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Inevitable Destino (Resubido y Finalizado) por Menma Lightwood-Uzumaki

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Un mes.

 

Había pasado un mes desde aquel tormentoso día en el que había hablado con el Uchiha, y desde entonces no lo había vuelto a ver. Pain dijo que él y Kisame fueron a solucionar un problema con respecto a una misión. Algo no le cuadraba, le sonaba más a que le estaba evitando a propósito. Aunque quizás tenía que ver con Orochimaru y su venta de información. Le interesaba el tema, pero si tenía que preguntarle a su jefe para saber, prefería quedarse sin tener noticias.

 

Y no las tuvo.

 

No le preocupaba la salud del Uchiha, en realidad era en lo que menos pensaba, para que alguien le hiciera daño a ese sujeto era muy difícil, sino es que casi imposible, así que no pensó en ello. Lo único que de verdad le preocupaba era su propia integridad física después de ese extraño cruce de palabras.

 

"No sé cómo sigo vivo" Pensaba cada día al levantarse y no verse cubierto de llamas negras.

 

Nadie, óigame bien: Absolutamente nadie, menciona la masacre del clan Uchiha más de una vez. Kisame fue el único que se había atrevido a mencionarlo de forma descarada, pero después dejo de hacerlo. Nadie supo porque, aunque se figuraba que era por supervivencia.

 

Y el acababa de poner en riesgo la suya.

 

Se obligó a no pensarlo y se distrajo entrenando para fortalecerse, haciendo también un par de cortas misiones de reconocimiento solo. Porque si, al fin podía ir solo, aunque eso en parte de debía a que Sasori sufrió también otro de esos episodios en donde se perdía, tal como había hecho cuando el ingreso al equipo. Nunca le pregunto a donde había ido, y ahora  sufría las consecuencias.

 

Se sentía extrañamente solo.

 

Se dió cuenta que no hablaba con nadie de la organización si no era para discutir y defender su arte, su cabello o su apariencia. Pero del resto, lo cierto es que lo que le había dicho al Uchiha era cierto, no tenía a nadie. Las cosas eran tan simples como podrían serlo en Akatsuki.

 

Hasta ese día.

 

- ¿Enserio? - Le preguntó a Pain aparentando seriedad, pero la verdad es que estaba sorprendido.

 

Su líder, a diferencia de él, estaba particularmente serio. Claro, aún le miraba algo diferente que a los demás, aunque intentaba no pensar en ello.

 

- Si, mandé a tu compañero a recolectar algo que necesitaba. El paquete llegó, pero él no.

 

- ¿Quieres que vaya a ver si Sasori está bien? - Intento adivinar.

 

- No, conozco muy bien a mí equipo - Sonando firme como cualquier líder - Y sé que él está en perfecto estado.

 

- ¿Entonces qué tengo que hacer yo?

 

- Necesito que vayas y lo traigas de vuelta de donde sea que se encuentre.

 

- ¿No tienen una ubicación acaso? - Pregunto algo extrañado el rubio.

 

Pain negó con la cabeza, su ceño ligeramente fruncido denotaba frustración.

 

- Si estuviera en el sitio donde lo envíe no te mandaría a buscarlo, quizás esté cerca de allí, quizás no. Eres bueno rastreando, Deidara, tus nuevas habilidades son muy útiles a la hora de hacer esa clase de trabajos.

 

Muy bien. Llámenlo presentimiento, llámenlo sexto sentido, llámenlo inseguridad, pero sea lo que sea, algo le estaba dando una mala espina. 

 

- Si, pero no soy mejor que el Uchiha o Konan - Le recordó arrugando las cejas, ya quisiera el ser tan bueno rastreando como ellos. Aunque no lo admitiría en voz alta - ¿Porque me envías a mí?

 

- Porque tengo la ligera sospecha de que Sasori intenta escapar de Akatsuki.

 

Pasmo absoluto.

