba un poco los ojos "Pedazo de... imbécil" Respiró hondo, ya se sentía lo suficientemente mal con tener que despedirse de Sasori y ahora tenía esta carta, algo físico de lo que no quería desprenderse ni aunque tuviera que perder el brazo de nuevo.

Él también tenía sus propios motivos para eso, ya que quizás no amaba a Pain de la misma manera, pero Deidara estaba seguro que Yahiko, la verdadera persona debajo de ese Rinnegan, había logrado ganarse un pedacito importante de su cariño. Y le ponía aún más nostálgico pensar que de él no podría despedirse...

"Al menos no en persona" Se fijó en la carta un segundo antes de doblarla de nuevo con cuidado. La guardó en el borde de su pantalón ya que era muy gruesa para entrar en el bolsillo, saco un pequeño pedazo de pergamino, que era lo único que había traído de ese estilo, y mientras pensaba que podía responder, un recuerdo le cayó de pronto.

Fue de aquel día cuando pasaron la noche charlando en la cueva mientras Sasori hacia guardia. En ese momento Pain le había recordado que le debía el comentarle un sueño que había tenido, en lo que él le especificaba que solo le diría cuando ese sueño se cumpliese, pues ese era el acuerdo; "Vale, avísame cuando se cumpla" Casi podía oír su voz y ver la sonrisa animada "Ahí si tendrás que decirme. Recuerda, ya es un acuerdo, te perseguiré hasta el fin de mundo si no me cumples"

Hasta el fin del mundo ¿Eh?

Jamás le encontrarían ni aunque lo intentase, eso lo sabía. Pero era un hombre de palabra, y como tal, debía cumplir con sus promesas.

Cuando su compañero regreso una media hora después, él ya estaba algo más tranquilo. Seguía con la tristeza rondando por ahí, pero su estado de ánimo ya no era tan precario y hasta puso una buena cara cuando vió la comida que Sasori traía en las manos. Tenía hambre.

- Traje bolas de arroz - Le extendió para tomase un par. Una sonrisa saliendo al ver que comenzaba a comer con su usual apetito voraz - ¿Todo bien?

- Todo bien - Certificó una vez pudo bajar la comida con un poco que té que también le había traído - Solo falta que lleguemos a la aldea.

- Si es que algún día lo hacemos - Volviendo a verse tan huraño como su Sasori original era, aunque le estaba codeando.

- ¡Eh! - Exclamó, fingiendo molestia - Que fuiste tú el que se fue a comer.

- Lo sé, pero eso solo fue porque vuelas tan lento que me dió hambre.

El artista apuntó a su compañero con el dedo índice como quien señala acusadoramente al gato perpetrador que se robó el pollo para el almuerzo.

- Tú caminas horriblemente lento cuando vas metido en ese feo escarabajo de madera y yo no me quejo.

- Ah, pero no tendrías motivos ya que si camino lento con Hiruko es porque salgo bien temprano y siempre llego a la hora - Dijo con cierto tonito presuntuoso al valerse de su inmaculado record de puntualidad - A diferencia de ti, que llegas tarde a todos lados.

Deidara soltó una mueca graciosa de niño resentido al ver que no podía debatir contra su compañero ya él siempre llegaba a tiempo mientras que por su parte hasta las ánimas llegaban más rápido al infierno.

- Llegué casi a tiempo hoy, ¿No? - Cruzó los brazos en un intento por defender su honor - Eso significa que voy mejorando.

El pelirrojo le hizo un gesto para que comenzasen a caminar de nuevo. El ruido de las alas batiéndose en el aire casi opaco su respuesta, pero el rubio pudo escuchar sin problemas el tono gruñón cuando dijo:

- Siempre y cuando esa mejora se note en tus explosiones, por mí no hay problema.

- Ah, ya lo verás - Su rostro fue iluminado por primera vez en el día con entusiasmo. Mala acción o no sabía que la captura del Jinchuriki del Ichibi fue una experiencia increíble, su arte había sido estridente y explosivo, visible desde kilómetros a la distancia. Estaba orgulloso de su desempeño ese día, y sin tener que repetirlo, tenía la corazonada de que este Sasori pensaría igual que él - Será todo un espectáculo.

Sasori le lanzó una piedrita a la cabeza con ayuda de uno de sus hilos de chakra al mismo tiempo que reía con diversión.

- Pobre Kazekage - Comentaba con falsa empatía - No sabe el torbellino que le espera. La tormenta de arena que vas a crear en su territorio será digna de ver, es una lástima que dure tan poco.

- El hecho de que dure poco es lo que la hace especial. Es efímera, destructiva y sorprendente. Eso... - Suspiró, y supo a ciencia cierta que nada, ni siquiera el morir mil veces, le haría cambiar de opinión con respecto a eso - Es arte.

En lo que su compañero volvía a restregarle lo que para él era el verdadero arte, Deidara terminó de guardar el mensaje que había escrito al lado de su carta. Seguía pensando en ella, pero ahora no se quedaba en silencio, es más, mantenía una distancia cercana al suelo para seguir conversando con Sasori, deseando poder alargar el momento todo lo que se pudiera; Unas amenazadores nubes negras comenzaron lentamente a juntarse en el horizonte, y supo que si seguían en esa misma dirección sería cuestión de tiempo para que la lluvia les alcanzase. Era curioso, el día no estaba como para llover, parecía como si el día solo hubiera decidido hacerlo.

