Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un bebé en camino por Kirah69

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Estaba acunando el cochecito, donde Wilk dormía ya que era lo bastante pequeño para estar cómodo ahí, después de haberle dado ya de comer cuando Peter se levantó de un salto de la cama.

—Coge a Wilk y prepárate.

Stiles actuó sin cuestionárselo porque esa era la voz de Peter cuando había un peligro. Colocó a Wilk en el portabebés y se agachó junto a la ventana. Pudo identificar de inmediato un todoterreno negro que no había estado ahí cuando habían regresado esa mañana del paseo.

—¿Peter?—el lobo estaba junto a la puerta con pose ofensiva.

—Cazadores, dos—no era difícil reconocerlos, primero por su forma de caminar y después por el olor que desprendían a armas y acónito.

—Coge a Wilk—le pidió volviendo junto a él.

—¿Qué? St-

—Coge a Wilk y salta por la ventana—le ordenó colocándole el portabebés—. Si son cazadores no dudarán en matarte, yo tengo más oportunidades y solo tú puedes escapar con Wilk. Nos reuniremos en el parque, ¿de acuerdo?

Le dio un fugaz beso y lo empujó hacia la ventana.

—Mátalos si tienes que hacerlo—le dijo Peter antes de saltar con Wilk atado a él.

Stiles cogió su maleta y tiró de la empuñadura hasta sacar del todo las dos barras presionando un botón en la base. Quitó la empuñadura de plástico y las dos barras se convirtieron en dos bastones extensibles de acero. Había aprendido a utilizarlos con su entrenamiento para convertirse en ayudante del sheriff, se había dedicado especialmente a ellos ya que eran más prácticos que un bate y más discretos que una pistola, y era la única arma que habían podido colar en el aeropuerto. No esperaban tener que enfrentarse a nadie, pero Peter era la clase de persona que siempre iba preparada para lo peor.

Esperó junto a la puerta, la espalda pegada contra la pared. Los cazadores eran silenciosos, al menos para sus oídos, pero entonces uno intentó abrir la puerta de una patada y falló (no es tan fácil derribar una puerta con solo fuerza física como hacen ver en las pelis). Cuando iba a darle otra patada, Stiles abrió la puerta y el tipo cayó hacia delante con la inercia. Stiles aprovechó el efecto sorpresa para golpear a su compañero en el pasillo con un bastón y después el otro, dejándolo inconsciente tumbado contra la pared y se giró sobre sus talones para quitarle la pistola de la mano al primero con otro golpe antes de que pudiera apuntarle con ella. Le dio un golpe en la cara, dejándolo aturdido, y cogió la pistola. Se agachó con una rodilla sobre su espalda y presionó el cañón de la pistola contra su sien.

—Habla.

—Puta de los monstruos—escupió.

Stiles le dio otro golpe con el bastón en la cara y el cazador gruñó mientras una larga brecha se abría y sangraba a lo largo de su rostro.

—No es exactamente a lo que me refería. ¿Quiénes sois y qué hacéis aquí?

—¿Creías que podríais llevaros al heredero de una poderosa familia de cazadores a una sucia manada de chuchos?

—¿De qué demonios estás hablando?—preguntó aún más confuso.

El cazador soltó una risa burlona.

—¿No lo sabías? Sois más idiotas de lo que pensaba—gruñó cuando Stiles lo golpeó de nuevo, no lo bastante fuerte para dejarlo inconsciente porque tenía que saber más. El cazador continuó reticente—. El crío es el sobrino-nieto del líder de la familia Duncan.

—Mierda. Imagino que la madre de Aurora es la hermana de Robert Duncan, ¿no?

Por supuesto que sabía quiénes eran los Duncan, hacía tiempo que se había asegurado de conocer a todas las familias de cazadores de Norteamérica y a sus líderes, pero los Duncan eran una familia que actuaba sobre todo en la zona norte del país y el sur de Canadá así que no los había estudiado a fondo. Dada la forma en que los Argent y otras familias se esforzaban por mantener su apellido, no se le ocurrió que la hermana del líder cambiaría el suyo al casarse.