 

- ¿De verdad? - Era inevitable no sorprenderse, justo después de su líder y Konan, fueran por los motivos que fueran, el pelirrojo era el que se veía más comprometido con la misión. Tal vez solo fuera uno de los más serios, pero eso nunca se lo vio venir - Pero eso no responde por qué tengo que ir yo.

 

- Porque eres su compañero, si alguien pudiera disuadirlo de volver, ese serías tú.

 

- ¿Y qué pasa si no quiere regresar?

 

- Fácil - Sonrió de lado el pelinaranja - Lo matas.

 

Deidara necesito de toda su fuerza mental para no quedarse en shock.

 

- ¿Qué?

 

- Escucha... - Suspiró pesadamente el varón - No sé a qué clase de juego está jugando Sasori, pero van demasiadas veces que pide permiso para salir, de no ser porque es demasiado inteligente habría pensado que nos está traicionando. Si no quieres matarlo por lo menos averigua qué es lo que está tramando, y cuando vuelvas, enviaré a alguien que sí pueda cumplir con la misión - El tono desdeñoso del final no le pasó por inadvertido.

 

- Yo puedo hacerlo - No es que quisiera asesinar a su compañero, pero tampoco quería que todos pensaran que era un cobarde - Lo traeré de vuelta.

 

- ¿Y si no quiere volver...? - Le instó su líder, esperando por su respuesta.

 

Deidara jamás pensó que diría esas palabras.

 

- Lo mataré.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- Pedazo de imbécil, estúpido cabeza de flama... - Gruñía mientras escaneaba la superficie desde los cielos.

 

Vagaba con la mente en las nubes, preguntándose qué haría cuando lo encontrará ¿Querría volver? ¿Estaría herido? ¿Sería capaz de asesinarlo en nombre de Akatsuki si quisiera escapar? La verdad es que si podía hacerlo, pero... ¿Asesinaría a Sasori, su compañero, por hacer algo que él tarde o temprano hará también? ¿Podría ser más hipócrita?

 

Aún no había encontrado la respuesta cuando lo halló.

 

Y la mente le explotó en mil pedazos.

 

Sasori se encontraba en medio de una pelea con nada más y nada menos que su propia abuela, ambos se estaban batiendo a duelo con sus propias marionetas, causando estragos y explosiones por doquier.

 

"Muy bien ¿Qué coño está pasando aquí?" Se preguntó el rubio con la boca abierta. Un enorme símbolo de interrogación se abrió paso hasta posarse encima de su cabeza. Su mente no paraba de dar vueltas.

 

Primero, faltaban aún unos años para que esa pelea se llevara a cabo, justo cuando todo estuviera listo y a ellos los mandaran a buscar al Jinchuriki del Ichibi, el chico de la arena. Lo que nos lleva al segundo punto, justo por esa captura es que vendrían los chicos de la hoja, entre ellos el Jinchuriki del Kyubi, el ninja copia y la chica de cabellos rosados que pelearía junto a la anciana para lograr el tercer punto, la muerte de Sasori. Pero la manera de asesinar a su nieto debía ser diferente, el no poseía ese raro pergamino de corazón, así no era como sucederían las cosas.

 

¿Qué estaba pasando?

 

Un grito lo alertó del peligro, varias marionetas también se dirigían hacia él.

 

No tuvo tiempo ni de hablar con Sasori, pues tuvo que enfrentarse en batalla con esa mujer mayor que no era para nada fácil de derrotar. Si había sido dura (O al menos eso alcanzó a ver) en su dimensión, en está su fuerza era por mil superior. Lograba ver sus movimientos y bloqueaba su explosiones con antelación. No todas, por supuesto. Él también era listo, y logró destruir un buen par de esas marionetas. Su compañero no pareció tener problemas con un par de ayuda extra, aunque notó que su ceño se fruncía al ver que Deidara se acercaba demasiado a su abuela. "A lo mejor y quiere matarla él solo" Concluyó. De modo que se limitó a explotar marionetas.

