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Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

N/V: Hooola, este capitulo se lo dedico a Edmary. Chica, tu review me animo a subir este capitulo hoy, muchas gracias!

N/n: AHHHHHH que bello, mi primera dedicatoria jajajaja

- Caray, quién diría que aguantarías tanto... - Le elogió Sasori con una mueca de incredulidad al ver sus heridas recién hechas - Lograste evadir mis marionetas y llegar hasta mi, eso muy pocos lo logran.

 

Un sudado, jadeante y algo pálido Deidara se secaba la frente con un pañuelo mientras escaneaba su propio cuerpo, también tenía un par de heridas, pero se sintió orgulloso de ver que se encontraba en mejor estado físico que su rival.

 

Habían pasado más o menos dos meses desde aquella vez que había desafiado abiertamente al líder de Akatsuki, y podía decir que había mejorado en cuanto a su fuerza. Cuando no andaba de misión, entrenaba lo mayor posible con Sasori, y si él no se encontraba disponible siempre podía usar clones de arcilla o concentrarse en su físico.

 

Hoy, su compañero estaba más halagador que otros días, ya que por fin en este mundo Deidara había logrado evadir las mejores marionetas del pelirrojo y lo lastimó de golpe. Llegar a un universo nuevo significaba también que tenía el conocimiento para usar varias técnicas poderosas pero sin la práctica para hacerlas, ya que eran maniobras que este cuerpo más joven no había experimentado. Siempre reconoció que su compañero era más fuerte que él, pero está vez, con esta pequeña ventaja, sentía que podía intentar superarle. Ese día en particular logro hacer una de sus esculturas más peligrosas de nuevo y fue por ello que logró avanzar.

 

Pero aún no era suficiente.

 

- Si bueno... - Se encogió de hombros - No es para tanto, apenas y logré algo.

 

Sasori rió de buen agrado.

 

- Eres joven aún, te falta mucho por aprender.

 

- ¿Porque todos tienen la obsesión de decirme eso? - Alzó las manos al aire como buscando misericordia - Cuando no me dicen "novato" o "enano" se la pasan recalcándome que soy el último de la cadena alimenticia.

 

- Eso no es cierto, tu eres bueno - Entonces cambio el tono a uno más reservado - Y aquí entre nos, si lo vemos objetivamente, el más inútil viene siendo Hidan.

 

Deidara echo la cabeza hacia atrás y soltó una risa corta y sarcástica.

 

- ¡Por fin! ¡Alguien que lo acepta!

 

- Es un secreto a voces, pero como nadie quiere terminar maldito, pues... - Dejo la frase a medias y se encogió de hombros.

 

- Deberían darle una paliza cada vez que ande por ahí amenazando a la gente con maldecirla, es molesto.

 

- Todo su ser es molesto, en realidad - Dijo a la ligera, recogiendo con cuidado sus cosas del suelo - Pero tenemos que aguantar ciertas cosas de nuestro equipo si queremos progresar. Lo aprenderás con el tiempo.

 

- Y ahí vamos de nuevo - Rodó los ojos con fastidio - Deja de hablarme así, pareces mi abuelo, y no eres tan viejo para eso - Le señaló de arriba a abajo - Apenas eres mayor que yo, si fueras así de viejo hace rato que te fueras transformado en marioneta para no perder el físico.

 

El blondo estuvo muy seguro de que no había escuchado reír a Sasori tan alto hasta ese momento.

 

- Deidara... - La risa aún no se detenía - ¿Sabes qué edad tengo?

 

- ... No - Frunció el ceño - ¿Porque? ¿Qué edad tienes?

 

Sasori se inclinó sobre su compañero y susurro en su oído una cantidad de números que, de haber tenido fuerza propia, le hubieran puesto a dormir de un puñetazo.

 

- ¿¡Que!? - Se escandalizó. Para él esa edad era igual a: Pellejo colgando, miembros guindando, pañales desechables, no... pues, lo que tenía en frente - ¡Pero si tú...!

 

- Encontré hace muchos años la forma de mantenerme joven, aunque debo admitir que tú idea es muy creativa - Se pasó los dedos por la barbilla - No lo había pensado, y eso ya es inusual.

 

Honestamente no sabía que le sorprendía más, que Sasori fuera más viejo que la sarna o que siendo un amante de las marionetas no se le hubiera pasado por la cabeza transformarse en una.