Solo por si acaso, acomodó mejor los pequeños bolsos que rodeaban su cadera, asegurándose de no exponer la arcilla a los elementos. En ese proceso escucho un pequeño crujido seco. Confundido, miró la carta y su propio mensaje, estaba seguro de que no los había tocado, por lo que comenzó a palpar la tela de la capa hasta que dió con el pequeño bolsillo interno y la nota en su interior.

"¿Qué es esto?" Lo saco de la capa con interés, era un papel muy pequeño y tenía un leve aroma a tinta que delataba el poco tiempo que tenía de haberse escrito.

"Parece... ¡Oh!" Reconoció en una esquina esa forma distintiva que tenía el abanico de papel que representaba el apellido de un clan casi extinto. Esto era de Itachi, tenía que serlo.

Ladeó la cabeza, no recordaba haberle visto poniendo eso ahí, a la única conclusión que podía llegar era que se lo habría metido disimuladamente en la ropa cuando se despidieron, lo que no terminaba de captar era el motivo. Le había dicho que volvería. Vale, que era mentira, pero se suponía que el Uchiha no lo sabía.

Abrió ese pedazo de papel que solo se doblaba en dos partes, esperando leer cualquier otra cosa excepto lo que se encontró. Se le abrieron los ojos, no era un mensaje largo como el de su líder, al contrario, era bastante corto; Allí en medio del papel y con la letra del azabache, estaba escrito un claro y sencillo:

 

                          "No."

 

Al principio no comprendió absolutamente nada, el por qué le había puesto algo tan vago como eso... hasta que de pronto ya no lo fue tanto, y esas dos simples letras juntas tomaron un significado diferente.

Lo recordó.

Era lo mismo que él había sentido que los ojos de Itachi le decían en su primera misión a la aldea de la arena cuando tanteó la idea de escaparse, ese distintivo "No", ese simple N-O, ese que le dejaba saber que él sabía lo que quería hacer y que no lo iba a conseguir con sus ojos calculadores vigilándole. La única diferencia en este caso es que su plan de escape si iba a funcionar, y quizá Itachi también sabía ese detalle... ; Se estrelló una mano en la frente, por supuesto que lo sabía ¿Cuando ese maldito sabelotodo no sabía algo? Hasta lo que se suponía que no tenía que saber lo terminaba averiguando, y si le había dicho que regresaría, debió suponer que descubriría esa mentira justo como adivinó todas las anteriores. Y si ya lo sabía, entonces...

"¡No me jodas!" Sin importar si se veía como un loco, se llevó ambas manos a la cabeza, casi perdiendo los ojos en el proceso.

Itachi no solamente sabía que se estaba escapando.

Le estaba pidiendo que no lo hiciera.

 

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

Se detuvieron justo en la zona de que dividía el bosque del desierto. En vista de que había decidido caminar la mayor distancia posible sin detenerse a descansar menos que fuera muy necesario, optaron por hacer su primera parada oficial allí, así al menos Deidara estaría más descansado para que pudiese pelear con el Jinchuriki del Ichibi.

Aunque lo esencial era que fuera él quien durmiese más, pues ese había sido el plan original, le insistió a Sasori para que fuera él quien descansara las primeras horas. Se ofreció a tomar la primera guardia con la excusa de relajarse antes de dormir, tal vez darse un baño y atragantarse con algún dulce nocturno. Su compañero acepto luego de unos segundos de protesta, ya que no tenía motivos para desconfiar de él.

"Si tan solo supiera..." Le vio marchar al interior de una formación rocosa que no se podía considerar del todo una cueva. Espero veinte minutos a que estuviera totalmente dormido y luego se apartó unos metros del lugar.

Juntando las manos y formando los sello correspondientes, canalizó su chakra. Todos los de Akatsuki sabían de este truco en específico, era la manera en la que se comunicaban a larga distancia. Y él, que ya había grabado su chakra por conversaciones anteriores que habían tenido por ese mismo medio, y porque aún tenía fresco el recuerdo de su cuerpo sobre el suyo, no se le hizo difícil encontrar a quien buscaba; La idea en general es hacerle saber con un toque a la persona que deseas entablar conversación y esperar a que acepte, pero apenas tocó el poder de ese hombre le respondió de inmediato. Casi como si estuviera esperándolo.

Cuando vio su silueta aparecer en esos tonos oscuros, con solo los ojos rojos resaltando en la oscuridad, no pudo resistir sonreír con nostalgia

- Eres un bastardo tramposo - Fue lo primero que se le ocurrió decir, porque tenía razón. Levantó la mano derecha, entre sus dedos índice y medio estaba el papel - ¿Una nota? ¿Enserio?

Itachi solo le miró en silencio, ni siquiera hizo el amago de decir algo.

Con un suspiro, sus ojos se desviaron, ¿Qué es lo que esperaba ese Uchiha de él?

- No puedo quedarme - Sonrió sin ganas - Y aunque pudiera tampoco lo haría. Sabes eso ¿No?

Otro silencio. Otra mirada profunda. El Uchiha no parecía tener intenciones de decir nada y eso solo volvía el asunto más complicado. Deidara se frustró un poco, si no quería hablar entonces no entendía porque había aceptado la comunicación.

Suspiró.

- Como quieras...

Le hubiera gustado gritarle y hacerle el respectivo berrinche que se merecía por tan apática conversación, pero de hacerlo le costaría más despedirse y entonces sería mucho peor, de modo que solo guardo en su memoria lo brillante de esos ojos y volvió a juntar las manos para deshacer la comunicación.