 

El único problema es que no tenía ni idea a quien le pertenecía que, de manera que cuando un par de las marionetas de Sasori explotaron, él lo miro con furia.

 

- ¡Esas no, idiota! - Gritó mientras evadía los ataques de su abuela.

 

Deidara esquivo una marioneta por poco.

 

- ¡Todas se ven iguales! - Le respondió de igual forma.

 

De verdad intentó no atacar las marionetas de su compañero, pero él no era un experto, todos esos muñecos se veían igual para él, y teniendo en cuenta que los hilos de chakra ni se veían, pues peor aún.

 

La pelea se tornó decisiva, golpes y explosiones iban y venían, hasta que finalmente la mujer cayó de rodillas, sus hilos de chakra rotos, sus marionetas destruidas, no había nada que pudiera manejar ahora.

 

Su nieto, el vencedor, se acercó a paso lento pero decidido.

 

- Te dije que me vengaría, te lo dije...

 

- Saso... - La mujer se ahogaba, se arrastraba con sus últimas fuerzas a los pies de su único nieto -...ri.

 

El pelirrojo no se mostró menos que satisfecho. Era evidente que la visión de la anciana moribunda le gustaba.

 

- Ha llegado tu hora abuela Chiyo.

 

- Por favor... - Trató de suplicar - Piénsalo un... poco.

 

- Lo he pensado muy bien, espere mucho por este momento.

 

Deidara, algo cansado por el ajetreo, observo como su compañero elevaba una de las espadas arrancadas de una marioneta con la punta incrustada de veneno, dispuesto a encajarlo en el cuerpo abatido de la mujer.

 

Súbitamente, se le ocurrió algo.

 

¿Qué tal si no solo era el quien debía salvarse? ¿Qué tal si esta vida también podía servir para ayudar a otros? No es que tuviera intenciones de ser una paloma de la paz. Pero si el podía evitar el infierno ¿Porque no Sasori también?

 

Si estaba equivocado, era posible que muriera antes de lo previsto.

 

Pero al fin y al cabo no era reconocido por ser el más precavido.

 

- Sasori - Le llamó, pero el otro ni se inmutó, esto iba a ser más difícil de lo que pensaba - ¡Sasori! - Alzó la voz, logrando que le mirase a medias - Es suficiente, déjala ya, ganaste.

 

La expresión del pelirrojo era sangrienta.

 

- La dejaré cuando muera.

 

- ¡Ya la derrotaste! Solo vámonos de aquí, Pain te dió órdenes. Tenemos que volver - Nada, seguía sin tener resultados - ¡Es tu abuela, maldición! ¡Déjala ya! Tienes lo que querías, vámonos antes de que la cosa empeore.

 

- ¡Por una vez! - Se enfureció el varón, achicando los ojos - ¡Por una vez Deidara, cierra la puta boca!

 

- ¡No! - Comenzó a acercarse a paso lento pero firme - La venciste como querías, ahora vámonos.

 

- ¿Porque debería? - Pregunto en un tono ácido.

 

Deidara casi se rompió la cabeza buscando una razón que no le hiciera sonar como el ángel de la razón.

 

- Porque esto no fue lo que te ordenaron a hacer.

 

- No me importa.

 

- Porque es tu única familia - Si el miedo por Akatsuki no lo convencería, quizás el sentimentalismo si - Es tu abuela, puedes derrotarla y lastimarla, pero sea lo que sea que haya hecho no quita que siga siendo tu sangre.

 

- Ella dejo morir a mis padres - Soltó de repente, sorprendiéndolo. Toda la vida había pensado que si Sasori estaba obsesionado con vencer a su abuela era para demostrar algo, no para obtener venganza - Ella es la culpable de que mi vida fuera un infierno, gracias a ella me quedé solo.

 

- Y te quedarás más solo si la asesinas - Dijo entonces el de coleta - Ya no te quedará nadie.

 

Sasori miró a su abuela, luego a Dei, luego de nuevo a su abuela. Estaba dudando, se pudo dar cuenta de ello.