 

Deidara tosió.

 

- Seh, bueno, solo pensé que sería algo que tú harías...

 

- Mmmm tienes razón en algo, de joven lo hubiese considerado muy seriamente, pero... - Se detuvo y le miró con una sonrisa ladina - De adulto descubrí que el ser de madera quizás me privaría de algunos privilegios que posee la carne humana, y de ninguna manera permitiría eso. Si es que sabes a lo que me refiero.

 

- ... ¿Ah?

 

Su Danna le dió una mirada conocedora.

 

Ahhhhh...

 

- ¡Oh! - Un segundo de confusión después, se encontró abriendo demás los ojos un segundo y al siguiente intento aparentar normalidad - Vale, ya lo entendí.

 

- Como ya dije, posiblemente hubiera escogido ese camino siendo un puberto, porque no habría mucho que perder, pero la madurez te da a conocer muchas cosas que cuesta sacrificar.

 

- Cierto... - Asintió con cierta incomodidad, ¿Realmente estaban teniendo esa charla? Ni siquiera le habían dado "la charla" como Dios manda, ¿Y ahora debía tenerla... con Sasori?

 

El Akasuna no pudo aguantarse la risa de burla.

 

- ¿Que te sucede?

 

- ¿A mí? - Hizo una cara típica de alguien que se hace intencionalmente el tonto - No me pasa nada.

 

- No seas aguafiestas, ¿Qué pasa? ¿Te incomoda el tema?

 

¿Que si le incomodaba el tema?

 

¡¿Que si le incomodaba el tema?!

 

Estaba frente a frente con la versión alta y sexy de su preadolescente ex compañero de mafia, hablando sobre sexo. Ósea ¿Helou? La última vez que había pensado en Sasori y algo de sexualidad en la misma oración fue cuando se preguntó internamente si el chico por lo menos tenía un pene de madera, porque hasta ese momento se lo había imaginado tan plano allí abajo como las muñecas Barbie. Y eso solo a los días de conocerlo, después dejó de preguntarse a sí mismo si su compañero iba al baño o no y se concentró en su misión. Reavivar ese tema justo ahora en pleno ambiente de post pelea, con ambos cuerpos sudados por el esfuerzo y un sensual pedazo de hombre frente a él era una prueba dura para su escasa estabilidad mental.

 

¿En pocas palabras?

 

No, no le incomodaba hablar de sexo...

 

Le incomodaba hablar de sexo con Sasori.

 

Pero, como era habitual, no podía decir nada de eso.

 

- Claro que no, solo que no es mi costumbre hablar de ello. Por lo general no me interesa preguntar ni saber - Se las arregló para formar un aire casual y despreocupado, pero algo en los ojos de Sasori le hizo pensar que no le creía - ¿Qué?

 

- ¿Hay algo que quieras decirme?

 

Deidara vaciló, pero luego estuvo seguro en ese instante que su verdadera identidad no estaba en riesgo. Por un segundo había pensado que Sasori había descubierto quien era. Sin embargo, el tono juguetón y la mirada cómplice que le dió en esa última frase le hizo sentir que quizás la implicación era peor de lo que imaginaba.

 

- ¿No? - Alzó una ceja sin entender - ¿Que tendría que decir? Me refiero a que...

 

- Deidara. - Le interrumpió el mayor con seriedad.

 

- ¿Mm?

 

Se hizo una pausa muy pesada, que solo fue rota tras un minuto de tiempo y una sonrisa pícara.

 

-  ¿Acaso eres virgen?

 

What?

 

WAIT, WHAAAAAAT?

 

- ¿Ha? - Sacudió eufóricamente la cabeza de un lado a otro. Quería verse macho y fuerte, pero el sonrojo en su cara solo lo hacía parecer más virginal que las protagonistas de la rosa de Guadalupe - ¡Claro que no!

 

- ¿Seguro? - Le codeó un poco - Te ves nervioso para no serlo.

 

- Te dije que solo no me interesa hablarlo, no soy virgen.

 

Estaba consciente de que su ser sexual se estaba riendo de él ahora mismo, porque a pesar de haber estado solo y aburrido por varios meses después de irse de su aldea, nunca se le pasó por la cabeza salir y buscar sexo, principalmente porque lo estaban buscando para cortarle la cabeza. En los grupos insurgentes y terroristas en los que estuvo por lo general sus compañeros si no eran demasiado mayores y lo trataban como niño, eran más jóvenes y creían ser mejores. Ninguno era atractivo, además. Y una vez en Akatsuki pues... su venganza por los Uchiha lo consumió tanto que hasta llegó a pensar que Sasori con su pene mal puesto podía hacer más que él.