Estaba a punto de hacerlo cuando el azabache dió un paso. Solo uno. Más no dijo nada, siguió estando en silencio.

Tuvo una idea.

En vez de seguir esperando por palabras, puso en práctica todo aquello que había aprendido en meses de convivencia y le miró directamente a los ojos. Ignorando el Sharingan, debajo de él se podían ver millones de mensajes esperando a ser descifrados, uno entre ellos el más destacado. No era un "No te vayas", que sería comprensible, ni siquiera un "Quédate". No, lo que realmente esos ojos le estaban diciendo era:

"Espérame"

- Oh no... - Negó varias veces con la cabeza. Esto no figuraba en sus planes de ninguna manera ¿Itachi fugándose con él? - No creo que nosotros podamos... - Su intento de explicación fue interrumpido por esa mirada volviéndose perspicaz. Sabía que le trataba de decir algo como "Nadie sería tan loco como para interponerse" Y tenía razón - Mira...

El holograma extendió una mano en su dirección, y las excusas de Deidara se detuvieron automáticamente para hacer lo mismo. Los dedos de ambos se traspasaron, y aunque físicamente no lo sintieron, hubo algo más allí.

"Espérame"

La resolución apareció tan rápido en esos ojos que no tiempo tuvo de quejarse antes de que se desvaneciera abruptamente la conexión. Deidara se quedó con la boca abierta, intentando comunicarse con un Uchiha que deliberadamente cortaba su conexión "¡Desgraciado!" Le gritó internamente, indignado. Se esforzó lo mejor que pudo una y otra vez, pero el rechazo era bastante evidente, mucho más cuando ya ni siquiera pudo sentirlo en alguna parte del mundo, como si se hubiera desvanecido. Pero sabía que no era así.

Se terminó rindiendo dos horas después, entendiendo que si ese sujeto se empeñaba en hacer algo no había mucho que él pudiera hacer. No importaba que no entendiera del todo la situación o que ese rubio problemático se fuese marchado sin decirle nada antes, aun así estaba dispuesto a seguirle.

Deidara se durmió esa noche sin dejar de pensar que, un par de kilómetros al sur, estaba un Uchiha que no tenía intenciones de dejarlo ir.

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

El día siguiente comenzó con una sarta que quejas fastidiosas sobre lo tarde que era y lo increíblemente difícil que era despertarle en la mañana. Deidara abrió un ojo con fastidio y se desperezo con la mayor lentitud posible para hacerle rabiar, cosa que logró con un margen de éxito impecable. Se regodeo un rato a costa de la falta de paciencia que tenía el pelirrojo, y el resto del desayuno se la pasó haciendo chistes y profiriéndole uno que otro empujón juguetón para que se le pasara el achaque de hombre viejo y gruñón. Sus tácticas funcionaron bastante bien, así que el resto del camino fue bastante ameno.

O al menos así fue hasta que después del medio día una tormenta de arena se vislumbró a lo lejos.

- Fabuloso - Mascullo Sasori con mala cara - Esto nos costará otro par de horas.

Su compañero observó desde su altura las condiciones climáticas, la arena ya estaba comenzando a revolverse y se acercaba a un ritmo constante en su dirección.

- Si la corriente no es tan fuerte podría tratar de sobrevolarla.

- Mejor no - Advirtió Sasori, su voz agravándose - Conozco muy bien esta clase de tormentas y ni usando a Hiruko podríamos atravesarla. Se ve que es violenta y el ave podría perder altura.

- Tendremos que retroceder entonces... - Su bufido de frustración estaba más que justificado.

- No, si nos devolvemos tardaremos más tiempo. Tendremos que esperar sin alejarnos mucho, así podremos salir apenas la tormenta termine y no perderemos terreno en vano.

Ante el ese tono triunfal como si hubiese tenido la mejor idea del mundo, el artista se le quedó viendo con una ceja arriba.

- Estoy esperando a que sugieras algo que no implique terminar enterrados en arena.

- Descuida - Cabeceó hacia un lado, instándole a que le siguiera - Tengo otra cueva subterránea parecida a la que viste cuando luche con mi abuela. Es algo pequeña pero servirá para ambos, al menos por unas horas.

- ¿Cómo cuántas de esas cuevas tienes? - No se reservó la burla - Eres como una hormiga cavando agujeros, hasta el color de pelo te hace juego.

- Soy un hombre precavido. Además el rojo te queda mejor, considerando lo rápido que te molestas.

- Cierra la boca.

- Ahí, ¿Ves? - Brilló con triunfo, soltando una risa - Todo un enojón.

Aún seguía defendiendo la explosividad de su carácter cuando Sasori le insistió para que bajase del ave y continuara con el camino a pie, alegando que el aleteo de su arte podía redirigir la tormenta hacia ellos. Protestó pero le hizo caso, no le hacía mucha gracia tener que caminar en el desierto, pero no tuvo que aguantarlo demasiado. Llegaron en diez minutos a una trampilla escondida bajo tierra, y se refugiaron adentro apenas cinco minutos antes de que la tormenta les alcanzara, quedando en segundo plano cualquier otra idea de buscar un lugar mejor.

A partir de ahora, tendrían que esperar.

La cueva de Sasori era ciertamente algo pequeña, apenas y podían caminar unos pocos pasos sin chocarse con las paredes. La cama individual ocupaba casi todo y prácticamente fueron obligados a compartirla.

- Si hacemos buen uso del espacio podemos esperar sentados - La oferta de su Danna fue de lo más oportuna - Si tarda demasiado supongo que también podemos dormir así.