 

- Es suficiente... - Murmuró el rubio, haciendo el amago de acercarse más.

 

Por una milésima de segundo, por solo una, creyó haber convencido a Sasori de hacer lo correcto, pero el segundo paso con una sacudida de cabeza, y casi como si tuviera miedo de arrepentirse, se giró hacia la mujer caída y la atacó con las enormes cuchillas, pero antes de poder encajarlas una figura de arcilla las hizo rebotar y devolverse.

 

Sasori entro en furia, y por un segundo se olvidó de su entorno, se olvidó de con quién estaba, solo sabía que estaban impidiendo su venganza. Vio todo demasiado rojo, tan brillante que quedó momentáneamente ciego.

 

La cadena con la punta de flecha salió disparada antes de siquiera llegar a pensarlo, y para cuándo se dió cuenta de lo que hacía fue demasiado tarde. Abrió los ojos con horror e intentó con fuerza detenerlo, pero el desplazamiento hizo su trabajo. Todo sucedió muy rápido y el blanco de su ira no había esperado un ataque.

 

La punta del arma se clavó a un costado, dejando un rastro de sangre y de ese líquido púrpura que representaba el veneno.

 

"¡No!"

 

- ¡DEIDARA!

 

El rubio sintió mucho frío, luego algo similar al calor se extendió por sus venas, causándole un dolor tan terrible que le hacía querer gritar, pero a la vez era tan paralizante que no pudo hacerlo. No pudo emitir sonido alguno. Los ojos se le cerraron casi de inmediato, su cabeza y el resto de su cuerpo cayeron duramente al suelo. Podía sentir vagamente el asfalto por debajo de algo que le estaba paralizando la sangre, luego sintió unas manos, o al menos eso creyó que eran.

 

Una voz hablándole en tono de súplica en su oído fue lo último que pudo escuchar antes de desvanecerse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

               OoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deidara soltó el típico y bajito "Mmmmm" al despertar. Abrió los ojos con pereza, estaba acostado sobre una cama amplía y cubierto por sábanas gruesas. Llevo una mano a su cabeza y encontró un vendaje allí. Eso podía explicar el ligero dolor que allí sentía.

 

Miró a su alrededor, estaba en una habitación subterránea totalmente equipada con todo: Armas, cama, marionetas, kunais, pergaminos... Incluso había un closet con ropa y un escritorio. Pero lo más sorprendente de aquella habitación era la otra persona que lo acompañaba. Estaba de espaldas, sentado en la orilla de la misma cama en donde el había estado inconsciente por sabría Dios cuántas horas.

 

- ¿Sasori? - Hablo Dei, incorporándose hasta quedar sentado - Agh... - Un dolor punzante y una mirada a sus costillas con unas pequeñas manchas de sangre le informó que aún seguía en recuperación.

 

"Esto me pasa por hacerme el bueno" se maldijo en su mente.

 

Sasori no se dió la vuelta en ningún momento.

 

- No te levantes.

 

- ¿Que...? - Se cortó. Ni siquiera sabía que preguntar.

 

- ¿Sabes? No recuerdo mucho de mis padres, casi nada la verdad - Dijo de la nada. Sonaba apagado, casi muerto - Pero jamás olvidare que los amaba, y que ellos me amaban a mí. Siempre estaban conmigo, y una vez mi madre me dijo antes de dormir, que nada en el mundo podría hacerla dejarme solo.

 

Deidara guardo silencio, viendo que era mejor solo dejarlo desahogarse.

 

- Pero lo hicieron... - Soltó una risa llena de ironía - Dicen por ahí que todos siempre te mienten aunque sea una vez, pero yo no quería creerlo, no de mi propia abuela. Ella me dijo que ellos habían tenido que irse por deber, porque era su obligación... lo que nunca me dijo fue que la que tuvo que haber ido a esa misión era ella. Habían pedido su cadáver, la misión era suya. Pero dejo que su hijo fuera en su lugar, lo dejo morir a él y a su esposa solo para salvar su pellejo, y me crío a mí para expiar ese pecado.