 

Estaba avergonzado, acalorado y nada preparado para admitir eso en voz alta.

 

Pero Sasori no tenía que saberlo.

 

- Bueno, si tú lo dices, te creo - Y se rió un poco más. Tuvo suerte de que su compañero lucía de buen humor.

 

Deidara se cruzó de brazos.

 

- ¿Porque te ríes tanto?

 

- Lo siento, pero es que eres muy inocente Deidara, por lo menos de apariencia.

 

"Fantástico" gruño internamente Dei. Suficiente tenía con ser el más escuálido y pequeño de todo su equipo (Eso gracias a Sasori 2.0) como para que vengan a decirle que además del papel de novato desequilibrado, también le darán el de la quinceañera que aun resguarda su virgo.

 

Cosa que era, pues. Pero ¡Hey! Que un macho que se respeta no dice eso.

 

- Ya, no te ofendas tanto. Hay que terminar de entrenar y luego darnos un baño, tenemos misión después.

 

- De acuerdo.

 

Deidara se tomó su tiempo en la ducha, disfrutando de los beneficios de tener todo el agua caliente que quisiera, era una suerte que Pain en ninguna dimensión hubiera sido tacaño con los gastos, pues al fin y al cabo el sujeto siempre hacia lo que le daba la gana, entre eso tener ciertos lujos como varios baños bien condicionados. Si le asesinasen en ese momento lleno de agua caliente y espuma muy probablemente moriría feliz, pero no contaba con tanta suerte.

 

Alguien toco la puerta a la media hora.

 

- ¡Deidara! - Le llamó la voz de Sasori desde afuera. Supuso que ya había terminado de bañarse - Salimos en media hora, apúrate en salir o pensaré que te fuiste río abajo por la cañería.

 

El rubio rió, se divertía más últimamente sin todo ese drama que había tenido antes con su compañero.

 

- No te hagas ilusiones, no te dejare en paz tan fácil - Le grito de vuelta, y escucho un resoplido sarcástico.

 

- ¡Como si tuviera tanta suerte!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tenía que admitirlo, extrañaba un poco el usar su propia ropa. El uniforme de Akatsuki le sentaba bien, le daba un aire peligroso y maduro, pero no se sentía cómodo pues sabía que eso no era lo que representaba su personalidad.

 

No, tampoco era un maldito hippie, pero su alma joven le exigía vestirse a la moda, aunque fuera de vez en cuando.

 

Salió de su habitación y la cerró con cuidado, estaba a punto de dirigirse a la salida para ponerse en marcha cuando casi choca con alguien en el pasillo.

 

Deidara se hizo a un lado y dió un seco cabeceo por cortesía.

 

- Disculpa, Uchiha.

 

El azabache se mantuvo imperturbable ante la presencia del más bajo, solo ladeando un poco la cabeza para dar a entender que le había escuchado.

 

Deidara frunció un poco el ceño, sin saber exactamente como era que ese hombre a pesar de estar en una dimensión completamente distinta a la original se las arreglaba para ser igual de accesible que Kaguya en época de menstruación.

 

- Nos vemos.

 

El artista estaba dispuesto a seguir su camino, cuando de pronto surgió una mano que le sujetó del brazo impidiéndole seguir.

 

- ¿Que te...?

 

- ¿Cómo sigues? - Pregunto el Uchiha cortando en seco sus quejas.

 

Eso lo tomo por sorpresa, no había esperado para nada que le preguntara eso, sobre todo teniendo en cuenta lo que había pasado hace un par de semanas...

 

 

 

 

 

 

                  //Flashback//

 

 

 

 

 

Era el día después de su brutal encuentro con Pain. Se había hecho el digno pensando que podía simular que nada había pasado, pero muy tarde se dió cuenta que su jefe, ya sea consiente o no, había estado usando de su propia energía ocular para reducirlo. Era por eso que no pudo zafarse al primer momento. Debió sentirse orgulloso de haber superado esa barrera de Pain, pero cualquier presunción de alegría se desvaneció rápidamente cuando ese día en la mañana despertó con el cuello en unos tonos rojizos llegando a púrpura. Al tacto su garganta ardía y a los costados tenía unas marcas algo profundas que no dudó en identificar como uñas.