Su compañero le dió una palmadita en el hombro, sabía que Sasori era bastante complaciente cuando se trataba de él y de haber podido le hubiera ofrecido algo mejor, o al menos más grande.

- No tengo problema, dormimos en peores posiciones durante las misiones, al menos aquí tenemos un colchón debajo.

- Tu optimismo me sorprende - Sus ojos ampliándose con mofa.

- Estaba intentando ser educado, idiota - Avisó, su cara deformándose por la ofensa - Ahora por fastidiarme te diré que el lugar es un asco, huele a tierra. Parece la madriguera que dejaría uno de esos topos enanos.

Una carcajada resonó entre el escaso espacio subterráneo, seguido del sonido amortiguado de la pequeña cama en la esquina. Ambos tomaron asiento, recostando la espalda en la pared, si usaban la imaginación podían decir que estaba lloviendo, porque los minúsculos granos de arena sonaban como las gotas grande de agua al caer en los techos.

Aún el rubio tenía presente que quería decirle unas palabras antes de irse, no es que lo suyo fuera ponerse poético ni mucho menos, en realidad su principal problema es que no quería levantar sospechas. Pero ahora que lo pensaba mejor si esas tres le iban a ayudar entonces no importaba mucho si dudaban de él o no, desaparecería de todas maneras igual.

- ¿Porque me detestabas tanto cuando llegue?

El pelirrojo giro la cabeza antes de ladearla curioso, pues no rememoraban mucho sobre su caótico pasado.

- No te detestaba - Respondió tranquilamente - Todos en el equipo ya estaban al tanto de tu reputación, de lo poderoso que podías ser si te pulías un poco, de tus explosiones, de la impulsividad...; No te detestaba, Dei, es simplemente que mi forma de ser es contraria a la tuya, estoy moldeado a la antigua y tú representas todo lo opuesto a lo que yo creo.

- Te alcanzó la nueva generación muy rápido - Sonrió el artista.

- Algo así - Correspondió su gesto, divertido - Más allá de tu concepto erróneo del arte también me fastidiaba la poca falta de respeto que me tenías.

- ¡Eh! Que te comportaste como un imbécil de primera ¿Que esperabas?

Sasori se acomodó mejor en su espacio, dejando recostado el rostro en la palma de su mano y observándole con un entretenimiento similar a quien mira cachorritos jugar entre ellos.

- Que no me respondieras, o al menos no tan rápido. Por Akatsuki han pasado muchos ninjas, más de uno fue un prospecto de compañero para mí, solo que ninguno llegó demasiado lejos. La iniciativa usual para encajar es mostrarse receptivo a todo tipo de mal rato que te hagan pasar hasta tener una posición, pero tú no lo hiciste. Se suponía que eras artista y debías conocer mi reputación, mi evidente conocimiento superior y encima también serías mi compañero, me imaginaba una persona que me seguiría al pie de letra. Esperaba tener algo así como un alumno.

- Lo tienes.

- Uno menos bocón - Especificó, ganándose una patada en la rodilla por el espacio que compartían.

- Puede que sea terco, pero soy el mejor alumno que has tenido.

- Eso lo tengo claro, me has dado un buen par de dolores de cabeza pero ha valido la pena.

- ¿Aún si exploté tus cosas algunas veces? - Preguntó en un tono que aunque divertido escondía un poco de incertidumbre.

- Aún si volases en pedazos mis pergaminos - Le garantizó sin dudas. Puede que sí rompiese alguna de sus marionetas más antiguas le diera uno de los peores ataques de rabia, pero no sé desquitaría con él. Al menos no tanto. Tal vez le escondería la arcilla, pero no más.

Deidara alzó la mirada y observó en techo sobre su cabeza, el ruido afuera debía ser estridente porque hasta ahí se escuchaba el sonido característico de la arena azotando el suelo.

- ¿Aún si no pude corresponderte?

- ¿Qué?

Sasori parpadeó y observó algo incrédulo a su compañero quien seguía mirando hacia arriba.

- Sabes de lo que hablo.

- Si, lo que no entiendo es porque lo preguntas hasta ahora.

 - Ese es el punto, creo no lo había pensado realmente hasta ahora. Tenía la idea de que estabas bien con eso. Y no digas que lo estás - Se adelantó a su de seguro ya preparada respuesta - No podrías estarlo, al menos no del todo, pero supongo que debí preguntar.

- Deidara - Sasori suspiró - No tendría sentido que preguntases nada, sigues siendo mi compañero sin importar como me sienta. Trabajamos bien juntos y nos llevamos bien, eso es más de lo puede decir la mayoría de esta organización de su compañero de equipo - Parte de su expresión filosófica se perdió en un tono más bajo y consolador - Escucha, te dije que no te rompieras la cabeza y esto va incluido. No estoy molesto y en el supuesto caso de que lo estuviera te seguiría cubriendo la espalda hasta el día que mueras. Puede que no sea mucho...

- Lo es.

Dejando entrever una sonrisa, se arrimó un poco hacia un lado, quedando ambos sentados uno seguido de otro. Seguían escuchando la lluvia de arena en el ambiente, envolviendo el aire con un ruido casi hipnotizante que provocó que los párpados del Akasuna se cerrasen un poco más cada vez. Para cuándo finalmente sus ojos estaban casi cerrados, escucho un murmullo apenas audible a su lado.