 

"Vaya..."

 

- ¿Porque me cuentas esto? - Murmuró bajito el rubio.

 

- ¡Porque tú te interpusiste en medio de mis planes! - Explotó encarándole al fin - ¡Porque tenía todo planeado, la mataría a ella y luego acabaría conmigo!

 

Deidara abrió los ojos de sobremanera.

 

- ¿Pensabas suicidarte?

 

- Si - Respondió seguro - Porque ya no me quedarían motivos para seguir viviendo. Todo lo que tenía por vivir era mi venganza. Pero tú... tú arruinaste todo.

 

- ¿¡Ha!? Si yo solamente quería ayudarte.

 

- ¿¡Ayudar en que, Deidara!? ¿¡Ayudar en que!? Lo único que hiciste fue lo que siempre haces, meterte en donde no te llaman. Así que gracias, muchas gracias - Su voz cargada de sarcasmo.

 

- ¡Pues de nada, maldito malagradecido! - La verdad es que su intención había sido ser educado, pero desecho rápido ese plan y lo reemplazó por uno mejor: Ser más jodido que él - Solamente quería evitar que cometieras un error estúpido.

 

- Si bueno, ¡Pues felicitaciones! Porque mi abuela siguen viva en alguna parte y...

 

- Espera - Cortó Dei, procesando con cuidado la información - ¿Esta viva?

 

- Si, o eso creo, no sé. Tampoco es como si me quedé a revisarle los signos vitales, solo me fui de ahí.

 

- Oh... - Quien dijera que Deidara no servía para estafar gente por internet no conocía sus poderes de persuasión - ¿Y porque no la mataste?

 

La mirada del pelirrojo se hizo más afilada.

 

- Porque estaba muy ocupado intentado salvar tu trasero de morir.

 

Ohhh, eso sí que era un giro de los acontecimientos muy inesperado.

 

- Vaya... - Parpadeó un par de veces - Gracias, supongo.

 

Sasori bufó.

 

- ¿Gracias? ¡Arruinaste todo! ¡Por tu culpa deje ir mi única oportunidad de redimirme! - Se levantó con violencia de la cama - ¡Por tu culpa ahora tendré que esperar para vengar la muerte de mis padres! ¡POR TU CULPA!

 

Ahí fue cuando el lado salvaje y patea culos de Deidara salió a la luz.

 

- ¿¡Yo!? - Alzó igual la voz con furia, apretando los puños sin importar cuanto lo resintiera su herida -  ¿¡Quién fue el que decidió escaparse de la base sin un plan, eh!? ¿¡Quién fue el idiota que se enfrentó en batalla sin avisar ni pedir refuerzos!? ¿¡Quién fue el que perdió la razón y me atacó sin ningún aviso!?

 

- ¡Te ataque porque te metiste en mis asuntos! - Le respondió igual a voz en grito. Y Deidara no pudo evitar pensar que ese reclamo le recordaba mucho a su líder.

 

- ¡Te ayude a que ganaras!

 

- ¡Evitaste que cumpliera mi venganza!

 

- ¡A la mierda con eso! ¡Pudiste haberme ignorado, pudiste dejarme morir y cumplir tu ansiada venganza! ¡Pudiste morirte como tanto querías! ¡Pudiste abandonarme, pero no lo hiciste! ¡Eso no es mi culpa! - Al no recibir respuesta, enfureció más - ¿¡Porque no lo hiciste!? ¿¡Porque no me dejaste morir!?

 

- ¡PORQUE ME GUSTAS! - Gritó entonces, sentándose justo enfrente de él - Me vuelves loco, Deidara. Desde que te conocí has sido más que insoportable, hablador, metiche y un enorme dolor en el culo, pero por alguna estúpida razón no puedo dejar de pensar en ti.

 

Oh.