 

Pudo haber ido con Konan para que lo sanaran, pero se rehusó a hacerlo.

 

Así cuando se viera al espejo recordaría que no debía confiar en nadie. Y qué a partir de ahora cada vez que entrenara sería para hacerse fuerte y salir de allí.

 

En la tarde se mantuvo alejado de todos, incluso de Sasori. No se sentía de ánimos para nuevas amistades, solo quería desgastarse entrenando hasta desmayarse.

 

Lo cual sucedió.

 

Habían pasado más de cuatro horas en las que se mantuvo entrenando tanto su físico como su habilidad con la arcilla, y estaba seguro de que había llegado su límite. Quizás incluso lo había sobrepasado, pues no tuvo energía ni para recoger sus cosas cuando volvió al área de entrenamiento después de darse un baño, solo cayó pesadamente sobre su trasero en el suelo y recostó un lado de su cabeza en una de las paredes. Sin fuerza para volver a su habitación. Respiraba con algo de dificultad, sus mejillas aún estaban rojas por el ejercicio y mechones de su cabello mojado se le pegaban a la frente.

 

Soltó un pequeño gemido de dolor cuando gotas de agua le cayeron en la zona del cuello. Sus heridas estaban muy recientes, y el que se matara entrenando no ayudaba en nada, pero aún tenía que limpiarse sin importar cuanto doliese. Tampoco es que podía detenerse por eso, aunque un descanso no le habría venido mal. Cerró los ojos con fuerza en un intento de mitigar el dolor, pero no funcionaba.

 

Un herida así en el cuello no era problema, el verdadero problema era el Rinnegan.

 

"Malditos ojos del demonio" Se lamentó el rubio.

 

Estaba decidiendo seriamente si levantarse o dormirse ahí un rato cuando una mano le tocó en hombro.

 

- ¿Mmmm?

 

Abrió un ojo, y luego se vio obligado a abrir el otro, porque no creía lo que estaba viendo.

 

Itachi Uchiha estaba frente a él, con una vestimenta parecida a la suya. Quizás iba a entrenar también, pero eso no justificaba el que estuviera agachado, frente a él, mirándolo de esa manera tan...

 

¿Que era esa mirada?

 

En sus ojos no había Sharingan, solo esos dos pozos negros que emanaban misterio.

 

- ¿Uchiha? - No quería sonar igual de patético que se veía, pero su voz apenas y se había escuchado.

 

- Estás herido. - Le dijo de pronto en ese usual tono de seriedad - Debes ir a qué te curen.

 

No era una mala idea, la verdad. Pero si iba le curarían las heridas del cuello y eso no era algo que quisiera.

 

- No - Se sintió agradecido de que por lo menos pudo decir eso sin problemas.

 

- Deidara... - El herido sintió algo similar a un cosquilleo, era la primera vez que le oía decir su nombre - Estás a un paso de desplomarte, ¿Es eso lo que buscas? ¿Quieres morir?

 

Deidara le sonrió con sarcasmo, el gesto le costó energía, pero valía la pena.

 

- No, yo moriré el día que... te logré vencer, Uchiha.

 

- Por supuesto, no esperaría menos de una persona tan terca - Y entonces ocurrió lo más loco de todo, justo allí, entre la perenne cara de póker, surgió una pequeñísima sonrisa ¡Una de verdad! ¡El Uchiha sabía sonreír! De no estar sintiendo tanto dolor habría creído que estaba en el cielo - Pero necesitas descansar, y que te curen las heridas.

 

- No quiero curarme.

 

- ¿Porque?

 

- Porque... - La bruma de dolor lo torturaba, apenas y podía decir algo en voz alta. Lo intentó aun así - Porque me recuerdan el dolor... me... recuerdan... - Pero no pudo seguir hablando, todo de su ser dolía en ese momento y cerró los ojos un segundo.

 

Sintió sin problemas como la mano que estaba en su hombro se deslizó con cuidado hasta un lado de su cara.

 

- Lo entiendo.

 

Nunca supo que expresión puso el Uchiha cuando dijo eso último, porque cuando abrió de nuevo los ojos y alzó la mirada para enfocarse en su cara, unos ojos rojos lo recibieron, y casi instantáneamente un sueño profundo le hizo cerrar los párpados y caer inconsciente. Podría haber sido una equivocación, pero antes de dormirse escucho algo muy parecido a un:

 

- Descansa, Dei.