—Escúchame bien, dile esto a tu jefe: es mi hijo y no se lo voy a dar a ningún cazador. Mataré a cualquiera que venga tras nosotros. Que no se te olvide con el golpe—le volvió a sacudir con el bastón y perdió el conocimiento.

Recogió rápidamente las cosas del bebé y otras cosas importantes como el ordenador y los móviles y dejó todo lo demás atrás, la ropa era reemplazable. Salió del hotel con una maleta, la silla para el coche y el cochecito. Se dirigió al parque que frecuentaban y Peter salió a su paso desde una estrecha calle asegurándose de que lo veía antes de acercarse para no asustarlo.

—Nos vamos, cogeremos un taxi al aeropuerto. Te explico todo luego.

—De acuerdo—asintió el lobo.

Se subieron al primer taxi dispuesto a llevarlos al aeropuerto de Minneapolis (Peter pagó una generosa cantidad por ello) y solo se detuvieron una vez en el trayecto para cambiarle el pañal a Wilk. Pasaron el control de seguridad nada más llegar al aeropuerto, estarían más seguros al otro lado. Iban a tener que coger un vuelo nocturno, era el primero que había. No iba a ser muy agradable con Wilk ya que interrumpiría sus horas de sueño, pero si alguien no quiere volar con un niño llorando, entonces que no vuele.

—Ahora, ¿qué ha sucedido?—le preguntó Peter cuando al fin pudieron sentarse en unas sillas algo alejadas del resto de personas que recorrían el aeropuerto.

—Resulta que Aurora es la sobrina de Robert Duncan.

Pudo escucharle inspirar con fuerza. Sabía que no mostraría ningún signo de alerta externamente, ni mucho menos perdería el control de su lobo, pero Stiles pudo ver cómo se incrementaba su nivel de alerta aún más.

—Espero que te olvides de la idea de la custodia compartida.

—Nadie de esa familia va a ponerle un solo dedo encima. Dudo mucho que Aurora sepa siquiera a qué se dedica su familia, pero recuerda lo que pasó con Allison cuando su tía y su abuelo le comieron el coco. No pienso arriesgarme, mucho menos cuando ese cazador lo llamó «heredero».

Peter rodeó sus hombros con un brazo y acarició con la punta de los dedos las mejillas de un dormido Wilk.

—Estará bien, ambos lo estaréis—le aseguró—. Mataré a cualquiera que se intente acercar a vosotros.

—Vamos a tener a toda una p-...—miró hacia abajo al bebé—, maldita familia de cazadores detrás de nosotros. No sé cómo vamos a sobrevivir a esta.

—Sobrevivimos cuando el viejo Argent llegó con sus hombres.

—Y aún no sé cómo. Aunque con estos tipos va a ser diferente. Consideran que les hemos robado al bebé, jamás se quedarán tranquilos dejando que alguien de su sangre crezca con lobos y no creo que la próxima vez envíen solo a dos cazadores. Tienen un objetivo claro, no se van a andar con rodeos como los Argent.

—Confía en mí, confía en Derek y en tu padre y en todos los que están dispuestos a protegerte. Este pequeño no solo tiene la protección de la manada, también de todo un departamento del sheriff. Beacon Hills será un fortín para él.

—Joder, eso espero—suspiró.

—Esa lengua.

Stiles le sacó la lengua solo por ser infantil.

Aprovecharon el tiempo hasta el vuelo para informar a Derek y a Noah de lo sucedido. El sheriff le pediría a todas las patrullas que estuvieran atentas a cualquier coche extraño. Nadie nuevo podría llegar a la ciudad sin que se enteraran.

El vuelo fue más tranquilo de lo que esperaba. A Wilk parecía gustarle la vibración en el pecho de Peter cuando este gruñía a un nivel apenas audible (ronroneaba. Eso era ronronear por mucho que Peter lo negara) y aunque no llegara a dormirse, se tranquilizaba.