- Jamás me gustaron tus marionetas, creo que son tan aterradoras como tú manera de fabricarlas. Eres un gruñón insufrible que no tiene paciencia para esperar a nadie, me fastidias como no tienes idea, nunca entenderé tu arte y estoy seguro de que tú tampoco entenderás el mío, pero eres mi maestro. El mejor que he tenido. No hubiera sobrevivido este año de no ser por todo lo que me has enseñado, y no hay nadie más en Akatsuki que pueda considerar un amigo cómo lo eres tú - Oyó un suspiro - Gracias... gracias por estar ahí.

Estaba más dormido que despierto, intentando procesar sus palabras a través de la bruma que generaba el sueño cuando entonces un peso se recargó en su hombro, seguido de una respiración que lentamente se acompasaba a un ritmo tranquilo. Sasori sabía que debía decirle algo, es más, sentía que necesitaba responderle... pero en lugar de eso solo le dejo dormir. Porque también sentía que ya le había demostrado en más de una ocasión que su compañía era valiosa para él, y si necesitaba confirmárselo de nuevo, ya podría hacerlo en otro momento con más calma.

Terminó de cerrar los ojos y se durmió.

 

 

 

 

                 OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

Algo estaba mal.

No estaba totalmente seguro de que era, pero cuando Deidara despertó unas horas después sentía que había algo extraño, no como si hubiera dormido mal, sino más bien como si algo no estuviera yendo bien. Habían varios indicios que ayudaban a confirmar su corazonada, como el que Sasori siguiera dormido, sus ansias de puntualidad siempre eran más grandes que su sueño y ya era para que hubiese despertado. Lo siguiente era el silencio, no debía resultar tan inusual que no se escuchara nada en el desierto una vez que la tormenta acabase, pero ese en particular era raro. Como uno de esos silencios agotadores que cuesta rellenar.

Lo otro era el Uchiha.

Conocía de sobra la velocidad a la que ese hombre podía moverse y ya era para que le hubiese dado alcance. Y si el abrupto cambio del clima se le había atravesado en el camino se figuró que al menos habría intentado establecer algún tipo de comunicación para conocer su ubicación... ; No es que ya estuviera cien por ciento seguro de que escaparse en compañía fuera un buen plan, pero todo el asunto estaba resultando demasiado extraño para su gusto.

Estaba sentado afuera de la cueva intentando pensar en que era lo que  podía estar ocurriendo cuando el ruido de pasos le hizo girar.

- Al fin despiertas - Lo había dicho con una sonrisa irónica, misma que desapareció cuando visualizo a su compañero tambalearse hacia un lado como si fuera una cría recién nacida - ¿Sasori?

Los ojos grises le observaron apenas un segundo, luego los párpados cedieron hacia abajo, y el resto del cuerpo se fue con él.

- ¡Hey!

Afortunadamente Deidara contaba con suficiente velocidad como para evitar que la cabeza le fuera a dar al piso. Le sostuvo por los hombros y al tomar su pulso verificó que no estaba moribundo, solo profundamente noqueado de alguna loca manera; Inútilmente le dió un par de golpes a ver si eso le espabilaba, pero no, su estado oficial era: Fuera de servicio.

- Maldición... - Observó el rostro durmiente del otro - ¿Y ahora que se supone que...?

- Mocoso.

Alzando la cabeza con brusquedad, Deidara lo vio allí de pie, parado a solo un metro de distancia. Esos ojos grises, más brillantes y vívidos que los de compañero, estaban serios. Mucho más de lo que acostumbraba.

- ¿Uno? - Deposito el cuerpo a un lado y se puso de pie con una cara de circunstancias - ¿De qué me estoy perdiendo ahora? ¿Porque Sasori parece un cadáver reciente?

- Tenía que encontrar la forma de que no estorbase.

- Entonces fuiste tú - Eso ya le parecía más lógico. Las drogas o el veneno no eran opciones válidas porque primero debían atacarlos y él había estado pendiente de eso - ¿Porque no solo me llevaste a otro lado como siempre?

- Tenía que venir personalmente para esto - Su presencia y la manera en que lo dijo le hizo pensar en la única cosa, a según su lógica, que podía significar.

- ¿Ya es hora de irme, acaso?

- ...No exactamente.

- Vas a tener que explicármelo mejor, porque no estoy entendiendo.

La figura uno en su cuerpo humano de chico alto y cabello negro sacudió la cabeza, cerrando los ojos por un breve segundo. Se le notaba frustrada, molesta, desubicada, pero también... triste. Y eso era lo que le estaba empezando a poner ansioso.

-  Esto... vine personalmente porque necesito ponerte al tanto de una situación.

- ¿Tiene que ver con la apuesta?

- No, mocoso... - Su gesto se torció con mayor seriedad y algo indescriptible, parecía... ¿Lastima? - Esto es mucho más grave que solo fugarte de Akatsuki, mil veces peor.

- ¿Que sucede? - Su ceño frunciéndose.

El Dios torció la boca.

- Tiene que ver con el Uchiha.

- ¿Qué pasó con él? - Era probable que lo fuese preguntado con más fuerza de la necesaria, pero juntando todo el problema de la actitud misteriosa de la criatura junto con su propio mal presentimiento, no encontraba otra mejor forma de reaccionar ante la mención de ese nombre; Hizo un gesto dudoso - Venía de camino acá hasta donde tenía entendido, lo que no sé es si...

- Deidara.

Eso le pasmó. Jamás, bajo ninguna circunstancia, esa figura le llamaba por su nombre. Exceptuando la primera vez que las conoció cada una le tenía un apodo predilecto, y el que la número uno lo dijese ahora, y más con esa mirada agravante de seriedad, era como si un peso le cayese encima. Y lo peor de todo es que esos ojos eran tan penetrantes y fijos que la emoción detrás de ellos fue horriblemente clara para él está vez.