 

Cuando despertó unas horas más tarde estaba en su habitación, no se sentía tan cansado como esperaba. En realidad, no se sentía para nada cansado. No obstante, cuando se levantó de la cama y se miró al espejo pudo comprobar que su cuello estaba exactamente igual que el día anterior, quizás solo un poco más amarillento, pero aunque aún estuviera herido, no podía sentir el dolor que eso conllevaba.

 

No había que ser un genio para adivinar la respuesta.

 

Una artimaña así solo venía de un par de ojos bien cargados.

 

Solo había dos integrantes con poderes oculares en Akatsuki.

 

Y cómo uno de ellos se había encargado de hacerle esas heridas, no tuvo problema en identificar a su sanador.

 

Se cubrió el cuello con una venda medio puesta ( Era pésimo en primeros auxilios) y salió afuera, sabía que por la hora no tardaría en llegar. Cada integrante del grupo tenía un horario fijo para ir y volver, Pain había dicho que era temporal, solo en lo que se aseguraba que podía fiarse de ellos, pero habían pasado ya algunas semanas y aún no veía cambio alguno.

 

El sonido de pasos sobre la hierba le hizo levantar la cabeza. Kisame venía charlando animadamente con su compañero, el cual estaba haciendo un magnífico trabajo representando una estatua. Eso por lo menos hasta que se fijó en él. Se separó del Bijuu sin cola sin despedirse y se acercó al rubio.

 

Se detuvo solo a unos cuantos pasos.

 

- Hola, Uchiha - Saludo cortes el menor. Había decidido en este mundo que dejaría su odio atrás, de modo que trataría de ser lo más respetuoso posible para evitar problemas, entre ello llamarle por su apellido y no su nombre; Pero como igualmente no recibió más respuesta que una silenciosa mirada, continuó - Gracias por lo de ayer, pero debes saber que de verdad no hacía falta, me he recuperado de cosas peores y no creo que aprenda nada si van por ahí sanándome... - Hizo una pausa para suspirar - El punto es... gracias, no tenías que hacerlo.

 

Solo por educación, espero un poco más para ver si el azabache se dignaba a contestar, pero cuando se hizo obvio que no lo haría, como siempre, se dió la vuelta y se fue adentro.

 

O eso hubiera hecho de no ser porque no alcanzó a dar tres pasos cuando fue jalado hacia atrás. Deidara giro la cabeza con confusión, solo para quedarse tieso cuando una mano (la misma que el día anterior lo había sostenido) le tocaba con ligereza el cuello. Fue ahí cuando el rubio se dió cuenta de que el vendaje se le había caído un poco, y ahora una parte de su herido cuello estaba la vista.

 

- ¿Qué haces? - Pregunto nervioso, notando que el portador del Sharingan no apartaba la vista de su garganta.

 

- ¿Que sucedió?

 

"¿Porque te importa? Peor aún... ¿Porque me importa que te importe?"

 

- Nada importante.

 

- Ayer parecías más muerto que vivo - Le hizo notar el azabache con seriedad.

 

- Si, ya me había dado cuenta - Es probable que haya sido su cansancio mental, la mirada inquisidora del Uchiha o su propio agradecimiento, pero termino suspirando - Hablé de más.

 

- Creo haberte dicho hace tiempo que si usabas así esa boca tendrías problemas.

 

- Ya, lo recuerdo.

 

Recibió una mirada crítica.

 

- No lo parece.

 

- Lo intenté, pero quedarme callado no es mi punto fuerte - Sonrió un poco, pero la acción le hizo sentir las heridas aún abiertas. Hizo una mueca. Puede que el genjutsu le hiciera olvidar las heridas del día anterior, pero estás lo mortificaban constantemente.

 

La expresión del Uchiha se oscureció.

 

- ¿Quien fue?

 

- No es importante, durante el entrenamiento uno nunca...

 

- Esas no son heridas de entrenamiento, son heridas de batalla - Cabeceó hacia un lado - Esas son marcas de uñas. Casi puedo ver dónde quedaron marcados los dedos.

 

- No necesito que...

 

- Deidara - ¡UF! Ese estremecimiento otra vez, jamás podría acostumbrarse - ¿Quien fue? - Ante la terquedad del rubio por mantenerse en silencio, el varón arqueó una ceja - ¿Sasori?