Derek fue a buscarlos al aeropuerto y cuando vio al bebé parecía que hubiera visto un fantasma.

—¿Derek?—le llamó Stiles confuso.

—Tiene diez días, no va a saltarte encima y chuparte la sangre—le dijo Peter poniendo los ojos en blanco.

—¿Quieres cogerlo?—sugirió Stiles.

Su cuerpo se tensó como si estuviera listo para que le dieran una paliza y sacudió la cabeza en negativa una y otra vez como un dibujo animado.

—¿Cómo se supone que vas a hacer de niñera así?—Stiles le dio un empujón con el hombro según pasaba a su lado con el cochecito, aunque era como empujar una pared de ladrillo.

Otras dos horas de viaje en coche y al fin estaban de vuelta en la Mansión Hale. Stiles tumbó a Wilk en su cuna, agradecido de que estuviera demasiado agotado como para seguir despierto. Sacó su pistola de la caja fuerte en la habitación de Peter y se la colocó en la funda en la cadera. Bajó a la cocina y fue directo a por la taza de café que lo esperaba. La luz de la mañana entraba por las ventanas. El sheriff estaba en la cocina y había cuatro ayudantes a lo largo del perímetro que rodeaba la mansión.

—¿Cuál es el plan?—preguntó Noah.

—Que no se lleven a Wilk—respondió Stiles. Dejó que Peter le rellenara la taza y tomó otro sorbo.

—Eso no es un plan, cariño, es un objetivo—replicó Peter mientras absorbía su dolor con una mano en su nuca, tantas horas viajando pasaban factura.

—Matar a todo el que lo intente.

—Eso está mejor.

Noah se apretó el puente de la nariz con los dedos. Prefería ignorar eso, aunque no dudaría en disparar si alguien intentaba ponerle la mano encima a su nieto.

—Deberíais descansar mientras haya tiempo—sugirió Noah—. No creo que vengan en avión, no podrían portar armas, y en coche aún tardarán unas quince horas incluso si no se detienen en el camino.

—No creo que pueda dormir, estoy demasiado... ya sabes, esperando un ataque en cualquier momento.

—Alerta—proporcionó Peter—, pero con tu mente alerta todo el tiempo dejará de funcionar adecuadamente. Tu padre tiene razón, deberíamos ir a dormir, ambos.

Stiles suspiró. Era cierto que estaba cansado y no era capaz de pensar de forma clara. Quería al menos ser capaz de enfocar la vista si tenía que dispararle a alguien. Se levantó del taburete y se apoyó en Peter. En ese momento el lobo gruñó y pudo sentirlo en su pecho.

—¿Llamaste a Scott?—preguntó Peter.

—La manada tiene que saberlo, tienen que estar alerta con un grupo de cazadores en la ciudad.

Noah habló por el walkie con sus ayudantes para decirles que dejaran pasar a Scott. Al poco Stiles escuchó su moto y se acercó a la puerta. Scott entró con el ceño fruncido mirando alrededor.

—¿Ya habéis vuelto? ¿Qué pasa?—preguntó. Levantó la cabeza y miró hacia el techo como si pudiera ver a través de él—. ¿El bebé está-?

—Sí, está durmiendo—le interrumpió. Quería terminar cuanto antes porque ahora que era consciente de ello el cansancio era cada vez mayor—. Escucha, resulta que la familia de la madre son cazadores y se han enterado de que lo traigo a una manada. Quieren llevárselo de vuelta y tiene pinta de que van a venir en bandada a por él. Los hombres de mi padre ya están al tanto, pero tienes que decirles a-.

—¿No es mejor que se lo lleven?—preguntó Scott, mirándolo con la cabeza inclinada.

—¿Qué?—Stiles le miró confuso, su cerebro cansado tardó un momento en asimilarlo.

—Quieren tener al niño, pues que se lo lleven, sería lo mejor para-.

El cañón de la pistola hizo un ruido seco al presionar contra la frente de Scott, seguido por el sonido del seguro al quitarlo y del percutor al amartillarlo. Scott retrocedió hasta que su espalda chocó con la pared y Stiles lo siguió sin apartar la pistola de su frente.