Si, aquello definitivamente era lástima.

- Itachi Uchiha no va a venir.

Se ralentizo un poco el tiempo. La expresión de Deidara se debatía entre abrir los ojos por la sorpresa y entrecerrarlos por la confusión.

- ¿Porque?

- Es... - Ambos giraron la cabeza al mismo tiempo. Un grupo no tan lejano de ninjas corrían entre el árido suelo en una formación organizada - Perfecto - Mascullo molesta.

- Son de la aldea de la arena - Sasori le había comentado en una ocasión sobre ese grupo en particular - Los envía el Kazekage para hacer rondas en el perímetro y buscar heridos por las tormentas.

- Entonces tendremos que irnos igual - Su tono apurándose - Aún sigues siendo un criminal, no puedes arriesgarte a que te vean.

Cuando la figura alzó las manos para chasquear los dedos, Deidara pego un bote.

- ¡Espera! Sasori también es un criminal, tampoco pueden verlo.

- Muy bien - Resopló de forma muy audible y, con un movimiento de su dedo, el cuerpo de Sasori se arrastró por la arena hasta caer de nuevo en la cueva subterránea. La trampilla se cerró tras de él, y mientras la arena cubría de nuevo la entrada, un curioso sonido de chispas se escuchó en el aire - Listo, dormirá un par de horas y he escondido su chakra, nadie podrá encontrarlo hasta que despierte. Después de eso me imagino que podrá arreglárselas por su cuenta - Se enfocó en él de nuevo - ¿Nos vamos?

El rubio observó el lugar donde estaba la cueva subterránea con su compañero adentro por última vez, luego asintió.

- Vámonos.

Terminó varado en el mismo lugar donde la figura número uno le puso antes de luchar contra el poder el Edo Tensei, ese espacio en blanco en donde sólo estaban ellos dos. La única diferencia de la última vez, en donde una de las personas estaba nerviosa y confundida mientras la otra se mantenía serena con ese halo único de seguridad digno de su especie, en este caso ambos chicos, sin importar que uno fuera humano y el otro no, tenían en sus rostros una cara de preocupación muy potente.

Y Deidara no terminaba de entender porque.

- ¿Qué pasa?

- Sé qué hace poco te dijimos que teníamos todo controlado con respecto a la ruptura de las conexiones y las acciones del falso Madara. Que le estábamos vigilando de cerca ¿Cierto?

- Cierto.

- ... No fue suficiente.

Con un ceño fruncido y el pensamiento de que eso no podía vaticinar nada bueno, soltó:

- ¿Qué hizo?

- Vamos a comenzar con lo más básico, el sujeto se llama en realidad Uchiha Obito, es probable que el nombre no te suene porque su muerte se hizo pública hace demasiados años ya, pero de alguna forma tuvo algo de ayuda y logró sobrevivir. Ahora se hace pasar por Madara Uchiha, y aunque no lo es, sigue sus órdenes. Es un chico escurridizo y ambicioso, es casi un maestro de la ocultación y es muy poderoso. Ya lo conociste en un momento fingiendo ser Madara, aunque también llegaste a convivir con uno de sus clones más cercanos a quién nombró informalmente como...

- Tobi - Finalizó en un susurro de reconocimiento ¿Cómo podría olvidarlo? No sabía que había sido un clon todo ese tiempo, pero le sorprendía más que alguien tan estúpido como él trabajase directamente con el verdadero Madara Uchiha - ¿Que hizo para romper las conexiones?

- En su defensa no lo hizo adrede. Las primeras olas de choque que no llegaste a sentir fueron todos los intentos que hizo para llegar a este lugar. Cuando toda la dimensión sintió el rompimiento del nexo, incluyéndote, es porque no solo logró llegar aquí, sino que mató al Obito de esta dimensión para tomar su lugar.

- Espera... - Eso sí que fue jodidamente loco de oír - ¿Se mató así mismo?

- En términos prácticos.

- Si lo que quería era tener el poder que no tiene en su mundo ¿Porque no simplemente alió fuerzas consigo mismo?

- Porque lo que menos quiere es poder, Madara le dió a ese mocoso todos los elementos necesarios para crear el apocalipsis perfecto. Su única ventaja siempre fue no poder prever que sucedería de fallar algo, y ahora que en su mundo está a punto de perder la guerra, vino directo aquí. Está convencido de que, ahora que sabe cuáles fueron sus mayores errores, puede intentar repararlos en esta dimensión. Y le viene de maravilla. Regresando a la época en donde Akatsuki estaba completo podrá hacer todo más rápido y fácil. Agregándole el comodín de que si adelanta los hechos, los héroes que lo detuvieron en su mundo no tendrán la instrucción ni el nivel de poder necesario para hacerlo en este.

- Oh... - Se permitió sorprenderse, eso sí que sonaba a un plan fríamente calculado. Negó con la cabeza - Lo que no termino de comprender es que si es tan peligroso para este mundo ¿Porque no lo desaparecen? ¿Pueden hacerlo, no?

- Podemos, si - Asintió, aunque no con muchas ganas - Estábamos considerando hacerlo como un castigo por violar las reglas. Pero ha hecho algo más, algo en lo que no podemos involucrarnos por mucho que queramos.

- ¿Porque no?

La figura número uno esbozo una sonrisa triste.