 

- No - Se rindió al final, no queriendo meter en problemas a su compañero cuando recién se estaba llevando bien - Pain.

 

El de ojos negros puso una cara bastante rara, era una mezcla entre sorpresa, ira y sospecha.

 

- ¿Qué fue lo que hiciste?

 

Deidara bufó bajito. Qué curioso, si se trataba de Sasori la pregunta era ¿Que te hizo? Pero si era sobre su misterioso jefe, automáticamente la pregunta cambiaba a un ¿Qué hiciste?

 

¿Que acaso todos en este estúpido mundo tenían a Pain en un altar?

 

- Como ya dijiste - Soltó de forma cansina - No sé cuándo callarme.

 

- ¿Que fue...?

 

- Será mejor que me vaya - Cortó el blondo, no creyéndose capaz de mantenerse firme si seguía haciéndole creer que se preocupaba por él - Eso era todo lo que tenía que decir. Gracias, intentaré no desmayarme la próxima.

 

Una parte de él pensó que lo detendrían de nuevo, pero no fue así, esta vez pudo marcharse sin problemas, y para cuándo llegó hasta donde Sasori lo esperaba, pudo sobreponerse y fingir su mejor cara de felicidad para su misión.

 

Al fin y al cabo, era eso en lo que debía concentrarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

            //Fin del flash Back//

 

 

 

 

 

 

 

No había vuelto a hablar con el Uchiha desde ese día. Habían pasado dos meses y algo más. Las pocas veces que lo veía era de lejos, y aunque llegaban a estar cerca nunca se hablaban, solo se ignoraban.

 

Hasta hoy.

 

Deidara seguía sin saber cómo reaccionar ante su presencia.

 

- Estoy bien - Aunque no sabía porque tenía que decirlo en voz alta. El Uchiha le había visto varias veces para verificar que seguía vivo, no entendía el repentino interés - ¿Porque la pregunta?

 

- No fuiste para que te curaran - Le recordó el azabache en ese tono que usan las mamás para recordarle a los hijos que no se han comido las verduras o hecho la tarea.

 

- Estaba casi inconsciente, pero estoy seguro de haberte dicho que no quería.

 

- Lo sé, por eso pregunto si estás bien.

 

- Bueno, lo estoy. He estado entrenando mucho estos días, supongo que he mejorado.

 

- ¿Lo suficiente como para vencerme?

 

Hasta ese día, Deidara no sabía que alguien podía tener el Sharingan activado y aun así arreglárselas para verse juguetón. Eso consiguió sacarle una sonrisa.

 

- Me gustaría decir que sí, pero aún me falta - Ante todo la humildad, señores - Pero no te adelantes, aún tengo oportunidad de patearte ese culo arrogante que tienes.

 

Creyó que se había pasado, pero al contrario, esa sonrisa de lado se transformó en una completa.

 

- Seguro que sí.

 

- Bueno... - Dió un paso atrás. Tanta amabilidad se le estaba haciendo rara - Me debo ir, nos vemos.

 

El de coleta no espero por respuesta, a fin de cuentas Itachi nunca se despedía de nadie.

 

"Ahora que lo pienso..." Miró con disimulo el lugar por donde había venido "Está sonriendo más"

 

Sus pensamientos tuvieron que esperar pues se encontró con Sasori en la salida mirándolo con reproche.

 

- Sabes que detesto que me hagas esperar - Exclamó apenas le vio, y eso le hizo sonreír en el fondo. Al parecer algunas cosas nunca cambiaban.

 

- Eras tú o cinco minutos más de agua caliente... la decisión fue muy fácil.

 

- A la próxima que tardes entraré a buscarte a la ducha - Le advirtió achicando los ojos - Y no te va a gustar.

 

Dei le miró de reojo.

 

- Lo único que no me va a gustar será encontrarme con algo tan feo como tú en mi baño.

 

- ¿De verdad? Yo pensé que lo que te molestaría sería que te viera desnudo, considerando que eres taan inocente y virginal.

 

Deidara le dió un merecido golpe en la cabeza, tenía una vena en la frente por la molestia.

 

- ¡Cierra el hocico! ¡Eso no es cierto, ya te lo dije!

 

- Ya, ya. No te sulfures, capaz y te da un infarto antes de tiempo y no puedes morirte sin gozar la vida como se debe.