—Voy a dejarlo claro. Mi hijo es mil veces más importante para mí que tu vida. Si me dicen que para que nos dejen en paz tengo que degollarte y descuartizarte delante de ellos, lo haré sin dudarlo. Y si vuelves a insinuar de algún modo que me deshaga de mi hijo, que no seré un buen padre o cualquiera de tus mierdas, también lo haré solo por el placer de hacerlo. ¿Lo has entendido?

Scott quería asentir y su cabeza temblaba, pero no podía hacerlo con el cañón presionando contra su frente y la pared tras él así que tuvo que hablar.

—S-sí—respondió.

—Bien. No vuelvas aquí a menos que te lo digamos.

Stiles dio un paso atrás y bajó un poco el arma sin llegar a dejar de apuntarle. Hizo un pequeño movimiento con la pistola indicando la puerta y Scott salió corriendo. Solo guardó el arma cuando escuchó su moto alejándose. Peter se acercó a él y rodeó sus hombros con un brazo.

—Vamos a la cama, ya veremos si para dormir o para otra cosa.

Stiles puso los ojos en blanco, pero lo siguió obediente. Tan pronto como se tumbó en la cama, vestido y todo, se quedó dormido.





La habitación estaba oscura, pero una mirada al reloj de la mesilla le dejó saber que era algo más tarde del mediodía. Se dio la vuelta y se acurrucó contra el lobo. Peter estaba sentado contra el cabecero con el portátil sobre las piernas y el móvil en la mano. Por un momento era un día normal y corriente, una mañana lenta con su pareja en la cama. Entonces, todo le vino de repente.

—¡Wilk!—se incorporó de golpe, pero Peter lo rodeó con un brazo para evitar que saltara de la cama.

—Está bien, Derek está con él. Todo está tranquilo.

—Tranquilo no siempre es bueno—pero suspiró y se apoyó contra Peter—. ¿Y mi padre?

—En la comisaría, trabajando. Todos están alerta, incluso hay una patrulla en cada entrada a la ciudad. Tu padre ha llamado incluso a algunos de sus colegas de otros condados, los detectaremos en cuanto entren al estado.

—Eso no será suficiente—se frotó la cara con ambas manos para quitarse de encima los restos de sueño—. Saber que llegan no basta, necesitamos un plan para cuando estén aquí.

—Ya está en marcha.

Stiles se giró hacia él y le miró con expresión confusa.

—Explica.

—Solo he pensado que no tenemos por qué hacer esto por nuestra cuenta. No hay nada sobrenatural ni ilegal por nuestra parte. Tenemos un bebé y unos tipos sin ningún derecho sobre él y fuertemente armados vienen desde otro estado para quitárnoslo.

—¡¿Has llamado al FBI?!

Peter sonrió y pasó una mano por sus cabellos revueltos.

—Ese precioso cerebro tuyo ha vuelto.

—¿Crees que nos ayudarán?

—El FBI se implica en casos de alerta Amber incluso si no implica a más de un estado. Cuando le expliqué la situación a uno de mis contactos-.

—¿Tu contacto? ¿Tienes un contacto en el FBI?—le interrumpió.

—Dijo que una unidad se pondría en marcha de inmediato—continuó como si nada—. Ahora deberían de estar de camino a la comisaría, donde el sheriff y abuelo de la criatura para más inri les dará todos los detalles.

—Cuando vean al FBI se retirarán y esperarán, sin que actúen no podrán hacerles nada.

—Estoy seguro de que lo saben, pero aun si no pudieran detenerlos por el intento de secuestro, siempre pueden pillarlos por el tráfico de armas.

La sonrisa de Stiles se extendió de oreja a oreja.

—Todos los cazadores están metidos en tráfico de armas. Un Al Capone en toda regla—tomó el rostro de Peter con ambas manos y le dio un largo e intenso beso.

—Sabía que lo apreciarías—respondió un poco sin aliento.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).