- Porque te involucra, y prometimos no meternos más de lo necesario en tus decisiones sin tu consentimiento.

- ¿Y necesitan mi consentimiento para...? - Dejo la frase al aire, esperando que el otro continuase.

- ¿Que tanto conoces a Itachi Uchiha?

Ahora sí Deidara echó la cabeza atrás, estaba seguro de que le mencionarían a Itachi en algún momento, pero no sé imaginó que en este.

- Creo que lo suficiente, ¿Porque?

- Permíteme facilitarte ciertos puntos. A un hombre tan incomprendido como lo es él, cuyos sentimientos han sido bloqueados al resto del mundo por mucho tiempo, llega a ser difícil que le importe realmente algo - Se tomó su momento para hacerse entender - Por supuesto, eso no quita que sea humano y que varias cosas le interesen, pero para él solo existen tres cosas que verdaderamente le importan en este mundo: Su apellido, Sasuke Uchiha y tú - Hizo otra pausa, observándolo miró muy fijo - Y no exactamente en ese orden.

Esa declaración le avergonzó un poco, quizás porque ya se había acostumbrado a escucharlo del Uchiha pero se volvía más real si otra persona también se daba cuenta de ello.

- Sin embargo... - El suspiro fue de los más pesado - Eres un chico listo, así que dime: ¿Quién crees que ocupa el primer puesto?

Esa era fácil.

- Su hermano.

- Exacto, y ese es justamente el problema.

Un leve e incómodo cosquilleo en el fondo de su estómago le advirtió que se estaba acercando a la parte que no le gustaría oír, de modo que se quedó en silencio y esperó.

- Sasuke Uchiha está muriendo.

"¿Que mierda...?"

- ¿También está enfermo?

- No de la misma forma que lo estuvo su hermano, pero sí. El problema de Sasuke, así como todo Uchiha, son sus ojos. Los de su clan han sido conocidos a través de la historia por tener ojos poderosos, pero que también traen graves consecuencias si se abusa continuamente del uso del Sharingan. Ahora mismo el chico está casi en coma, apenas puede moverse y es cuestión de tiempo para que muera. Un par de días a lo mucho - Aquí se volvió más depresiva - ¿Entiendes a donde voy, verdad? La única manera de que pueda vivir es si...

- Su hermano le da sus ojos - Cerró los ojos mientras lo decía, había escuchado rumores sobre el intercambio de ojos dentro del clan Uchiha, es solo que en su ignorancia algunos lo habían hecho pasar por algún fetiche retorcido - ¿Entonces... Itachi...?

- Sabes que lo hará.

Vaya...

Ahora mismo Deidara estaba experimentando una serie de sentimientos y emociones que se contradecían las unas de las otras. Tenía en el interior ese sentido de comprensión hacia el azabache ya que entendía mejor que nadie el amor que le tenía hacia su hermano, pero también no podía evitar sentir ese resquicio amargo de traición al saber que de pronto había decidido cambiar sus planes de ir con él para salvar a Sasuke. Seguía comprendiéndolo, claro, es solo que la parte suya que era egoísta se había ilusionado con la idea de...

- O lo haría, pero no puede.

- ¿Qué? - Allí prestó más atención, sus pensamientos depresivos dando un frenazo tremendo; La incomodidad en su estómago se acrecentó demasiado ¿Que rayos? - ¿Porque no puede?

- Verás... - En un gesto muy humano se mordió el labio, sus ojos evitándole - Tiene que ver con tu deseo...

- No.

Dió un paso atrás casi inconsciente, sus cejas se alzaron lentamente y su boca se abrió un poco, finalmente entendiendo a donde se dirigía. La figura frente a él frunció los labios con un dolor similar al suyo.

- Cuando deseaste que el viviera tuve que encontrar una manera de devolver el alma a su cuerpo, el proceso no es tan fácil como parece, necesitaba tener un soporte resistente que sirviera para traerle de vuelta. Las personas que alguna vez le quisieron murieron hace mucho, su hermano estaba demasiado debilitado por la batalla como para usar el vínculo que tenían, y aunque no lo hubiese estado, el odio que Sasuke sentía hacia él corrompía todo lo que tocaba, nunca hubiera funcionado. No había nadie más con quién tuviera una conexión relevante. Así que yo... - Su cara se contrajo con dolor - Use la tuya.

Deidara estaba demasiado callado, demasiado tenso, demasiado impactado. No tenía absolutamente nada que decir, nada que hacer... nada, salvo escuchar como con cada palabra la escasa esperanza que había formado se caía a pedazos.

- La conexión que ustedes compartían era nueva, fuerte, pero sobretodo, verdadera. Tanto que el espíritu de Itachi la atravesó fácilmente para regresar. Esa es la verdadera razón de porque te desmayaste, porque tú aura sirvió de soporte para sostener su alma en el proceso. Trazaste para él una guía, como un puente espiritual que le dirigió de nuevo al mundo de los vivos. Es gracias a tu existencia que él está aquí, y que ahora es un ser completo.

"Un ser completo..."

- Pero ser un alma entera resucitada tiene sus reglas. Cuando volvió su esencia quedó marcada a la tuya, y viceversa, uniéndose de una forma muy difícil de entender. Aun estando vivo sigues representando el puente espiritual que lo guió de regreso, y gracias a eso su cuerpo ahora es como el extremo de una soga, parte de una estrella que, junto con tu alma, forman una constelación de vida. Eso le protege, le vuelve un humano bendecido y sagrado que no puede ser reemplazado ni despedazado en ningún sentido, ni siquiera por sí mismo. Y mucho menos si su intención es destruir parte de esa bendición para dársela a un humano corriente, por muy hermano suyo que sea.