 

Mai.

 

Gaaaaaaaash.

 

- ... ¿Ah?

 

No, espera ¡Este sí es un giro de los acontecimientos de lo más inesperado!

 

Porque es que ¿Que podría decir? ¿Que él también le gusta cuando no es cierto? ¿Que lo sabía cuándo no? ¿Que se lo esperaba cuando ni por asomo se le pasó por la cabeza? Claro, los comentarios tan sacados de contexto que le hacía de vez cuando lo ponían en duda a veces, pero de ahí a que hubiera atracción jamás lo pensó posible. En su mundo la posibilidad de un romance con su compañero siempre fue nula, en este mundo pues... la verdad no tenía idea.

 

Sasori cerró los ojos y suspiró.

 

- Entiendo que es difícil de creer.

 

- Muy difícil de creer - Concordó el rubio, asintiendo aún atontado.

 

-... Pero solo con lo que pasó hoy debes ver lo mucho que tu vida vale para mí. Abandone un plan de toda la vida por salvarte, te cure en vez de dejarte morir, te traje a uno de mis lugares secretos para mantenerte a salvo, no pegue ojo en todo este tiempo para asegurarme que estuvieras bien - Puso suavemente una mano en su mejilla - Me importas, Dei.

 

- Eh... Sasori... - Dudó el menor, dándose cuenta que no tenía para donde retroceder. Estúpida cabecera.

 

- ¿Que tengo que hacer para que entiendas?

 

La cercanía era notable, apenas existían unos milímetros de separación entre ellos. Las respiraciones chocaban, las miradas se cruzaron, para Sasori no existía nada en el mundo aparte de esos hermosos y cristalinos ojos azules. Y Deidara...

 

Deidara no sabía que pensar, apenas podía respirar.

 

- Yo...

 

- ¿Que tengo que hacer para que entiendas lo que significas para mí? - Susurro, antes de chocar sus labios contra los suyos.

 

Fue un beso suave, lleno de una dulzura que no sabía que Sasori poseía. La sensación fue surrealista, ya que pudo comprobar que en ese cuerpo no había nada de madera, todo era de carne y hueso, de modo que los labios que ahora lo besaban eran tiernos y cremosos. Tal como la piel humana debe ser.

 

Pudo haber avanzado a más, pero Deidara soltó un gruñido de dolor cuando la mano del otro se apoyó accidentalmente en su torso.

 

Sasori se alejó de inmediato.

 

- Lo siento.

 

- No - Dijo Dei negando, tenía las mejillas rojas y su pobre cerebro aún esa analizando la situación - Está bien, yo...

 

- No, me refiero a todo, a tus heridas, a lo que dije, yo... lo siento mucho.

 

- ... ¿Porque me atacaste? - No quería sonar dolido, pero es que era también en parte su culpa por no haberse quitado del camino a tiempo. Lo hubiera hecho, de no ser porque hasta ese momento no había creído que Sasori podría atacarlo directamente.

 

- No estaba pensando realmente en ese momento, solamente actúe y... para cuándo entre en razón y me di cuenta de que eras tú... ya era demasiado tarde.

 

Dei asintió con cuidado.

 

- ¿Y cómo me curaste?

 

- Bueno - Sacó de su bolsillo un pequeño frasquito - Siempre cargo uno de estos de reserva, por si acaso. Mis venenos son peligrosos, tengo que tener el antídoto si no quiero morir envenenado por error.

 

- Resultó muy útil - Sonrió el rubio.

 

- Si, pero solo detiene el veneno, las heridas ya son otra cosa. Creo que incluso retrasa la cicatrización, por eso será mejor irnos a Akatsuki para que Konan te cure.

 

- ¿Porque siempre Konan? - Se preguntó en voz alta - ¿Es ninja médico?

 

- No - Se encogió de hombros - Pero es la única de todos que sabe algo más que lo básico. Ella y Pain, creo. Pero yo no me dejaría curar por ese hombre.