 

El más bajo puso los ojos en blanco e hizo aparecer un pájaro de arcilla, se subió a su espalda con molestia, elevándose unos pocos metros y comenzando a avanzar.

 

- Ya cállate.

 

- Si te enojas tanto me haces pensar que tengo razón.

 

- Yo me enojo siempre y lo sabes - Por Kamisama ¿A quién carajo se le habrá ocurrido poner a Sasori tan hablador? - ¿Ya vas a dejar de fastidiar?

 

Sasori hizo como si se lo pensase enserio.

 

- Mmmm... No.

 

Al mismo tiempo que su compañero soltaba un exagerado bufido de fastidio, el pelirrojo rió entretenido.

 

- Lo siento, pero a mí no me convences, para mi aún no te estrenan.

 

- ¿Pues sabes qué? - Le miró con cara de pocos amigos - Yo pienso que la idea de que sea virgen te excita y no quieres aceptarlo.

 

Sasori levantó una ceja e inmediatamente Deidara se quedó loco al darse cuenta que había hablado de más. Es decir ¿A qué había venido eso? Estaba preocupado de que lo tacharan de inocente, sí. Pero eso no justificaba que le hiciera un comentario tan... ¿Sexual? ¿Atrevido?

 

- Te equivocas - Contesto a la ligera un minuto después, y comenzó a caminar mientras Deidara le seguía de cerca desde el aire.

 

- No me digas - A pesar de su pena, elevó los ojos al cielo - ¿Me vas a decir que es porque no tienes tan malos gustos?

 

- No - Ahora fue su turno para mirarlo de reojo - Porque ya me excitas sin necesidad de que lo seas.

 

Los ojos se le abrieron tanto al pobre rubio que estuvo a un paso de evolucionar y tener rayos x.

 

No supo que decir a eso, así que se quedó callado. Fue la mejor decisión, ya que Sasori también se había quedado en silencio, pero no podía dejar de pensar en sus palabras, y también en su personalidad, era tan diferente a su Sasori que...

 

Un momento.

 

Un momento, señores. Pisen el freno.

 

"Podrías intentar hacer tu vida con uno de ellos ¿No crees?"

 

Ahora que lo pensaba mejor...

 

"¿Qué te parece tú compañero, o tu jefe, o quizás el otro de los ojos bonitos que le da machetazos a la gente?"

 

El comportamiento tan distinto al de su mundo, la amabilidad de Pain y su humanidad, la edad y la sinceridad de Sasori, la calidez y la repentina protección del Uchiha... Como si todos sus defectos, es decir: El que dos fueran marionetas inalcanzables y que el otro fuera muy frío, se hubieran desvanecido de repente, como si jamás hubiesen existido.

 

"Te ayudaremos también con eso, ¡Pero no nos hagas quedar mal!"

 

No...

 

¡No puede seeeer!

 

- ¡Esos hijos de puta! - Gritó más furioso de lo que nunca había estado, golpeando con ambos puños el reverso de su ave.

 

- ¿Qué pasa? - Se sobresaltó el pelirrojo, levantando la vista hacia todos lados como buscando el indicio de algún enemigo - ¿Viste algo?

 

- No es nada - Dijo el rubio entre dientes.

 

Sasori no le creyó nada, pero se reservó el comentario.

 

No podía creerlo, sencillamente no entendía cómo es que no se había dado cuenta antes ¿Cómo había sido tan imbécil?

 

- Esos estúpidos dioses manipuladores, malditos homúnculos bipolares... - Se quejó en voz baja para no alertar de nuevo a su compañero.

 

¿Para eso es que habían hecho esto? ¿Para eso se habían tomado la molestia de revivirlo? ¿Ese era el plan desde un principio? ¿Cambiar de pies a cabeza la personalidad de prácticamente todo el mundo para verlo manosearse con alguien? Si ese era el motivo pues iban a tener que esperar mucho tiempo, porque iba a escapar de Akatsuki, se retractaría de sus peores decisiones y tendría una mejor vida. Si lo único que quería ese trío de conspiradores era verlo dar el culo a alguno de aquellos tres, pues entonces quedarán muy decepcionados.

 

¡Porque no se abriría de piernas, no señor!

 

Era un reto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará…

Notas finales:

N/V: Espero que les haya gustado, el lunes subo el siguiente capitulo.

Los quiere, Menma.


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