- Si él... - Tragó saliva, su garganta se sentía muy seca - Si él se quitase sus ojos...

- No funcionaría - Esa confirmación fue casi tan descorazonada como la cara del Dios que la decía - De hecho, ya lo intentó. Se pudren al salir de su cuerpo y reaparecen en su lugar un minuto después. Pasaría lo mismo si lo intentara con cualquier otro órgano o extremidad, reapareciendo una y otra vez hasta que su hora de partir llegase... - Su voz se tambaleó, perdiendo fuerza - A menos...

Quería decirle que no lo dijera, pero estaba entumecido. Escuchaba con demasiada fuerza su propio pulso en sus oídos, como si el espacio en su pecho no fuera suficiente para contener el ritmo de su corazón.

- A menos que se destruya el puente.

A Deidara jamás le habían apuñalado un órgano vital, pero se figuraba que así debía sentirse. Con la cuchilla enterrándose lentamente en su carne de manera deliberada para hacerle sufrir más.

- Si tú mueres, entonces el enlace se rompe y la bendición que le protege también. Itachi podría seguir viviendo sin problemas, solo que volvería a ser un ninja mortal y su cuerpo podría ser deformado a su antojo. Eso significa que podría quitarse los ojos y salvar a su hermano...; Como entenderás, vínculos como esos pueden ser vistos por ojos entrenados y viajeros interdimensionales, el Obito de tu dimensión posee ambas cualidades y no perdió tiempo para interceptar al Uchiha en el camino, poniéndole al tanto de la situación. Dado que es él quien está custodiando a Sasuke desde la batalla que tuvieron, no tendría motivo alguno para mentirle. Además, como te dije, él ya intentó quitarse sus ojos para probar la veracidad de su historia y de paso salvar a su hermano.... Fallando, por supuesto.

- Uno... - Su voz captó la atención de la figura quien se sintió genuinamente afectada pero verle tan... destruido - Dijiste que Itachi Uchiha no vendría.

- No vendrá a verte, mocoso...

"Espérame" Podría jurar que cuando pronunció esas palabras con la mente, esos ojos negros habían estado llenos de una esperanzadora ilusión. Renovados con la idea de forjar un futuro diferente al que toda su vida se había planteado, y él le había creído. Había confiado en la calidez de esos ojos. Pero ahora, con todo esto sobre sus cabezas... ¿Que vería en los ojos de Itachi cuando le viese de nuevo?

- El vendrá a matarte.

 

 

 

 

                OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

En otro lado de la segunda dimensión, dos figuras de cabellos negros se estaban viendo fijamente la una a la otra. A uno no se le veía el rostro por la máscara que usaba, pero por la manera en que estrechaba su único ojo visible, era fácil ver qué estaba disfrutando del momento, regocijante en la más pura y sádica satisfacción. Su disfrute personal creaba un gran contraste con su invitado, en cuyo rostro no se veía ninguna clase de expresión. Hasta podía decir que no le importaba nada de lo que estaba diciendo, pues no había ningún signo que le delatase.

Ah, pero lo hacía.

Lo hacía y Obito lo sabía.

- ¿Entiendes lo que significa eso, verdad? - El enmascarado preguntó, y el Uchiha no dudó.

- Sí.

- Entonces supongo no tengo nada más que agregar, tu verás que decides. Pero si escoges salvarle, cosa que creo que harás, solo tengo una condición... - Llevo una mano a su espalda, y de allí un destello plateado brilló a la luz: Era una Katana. Itachi la reconocería en cualquier parte a pesar de que hace años no la veía. Era el arma que usaba cuando pertenecía al cuerpo de AMBU... La misma arma que uso para matar a su clan. El enmascarado la había guardado cuidadosamente cuando el Uchiha se deshizo de ella ¿Porque? Simple morbosidad, y ahora se alegraba de haberlo hecho - Si hizo bien su trabajo la primera vez no veo porque no lo haría una segunda.

La lanzó en su dirección, e Itachi la atajó al vuelo. El tacto era tal como lo recordaba, resistente, ligero... y manchado de vidas inocentes. Casi podía oler la sangre alrededor de la hoja.

- Tengo el conocimiento suficiente para ayudar a tu hermano sin afectar mis planes. Estará sano de nuevo y tendrá la vida que siempre has querido para él... - Su tono de aburrimiento chispeo con súbita diversión - Solo espero que puedas vivir con eso.

El otro no dijo nada al respecto, a fin de cuentas ambos sabían de sobra qué él era experto en vivir con un alma pesada. Obito le miró darse la vuelta para abandonar el sitio de su inesperada reunión, simplemente esperando pacientemente a que las cosas cayeran en su lugar.

Y lo harían.

Cuando Itachi Uchiha dejo ese lugar, sabía exactamente a quién iría a buscar.

Porque por su hermano, él era capaz de todo.

Aunque le destrozara el alma.

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...

Notas finales:

N/N; Yo les dije que se agarraran fuerte XD vale vale, ahora siendo sinceros, se esperaban ese giro? Yo no, de hecho se me ocurrio en un momento super wow y resulto mejor de lo que esperaba escribir esa ultima escena.

Ahora la duda es ¿Itachi realmente matara a Deidara?

¿Si, no?

Espero esas teorias conspirativas ;3

Un saludo.

Con amor, Menma.


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