 

Ahora como que Sasori le caía mucho mejor.

 

- Hablando de Akatsuki... Pain piensa que estás intentando fugarte.

 

- No me sorprende. El sujeto no confía ni en su propia sombra y yo me pierdo demasiado para su gusto - Su voz no sonaba ni por asomo preocupada - Pero era algo que no podía dejar de hacer.

 

- ¿Venías aquí entonces?

 

- Voy a muchos lugares - Comentó sospechosamente - Pero en esencia si, venía para planear lo de mi abuela. A veces también por un poco de paz.

 

- Ya veo... - Miró hacia ambos lados y vio su capa reposando en la cabecera de la cama. La tomo, se la puso con lentitud y con cuidado empezó a levantarse de la cama - ¿Nos vamos?

 

Su compañero estiró la mano como si quisiera ayudarle, pero el rubio elevó la suya para hacerle saber que podía solo. Además, se sentía raro ¿Volvería a besarle de nuevo? Apenas y estaba tratando de ver que sentía con el primero como para agregarle un segundo.

 

- ¿Podrás caminar? - Inquirió el pelirrojo.

 

- No, pero no importa, iré volando.

 

- Bien.

 

La guarida subterránea de Sasori no estaba muy lejos de la zona de batalla, pero sí de Akatsuki. Casi dos días de viaje, más o menos. Tenía suerte, Pain le había dado un límite de siete días para encontrarlo antes de enviar a alguien más a buscarlos, y considerando que había dormido sólo unas seis horas, aún le quedaban tres días de sobra para volver.

 

Ya en su ave, sin embargo, no pudo evitar cuestionar todo.

 

¿Qué había pasado? ¿Porque los hechos se habían adelantado de esa forma? Sacando cuentas aún faltaba mucho para que la muerte de Sasori sucediera, pero ahora estaba vivo, y su abuela también, ¿Haría eso la diferencia?

 

- Oye Danna - Llamó, consiguiendo que el aludido levantara la cabeza - ¿Porque decidiste pelear con ella hoy?

 

- ¿Hace alguna diferencia el día? - Ladeó la cabeza con algo de confusión.

 

"Más bien el año, diría yo" Rió nerviosamente su inner.

 

- No, ¿Pero qué te hizo venir a luchar justo hoy?

 

- ¿Recuerdas la información que tú y el Uchiha encontraron? - Deidara asintió y Sasori hizo lo mismo - Bueno, allí no sólo había información del Jinchuriki, también de la guardia y las mayores amenazas. Cuando vi eso último supe que ella estaría allí, es una de las ninjas más fuertes que tiene la arena. Solo tuve que leer la información y concertar un momento para sorprenderla.

 

"No me jodas..."

 

- ¿Qué? - Exclamó sorprendiéndose.

 

- Si, una vez supe en dónde estaría solo hizo falta prepararme y atacar. No lo esperaba, pero me facilitaste mucho las cosas - Sonrió - Pensaba decírtelo cuando regresara, pero no me di cuenta de que había tardado tanto.

 

- ¿No que te ibas a suicidar?

 

- Lo estaba pensando - Se limitó a responder.

 

- Ah...

 

Supo que Sasori hizo otro par de comentarios, pero él estaba ido, no podía dejar de pensar en la idea de que todo eso había pasado porque quiso lucirse un poco con el Uchiha y usó sus conocimientos del futuro para dar información de más. Era solo un poco, algo sobre seguridad, solo lo que creyó suficiente para ganarle al azabache. Pero fue justo eso lo que impulsó a Sasori a pelear con su abuela, adelantando los eventos.

 

- ¿Deidara? - Su compañero hizo una mueca al verle tan desenfocado - ¿Estas bien?

 

- Si...

 

Pero definitivamente no lo estaba.

 

Porque no solamente había dado un poco de información, no solamente había alterado el informe, o la batalla de Sasori.

 

Los ojos de Deidara se abrieron con horror.

 

Había cambiado la historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...

 


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